07/03/2021

Francisco de Quevedo: "A un hombre de gran nariz" (soneto); análisis y propuesta didáctica

 

Pajares, León (I-2021) © SVM

FRANCISCO DE QUEVEDO: A un hombre de gran nariz

 

Érase un hombre a una nariz pegado,    1

Érase una nariz superlativa,

Érase una alquitara medio viva,

Érase un peje espada mal barbado;

 

Era un reloj de sol mal encarado.          5 

Érase un elefante boca arriba,

Érase una nariz sayón y escriba,

Un Ovidio Nasón mal narigado.

 

Érase el espolón de una galera,

Érase una pirámide de Egito,                 10

Los doce tribus de narices era;

 

Érase un naricísimo infinito,

Frisón archinariz, caratulera,

Sabañón garrafal morado y frito.

 

1.    ANÁLISIS

1)   Resumen

Francisco de Quevedo (Madrid, 1580 – Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645) es el máximo ejemplo del conceptismo barroco español. Este poema es un ejemplo de ello en sus múltiples facetas, formales o del plano de la expresión, y de significación o del plano del contenido. En otras palabras, nos sirve muy bien para entender la mentalidad y los presupuestos estéticos barrocos.

El poema es de naturaleza satírica y burlesca. El yo lírico caricaturiza e induce a la risa, por ridiculización, al hacer la prosopografía de un hombre narigudo. La operación mental que realiza es la de crear metáforas hiperbólicas referidas al tamaño de la nariz de ese individuo. En cada verso aparece una metáfora (excepto en el 12, sin ninguna; pero en el 13 aparecen dos), de modo que son catorce en total, las que ridiculizan a ese hombre que al yo poético le despierta animadversión; acaso no es real, solo es imaginario; es decir, estamos ante un tipo social, un prototipo de cierta grupo de personas que poseen un apéndice nasal generoso.

Todas las metáforas implican una exageración evidente, muchas veces increíble. Podemos afirmar que cada metáfora es acompañada de su hipérbole. El conjunto crea una prosopografía grotesca, deforme y ridícula; es justo la imagen y la reacción que el yo lírico, que escribe con saña, desea transmitir.

2)    Tema

El tema del poema se puede enunciar así: descripción física, exagerada y ridiculizadora, de una persona con una gran nariz. O dicho de otro modo: sátira cruel contra un hombre narigudo.

3)    Apartados temáticos

En contra de lo habitual en un soneto, en este no podemos distinguir apartados temáticos. Todo es conjunto gira en torno a la presentación sucesiva de metáforas hiperbolizantes sobre la nariz del personaje descrito. Todo el poema conforma una única sección de contenido.

4) Análisis métrico y de la rima

Quevedo ha elegido el soneto como forma estrófica (ABBA, ABBA, CDC, DCD). Lógicamente, los versos son endecasílabos, la rima consonante y las estrofas se distribuyen en dos cuartetos y dos tercetos; estos tienen una rima encadenada; el segundo verso de la primera estrofa coincide en rima con la del primero y tercero de la segunda.

5) Comentario estilístico

La anáfora creada por la repetición de “Érase” diez veces nos da idea de la exageración incluso en el empleo de los recursos retóricos. El entendimiento de las metáforas es lineal y sencillo. Hoy los problemas de comprensión proceden del empleo de términos que son arcaico.

En la primera estrofa las cuatro imágenes son de intelección directa. La “alquitara medio viva” (v. 3). La alquitara es lo mismo que el alambique; posee un conducto que se va estrechando, en forma de uve invertida, por donde se destila una sustancia. “Peje” es lo mismo que “pez”.

En la segunda estrofa aparecen algunos términos poco usados. “Sayón”, entre otros significados, posee el de “Verdugo que ejecutaba las penas a que eran condenados los reos” (DLE). “Escriba” se refiere a “Entre los hebreos, doctor e intérprete de la ley” (DLE). El yo lírico adjetiva al narigudo de verdugo y de judío; ambos aspectos estaban muy mal vistos en la sociedad barroca española. Ovidio Nasón fue un importante poeta latino, autor de las Metamorfosis; su apellido significa “de nariz grande”.

En la tercera estrofa, primer cuarteto, la primera imagen es la del “espolón” de una galera”; aquel es la “Pieza de hierro aguda, afilada y saliente en la proa de las antiguas galeras y de algunos modernos acorazados, para embestir y echar a pique el buque enemigo” (DLE); la imagen es evidente y no necesita mayor aclaración. La siguiente imagen, “Érase una pirámide de Egipto” (v. 10), se refiere a que el el narigudo, boca arriba, se parece a una pirámide egipcia. “Las doce tribus de narices era” (v. 11) es una referencia bíblica. Su nariz equivale a la de todos los miembros de las doce tribus de Israel a las que se les repartió la Tierra Prometida tras el éxodo de Egipto; es decir, son todos los miembros de ese pueblo.

En el último terceto se juega con un superlativo, “naricísimo”; acompañado del adjetivo “infinito” (v. 12) el efecto que provoca es de una ridiculización risible. “Frisón” (v. 13) significa algo grande y corpulento dentro de su género; el adjetivo “caratulera” se refiere a que se asemeja a una carátula o máscara, donde los rasgos del rostro pueden estar exagerados. El “sabañón” (v. 14) es la “Hinchazón o ulceración de la piel, principalmente de las manos, los pies y las orejas, que es causada por frío excesivo y produce ardor y picazón” (DLE). Es aquí donde aparece la única nota de color, pues el sabaón es “morado y frito”; su color resulta repugnante. Vemos que se acumula una imagen tras otra para fijar bien la idea de una nariz descomunal.

Ya hemos comentado el efecto acumulativo de los recursos de repetición. En la misma dirección apuntan los superlativos (“naricísimo” y “archinariz”) y algunas bimembraciones adjetivales (“morado y frito”, v. 14). Nótese que el sujeto solo aparece en la primera oración, en el primer verso. En todos los demás, únicamente aparece el verbo copulativo con su atributo. Las elipsis concentran la acción extraordinariamente.

El soneto es un ejercicio festivo y humorístico de ridiculización de un tipo de cara. ¿Se refiere a alguien en concreto? No lo sabemos; pero eso no rebaja el efecto de risa que produce en el lector, pues la hipérbole sistemática, hasta lo imposible, crea un efecto humorístico irresistible.

6) Contextualización

Francisco de Quevedo y Villegas (Madrid, 1570 - Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645) es uno de los más grandes escritores de la literatura española y universal. Su versatilidad es asombrosa, junto con enorme capacidad expresiva sobre temas y formas muy distintas entre sí. Es el ejemplo más firme de la literatura conceptista barroca: expresión reconcentrada, anfibología o doble sentido en los enunciados,densidad significativa, juegos verbales y mentales que exigen un notable esfuerzo del lector para descubrir el ingenio del escritor, etc.

La producción poética es de gran envergadura y calidad. Se calcula que compuso sobre 875 poemas, bajo el molde de casi todos los subgéneros de su época: poesía satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral, religiosos (donde se incluyen sus célebres Salmos) y fúnebres. Se incluyen  poemas metafísicos y filosóficos de carácter neoestoico. En vida circularon de forma manuscrita muchos poemas. En forma impresa se recogieron póstumamente en dos obras: El Parnaso español (1648, al cuidado de sus amigo José Antonio González de Salas) y Las Tres Musas Últimas Castellanas (1670, al cuidado de su sobrino Pedro Alderete).

Sus obras en prosa también son muy abundantes. Según su contenido, se clasifican en varios grupos. Primero, veremos las obras literarias.

Entre las obras satírico-morales, sobresale Sueños y discursos, donde critica oficios, personajes y tipos sociales de su época; su estilo es mordaz, casi cínico, satírico y un punto escéptico. Toma el modelo del escritor griego Luciano de Samósata.
Escribió dos «fantasías morales», el Discurso de todos los diablos y de La hora de todos. Ambas son también sátiras lucianescas de característico tono tragicómico; alcanza gran elegancia y virtuosismo. La diosa Fortuna da a cada uno lo que merece; el desbarajuste es tal que es mejor volver al desorden previo. Su  novela picaresca Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, apareció impresa en Zaragoza en 1626. Alcanzó fama en su época por su estilo expresionista y su homor negro, esperpéntico y corrosivo; la hipérbolización, cosificación y animalización de los inmorales personajes es el procedimiento continuo de degradación de la realidad.
Premática y aranceles, hechas por el fiel de las putas, Consejos para guardar la mosca y gastar la prosa, Premática del tiempo, Capitulaciones matrimoniales y Capitulaciones de la vida de la Corte son sátiras burlescas de los géneros burocráticos-administrativos habituales en las secretarías del gobierno.

En Cartas del caballero de la Tenaza (1625), en forma epistolar, cuenta las argucias y pretextos de un hidalgo tacaño que evita que su enamorada le extraiga dinero.

El Libro de todas las cosas y otras muchas más. Compuesto por el docto y experimentado en todas materias. El único maestro malsabidillo. Dirigido a la curiosidad de los entremetidos, a la turbamulta de los habladores, y a la sonsaca de las viejecitas.

Otro título chocante es Gracias y desgracias del ojo del culo. Se trata de una obra breve en el que describe detalladamente, con humor negro, corrosivo y escatológico, las vicisitudes alegres y tristes relacionadas con el ano y sus aledaños.

Quevedo también escribió teatro. No existe un catálogo definitivo de sus obras, pero  destacan Cómo ha de ser el privado y un conjunto de entremeses, como  La polilla de Madrid, El marido pantasma, El marión, El caballero de la Tenaza, El niño y Peralvillo de Madrid, La ropavejera y Los refranes del viejo celoso.

Entre las obras no literarias, algunas son de naturaleza política. Destaca España defendida… Argumenta a favor de la calidad y virtudes de las letras españolas y de su cultura humanista, además de la historia hispana, ya por entonces atacada a través de la “leyenda negra”. En Política de Dios, gobierno de Cristo defiende un gobierno regido por los principios cristianos. Defiende la aparición del Apóstol y su patronazgo de España en Memorial por el patronato de Santiago. Su defensa, agresiva y fuerte, de la política económica del valido Conde-Duque de Olivares en El chitón de las tarabillas (1630) es tan mordaz que se retiró al poco de publicarse. Su antijudaísmo lo vertió por escrito en Execración contra los judíos (1633); ahí desliza críticas al Conde-Duque, lo que luego pagaría con su encarcelamiento en San Marcos de León. Critica la revuelta catalana de 1640 en La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero. La Vida de Marco Bruto, recrea la vida del hijo y homicida de Julio César.

También compuso obras de contenido religioso y de consejos de una vida cristiana. Son sus obras ascéticas, como Vida de Santo Tomás de Villanueva, ​Providencia de Dios (es un tratado contra los ateos, compuesto bajo el principio de un cristianismo estoico), Vida de San Pablo y La constancia y paciencia del santo Job.

Entre las obras filosóficas sobresale por su densidad, su estilo limpio y su estoicismo un tanto escéptico La cuna y la sepultura para el conocimiento propio y desengaño de las cosas ajenas.

Escribió varios volúmenes de crítica literaria, dirigidos a vituperar el estilo culterano y al propio Luis de Góngora, por quien sentía mucha antipatía. El título más célebre es La aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día. La culta latiniparla es un libro burlesco y satírico, con “consejos” para dominar el estilo gongorino.

Asimismo, dejó un jugoso epistolario y muchas traducciones del latín (Propercio y Séneca, a quienes admiraba) y del griego (criticadas por flojas).

7) Interpretación y valoración

El poema “A un hombre narigudo” es todo un alarde de dominio de la lengua y de posesión de un ingenio superior. Se trata de un ejercicio literario de agudeza satírica y burlesca aplicado a un tipo de rostro, el del narigudo.

La composición es un ejemplo práctico de la hipérbole acumulativa hasta límites insospechados, dentro de un contexto literario. El pobre narigudo sale muy malparado del dibujo que realiza el yo lírico, pues este se aplica con saña y muy mala fe. Desea ridiculizar hasta destruir la imagen humana del satirizado. Ciertamente, lo logra.

 

2.    PROPUESTA DIDÁCTICA

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema.

2) Expresa su tema y sus apartados temáticos.

3) Estudia la medida de los versos y la rima, indica las estrofas y la composición estrófica empleada por Quevedo.

4) Explica los recursos estilísticos más interesantes que nos permitan comprender el poema. Es interesante enumerar el número de metáforas aplicadas al narigudo.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) Indica los rasgos propios de la literatura barroca conceptista visibles en el poema.

2) ¿Por qué es imposible tener una nariz más grande que la de este narigudo?

3) ¿Qué aspectos de la vida del siglo XVII utiliza Quevedo que hoy no forman parte de nuestra cultura cotidiana?

4) La visión del narigudo que se desprende, ¿es amable o cruel? Aporta razones.

5) ¿Cuál es la imagen más exagerada de las quince que emplea el yo lírico?

6) ¿Por qué suprime tantas palabras y partes de la oración en sus metáforas?

2.3. Fomento de la creatividad

1) Explica o recrea en un texto creativo, en prosa o en verso, el contenido del poema. Se trata de describir, a base de repeticiones de estructuras sintácticas y de imágenes hiperbólicas, realizadas a través de metáforas, un tipo físico especialmente risible.

2) Imagina una entrevista de tu clase con Francisco de Quevedo. ¿Qué preguntas harías?

3) Redacta un diálogo teatral más o menos fiel al contenido del poema. Tendrá dos personajes, el yo lírico y alguien con un pensamiento contrario, si es que es posible en este paradójico poema.

4) Prepara una exposición o presentación ante la clase o la comunidad educativa, con un cartel, o con medios TIC, sobre Francisco de Quevedo y su tiempo barroco.


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