28/10/2020

Pedro Calderón de la Barca: "El gran teatro del mundo" (auto sacramental alegórico); análisis y propuesta didáctica

Baíña, Pontevedra (VIII-2020) © SVM

 



PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA – El gran teatro del mundo (auto sacramental alegórico)

  1. ANÁLISIS

  1. Resumen

Habla el Autor del Mundo y dice que desea que representen su papel los que lo han de habitar la Tierra. Concierta con el Mundo una representación, distribuyendo los papeles que el Autor ha distribuido entre los personajes. Les dice el título: “Obrar bien, que Dios es Dios”; les advierte que se juegan mucho y que él valorará la calidad de su representación. Luego el Mundo los dota de algún instrumento o elemento para poder representar. Los personajes son: Rey, que le da púrpura y corona; Hermosura, un ramillete de jazmín, rosa y clavel; Rico, le da joyas; Discreción, que le da cilicio y disciplina; Niño, no necesita nada; Labrador, le da un azadón; a Pobre le quita la ropa y lo deja desnudo.

El Autor, sentado en un globo, juzga la representación de sus personajes. La Ley de Gracia, un nuevo personaje, repite el estribillo: “Ama al otro como a ti, / y obra bien, que Dios es Dios” (vv. 666-667). Hermosura y Discreción chocan en su modo de ver el mundo, ambos legítimos. La ley les recuerda a todos, ante sus dudas de comportamiento: “Obrar bien, que Dios es Dios”. Nadie le da nada al pobre, que pedigüeñea, excepto la Discreción (el religioso) que le da un mendrugo. Pero la Discreción parece desvanecerse; el Rey la socorre. Cada uno de ellos cuenta lo que imagina. 

El Rey se ufana de su poder y pide sabiduría para reinar bien; se acaba su papel y ha de ir por la puerta del ataúd, pues a la de la cuna no puede regresar; se arrepiente; una Voz les advierte del fin de sus vidas. Luego le toca a la Hermosura; se ve bella para siempre, pero se acaba su papel; se arrepiente de sus vanidades. El Labrador primero está orgulloso de su trabajo; luego se arrepiente de sus faltas. El Rico se muestra codicioso y acaba su representación de mala gana; el Pobre, todo lo contrario. La Discreción ya estaba apercibida y dice que abandona de buena gana.

Se acaba la representación. El Mundo les quita los adornos que les dio, pues ya no los necesitan. La Hermosura dejó todo en la sepultura; no tiene nada que entregar. Quita las joyas al Rico; el Pobre nada tiene y se alegra; el Niño tampoco tiene nada. La Discreción se va con sus buenas obras y virtud, pues no se las puede quitar.

El Autor llama a los actores. Pobre y Discreción se sientan con él a una mesa, con cáliz y hostia. Manda al purgatorio al Rico, al Rey y al Labrador. También al Niño. Perdona a Hermosura y Labrador, que suben a su mesa. El Rico, al infierno; el niño, al purgatorio definitivamente. Los salvados alaban al Señor y se congratulan de su suerte. Son 1572 versos en total.

Tocan el Tantum ergo y el Mundo cierra la representación con las siguientes palabras:


Y pues representaciones

es aquesta vida toda,

merezca alcanzar perdón

de las unas y las otras.


  1. Tema

Este auto sacramental toca los siguientes temas:

- El hombre es una criatura de Dios que debe centrarse en salvar su alma, pues para eso posee su libre albedrío.

- La vida es poco más que una representación, de modo que conviene deslindar lo verdadero de lo falso.

- Los vicios y pasiones desvían al hombre de su verdadero destino terrenal: reconocer la grandeza de Dios y salvar su alma.

  1. Apartados temáticos

Todo el auto posee un carácter muy unitario; sí se vislumbran las secciones clásicas de presentación, desarrollo y cierre, pero están atenuadas. El avance de la acción está muy cohesionado, disimulando muy bien las transiciones.

  1. Lugar y tiempo de la acción dramática

No existe un lugar y tiempo concretos. La acción dramática se podría referir a cualquier momento de la historia de la humanidad, puesto que los modos de vivir y actuar no cambian tanto a lo largo del tiempo. La acción alegórica y la creación de personajes que son símbolos contribuyen a esta descontextualización tanto espacial como temporal.

  1. Personajes

Los personajes son simbólicos a antonomásicos; encarnan un vicio, una virtud, o un modo de vivir. No poseen características personales, sino que funcionan como arquetipos de grupos sociales, o muestran un modo de vivir, o pensar, etc. En conjunto, son diez; por orden de aparición, tenemos: EL AUTOR, EL MUNDO, EL REY, LA DISCRECIÓN, LA LEY DE GRACIA, LA HERMOSURA, EL RICO, EL LABRADOR, EL POBRE, UN NIÑO y UNA VOZ. Existe un grupo que canta, denominado Acompañamiento.

El Autor es Dios, el Mundo es director de escena, y los demás son actores, representando modos de vivir, con la excepción de la Voz, que es como la voz de la conciencia, de la ley, o de la virtud celestial. Todos actúan para poner en marcha una representación que, en el caso de las características humanas, coinciden con modos de vivir.

  1. Comentario estilístico

Los rasgos estilísticos y compositivos más importantes son:

- Polimetría en las intervenciones, con predominio del romance. El empleo del verso, como no puede ser de otra manera en Calderón, es perfecto.

- Intervenciones explicativas y argumentativas, en la línea de Calderón de la Barca. Los personajes emplean un lenguaje preciso, elegante y expresivo.

- El empleo de los diversos recursos estilísticos (metáforas, símiles, personificaciones, antítesis, paralelismos, elipsis, etc.) contribuyen muy eficazmente a la creación de una significación metafórica y a la transmisión eficaz de mensajes dirigidos al lector o espectador.

  1. Interpretación y valoración

El auto sacramental es un subgénero singular y raro. En un solo acto, concentrado en una temática religiosa, emplea personajes simbólicos para transmitir una lección teológica cristiana. Calderón crea un marco alegórico para el traslado eficaz de un lección ética de raíz católica, válida, por tanto, para todos los espectadores de su época. Resulta asombroso comprobar cómo el arte se pone a disposición de la teología con una clara intencionalidad didáctica, pero sin descuidar los aspectos estéticos.

El título, El gran teatro del mundo, alude directamente al carácter teatral de la existencia humana. El hombre es poco más que un personaje representando un papel que no sabe del todo y del que tampoco conocemos el guion completo. Es como una representación espontánea de final inquietante, pues los actores poco a poco sospechan que su actuación tiene consecuencias en la vida terrenal y en la eterna.

Frente a las incertidumbres de la vida, lo mejor es acogerse a unos claros principios morales de naturaleza cristiana que garantizan la salvación del alma. Los mandamientos divinos son la guía perfecta para que nuestra representación acabe con éxito. Este mensaje, que hoy parece trasnochado, poseía una enorme vigencia en el Barroco, y antes y después. Hoy, en una época secularizada, a muchos lectores les parecerá desfasado, pero conviene reflexionar con cierto detenimiento sobre su actualidad.


  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

  1. Comprensión lectora

  1. Resume el contenido del auto sacramental.

  2. Analiza los personajes. ¿Quién es el protagonista?

  3. ¿En qué momento y lugar se celebra la representación?

  4. ¿Por qué el Autor decide representar su obra?

  5. Explica el final del auto sacramental.

2) Pensamiento analítico e interpretativo
  1. ¿Cómo apreciamos la naturaleza religiosa de esta pieza teatral?

  2. De los personajes, ¿cuál es el más próximo a la virtud cristiana?

  3. ¿Qué objetos o cosas entrega el director de escena, el Mundo, a los personajes? ¿Qué ocurre al final con ellos?

3) Fomento de la creatividad
  1. Transforma el auto sacramental en un relato que aborde el mismo asunto.

  2. Imagina un diálogo de la clase con Pedro Calderón de la Barca. ¿Qué cuestiones le plantearías?

  3. Crea un auto sacramental, con las modificaciones que estimes necesarias, respetando el carácter simbólico de los personajes

  4. Realiza una exposición a la comunidad educativa (grupo, centro escolar completo…) sobre Calderón de la Barca. La combinación de texto, imagen y sonido resulta muy eficaz.


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