Ourense (III-2021) © SVM |
FRANCISCO DE QUEVEDO:
Definición del amor
Es
hielo abrasador, es fuego helado, 1
es
herida que duele y no se siente,
es un
soñado bien, un mal presente,
es un
breve descanso muy cansado.
Es un
descuido que nos da cuidado, 5
un
cobarde con nombre de valiente,
un
andar solitario entre la gente,
un
amar solamente ser amado.
Es
una libertad encarcelada,
que
dura hasta el postrero paroxismo; 10
enfermedad
que crece si es curada.
Éste
es el niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad
cuál amistad tendrá con nada
el
que en todo es contrario de sí mismo!
1.
ANÁLISIS
1)
Resumen
Francisco
de Quevedo (Madrid, 1580 – Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645) es el
máximo ejemplo del conceptismo barroco español. Este poema es un ejemplo de
ello en sus múltiples facetas, formales o del plano de la expresión, y de
significación o del plano del contenido. En otras palabras, nos sirve muy bien
para entender la mentalidad y los presupuestos estéticos barrocos.
El
yo lírico ofrece catorce definiciones del amor, más la final, quince. En todas
ellas se contiene una paradoja, o forma otra, o una antítesis con la definición
siguiente. El conjunto de ellas desemboca en la misma conclusión: el amor es un
estado del hombre generado por un sentimiento difícil de gestionar que provoca
dolor y felicidad al mismo tiempo. Nos trae la desdicha, pero lo buscamos;
creemos que lo manejaremos, pero eso no es posible porque en amor, en sí mismo
es “en todo contrario”.
2)
Tema
El
tema del poema se puede enunciar así: definición del amor como un sentimiento
contradictorio en sí mismo, capaz de llevar al hombre la dicha y la desdicha
casi al mismo tiempo. El amor es voluble e impredecible; y cuanto más esquivo
se nos muestra, más lo buscamos.
3)
Apartados temáticos
Como
es de esperar por la estructura estrófica empleada, el soneto, se distinguen
muy bien dos secciones de contenido, aunque no en su distribución habitual:
- Las tres primeras estrofas (vv. 1-11)
forman la primera sección temática: el yo lírico expone su concepción del amor.
Lo define como una fuerza ingobernable, imprevisible y causante de la dicha y
la desdicha del hombre, casi al mismo tiempo.
- La última estrofa (vv. 12-14) conforman la
segunda sección temática; posee un carácter conclusivo y causal-consecutivo:
advierte que así de paradójico es el amor, se dirige al lector para que se
cuide de él y cierra el texto con epifonema donde insiste en la antítesis
íntima que arrastra el amor, así que despidamos toda esperanza de gobernarlo.
4) Análisis
métrico y de la rima
Quevedo
ha elegido el soneto como forma estrófica (ABBA, ABBA, CDC, DCD). Lógicamente,
los versos son endecasílabos, la rima consonante y las estrofas se distribuyen
en dos cuartetos y dos tercetos; estos tienen una rima encadenada; el segundo
verso de la primera estrofa coincide en rima con la del primero y tercero de la
segunda. Es una opción típica de Quevedo, al fin y al cabo deudor de la
tradición garcilasiana y petrarquista.
5) Comentario estilístico
En cuanto a la primera estrofa, ya en el
primer verso se presenta una doble paradoja, con dos metáforas del amor: hielo
y fuego, al mismo tiempo; ambas son de raigambre clásica. El hielo es
“abrasador”; el fuego, “helado”. Nótese también que la estructura sintáctica es
paralela, lo que se repetirá en la mayoría de los versos siguientes. En el
segundo verso se identifica el amor con una “herida”; en el tercero, con un
bien y un mal; en el cuarto, con un “breve descanso”. A cada uno de estos
conceptos le corresponde un adjetivo o complemento el nombre de significación
contraria. Conviene recordar que no aparece el sujeto de ninguna de las
oraciones, solo el verbo y su atributo correspondiente; esta elipsis
sistemática adensa la significación. También la anáfora de “es” en los cuatro
primeros versos, con sus paralelismos (además de los internos) crean una
sensación de acumulación abrumadora de significado.
La segunda estrofa se abre con la
metáfora de “descuido” aplicada al amor. Un leve desliz y ya somos víctimas. En
los tres versos siguientes se suprime el verbo y comienza cada unos de los
versos con su atributo encabezado por el indefinido “un”. Las metáforas son
cobarde, andar solitario y amar. Es la primera vez que aparecen vocablos de la
familia léxica de “amor”, el infinitivo en voz activa, “amar”, y en pasiva,
“ser amado” (v. 8).
En la tercera estrofa se recupera la
estructura de verbo copulativo más atributo, como ya vimos en la primera
estrofa. Ahora la metáfora ocupa dos versos, y no uno. La metáfora “libertad
encarcelada”, también de raigambre clásica es muy expresiva. El último verso
del primer terceto presenta el amor como una “enfermedad”; se ha suprimido el
verbo y se hace más intensa la paradoja: “que crece si es curada” (v. 11).
El último terceto presenta el sujeto y el
término real de las oraciones y de las metáforas, respectivamente. “Este es el
niño Amor, este es su abismo”. Dentro de la estructura se presentan dos
metáforas; el amor es como un niño caprichoso, correspondiente a la imagen de
Cupido; y es también un “abismo”, una sima en la que si se cae, no se puede
salir. Los dos últimos versos forman un epifonema de mucha intensidad. El amor
es, simplemente, incomprensible, pues ni él se entiende. Se lleva mal con todo
lo existente porque en sí mismo existe una contradicción irresoluble: “en todo
es contrario de sí mismo” (v. 14). Es decir, su esencial antinomia hace que no
sea posible entenderlo, ni evitar racionalizarlo para escapar a sus redes, en
caso de caer en ellas.
Como vemos, es un poema muy conceptual,
adensado, apretado en su significación. Las quince metáforas, coronadas por el
epifonema, remiten a una realidad amorosa inextricable y peligrosa, por lo que,
indirectamente, se recomienda su alejamiento. Las estructuras de repetición
(anáforas y paralelismos) y de supresión (elipsis) adensan extraordinariamente
el significado. Todo está sometido a una fuerte presión lingüística, metáfora
en sí misma del propio amor; coloca al hombre en una situación extrema e
ingobernable.
6) Contextualización
Francisco
de Quevedo y Villegas (Madrid, 1570 - Villanueva de los Infantes, Ciudad Real,
1645) es uno de los más grandes escritores de la literatura española y
universal. Su versatilidad es asombrosa, junto con enorme capacidad expresiva
sobre temas y formas muy distintas entre sí. Es el ejemplo más firme de la
literatura conceptista barroca: expresión reconcentrada, anfibología o doble
sentido en los enunciados,densidad significativa, juegos verbales y mentales
que exigen un notable esfuerzo del lector para descubrir el ingenio del
escritor, etc.
La
producción poética es de gran envergadura y calidad. Se calcula que compuso
sobre 875 poemas, bajo el molde de casi todos los subgéneros de su época:
poesía satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral, religiosos (donde se
incluyen sus célebres Salmos) y
fúnebres. Se incluyen poemas metafísicos
y filosóficos de carácter neoestoico. En vida circularon de forma manuscrita
muchos poemas. En forma impresa se recogieron póstumamente en dos obras: El Parnaso español (1648, al cuidado de
sus amigo José Antonio González de Salas) y Las
Tres Musas Últimas Castellanas (1670, al cuidado de su sobrino Pedro
Alderete).
Sus
obras en prosa también son muy abundantes. Según su contenido, se clasifican en
varios grupos. Primero, veremos las obras literarias.
Entre las obras
satírico-morales, sobresale Sueños y
discursos, donde critica oficios, personajes y tipos sociales de su época;
su estilo es mordaz, casi cínico, satírico y un punto escéptico. Toma el modelo
del escritor griego Luciano de Samósata.
Escribió dos
«fantasías morales», el Discurso de todos
los diablos y de La hora de todos.
Ambas son también sátiras lucianescas de característico tono tragicómico;
alcanza gran elegancia y virtuosismo. La diosa Fortuna da a cada uno lo que
merece; el desbarajuste es tal que es mejor volver al desorden previo. Su novela picaresca Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de
vagamundos y espejo de tacaños, apareció impresa en Zaragoza en 1626.
Alcanzó fama en su época por su estilo expresionista y su homor negro,
esperpéntico y corrosivo; la hipérbolización, cosificación y animalización de
los inmorales personajes es el procedimiento continuo de degradación de la
realidad.
Premática y aranceles, hechas por el fiel de las putas, Consejos para
guardar la mosca y gastar la prosa, Premática
del tiempo, Capitulaciones
matrimoniales y Capitulaciones de la
vida de la Corte son sátiras burlescas de los géneros burocráticos-administrativos
habituales en las secretarías del gobierno.
En Cartas del caballero de la Tenaza
(1625), en forma epistolar, cuenta las argucias y pretextos de un hidalgo
tacaño que evita que su enamorada le extraiga dinero.
El Libro de todas las cosas y otras muchas más.
Compuesto por el docto y experimentado en todas materias. El único maestro
malsabidillo. Dirigido a la curiosidad de los entremetidos, a la turbamulta de
los habladores, y a la sonsaca de las viejecitas.
Otro
título chocante es Gracias y desgracias
del ojo del culo. Se trata de una obra breve en el que describe
detalladamente, con humor negro, corrosivo y escatológico, las vicisitudes
alegres y tristes relacionadas con el ano y sus aledaños.
Quevedo
también escribió teatro. No existe un catálogo definitivo de sus obras,
pero destacan Cómo ha de ser el privado y un conjunto de entremeses, como La
polilla de Madrid, El marido pantasma,
El marión, El caballero de la Tenaza, El
niño y Peralvillo de Madrid, La ropavejera
y Los refranes del viejo celoso.
Entre las obras no literarias, algunas son de naturaleza
política. Destaca España defendida… Argumenta
a favor de la calidad y virtudes de las letras españolas y de su cultura
humanista, además de la historia hispana, ya por entonces atacada a través de
la “leyenda negra”. En Política de Dios,
gobierno de Cristo defiende un gobierno regido por los principios
cristianos. Defiende la aparición del Apóstol y su patronazgo de España en Memorial por el patronato de Santiago.
Su defensa, agresiva y fuerte, de la política económica del valido Conde-Duque
de Olivares en El chitón de las
tarabillas (1630) es tan mordaz que se retiró al poco de publicarse. Su
antijudaísmo lo vertió por escrito en Execración
contra los judíos (1633); ahí desliza críticas al Conde-Duque, lo que luego
pagaría con su encarcelamiento en San Marcos de León. Critica la revuelta
catalana de 1640 en La rebelión de
Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero. La Vida de Marco Bruto, recrea la vida del hijo y homicida de Julio
César.
También compuso obras de contenido religioso y de consejos
de una vida cristiana. Son sus obras ascéticas, como Vida de Santo Tomás de Villanueva, Providencia de Dios (es un tratado contra los ateos, compuesto bajo
el principio de un cristianismo estoico), Vida
de San Pablo y La constancia y
paciencia del santo Job.
Entre las obras filosóficas sobresale por su densidad, su
estilo limpio y su estoicismo un tanto escéptico La cuna y la sepultura para el conocimiento propio y desengaño de las
cosas ajenas.
Escribió varios volúmenes de crítica literaria, dirigidos a
vituperar el estilo culterano y al propio Luis de Góngora, por quien sentía
mucha antipatía. El título más célebre es La
aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día. La culta latiniparla es un libro
burlesco y satírico, con “consejos” para dominar el estilo gongorino.
Asimismo,
dejó un jugoso epistolario y muchas traducciones del latín (Propercio y Séneca,
a quienes admiraba) y del griego (criticadas por flojas).
7) Interpretación y
valoración
El
poema “Definición del amor” es un extraordinario ejercicio de ingenio
conceptista. Quevedo asedia la significación del concepto del amor. Lo realiza
en un brillante, y deslumbrante, ejercicio de dominio de la lengua española y
de los procedimientos retóricos. La acumulación de metáforas con sus
correspondientes paradojas dan una idea abrumadora de que no hay modo de
gobernar ese sentimiento o estado del alma que es el amor. El cierre con el
intenso epifonema viene a aconsejar andar con cautela por esos terrenos y,
mejor, evitar su frecuentación.
La
construcción del soneto es bellísima. Las imágenes creadas son brillantes y muy
verdaderas, heredadas de la tradición literaria petrarquista. La construcción,
tanto conceptual, como sintáctica, es formidable en su efecto lector. Este
soneto nos recuerda el que compuso Lope de Vega (“Desmayarse, atreverse, estar
furioso”) sobre el mismo asunto, casi con el mismo patrón compositivo y el
mismo resultado literario: brillantez ingeniosa y deslumbramiento por la
genialidad poética.
El lector se siente abrumado ante tanto
despliegue de agudeza poética y fineza conceptual. Qué duda cabe, estamos ante
uno de los sonetos de amor más brillantes, aunque no tan auténticos, de la
poesía española.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el poema.
2)
Expresa su tema y sus apartados temáticos.
3)
Estudia la medida de los versos y la rima, indica las estrofas y la composición
estrófica empleada por Quevedo.
4)
Explica los recursos estilísticos más interesantes que nos permitan comprender
el poema. Es interesante enumerar el número de metáforas aplicadas al amor.
2.2. Interpretación y
pensamiento analítico
1)
Indica los rasgos propios de la literatura barroca conceptista visibles en el
poema.
2)
¿Por qué es peligroso acercarse al amor? ¿Hay alguna imagen de alguna persona
humana?
3)
¿Cómo podemos inferir, por la estructura de la composición, que no hay forma de
comprender qué es el amor y cómo gobernarlo?
4) La
visión del amor que se desprende, ¿es optimista o pesimista? Aporta razones.
5) A
qué se refiere el yo lírico con “abismo” (v. 14).
6)
¿Por qué suprime tantas palabras y partes de la oración en sus metáforas?
2.3. Fomento de la
creatividad
1)
Explica o recrea en un texto creativo, en prosa o en verso, el contenido del
poema. Se trata de recoger una reflexión sobre la naturaleza del amor.
2)
Imagina una entrevista de tu clase con Francisco de Quevedo. ¿Qué preguntas
harías?
3)
Redacta un diálogo teatral más o menos fiel al contenido del poema. Tendrá dos
personajes, el yo lírico y alguien con un pensamiento contrario, si es que es
posible en este paradójico poema.
4)
Prepara una exposición o presentación ante la clase o la comunidad educativa,
con un cartel, o con medios TIC, sobre Francisco de Quevedo y su tiempo
barroco.
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