03/11/2020

Alfonso X el Sabio: "Lapidario" y "Libro del axedrez"; análisis y propuesta didáctica

 

Ourense (XI-2020) © SVM


ALFONSO X EL SABIO - Lapidario y Libro del axedrez

Texto 1

LAPIDARIO I.- LIBRO DE LAS PIEDRAS SEGÚN LOS GRADOS DE LOS SIGNOS DEL ZODÍACO (Lapidario atribuido a Abolays)

PRÓLOGO

(…) Y después que él [Abolays] murió hizo como perdido este libro muy gran tiempo, de guisa que los que habían no entendían bien, ni sabían obrar de él así como convenía. Hasta que quiso Dios que viniese a manos del noble rey don Alfonso, hijo del muy noble rey don Ferrando V y de la reina doña Beatriz, el Señor de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, y del Algarbe. Y halló en siendo infante, en vida de su padre, en el año que ganó el reino de Murcia.

Y hubo en Toledo, de un judío que él tenía escondido, que no se quería aprovechar de él, ni que a otro tuviese pro. Y de que este libro tuvo en su poder, hízolo leer a otro su judío, que era su físico y dícenle Yudah Mosca el Menor, que era mucho entendido en el arte de astronomía, y sabía y entendía bien el arábigo y el latín. Y de que por este judío, su físico, hubo entendido el bien y la gran pro que en él yacía, mandóselo trasladar de arábigo en lenguaje castellano por que los hombres lo entendiesen mejor y se supiesen de él más aprovechar. Y ayudole en este trasladamiento Garci Pérez, un su clérigo que era otrosí mucho entendido en este saber de astronomía. Y fue acabado de trasladar el segundo año que el noble rey don Ferrando, su padre, ganó la ciudad de Sevilla [1250]. Y este libro es muy noble y muy preciado. Y quien de él se quisiere aprovechar conviene que pare mientes en tres cosas.

La primera, que sea sabidor de astronomía, por que sepa conocer las estrellas, en cuál estado están, y en cual sazón viene mayor virtud a las piedras de ellas, según la virtud que reciben de Dios.

La segunda cosa es que sepan conocer las piedras y las colores, y las facciones de ellas; y otrosí que sepan ciertamente los lugares señalados donde se crían o se hallan, y extremar la contrahecha de la natural, y departir otrosí las que naturalmente se semejan en uno, conociéndolas por peso y por dureza, y por las otras señales por que se pueden conocer a hombre que fuere entendido en este saber. La tercera cosa es que sea sabidor del arte de física, que yace mucho de ella encerrada en la virtud de las piedras, según en este libro se muestra. Y que sepa de ellas obrar así como en él manda. Y que sea de buen seso por que se sepa ayudar de las cosas que hacen pro, y se guarde de las que tienen daño. Y obrando de esta guisa llegará a lo que quisiere hacer por ellas, y verá cosas maravillosas de la su virtud, que recibe de Dios, porque hará a loar y bendecir el su nombre que sea venido por siempre jamás, amén.

ARIES

El signo primero es el de Aries, que quiere tanto decir como figura de carnero. Y es casa de Marte, y exaltación del sol. Y según la complexión que él muestra en todas sus obras es caliente y seco (…).

ALJÓFAR [perla pequeña e irregular]

De la piedra a que dicen aljófar

Del onceno grado del signo de Aries es la piedra a que llaman aljófar. Ésta es de su natura caliente y seca. Y hállanla en muchas partes, que son en la gran mar que cerca el mundo en derredor, en unas conchas muy grandes en que se crían ellas de esta guisa; que, cuando vienen los vientos de Septentrión ábrense y cogen aquella humedad que aducen. Y, con aquellas gotas de rocío que en ellas caen, ciérranse y van de noche al fondo del agua; y, cuando viene el día, salen y páranse contra sol, y ábrense y cogen gran pieza de la calentura de él, después desciéndense al fondo; y eso mismo hacen a la tarde, cuando se pone el sol. Y desde que entienden que aquella agua es cuajada alívianse, así que las ondas de la mar las empujan tan fuerte que las echan a la orilla. Y cuando se encogen, tíranlas consigo, y cuando se extienden envíanlas hacia fuera. Y trayéndolas de esta guisa, hácense redondas y hermosas, y lucias. Y cuando mayores son, y más blancas, y más claras, tanto valen más.

A esta piedra, maguer es muy blanca, no la pasa el viso porque es la blancor de ella espesa, pero es muy lucia de so, bien como si fuese pulida. Y las que de ellas salen de mala color o turbias, o de mala facción, que no son bien redondas o llanas, no es sino por yerro de la crianza de las conchas, que no reciben el aire o la calentura del sol tanto como deben, ni en aquella sazón que conviene, ni se dejan traer a las ondas de la mar por que se hagan redondas.

Esta piedra es muy noble y muy preciada de los hombres. Y ha en ella gran virtud, ca la aman todos los que la ven por la forma y por la hermosura que ha de sibse , y que no ha mester ayuda de obrador. Y précianla mucho los grandes señores ca ella es contada en una de las nobles.

Y en el arte de física es muy buena, ca presta mucho a la tremor [temblor] del corazón y a los que son tristes o medrosos, y a toda enfermedad que venga por melancolía, ca ella limpia la sangre del corazón y esclarécela, y tolle la turbiedad toda de ella; y por eso hace pro a estas cosas que son dichas. Y por ende, los físicos métenlas en sus medicinas y en los electuarios con que sanan estas enfermedades, y dándoselas a comer. Y otrosí hacen polvos de ellas, que ponen en los ojos porque esclarece mucho el viso, esforzando los nervios, y tollendo los vahos, y enjugando la humedad que desciende a ellos. Y si esta piedra desataren de manera que se torne agua, y untaren con ella la m, la sanará de la primera vez. Eso mismo hará metiéndola en las narices del que a dolor en la cabeza por movimiento de los nervios de los ojos. Y el que esta piedra quisiere desatar, muélala mucho, y de sí amásela con el agua del amargo de la cidra, y póngala en vaso de tierra vidriado, y cúbrala con aquella agua, y cuélguelo sobre otro vaso de vinagre muy fuerte, y cierre las bocas de los vasos muy bien, y sotiérrelos en estiércol húmedo, y déjelos estar así hasta catorce días, y a cabo de aquel plazo hallará aquella piedra tornada en agua.

Y la estrella que es a parte de mediodía del triángulo que es en el retornamiento tercero de la figura del Dragón, y la otra que es en los pechos de la que está asentada en la silla, éstas han poder sobre esta piedra, y de ellas recibe la virtud. Y cuando estas ambas fueren en medio del cielo, mostrará esta piedra más manifiestamente sus obras.

Fuente: http://www.xtal.iqfr.csic.es/Cristalografia/archivos_01/lapidario.pdf

 

Texto 2

LIBRO DEL AXEDREZ

“Los trebejos [piezas] han de ser treinta y dos. Y los xvi duna color deben se entablar en las dos carreras primeras del tablero. Y los otros dieciséis de la otra color han de ser entablados del otro cabo del tablero en esa misma manera; en derecho de los otros. Y de estos xvi trebejos los viii son menores; que fueron hechos a semejanza del pueblo menudo que va en la hueste. Y los otros juegos que son mayores es el uno a semejante del Rey, que es señor de la hueste, e aquel debe estar en la una de las dos casas de medio. Y cabo del, en la otra casa de medio está otro trebejo que es a semejanza del alférez que tiene la seña de las señales del Rey, y algunos hombres hay que non saben el nombre, y llamanle alferza [reina]. Y estos dos trebeios cada uno juega por sí y no hay otro ninguno en todos los xvi trebeios que los semeje. Y en las otras dos casas al lado de estas, están otros dos trebeios que se semejan y llaman los alfiles en algarabía [árabe] que quiere tanto decir en nuestro lenguaje como elefantes que solían los Reyes llevar en las batallas, y cada uno llevaba al menos dos que si el uno se muriese, que le fincase el otro. Y en las otras dos casas cabo de estas están otros dos trebejos que se semejan, e llaman los todos comunalmente caballos, mas los sus nombres derechos son caballeros, que son puestos por caudillos por mandado del Rey; para ordenar las haces de la hueste. Y en las otras dos casas de cabo están otros dos trebeios que se semejan otrosí, y llaman los Roques [torres], y son hechos anchos y tendidos, que son a semejanza de las haces de los caballeros.” (folios 3r y 3v)

 

 

  1. ANÁLISIS

Alfonso X el Sabio (Toledo, 1221 – Sevilla, 1284) ha sido una de las personas -o mejor será decir, personalidades-- que más ha contribuido al perfeccionamiento del castellano como lengua de cultura, rica y flexible para expresar ideas, sentimientos, argumentos y fantasías. Desde su posición de monarca del reino de Castilla, organizó y alentó el uso del castellano como lengua de la administración, de la literatura, de la judicatura y de la ciencia. Un empuje formidable y definitivo para que la lengua castellana se forjara como herramienta de comunicación y vehiculación de conocimientos y textos literarios procedentes del mundo oriental. La creación de la Escuela de Traductores de Toledo, donde se traducián al castellano y al latín textos fundamentales procedentes del mundo oriental, a través del árabe y del hebreo, fue una de sus grandes empresas culturales.

No es este el lugar para repasar su contribución; sólo recordaremos la compilación de leyes conocida como Siete Partidas, un manual de astronomía, las Tablas alfonsíes, textos históricos Estoria de España y la Grande e general estoria. A nosotros nos interesan dos obras curiosas y expresivas del enorme afán de conocer y divulgar que poseía este monarca. La primera es el Lapidario: se trata de una recopilación --se fusionan cuatro textos distintos-- de las piedras, sus propiedades, dónde se hallan y cómo se pueden manipular para que surtan su efecto. Las pone en relación con los signos del zodíaco y los planetas, pues la posición en el cielo de estos influye directamente sobre los efectos médicos --curativos, pues esa es la intención del texto—sobre el hombre. Hoy le llamaríamos un tratado de cristaloterapia, con aditamentos de astronomía y astrología. El libro alfonsí recoge 360 minerales: los describe físicamente, indica en qué parte del mundo se hallan, cómo se extraen, el modo de prepararlos o usarlos para uso médico humano –dosis, modo de preparación en agua, en polvo, etc.-- y de conservarlos. Es muy exhaustivo, por eso recoge también la piedra de los riñones y otras rarezas y curiosidades fascinantes.

El segundo texto alfonsí que nos interesa se titula Juegos diversos de Axedrez, dados y tablas, con sus explicaciones, ordenados por mandado del Rey don Alfonso el sabio (1283); popularmente se le conoce como Libro del axedrez. Se trata de un manual que explica los movimientos del juego del ajedrez, ofrece muchas jugadas; también explica los juegos de alquerque (las actuales damas), dados y tablas –de donde viene el juego de "backgammon"--.  Para ambos libros podemos señalar las siguientes características:

1) Carácter didáctico y magistral. Estos libros aspiran a ofrecer al lector el conjunto de saberes disponibles en su época sobre ese tema. Poseen un carácter enciclopédico, tratan de abarcar todo lo que se sabe en su época. Aun a riesgo de repetir algún aspecto, se percibe un gran esfuerzo por ser exhaustivos y acuciosos. Lejos de ser una mera aproximación de aficionados, los libros aspiran a convertirse en referencia de su estudio en su campo, cosa que alcanzaron en la mayoría de los casos.

2) Honestidad intelectual. Los redactores se remiten a las fuentes previas, explican cómo se hicieron con los libros y cómo los han traducido al castellano. No se arrogan una originalidad que no pretenden, sino que reivindican hacer accesible en castellano saberes importantes esclarecidos por sabios antiguos –griegos y latinos— o muy lejanos –India, Persia, etc.--.

3) Claridad expositiva y presentativa. Se deriva de su intención didáctica y magistral, pues los autores intentan exponer con claridad y precisión los saberes correspondientes. Lejos de pretensiones "literarias", en estos libros se aprecia un gran esfuerzo por ofrecer muchos conocimientos expuestos con llaneza, rigor y seriedad.

4) Estilo cuidado y claro. Se pretende ser entendido, no ser admirado por la habilidad literaria. Siguiendo las directrices alfonsíes, utilizan un estilo llano y sobrio. Las oraciones son de extensión moderada, con predominio de la coordinación. El léxico, sorprendentemente amplio y matizado, es muy preciso; se percibe un gran esfuerzo por seleccionar un vocabulario --todavía en fase de formación-- que resulte apropiado y conocido por cualquier lector instruido. Mantener ese equilibrio es uno de los grandes logros de estos textos.

5) Testimonio expresivo y maravilloso del mundo medieval: por el propio contenido, los textos resultan ser todo un documental de la vida medieval, sobre sus ideas y creencias, oficios, aficiones, juegos, organización social y jurídica, etc. Por las páginas de los libros circula, como en una película, toda la cultura medieval española, de los pobres a los ricos, de los hombres a las mujeres, de los ancianos a los niños, de Dios al último pecador. Ahí están, curando sus enfermedades, vendiendo sus bienes, ganándose la vida, divirtiéndose jugando al ajedrez u otros juegos, etc.

De lo expuesto hasta aquí se puede deducir la enorme transcendencia de Alfonso X el Sabio en la formación del castellano como una lengua de cultura, es decir, amplia, matizada, versátil y preparada para verter en ella cualquier tipo de conocimiento de un modo claro y preciso, a la vez que ligero gustoso para la lectura. Con los libros que se produjeron bajo su mandato, se creó un modelo de lengua escrita suficiente y precisa. De hecho, duró durante siglos, hasta el Renacimiento, donde se inició otro reajuste de la lengua que hizo del castellano o español lo que hoy, por fortuna, es: un idioma flexible y preparado para todo tipo de comunicación eficaz, precisa y bella.

 

  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las actividades que se presentan a continuación pueden referirse a cualquiera de los dos textos; el primero, por su longitud, puede ser recortado sin efectos negativos. Las tareas se pueden realizar en clase o en case, de modo oral o escrito, individual o en grupo).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el contenido del texto.

2) Señala el tema o asunto principal e indica los apartados temáticos o secciones de contenido.

3) ¿El texto es expositivo, argumentativo, descriptivo, narrativo o literario? Razona la respuesta.

4) ¿Cuál es la intención principal del autor? ¿Divertir, enseñar, entretener...?

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) Las piedras, ¿pueden curar enfermedades, como las gentes medievales creían?

2) ¿Por qué la perla ayuda en momentos de peligro, según el texto?

3) El juego del ajedrez, a juzgar por el texto ¿estaba destinado para nobles o para plebeyos?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto la influencia de los astros sobre la vida de las personas?

5) Se dice del aljófar o perla que es preciada por ser "noble". ¿Se sigue considerando así?

2.3. Fomento de la creatividad

1) "Traduce" el texto a castellano actual. ¿Es tarea fácil o difícil? ¿Podemos hacernos una idea del esfuerzo de los traductores y redactores, teniendo en cuenta que venían de otro idioma?

2) Realiza una presentación sobre Alfonso X el Sabio, bien en cartel, bien con medios TIC. También puede tener el formato de línea del tiempo.

3) Toma un deporte o asunto de actualidad y trata de redactar un texto expositivo al estilo alfonsí: claro, preciso y didáctico.

4) Toma el texto e indica lo que sigue siendo verdad o lo que ahora se considera falso con el paso de los siglos. ¿Han cambiado mucho los conocimientos sobre la naturaleza o el modo de jugar al ajedrez?


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