León (II-2021) © SVM |
FRANCISCO DE QUEVEDO:
Poderoso caballero es don Dinero
[1] Madre, yo al oro me humillo, 1
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo 5
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
[2] Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña; 10
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero 15
Es don Dinero.
[3] Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales. 20
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
[4] ¿A quién no le maravilla 25
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero, 30
Poderoso caballero
Es don Dinero.
[5] Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos 35
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero. 40
[6] Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra 45
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
1.
ANÁLISIS
1)
Resumen
Francisco
de Quevedo (Madrid, 1580 – Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645) es el
máximo ejemplo del conceptismo barroco español. Este poema es un ejemplo de
ello en sus múltiples facetas, formales o del plano de la expresión, y de
significación o del plano del contenido. En otras palabras, nos sirve muy bien
para entender la mentalidad y los presupuestos estéticos barrocos.
El
yo lírico reflexiona sobre el dinero, su procedencia, sus movimientos, el
cambio de manos y cómo otorga reputación a su poseedor y hunde en la miseria a
quien no lo tiene. Nótese que el estribillo repite casi obsesivamente el tema
central del poema: el dinero es respetado, deseado y anhelado por todos
nosotros.
En
la primera estrofa, el yo lírico se comunica con su madre. Le comunica que vive
para el dinero, pues le gusta mucho. A su lado, todo se vuelve amarillo (el
color del oro, del que estaba hecho las monedas de más valor). La posesión del
dinero permite hacer lo que no quiere, pues ya no hay restricciones.
En
la segunda estrofa realiza un breve recorrido de la creación de una parte de la
riqueza: Indias (por las minas de oro y plata que existían en la época
colonial), España (donde se acuñaba) y Génova (donde iba a parar, pues la
Monarquía tenía que saldar sus deudas con los banqueros genoveses, que habían
anticipado fuertes cantidades a la Monarquía). El yo lírico admite que el
dinero es “hermoso”, aunque sea “fiero”, es decir, acarrea disgustos y
violencias.
La
tercera persona recuerda al lector que parte del dinero nace de Oriente,
tradicional fuente de suministro de metales nobles. La sangre del oro es real,
venga de donde viniere, pues así lo considera todo el mundo. Por otro lado,
advierte que la posesión de la riqueza iguala a todo el mundo,
independientemente de su origen.
La
cuarta estrofa recuerda que incluso la fracción más pequeña de la moneda, la
blanca, es estimada como una reina (Doña Blanca fue una reina de Castilla). Es
tal el poder del dinero que “humilla” a cualquier persona, sea cual fuere su
estatus social. Es un modo de afirmar que por su posesión cualquiera se
envilece.
La
quinta estrofa juega con anfibologías. Aunque las monedas se fraccionen, todo
el mundo las sigue estimando. Asimismo, advierte que su posesión ennoblece o
autoriza a personas bajas, como un gañán o un jornalero.
La
sexta estrofa, de nuevo apoyándose en la anfibología de la palabra “escudo”,
que era un tipo de moneda y, en su acepción bélica, como arma defensiva. El
primero es mucho más valioso que el segundo. Cierra su razonamiento advirtiendo
que su poder es tal que hace extraños a los compatriotas pobres y, por el
contrario, naturaliza al extranjero rico.
2)
Tema
El
tema del poema se puede enunciar así: exposición y reconocimiento irónico del
poder del dinero, que trastorna los valores morales e induce a las personas a
la traición para poseer riqueza. En otras palabras, el poema reflexiona con
amargura sobre la excesiva influencia de la riqueza sobre las personas.
3)
Apartados temáticos
El
poema se puede dividir en tantas secciones temáticas como estrofas, pues en
cada una de ellas explora y enuncia algún aspecto del poder del dinero sobre
los individuos. Como se puede apreciar en el resumen, en cada una de ellas el
yo lírico ilustra las consecuencias de la posesión, o lo contrario, de la
riqueza. La última estrofa posee un carácter conclusivo; se aprecia en el verbo
en imperativo (“Mirad”), que funciona como una llamada de atención final.
4) Análisis
métrico y de la rima
Quevedo
ha elegido la estructura métrica de la letrilla, repetida seis veces, pues cada
estrofa cambia su rima. En cada estrofa se halla una redondilla, dos versos de
enlace (el primero repite la rima inicial de la redondilla; el segundo coincide
con la rima del estribillo, los dos versos que se repiten al final de cada
estrofa; el conjunto suma ocho versos. Nótese que el verso final del estribillo
no es octosílabo, sino pentasílabo; la ruptura de la cantidad potencia la
expresividad del foco temático: “don Dinero”.
5) Comentario estilístico
El
texto posee una doble vertiente dialógica; una es la del yo lírico con su
madre, a la que interpela en el primer verso; pero también establece una
comunicación con los lectores, a través del imperativo “Mirad”. Es cierto que
es un diálogo truncado, pues no hay respuestas, solo habla el yo lírico; sin
embargo, la huella conversacional no se pierde en todo el poema.
En
el primer verso, el yo lírico admite que está dispuesto a arrastrarse por el
oro, pues lo ama intensamente. Eso se lo confiesa a su madre. Le gusta mucho el
color amarillo, que simboliza el esplendor el oro. No le importa si son monedas
de más valor (“doblón”, v. 5), o de menos; al fin, todas se someten a la
voluntad de su poseedor. El estribillo aparece ahora por primera vez: afirma
rotundamente que el dinero es un señor noble y poderoso.
La
segunda estrofa personifica el dinero y realiza un recorrido por su nacimiento:
de las minas de América llega al metal, ya “honrado” (v. 9). Los pasos
siguientes se verifican en España, donde viene a “morir” (v. 11), aunque el
entierro se verifica en Génova, sede de muchos de los grandes banqueros que
financiaban la Monarquía hispánica. Los dos versos de transición, antes del
estribillo, suelen exponer una paradoja, a partir de la segunda. Ahora afirma
que “Es hermoso, aunque sea fiero” (v. 14); significa que, aunque es muy arduo
su acumulación, cuando lo tenemos, nos sentimos satisfechos.
La
tercera estrofa metaforiza la riqueza como si fuera un príncipe de sangre real.
Por eso explica que sus “padres” (v. 17) son principales. La anfibología con
“venas” (v. 19) es muy interesante: se refiere a las vetas de las minas de
donde se extrae el oro y, por otro lado, a la sangre familiar, nuestros
ancestros. La paradoja de los dos versos de vuelta advierte que el dinero
iguala a los ricos y a los humildes, es decir, el “rico” y el “pordiosero” (v.
22).
La
cuarta estrofa se abre con una interrogación retórica, que contiene otra
anfibología. La blanca, una de las monedas de menos valor, de ahí que se la
califique de “lo más ruin de su casa” (v. 27); sin embargo, no por ello es
despreciada, pues tiene tanta gloria como la reina castellana medieval Blanca
de Castilla. La paradoja esta vez aclara que el dinero humilla “al cobarde y al
guerrero” (v. 30), independientemente de su valor, el cual queda anulado ante
el dinero.
La
quinta estrofa aclara la nobleza y “calidad” del dinero. Este tiene majestad;
aunque provoca quebraderos de cabeza, nadie lo rehúye, aunque se le haga
“cuartos” (v. 35); de nuevo otra anfibología referido a la fracción de las
monedas en unidades menores, o en repartirlo entre varios propietarios. La
paradoja esta vez aclara que la posesión “da autoridad” (v. 37) tanto al gañán,
como al jornalero, es decir, gente humilde de pocos recursos.
La
última estrofa posee cierto carácter conclusivo. Se aprecia en las afirmaciones
generales, como de validez universal, y en el imperativo (“Mirad”, v. 42) con
valor de apóstrofe, dirigido precisamente a nosotros, lectores. De nuevo la
anfibología es un elemento esencial en la estrofa; se realiza con con la
palabra “escudos” (tipo de moneda y arma defensiva). Se refuerza su
expresividad con el oxímoron “paz” y “guerra” (vv. 43 y 44). De nuevo otra
antítesis, que deriva en paradoja, cierra el poema, entre “natural” y
“forastero”. Aquel es visto como un extraño, y este, con dinero, es uno de los
nuestros.
Como
se ve, el poema tiene un tono pesimista, amargo. El yo lírico denuncia el
excesivo poder del dinero, además de su injusticia. Quien lo posee, aunque sea
un patán, o un inmoral, es respetado y temido. Quien no lo posee, es visto como
un pobre diablo, aunque sea una bella persona. El poeta lamenta con amargura
esta situación, que expone y denuncia al mismo tiempo. Un cierto humor negro
recorre el poema, que casi desemboca en un sarcasmo permanente. La estructura
del poema está muy lograda porque la letrilla posee una inmediata eficacia
lectora.
6) Contextualización
Francisco
de Quevedo y Villegas (Madrid, 1570 - Villanueva de los Infantes, Ciudad Real,
1645) es uno de los más grandes escritores de la literatura española y
universal. Su versatilidad es asombrosa, junto con enorme capacidad expresiva
sobre temas y formas muy distintas entre sí. Es el ejemplo más firme de la
literatura conceptista barroca: expresión reconcentrada, anfibología o doble
sentido en los enunciados,densidad significativa, juegos verbales y mentales
que exigen un notable esfuerzo del lector para descubrir el ingenio del
escritor, etc.
La
producción poética es de gran envergadura y calidad. Se calcula que compuso
sobre 875 poemas, bajo el molde de casi todos los subgéneros de su época:
poesía satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral, religiosos (donde se
incluyen sus célebres Salmos) y
fúnebres. Se incluyen poemas metafísicos
y filosóficos de carácter neoestoico. En vida circularon de forma manuscrita
muchos poemas. En forma impresa se recogieron póstumamente en dos obras: El Parnaso español (1648, al cuidado de
sus amigo José Antonio González de Salas) y Las
Tres Musas Últimas Castellanas (1670, al cuidado de su sobrino Pedro
Alderete).
Sus
obras en prosa también son muy abundantes. Según su contenido, se clasifican en
varios grupos. Primero, veremos las obras literarias.
Entre las obras satírico-morales, sobresale Sueños y discursos, donde critica
oficios, personajes y tipos sociales de su época; su estilo es mordaz, casi
cínico, satírico y un punto escéptico. Toma el modelo del escritor griego
Luciano de Samósata.
Escribió dos «fantasías morales», el Discurso de todos los diablos y de La hora de todos. Ambas son también sátiras lucianescas de
característico tono tragicómico; alcanza gran elegancia y virtuosismo. La diosa
Fortuna da a cada uno lo que merece; el desbarajuste es tal que es mejor volver
al desorden previo. Su novela picaresca Historia de la vida del Buscón llamado don
Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, apareció impresa en
Zaragoza en 1626. Alcanzó fama en su época por su estilo expresionista y su
homor negro, esperpéntico y corrosivo; la hipérbolización, cosificación y
animalización de los inmorales personajes es el procedimiento continuo de
degradación de la realidad.
Premática y aranceles,
hechas por el fiel de las putas, Consejos para
guardar la mosca y gastar la prosa, Premática
del tiempo, Capitulaciones
matrimoniales y Capitulaciones de la
vida de la Corte son sátiras burlescas de los géneros
burocráticos-administrativos habituales en las secretarías del gobierno.
En Cartas
del caballero de la Tenaza (1625), en forma epistolar, cuenta las argucias
y pretextos de un hidalgo tacaño que evita que su enamorada le extraiga dinero.
El Libro
de todas las cosas y otras muchas más. Compuesto por el docto y experimentado
en todas materias. El único maestro malsabidillo. Dirigido a la curiosidad de
los entremetidos, a la turbamulta de los habladores, y a la sonsaca de las
viejecitas.
Otro título chocante es Gracias y desgracias del ojo del culo.
Se trata de una obra breve en el que describe detalladamente, con humor negro,
corrosivo y escatológico, las vicisitudes alegres y tristes relacionadas con el
ano y sus aledaños.
Quevedo también escribió teatro. No existe
un catálogo definitivo de sus obras, pero
destacan Cómo ha de ser el privado
y un conjunto de entremeses, como La polilla de Madrid, El marido pantasma, El marión, El caballero de la
Tenaza, El niño y Peralvillo de
Madrid, La ropavejera y Los refranes del viejo celoso.
Entre las obras no
literarias, algunas son de naturaleza política. Destaca España defendida… Argumenta a favor de la calidad y virtudes de las
letras españolas y de su cultura humanista, además de la historia hispana, ya
por entonces atacada a través de la “leyenda negra”. En Política de Dios, gobierno de Cristo defiende un gobierno regido
por los principios cristianos. Defiende la aparición del Apóstol y su
patronazgo de España en Memorial por el
patronato de Santiago. Su defensa, agresiva y fuerte, de la política
económica del valido Conde-Duque de Olivares en El chitón de las tarabillas (1630) es tan mordaz que se retiró al
poco de publicarse. Su antijudaísmo lo vertió por escrito en Execración contra los judíos (1633); ahí
desliza críticas al Conde-Duque, lo que luego pagaría con su encarcelamiento en
San Marcos de León. Critica la revuelta catalana de 1640 en La rebelión de Barcelona ni es por el güevo
ni es por el fuero. La Vida de Marco
Bruto, recrea la vida del hijo y homicida de Julio César.
También compuso obras
de contenido religioso y de consejos de una vida cristiana. Son sus obras
ascéticas, como Vida de Santo Tomás de
Villanueva, Providencia de Dios
(es un tratado contra los ateos, compuesto bajo el principio de un cristianismo
estoico), Vida de San Pablo y La constancia y paciencia del santo Job.
Entre las obras
filosóficas sobresale por su densidad, su estilo limpio y su estoicismo un
tanto escéptico La cuna y la sepultura
para el conocimiento propio y desengaño de las cosas ajenas.
Escribió varios
volúmenes de crítica literaria, dirigidos a vituperar el estilo culterano y al
propio Luis de Góngora, por quien sentía mucha antipatía. El título más célebre
es La aguja de navegar cultos con la
receta para hacer Soledades en un día. La
culta latiniparla es un libro burlesco y satírico, con “consejos” para
dominar el estilo gongorino.
Asimismo,
dejó un jugoso epistolario y muchas traducciones del latín (Propercio y Séneca,
a quienes admiraba) y del griego (criticadas por flojas).
7) Interpretación y
valoración
La
letrilla “Poderoso caballero es don Dinero” es un sarcástico y amargo ejercicio
de ingenio conceptista. Quevedo reflexiona sobre el excesivo poder que se le
otorga al dinero. Su antropomorfización contribuye a la compresión del influjo
que este ejerce en nuestras vidas. En cada estrofa desarrolla un aspecto
distinto de esa influencia, primero; después, plantea una paradoja en la que,
en general, se observa una subversión de los valores morales. Es un modo de
afirmar cómo la codicia nos hace peores personas.
El
empleo de la anfibología es muy intenso. Nos permite disfrutar de muchos y
sorprendentes efectos expresivos. Es una demostración del ingenio poético de
Quevedo. El lector se siente abrumado ante tanto despliegue de agudeza poética
y agudeza conceptual. Qué duda cabe, estamos ante uno de los poemas más
brillantes sobre el tema que aborda: el dinero nos trastorna hasta límites
insospechados.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el poema.
2)
Expresa su tema y sus apartados temáticos.
3)
Estudia la medida de los versos y la rima, indica las estrofas y la composición
estrófica empleada por Quevedo.
4)
Explica los recursos estilísticos más interesantes que nos permitan comprender
el poema. Es interesante enumerar el número de metáforas aplicadas al poder del
dinero.
5) Explica el empleo de la anfibología a lo
largo del poema.
2.2. Interpretación y
pensamiento analítico
1)
Indica los rasgos propios de la literatura barroca conceptista visibles en el
poema.
2)
¿Por qué el dinero nos trastorna? Según el yo lírico, ¿no hay modo de evitarlo?
3)
¿Cómo podemos inferir, por la estructura de la composición, que el dinero hace
que el mundo funcione de un modo poco moral?
4) La
visión de la sociedad que se desprende, ¿es optimista o pesimista? Aporta
razones.
5) A
qué se refiere el yo lírico con “escudos” (v. 14).
6)
¿Por qué repite el estribillo con esa frase que ya es parte del lenguaje
corriente?
2.3. Fomento de la
creatividad
1)
Explica o recrea en un texto creativo, en prosa o en verso, el contenido del
poema. Se trata de recoger una reflexión sobre la codicia humana y el afán de
acumular riqueza.
2)
Imagina una entrevista de tu clase con Francisco de Quevedo. ¿Qué preguntas
harías?
3)
Redacta un diálogo teatral más o menos fiel al contenido del poema. Tendrá dos
personajes, el yo lírico y alguien con un pensamiento contrario, si es que es
posible en este amargo poema.
4)
Prepara una exposición o presentación ante la clase o la comunidad educativa,
con un cartel, o con medios TIC, sobre Francisco de Quevedo y su tiempo
barroco.
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