03/11/2020

San Juan de la Cruz: "Cántico espiritual" (tres primeras estrofas); análisis y propuesta didáctica

 

León (XI-2020) © SVM


San Juan de la Cruz: Cántico espiritual

I

¿Adónde te escondiste,                          1

Amado, y me dejaste con gemido?

Como el ciervo huiste,

Habiéndome herido;

Salí tras ti clamando, y ya eras ido.        5

II

Pastores, los que fuerdes

Allá por las majadas al otero,

Si por ventura vierdes

Aquel que yo más quiero,

Decidle que adolezco, peno y muero.    10

III

Buscando mis amores,

Iré por esos montes y riberas,

Ni cogeré las flores,

Ni temeré las fieras,

Y pasaré los fuertes y fronteras.          15

 

1.      ANÁLISIS

1)   Introducción al autor y la obra

San Juan de la Cruz (en la vida secular, Juan de Yepes Álvarez) (Fontiveros, Ávila, 1542 - Úbeda, Jaén, 1591) es el máximo representante de la literatura mística española. Ésta floreció, junto con la ascética, principalmente en el Renacimiento español, identificable con el siglo XVI. No obstante, este tipo de literatura había existido antes y perviviría después, hasta nuestros días, con las lógicas modificaciones temáticas y estilísticas. Hijo de judíos conversos, procedente de una familia muy pobre, es un milagro que San Juan nos haya legado un conjunto de obras literarias de gran hondura y perfección.

La literatura mística se concentra en la expresión inteligible de la unión espiritual del alma con Dios, algo de por sí inefable, esto es, no explicable por palabras. Nos podemos dar una idea de la envergadura espiritual y poética del proyecto de San Juan de la Cruz. Aquí no entraremos en el conjunto de su obra poética (Noche oscura del alma, Llama de amor viva y Cántico espiritual), ni la compuesta en prosa; esta última, en general, se identifican con glosas, explicaciones o aclaraciones de orden teológico sobre los textos poéticos. Es lugar común en sus biografías el haber compuesto las treinta primeras estrofas del Cántico espiritual estando prisionero por sus correligionarios los Carmelitas calzados en un convento de Toledo. Parecería que las penalidades materiales acuciaron a nuestro poeta a redactar su maravillosa obra.

2)   Las tres fases o vías del ascenso místico hacia la divinidad

Según la teoría mística, existen tres fases en el camino de la fusión espiritual: la purgativa, la iluminativa y la unitiva; desde el desprendimiento de las pasiones humanas hasta la desnudez total para alcanzar la disolución con Dios, el hombre recorre un camino de desprendimiento y concentración en lo esencial. No es una senda física, sino espiritual. En los momentos intermedios, el alma pasa por una "noche obscura", como un flotar a ciegas, sin asideros de ningún tipo, hasta alcanzar el reparo de Dios mismo, en cuya esencia se diluye. En un famoso mapa alegórico de esa experiencia --fácilmente accesible en internet, a lo que exhortamos--, San Juan escribió que, en esos territorios, no había ni pasaba "nada", vocablo repetido en varias ocasiones. Es este camino de fusión espiritual es el que San Juan nos presenta literariamente en el Cántico espiritual (1584).

3)   Lenguaje literario y simbología

El lenguaje poético profano es el material más idóneo (y, probablemente, el único) para expresar con palabras esta experiencia espiritual, de por sí inefable. Esto implica que nuestro poeta, que conocía muy bien la poesía castellana de su tiempo, toma temas, tópicos, imágenes y lenguaje poético para su empresa literaria-espiritual. Por supuesto, el influjo de la poesía italianizante y, en concreto, del magistral Garcilaso de la Vega (fallecido casi medio siglo antes para cuando San Juan compone su poema) es continuo e intenso. La poesía amorosa profana es el modelo tomado, pero transcendido, por los poetas místicos.

San Juan de la Cruz utiliza una serie de símbolos básicos que transfiguran completamente la poesía profana: el amado es Dios; la amada es el poeta o el místico; el amor es la fusión de ésta en la naturaleza sublime de Él; la búsqueda de ella, disfrazada de pastora o cualquier otra convención, se identifica con la búsqueda espiritual y el camino místico de las tres fases antes mencionado. Estamos, pues, ante un itinerario físico, de una pastora que, atravesando montes, "fuertes y fronteras", busca a su amado; luego viene el itinerario amoroso: es tal la pasión encendida en su interior que lo deja todo para buscar a su amado; el tercer itinerario es el espiritual o religioso, verdadera piedra angular de todo el edificio teológico-literario.

San Juan de la Cruz se apropia paladinamente del lenguaje poético profano: léxico, sistema de imágenes, tópicos (enraizados en la poesía amorosa provenzal, y en la alegórico-dantesca), formas estróficas, etc., proceden de la poesía amorosa renacentista española. Sólo que, tras la significación literal y literaria, existe la transcendente o espiritual. El lector ha de tenerlo en cuenta para su cabal entendimiento.

4)   Métrica, rima y estrofa

En el Cántico espiritual San Juan utiliza la estrofa conocida por lira (7a, 11B, 7a, 7b, 11B): versátil, moldeable, razonablemente amplia como para desarrollar un concepto, nuestro poeta le extrae una musicalidad y unas capacidades expresivas realmente impresionantes.

Aquí hemos seleccionado, por razones de economía lingüística y operatividad didáctica, las tres primeras para nuestro análisis y propuesta didáctica. Otras elecciones están igualmente justificadas. En realidad, cualquier estrofa extraída al azar podría servir perfectamente para nuestro fin.

5)   Comentario estilístico

La primera estrofa comienza con una interrogación retórica y un modo diálogico que descoloca al lector. El comienzo es incisivo, directo y dramático: la amada interroga al amado por su paradero, pero éste ha "huido" como un ciervo (el símil presenta una bella y plástica imagen relativa al mundo natural) y no dejó señas de su paradero. La amada, herida de amor, como lo expresa con gran expresividad el grupo nominal adjetivado "con gemido", lo llama a voces, sin resultado. Los verbos en primera y segunda persona expresan muy bien la tensión dialógica --y emocional—entre los dos elementos nucleares de la estrofa y del poema.

La segunda estrofa también tiene una modalidad dialógica, pero ha cambiado el interlocutor. Ahora la amada, el yo poético, se dirige a los pastores y les suplica que, si ven al amado, le recuerden que ella muere de amores. Lo expresa San Juan con una enumeración creciente de altísima densidad significativa: "adolezco, peno y muero". El ambiente pastoril --"pastores", "majadas", "otero"-- parece que, por un momento, nos traslada a las églogas garcilasianas, maestro poético al fondo. La tensión poética aumenta con la elusión perifrástica de "Aquel que yo más quiero". El lector inmediatamente se interrogará quién podrá ser esa enigmática persona. El uso de verbos en imperativo, referido a pastores, y los tres en primera persona del verso final.

La tercera estrofa posee un carácter mucho más asertivo y declarativo. El yo poético utiliza por primera vez la palabra "amor" y, también importante, "buscar". No tiene empacho en afirmar su deseo irrefrenable de inquirir por su enamorado para estar con él. Los paralelismos, a veces bimembraciones, funcionan de un modo muy eficaz en esta estrofa: "montes y riberas" (es decir, lugares ásperos y peligrosos y otros más apacibles y tranquilos), "ni cogeré las flores, ni temeré las fieras" (esto es, no se entretendrá con los pequeños placeres del camino ni temerá los peligros que le aguardan). Para esa alma enamorada, las fronteras y fortificaciones no serán impedimento para seguir, aunque los peligros sean ciertos. Su firme determinación lo expresa muy bien el tiempo futuro de los verbos --"iré, "cogeré", "temeré" y "pasaré". La primera persona de los verbos indican también el fuerte carácter subjetivo de la acción poética: se habla de un yo profundamente enamorado que busca desesperadamente a su amado hasta la temeridad.

6)   Interpretación y valoración

Estas tres estrofas iniciales del Cántico espiritual nos permiten vislumbrar la honda significación espiritual de una poesía mística transcendente. Al tiempo, hemos comprobado cómo se apropia del lenguaje poético convencional, propio de su época, para explorar territorios de significación ignotos hasta entonces. Un rasgo compositivo muy llamativo, casi paradójico en sí mismo, es que, con palabras sencillas, incluso rústicas, se crean potentes imágenes y símbolos de significación superior. Todo ello no hace sino despertar nuestra curiosidad y admiración por uno de los más sublimes poetas en lengua castellana.

 

2.      PROPUESTA DIDÁCTICA

2.1. Comprensión lectora

 

1)      Resumen del texto (100 palabras).

2)      Tema y apartados temáticos atendiendo a la disposición del contenido.

3)      Análisis métrico completo e identificación del tipo de estrofa utilizada.

4)      Localización y explicación de aspectos expresivos (recursos estilísticos --sobre 10 distintos--, principalmente).

5)      ¿Quién es la amada y quién el Amado?

6)      ¿Quién es "Aquel que yo más quiero"?

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) Realiza una interpretación en clave literal, otra literaria y otra simbólica o mística del poema.

2) Aporta tu opinión personal del mismo teniendo en cuenta su contexto histórico y cultural. Hoy en día, ¿puede crearse una literatura mística?

3) Recoge los vocablos relacionados con el pastoreo. El oficio de pastor, ¿era y es importante a nivel social? ¿Por qué es tan importante en poesía?

4) Enumera los accidentes geográficos que San Juan utiliza en su poema. ¿Tenía un buen conocimiento de la geografía española?

5) ¿A qué se refiere el poeta con la expresión "Buscando mis amores"?

2.3. Fomento de la creatividad

1) Expresa plásticamente -dibujo, acuarela, collage, pintura— el ambiente natural donde se desarrolla la acción poética.

2) Previa documentación, realiza una línea del tiempo sobre la vida de San Juan de la Cruz. Destaca sus vicisitudes personales –a veces, con violencia— frente al contenido de su poesía.

3) Intenta expresar con palabras una emoción, un objeto, etc. desconocido hasta ahora y que no hay modo de nombrarlo. Léelo con tus compañeros y valora la dificultad de expresar lo que no tiene nombre o resulta, simplemente, inefable.

No hay comentarios: