Ourense (III-2021) © SVM |
FRANCISCO DE QUEVEDO:
Retirado en la paz de estos desiertos
Retirado
en la paz de estos desiertos,
1
con
pocos pero doctos libros juntos,
vivo
en conversación con los difuntos
y
escucho con mis ojos a los muertos.
Si no
siempre entendidos, siempre abiertos, 5
o
enmiendan o fecundan mis asuntos;
y en
músicos callados contrapuntos
al
sueño de la vida hablan despiertos.
Las
grandes almas que la muerte ausenta,
de
injurias de los años vengadora, 10
libra,
¡oh gran don Ioseph!, docta la imprenta.
En
fuga irrevocable huye la hora,
pero
aquélla el mejor cálculo cuenta
que
en la lección y estudios nos mejora.
1.
ANÁLISIS
1)
Resumen
Francisco
de Quevedo (Madrid, 1580 – Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645) es el
máximo ejemplo del conceptismo barroco español. Este poema es un ejemplo de
ello en sus múltiples facetas, formales o del plano de la expresión, y de
significación o del plano del contenido. En otras palabras, nos sirve muy bien
para entender la mentalidad y los presupuestos estéticos barrocos.
El
yo lírico habla en primera persona desde el primer momento. Anuncia su estilo
de vida, solitario, tranquilo y entregado a la lectura, en un lugar poco
habitado y poco fértil (“desiertos”). Loa a los libros que estudia
afanosamente, pues en ellos encuentra luz para vivir más plenamente. Frente a
la tramoya y ruido de la vida diaria, que no pasa de un sueño, en los libros
encuentra verdades inconmovibles.
En
el primer terceto alaba a la imprenta, pues salva del olvido a los grandes
autores que nos dejaron doctos libros. El tiempo pasa deprisa, qué duda cabe,
pero hay un modo de emplearlo juiciosamente: entregarse al aprendizaje de los
conocimientos importantes para nuestra vida, pues nos hace mejores.
2)
Tema
El
tema del poema se puede enunciar así: descripción del estilo de vida del yo
lírico, entregado al estudio y lectura de autores antiguos, sabios y profundos;
ello le reporta luz y seguridad para recorrer el camino de la vida, breve e
incierto. En otras palabras, presentación de una vida entregada al estudio y la
lectura para vivir con más sentido y seguridad moral e intelectual.
3)
Apartados temáticos
Como
es de esperar por la estructura estrófica empleada, el soneto, se distinguen
muy bien dos secciones de contenido, aunque no en su distribución habitual:
- Las dos primeras estrofas (vv. 1-8) forman
la primera sección temática: el yo lírico expone su estilo de vida, enfrascado
en la lectura de los buenos autores. Su efecto benéfico es inmediato y le
ayudan a comprender la verdad de la existencia, que es poco más que un sueño.
- Las dos últimas estrofas (vv. 9-14)
conforman la segunda sección temática: poseen un carácter conclusivo y
causal-consecutivo: la imprenta es muy beneficiosa para el hombre porque nos
permite leer y aprender de los sabios antiguos. Por otro lado, advierte que,
dada la fugacidad de la vida, aprendida en la lectura de esos autores, la mejor
inversión del poco tiempo de que disponemos es la del estudio y la lectura. La
primera parte es más personal y algo intimista; la segunda es más genérica y de
alcance más universal, a pesar de invocar a su amigo don Ioseph, que ya veremos
quién es.
4) Análisis
métrico y de la rima
Quevedo
ha elegido el soneto como forma estrófica (ABBA, ABBA, CDC, DCD). Lógicamente,
los versos son endecasílabos, la rima consonante y las estrofas se distribuyen
en dos cuartetos y dos tercetos; estos tienen una rima encadenada; el segundo
verso de la primera estrofa coincide en rima con la del primero y tercero de la
segunda. Es una opción típica de Quevedo, al fin y al cabo deudor de la
tradición garcilasiana y petrarquista.
5) Comentario estilístico
Este maravilloso poema es de una
profundidad y belleza inauditas. El yo lírico habla de su actual estilo de
vida. Habita un lugar poco poblado, tranquilo y sin grandes sobresaltos. Todo
ello se contiene en la hermosa metáfora “la paz de estos desiertos” (v. 1). Su
compañía habitual es la de los libros, con cuyos autores “conversa”, a través
de la lectura. Justamente esta actividad le permite “escuchar” la voz de esos
autores. La sinestesia es magnífica; expresa muy bien cómo el yo lírico siente
a su lado a esos hombres, ya muertos, que dejaron sus ideas en libros. La
paradoja implícita “escucho con mis ojos a los muertos” (v. 4) tiene una
significación clara y fuerte: los libros salvan de la muerte a los autores;
estos, de algún modo, siguen vivos entre nosotros a través de sus libros.
En el segundo cuarteto, el foco temático
son los autores de esos libros que lo acompañan. Primero reconoce que los tiene
siempre a la mano; algunos no son fácil comprensión porque tratan asuntos
arduos. Explicita sus efectos positivos: “o enmiendan o fecundan mis asuntos”
(v. 6); la lectura siempre es beneficiosa, afirma. Esta lectura es como una
música que no se oye, pero se siente (“músicos callados contrapuntos”, v. 7).Y
explican al yo lírico el sentido pleno de la vida: esta es un sueño del que conviene
despertar. Las dos paradojas que aparecen en estos dos versos potencian la
significación del poder de los libros.
En el primer terceto cambia el foco
temático. Ahora se loa a la imprenta y se invoca a un amigo, don Ioseph, que no
es otro que su editor póstumo José Antonio González de Salas. Aquí surge un
tono epistolar e intimista en el poema que antes no se había visto. El poema
parece una carta del yo lírico, relatando su estilo de vida y alabando a lo
libros y la lectura, a un amigo muy íntimo; por eso existe también un aire
confidencial y de amistad estrecha. La imprenta se ve personificada; adquiere
vida propia y se venga de la muerte, al permitir que los libros de las “grandes
almas” (metonimia de los buenos escritores) sigan entre nosotros. La imprenta,
por metonimia, es “docta”, como los libros que lee y “vengadora”, pues burla a
la muerte.
El segundo terceto también posee un tono
abierto y general. El tiempo, al que se alude metonímicamente como “la hora”
(v. 12), se va rápido; aquí se detecta el tópico de Tempus fugit. Sin embargo, la mejor hora empleada es la que
dedicamos a la lectura y estudio, pues nos hace mejores, más nobles.
La loa a los libros se erige, en la parte
final del poema, como el tema central. Por ellos vale la pena vivir, esforzarse
y dar por bueno nuestro paso por este mundo, que es más “sueño”, es decir,
engaño, que otra cosa. El tono de serenidad resignada, conformidad con el
destino mortal y aceptación humilde del destino del hombre sobresalen
poderosamente a lo largo del poema. La alabanza a los libros, a sus autores, a
la imprenta y a la aplicación lectora es de una belleza realmente inaudita.
Pocas veces se ha expresado con tanta precisión y talento en lengua española.
Un poema que comienza siendo un relato de la vida cotidiana de un hombre
apartado del ajetreo de la ciudad y sus cuitas se va transformando en una loa
bella, profunda y muy bien argumentada dirigida al mundo del libro y la
lectura.
6) Contextualización
Francisco
de Quevedo y Villegas (Madrid, 1570 - Villanueva de los Infantes, Ciudad Real,
1645) es uno de los más grandes escritores de la literatura española y
universal. Su versatilidad es asombrosa, junto con enorme capacidad expresiva
sobre temas y formas muy distintas entre sí. Es el ejemplo más firme de la
literatura conceptista barroca: expresión reconcentrada, anfibología o doble
sentido en los enunciados, densidad significativa, juegos verbales y mentales
que exigen un notable esfuerzo del lector para descubrir el ingenio del
escritor, etc.
La
producción poética es de gran envergadura y calidad. Se calcula que compuso sobre 875 poemas, bajo el molde de casi todos los subgéneros de su época:
poesía satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral, religiosos (donde se
incluyen sus célebres Salmos) y
fúnebres. Se incluyen poemas metafísicos
y filosóficos de carácter neoestoico. En vida circularon de forma manuscrita
muchos poemas. En forma impresa se recogieron póstumamente en dos obras: El Parnaso español (1648, al cuidado de
sus amigo José Antonio González de Salas) y Las
Tres Musas Últimas Castellanas (1670, al cuidado de su sobrino Pedro
Alderete).
Sus
obras en prosa también son muy abundantes. Según su contenido, se clasifican en
varios grupos. Primero, veremos las obras literarias.
Entre las obras satírico-morales,
sobresale Sueños y discursos, donde
critica oficios, personajes y tipos sociales de su época; su estilo es mordaz,
casi cínico, satírico y un punto escéptico. Toma el modelo de escritor griego
Luciano de Samósata.
Escribió dos
«fantasías morales», el Discurso de todos
los diablos y de La hora de todos.
Ambas son también sátiras lucianescas de característico tono tragicómico;
alcanza gran elegancia y virtuosismo. La diosa Fortuna da a cada uno lo que
merece; el desbarajuste es tal que es mejor volver al desorden previo. Su novela picaresca Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de
vagamundos y espejo de tacaños, apareció impresa en Zaragoza en 1626.
Alcanzó fama en su época por su estilo expresionista y su humor negro,
esperpéntico y corrosivo; la hipérbolización, cosificación y animalización de
los inmorales personajes es el procedimiento continuo de degradación de la
realidad.
Premática y aranceles, hechas por el fiel de las putas, Consejos para
guardar la mosca y gastar la prosa, Premática
del tiempo, Capitulaciones
matrimoniales y Capitulaciones de la
vida de la Corte son sátiras burlescas de los géneros
burocráticos-administrativos habituales en las secretarías del gobierno.
En Cartas del caballero de la Tenaza
(1625), en forma epistolar, cuenta las argucias y pretextos de un hidalgo
tacaño que evita que su enamorada le extraiga dinero.
El Libro de todas las cosas y otras muchas más.
Compuesto por el docto y experimentado en todas materias. El único maestro
malsabidillo. Dirigido a la curiosidad de los entremetidos, a la turbamulta de
los habladores, y a la sonsaca de las viejecitas.
Otro
título chocante es Gracias y desgracias
del ojo del culo. Se trata de una obra breve en el que describe
detalladamente, con humor negro, corrosivo y escatológico, las vicisitudes
alegres y tristes relacionadas con el ano y sus aledaños.
Quevedo
también escribió teatro. No existe un catálogo definitivo de sus obras,
pero destacan Cómo ha de ser el privado y un conjunto de entremeses, como La
polilla de Madrid, El marido pantasma,
El marión, El caballero de la Tenaza, El
niño y Peralvillo de Madrid, La ropavejera
y Los refranes del viejo celoso.
Entre las obras no literarias, algunas son de naturaleza
política. Destaca España defendida… Argumenta
a favor de la calidad y virtudes de las letras españolas y de su cultura
humanista, además de la historia hispana, ya por entonces atacada a través de
la “leyenda negra”. En Política de Dios,
gobierno de Cristo defiende un gobierno regido por los principios
cristianos. Defiende la aparición del Apóstol y su patronazgo de España en Memorial por el patronato de Santiago.
Su defensa, agresiva y fuerte, de la política económica del valido Conde-Duque
de Olivares en El chitón de las
tarabillas (1630) es tan mordaz que se retiró al poco de publicarse. Su
antijudaísmo lo vertió por escrito en Execración
contra los judíos (1633); ahí desliza críticas al Conde-Duque, lo que luego
pagaría con su encarcelamiento en San Marcos de León. Critica la revuelta
catalana de 1640 en La rebelión de
Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero. La Vida de Marco Bruto, recrea la vida del hijo y homicida de Julio
César.
También compuso obras de contenido religioso y de consejos
de una vida cristiana. Son sus obras ascéticas, como Vida de Santo Tomás de Villanueva, Providencia de Dios (es un tratado contra los ateos, compuesto bajo
el principio de un cristianismo estoico), Vida
de San Pablo y La constancia y
paciencia del santo Job.
Entre las obras filosóficas sobresale por su densidad, su
estilo limpio y su estoicismo un tanto escéptico La cuna y la sepultura para el conocimiento propio y desengaño de las
cosas ajenas.
Escribió varios volúmenes de crítica literaria, dirigidos a
vituperar el estilo culterano y al propio Luis de Góngora, por quien sentía
mucha antipatía. El título más célebre es La
aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día. La culta latiniparla es un libro
burlesco y satírico, con “consejos” para dominar el estilo gongorino.
Asimismo,
dejó un jugoso epistolario y muchas traducciones del latín (Propercio y Séneca,
a quienes admiraba) y del griego (criticadas por flojas).
7) Interpretación y
valoración
El
poema “Retirado en la paz de estos desiertos” es de contenido existencial y
filosófico, a la vez que redunda en una firme alabanza de los libros, la
imprenta y la lectura. El poema también posee un tono epistolar. El yo lírico
se dirige a su amigo “don Ioseph” para comentarle su estilo de vida y que qué
invierte su tiempo.
Como
ya hemos visto en otros poemas, se trata de una reflexión, de carácter
existencialista, pero anclado en el yo lirico, sobre la fugacidad de la vida y
la proximidad de la muerte. El tono no es tan agónico como en otros poemas.
Ahora aparece algo maravilloso: los libros y la lectura; proporcionan sabiduría
y juicio para gobernarse en el sueño de la vida; dotan al lector atento de herramientas
para sortear las trampas de la existencia.
El
poema alaba la imprenta como un grandísimo invento que permite burlar a la
muerte, pues, al tener los libros y disfrutarlos, tenemos a nuestro lado a los
autores. Está muy logrado y es sorprendente el tono de amistad,
confidencialidad e intimismo que brota de las confesiones del yo lírico
dirigidas a su amigo José Antonio González de Salas. Por momentos, el soneto
parece una misiva dirigida a un amigo muy estrecho.
La
construcción del soneto es bellísima. El movimiento de lo personal y
circunstancial hacia lo general y de validez universal está logrado
maravillosamente. Lo mismo se puede afirmar de lo personal a lo colectivo, y
del libro a la imprenta. El tono conclusivo del soneto se logra magníficamente:
el mejor tiempo invertido para el hombre es el del estudio, por eso el yo
lírico lo hace en un ambiente de soledad y esencialidad, sin distracciones
mundanas.
El
conjunto del soneto resulta de una asombrosa belleza, reforzada por el mensaje
positivo y noble de alabanza de los libros y la lectura. La paradoja surge en
que, siendo la vida breve, su mejor empleo es crear un poema en que se reconoce
esta terrible realidad y se crea un artefacto poético que sí burla al tiempo
fugaz y a la muerte tenebrosa que nos aguarda, como al yo lírico. Qué duda
cabe, estamos ante uno de los sonetos existenciales y morales de más honda
belleza de la poesía española.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el poema.
2)
Expresa su tema y sus apartados temáticos.
3)
Estudia la medida de los versos y la rima, indica las estrofas y la composición
estrófica empleada por Quevedo.
4)
Explica los recursos estilísticos más interesantes que nos permitan comprender
el poema en su intención emocional, existencial y filosófica.
2.2. Interpretación y
pensamiento analítico
1)
Indica los rasgos propios de la literatura barroca visibles en el poema.
2)
¿Por qué la lectura es benéfica para el hombre? ¿A qué se contrapone?
3)
¿Cómo podemos comprobar el tono de confidencialidad, como el expresado en una
carta a un amigo?
4) La
visión de la vida que se desprende, ¿es optimista o pesimista? Aporta razones.
4) A
qué se refiere el yo lírico “sueño de la vida” (v. 8).
5)
¿Qué tópicos literarios aparecen en el poema?
2.3. Fomento de la
creatividad
1)
Explica o recrea en un texto creativo, en prosa o en verso, el contenido del
poema. Se trata de recoger una reflexión sobre la importancia de una actividad
beneficiosa, como la lectura, dirigida a una persona querida.
2)
Imagina una entrevista de tu clase con Francisco de Quevedo. ¿Qué preguntas
harías?
3)
Redacta un diálogo teatral más o menos fiel al poema. Tendrá dos personajes, el
yo lírico y alguien con un pensamiento contrario. La loa a la lectura, o a otra
actividad, puede ser un buen punto de partida.
4)
Prepara una exposición o presentación ante la clase o la comunidad educativa,
con un cartel, o con medios TIC, sobre Francisco de Quevedo y su tiempo
barroco.
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