31/10/2020

Vicente Aleixandre: "El escuchador"; análisis y propuesta

 

Parque del Bernesga, León (X-2020) © SVM


VICENTE ALEIXANDRE – EL ESCUCHADOR

 

El escuchador

 

Mueve el viento. 1

Mueve el velo

quedo.

 

Mueve el aire.

Mueve el arce.    5

Vase.

 

Luz sin habla.

Voz callada.

Clara.

 

Sombra justa.    10

Suena muda.

Luna.

 

Y él la escucha.



                               Vicente Aleixandre, de Retratos con nombre (1965)

 

  1. ANÁLISIS

Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898 – Madrid, 1984) es uno de los poetas que forman la Generación del 27. Su poesía evolucionó de una fase de juanrramoniana, depurada, a otra dominada por los postulados surrealistas; después de la guerra civil pasa por una etapa social o antropocéntrica, para desembocar en un período de poesía de madurez final; el poema que comentamos procede de un título de la fase de posguerra.

  1. Resumen

Este poema ofrece una clave interpretativa exacta en el título: “El escuchador”. El yo poético escucha o capta su entorno. Percibe cuatro elementos naturales: el viento, el aire, la luz, la sombra y la luna. De cada uno de estos elementos se ofrece una cualidad, o un estado. El viento mueve silenciosamente la aparente cortina (“velo”) que impide la visión clara. El aire, acaso identificable con el viento, menea un arce. Hay una luz, aparentemente nocturna y silenciosa, que aporta claridad; procede de la luna. Por eso mismo existe una sombra, exacta y como vibrante. En la última estrofa, comprendemos que hay un “él”, tal vez el yo poético, tal vez otra persona, que escucha, metonimia de observa o percibe, todas las acciones de los objetos antes enumerados. 

  1. Tema

El tema del poema se puede enunciar como la expresión de la percepción sensitiva de elementos naturales aparentemente inertes, pero portadores de mensajes. Estamos ante una fotografía como en tres dimensiones de un momento de percepción atenta por parte de una persona.

  1. Apartados temáticos

El poema presenta cinco secciones de contenido, correspondientes a las cinco estofas.

-En la primera estrofa (vv. 1-3) se presenta el primer componente observado: el viento; la acción que realiza es mover un velo sigilosamente.

-En la segunda estrofa (vv. 4-6) se introduce el aire, que mueve un árbol, el arce; luego, se va.

-En la tercera estrofa (vv. 7-9) se incorpora la luz, que expresa mensajes callada y nítidamente; el movimiento se ha sustituido por la claridad.

-En la cuarta estrofa (vv. 10-12) aparece la sombra, correlato de la luz; como esta, se expresa calladamente. Conocemos que la fuente de luz es la luna, luego estamos en un ambiente nocturno.

-La quinta y última estrofa (v. 13), formada por un solo verso, introduce al escuchante, presentado por el pronombre “él”. Acaso se puede identificar con el yo poético o con otra persona ajena.

  1. Aspectos métricos, rima y estrofa

El poema está formado por versos tetrasílabos, excepto el último de cada estrofa, que es bisílabo. Estamos ante un poema en arte menor, de versos muy cortos (4-4-2-, repetido cuatro veces, más el verso final, que forma estrofa por sí mismo). La rima es muy peculiar: los tetrasílabos forman un pareado, y el bisílabo final de cada estrofa también rima con el anterior, de modo que cada estrofa es monorrima. Como se ve, está a medio camino entre el pareado y la tercerilla. Esta combinación es muy eufónica y dota al poema entero de un ritmo musical alegre y vivaz.

  1. Comentario estilístico

El recurso central del poema es la personificación o prosopopeya, junto con la metáfora. Crean imágenes casi yuxtapuestas, que se suceden sin solución de continuidad. Los recursos de repetición (paralelismos, repetición y anáfora) también abundan, contribuyendo al rimo musical. La primera imagen alude al viento, que mueve un “velo” en silencio (“quedo” puede referirse también al verbo “quedar” conjugado en primera persona, referido, entonces, al yo poético, que se mantiene allí, estático). Comienza a crearse una atmósfera de misterio y suspensión. La segunda estrofa gira en torno al “aire”, que mueve un árbol, el arce, y se va. La antítesis respecto de “quedo” crea un choque de significado original y sorprendente. En la tercera estrofa se mezcla la sensación visual con la auditiva. “Luz sin habla” (v. 7) así lo enuncia. Sigue una paradoja que insiste en el silencio elocuente: “voz callada” (v. 8), que además es “clara”.

La cuarta estrofa también mezcla percepciones visuales con auditivas, en un juego de sinestesias y paradojas muy expresivo. La sombra es “justa” (v. 10), y “suena muda” (v. 11). Se aclara en el bisílabo final de esta estrofa el origen de este juego de luces y sombras, de voces y silencios: la luna. El último verso “Y él la escucha” (v. 11) es bastante enigmático, pues el pronombre personal carece de referencia previa; ¿es el yo poético? ¿Acaso alude a otra persona misteriosa, sujeto observante? No lo sabemos. El conjunto del poema crea un ámbito de misterio paradójico: se habla sin emitir sonidos, se comunican sin intercambiar mensajes, las cosas se mueven permaneciendo siempre en su sitio, etc.

Otro recurso muy llamativo por su abundancia en el poema es la elipsis: se eliden o suprimen partes de la oración (sustantivos, verbos, complementos, etc.), comprimiendo la significación hasta el límite. Por eso las palabras presentes en el poema significan más de lo que se podía prever. Se genera así una atmósfera de densidad, de presencia secreta de elementos y acciones que no se perciben, pero están.

  1. Contextualización

Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898 – Madrid, 1984) es un poeta que forma parte de la Generación del 27. Presenta una trayectoria poética típica del grupo: etapa de poesía pura, seguida de otra surrealista, a continuación otra de poesía más existencial y social y, finalmente, un período de madurez final más personal e intimista.

Su poesía se centra en la persona y sus vivencias: el amor, la entrega, la soledad, la contemplación de aspectos naturales y el sentido de la existencia del hombre. Las imágenes de Aleixandre tienden a la concreción sensitiva, muchas veces corporal. Son como asedios a la necesidad de amar y de compartir experiencias de la vida. Su tendencia al verso libre y a la creación de imágenes sorprendentes, extraídas del subconsciente más profundo son dos notas caracterizadoras de su poesía.

  1. Interpretación y valoración

“El escuchador” es un poema muy hermoso porque en su extraordinaria brevedad se recoge mucho significado. El yo poético observa a un observador (que puede que sea él mismo). No sabemos si es un paisaje natural, una estancia cerrada, etc., aunque la presencia del velo nos inclina a pensar en la segunda opción, aunque pronto desmentida por un arce, árbol de buen porte.

El poema resulta un tanto enigmático en sí mismo. Conciso y apretado en su cara semántica, expresa el producto de una observación muy sensitiva, centrada en la vista y en el oído. La presencia de la luna y las constantes paradojas crean un ámbito de misterio solo entrevisto, de enigmas que esperarn otra observación acaso más acuciosa.

 

  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen) 

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?

6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas a elementos naturales y cómo impactan en el poeta.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Quién es el sujeto observante en este poema?

2) Recoge los elementos naturales del poema y explica qué connotan.

3) ¿Cuántos verbos se emplean en el poema? ¿Pasan muchas cosas en él?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto la presencia de las sombras que encubren la auténtica realidad de las cosas?

5) Las abundantes paradojas, ¿qué nos quieren decir sobre las cosas del mundo, que todo es claro y entendible o lo contario?

6) Todos los objetos que se nombran son propios de la vida cotidiana o de la naturaleza, excepto uno, referido a un astro. Localízalo e indica su significado connotativo.

7) Explica el sentido del último verso “Y él la escucha” (v. 13).

2.3. Fomento de la creatividad

1) Compón un poema o texto en prosa o verso que exprese el producto de una observación; intenta utilizar paradojas como las del poema.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre el poeta y el observador.

3) Realiza una exposición sobre Vicente Aleixandre, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes de actos de observación y desliza misterios o paradojas sin explicarlos del todo, siguiendo el ejemplo de Vicente Aleixandre.


Laura Gallego: exhaustiva presentación y estudio de su obra literaria en la revista "Platero"; (N.º 219, enero-febrero de 2019)

 

Revista del mes
Portada de Platero (N.º 219, enero-febrero de 2019)


La importante e influyente revista Platero, centrada en LIJ, editada desde Oviedo por un entusiasta y competente grupo de maestros y profesores implicados en la difusión de la literatura infantil y juvenil, dedica el último número a la escritora valenciana Laura Gallego. La breve monografía ha corrido a cargo de quien escribe estas líneas, Simón Valcárcel Martínez.

Se presenta toda la producción de nuestra insigne escritora, ordenada por tipología textual y cronología, hasta el día de hoy. Se abre el estudio con una exposición de los contenidos, de modo contextualizado, para que resulte más cómodo familiarizarse con los temas y los argumentos de sus libros. A continuación se abordan los temas de las novelas, indagando en su relevancia lectora. Sigue un bosquejo de la tipología de los personajes, atractivos, originales y sugestivos. Se cierra el estudio con un acercamiento al estilo literario de nuestra novelista: fresco, intenso, elaborado y transparente. Todo lector, infantil, juvenil y adulto, puede sumergirse en sus bellas novelas seguro de disfrutar de una experiencia lectora agradable y estéticamente gratificante.

Laura Gallego es, hoy, seguramente, la escritora más destacada de literatura fantástica en lengua española. Su fuerza imaginativa, su habilidad para tejer argumentos densos, reflexivos y connotativos, junto con su asombrosa facilidad para crear mundos distintos, y originales al nuestro cotidiano son muy destacables. La calidad literaria de sus novelas nos zambullen en mundos diversos, tan ásperos como el nuestro, pero también tan luminosos y tiernos como puede ser nuestra Tierra.

Desde aquí animamos a los lectores a acercarse a la revista "Platero" y a los libros de Laura Gallego. El lector exigente no saldrá defraudado de la experiencia lectora, llena de fantasía, emoción, intriga y reflexión. El enlace:

 https://drive.google.com/file/d/1L4k6bX1CujolAZzAUcPcwj6RSGvANb5o/view

Pedro Salinas: "El contemplado"; análisis y propuesta didáctica

 

Salinas, Asturias (X-2020) © SVM


PEDRO SALINAS - “EL CONTEMPLADO”

EL CONTEMPLADO

 

De mirarte tanto y tanto,                             1
de horizonte a la arena,
despacio,
del caracol al celaje,
brillo a brillo, pasmo a pasmo,                    5
te he dado nombre; los ojos
te lo encontraron, mirándote.
Por las noches,
soñando que te miraba,
al abrigo de los párpados                           10
maduró, sin yo saberlo,
este nombre tan redondo
que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
de lo tarde que lo dicen.                             15
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz, ya estaba
en el silencio tan claro!
¡Si tú has sido para mí,
desde el día                                                  20  
que mis ojos te estrenaron,
el contemplado, el constante
Contemplado!

 

El contemplado, 1946

 

  1. ANÁLISIS

Pedro Salinas (Madrid, 1891 – Boston, Massachusetts, EEUU, 1951) es uno de los poetas más reconocidos de la ya de por sí Generación del 27. Profesor y literato, combinó en su vida la actividad docente, la investigadora y la creadora con excelentes resultados. La guerra civil española lo obligó a un exilio doloroso del que ya no regresó, pues su vida acabó antes que la del régimen franquista.

  1. Resumen

El poema está dirigido a una persona por la que el yo poético muestra un profundo amor. Este ha mirado y observado a esa persona durante muchos días y circunstancias, extasiado y rendido. Pero al mismo tiempo muestra perplejidad porque no encontraba la palabra exacta para comprender y acotar su estado de ánimo. Sin embargo, paulatinamente, fue surgiendo la palabra, como fruta que madura, ese nombre, que se posó en los labios del yo poético. Este se asombra al descubrir que justo ese vocablo era el exacto e inevitable porque recogía el toda su extensión e intensión sus sentimientos. El vocablo es, el “contemplado”, mirado por él sin cesar desde el momento en que vio a la persona contemplada por primera vez. Recoge el término la emoción vibrante e incesante del yo poético, es decir, el amor incondicional, que siente por ella.

  1. Tema

El tema del poema se puede enunciar como la búsqueda exitosa, por parte del sujeto poético, de un vocablo que recoja la emoción amorosa que el yo poético siente por una persona. El hallazgo del mismo le provoca alegría sin límites y refuerza su sentimiento de dicha.

  1. Apartados temáticos

El poema presenta tres apartados temáticos claramente delimitados conforme se va modulando el contenido. Los explicitamos:

-El primer apartado (vv. 1-7) presenta el asunto nuclear, que es la búsqueda de un nombre para la persona amada que recoja su intensidad emocional. Ya anuncia el desenlace feliz, pues ha dado con él, aunque no lo escribe.

-El segundo apartado (vv. 8-15) narra cómo, por las noches, buscaba, dormido y despierto, el vocablo justo. Y de repente, se le vino a su boca sin buscarlo. No sale de su estupefacción por haber tardado tanto y por lo natural y apropiado del término.

-El tercer apartado (vv. 16-22) expresa con viveza el alborozo que siente por haber dado con la palabra, por otro lado, inevitable, necesaria y lógica: “el contemplado”. Se siente dichoso porque recoge con precisión su actividad contemplativa hacia la persona amada.

  1. Métrica, rima y estrofa

La gran mayoría de los versos son octosílabos, excepto el 3, 8, 20 y 24, que son tetrasílabos. No se aprecia una rima regular identificable con una estrofa clásica. Es cierto que se percibe cierta asonancia en a-a y en a-o en algunas secciones, por ejemplo, vv. 1-5. Bajo una perspectiva global, estamos ante un poema en verso libre.

  1. Aspectos estilísticos

En un poema no excesivamente extenso (24 versos octosílabos o menos) se condensa una considerable significación poética. El yo poético desea darle a conocer a la persona amada que por fin ha dado con el término que mejor la define: el contemplado. Se emplea esta voz dos veces en los dos últimos versos, en una oración exclamativa, a modo de epifonema. En la segunda ocasión, se escribe con mayúscula, dotando al vocablo de identidad propia, individualizada.

En el verso 1 observamos una repetición retórica (“tanto y tanto”) que expresa cómo el yo poético ha mirado repetidamente a la persona amada.  “Del horizonte a la arena” (v. 2) resulta hiperbólico y enfatiza bien que esa mirada abarcaba todo el ser de ella. El paralelismo (“del... al...”) de los versos 2-3 y 4 insiste en la redundancia de la mirada, originada en la admiración amorosa, intuimos nosotros, que siente por la otra persona. Otro paralelismo contenido en el verso 5 expresa el asombro admirativo que siente por ella. Y al fin ha aparecido el nombre, pero se elide, para crear tensión poética.

Identifica su mirada con un ser vegetal que “maduró” (v. 11). El vocablo hallado se personifica (“descendió a los labios”, v. 13) y nos lo acota con una sinestesia con símil muy hermoso y expresivo: “este nombre tan redondo” (v. 12). Sin embargo, continúa la elipsis del nombre; a través de las perífrasis comentadas conocemos sus características, pero ignoramos el vocablo.

La repetición en quiasmo de “dicen” (vv. 14-15), que surge de unos “labios” (v. 13) “asombrados” (v. 14) crea tensión verbal y expectativa poética. La metonimia de “labios” aporta una connotación sensual y sensitiva.  A continuación, comienza un paralelismo, unido a anáfora y exclamación retórica (“¡Si era...”); juntos, transmiten el alborozo del yo poético al descubrir la palabra exacta. Una paradoja y una sinestesia amplifican la connotación de dicha (“¡Si antes de la voz, ya estaba / en el silencio tan claro!”, vv. 17-18). La última oración ocupa los cinco últimos versos. Su longitud delata la fuerza significativa y la intención del sujeto poético por expresar esa palabra clave, casi taumatúrgica, pues lo libera de su angustia. La voz es “contemplado”, repetida dos veces en los dos versos finales, lo que la dota de gran intensidad connotativa.

Dos notas circunstanciales, que ya conocíamos, precisan ese vocablo: es producto de la admiración contemplativa del yo poético “desde el día / que mis ojos te estrenaron” (vv. 20-21); con estas metonimia y metáfora indica su enamoramiento muy desde el origen. El adjetivo que acompaña a la última aparición de contemplado, “constante”, vuelve a insistir en su reiteración contemplativa (que coincide con el “tanto y tanto” del primer verso). En esta última aparición el sustantivo aparece con mayúscula, “Contemplado”, señal inequívoca, como ya dijimos, de su singularidad, su identidad plena y sensitiva, no como una imagen mental. El epifonema final, muy largo, transmite vivamente la emoción del yo poético por encontrar el nombre exacto de su mirada acuciante, repetida y enamorada.

Los verbos de los versos 1 al 11 están en tiempos pasados: narra su afán contemplativo y su deseo de encontrar la voz exacta. Del verso 12 hasta el final los verbos están en presente: indican muy bien la emoción, una vez producido el hallazgo, de haber dado con la voz exacta: “el Contemplado”. Fijémonos que el poema habla de las emociones del sujeto poético, de sus acciones y sentimientos, de su perplejidad inicial y su dicha final. La persona contemplada apenas ocupa espacio significativo. El asunto medular del poema es el hallazgo de la palabra exacta y significativa por parte del enamorado para expresar su emoción, hasta ahora amordazada, acaso algo frustrada.

  1. Contextualización

Pedro Salinas es un estupendo poeta, miembro de la Generación del 27. Como el resto de los integrantes, pasó por una poesía inicial de tanteos, pronto bajo el magisterio de Juan Ramón Jiménez. Desde la guerra civil, su poesía se torna más reconcentrada, intensa, dolorida y dramática. La pérdida de sus raíces culturales y la vivencia continuada y sin solución de continuidad en tierras y ámbitos culturales muy distintos al español influyeron en su creación poética.

A Salinas se le ha llamado el “poeta del amor” porque, en efecto, este suele ser un motivo recurrente y principal en su poesía. Como no podía ser de otra manera, lo vive y lo expresa poéticamente, digamos que al modo becqueriano: descubrimiento y exaltación del amor pleno y dichoso; le sigue una etapa de dudas y miedos; seguida por otra que certifica su fin definitivo, con las correspondientes dosis de amargura. Este poema se inscribe en la fase de exaltación amorosa, de su descubrimiento maravilloso y total, dando sentido a la vida y a la existencia de un modo más profundo, con un aspecto existencial y espiritual muy significativo.

Salinas domina prodigiosamente la lengua española y las técnicas poéticas. Sus poemas poseen una original y rara plasticidad que aportan frescura, sorpresa lectora y una grata sensación de autenticidad expresiva. El poeta dice lo que siente, unido a un cuidadoso y comedido empleo de los procedimientos expresivos.

  1. Interpretación y valoración

“El contemplado” es un hermoso poema que se centra en el acto de la mirada serena e intensa sobre la persona admirada y amada. A través de elipsis y circunloquios, el poeta dilata su hallazgo, que es el de la palabra exacta para nombrar a esa persona. Ello crea una fuerte tensión poética, análoga a la que sintió el yo poético en la búsqueda de esa palabra precisa. Su hallazgo, aparentemente casual, tras un largo y extenso proceso de búsqueda desemboca en la exclamación luminosa de la palabra: “Contemplado”.

El poema presenta una antítesis de fondo entre el yo poético, activo e indagador, y la persona contemplada, pasiva y como ajena a las pesquisas del sujeto. Las exclamaciones paralelísticas y anafóricas, empleando una expresión coloquial (“Si tú has sido...”) contienen una expresividad intensa y fresca.

El poema transmite autenticidad, belleza y originalidad. Un acto tan aparentemente cotidiano como el de hallar una palabra exacta para nombrar a alguien se transmuta en una expresión poética vibrante y fresca.

 

  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen) 

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?

6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas a elementos naturales y cómo impactan en el poeta.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Cuál es la actividad más importante del yo poético y qué significa en el conjunto del poema?

2) Indica los tipos de emoción que expresa el yo poético, ejemplificándolos.

3) ¿Qué importancia poética posee los ojos en el poema?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto el valor del amor?

5) ¿En qué persona gramatical aparecen conjugados la mayoría de los verbos? ¿Es importante la subjetividad del poeta en el conjunto de la significación del poema?

6) En el poema se evidencia la alegría por encontrar la palabra exacta para nombrar al ser mirado: explica qué procedimientos lingüísticos emplea el poeta para manifiestarla.

7) Explica el sentido de los versos: “desde el día / que mis ojos te estrenaron” (vv. 20-21).

2.3. Fomento de la creatividad

1) Compón un poema o texto en prosa que exprese el gozo por encontrar la palabra exacta que nombre algo de no fácil definición

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre Pedro Salinas y la persona mirada.

3) Realiza una exposición sobre Pedro Salinas, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes o textos de objetos raros, reales o imaginarios, para contemplarlos y para los que necesitamos un nombre.

  

Pedro Salinas: "El poema"; análisis y propuesta didáctica

 

Parque del Bernesga, León (X-2020) © SVM


PEDRO SALINAS - “EL POEMA”

EL POEMA


Y ahora, aquí está frente a mí.      1
Tantas luchas que ha costado,
tantos afanes en vela,
tantos bordes de fracaso
junto a este esplendor sereno         5
ya son nada, se olvidaron.
Él queda, y en él, el mundo,
la rosa, la piedra, el pájaro,
aquéllos, los del principio,
de este final asombrados.              10
¡Tan claros que se veían,
y aún se podía aclararlos!
Están mejor; una luz
que el sol no sabe, unos rayos
los iluminan, sin noche,                 15
para siempre revelados.
Las claridades de ahora
lucen más que las de mayo.
Si allí estaban, ahora aquí;
a más transparencia alzados.          20
¡Qué naturales parecen,
qué sencillo el gran milagro!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso           25   
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.

                                         Pedro Salinas, de Mucho más claro, Buenos Aires, 1949

 

  1. ANÁLISIS

Pedro Salinas (Madrid, 1891 – Boston, Massachusetts, EEUU, 1951) es uno de los poetas más reconocidos de la ya de por sí Generación del 27. Profesor y literato, combinó en su vida la actividad docente, la investigadora y la creadora con excelentes resultados. La guerra civil española lo obligó a un exilio doloroso del que ya no regresó, pues su vida acabó antes que la del régimen franquista.

  1. Resumen

Este poema es una celebración del poema felizmente realizado. El yo poético expresa su satisfacción porque el resultado final del poema compuesto es luminoso, auténtico y significativo. En los cuatro primeros versos confiesa que el proceso de creación ha sido una ardua y laboriosa tarea no exenta de frustraciones (“lucha, afanes, bordes de fracaso”), pero todo eso se olvida ante el éxito final. ¿Y qué contiene el poema? El mundo entero, el hombre, su afán de belleza, su búsqueda de la felicidad y la necesidad de la alegría (“el mundo, la rosa, la piedra, el pájaro”). Todos ellos también están asombrados por el resultado esclarecedor final; cuando parecía que no se podía limar más, aún fue posible perfeccionar el poema. Las palabras y los objetos o emociones nombrados adquieren nueva vida y sentido gracias a su incorporación al poema, que ilumina incluso en condiciones adversas el mundo humano. El resultado final también parece sencillo y transparente, como un milagro; los desvelos previos quedan olvidados. Los últimos versos afirman rotundamente que “todo”, gracias a la belleza poética, resulta luminoso y bello en sí mismo, independientemente de la luz exterior que lo pueda iluminar, sea de día o de noche. 

  1. Tema

El tema del poema se puede enunciar como la afirmación gozosa y jubilosa del triunfo del poema bien hecho. Las palabras perfectamente engarzadas iluminan los objetos y los sentimientos, es decir, el hombre y su entorno. El poema, difícil de realizar, muchas veces a punto de despeñarse, al fin emerge como una luz que aporta belleza y sentido al hombre y a los objetos.

  1. Apartados temáticos

El poema presenta tres apartados temáticos claramente delimitados conforme se va modulando el contenido. Los explicitamos:

-El primer apartado (vv. 1-6) presenta el asunto nuclear, la composición del poema perfecto. Esta búsqueda no está exenta de momentos de frustración y desesperación ante las dificultades creativas.

-El segundo apartado (vv. 7-12) enuncia el triunfo del poema, que permanece. En él se recoge el mundo referencial aludido, mundo, rosa piedra y pájaro; todo lo importante de la vida del hombre, lo consistente y lo delicado, lo bello y lo ordinario, tienen cabida en el poema. La exclamación que cierra esta sección expresa el asombro por la luminosidad que aportan esos elementos cuando forman parte del poema.

-El tercer apartado (vv. 13-22) expresa el efecto de luz, transparencia y diafanidad que ni siquiera hay noche para ellos. La exclamación que cierra la sección, como en la anterior, insiste en la naturalidad y sencillez con que aparecen los elementos iluminados por la fuerza poética.

-El cuarto y último apartado (vv. 23-27) es una conclusión breve y comprimida del contenido anteriormente expuesto: “todo está mucho más claro”, desde los sentimientos a los objetos, desde el día a la noche.

  1. Métrica, rima y estrofa

La gran mayoría de los versos son octosílabos, excepto el 24, que es bisílabo. Se aprecia una rima regular identificable con el romance (riman en asonante –solo coinciden las vocales tras la última de estas con acento-- los versos pares, quedando los impares libres); la rima es en á-o. Existe una excepción; es la formada por los versos 22-24. Ahí se pierde la asonancia perfectamente mantenida y surge otra en ó-o. Además, el verso 24, solo bisílabo, está formado por la palabra “todo”; adquiere mucha relevancia significativa; está significando que nada del mundo escapa a la belleza luminosa del poema.

  1. Aspectos estilísticos

En un poema no excesivamente extenso (27 versos octosílabos, excepto un bisílabo) se condensa una considerable significación poética. Los recursos centrales del poema son la metáfora, referida al efecto luminoso que crea la construcción del poema, y la elipsis, con su correlato del circunloquio, empleada para elidir y, al tiempo, potenciar el significado de la palabra “poema”. Sólo aparece una vez, en el verso 23; sin embargo, el lector va intuyendo que todo gira en torno a ese término porque el título (“El poema”) da pistas suficientes y claras en esa dirección. La otra metáfora central es la “luz” (v. 13) --acompañado el vocablo por una buena cantidad de sinónimos--, referida a la pureza y belleza creada y transmitida por el poema.

En el primer verso se presenta abruptamente un marco espacio temporal: ahora y aquí; también un sujeto y un objeto: el yo poético y algo que, de momento, ignoramos, pero intuimos, el papel con el poema. De este modo, el lector se ve inmerso en una situación inesperada y sorprendente, pero muy atractiva: el yo poético lucha contra la derrota en la composición de un poema. “Luchas”, “afanes” y “borde del fracaso” son vocablos y expresiones que declaran llanamente el intenso esfuerzo literario de ese yo poético. Pero todo acaba bien; los temores “ya son nada, se olvidaron” (v. 6). Dos verbos en el mismo verso con significación sinónima refuerzan la idea de que todo terminó bien. Y el resultado final se anuncia con una bella metáfora sinestésica: “esplendor sereno” (v. 5); se refiere al poema, que brilla con su belleza.

El poema permanece; dentro de él se condensan “el mundo, la rosa, la piedra, el pájaro” (vv. 7-8). Son cuatro metáforas metonímicas que aluden, sucesivamente, a la totalidad de las cosas, a la belleza visual, a los rudos y auténticos elementos del mundo y a la belleza cantora. A continuación, se personifican y se muestran “asombrados” (v. 10) de que su final sea tan bello y perfecto. Esta transformación se ve enfatizada con la antítesis establecida entre “principio” y “final” (vv. 9 y 10). Como que todo adquiere vida consciente cuando encuentran su lugar en el poema.

Los versos 11-12 contienen una exclamación retórica paradójica en sí misma: cuando todo parecía que no podía ser más claro, aún se hace más, por el milagro de la poesía. De nuevo dos metáforas creadas con “luz” y “rayos” (vv. 13 y 14), hiperbolizadas al declarar que ni el sol puede competir, ni hay noche para ellos, dan idea de la belleza luminosa y perenne que todos los elementos han adquirido dentro del poema. El símil comparando la luz poética, que “luce más que la de mayo” (v. 18) insiste en la idea de bella claridad que emana del poema. “A más transparencia alzados” (v. 20) es una metáfora personificada que insiste en la pureza e introduce una nota de movimiento hasta ahora no vista; ha habido como una elevación de esos componentes poemáticos, hacia la pureza y la transcendencia.

Todo el artefacto creado está dominado por la naturalidad y la sencillez, por lo que se puede equiparar a un “milagro” (v. 22); es una metáfora entreverada de paradoja, dentro de una exclamación retórica. El efecto de adensamiento del contenido es muy llamativo y expresivo. Los cuatro últimos versos, de tono conclusivo, forman una sola oración cuyo sujeto es “todo” (única palabra que forma el verso 23, repetida otra vez en la posición inicial del último verso, el 27); lo que le ocurre es que, gracias al milagro del poema, “está mucho más claro” (v. 27), esto es, adquiere un sentido luminoso y transcendente del que carecía en su estado natural. Ese “todo” incluye acciones y emociones humanas, expresadas en la metonimia de “el más nocturno beso” (v. 25) y también situaciones naturales, como el brillo del sol a mediodía, recogido en la de “cenital esplendor” (v. 26). Entre estos dos elementos se establece una antítesis muy llamativa, aludiendo a la oscuridad y a la luz, justamente para declarar que la luz vence a las tinieblas en la realidad del poema. Por cierto, la palabra “poema” se ve ocultada hasta nada menos que el verso 23; hasta ahí, la suspensión de significado ha ido creando una intriga muy inteligente que contribuyen a espolear la atención lectora.

Como vemos, este texto posee una meditada y bella construcción que celebra la belleza luminosa del poema bien hecho. En este sentido, el texto funciona como una oda, pues se canta en tono optimista las cualidades del texto poético. Existe un cuádruple juego de yo poético / poema, fracaso / éxito, luz / obscuridad, normalidad / elevación. Al fin, la “luz del poema” (v. 23) triunfa con su naturalidad y sencillez y aporta belleza, sentido y esperanza a “todo”, pues “todo está mucho más claro” (v. 27). “Luz” (v. 13), metáfora de belleza, sentido y plenitud, es lo que desprende el poema; el yo poético lo celebra y nos invita a esa celebración. El juego metapoético es muy bello e intenso: reflexiona sobre lo que es un poema y lo hace reflexionando. Este texto es, sencillamente, asombroso por su originalidad, autenticidad y logro literario.

  1. Contextualización

Pedro Salinas es un estupendo poeta, miembro de la Generación del 27. Como el resto de los integrantes, pasó por una poesía inicial de tanteos, pronto bajo el magisterio de Juan Ramón Jiménez. Desde la guerra civil, su poesía se torna más reconcentrada, intensa, dolorida y dramática. La pérdida de sus raíces culturales y la vivencia continuada y sin solución de continuidad en tierras y ámbitos culturales muy distintos al español influyeron en su creación poética.

A Salinas se le ha llamado el “poeta del amor” porque, en efecto, este suele ser un motivo recurrente y principal en su poesía. Como no podía ser de otra manera, lo vive y lo expresa poéticamente, digamos que al modo becqueriano: descubrimiento y exaltación del amor pleno y dichoso; le sigue una etapa de dudas y miedos; seguida por otra que certifica su fin definitivo, con las correspondientes dosis de amargura. Este poema se inscribe en la fase de madurez creativa. Su sentido metapoético se atempera con la expresión emocional por haber logrado expresar “todo” con autenticidad, belleza y claridad. Si nos fijamos bien, el poema resulta ser casi un manifiesto de su concepción poética: indagación intensa e incansable para acceder a la totalidad y a la luz del conocimiento poético. Logrado con esfuerzo, fracasos parciales y satisfacción final.

Salinas domina prodigiosamente la lengua española y las técnicas poéticas. Sus poemas poseen una original y rara plasticidad que aportan frescura, sorpresa lectora y una grata sensación de autenticidad expresiva. El poeta dice lo que siente, unido a un cuidadoso y comedido empleo de los procedimientos expresivos. En este texto reflexivo y metapoético expresa con enorme belleza y emoción contenida la satisfacción y el triunfo del poema sobre la normalidad cotidiana.

  1. Interpretación y valoración

“El poema” es un hermoso artefacto literario que se centra en la comunicación alegre y casi exaltada (las exclamaciones retóricas van en esa dirección) de la luz, metáfora de la perfección que transmite el poema realizado. A través de elipsis y circunloquios, el poeta comunica su hallazgo, el poema bien hecho: este ilumina la vida, la existencia y el mundo entero.

Este texto poético es casi una oda, es decir, una celebración del poema como un artefacto estético, producto de la inteligencia literaria, la reflexión y la emoción, que brilla y asombra con su sencillez perfecta, su naturalidad elaborada.

El poema transmite autenticidad, belleza y originalidad. El poeta celebra con emoción contenida y satisfacción completa la realización de un poema auténtico; lo hace con una expresión poética vibrante y fresca.

 

  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?

6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas a elementos naturales y cómo impactan en el poeta.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Hay un momento en que el yo poético vio en peligro la escritura de su poema? ¿Dónde? ¿Por qué?

2) Indica los componentes propios de un poema, a los que el poeta alude en los versos 7-8.

3) El poeta emplea “claros” y “aclararlos” (vv. 11 y 12). ¿Cómo se denomina ese recurso estilístico? ¿Qué quiere expresar con ello?

4) ¿Por qué es un texto metapoético?

5) ¿En qué persona gramatical aparecen conjugados la mayoría de los verbos? ¿Es importante la subjetividad del poeta en el conjunto de la significación del poema?

6) En el poema se evidencia la alegría por la composición del poema. Recopila los procedimientos lingüísticos que emplea el poeta para manifestarla.

7) Explica el sentido del verso: “Y ahora, aquí está frente a mí” (v. 1). ¿A quién se refiere? ¿Qué emociones expresa el yo poético: positivas o negativas? ¿Por qué?

2.3. Fomento de la creatividad

1) Compón un poema o texto en prosa que exprese la satisfacción por haber realizado una tarea o actividad, física o mental, tras un largo y arduo esfuerzo.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre Pedro Salinas y el poema.

3) Realiza una exposición sobre Pedro Salinas, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes o textos que muestren el estado de satisfacción por la obra bien hecha, como Pedro Salinas ha realizado en su poema.