06/11/2020

Aprendizaje Basado en el Pensamiento (TBL): una sugestiva y fértil metodología educativa

Ourense (XI-2020) © SVM

 

EL APRENDIZAJE BASADO EN EL PENSAMIENTO

La reflexión que ahora nos ocupa arranca de la lectura del sugestivo  libro “El aprendizaje basado en el pensamiento, cómo desarrollar en los alumnos las competencias del siglo XXI” (autoría colectiva, Madrid: SM, 2013; versión original: “Thinking-Based Learning…”, 2008). Estamos ante un texto que nos invita a una reflexión profunda y crítica sobre qué y cómo enseñamos lo que enseñamos. Para empezar, hemos de reconocer que su argumento principal es irrebatible: la enseñanza que se basa en el ejercicio continuo del pensamiento riguroso, profundo y libre ayuda a los alumnos a adquirir unas destrezas y habilidades muy útiles para su ciudadanía activa, responsable y feliz.

  1. Elementos básicos del aprendizaje basado en el pensamiento

Enseñar se aleja cada día más de la mera transmisión de conocimientos del profesor a los alumnos. Tampoco es ya una memorización de datos, conceptos y procedimientos que el alumno vierte en un examen como  medio de comprobación de lo aprendido. Cada vez más, enseñar se relaciona con sugerir, animar, desvelar, incitar, analizar e impulsar la adquisición de habilidades que sean prácticas, versátiles y útiles para la vida de la persona.

Los tipos de pensamiento, según los autores, que se deberían enseñar a los alumnos son (p. 28):

-Tareas de pensamiento complejo: toma de decisiones, resolución de problemas y conceptualización (cuyo objetivo es la comprensión profunda).

-Componentes de los tipos de pensamiento:

a) Procesar y ampliar la información: generar ideas (búsqueda, síntesis y ampliación); y aclarar ideas (analizar ideas e información y analizar argumentos).

b) Evaluar de forma crítica la información: información básica (juzgar la exactitud, credibilidad, parcialidad y relevancia de hechos, opiniones, etc.); e inferencia (encontrar razones y descubrir suposiciones).

c) Argumentos: juzgar la exactitud de las suposiciones, los razonamientos y la validez del razonamiento condicional.

También se ofrece un cuadro sobre “Hábitos de la mente que contribuyen al pensamiento eficaz” (p. 35), de los que ofrecemos una breve muestra:

  • Reflexionar de manera flexible;
  • Escuchar con comprensión y empatía;
  • Comunicar con claridad y precisión;
  • Crear, imaginar, innovar;
  • Encontrar el humor;
  • Recoger datos utilizando todos los sentidos.

Es obvio que deberíamos entrenar a nuestros alumnos en estas prácticas de pensamiento, especialmente desde la clase de lengua. Un corolario obvio es que podrán demostrar en todo tipo de prueba el dominio de los estándares de educación establecidos en los currículos.

2. La “infusión” del pensamiento eficaz en la enseñanza de los contenidos

El núcleo central de este libro se basa en la “infusión” o integración del pensamiento eficaz en la enseñanza de los contenidos. Es decir, se trata de practicar la enseñanza-aprendizaje a través de la adquisición de nuevos conocimientos desarrollando destrezas de pensamiento profundo, crítico y creativo.

No nos vamos a detener en los ejemplos clarificadores de clases de distinto nivel y variada motivación de los alumnos. Sí me gustaría recordar la importancia que le atribuye a la “enseñanza directa” a través del “pensamiento eficaz”. Es bueno que los alumnos entren, avancen y comprendan claramente el estudio de un tema, asunto, o problema a través de un pensamiento discerniente y constructivo.

3. La metacognición

Se ofrece un capítulo muy interesante sobre la metacognición, es decir, pensar sobre cómo pensamos. La escalera de la metacognición (cobrar conciencia del proceso de pensamiento que realizamos, describir cómo nos involucramos, evaluar si lo hemos hecho de forma eficaz y planifica la ejecución del proceso de pensamiento para la próxima ocasión) resulta especialmente eficaz en el control de las emociones propias; por supuesto, su eficacia general en el aprendizaje es muy valiosa.

4. La escritura y el pensamiento eficaz

Este es el capítulo más interesante para nuestro campo de Lengua castellana y literatura. Se enfatiza en la reciprocidad entre el pensamiento riguroso y la escritura solvente. La idea central es que pensar bien implica pensar bien; ambos aspectos se necesitan y se benefician.

La buena escritura debe ser concisa y clara, y eso sólo se alcanza con práctica y orden. Por ejemplo, un buen texto expositivo basado en la comparación contrastiva exige una explicación diáfana de las semejanzas y las diferencias (todo ello, claro está, en el marco de una introducción, el desarrollo –dos párrafos, uno para las semejanzas y otro para las diferencias— y la conclusión). Pero escribir bien y eficazmente lleva tiempo y práctica, en la clase de lengua y en las demás, de modo que el profesor debe ser paciente  y tenaz.

Pensamos nosotros que todos los ejercicios de escritura intencionada de los alumnos son un camino útil y práctico en su proceso de enseñanza reflexiva y crítica. Es más fácil alcanzar buenos resultados sabiendo para quién se escribe y la finalidad con la que lo realizamos.

Asimismo, se dedica un capítulo a la evaluación –no fácil— del pensamiento eficaz, a la elaboración de currículos y al liderazgo escolar bajo las mismas premisas.

5. Conclusiones

Apreciamos este texto como una importante aportación a la pedagogía más innovadora y sugestiva. Nuestras conclusiones son las siguientes:

  • Las propuestas pedagógicas más avanzadas piensan en los alumnos como foco central de la educación. Todos los elementos (profesores, currículos, comunidad educativa, resultados, etc.) son necesarios, pero el objeto principal de la educación son los alumnos.
  • Las propuestas pedagógicas han de ser prácticas y eficaces para educar a los jóvenes en el ejercicio de una ciudadanía libre, democrática, responsable y difícil, pues el mundo actual se mueve muy deprisa en todos los aspectos.
  • La propuesta del aprendizaje basado en el pensamiento es muy razonable y ofrece elementos imprescindibles en una buena educación: menos memorizar y más pensar, menos acumular datos y más interpretar y emplearlos como herramientas prácticas.
  • No debemos olvidar en ningún momento las dimensiones emocionales de los educandos. No estamos ante máquinas u objetos, sino ante personas que merecen nuestros mejores esfuerzos. No educamos sólo las destrezas intelectuales más clásicas, sino la formación integral de la persona, con sus sentimientos, variados y a veces contradictorios.
  • Saber pensar eficazmente debe ser uno de los objetivos básicos de todo sistema educativo avanzado y positivo. Frente a la acumulación memorística con más o menos sentido de datos y hechos, debemos abrirnos a la ordenación, interpretación analítica y crítica de esos hechos y datos.
  • El aprendizaje colaborativo y con la ayuda de las TIC son dos requisitos necesarios para la buena educación.
  • La educación debe ser práctica, eficaz, útil; es decir, debe servir para resolver los problemas de verdad de la vida cotidiana de los discentes; si no se le encuentra un sentido, es difícil avanzar.
  • Los modelos innovadores de educación deben ser reflexivos y evaluables. Propuestas difusas y bienintencionadas sin una rigurosa analítica y contrastada no sirven. Eso explica que el aprendizaje basado en el pensamiento ofrezca un capítulo de evaluación, para probar su validez entre docentes y discentes.
  • La pedagogía del aprendizaje basado en el pensamiento es especialmente aplicable e idónea en la clase de lengua y literatura por las siguientes razones: i) el estudio de la literatura se presta a todo tipo de actividades didácticas de pensamiento analítico y crítico; ii) mejorar los procesos de comunicación (oral y escrita) es parte del cometido principal del currículo de lengua; iii) los aspectos gramaticales adquieren un valor nuevo y práctico en el uso real de la lengua para alcanzar y transmitir un pensamiento elevado; iv) los aspectos sociales de la lengua son más entendibles a través de la reflexión sistemática y, en consecuencia, susceptibles de una modificación positiva en cada alumno; y v) los aspectos emocionales se trabajan muy bien y profundamente a través de la literatura, pues, ¿acaso ésta trata de otra cosa?

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