20/11/2020

Federico García Lorca: "La zapatera prodigiosa"; análisis y propuesta didáctica

Ourense (XI-2020) © SVM


 GARCÍA LORCA - La zapatera prodigiosa (Farsa violenta en dos actos) (1930)


  1. ANÁLISIS

1.1. Resumen

Estamos en un pueblo español, en las primeras décadas del siglo XX, aunque no hay acotaciones que precisen estos extremos. En el escenario, el taller y el hogar de un zapatero. El Zapatero del lugar, 53 años, es un hombre tranquilo y juicioso. Se ha casado unos meses antes con una chica joven y guapa, de 18 años de edad. Se llevan mal. Ambos lamentan su matrimonio porque están descontentos y les gustaría volver a su vida pasada; ella echa la culpa a un tal Manuel por sus consejos; él culpa a su hermana, difunta en el momento del drama, que lo ha empujado a este matrimonio. Ella se llama tonta muchas veces, por haberse casado; él se califica de desgraciado por lo mismo.

La Zapatera solo tiene un amigo, el Niño, que la consuela y le lleva noticias. La Madre del Niño trata de aprovecharse de la buena voluntad del Zapatero en el arreglo de unos zapatos de charol.

La Zapatera flirtea con Mirlo, un señor mayor, el Alcalde (que ha enviudado cuatro veces y le aconseja al Zapatero mano dura y empleo de la fusta, con la que él se pasea como signo de autoridad) y un mozo arrogante de sombrero de ala ancha y plana, caído sobre la cara. La requiebran, ella escucha, pero no cede. Las vecinas son fisgonas, entremetidas y despiadadas. Se burlan de la blandura de carácter del Zapatero y de la vida alegre e infiel de la Zapatera. Se distinguen por el color de sus ropajes; tenemos: Vecina Amarilla, Roja, Verde, Negra y Morada. Al final del acto I el Zapatero hace un hatillo y se va de casa porque no aguanta más la presión social y las pullas de su mujer, que le llama pobreto, viejo y apocado. El niño y la Zapatera tratan de capturar una mariposa, pero huye; es el símbolo del Zapatero.

En el acto II aparece la Zapatera reconvertida en tabernera. Al desaparecer su marido, ha montado la taberna para sobrevivir. Los hombres que ya conocemos van allí a requebrar, pero ella no cede a sus pretensiones. El Niño le informa a la Zapatera que los mozos y otros han sacado coplas donde cantan la huida del marido y la infidelidad y vida desordenada de la Zapatera. El Niño ha recibido una pedrada por defenderla. Ella pretende comprar un revólver para matar a los maldicientes. El Alcalde trata de conquistarla ofreciéndole una casa lujosa para ella sola. En el acto V llega el Zapatero disfrazado de titiritero. En la taberna, recita un romance de un talabartero de Córdoba que le pasa lo mismo que a él con su mujer: ingratitud y amenaza de infidelidad. Relata que un pretendiente va a matar al talabartero. Se oye ruido fuera, riña de mozos. Corre la sangre; se pelean por ver quién se queda con la tabernera. Quedan a solas Zapatero y Zapatera. Él reconoce que tiene una mujer que adora; ella, lo mismo respecto de su marido. Al final, él se descubre como quien es, y se abrazan, pues se quieren. La Zapatera juega con su desgracia de que lo quiere, o no lo quiere, en plan broma, en el cierre.

1.2. Temas de la pieza

Esta obra presenta los siguientes temas:

-La necesidad de la comunicación sincera y clara mantener una relación sólida, máxime cuando están en juego relaciones amorosas.

-En las relaciones humanas, la valoración de los elementos positivos ha de prevalecer sobre los negativos.

-La presión de la opinión ajena (el malhadado “qué dirán”) lleva a las personas a tomar decisiones equivocadas y contraproducentes.

-El amor es una fuente inagotable de felicidad, por lo que conviene cuidarlo con perseverancia.

1.3. Apartados temáticos

La obra se organiza en dos actos y catorce escenas en el primer acto y once en el segundo. La disposición de la materia es casi clásica (aunque dos actos y tantas escenas rompe el ritmo clásico; aquí avanza en forma de uve invertida; el vértice se sitúa en el cambio de acto. Observamos, entonces:

  • Un prólogo a cargo del autor, que es una captatio benevolentiae al público, es decir, una solicitud de atención y cierta comprensión con la representación (o lectura) que se disponen a realizar. Es original porque una personaje, la Zapatera, reclama con insistencia que comience la representación, pues ella desea actuar.

- Introducción o presentación de los personajes, su contexto y su conflicto (once primeras escenas): el Zapatero quiere a su esposa, pero está se muestra descontentadiza porque su marido es mayor, es apocado y no tiene tantas riquezas como ella deseara y ve que sí ostentan algunos pretendientes que la cortejan desvergonzadamente (como se aprecia en la undécima escena, donde el mozo de sombrero de ala baja la requiebra).

-Nudo: el Zapatero abandona su casa y nadie sabe dónde ha ido a parar. Vuelve disfrazado de titiritero. La Zapatera se ha hecho tabernera para poder sobrevivir; los hombres la requiebran cada vez con más impertinencia. Abarca desde la duodécima escena del primer acto hata la décima del segundo.

-Desenlace (undécima escena y final del segundo acto): reconciliación del matrimonio, al reconocer que se quieren y que han tomado decisiones equivocadas por falta de reflexión o por haber sido débiles a la presión social.

1.4. Personajes

-Zapatera: chica joven y atractiva, de dieciocho años. Es muy impulsiva y tornadiza (en una palabra, intemperante) en sus opiniones, pero mantiene una línea coherente de conducta sentimental, no tanto la social. A pesar de las muchas presiones recibidas, se mantiene fiel a sí misma, hasta reconocer y valorar el amor que siente por su marido.

-Zapatero: es un hombre juicioso, tranquilo, trabajador y responsable. Su matrimonio, al que fue influido por su hermana, ya difunta cuando comienza la obra, es una fuente de insatisfacción y amargura. Es paciente, pero las continuas destemplanzas de su mujer lo desesperan: lo califica de pobre, apocado y viejo; las dos primeras acusaciones no son verdaderas; la tercera sí, pero ella sabía con quién se casaba. Abandona el pueblo y se hace titiritero para poder soportar su amargura. En su actuación principal con este oficio, en realidad cuenta su propia historia.

-El Niño: posee mucha importancia porque simboliza la amistad franca y la generosidad transparente. También lo paga caro, pues su madre lo riñe y la gente lo agrede físicamente por su lealtad para con la Zapatera, pues la defiende de los bulos malintencionados entre la gente, que la trata de ligera de cascos.

-Los pretendientes de ella son tres: Mirlo, el Alcalde y el Joven de sombrero de ala baja. Los tres ofrecen a la Zapatera una vida regalada, con tal de que acceda a sus pretensiones más o menos amorosas. Obviamente, representan al sector de hombres embrutecidos y un tanto agresivos que fuerzan a los demás para cumplir sus deseos. Por ello, no se hacen muy agradables al lector.

-Las vecinas (cinco, cada una distinguida por el color de su ropaje: roja, morada, negra, verde y amarilla): personifican el “qué dirán”, la opinión social, la chismorrería colectiva; en general, malsina y dañina. Casi funciona como de antagonista respecto del matrimonio.


1.5. Lugar y tiempo de la acción dramática  

El lugar más concreto es una zapatería, con su taller y su expositor, donde el Zapatero desarrolla su trabajo; desde allí, se accede a otras dependencias. En sentido amplio, estamos en un pueblo español, seguramente andaluz. Aparenta una atmósfera rural, conservadora e inmovilista en usos y costumbres.

El tiempo de la escritura se remonta a 1930 (año del estreno) y años previos. El tiempo de la acción dramática es contemporáneo al de la escritura. Existe, en este sentido, una sincronía evidente entre ambos tiempos: las dos primeras décadas del siglo XX español.

La duración de la acción dramática es de varios meses, pero con un desarrollo muy especial. Cada acto dura apenas unas horas, pero entre uno y otro pasan meses, que son los que median entre el abandono del Zapatero de su hogar y negocio y su vuelta a modo de titiritero.


1.6. Comentario estilístico

Como no podía ser de otro modo, el manejo del lenguaje por Lorca es admirable y delicado. Los personajes son rurales y poco instruidos y aparentan hablar como tal. Sin embargo, bien mirado, Lorca poetiza el uso lingüístico muy intensamente. Todos los personajes hablan con una enorme expresividad y propiedad significativa. Dicen lo que quieren decir en un aparente nivel coloquial, con frases cortas, muchas exclamativas, elípticas, como es de esperar. Pero bien mirado, el uso intenso de los recursos retóricos más variados –metáforas, símiles, hipérboles y personificaciones son los más recurrentes, creemos– son los responsables de un nivel de significación más profundo y sutil; aportan belleza, pero también trascendencia significativa.

Lorca es un dramaturgo y poeta muy simbólico. Gusta de tomar objetos, animales o percepciones –-colores, olores, etc.-– y asignarles una significación superior: el Niño, la mariposa que no atrapan, el modo de vestir y los colores del ropaje de los personajes, etc. Por ejemplo, fijémonos en la ropa del Zapatero, expresado en una acotación muy intencionada (acto I, escena III): “Aparece por la izquierda el Zapatero. Viste traje de terciopelo con botones de plata, pantalón corto y corbata roja. Se dirige al banquillo”.

El planteamiento argumental es muy original y novedoso. Un ámbito rural, al estilo de la tragedia clásica española de Lope de Vega, dos personajes humildes han de enfrentarse a sus carencias y a la presión social (al fondo, el deseo de vivir felices y el mantenimiento de la honra es un hilo conductor firme; la tensión entre ambos polos es evidente).

La viveza y la chispa de los diálogos es bien visible. Los personajes hablan como si no actuaran; es decir, la naturalidad y llaneza expresivas, pero intensa y disimuladamente poetizada, crea un efecto estético muy interesante.


1.7. Contextualización

Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 1898 – Granada, 1936) es considerado como uno de los más excelsos poetas y dramaturgos de la literatura española del siglo XX. Su originalidad y perfección estilística han sido justamente celebradas por público y crítica. Su trágica muerte, en circunstancias muy violentas, en el entorno de la guerra civil, ha contribuido a la mitificación de su vida y su obra.

La casa de Bernarda Alba (compuesta en 1936, estrenada en 1945) es una de los tres “dramas rurales”, junto con Bodas de sangre y Yerma. Pero antes había compuesto otras piezas de gran valor y mérito, como Mariana Pineda y la que ahora nos ocupa, La zapatera prodigiosa (1930).

La faceta poética de su producción también es de gran relevancia. Aquí solo recordaremos tres composiciones: Romancero gitano (1928), de corte costumbrista y tradicionalista, Poeta en Nueva York (compuesto entre 1929 y 1930, publicado póstumamente en 1940), poemario elaborado bajo los supuestos de las vanguardias, especialmente del surrealismo y, finalmente, Sonetos del amor oscuro, una serie de composiciones intimistas y desgarradas donde Lorca vuelca sus sentimientos de amor. Seis poemas galegos es un título importante en el que podemos apreciar la increíble adaptabilidad y talento de Lorca: tras una breve temporada en Galicia, escribe en gallego con delicadeza, autenticidad y belleza.


1.8. Interpretación

Esta “farsa violenta en dos actos” ofrece una tragicómica fotografía muy precisa de la sociedad rural española de principios del siglo XX: un zapatero vive dignamente de su oficio, se casa medio por amor, medio empujado; a ella, pobre y bella, le pasa otro tanto. Los hombres la acosa y la gente critica sin más pruebas que barruntos inducidos por la envidia y el resentimiento. El subtítulo recoge muy bien la naturaleza de la obra: una “farsa” (obra tragicómica, breve, popular y humorística), pero “violenta”, advirtiendo que la risa pronto se transmuta en llanto.

La estratificación social es clara y estática; don Mirlo y el alcalde, junto con el cura, arriba; los demás, en una zona más o menos inferior. Es muy interesante la figura del Niño; representa la inocencia y la verdad, mancilladas ambas por los adultos con frecuencia. La Zapatera simboliza el deseo de vivir y experimentar por su cuenta, pero aquí la presión social y la complejidad de la vida misma la someten a una dura prueba, cual es el abandono del hogar por parte de su marido. No hay buenos y malos en el matrimonio (pero sí en el pueblo); ambos cónyuges tienen una parte de la responsabilidad en el fracaso de su matrimonio.

La trabazón y desarrollo argumental es de una perfección asombrosa: Lorca imagina y plantea pequeñas escenas de la vida cotidiana doméstica que, rápidamente, adquieren un sentido mucho más amplio a la luz de las tensiones que recorren a las personas. El zapatero vuelve al pueblo representando en guiñol o cantando como un ciego su propia realidad, más o menos disfrazada. Es el único modo de aliviar su dolor (y reconocer sus propios errores, al ser pusilánime aguantando la presión social) y de que la Zapatera comprenda que ha actuado con ligereza y atolondramiento.


1.9. Valoración

Un acierto estético de primer orden, en La zapatera prodigiosa, es que la farsa aborda las dificultades de vivir con autenticidad (libertad y plenitud) la propia vida en un medio social cerrado, hostil, envidioso y áspero. Incluso los personajes más humildes (como un zapatero y su esposa) no hallan acomodo en este medio social tan atosigante.

La zapatera prodigiosa es una tragicomedia moderna de una perfección estimable. Lorca aborda temas de hondo calado, desde una visión pesimista, crítica y más bien negativa (las posibilidades de mejora son escasas o nulas, aunque no imposibles). Partiendo de una mera situación cotidiana de un matrimonio normal y corriente, nos permite comprender la necesidad de amor, fuerza y templanza para alcanzar algo parecido a la plenitud de vida. El acoso de algunos poderosos, o impulsivos, no debería romper los lazos de amor, como los que une a esta pareja que necesitan una farsa para comprender que, simplemente, se quieren, con sus defectos y anomalías (el marido casi triplica en edad a la esposa). 

En resumen, estamos ante una pieza dramática interesante, lograda y plena de interés para conocer una sociedad poco halagüeña.


2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Estas actividades se pueden desarrollar y realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o herramientas complementarias, como las TIC).

2.1. Comprensión lectora

1) ¿Dónde y cuándo se desarrolla la acción dramática?

2) ¿Qué le reprocha la Zapatera a su marido el Zapatero? 

3) ¿Quién requiebra a la Zapatera? ¿Cómo lo apreciamos?

4) ¿De qué lado está el Niño, de la Zapatera, o de las Vecinas?

5) ¿Quién influye en ambos cónyuges en tomar la decisión de casarse, que luego lamentan? 

6) ¿Qué animal tratan de capturar la Zapatera y el Niño? ¿Qué simboliza? 

7) ¿Por qué el Zapatero abandona a su mujer y al pueblo?

8) ¿Qué historia ficticia recita el Zapatero, como titiritero? ¿Qué intención tiene?

9) ¿Qué hacen los hombres entre sí mientras el Zapatero se reconcilia con la Zapatera?

10) ¿Cómo podemos entender la intervención final de la Zapatera? 

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Influye mucho el “qué dirán” en el desarrollo de la obra?

2) ¿Por qué las Vecinas se entrometen en la vida de la Zapatera y su marido?

3) ¿Qué pretenden los hombres que se acercan a la Zapatera?

4) ¿Por qué introduce la captura de la mariposa en una escena?

5)  ¿Es fácil la reconciliación entre los cónyuges?

6) Explica el sentido moral de la pieza. 


2.3. Comentario de texto específico


ESCENA IV 

Zapatero, Vecina Roja y Niño. 

ZAPATERO.- (Mirándose en un espejo y contándose las arrugas.) Una, dos, tres, cuatro... y mil. (Guarda el espejo.) Pero me está muy bien empleado, sí señor. Porque vamos a ver: ¿por qué me habré casado? Yo debí haber comprendido, después de leer tantas novelas, que las mujeres les gustan a todos los hombres, pero todos los hombres no les gustan a todas las mujeres. ¡Con lo bien que yo estaba! Mi hermana, mi hermana tiene la culpa, mi hermana que se empeñó: ¡«que si te vas a quedar solo», que si qué sé yo! Y esto es mi ruina. ¡Mal rayo parta a mi hermana, que en paz descanse! (Fuera se oyen voces.) ¿Qué será? 

VECINA ROJA.- (En la ventana y con gran brío. La acompañan sus Hijas vestidas del mismo color.) Buenas tardes. 

ZAPATERO.- (Rascándose la cabeza.) Buenas tardes. 

VECINA.- Dile a tu mujer que salga. Niñas, ¿queréis no llorar más? ¡Qué salga, a ver si por delante de mí casca tanto como por detrás! 

ZAPATERO.- ¡Ay, vecina de mi alma, no me dé usted escándalos, por los clavitos de Nuestro Señor! ¿Qué quiere usted que yo le haga? Pero comprenda mi situación: toda la vida temiendo casarme... porque casarse es una cosa muy seria, y, a última hora, ya lo está usted viendo. 

VECINA.- ¡Qué lástima de hombre! ¡Cuánto mejor le hubiera ido a usted casado con gente de su clase!... estas niñas, pongo por caso, a otras del pueblo... 

ZAPATERO.- Y mi casa no es casa. ¡Es un guirigay! 

VECINA.- ¡Se arranca el alma! Tan buenísima sombra como ha tenido usted toda su vida. 

ZAPATERO. (Mira por si viene su Mujer.) Anteayer... despedazó el jamón que teníamos guardado para estas Pascuas y nos lo comimos entero. Ayer estuvimos todo el día con unas sopas de huevo y perejil: bueno, pues porque protesté de esto, me hizo beber tres vasos seguidos de leche sin hervir.

VECINA. ¡Qué fiera! 

ZAPATERO.- Así es, vecinita de mi corazón, que le agradecería en el alma que se retirase. 

VECINA.- ¡Ay, si viviera su hermana! Aquélla sí que era... 

ZAPATERO. Ya ves... y de camino llévate tus zapatos que están arreglados. (Por la puerta de la izquierda asoma la Zapatera, que detrás de la cortina espía la escena sin ser vista.) 

VECINA. (Mimosa.) ¿Cuánto me vas a llevar por ellos?... Los tiempos van cada vez peor. 

ZAPATERO. Lo que tú quieras... Ni que tire por allí ni que tire por aquí... 

VECINA.- (Dando en el codo a sus Hijas.) ¿Están bien en dos pesetas? 

ZAPATERO.- ¡Tú dirás! 

VECINA. Vaya... te daré una... 

ZAPATERA.- (Saliendo furiosa.) ¡Ladrona! (Las Mujeres chillan y se asustan.) ¿Tienes valor de robar a este hombre de esa manera? (A su Marido.) Y tú, ¿dejarte robar? Vengan los zapatos. Mientras no des por ellos diez pesetas, aquí se quedan. 

VECINA.- ¡Lagarta, lagarta! 

ZAPATERA.- ¡Mucho cuidado con lo que estás diciendo! NIÑAS. ¡Ay, vámonos, vámonos, por Dios! VECINA. Bien despachado vas de mujer, ¡que te aproveche! (Se van rápidamente. El Zapatero cierra la ventana y la puerta.) 


ESCENA V 

Zapatero y Zapatera. 


ZAPATERO.- Escúchame un momento... 

ZAPATERA.- (Recordando.) Lagarta... lagarta... qué, qué, qué... ¿qué me vas a decir? 

ZAPATERO.- Mira, hija mía. Toda mi vida ha sido en mí una verdadera preocupación evitar el escándalo. (El Zapatero traga constantemente saliva.) 

ZAPATERA.- ¿Pero tienes el valor de llamarme escandalosa, cuando he salido a defender tu dinero?

ZAPATERO.- Yo no te digo más, que he huido de los escándalos, como las salamanquesas del agua fría. 

ZAPATERA.- (Rápida.) ¡Salamanquesas! ¡Huy, qué asco! 

ZAPATERO.- (Armado de paciencia.) Me han provocado, me han, a veces, hasta insultado, y no teniendo ni tanto así de cobarde he quedado con mi alma en mi almario, por el miedo de verme rodeado de gentes y llevado y traído por comadres y desocupados. De modo que ya lo sabes. ¿He hablado bien? Ésta es mi última palabra. 

ZAPATERA.- Pero vamos a ver: ¿a mí qué me importa todo eso? Me casé contigo, ¿no tienes la casa limpia? ¿No comes? ¿No te pones cuellos y puños que en tu vida te los habías puesto? ¿No llevas tu reloj, tan hermoso, con cadena de plata y venturinas, al que doy cuerda toda las noches? ¿Qué más quieres? Porque, yo, todo; menos esclava. Quiero hacer siempre mi santa voluntad. 

ZAPATERO.- No me digas... tres meses llevamos casados, yo, queriéndote... y tú, poniéndome verde. ¿No ves que ya no estoy para bromas? 

ZAPATERA.- (Seria y como soñando.) Queriéndome, queriéndome... Pero (Brusca.) ¿qué es eso de queriéndome? ¿Qué es queriéndome? 

ZAPATERO.- Tú te creerás que yo no tengo vista y tengo. Sé lo que haces y lo que no haces, y ya estoy colmado, ¡hasta aquí! 

ZAPATERA.- (Fiera.) Pues lo mismo se me da a mí que estés colmado como que no estés, porque tú me importas tres pitos, ¡ya lo sabes! (Llora.)

 ZAPATERO.- ¿No puedes hablarme un poquito más bajo? 

ZAPATERA.- Merecías, por tonto, que colgara la calle a gritos. 

ZAPATERO.- Afortunadamente creo que esto se acabará pronto; porque yo no sé cómo tengo paciencia. 

ZAPATERA.- Hoy no comemos... de manera que ya te puedes buscar la comida por otro sitio. (La Zapatera sale rápidamente hecha una furia.) 

ZAPATERO.- Mañana (Sonriendo.) quizá la tengas que buscar tú también. (Se va al banquillo.) 


ESCENA VI 

Por la puerta central aparece el Alcalde. Viste de azul oscuro, gran capa y larga vara de mando rematada con cabos de plata. Habla despacio y con gran sorna. 

ALCALDE.- ¿En el trabajo? 

ZAPATERO.- En el trabajo, señor Alcalde. 

ALCALDE.- ¿Mucho dinero? 

ZAPATERO.- El suficiente. (El Zapatero sigue trabajando. El Alcalde mira curiosamente a todos lados.) 

ALCALDE.- Tú no estás bueno. 

ZAPATERO.- (Sin levantar la vista.) No. 

ALCALDE.- ¿La mujer? 

ZAPATERO.- (Asintiendo.) ¡La mujer! 

ALCALDE.- (Sentándose.) Eso tiene casarse a tu edad... A tu edad se debe ya estar viudo... de una, como mínimum... Yo estoy de cuatro: Rosa, Manuela, Visitación y Enriqueta Gómez, que ha sido la última: buenas mozas todas, aficionadas al baile y al agua limpia. Todas, sin excepción, han probado esta vara repetidas veces. En mi casa... en mi casa, coser y cantar. 

ZAPATERO.- Pues ya está usted viendo qué vida la mía. Mi mujer... no me quiere. Habla por la ventana con todos. Hasta con don Mirlo, y a mí se me está encendiendo la sangre. 

ALCALDE. (Riendo.) Es que ella es una chiquilla alegre, eso es natural. 

ZAPATERO.- ¡Ca! Estoy convencido... yo creo que esto lo hace por atormentarme; porque, estoy seguro..., ella me odia. Al principio creí que la dominaría con mi carácter dulzón y mis regalillos: collares de coral, cintillos, peinetas de concha... ¡hasta unas ligas! Pero ella... ¡es siempre ella!

ALCALDE.- Y tú, siempre tú; ¡qué demonio! Vamos, lo estoy viendo y me parece mentira cómo un hombre, lo que se dice un hombre, no puede meter en cintura, no una, sino ochenta hembras. Si tu mujer habla por la ventana con todos, si tu mujer se pone agria contigo, es porque tú quieres, porque tú no tienes arranque. A las mujeres, buenos apretones en la cintura, pisadas fuertes y la voz siempre en alto, y si con esto se atreven a hacer quiquiriquí, la vara, no hay otro remedio. Rosa, Manuela, Visitación y Enriqueta Gómez, que ha sido la última, te lo pueden decir desde la otra vida, si es que por casualidad están allí. 

ZAPATERO.- Pero si el caso es que no me atrevo a decirle una cosa. (Mira con recelo.) 

ALCALDE.- (Autoritario.) Dímela. 

ZAPATERO.- Comprendo que es una barbaridad .... pero yo no estoy enamorado de mi mujer.

ALCALDE.- ¡Demonio! 

ZAPATERO.- Sí, señor, ¡demonio! 

ALCALDE.- Entonces, grandísimo tunante, ¿por qué te has casado? 

ZAPATERO.- Ahí lo tiene usted. Yo no me to explico tampoco. Mi hermana, mi hermana tiene la culpa. Que si te vas a quedar solo, que si qué sé yo, que si qué sé yo cuánto... Yo tenía dinerillos, salud, y dije: ¡allá voy! Pero, benditísima soledad antigua. ¡Mal rayo parta a mi hermana, que en paz descanse! 

ALCALDE.- ¡Pues te has lucido! 

ZAPATERO.- Sí, señor, me he lucido... Ahora, que yo no aguanto más. Yo no sabía lo que era una mujer. Digo, ¡usted, cuatro! Yo no tengo edad para resistir este jaleo. 

ZAPATERA.- (Cantando dentro, fuerte.)

 ¡Ay, jaleo, jaleo, 

ya se acabó el alboroto

 y vamos al tiroteo! 

ZAPATERO. Ya lo está usted oyendo. 

ALCALDE. ¿Y qué piensas hacer? 

ZAPATERO.- Cuca silvana. (Hace el ademán.) 

ALCALDE.- ¿Se te ha vuelto el juicio? 

ZAPATERO.- (Excitado.) El zapatero a tus zapatos se acabó para mí. Yo soy un hombre pacífico. Yo no estoy acostumbrado a estos voceríos y a estar en lenguas de todos. 

ALCALDE.- (Riéndose.) Recapacita lo que has dicho que vas a hacer; que tú eres capaz de hacerlo, y no seas tonto. Es una lástima que un hombre como tú no tenga el carácter que debías tener. (Por la puerta de la izquierda aparece la Zapatera echándose polvos con una polvera rosa y limpiándose las cejas.) 


ESCENA VII 

Dichos y Zapatera, 

ZAPATERA-. Buenas tardes. 

ALCALDE.- Muy buenas. (Al Zapatero.) ¡Como guapa, es guapísima! 

ZAPATERO.- ¿Usted cree? 

ALCALDE.- ¡Qué rosas tan bien puestas lleva usted en el pelo y qué bien huelen! 

ZAPATERA. Muchas que tiene usted en los balcones de su casa. 

ALCALDE.- Efectivamente. ¿Le gustan a usted las flores? 

ZAPATERA.- ¿A mí...? ¡Ay, me encantan! Hasta en el tejado tendría yo macetas, en la puerta, por las paredes. Pero a éste... a ése... no le gustan. Claro, toda la vida haciendo botas, ¡qué quiere usted! (Se sienta en la ventana.) Y buenas tardes. (Mira a la calle y coquetea.) 

ZAPATERO.- ¿Lo ve usted? 

ALCALDE.- Un poco brusca... pero es una mujer guapísima. ¡Qué cintura tan ideal! 

ZAPATERO.- No la conoce usted. 

ALCALDE.- ¡Psch! (Saliendo majestuosamente.) ¡Hasta mañana! Y a ver si se despeja esa cabeza. ¡A descansar, niña! ¡Qué lástima de talle! (Vase mirando a la Zapatera.) ¡Porque, vamos! ¡Y hay que ver qué ondas en el pelo! (Sale.) 


ESCENA VIII 

Zapatero y Zapatera. 

ZAPATERA.- (Cantando.) 

Si tu madre tiene un rey, 

la baraja tiene cuatro:

 rey de oros, rey de copas, 

rey de espadas, rey de bastos.

 (La Zapatera coge una silla y sentada en la ventana empieza a darle vueltas.) 

ZAPATERO.- (Cogiendo otra silla y dándole vueltas en sentido contrario.) Si sabes que tengo esa superstición, y para mí esto es como si me dieras un tiro, ¿por qué lo haces? Z

ZAPATERA.- (Soltando la silla.) ¿Qué he hecho yo? ¿No te digo que no me dejas ni moverme? ZAPATERO. Ya estoy harto de explicarte... pero es inútil. (Va a hacer mutis, pero la Zapatera empieza otra vez y el Zapatero viene corriendo desde la puerta y da vueltas a su silla.) ¿Por qué no me dejas marchar, mujer? 

ZAPATERA.- ¡Jesús!, pero si lo que yo estoy deseando es que te vayas. 

ZAPATERO.- ¡Pues déjame! 

ZAPATERA.- (Enfurecida.) ¡Pues vete! (Fuera se oye una flauta acompañada de guitarra que toca una polquita antigua con el ritmo cómicamente acusado. La Zapatera empieza a llevar el compás con la cabeza y el Zapatero huye por la izquierda.) 


ESCENA IX 

Zapatera. 

ZAPATERA.- (Cantando.) Larán... larán... A mí, es que la flauta me ha gustado siempre mucho... Yo siempre he tenido delirio por ella... Casi se me saltan las lágrimas... ¡Qué primor! Larán, larán... Oye... Me gustaría que él la oyera... (Se levanta y se pone a bailar como si lo hiciera con novios imaginarios.) ¡Ay, Emiliano! Qué cintillos tan preciosos llevas... No, no... me da vergüencilla... Pero, José María, ¿no ves que nos están viendo? Coge un pañuelo, que no quiero que me manches el vestido. A ti te quiero, a ti... ¡Ah, sí!... mañana que traigas la jaca blanca, la que a mí me gusta. (Ríe. Cesa la música.) ¡Qué mala sombra! Esto es dejar a una con la miel en los labios... Qué... 


 

ACTIVIDADES DEL COMENTARIO DE TEXTO O EXÉGESIS TEXTUAL

 

1) Resume el texto recogiendo su contenido esencial (100 palabras aprox., equivalentes a 10 líneas); 2) Indica los temas tratados en breves enunciados sintéticos; 3) Señala los apartados temáticos o secciones de contenido; 4) Localiza el lugar y tiempo en el que transcurre la acción (no en poesía lírica); 5) Analiza la figura del narrador (no en poesía lírica, donde aparece un sujeto lírico), ni en teatro; 6) Describe los personajes (no en poesía lírica); 7) Analiza la métrica, la rima y señala la estrofa empleada (solo en poesía o teatro en verso); 8) Analiza cómo los recursos estilísticos crean significado (12, mínimo); 9) Contextualiza al autor y su obra según su entorno social, histórico, cultural y personal; 8) Interpreta y discierne la intención y sentido del poema; 9) Valora personalmente tu apreciación lectora; 10) Transforma el texto con un lenguaje y en un contexto actual manteniendo su esencia, o escribe un texto literario inspirado en el original (optativo).




2.4. Fomento de la creatividad

1) Realizar una lectura dramatizada o una representación de La zapatera prodigiosa es el mayor ejercicio de creatividad.

2) Crea un cartel, físico o con ayuda de las TIC, sobre la vida y la obra de García Lorca.

3) Escribe un relato o cuento más o menos inspirado en el tema lorquiano, pero contextualizado en nuestros días.

4) Si es posible, dibujar o pintar el ambiente rural donde se desarrolla el drama, o los objetos simbólicos, o los retratos de las protagonistas.


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