Ribera del Bernesga, León (X-2020) © SVM |
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ - “El amor”
“El amor”
El amor, a qué huele? Parece,
cuando se ama, 1
que el mundo
entero tiene rumor de primavera.
Las hojas secas
tornan y las ramas con nieve,
y él sigue
ardiente y joven, oliendo a rosa eterna.
Por todas partes abre
guirnaldas invisibles, 5
todos sus
fondos son líricos -risa o pena-,
la mujer a su
beso cobra un sentido mágico
que, como en
los senderos, sin cesar se renueva...
Vienen al alma música de
ideales conciertos,
palabras de una
brisa liviana entre arboledas;
10
se suspira y se
llora, y el suspiro y el llanto
dejan como un
romántico frescor de madreselvas...
- ANÁLISIS
- Resumen
El yo poético indaga sobre la naturaleza del amor. Se pregunta por su aroma, por su sonido, por su aspecto visual. Constata que, en cualquier circunstancia, se mantiene jovial y sano. Percibe adornos florales mágicos y en permanente renovación y la mujer, con un beso, encarna cierta esencia del amor. También le llegan melodías agradables en un ambiente natural. Entre suspiros y llantos, el amor deja una sensación de frescura de flores silvestres.
- Temas
El asunto central del poema es la indagación sobre la naturaleza del amor, percibido como escurridizo, esquivo, furtivo y perceptible solo por los sentidos atentos en combinación con alguna sensación emocional.
- Apartados temáticos
El poema
presenta tres secciones de contenido, las cuales coinciden con las estrofas que
lo componen.
En la primera sección se presenta el asunto poemático y se aborda por sensaciones aromáticas, mezcladas con ciertos sentimientos positivos y vitales. En la segunda sección se presentan los efectos visuales, paradójicos en sí mismos. Se anuncia la presencia de la mujer y el beso como componentes del amor y su efecto renovador. La tercera sección ofrece sensaciones auditivas y táctiles: música y brisa que se extienden por el ambiente.
- Aspectos métricos, de rima y
estróficos
El poema consta de doce versos agrupados en tres estrofas de cuatro versos tetradecasílabos --alejandrinos-- cada una. La rima en é-a es asonante y solo en los pares. Estamos, pues, ante una rima romanceada. Podemos decir que estamos ante un romance heroico por su estructura silábica y de rima.
- Análisis estilístico
El asedio del
yo poético al concepto o hecho del amor se realiza por vía sensitiva y solo
después una cierta huella intelectiva (recuerdos, imágenes, etc.). Consecuencia
directa es que el recurso central del poema es la sinestesia: fusión de
percepciones sensoriales en una entidad superior. El poema comienza con una
interrogación retórica en la que el yo poético pregunta sobre el olor del amor,
y la respuesta es que tiene “rumor de primavera”: lo olfativo y lo auditivo se
mezclan en una sensación nueva. Pasa el tiempo, llega el otoño (expresado en
una bella personificación: “Las hojas secas tornan y las ramas con nieve”, v.
3) y el invierno, pero el amor sigue oliendo a “rosa eterna” porque es
“ardiente y joven” (los dos adjetivos metaforizados aluden a la edad juvenil y
al carácter impetuoso). Observamos una sinestesia triple, con fusión de lo
visual, lo temporal, lo táctil y lo aromático. Las connotaciones de los
vocablos son positivas y agradables.
La segunda
estrofa se concentra en los aspectos visuales, aunque en el primer verso ya
aparece una paradoja chocante. El amor abre “por todas partes” (todo lo ocupa,
como antes, en el verso 2, se había dicho que el amor está en “el mundo entero)
“guirnaldas invisibles”. No se puede “ver”, aunque sí sentir, por eso sus
fondos, como en un cuadro, son “líricos”, es decir, llenos de sentimiento y
subjetividad. Acto seguido aparece la mujer y su beso; es una imagen corpórea y
con sensación táctil, pero solo para recordarnos que adquiere todo ello un
“sentido mágico” que se renueva constantemente. El símil “como en los senderos”
parece aludir a que el amor es un camino distinto a cada paso que se da. La
suspensión con que se cierra la estrofa indica que se podría añadir mucho más,
pero igual de inaprensible.
La tercera
estrofa es el lugar de desarrollo de las percepciones auditivas. Primero
aparecen “ideales conciertos”, seguidos de “palabras de una brisa liviana entre
arboledas” (vv. 9-10). El amor es como un lenguaje musical y verbal, pero
etéreo y como en fuga. El yo poético solo logra aislar dos elementos del
lenguaje amoroso: el suspiro y el llanto (muy destacados a través de un
políptoton de verbo y sustantivo, para cada término). Son metonimias de la
impaciencia y del dolor, inseparables del hecho de amar. El suspiro y el
llanto, al pasar, también dejan un “frescor de madreselvas...” (v. 12). Otra
bellísima sinestesia que combina lo visual, lo olfativo y lo táctil. La flor de
la madreselva, en sí misma perfumada y de colores llamativos, es una excelente
metáfora del mismo amor. La suspensión de cierre plantea un final abierto.
El poema comienza con una interrogación y termina con una suspensión. Parece que el yo poético no está del todo seguro sobre sus certezas; en todo caso, la misma naturaleza del amor, casi inaprensible, a duras penas configurable en palabras, sí que ocupa todo el espacio, “el mundo entero”, y lo envuelve con su perfume, su colorido y su música.
- Contextualización autorial y
socio-cultural
Juan Ramón Jiménez (Moguer,
Huelva, 1881 – San Juan, Puerto Rico, 1958), premio Nobel de Literatura en
1956, es uno de los más intensos y significativos poetas españoles del siglo
XX. Como miembro de la Generación del 14, aspira a una depuración verbal y
conceptual de la poesía para que adquiera una transcendencia y transparencia
que, a su juicio, se había perdido en las décadas anteriores, sobre todo a
partir de ciertos excesos románticos y modernistas.
Su producción poética se
divide en una etapa sensitiva (1898 – 1916), justamente bajo los efectos del
tardorromanticismo y del modernismo simbolista, sentimental, sensitiva y
simbolista; una etapa intelectual (1916 – 1936), dominada por una poesía más
esencialista, reconcentrada e intelectualizada; y, finalmente, una etapa
“suficiente o verdadera” (1936 – 1958), bajo el signo de una poesía metafísica,
autorreferencial e integradora de todos los aspectos humanos, incluyendo la
vida y la muerte.
El poema que hemos comentado se puede situar en la etapa intelectual porque presenta una concepción esencialista de la naturaleza; los elementos más sensitivos están depurados, transcendidos; el poeta busca integrar en una realidad superior la naturaleza y sus sentimientos. Sin embargo, los ecos simbolistas recuerdan la etapa sensitiva.
- Interpretación
Estamos ante un poema
densamente significativo. Nos presenta una reflexión intimista sobre la
naturaleza del amor. Juan Ramón fusiona los elementos sensitivos con los
intelectuales para intentar aprehender tan escurridizo sentimiento. Rumor, olor
a rosa eterna, guirnaldas, mujer, senderos, conciertos, palabras, etc. son los
elementos que emplea para una aproximación difícil y compleja.
El poeta se acerca al amor
atento a las señales: “Vienen al alma música...” (v. 9); su espíritu capta y
procesa en su esfuerzo intelectivo. El juego sinestésico es clave para entender
el poema; parece transmitirnos que el amor, aunque lo llena todo, determina y
origina, al menos en parte, la felicidad y el dolor humanos; y, sin embargo, es
difícil de racionalizar y verbalizar.
El yo poético intenta verbalizar la naturaleza del sentimiento amoroso. Para ello, se vale de percepciones y emociones tamizadas por la contemplación poética, es decir, transcendida. El lector casi puede “ver” al poeta trabajando en el campo sobre sus emociones y aprehensiones. Que coinciden, he ahí la magia de la poesía, con las que se desprenden de la lectura detenida de este hermoso poema, sencillo en la forma, transparente en la disposición, pleno, denso y expansivo en su sentido.
8. Valoración
Como suele ocurrir con la lectura de la buena poesía, el texto expande su significación inicial para ofrecer al lector un itinerario conceptual y estético nuevo y fascinante en sí mismo. Abordar la conceptualización o verbalización del amor es una tarea titánica de dudoso final. Nuestro poeta se aferra a realidades naturales, no fácilmente perceptibles, para buscar en ellas imágenes que visualicen dicho sentimiento, fuente de “risa” y “pena”.
Juan Ramón Jiménez es un
poeta muy laborioso y exigente. Depura sus textos hasta límites casi
intolerables para la lengua. El resultado es un artefacto verbal que parece que
se abre en la mente del lector como una fruta madura. El acto de lectura
conlleva una exploración no solo estética, sino existencial y verbal. He aquí
el milagro de la poesía lograda, esperando ser degustada por un lector atento.
- PROPUESTA DIDÁCTICA
(Estas actividades se pueden desarrollar y
realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en
grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o
herramientas complementarias, como las TIC).
2.1. Comprensión lectora
1) Resume el
poema (aproximadamente, 100 palabras).
2) Señala su
tema y sus apartados temáticos. Para ello, contesta a la cuestión ¿de qué y
cómo se expresa el tema principal?
3) Establece
la métrica, la rima y la forma estrófica utilizada.
4) Existen
tres sentidos que conforman el cuadro conceptual del poema. Explícalos y
establece su relevancia.
5) Localiza una docena de recursos estilísticos y explica su eficacia significativa y estética.
2.2. Interpretación y pensamiento analítico
1) ¿Por qué
el yo poético afirma que “Parece, cuando se ama, / que el mundo entero tiene
rumor de primavera” (vv. 1-2)? ¿Es posible esta mezcla de percepciones en la
vida real?
2) Busca y
explica las expresiones que señalan que el amor inunda todo el mundo, sin dejar
nada vacío. ¿Qué desea transmitir con ello?
3) ¿Qué desea
expresar aquí la expresión “... romántico frescor de madreselvas” (v. 12)?
Establece una relación de disposición espacial de los elementos naturales y
humanos que aparecen en el poema.
4) Indica los rasgos de la poesía de Juan Ramón Jiménez, miembro de la Generación del 14, perceptibles en este poema.
2.3. Fomento de la creatividad
1)
Documéntate sobre el poeta Juan Ramón Jiménez y realiza una exposición en la
clase con ayuda de medios TIC, creando un póster, etc.
2) La
naturaleza despierta admiración y un intenso grado de comunicación por parte
del poeta. Expresa las emociones que despierta en ti la contemplación de un
paisaje o un elemento natural (un árbol, un momento del día, etc.). Puedes
hacerlo en papel, por imagen –dibujo, fotografía--, con música, o todos los
medios combinados a la vez.
3) Escribe un
relato basado en la reflexión sobre un sentimiento(amor, odio, alegría, pena,
nostalgia, euforia, felicidad...; asócialo a un lugar, real o imaginario, común
o raro, solo o en compañía. Trata de expresar las emociones que te sugiere.
4) Se puede realizar un recital poético o una declamación de poemas de Juan Ramón Jiménez, acompañado de imágenes alusivas y música, ante la clase o la comunidad educativa. Ahí se pondrá de manifiesto la enorme hondura expresiva de los poemas de nuestro poeta.
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