![]() |
León (XI-2020) © SVM |
San
Juan de la Cruz: Cántico espiritual
I
¿Adónde
te escondiste, 1
Amado,
y me dejaste con gemido?
Como
el ciervo huiste,
Habiéndome
herido;
Salí
tras ti clamando, y ya eras ido. 5
II
Pastores,
los que fuerdes
Allá
por las majadas al otero,
Si
por ventura vierdes
Aquel
que yo más quiero,
Decidle
que adolezco, peno y muero. 10
III
Buscando
mis amores,
Iré
por esos montes y riberas,
Ni
cogeré las flores,
Ni
temeré las fieras,
Y
pasaré los fuertes y fronteras.
15
1.
ANÁLISIS
1)
Introducción al autor y la
obra
San Juan de la Cruz (en la
vida secular, Juan de Yepes Álvarez) (Fontiveros, Ávila, 1542 - Úbeda, Jaén,
1591) es el máximo representante de la literatura mística española. Ésta
floreció, junto con la ascética, principalmente en el Renacimiento español, identificable
con el siglo XVI. No obstante, este tipo de literatura había existido antes y
perviviría después, hasta nuestros días, con las lógicas modificaciones
temáticas y estilísticas. Hijo de judíos conversos, procedente de una familia
muy pobre, es un milagro que San Juan nos haya legado un conjunto de obras
literarias de gran hondura y perfección.
La literatura mística se
concentra en la expresión inteligible de la unión espiritual del alma con Dios,
algo de por sí inefable, esto es, no explicable por palabras. Nos podemos dar
una idea de la envergadura espiritual y poética del proyecto de San Juan de la
Cruz. Aquí no entraremos en el conjunto de su obra poética (Noche oscura del alma, Llama de amor viva
y Cántico espiritual), ni la
compuesta en prosa; esta última, en general, se identifican con glosas,
explicaciones o aclaraciones de orden teológico sobre los textos poéticos. Es
lugar común en sus biografías el haber compuesto las treinta primeras estrofas
del Cántico espiritual estando
prisionero por sus correligionarios los Carmelitas calzados en un convento de
Toledo. Parecería que las penalidades materiales acuciaron a nuestro poeta a
redactar su maravillosa obra.
2)
Las tres fases o vías del
ascenso místico hacia la divinidad
Según la teoría mística, existen
tres fases en el camino de la fusión espiritual: la purgativa, la iluminativa y
la unitiva; desde el desprendimiento de las pasiones humanas hasta la desnudez
total para alcanzar la disolución con Dios, el hombre recorre un camino de
desprendimiento y concentración en lo esencial. No es una senda física, sino
espiritual. En los momentos intermedios, el alma pasa por una "noche
obscura", como un flotar a ciegas, sin asideros de ningún tipo, hasta
alcanzar el reparo de Dios mismo, en cuya esencia se diluye. En un famoso mapa
alegórico de esa experiencia --fácilmente accesible en internet, a lo que
exhortamos--, San Juan escribió que, en esos territorios, no había ni pasaba
"nada", vocablo repetido en varias ocasiones. Es este camino de fusión
espiritual es el que San Juan nos presenta literariamente en el Cántico espiritual (1584).
3)
Lenguaje literario y
simbología
El lenguaje poético profano
es el material más idóneo (y, probablemente, el único) para expresar con
palabras esta experiencia espiritual, de por sí inefable. Esto implica que
nuestro poeta, que conocía muy bien la poesía castellana de su tiempo, toma
temas, tópicos, imágenes y lenguaje poético para su empresa
literaria-espiritual. Por supuesto, el influjo de la poesía italianizante y, en
concreto, del magistral Garcilaso de la Vega (fallecido casi medio siglo antes
para cuando San Juan compone su poema) es continuo e intenso. La poesía amorosa
profana es el modelo tomado, pero transcendido, por los poetas místicos.
San Juan de la Cruz utiliza
una serie de símbolos básicos que transfiguran completamente la poesía profana:
el amado es Dios; la amada es el poeta o el místico; el amor es la fusión de
ésta en la naturaleza sublime de Él; la búsqueda de ella, disfrazada de pastora
o cualquier otra convención, se identifica con la búsqueda espiritual y el
camino místico de las tres fases antes mencionado. Estamos, pues, ante un
itinerario físico, de una pastora que, atravesando montes, "fuertes y
fronteras", busca a su amado; luego viene el itinerario amoroso: es tal la
pasión encendida en su interior que lo deja todo para buscar a su amado; el
tercer itinerario es el espiritual o religioso, verdadera piedra angular de
todo el edificio teológico-literario.
San Juan de la Cruz se
apropia paladinamente del lenguaje poético profano: léxico, sistema de
imágenes, tópicos (enraizados en la poesía amorosa provenzal, y en la
alegórico-dantesca), formas estróficas, etc., proceden de la poesía amorosa
renacentista española. Sólo que, tras la significación literal y literaria,
existe la transcendente o espiritual. El lector ha de tenerlo en cuenta para su
cabal entendimiento.
4)
Métrica, rima y estrofa
En el Cántico espiritual San Juan utiliza la estrofa conocida por lira
(7a, 11B, 7a, 7b, 11B): versátil, moldeable, razonablemente amplia como para
desarrollar un concepto, nuestro poeta le extrae una musicalidad y unas
capacidades expresivas realmente impresionantes.
Aquí hemos seleccionado,
por razones de economía lingüística y operatividad didáctica, las tres primeras
para nuestro análisis y propuesta didáctica. Otras elecciones están igualmente
justificadas. En realidad, cualquier estrofa extraída al azar podría servir
perfectamente para nuestro fin.
5)
Comentario estilístico
La primera estrofa comienza
con una interrogación retórica y un modo diálogico que descoloca al lector. El
comienzo es incisivo, directo y dramático: la amada interroga al amado por su
paradero, pero éste ha "huido" como un ciervo (el símil presenta una
bella y plástica imagen relativa al mundo natural) y no dejó señas de su
paradero. La amada, herida de amor, como lo expresa con gran expresividad el
grupo nominal adjetivado "con gemido", lo llama a voces, sin
resultado. Los verbos en primera y segunda persona expresan muy bien la tensión
dialógica --y emocional—entre los dos elementos nucleares de la estrofa y del
poema.
La segunda estrofa también
tiene una modalidad dialógica, pero ha cambiado el interlocutor. Ahora la
amada, el yo poético, se dirige a los pastores y les suplica que, si ven al
amado, le recuerden que ella muere de amores. Lo expresa San Juan con una
enumeración creciente de altísima densidad significativa: "adolezco, peno
y muero". El ambiente pastoril --"pastores",
"majadas", "otero"-- parece que, por un momento, nos
traslada a las églogas garcilasianas, maestro poético al fondo. La tensión
poética aumenta con la elusión perifrástica de "Aquel que yo más
quiero". El lector inmediatamente se interrogará quién podrá ser esa
enigmática persona. El uso de verbos en imperativo, referido a pastores, y los
tres en primera persona del verso final.
La tercera estrofa posee un
carácter mucho más asertivo y declarativo. El yo poético utiliza por primera
vez la palabra "amor" y, también importante, "buscar". No
tiene empacho en afirmar su deseo irrefrenable de inquirir por su enamorado
para estar con él. Los paralelismos, a veces bimembraciones, funcionan de un
modo muy eficaz en esta estrofa: "montes y riberas" (es decir,
lugares ásperos y peligrosos y otros más apacibles y tranquilos), "ni
cogeré las flores, ni temeré las fieras" (esto es, no se entretendrá con
los pequeños placeres del camino ni temerá los peligros que le aguardan). Para
esa alma enamorada, las fronteras y fortificaciones no serán impedimento para
seguir, aunque los peligros sean ciertos. Su firme determinación lo expresa muy
bien el tiempo futuro de los verbos --"iré, "cogeré",
"temeré" y "pasaré". La primera persona de los verbos
indican también el fuerte carácter subjetivo de la acción poética: se habla de
un yo profundamente enamorado que busca desesperadamente a su amado hasta la
temeridad.
6)
Interpretación y valoración
Estas tres estrofas
iniciales del Cántico espiritual nos
permiten vislumbrar la honda significación espiritual de una poesía mística
transcendente. Al tiempo, hemos comprobado cómo se apropia del lenguaje poético
convencional, propio de su época, para explorar territorios de significación
ignotos hasta entonces. Un rasgo compositivo muy llamativo, casi paradójico en
sí mismo, es que, con palabras sencillas, incluso rústicas, se crean potentes
imágenes y símbolos de significación superior. Todo ello no hace sino despertar
nuestra curiosidad y admiración por uno de los más sublimes poetas en lengua
castellana.
2.1.
Comprensión lectora
1) Resumen del
texto (100 palabras).
2) Tema y
apartados temáticos atendiendo a la disposición del contenido.
3) Análisis
métrico completo e identificación del tipo de estrofa utilizada.
4) Localización y
explicación de aspectos expresivos (recursos estilísticos --sobre 10
distintos--, principalmente).
5)
¿Quién es la amada y quién el Amado?
6)
¿Quién es "Aquel que yo más quiero"?
2.2.
Interpretación y pensamiento analítico
1) Realiza una
interpretación en clave literal, otra literaria y otra simbólica o mística del
poema.
2) Aporta tu opinión
personal del mismo teniendo en cuenta su contexto histórico y cultural. Hoy en
día, ¿puede crearse una literatura mística?
3) Recoge los vocablos
relacionados con el pastoreo. El oficio de pastor, ¿era y es importante a nivel
social? ¿Por qué es tan importante en poesía?
4) Enumera los accidentes
geográficos que San Juan utiliza en su poema. ¿Tenía un buen conocimiento de la
geografía española?
5) ¿A qué se refiere el
poeta con la expresión "Buscando mis amores"?
2.3.
Fomento de la creatividad
1) Expresa plásticamente
-dibujo, acuarela, collage, pintura— el ambiente natural donde se desarrolla la
acción poética.
2) Previa documentación,
realiza una línea del tiempo sobre la vida de San Juan de la Cruz. Destaca sus
vicisitudes personales –a veces, con violencia— frente al contenido de su
poesía.
3) Intenta expresar con palabras una emoción, un objeto, etc. desconocido hasta ahora y que no hay modo de nombrarlo. Léelo con tus compañeros y valora la dificultad de expresar lo que no tiene nombre o resulta, simplemente, inefable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario