01/11/2020

Juan Ramón Jiménez: "El amor"; análisis y propuesta didáctica

 

Ribera del Bernesga, León (X-2020) © SVM


JUAN RAMÓN JIMÉNEZ -  “El amor”

“El amor”

El amor, a qué huele? Parece, cuando se ama,        1
que el mundo entero tiene rumor de primavera.
Las hojas secas tornan y las ramas con nieve,
y él sigue ardiente y joven, oliendo a rosa eterna.

Por todas partes abre guirnaldas invisibles,              5
todos sus fondos son líricos -risa o pena-,
la mujer a su beso cobra un sentido mágico
que, como en los senderos, sin cesar se renueva...

Vienen al alma música de ideales conciertos,
palabras de una brisa liviana entre arboledas;               10
se suspira y se llora, y el suspiro y el llanto
dejan como un romántico frescor de madreselvas...

 

  1. ANÁLISIS
  1. Resumen

El yo poético indaga sobre la naturaleza del amor. Se pregunta por su aroma, por su sonido, por su aspecto visual. Constata que, en cualquier circunstancia, se mantiene jovial y sano. Percibe adornos florales mágicos y en permanente renovación y la mujer, con un beso, encarna cierta esencia del amor. También le llegan melodías agradables en un ambiente natural. Entre suspiros y llantos, el amor deja una sensación de frescura de flores silvestres.

  1. Temas

El asunto central del poema es la indagación sobre la naturaleza del amor, percibido como escurridizo, esquivo, furtivo y perceptible solo por los sentidos atentos en combinación con alguna sensación emocional.

  1. Apartados temáticos

El poema presenta tres secciones de contenido, las cuales coinciden con las estrofas que lo componen.

En la primera sección se presenta el asunto poemático y se aborda por sensaciones aromáticas, mezcladas con ciertos sentimientos positivos y vitales. En la segunda sección se presentan los efectos visuales, paradójicos en sí mismos. Se anuncia la presencia de la mujer y el beso como componentes del amor y su efecto renovador. La tercera sección ofrece sensaciones auditivas y táctiles: música y brisa que se extienden por el ambiente.

  1. Aspectos métricos, de rima y estróficos

El poema consta de doce versos agrupados en tres estrofas de cuatro versos tetradecasílabos --alejandrinos-- cada una. La rima en é-a es asonante y solo en los pares. Estamos, pues, ante una rima romanceada. Podemos decir que estamos ante un romance heroico por su estructura silábica y de rima.

  1. Análisis estilístico

El asedio del yo poético al concepto o hecho del amor se realiza por vía sensitiva y solo después una cierta huella intelectiva (recuerdos, imágenes, etc.). Consecuencia directa es que el recurso central del poema es la sinestesia: fusión de percepciones sensoriales en una entidad superior. El poema comienza con una interrogación retórica en la que el yo poético pregunta sobre el olor del amor, y la respuesta es que tiene “rumor de primavera”: lo olfativo y lo auditivo se mezclan en una sensación nueva. Pasa el tiempo, llega el otoño (expresado en una bella personificación: “Las hojas secas tornan y las ramas con nieve”, v. 3) y el invierno, pero el amor sigue oliendo a “rosa eterna” porque es “ardiente y joven” (los dos adjetivos metaforizados aluden a la edad juvenil y al carácter impetuoso). Observamos una sinestesia triple, con fusión de lo visual, lo temporal, lo táctil y lo aromático. Las connotaciones de los vocablos son positivas y agradables.

La segunda estrofa se concentra en los aspectos visuales, aunque en el primer verso ya aparece una paradoja chocante. El amor abre “por todas partes” (todo lo ocupa, como antes, en el verso 2, se había dicho que el amor está en “el mundo entero) “guirnaldas invisibles”. No se puede “ver”, aunque sí sentir, por eso sus fondos, como en un cuadro, son “líricos”, es decir, llenos de sentimiento y subjetividad. Acto seguido aparece la mujer y su beso; es una imagen corpórea y con sensación táctil, pero solo para recordarnos que adquiere todo ello un “sentido mágico” que se renueva constantemente. El símil “como en los senderos” parece aludir a que el amor es un camino distinto a cada paso que se da. La suspensión con que se cierra la estrofa indica que se podría añadir mucho más, pero igual de inaprensible.

La tercera estrofa es el lugar de desarrollo de las percepciones auditivas. Primero aparecen “ideales conciertos”, seguidos de “palabras de una brisa liviana entre arboledas” (vv. 9-10). El amor es como un lenguaje musical y verbal, pero etéreo y como en fuga. El yo poético solo logra aislar dos elementos del lenguaje amoroso: el suspiro y el llanto (muy destacados a través de un políptoton de verbo y sustantivo, para cada término). Son metonimias de la impaciencia y del dolor, inseparables del hecho de amar. El suspiro y el llanto, al pasar, también dejan un “frescor de madreselvas...” (v. 12). Otra bellísima sinestesia que combina lo visual, lo olfativo y lo táctil. La flor de la madreselva, en sí misma perfumada y de colores llamativos, es una excelente metáfora del mismo amor. La suspensión de cierre plantea un final abierto.

El poema comienza con una interrogación y termina con una suspensión. Parece que el yo poético no está del todo seguro sobre sus certezas; en todo caso, la misma naturaleza del amor, casi inaprensible, a duras penas configurable en palabras, sí que ocupa todo el espacio, “el mundo entero”, y lo envuelve con su perfume, su colorido y su música.

  1. Contextualización autorial y socio-cultural

Juan Ramón Jiménez (Moguer, Huelva, 1881 – San Juan, Puerto Rico, 1958), premio Nobel de Literatura en 1956, es uno de los más intensos y significativos poetas españoles del siglo XX. Como miembro de la Generación del 14, aspira a una depuración verbal y conceptual de la poesía para que adquiera una transcendencia y transparencia que, a su juicio, se había perdido en las décadas anteriores, sobre todo a partir de ciertos excesos románticos y modernistas.

Su producción poética se divide en una etapa sensitiva (1898 – 1916), justamente bajo los efectos del tardorromanticismo y del modernismo simbolista, sentimental, sensitiva y simbolista; una etapa intelectual (1916 – 1936), dominada por una poesía más esencialista, reconcentrada e intelectualizada; y, finalmente, una etapa “suficiente o verdadera” (1936 – 1958), bajo el signo de una poesía metafísica, autorreferencial e integradora de todos los aspectos humanos, incluyendo la vida y la muerte.

El poema que hemos comentado se puede situar en la etapa intelectual porque presenta una concepción esencialista de la naturaleza; los elementos más sensitivos están depurados, transcendidos; el poeta busca integrar en una realidad superior la naturaleza y sus sentimientos. Sin embargo, los ecos simbolistas recuerdan la etapa sensitiva.

  1. Interpretación

Estamos ante un poema densamente significativo. Nos presenta una reflexión intimista sobre la naturaleza del amor. Juan Ramón fusiona los elementos sensitivos con los intelectuales para intentar aprehender tan escurridizo sentimiento. Rumor, olor a rosa eterna, guirnaldas, mujer, senderos, conciertos, palabras, etc. son los elementos que emplea para una aproximación difícil y compleja.

El poeta se acerca al amor atento a las señales: “Vienen al alma música...” (v. 9); su espíritu capta y procesa en su esfuerzo intelectivo. El juego sinestésico es clave para entender el poema; parece transmitirnos que el amor, aunque lo llena todo, determina y origina, al menos en parte, la felicidad y el dolor humanos; y, sin embargo, es difícil de racionalizar y verbalizar.

El yo poético intenta verbalizar la naturaleza del sentimiento amoroso. Para ello, se vale de percepciones y emociones tamizadas por la contemplación poética, es decir, transcendida. El lector casi puede “ver” al poeta trabajando en el campo sobre sus emociones y aprehensiones. Que coinciden, he ahí la magia de la poesía, con las que se desprenden de la lectura detenida de este hermoso poema, sencillo en la forma, transparente en la disposición, pleno, denso y expansivo en su sentido.

8. Valoración

Como suele ocurrir con la lectura de la buena poesía, el texto expande su significación inicial para ofrecer al lector un itinerario conceptual y estético nuevo y fascinante en sí mismo. Abordar la conceptualización o verbalización del amor es una tarea titánica de dudoso final. Nuestro poeta se aferra a realidades naturales, no fácilmente perceptibles, para buscar en ellas imágenes que visualicen dicho sentimiento, fuente de “risa” y “pena”.

Juan Ramón Jiménez es un poeta muy laborioso y exigente. Depura sus textos hasta límites casi intolerables para la lengua. El resultado es un artefacto verbal que parece que se abre en la mente del lector como una fruta madura. El acto de lectura conlleva una exploración no solo estética, sino existencial y verbal. He aquí el milagro de la poesía lograda, esperando ser degustada por un lector atento.

 

  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Estas actividades se pueden desarrollar y realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o herramientas complementarias, como las TIC).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (aproximadamente, 100 palabras).

2) Señala su tema y sus apartados temáticos. Para ello, contesta a la cuestión ¿de qué y cómo se expresa el tema principal?

3) Establece la métrica, la rima y la forma estrófica utilizada.

4) Existen tres sentidos que conforman el cuadro conceptual del poema. Explícalos y establece su relevancia.

5) Localiza una docena de recursos estilísticos y explica su eficacia significativa y estética.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Por qué el yo poético afirma que “Parece, cuando se ama, / que el mundo entero tiene rumor de primavera” (vv. 1-2)? ¿Es posible esta mezcla de percepciones en la vida real?

2) Busca y explica las expresiones que señalan que el amor inunda todo el mundo, sin dejar nada vacío. ¿Qué desea transmitir con ello?

3) ¿Qué desea expresar aquí la expresión “... romántico frescor de madreselvas” (v. 12)? Establece una relación de disposición espacial de los elementos naturales y humanos que aparecen en el poema.

4) Indica los rasgos de la poesía de Juan Ramón Jiménez, miembro de la Generación del 14, perceptibles en este poema.

2.3. Fomento de la creatividad

1) Documéntate sobre el poeta Juan Ramón Jiménez y realiza una exposición en la clase con ayuda de medios TIC, creando un póster, etc.

2) La naturaleza despierta admiración y un intenso grado de comunicación por parte del poeta. Expresa las emociones que despierta en ti la contemplación de un paisaje o un elemento natural (un árbol, un momento del día, etc.). Puedes hacerlo en papel, por imagen –dibujo, fotografía--, con música, o todos los medios combinados a la vez.

3) Escribe un relato basado en la reflexión sobre un sentimiento(amor, odio, alegría, pena, nostalgia, euforia, felicidad...; asócialo a un lugar, real o imaginario, común o raro, solo o en compañía. Trata de expresar las emociones que te sugiere.

4) Se puede realizar un recital poético o una declamación de poemas de Juan Ramón Jiménez, acompañado de imágenes alusivas y música, ante la clase o la comunidad educativa. Ahí se pondrá de manifiesto la enorme hondura expresiva de los poemas de nuestro poeta.

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