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Ribera del Bernesga, León (XI-2020) © SVM |
DON JUAN MANUEL: EL CONDE LUCANOR
Cuento XXIX
Lo que sucedió a una zorra que se
tendió en la calle y se hizo la muerta
Hablando
otro día el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo así:
-Patronio,
un pariente mío vive en un lugar donde le hacen frecuentes atropellos, que no
puede impedir por falta de poder, y los nobles de allí querrían que hiciese
alguna cosa que les sirviera de pretexto para juntarse contra él. A mi pariente
le resulta muy penoso sufrir cuantas afrentas le hacen y está dispuesto a
arriesgarlo todo antes que seguir viviendo de ese modo. Como yo quisiera que él
hiciera lo más conveniente, os ruego que me digáis qué debo aconsejarle para
que viva como mejor pueda en aquellas tierras.
-Señor
Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que le podáis aconsejar lo que debe hacer,
me gustaría que supierais lo sucedido a una zorra que se hizo la muerta.
El
conde le preguntó cómo había pasado eso.
-Señor
Conde Lucanor -dijo Patronio-, una zorra entró una noche en un corral donde
había gallinas y tanto se entretuvo en comerlas que, cuando pensó marcharse, ya
era de día y las gentes estaban en las calles. Cuando comprobó que no se podía
esconder, salió sin hacer ruido a la calle y se echó en el suelo como si
estuviese muerta. Al verla, la gente pensó que lo estaba y nadie le hizo caso.
»Al
cabo de un rato pasó por allí un hombre que dijo que los cabellos de la frente
de la zorra eran buenos para evitar el mal de ojo a los niños, y, así, le
trasquiló con unas tijeras los pelos de la frente.
»Después
se acercó otro, que dijo lo mismo sobre los pelos del lomo; después otro, que
le cortó los de la ijada; y tantos le cortaron el pelo que la dejaron repelada.
A pesar de todo, la zorra no se movió, porque pensaba que perder el pelo no era
un daño muy grave.
»Después
se acercó otro hombre, que dijo que la uña del pulgar de la zorra era muy buena
para los tumores; y se la quitó. La zorra seguía sin moverse.
»Después
llegó otro que dijo que los dientes de zorra eran buenos para el dolor de
muelas. Le quitó uno, y la zorra tampoco se movió esta vez.
»Por
último, pasado un rato, llegó uno que dijo que el corazón de la zorra era bueno
para el dolor del corazón, y echó mano al cuchillo para sacárselo. Viendo la
zorra que le querían quitar el corazón, y que si se lo quitaban no era algo de
lo que pudiera prescindir, y que por ello moriría, pensó que era mejor
arriesgarlo todo antes que perder ciertamente su vida. Y así se esforzó por
escapar y salvó la vida.
»Y
vos, señor conde, aconsejad a vuestro pariente que dé a entender que no le
preocupan esas ofensas y que las tolere, si Dios lo puso en una tierra donde no
puede evitarlas ni tampoco vengarlas como corresponde, mientras esas ofensas y
agravios los pueda soportar sin gran daño para él y sin pérdida de la honra;
pues cuando uno no se tiene por ofendido, aunque le afrenten, no sentirá
humillación. Pero, en cuanto los demás sepan que se siente humillado, si desde
ese momento no hace cuanto debe para recuperar su honor, será cada vez más
afrentado y ofendido. Y por ello es mejor soportar las ofensas leves, pues no
pueden ser evitadas; pero si los ofensores cometieren agravios o faltas a la
honra, será preciso arriesgarlo todo y no soportar tales afrentas, porque es
mejor morir en defensa de la honra o de los derechos de su estado, antes que
vivir aguantando indignidades y humillaciones.
El
conde pensó que este era un buen consejo.
Y
don Juan lo mandó poner en este libro e hizo estos versos que dicen así:
Soporta
las cosas mientras pudieras,
Y véngate sólo cuando debieras
Fuente: Cervantes virtual
Probable imagen de don Juan Manuel en una pintura de su
época
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Don_Juan_Manuel.jpg
- ANÁLISIS
1)
Introducción al autor y la obra
Don Juan Manuel (Escalona, Toledo, 1282 -
Córdoba ? (enterrado en Peñafiel, Valladolid), 1348) es uno de los escritores
medievales más interesantes de la literatura española. Hombre de alta cuna y
extensa y bien asentada educación y cultura, dejó ocho obras que fueron
contribuciones importantes y algunas decisivas en la prosa castellana. Antes de
comentar el cuento que se transcribe arriba, conviene resumir ciertas claves de
lectura de este singular autor:
Don Juan Manuel procede de la alta nobleza
castellana (nieto de Fernando III el Santo y sobrino de Alfonso X el Sabio). En
muchas de sus obras y escritos se percibe su defensa cerrada de la sociedad
estamental medieval, la importancia del honor y la fama y la salvaguarda de los
bienes materiales en el círculo familiar.
2) Rasgos
estilísticos
Don Juan Manuel posee una fuerte
conciencia estilística. Se muestra orgulloso de sus obras, no lo considera una
parte menor de sus actividades y se esfuerza por componerlas con orden, lógica
y estilo propio y eficaz. Tenía lo que luego se llamaría "voluntad de
estilo". Busca su propio modo de expresarse, siguiendo la estela de su
abuelo real. Su principios compositivos son: sobriedad o contención expresiva,
conceptismo de significación ("pónelo [el contenido] en las menos palabras
que pueden ser", según su propia y célebre sentencia) y llaneza
estilística. Los recursos estilísticos se utilizan con moderación, con claro
predominio de la personificación, símil, metáfora y metonimia; algún epíteto,
bimenbración y paralelismo suelen completar el cuadro retórico. El uso
combinado y bien alternado de diálogos, narraciones y descripciones es un valor
fundamental de los textos: aportan variedad, amenidad y riqueza compositiva.
3) Interpretación
La intención didáctica moralizante de sus
obras es una línea compositiva permanente. Al lado del entretenimiento, no
falta la lección ética y religiosa (salvar el alma es el negocio fundamental
del hombre en la tierra). Incluso a veces el didactismo gira hacia consejos de
vida y de comportamiento social, sobre todo para los nobles (existía una larga
tradición de "regimiento de príncipes", es decir, cómo educar al
joven noble).
Las fuentes de don Juan Manuel son muy
variadas: literatura religiosa de predicación, libros de origen oriental,
cuentecillos o fábulas de origen popular, etc. Se trata, como vemos, de temas,
textos y formas literarias que circulaban por toda Europa, sin entender de
fronteras, que eran adaptadas en cada territorio según los gustos del autor y
del público. Don Juan Manuel recoge todos estos materiales y los somete a una
unidad estilística, que varía en cada obra. El
conde Lucanor está compuesto bajo el modelo de colecciones de cuentos de
intención moralizante; se basa en la tradición de los "exemplos",
fábulas, apólogos, novelillas de origen variado, etc.
4) Estructura
de los cuentos
La estructura de cada uno de los cincuenta
cuentos es fija: el conde Lucanor, un joven inexperto pero deseoso de aprender,
le plantea un caso problemático y arduo de resolver sobre conducta social y
personal a su ayo y consejero, Patronio, hombre versado y experimentado. Éste
le contesta con una historia o "exemplo", del que extrae una lección
moralizante aplicada al caso. El conde expresa su acuerdo con la lección
extraída y don Juan Manuel, autor y narrador, la comprime con un pareado de
buena factura. Y así uno tras otro (la obra contiene otras secciones de
contenido más doctrinal y especulativo que aquí no nos interesan).
Hemos tomado para nuestra actividad el
cuento XXIX, "Lo que sucedió a una zorra que se tendió en la calle y se
hizo la muerta". Es uno de los capítulos más breves, quizá por eso más
ameno y eficaz en la transmisión de la moraleja.
El cuentecillo en sí es delicioso: una
zorra antropomorfizada, un ambiente social plenamente medieval, con mucho sabor
local: creencias médicas, costumbres populares, etc. aparecen en el relato. Por
lo demás, la crudeza del tema es bien visible: la defensa de la posición
socio-económica y política, más o menos agrupado bajo el concepto de
"honra", palabra que aparece en el texto, exige ser astuto, algo
cínico y violento si las cosas se ponen muy feas. Casi se puede hablar de
marginación social, acoso político, etc. Por lo demás, la situación posee una
actualidad indiscutible. La solución propuesta por el ayo Patronio parece la
clásica y menos mala en la Edad Media y nuestros días.
La anécdota de la zorra, divertida, muy
bien graduada en el despojo de cinco elementos: pelos de la frente, del lomo,
de la ijada (mandíbula), una uña y un diente: la pobre vulpeja se ve seriamente
diezmada para lograr salvar su vida. Cuando alguien piensa en arrancarle el
corazón, sale por pies. Acaba el cuento bruscamente, con seguro regocijo del
público lector. Tiene diversión, humor, ironía y moral en sus dosis justas. La
composición es deliciosa y maestra. Por eso, sobre seiscientos años después de
su composición, estos relatos guardan la frescura y la potencia de la
literatura auténtica.
- PROPUESTA
DIDÁCTICA
2.1. Comprensión lectora
1) Resume el contenido del texto (120
palabras)
2) Analiza física y psicológicamente los
personajes que aparecen.
3) Delimita los apartados temáticos del
cuento.
4) Localiza los recursos estilísticos y
explica cómo crean belleza literaria.
5) Indica cuatro rasgos propios de la literatura medieval que aprecies en el texto.
2.2.
Cuestiones de interpretación y ABPen
1)
¿Por qué está interesado don Juan Manuel en ofrecer lecciones morales a un
joven novle? Relaciónalo con su vida de miembro de la alta nobleza castellana
de la época.
2)
¿Cómo vemos en el relato su defensa de la honra y de la posición social
aventajada?
3)
¿Por qué afirma que al conde Lucanor y a don Juan Manuel le gusta la moraleja
del ayo Patronio?
4) ¿Cómo era la vida en la Edad Media? Distingue entre nobles y pueblo llano, enfermedades, preocupaciones de unos y otros, etc. Puedes documentarte para complementar tu ensayo (200 palabras).
2.3.
Creatividad literaria
1) Escribe un cuento (250 palabras), con
moraleja y animales antropomorfizados, al estilo de don Juan Manuel.
¿Experiencia difícil o divertida?
2) Documéntate y escribe una biografía
novelada de don Juan Manuel, poniéndola en relación con sus libros.
3) Transforma el cuento en una pequeña
pieza dramática, que se puede leer dramáticamente, o representar en clase, o
para todo la comunidad educativa.
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