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León (XI-2020) © SVM |
ANTONIO BUERO VALLEJO: “EL
TRAGALUZ”
- ANÁLISIS
1) Resumen
Que Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916 – Madrid, 2000) es
un brillante, profundo y original dramaturgo está fuera de toda duda, como se
reconoce en cualquier historia de la literatura española. Nos dejó obras
teatrales de gran significación y belleza que, afortunadamente, ya fueron
apreciadas en el momento de su estreno. Con el paso del tiempo, no han perdido
ni un ápice de sus valores estéticos gracias a la magnífica construcción
dramática que las sustenta. Una de las piezas más relevantes es El tragaluz (1967).
El argumento es original y llamativo: dos investigadores, Él y
Ella, desde un tiempo futuro, acaso en el siglo XXII o más, se proponen revisar
los hechos que ocurrieron mucho antes para tratar de entenderlos y no repetir
los mismos errores. Reconstruyen, a través de proyecciones de imagen, sonido, o
ambas a la vez circunstancias reales vividas por hombres concretos en un lugar
determinado. Lo que se proponen proyectar ante los espectadores son unos
acontecimientos vividos en Madrid quince años después de una guerra civil, es
decir, justo en el momento de la composición y estreno de la obra. Estos datos
los explican los investigadores al público al inicio de la obra. Luego
intervendrán en varias ocasiones más, en cada una de las dos partes en que se
divide el "experimento", según reza en el subtítulo.
Lo que el espectador ve ante sus ojos es el experimento, a
través de tres espacios simultáneos, donde los personajes actúan, a veces sólo
haciendo algo, sin hablar, a veces dialogando entre ellos. Una familia vive en
un semisótano dotado de un tragaluz, es decir, una ventana al nivel del suelo
de la acera, que el espectador intuye a través de la cuarta pared, por el que
entran reflejos y sombras de personas. La familia está compuesta por el padre,
hombre que ha perdido el juicio y se dedica a recortar y apilar personas de las
revistas; la madre, mujer práctica y contemporizadora que sustenta la familia
con su idea repetida de "hay que vivir".
Vicente es el hermano mayor, independizado, exitoso en el mundo
económico, pues es ejecutivo de una editorial en plena expansión; y,
finalmente, Urbano, quien vive con sus padres, casi recluido en ese hogar tan
oscuro y cerrado porque ha renunciado a toda idea de triunfo personal en los
aspectos económicos o sociales si significan prescindir de sus ideales
humanitarios; al lado, Encarna, la secretaria de la editorial, quien mantiene
una relación sentimental simultánea con Mario y con Vicente, forzada por la
necesidad de trabajo, de quien finalmente queda embarazada.
La familia vive en tensión por las carencias materiales, la
enajenación del padre y el enfrentamiento soterrado entre ambos hermanos, con
una visión y estilo de vida contrapuestos, además de las disputas por Encarna y
por la no publicación de una novela de un escritor llamado Beltrán. A medida
que avanza el argumento, nos enteramos, por las conversaciones entre los
personajes, de la auténtica tragedia larvada que los atormenta a todos: al
acabar la guerra civil, la familia trató de tomar un tren para ir a la ciudad a
reconstruir sus vidas. Sólo lo logró Vicente, que voluntariamente se fue en el
tren con la bolsa de los víveres de todos los miembros familiares. Como
consecuencia, la hermana menor, Elvirita, murió de hambre. De vez en cuando, se
oye pasar un tren, elemento simbólico de "coger el tren de la vida",
"perder el tren" de las oportunidades, etc. Vicente sí tomó el tren,
el literal y el metafórico; los demás, lo perdieron.
Vicente, práctico y con posibles, ayuda a la familia y se
muestra sobrado de razones para considerarse triunfador. Sin embargo, en un
momento dado, reconoce su comportamiento mezquino al tomar el tren e implora el
perdón de su padre. Este, enajenado, le clava las tijeras con las que recortaba
y le quita la vida. Mario, hombre intransigente y algo indolente, reconoce que
tampoco él se conducido con total justicia.
Se reconcilia con Encarna, embarazada de su hermano, pues se
aman, y espera para todos ellos un futuro mejor. Él y Ella cierran la obra
invitando a la reflexión, a la empatía, a la necesidad de reconciliación para
asegurar una vida más feliz para todas las personas, que han de encontrar su
lugar en el conjunto de la sociedad, como habían explicado al principio a
través de la metáfora del árbol y el bosque.
2) Tema
Con esta obra, El
Tragaluz, Buero Vallejo aborda el asunto de la guerra civil española de un
modo original, dramáticamente ingenioso e intelectual y éticamente honesto. Es
necesario afrontar con honestidad y sin trampas las consecuencias de nuestros
actos.
3) Interpretación
Unos investigadores presentan una acción, los efectos de la
guerra civil quince años después, de algo que pasó varios siglos antes: es un
ardid inesperado y original para tocar la guerra de modo indirecto, pues era el
único modo de que la censura franquista le permitiera estrenar su obra. Los
espectadores del estreno, y desde entonces todos los demás, sabemos muy a qué
atenernos en cuanto al trasfondo histórico que pesa como una losa sobre la
acción dramática: la guerra civil y sus consecuencias inmediatas en el plano
moral y material para millones de personas.
Los prácticos y afines al franquismo buscaron su lugar al sol y
lo encontraron; los desafectos, como Beltrán el novelista, que no aparece en
escena, pero se deja sentir la iniquidad represiva que ejercen sobre él, como
el padre, purgado de una plaza de funcionario y, en fin, como Mario, que no ha
querido ni sabido subirse al carro de los vencedores, sobreviven como mejor
pueden. Encarna ocupa un lugar difuso y más dramático: huyendo de la pobreza y
de soluciones sórdidas --la prostitución--, ha de entregarse a Vicente, aunque
ama a su hermano Mario; su ideología es sobrevivir a la pobreza y al egoísmo de
los demás (el recuerdo de su padre, pobre empleado de la construcción muerto en
accidente laboral, dejándola a ella en el desamparo, pesa en su conciencia)
Desde el punto de vista ético, existencial y político, Buero
propone una solución definitiva al conflicto bélico fraternal basado en el
perdón, la reconciliación y la necesidad de empatía para con los demás -por
cierto, en la línea de Manuel Azaña: "paz, piedad y perdón"--. Buero
Vallejo fue soldado republicano y estuvo en el frente; tras la guerra, fue
condenado a muerte, castigo conmutado por una pena de 30 años, luego reducida a
unos años de prisión, hasta 1946; a su padre lo habían fusilado al comienzo de
la guerra. A pesar de estas amargas experiencias, Buero, hombre muy firme en
sus valores humanistas y en su ética de compromiso ciudadano, ofrece una
solución de absoluta generosidad e inteligencia: todos somos algo culpables y
algo inocentes; todos debemos esforzarnos en comprender las razones de los
demás, lo que nos conducirá a la reconciliación. Recordemos que esta obra, con
su mensaje valiente y claro, se estrenó en 1967, en pleno franquismo. Es un
ejemplo de teatro del "posibilismo": esquivar hábilmente la censura
para incitar a una reflexión sostenida sobre el hombre y España en el contexto
de la posguerra.
3)
Construcción dramática
Los rasgos originales dramáticos son muchos y de gran calado:
tres escenarios a la vez –el hogar en el semisótano de la familia, la oficina
de la editorial que codirige Vicente y el café que da a una calle gris y fría.
Además, están en distintos niveles o planos; los dos últimos se elevan algunos
metros sobre el primero. El efecto del tragaluz lo percibimos por la pared
imaginaria del propio escenario, la cuarta pared. Las luces, muchas veces en
penumbra, no permiten distinguir bien lo que ocurre; significan, en sí mismas
un modo de vivir: no se percibe con claridad lo que los personajes desean y
hacen. Apreciamos también la técnica de la inmersión: ver representado lo que
un personaje recuerda o piensa.
El uso del distanciamiento dramático, teorizado y practicado
por esos años por el dramaturgo alemán Berthold Brecht, es muy llamativa y
eficaz: los investigadores presentan, interrumpen y explican los hechos
representados. Obligan al espectador a interrumpir su inmersión en la acción
dramática principal. Otro elemento importante es el sonido: el ruido del tren al
pasar, que los investigadores han decidido incorporar a la reconstrucción
holística, nos recuerda la importancia de ese medio de transporte; habrá que
esperar casi al final para entenderlo cabalmente.
El
conflicto entre individuo y sociedad aparece desde el principio muy bien
planteado en la intervención inicial de los investigadores.
El árbol, la persona, forma parte del bosque, la colectividad
de individuos. Como ellos advierten, debemos adquirir una perspectiva general
del bosque, pero también debemos conocer cada árbol, único en sí mismo. El
hombre individual, con sus anhelos y miedos, son parte de la historia; a ellos
se les debe prestar atención para comprender el pasado –es decir, la guerra civil
española--. El padre se volvió loco, pero tuvo gravísimos motivos que lo
explican; Vicente y Mario chocan, pero ninguno de los dos es culpable o
inocente, o son algo de las dos cosas a la vez. Encarna arrastra un pasado
oscuro, pero huérfana y desvalida ¿acaso pudo hacer otra cosa? Hombre y
sociedad, la parte y el todo, son necesarios para comprender nuestro pasado y
nuestro presente.
En el enfrentamiento de Vicente y Mario se querido ver una
parábola de Caín y Abel. Pero con una diferencia: ninguno es siempre y sólo el
bueno, o el malo. Este asunto, muy recurrente en la literatura española de
posguerra –es un elemento central en la literatura de Ana María Matute, por
ejemplo--, es un modo simbólico de abordar la guerra civil en pleno franquismo.
4) Personajes
A menudo, la crítica divide los personajes de Buero en activos
y contemplativos. En efecto, en El
Tragaluz se puede verificar este planteamiento con nitidez porque está
polarizado en los dos hermanos. Vicente es hombre de negocios, práctico y
resolutivo; por ello mismo, se ha desprendido de algunos principios morales; no
es, sin embargo, un ser despreciable o inmoral. Se preocupa por la familia y
ofrece trabajo a su hermano.
Mario, por contra, es un personaje contemplativo: muy dado a la
especulación mental, rehúye el trabajo físico y la socialización superficial;
no es, sin embargo, un ser puro y virtuoso a todo trance. El rencor soterrado
contra su hermano pudo contribuir a la decisión de su padre de acabar con su
hijo.
Encarna se halla a medio camino. Trata de sobrevivir en medio
de fuertes tensiones. Se encanalla en busca de soluciones para su vida
material; finalmente, encuentra la redención al lado de Mario.
El
tragaluz ¿es una obra optimista o pesimista? Como
en el conjunto de las creaciones de Buero, el pesimismo sobre la condición
humana y sus escasas posibilidades para mejorar el mundo parece que se impone.
Sin embargo, los finales son abiertos; en ellos se vislumbra un rayo de
esperanza: la vida podría ser más dichosa con dosis de respeto, empatía,
conmiseración y solidaridad. Para ello se necesita un esfuerzo supremo, pero no
imposible. El hombre y la sociedad pueden y deben moverse hacia posiciones más
favorables para garantizar algo de felicidad. Las dificultades son muchas, pero
la esperanza y la perseverancia pueden vencerlas. Nuestro dramaturgo nos deja
una reflexión ligeramente esperanzada y, al tiempo, nos invita a reaccionar y
actuar en pro de ese noble fin.
Las acotaciones de Buero son muy precisas, acuciantes y
exactas. Muestra su preocupación por una comprensión total y exacta de la obra;
además del lenguaje, los elementos comunicativos extralingüísticos adquieren
mucha relevancia: gestos, movimientos, tipo de ropa, objetos --figuras de
personas recortadas por el padre, mobiliario humilde, etc.-- "hablan"
por sí mismo y llegan al espectador. Como siempre en Buero, el lenguaje es
natural, llano, popular en el mejor sentido, con una leve poetización. Los
personajes dicen lo que desean transmitir con la transparencia de la lengua
empleada con propiedad. En general, la economía comunicativa es bien visible:
los personajes expresan sus ideas y sentimientos con las palabras justas, como
acompañando a la seriedad del drama y la transcendencia de los temas tratados.
En ocasiones, los personajes tienden a literaturizar levemente
su modo de hablar. En esos casos, los recursos estilísticos contribuyen a la
intensificación expresiva y al dramatismo de la situación escénica planteada.
- PROPUESTA
DIDÁCTICA
2.1. Comprensión lectora
1) Explica
qué buscan o pretenden los investigadores; indica el lugar y el tiempo en el
que se hallan y con quién hablan.
2)
¿Quién es Beltrán? ¿Qué trascendencia adquiere en el drama?
3)
Explica la situación sentimental de Encarna, mezclada con la necesidad de
trabajo para subsistir dignamente.
4)
¿Qué pregunta el padre sobre las personas fotografiadas en las revistas? ¿Qué
quiere significar el autor con ello?
5)
Mario tiene un sueño lúgubre que le cuenta a Encarna. Resúmelo e indica si su
simbolismo se verifica después en la obra.
6)
Explica el episodio de la carta troceada que Encarna encuentra en la papelera.
7)
El tren y los rumores que dice oír es algo obsesivo para el padre, ¿por qué?
8)
Explica la única muerte de la obra e indica sus causas.
9)
¿Cómo reacciona Mario ante el embarazo de Encarna?
10) ¿Alguien ve esperanzas de futuro al final de la obra? Explica cómo se aprecia.
2.2. Interpretación y pensamiento analítico
1)
Interpreta el título de la obra y su significación simbólica.
2)
¿Quién es el responsable de la enajenación del padre? Razona tu respuesta.
3)
Analiza los rasgos del egoísmo y la generosidad en nuestra sociedad, comparada
con la de “El tragaluz”.
4)
Discute, valora y propón qué harías tú en la situación de Encarna.
5)
Explica cómo vemos aquí la crítica a la situación política, social y económica
de la España franquista, en relación al “posibilismo” de Buero Vallejo.
6)
Analiza la locura del padre: ¿es constante, incurable, obsesiva, etc.?
7)
¿Para qué "coger el tren" es importante según el tipo de vida que
desees llevar?
8) ¿Es posible distinguir entre buenos y malos en este drama? Razona tu respuesta.
2.3. Comentario de un texto específico
VICENTE:
Vente a la Editora, Mario. En la primera etapa puedes dormir en mi casa. (Mario lo mira y se sienta, despatarrado, en
el sillón de su padre.) Estás en peligro: actúas como si fueses el profeta
de un dios ridículo... De una religión que tiene ya sus ritos: las postales, el
tragaluz, los monigotes de papel... ¡Reacciona! (Encarna se decide y continúa su marcha, aunque lentamente, saliendo
por el lateral derecho.)
MARIO:
Me doy plena cuenta de lo extraños que somos. Pero yo elijo esa extrañeza.
VICENTE:
¿Eliges?
MARIO:
Mucha gente no puede elegir, o no se atreve. (Se incorpora un poco; habla con gravedad.) Tú y yo hemos podido
elegir, afortunadamente. Yo elijo la pobreza.
VICENTE:
(Que paseaba, se le encara.) Se
pueden tener ambiciones y ponerlas al servicio de una causa noble.
MARIO:
(Frío.) Por favor, nada de tópicos.
El que sirve abnegadamente a una causa no piensa en prosperar y, por lo tanto,
no prospera. ¡Quiá! A veces, incluso pierde la vida... Así que no me hables tú
de causas, ni siquiera literarias.
VICENTE:
No voy a discutir. Si es tu gusto, sigue pensando así. Pero ¿no puedes
pensarlo... en la Editora?
MARIO:
¿En la Editora? (Ríe.) ¿A qué estáis
jugando allí? Porque yo ya no lo sé...
VICENTE:
Sabes que soy hombre de ideas avanzadas. Y no sólo literariamente.
MARIO:
(Se levanta y pasea.) Y el grupo que
os financia ahora, ¿también lo es?
VICENTE:
¿Qué importa eso? Usamos de su dinero y nada más.
MARIO:
Y ellos, ¿no os usan a vosotros?
VICENTE:
¡No entiendes! Es un juego necesario...
MARIO:
¡Claro que entiendo el juego! Se es un poco revolucionario, luego algo
conservador... No hay inconveniente, pues para eso se siguen ostentando ideas
avanzadas... El nuevo grupo nos utiliza... Nos dejamos utilizar, puesto que los
utilizamos... ¡Y a medrar todos! Porque ¿quién sabe ya hoy a lo que está
jugando cada cual? Sólo los pobres saben que son pobres.
VICENTE:
Vuelves a acusarme y eso no me gusta.
MARIO: A mí no me gusta tu Editora.
VICENTE: (Se acerca y le aferra por un hombro.)
¡No quiero medias palabras!
MARIO:
¡Te estoy hablando claro! ¿Qué especie de repugnante maniobra estáis
perpetrando contra Beltrán?
VICENTE:
(Rojo.) ¿De qué hablas?
MARIO:
¿Crees que no se nota? La novela que le ibais a editar, de pronto, no se edita.
En las pruebas del nuevo número de la revista, tres alusiones contra Beltrán;
una de ellas, en tu columna. Y un artículo contra él. ¿Por qué?
VICENTE:
(Le da la espalda y pasea.) Las
colaboraciones son libres.
MARIO:
También tú, para encargar y rechazar colaboraciones. (Irónico.) ¿O no lo eres? VICENTE: ¡Hay razones para todo eso!
MARIO:
Siempre hay razones para cometer una canallada.
VICENTE:
Pero ¿quién es Beltrán? ¿Crees tú que él ha elegido la oscuridad y la pobreza?
MARIO:
Casi. Por lo pronto, aún no tiene coche, y tú ya lo tienes.
(Ubicado cerca del comienzo de la parte segunda)
a) Comprensión lectora
1) ¿Qué
le propone Vicente a Mario? ¿Qué le contesta este?
2)
¿Qué importancia tiene Beltrán en este episodio?
3) ¿Qué actitud adopta Encarna? ¿Por qué actuará así?
b) Interpretación
1)
Vicente dice que tiene ideas avanzadas, y no sólo en lo literario. ¿Es cierto?
¿Cómo se pueden interpretar sus palabras?
2)
¿Cómo son las relaciones entre los hermanos, a juzgar por este episodio?
3) ¿Por qué Mario se resiste a trabajar en la Editora con su hermano?
2.4. Fomento de la
creatividad
1)
Transforma la obra en un relato o cuento de modo respetando las ideas del
autor.
2)
Documéntate sobre la vida de Buero Vallejo y elabora un cartel, en papel o con
la ayuda de las TIC y exponlo ante tus compañeros o la comunidad educativa.
3)
Una puesta en escena o lectura dramatizada de toda o parte de la obra es una
actividad muy didáctica y enriquecedora.
4)
Partiendo del texto del comentario, reelabóralo pensando que los dos hermanos
tienen buenas relaciones.
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