Ribera del Bernesga, León (XI-2020) © SVM |
GONZALO DE BERCEO: MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA (VI - "El ladrón devoto")
a) Versión original
VI- El ladrón devoto
(142)
Era un ladrón malo que más
querié furtar
que
ir a la eglesia nin a puentes
alzar;
sabié
de mal porcalzo su casa
governar,
uso malo que priso, no lo podié dexar.
(143)
Si facié otros males, esto no lo
leemos,
serié
mal condempnarlo por lo que non
savemos,
mas
abóndenos esto que dicho vos a
vemos,
si ál fizo, perdóneli Christus en qui creemos.
(144)
Entre las otras malas, avié una
bondat
que
li vahó en cabo e dioli
salvedat;
credié
en la Gloriosa de toda
voluntat,
saludávala siempre contra la su magestat.
(145)
Si fuesse a furtar, o a otra
locura,
siempre
se inclinava contra la su
figura,
dizié
«Ave María» e más de
escriptura,
tenié
su voluntad con esto más
segura.
(146) Como qui en mal anda en mal á a caer,
oviéronlo
con furto est ladrón a
prender;
non
ovo nul consejo con qué se
defender,
judgaron
que lo fuessen en la forca
poner.
(147) Levólo la justicia pora la crucejada,
do
estava la forca por concejo alzada;
prisiéronli
los ojos con toca bien
atada,
alzáronlo de tierra con soga bien tirada.
(148)
Alzáronlo de tierra quanto alzar
quisieron,
quantos
cerca estavan por muerto lo tovieron:
si
ante lo sopiessen lo que depués
sopieron,
no li ovieran fecho esso que li fizieron.
(149)
La Madre glorïosa, duecha de
acorrer,
que
suele a sus siervos ennas cuitas
valer,
a
esti condempnado quísoli pro
tener,
membróli del servicio que li solié fer.
(150)
Metióli so los piedes do estava
colgado
las
sus manos preciosas, tóvolo
alleviado:
non
se sintió de cosa ninguna
embargado,
non sovo plus vicioso nunqua nin más pagado.
(151)
Ende al día terzero vinieron los
parientes,
vinieron
los amigos e los sus
connocientes,
vinién
por descolgallo rascados e
dolientes,
sedié mejor la cosa que metién ellos mientes.
(152)
Trobáronlo con alma alegre e sin
danno,
non
serié tan vicioso si yoguiesse
en vanno;
dizié
que so los piedes tenié un tal
escanno,
non sintrié mal ninguno si colgasse un anno.
(153)
Quando lo entendieron los que lo
enforcaron,
tovieron
que el lazo falsso gelo dexaron;
fueron
mal rependidos que no lo
degollaron,
tanto gozarién d'esso quanto depués gozaron.
(154)
Fueron en un acuerdo toda essa
mesnada,
que
fueron engannados enna mala
lazada,
mas
que lo degollassen con foz o con
espada;
por un ladrón non fuesse tal villa afontada.
(155)
Fueron por degollarlo los
mancebos más livianos,
con
buenos seraniles grandes e
adïanos;
metió
Sancta María entre medio las
manos,
fincaron
los gorgueros de la golliella
sanos.
(156) Quando esto vidieron que no'l podién nocir,
que
la Madre gloriosa lo querié
encobrir,
oviéronse
con tanto del pleito a
partir,
hasta que Dios quisiesse dexáronlo vevir.
(157)
Dexáronlo en paz que se fuesse
su vía,
ca
ellos non querién ir contra
Sancta María,
mejoró
en su vida, partióse de follía:
quando cumplió so corso murióse de su día.
(158)
Madre tan pïadosa, de tal
benignidat,
que
en buenos e en malos face su
pïadat,
devemos
bendicirla de toda
voluntat:
los que la bendissieron ganaron grand rictat.
(159) Las mannas de la Madre con las
d'El que parió
semejan
bien calannas qui bien las
connoció;
Él
por bonos e malos, por todos
descendió,
Ella, si la rogaron, a todos acorrió.
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b) Versión modernizada
(142)
Era un ladrón malo que más
quería hurtar
que
ir a la iglesia ni a puentes
alzar;
sabía
de mala manera su casa
gobernar,
uso malo que tomó, no lo podía dejar.
(143)
Si hacía otros males, esto no lo
leemos,
sería
mal condenarlo por lo que non sabemos,
mas
conformémonos con esto que dicho
os hemos,
si otro hizo, perdónelo Cristo en quien creemos.
(144)
Entre las otras malas, tenía una
bondad
que
le valió en cabo y le dio
salvedad;
creía
en la Gloriosa de toda
voluntad,
la
saludaba siempre contra la su
majestad.
(145) Si fuese a hurtar, o a otra locura,
siempre
se inclinaba frente a su
figura,
decía
«Ave María» y más de
escritura,
tenía su voluntad con esto más segura.
(146)
Como quien mal anda en mal va a
caer,
lo
pillaron con hurto es ladrón a
prender;
no
tuvo ningún consejo con qué se
defender,
juzgaron que lo fuesen en la horca poner.
(147)
Lo llevó la justicia para la
encrucijada,
donde
estaba la horca por concejo
alzada;
le
tomaron los ojos con toca bien
atada,
lo alzaron de tierra con soga bien tirada.
(148)
Lo alzaron de tierra cuanto
alzar quisieron,
cuantos
cerca estaban por muerto lo
tuvieron:
si
antes lo supiesen lo que después
supieron,
no le hubieran hecho eso que le hicieron.
(149)
La Madre gloriosa, ducha en
socorrer,
que
suele a sus siervos en las
cuitas valer,
a
este condenado lo quiso en pro
tener,
se acordó del servicio que le solía hacer.
(150)
Le metió bajo los pies donde
estaba colgado
las
sus manos preciosas, lo tuvo
aliviado:
non
se sintió de cosa ninguna
molestado,
non estuvo más tranquilo nunca ni más regalado.
(151)
Al día tercero vinieron los
parientes,
vinieron
los amigos y los sus
conocientes,
venían
por descolgarlo rascados y
dolientes,
era la mejor cosa en que ponían mientes.
(152)
Lo encontraron con alma alegre y
sin daño,
non
estaría tan contento si
disfrutara en vano;
decía
que bajo sus pies tenía un tal
escaño,
non sentiría mal ninguno si colgase un año.
(153)
Cuando lo entendieron los que lo
colgaron,
pensaron
que el lazo falso se lo
dejaron;
fueron
mal arrepentidos que no lo
degollaron,
tanto gozarían de eso cuanto después gozaron.
(154)
Fueron en un acuerdo toda esa
masa,
que
fueron engañados por la mala
lazada,
mas
que lo degollasen con hoz o con
espada;
por un ladrón non fuese tal villa afrentada.
(155)
Fueron a degollarlo los mancebos
más livianos,
con
buenos serraniles grandes y
afilados;
metió
Sancta María entre medio las
manos,
quedaron los ropajes de la garganta sanos.
(156)
Cuando esto vieron que no le
podían herir,
que
la Madre gloriosa lo quería
encubrir,
Tuvieron
con tanto del pleito
partir,
hasta que Dios quisiese lo dejaron vivir.
(157)
Lo dejaron en paz que se fuese
su vía,
Porque
ellos non querían ir contra
Santa María,
mejoró
en su vida, abandonó la
folía:
cuando cumplió su curso se murió de su día.
(158)
Madre tan piadosa, de tal
benignidad,
que
en buenos y en malos hace su piedad,
debemos
bendecirla con toda
voluntad:
los que la bendijeron ganaron gran rictat.
(159)
Las mañas de la Madre con las
del que parió
semejan
bien calañas a quien bien las
conoció;
Él
por buenos y malos, por todos
descendió,
Ella, si le suplicaron, a todos socorrió.
c) Resumen
(142) Un ladrón malo aficionado al robo no
pisaba la iglesia ni ayudaba en las tareas comunitarias; no sabía administrar
su casa y, en cuanto se acostumbró a lo malo, ya no lo pudo abandonar.
(143) No sabemos si hacía otras maldades,
así que no lo condenaremos por ellas; con lo que sabemos nos conformamos; si
realizó más fechorías, que lo perdone Cristo, en quien creemos.
(144) Entre todas sus maldades, tenía una
cosa buena, que al fin le sirvió y lo salvó: creía en la Virgen con gran fe. Le
rezaba regularmente y le profesaba piadosa devoción.
(145) Cuando iba a robar o a cometer otra
tropelía, se inclinaba ante la imagen de la Virgen y le rezaba las oraciones
aprendidas; así se sentía más tranquilo.
(146) Como quien mal anda mal acaba, lo
pillaron robando, lo juzgaron, no pudo defenderse y lo condenaron a la
horca.
(147)
Lo condujeron al cruce de calles donde estaba la horca instalada por el
ayuntamiento; le vendaron los ojos y lo colgaron con una soga.
(148) Le quitaron el apoyo de la base y
quedó colgando; lo dieron por muerto; si la gente hubiera sabido lo que después
supieron, no hubieran realizado tal acto.
(149) La Virgen, acostumbraba a auxiliar a
sus creyentes devotos en los malos momentos, decidió ayudarle tras recordar su
devoción por ella.
(150) La Virgen colocó sus manos bajo los
pies del ladrón, que quedó a salvo de la horca; no sentía dolor ninguno y
estaba tan cómodo como nunca lo había estado.
(151) Al tercer día, se acercaron al
ladrón sus amigos, parientes y conocidos para descolgarlo y darle sepultura,
pues pensaban que era lo mejor que podían hacer.
(152) Lo encontraron vivo y contento, sin daño
alguno; les dijo que sentía un taburete bajo sus pies tan seguro que podría
estar un año colgando sin ningún daño.
(153) En el momento en que los que habían
colgado oyeron lo que pasaba, pensaron habian anudado falsamente la soga que le
rodeaba el cuello; se arrepintieron de no haberle cortado la cabeza; así
habrían disfrutado de su venganza.
(154) El pueblo entero acordó que sería mejor
decapitarlo, bien con una hoz, bien con una epada, pues no estaban dispuestos a
sentirse humillados por un ladrón.
(155) Cuando los jóvenes más insensatos se
disponían a degollarlo, la Virgen metió sus manos y los serruchos no pudieron
cortarla ni siquiera las ropas de su cuello, con lo que el ladrón quedó
sano.
(156) Al ver esto, el pueblo comprendió
que la Virgen lo protegía, así que desistieron de sus intenciones. Lo dejaron
marchar para que muriese cuando Dios quisiera.
(157) Permitieron que siguiera su camino
porque no querían enfrentarse a la Virgen. El ladrón abandonó su locura y murió
al finalizar el transcurso de su vida.
(158) La Virgen es una madre piadosa y
buena y ayuda a sus devotos; por ello, debemos rezarle con ahínco y
perseverancia; los que la adoraron, obtuvieron una gran recompensa.
(159) Las costumbres de la Virgen y de su
hijo Jesucristo son bien conocidas de sus devotos. Jesús resucitó por todos
nosotros, buenos y manos. Y la Virgen, si se lo pidieron, ayudó a todos a
salvar su alma.
- ANÁLISIS
1) Resumen
Gonzalo
de Berceo (Berceo, La Rioja, h. 1198 – San Millán de la Cogolla, La Rioja, h.
1264) es el autor más representativo del Mester de Clerecía castellano. Hombre
de religión, dotado de un gran talento poético, adoptó las formas, temas y
modos de este modelo literario para redactar obras memorables en los albores de
la lengua castellana. Fusionó en su persona el oficio eclesiástico, entre cuyas
actividades la predicación al pueblo no era asunto menor, y su vocación
creativa literaria.
Basado
en fuentes latinas de distinta procedencia, compuso vidas de santos
(hagiografías), relacionados con su entorno monástico: San Millán, Santo
Domingo y Santa Oria; también escribió otras obras de doctrina religiosa
cristiana y, finalmente, sobre la Virgen. Entre estas se inscribe Milagros de Nuestra Señora (compuesta
hacia 1260); recoge o glosa veinticinco intervenciones sobrenaturales de la
Virgen María para socorrer a sus devotos en situaciones difíciles, entre las
que destaca, por su gravedad, la condenación de su alma a los infiernos.
2)
Características compositivas y
estilísticas de Milagros de Nuestra
Señora
Antes
de pasar al milagro n.º 6, resumamos brevemente las características
compositivas y estilísticas del conjunto de la obra:
1) Berceo compone su obra bajo la fórmula del
"mester de clerecía". Esto implica que, como hombre letrado que era,
selecciona temas históricos, filosófico-teológicos y religiosos. Estos asuntos,
graves o serios, en sí mismos, denotan la posesión de una cultura superior,
desde luego muy por encima de la media.
2)
La fórmula métrica es la cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo: cuatro versos
tetradecasílabos (catorce sílabas), que riman entre sí en consonante; poseen
una cesura en el medio que divide el verso en dos hemistiquios; los versos son
plenamente isosilábicos. Ajustarse a esta fórmula y sus rigideces era un modo
de distinción, por elegancia formal, densidad temática e intención religiosa,
del "Mester de juglaría", literatura más laica, civil, mundana y
próxima a las cuitas de la vida cotidiana.
3)
La intención didáctica y moral es evidente y eficaz: estamos ante una
literatura para enseñar a la feligresía analfabeta aspectos de la religión
cristiana y de la historia que contienen altas dosis de guía ética para la vida
religiosa de cada cual. En concreto, en Milagros
de Nuestra Señora, Berceo trata de fomentar la devoción a la Virgen y de
ofrecer pautas para ser un buen cristiano. Ambas intenciones conducen a la
salvación del alma, negocio principal de la vida humana en su tránsito
terrenal.
4)
El uso estilístico del lenguaje es intencionado y constante: el autor, bien
conocido, lejos del anonimato y de la autoría más o menos colectiva del
"mester de juglaría", nos deja su nombre y circunstancias. Se
complace en hacernos saber su filiación y su dominio retórico de la lengua. Los
recursos estilísticos abundan, bien que repetidos frecuentemente, con la
intención de aumentar la expresividad y eficacia comunicativa.
5)
El discurso poético es ordenado, claro y dirigido a una intención de sentido
moral y religioso (si quieres salvar tu pelleja, incluso siendo un pecador
contumaz, como muchos de los protagonistas, sé devoto de la Virgen, que ella no
te fallará). Se plantea una situación, se desarrolla con cierto pormenor, se
alcanza un desenlace inesperadamente positivo gracias a la intervención de la
Virgen y se remata con una lección moral práctica, esto es, una moraleja bien
explicada, al modo de un predicador desde el púlpito a su feligresía más bien
ignara y atribulada por las necesidades de la vida cotidiana.
3)
Recursos estilísticos
6)
Berceo, buen conocedor de la literatura juglaresca, utiliza muchos recursos
propios de esta para captar la atención del oyente. Los más destacados son:
●
Apelación directa a los oyentes con imperativos de verbos de
percepción ("Oíd", escuchad", "mirad"…) reclamando su
interés acerca de la materia narrativa. Los verbos en primera persona del
plural ("leemos, sabemos") refuerzan muy eficazmente los lazos de
complicidad entre autor y oyentes.
●
Comparaciones, metáforas y, en general, imágenes, propias de la
vida cotidiana del hombre común.
●
Empleo de latinismos, propios de la literatura religiosa y
litúrgica, para dotar de cierta gravedad al contenido.
●
Al lado, uso de un léxico común, llano y cotidiano, bien
comprensible por el humilde campesino. Del mismo modo, la construcción de la
oración es sencilla y llana, para ser comprendida en un solo recitado; viene
exigida además por el tipo de estrofa; en cada una de ellas aparecen una o dos
oraciones de entendimiento cabal y sencillo.
●
Creación de un ambiente o atmósfera narrativa familiar,
comprensible para el oyente común; hoy diríamos que Berceo se esfuerza por
contextualizar su discurso al mundo natural y sencillo, aunque duro, de unos
oyentes alejados del ambiente letrado.
4) Resumen
del milagro “El ladrón devoto”
Como ya hemos ofrecido un resumen por
estrofas, ahora sólo presentamos uno más general: un ladrón contumaz, mal
vecino (no ayudaba a las tareas mancomunadas, como levantar o reparar puentes y
caminos), era muy devoto de la Virgen. Berceo nos presenta su prendimiento,
juzgamiento y ejecución como una acción colectiva, de todo el pueblo. Lo
ahorcan, o mejor, lo intentan, pero fracasan sin saber por qué. Chasqueados,
los jóvenes, más intrépidos e irreflexivos que los adultos, tratan de cortarle
en cuello, pero también fracasan, sin saber por qué. Al fin, comprenden que la
Virgen protege al ladrón. Lo dejan marchar por su pie. Éste enmienda su actitud
y muere de anciano tras una vida cumplida.
5)
Comentario estilístico
Dejamos
la métrica a un lado para evitar la repetición; ya se explicó arriba las
características de la cuaderna vía, esa estrofa extrañamente narrativa, musical
y apta para relatar con mucha expresividad los sucesos más espectaculares. En
la primera estrofa (142) emplea un epíteto expresivo y certero: "ladrón
malo"; los oyentes ya se hacían cargo de con quién se las habían esta vez.
Acto seguido crea un símil precioso y expresivo: mejor quería robar que ir a la
iglesia ni ayudar a levantar puentes. En fin, mal cristiano y peor vecino; ni cumplía
con sus deberes religiosos, ni con los civiles.
La
estrofa 143 posee una intención comunicativa de creación de lazos entre autor y
lectores, por un lado; por otro, desea concederle el beneficio de la duda al
protagonista y, de paso, recordar a los oyentes que en Cristo todos tenemos
salvación, incluso cayendo en reiterados hechos pecaminosos. También desliza el
autor que él no inventa, ni es un juglar fantasioso, pues al afirmar que
"esto no lo leemos", hace saber que se nutre de fuentes escritas. Es
un hombre diestro en letras y conocimientos graves, así que merece respeto y
credibilidad.
Las
estrofas 144 y 145 introducen la cuña doctrinal decisiva explicando una
costumbre del dedos largos: el ladrón era gran devoto de la Virgen, constante y
respetuoso. Ante ella se inclinaba camino de sus fechorías. No por casualidad
repite prácticamente el mismo mensaje en cada estrofa: la devoción sin fisuras
del ladrón; al fin, será el motivo de su salvación.
La
estrofa 146 es muy bella y está diestramente compuesta. El primer verso es un
refrán de uso común (Quien mal anda, mal acaba). Los tres versos siguientes
cuentan su prendimiento con tres verbos en pasado en el primer hemistiquio y
tres perífrasis verbales de infinitivo en el segundo; los paralelismos y
bimembraciones saltan a la vista; y todo para contar: lo pillaron, lo juzgaron
y lo condenaron a la horca. Es una estrofa muy económica, perfecta y felizmente
ejecutada.
La
estrofa 147 es deliciosamente contextualizadora: narra con un detallismo casi
morboso cómo lo llevan a la horca en el medio del pueblo, le vendan los ojos y
le atan la soga al cuello. La escena debía de ser bastante familiar y Berceo la
cuenta como regodeándose un poquito en los preliminares del castigo.
La
estrofa 148 es otro hallazgo compositivo muy bello. Lo levantan bien en la
horca y lo dejan por muerto. De pronto, introduce, con un golpe de anticipatio, un elemento de intriga
inesperada que quiebra la marcha de la narración. Lo dan por muerto, sí, pero..., si los ejecutores hubieran sabido
lo que pasó después, no hubieran actuado así. ¿Y qué ocurrió después?, se
preguntaría el público oyente. ¡Ah! He aquí el dominio narrativo de Berceo, que
insunúa: ya lo sabréis, ahora tengo que seguir contando lo que pasó.
Las
estrofas 149 y 150 explican con claridad y didactismo minucioso la intervención
de la Virgen. Primero ofrece la lección general: María no abandona nunca a sus
devotos. Luego ofrece el relato preciso del milagro: con las manos por debajo,
la Virgen sujetaba al condenado, que así no murió asfixiado. En la 150, además,
cambia de punto de vista; pasa de ser un narrador omnisciente que observa desde
fuera, a ver la acción desde el supuesto ahorcado: estaba la mar de cómodo y
relajado en esa posición.
La
estrofa 151 también está llena de color local: amigos, conocidos y parientes
vienen a descolgarlo para darle sepultura. Es la estrofa donde mejor apreciamos
el uso de paralelismos ("vinieron los parientes, vinieron los
amigos") y la bimembración ("rascados y dolientes"). Nótese también
el uso metafórico, tan expresivo y vivaz, del adjetivo "rascados",
significando dolidos, amargados, etc.
En
la estrofa 152 los hallazgos literarios son muy felices: una metonimia para
decirnos que lo hallaron vivo ("con alma"), y luego un adjetivo y una
nominalización ("alegre y sin daño") que expresan plásticamente que
el ladrón estaba feliz. El narrador añade: estaba más contento que haciendo sus
fechorías. Luego le cede la palabra al condenado ("decía") y con un
símil hiperbolizado les dice a los amigos y parientes que podría estar así un
año entero.
La
estrofa 153 cambia de personajes e imprime un gran dinamismo: los justicieros
se enteraron y su primea reacción es arrepentirse por no haberle cortado la
cabeza, que hubiera sido lo más justo y seguro para certificar el castigo.
Vemos que el cambio de actores y de sensaciones es total; del paraíso al
infierno; del bienestar al fastidio.
En
la estrofa 154 Berceo, muy hábil narrador, nos trasmite el pensamiento del
pueblo, de la masa, muy cabreada porque el ahorcamiento fallido afectaba a la
reputación del pueblo y quedaban por los suelos. Es cierto que hicieron mal el
lazo y salió vivo, pero ahora harían las cosas mejor. La contextualización de
la que hablábamos se aprecia aquí muy bien; lo degollarían "con hoz o con
espada"; un instrumento campesino, propio de las tareas agrícolas, y otro,
la espada, asociado a los guerreros y sus tareas bélicas.
La
estrofa 155 aumenta la tensión narrativa al máximo e imprime un gran dinamismo
narrativo. Ahora el protagonista no es la colectividad; son los jóvenes más
acelerados y ligeros de cascos ("mancebos livianos") los que tratan
de cortarle el cuello con un serrucho bien afilado –otro utensilio de la vida
diaria-. Pero el milagro se repite: la Virgen interpuso sus manos y no fue posible
decapitarlo.
Las
estrofas 156 y 157 resuelven el desenlace con rapidez y concisión. Berceo
dosifica la materia narrativa con precisión: avanza, escamotea y resuelve la
intriga según le conviene para aumentar el interés lector. Como los mozos
"livianos" comprendieron que ese ladrón estaba protegido por la
Virgen, lo dejaron marchar. El hombre enmendó su vida, que desde ahí fue más
ordenada desde que abandonó la "folía", la locura insensata. Y murió
después según la ley natural.
Las
dos estrofas finales, la 158 y la 159 repiten el mensaje del principio y en la
159: la Virgen socorre a sus devotos y los salva de sus encrucijadas. A todos
nos conviene rezar a la Madre (repite el nombre dos veces) para asegurarnos de
su auxilio y poder ir al cielo tras nuestra muerte, que es el sentido de la
resurrección de Jesucristo. El mensaje final, de orden moral y religioso, queda
así asegurado, casi hasta la machaconería, para que el público que escuchara o
leyera el recitado aprendiera la lección.
6)
Interpretación y valoración
La
lectura detenida de este milagro nos permite descubrir a un Berceo excelente
narrador, atento a la composición textual para aumentar el interés lector y
vigilante de los rasgos estilísticos y formales propios del "mester de
clerecía"; al tiempo, embute con naturalidad la lección moral y religiosa,
pues la salvación de la almas no es negocio menor para este clérigo riojano,
verdadero hito de la literatura española, como el propio Machado nos recordó en
los homenajes de su Campos de Castilla
(1912).
- PROPUESTA
DIDÁCTICA
Se
puede trabajar con todo el texto o una parte de él, según el profesor juzgue
más conveniente teniendo en cuenta el tiempo, el curso de los alumnos, los
objetivos didácticos. Las siguientes sugerencias pretender ser generales y
válidas para ambos tipos de textos.
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el texto (120 palabras).
2)
Caracteriza los personajes que intervienen y fíjate en su condición social y
nivel cultural.
3)
¿Dónde vemos aparecer al narrador?
4) Localiza y explica los recursos estilísticos que embellecen el texto.
2.2. Interpretación y
desarrollo ensayístico
1)
Localiza los rasgos propios del mester de clerecía en este texto.
2) Señala aspectos de la vida cotidiana y real de la Edad Media (materiales, judiciales, culturales, religiosos...) que aparezcan en el texto.
2.3. Actividades de ABP y creatividad
1)
Compara el origen del conflicto y su solución con lo que ocurre hoy. Señala
semejanzas y diferencias.
2)
En la Edad Media se creía en los milagros de naturaleza divina. ¿Ocurre hoy
igual? ¿Por qué? ¿Cómo es la mentalidad religiosa de nuestros días respecto de
la medieval?
3)
La obra tiene una intención didáctico-moral: señala dónde y cómo lo apreciamos.
4) Elabora un escrito valorando el contenido, la forma, la intención y sentido de este texto y de la obra de Gonzalo de Berceo en general.
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