27/10/2020

Juan Ruiz de Alarcón: "Las paredes oyen"; análisis y propuesta didáctica

"Las paredes oyen" (VIII-2019) © SVM





JUAN RUIZ DE ALARCÓN – Las paredes oyen (1617)

  1. ANÁLISIS

  1. Resumen


Acto I

Don Juan, noble de mediana fortuna, poco agraciado físicamente, ama a doña Ana de Contreras, viuda de Siqueo, noble y rica, desde hace tres años; la acompaña Celia, su criada, moza sensata. Se ve con ella y se lo confiesa llanamente, pero ella no le corresponde. Se va a Alcalá de Henares a una novena por su difunto marido; coincide con la fiesta de San Juan.

Beltrán consuela a su señor don Juan y razona sobre la importancia de la perseverancia. Don Mendo, otro noble y rico, le declara su amor a doña Ana, justo a punto de partir para Alcalá. Doña Ana le corresponde, entre celos y miedos por su honra. Al mismo tiempo, aparece Lucrecia, dama noble, prima de doña Ana, enamorada de don Mendo; este también la corresponde, donde vemos su doble juego. El Conde, primo de don Mendo, está enamorado de Lucrecia, pero esta lo desdeña. Doña Ana regresa en secreto a Madrid la noche de San Juan porque Celia le dice que las criadas se lo habían pedido, para ver a sus novios.

El Duque de Urbino visita Madrid y lleva a don Juan, su primo, y a don Mendo de acompañantes, para que le indiquen las curiosidades de la villa. Don Mendo habla negativamente de vecinos particulares. De pronto, doña Ana, desde su balcón, a las doce, oye que don Mendo ha mentado a don Juan, lo que la perturba. Don Mendo habla mal de doña Ana, le llama fea y frívola, para alejar al Duque de ella, pues este desea visitarla. Don Juan la alaba. Doña Ana escucha la conversación y trata de traidor a don Mendo. Decide volver a Alcalá; Celia le abona el amor de don Juan.


Acto II

En Alcalá, don Mendo torea un toro con gran aplauso. El Duque y don Juan también están ahí; el Duque quiere ver a doña Ana para comprobar su belleza; don Juan lo propicia porque piensa que así doña Ana se enfriará por don Mendo y él tendrá más oportunidades. Lucrecia también va a Alcalá y le declara a doña Ana el doble juego de don Mendo, y que ella está enamorada de él. Don Juan ha preparado una trampa; él y el Duque irán disfrazados de cocheros o escuderos en la carroza que llevará de vuelta a doña Ana a Madrid. Don Mendo le declara a doña Ana su amor; esta no lo cree y le recita lo que dijo en la calle de ella, criticándola, y parte de la carta a Lucrecia. El Duque y don Juan, disfrazados de cocheros, escuchan cómo don Mendo los critica; Lucrecia también lo oye, escondida.

El Duque se enamora perdidamente de doña Aa. Leonardo, el criado de don Mendo, le dice que doña Ana lo engaña. El Duque, don Juan, doña Ana y doña Lucrecia rabian contra don Mendo porque ha hablado mal de todos, o estos se sienten engañados. Don Mendo soborna con una cadena a los cocheros (que son el Duque y don Juan, disfrazados de tales) para que se desvíen del camino. Unos arrieros cantan canciones, es medianoche. En el desvío, cantado por los arrieros, don Mendo para la carroza y se abalanza sobre doña Ana. Lucrecia la defiende, pero Leonardo la para. El Duque y don Juan persiguen a don Mendo y Leonardo. Doña Ana no sale de su asombro. Dice doña Ana:


Y pues las sé, bien te puedes

despedir de mis favores,

y, a toda ley, hablar bien,

porque las paredes oyen.


Acto III

Doña Ana le da indicios de amor a don Juan, que persevera. Beltrán también se entiende con Celia. Don Mendo le cuenta a su primo el Conde que tuvo que huir de la refriega nocturna en el campo porque le hicieron una herida en la cabeza; se curó en Alcalá. No se le cuenta a nadie porque sería deshonroso que un noble luchara y perdiera contra dos cocheros, pero tiene sospechas de quiénes eran estos. El Conde le escribe una carta de don Mendo a doña Ana, también es un pretexto para ver a doña Lucrecia.

En el jardín de doña Ana, don Mendo le declara a doña Ana su amor; mintió y maldijo por amor. Llega el duque, unos se esconden de otros tras los setos. Al fin, todos se juntan, con gran tensión. Doña Ana da su mano a don Juan, por hablar bien y perseverante, para disgusto del Duque de Urbino, que lo acepta. Lucrecia se la da al Conde, para disgusto de don Mendo, que pensaba quedarse con la prima. El final es aleccionador:


CONDE [a don Mendo]:

Júzgala también perdida [la vida],

si en hablar no eres más cuerdo.

BELTRÁN:

Y pues este ejemplo ven,

suplico a vuesas mercedes

miren que oyen las paredes,

y, a toda ley, hablar bien.


  1. Temas de la comedia

Se plantean los siguientes temas:

-La moderación en las opiniones y en la expresión de ideas y pensamientos es buena y reporta beneficios; por el contrario, la mentira, la trampa y el engaño, aun bienintencionado, suele traer desgracias.

-Todo lo que decimos acaba sabiéndose por los demás por conductos insospechados.

-La perseverancia en el amor y las metas establecidas suele dar sus frutos, a veces tras mucho tiempo de espera.


  1. Apartados temáticos

Siguiendo el modelo lopesco de la comedia nacional española, esta pieza se divide en tres actos. Responden a la disposición de presentación del conflicto, los personajes y el marco espacio-temporal; el nudo o desarrollo del meollo dramático, formado por lances, encuentros y casualidades varias (ocupa la segunda mitad del primer acto, todo el segundo y la primera mitad del tercero; y, finalmente, el desenlace o resolución del clímax dramático, concentrado en las escenas finales de la comedia.

Es una repartición del contenido clásica y repetida, pero efectiva a efectos literarios y de entendimiento para un público oyente con pocas comodidades.


  1. Lugar y tiempo de la acción dramática

La acción dramática se desarrolla entre Madrid y Alcalá de Henares, más tiempo en la primera que en la segunda; también aparece una escena campestre y nocturna, a un cuarto de legua de Madrid.

El tiempo es contemporáneo al de la composición, es decir, principios del siglo XVII. La duración de la acción, en sentido estricto, es de una o dos semanas, alrededor de la festividad de San Juan.


  1. Personajes

Todos cumplen con el papel al que se vienen obligados por su posición social y su importancia teatral. En el grupo de los nobles, contamos, en primer lugar, con don Mendo, galán atractivo, de muy buena posición social y de buena planta; las mujeres lo admiran. Empujado por las circunstancias, habla mal de muchas personas, aunque la intención no es otra que proteger su amor; al final, recibe un duro castigo por ello, perdiendo el amor de dos mujeres. Su mente turbia se aprecia cuando se propone forzar a doña Ana para provocar el matrimonio inmediato.

Don Juan es otro galán, noble y más o menos adinerado, pero feo. Las mujeres no lo aprecian un ardite, a pesar de su buen corazón. Al fin, logra que doña Ana, de quien lleva mucho tiempo enamorado, comprenda y valore sus virtudes, por eso le otorga su amor.

El Duque de Urbino resulta ser otro galán de muy buenas prendas. Está de visita en la corte y se enamora perdidamente de doña Ana. Al fin, acepta su derrota con elegancia. Es valiente y resolutivo, como se espera de su posición social.

El Conde, primo de don Mendo, es otro galán, aunque su intervención es ya más limitada. Logra el amor de Lucrecia cuando ya estaba desesperado de lograrlo.

Doña Ana, dama viuda, es protagonista principal. Posee una buena posición social, aunque su viudez la tiene triste; es astuta y precavida en su vida social con repercusiones sobre su honra. Ha de jugar con los requerimientos de varios hombres que la demandan. Por momentos, parece frívola, pero al fin comprende que la belleza física no es la parte principal a la hora de elegir esposo. Ha de lidiar en varios frentes y lo hace con habilidad.

Doña Lucrecia, dama, es prima de doña Ana. También emplea las mismas armas que su prima, aunque no está tan presionada por el ambiente social. Elige al Conde al desengañarse de las palabras de don Mendo; ella reivindica su persona y su orgullo.

En el grupo de los criados, sobresale Beltrán, el empleado de don Juan. Es leído, inteligente y práctico; habla con mucha soltura y aconseja razonablemente a su señor; utiliza el humor, la ironía y la sátira para quejarse de los usos sociales de su época, lo cual es comprensible. Ruiz de Alarcón lo utiliza para expresar una visión crítica de la sociedad.

Leonardo, criado de don Mendo, no interviene mucho en la obra. Obedece a su amo y no muestra carácter propio. Aparecen Ortiz, Marcelo, criado del Duque y otros escuderos sin apenas relevancia.

Celia, criada de doña Ana, tiene un papel importante. Aconseja con lealtad a su ama, piensa con lucidez y no aprueba todo lo que realiza doña Ana. Desde el principio, favorece a don Juan porque lo considera el más leal de todos los pretendientes de su señora.

Los cuatro arrieros y la mujer que conducen su recua en plena noche cantan y comentan lo que ven con humor. Ruiz de Alarcón los utiliza para hacer avanzar la acción dramática sin que esta se desarrolle en escena.


  1. Comentario estilístico

Esta comedia es deliciosa y rayana con la perfección, se mire por donde se mire. La construcción dramática es perfecta. La acción avanza con un ritmo sostenido; la intriga está muy dosificada; el grado de “enredo” es el justo para que el espectador pueda crear en su imaginación. La variedad de lugares y momentos es un hallazgo notable. Del Madrid más urbano al campo rústico, de noche, varían gradualmente, lo mismo que de espacios públicos, abiertos, como la calle, a otros cerrados, como la casa de doña Ana. 

El lenguaje es vivo, expresivo y adecuado. Todos los personajes mantienen el decoro poético, es decir, actúan y hablan como se espera de su condición socio-económica. Con todo, Beltrán, por ejemplo, siendo un criado, se expresa con mucha propiedad, ironía y humor. La repetición de la expresión “las paredes oyen” crea un efecto metafórico importante cuando se cierra el acto II. El humor está también presente en la obra, casi todo de lenguaje, más que de acciones. Se mantiene dentro de las pautas del comedimiento.

El manejo del verso es maestro, en la pluma de Ruiz de Alarcón. La polimetría es acertada y consecuente con las lecciones de Lope de Vega. Romances, sonetos, décimas, redondillas, pareados, etc. se suceden con fluidez, gracia y acierto.

He aquí un ejemplo de la viveza y ritmo de la comedia, extraído del acto II:


ANA.- 

¿Qué sirven falsas excusas, 

qué quimeras, qué invenciones, 

donde la misma verdad, 

acusa tu lengua torpe? 

Hablas tú tan mal de mí 

sin que contigo te enojes, 

¿y enójaste con quien pudo 

contarme tus sinrazones? 

Quien te daña es la verdad 

de las culpas que te ponen. 

pecaste y yo lo supe, 

¿qué importa saber de dónde? 

Pues nadie me ha referido 

lo que hablaste aquella noche. 

Verdad te digo, o la muerte 

en agraz mis años corte. 

Y siendo así, sabes tú 

que son las mismas razones 

las que aquí me has escuchado 

que las que dijiste entonces. 

Y pues las sé, bien te puedes 

despedir de mis favores, 

y, a toda ley, hablar bien, 

porque las paredes oyen. 

(Vase doña ANA.) 

MENDO.- 

Vuelve, escucha. dueño hermoso, 

lo que mi fe te responde; 

y pues oyen las paredes, 

oye tú mis tristes voces. 

LUCRECIA.- 

(Mas que de tristeza mueras.) (Aparte.) 

8Vanse doña LUCRECIA y ORTIZ.) 

CELIA.- 

(Mas que eternamente llores.) (Aparte.) 

DUQUE.- 

¿De dónde pudo doña Ana 

saber lo que aquella noche 

hablamos? 

JUAN.- 

Yo no lo he dicho. 

DUQUE.- 

Ni yo. 

(Vase el DUQUE.) 

JUAN.- 

Las paredes oyen. 

(Vase don JUAN.) 

MENDO.- 

Óyeme tú, Celia. Así 

tus floridos años logres. 

CELIA.- 

Las que ya llamaste canas, 

¿cómo agora llamas flores? 

MENDO.- 

¿Quién te ha dicho tal de mí, 

Celia? 

CELIA.- 

Las paredes oyen. 

(Vase CELIA.) 

MENDO.- 

¿Qué es esto, suerte enemiga? 

¿Por tan falsas ocasiones, 

tan verdadera mudanza 

en voluntad tan conforme? 

¡Que pueda ser, quien me ha dado 

los más estrechos favores 

a mi acusación, de cera, 

y a mi descargo, de bronce! 

¿A mis contrarios escuchas? 

¿A malos terceros oyes? 

¿A mí el oído me niegas? 

¿A mí la cara me escondes? 

LEONARDO.- 

Con la pasión no discurres. 

¿Posible es que no conoces 

que tan extraños efetos 

a mayor causa responden? 

No por las culpas que dice 

hay mudanza en sus amores, 

antes por haber mudanza 

aquestas culpas te pone. 

Que si el enojo que ves 

causaran tus sinrazones, 

no tan resuelta negara 

los oídos a tus voces; 

que, a quien obligan ofensas 

de quien ama a que se enoje, 

la satisfacción desea 

cuando la culpa propone. 

Doña Ana no quiso oírte, 

y, así, me espanta que ignores 

que culpas ha menester, 

pues huye satisfacciones; 

y el que anda a caza de culpas, 

intención resuelta esconde, 

y pretende dar color 

de castigo a sus errores.


  1. Contextualización

Juan Ruiz de Alarcón (Taxco o Méjico, entre 1572 y 1581 – Madrid, 1639) es uno de los más importantes dramaturgos españoles del Barroco. En la línea de Tirso de Molina y de Calderón de la Barca, opta por un teatro más denso, con personajes profundos y temas sociales, filosóficos, etc. 

Las obras más conocidas de Ruiz de Alarcón, pero no las únicas (publicó veinte títulos en dos volúmenes distintos), son Las paredes oyen (1617; es objeto de análisis en este trabajo), Los favores del mundo, Quien mal anda mal acaba y la celebérrima La verdad sospechosa. Emplea la sátira con frecuencia y defiende valores éticos de primer orden, en detrimento de la aceptación del inmovilista sistema social de la época. También aborda asuntos históricos españoles con un toque personal. Sus protagonistas muestran honestidad, perseverancia y apego a la verdad. La construcción de sus dramas es muy elaborada, el manejo de la versificación resulta feliz y el ritmo dramático está muy logrado, pues la intriga fluye entre ambigüedades muy medidas.


  1. Interpretación y valoración

Las paredes oyen es una comedia muy agradable de leer porque transciende el mero entretenimiento para plantear una seria reflexión al lector. Sin desviarse del contenido amoroso, de sus idas y venidas, entre personajes nobles, Ruiz de Alarcón presenta la cuestión de cómo nuestras opiniones, públicas o privadas, afectan notablemente a la vida de los demás. Por eso hace que el destino, o la justicia poética, castigue duramente a los malsines y a los manipuladores por beneficio propio. Los enredadores de opinión no merecen ni el respeto, ni los favores de los demás, insiste Ruiz de Alarcón.

La fortuna es variable y la perseverancia esperanzada es una herramienta fundamental, sobre todo para las personas no tan favorecidas por la fortuna, la sangre o el nacimiento. El papel de la mujer en la sociedad barroca también es un asunto abordado por nuestro dramaturgo. No esquiva las dificultades de las mujeres para llevar una vida normal; también tienen deseos y aspiraciones, que pueden coincidir, o no, con los de los hombres. De aquí nace un conflicto muy interesante a efectos dramáticos, pues alimenta la tensión y la intriga. Los hombres hablan, luchan, van y vienen, pero ellas son las que, finalmente, deciden quién y qué tipo de galardón merecen.

Ruiz de Alarcón muestra una gran penetración psicológica cuando crea sus personajes. Los dota de sustancia humana y traspasan el mero papel de arquetipo social reconocible. Y esto ocurre tanto entre los nobles (don Juan), como entre los criados (Beltrán). Abordar el hecho del forzamiento sexual para provocar el matrimonio, como se propone hacer don Mendo, resulta delicado y valiente.

El humor está presente en los versos del drama. A veces, bordea el humor negro; es un modo de relativizar y ridiculizar las acciones humanas; queremos dotarlas de una gravedad que no merecen, solo movidos por la fatuidad, el qué dirán, o el egoísmo corrosivo.


  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Estas actividades se pueden realizar en el aula o en casa, como tarea; de modo individual o en grupo; el empleo de recursos TIC es aconsejable para buscar información relevante).


  1. Comprensión lectora

  1. Resume el contenido de la obra.

  2. Analiza los cinco personajes principales y sus relaciones de amistad.

  3. Indica el lugar y el tiempo en el que se desenvuelven la acción dramática.

  4. Señala los motivos de los personajes para actuar como lo hacen.

  5. Respecto del final, ¿quiénes acaban felices y quiénes frustrados?


  1. Interpretación y pensamiento analítico

  1. ¿Era fácil manejar los asuntos sentimentales en la sociedad barroca?

  2. ¿Cómo apreciamos en el texto la importancia de la perseverancia?

  3. El éxito social, ¿depende del atractivo físico y del éxito en actividades mundanas?

  4. ¿Cuenta mucho la riqueza par
    a ser tenido por una persona reputada?

  5. ¿Cómo podemos comprender que “las paredes oyen”?

  6. ¿Quiénes son los personajes más profundos?

  7. ¿De qué manera se puede apreciar la crítica a comportamientos sociales inapropiados?


  1. Fomento de la creatividad

  1. Escribe un relato o un poema sobre el tema de esta comedia, adaptado a nuestra época.

  2. Imagina un encuentro de Ruiz de Alarcón con la clase. ¿Qué preguntas le harías?

  3. Realiza una exposición ante la clase o para otro ámbito sobre Ruiz de Alarcón, su vida y su obra. En ella se podrá apreciar los temas y el modo de componer sus obras, etc.

  4. Representad la obra o un fragmento de ella en la que se aprecie el ingenio dramático de Ruiz de Alarcón y las dotes teatrales de los alumnos.

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