01/11/2020

Rosalía de Castro: "¿Quen non xime?"; análisis y propuesta didáctica

 


 

Ribera del Bernesga, León (X-2020) © SVM

“¿QUEN NON XIME?” (De la sección 2ª, “¡Do íntimo!”, de Follas novas, 1880)

[1] Luz e progreso en todas partes... pero

As dudas n'os corazós,

E vagoas qu'un non sabe por que corren,

E dores qu'un non sabe por que son.

[2] Outro cantar din cansados

D'este estribilo os que chegando van,

Nun-ha nova fornada, e qu'andan cegos

Buscando o qu'inda non hay.

[3] ¡Reprobos!... sempre ô oculto perguntando

Que mudo nada vos di.

Buscade á fé, que se perdeu n'a duda

E deixade de xemir.

[4] Mais eles tamen perdidos

Por un-ha y outra senda van e vên

 Sin que sepan ¡coitados! por ond'andan,

Sin paz, sin rumbo e sin fé.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

[5] Trist'é o cantar que cantamos

¿Mais que facer s'outro mellor non hay?

Moita luz deslumbra os ollos,

Causa inquietude ó moito desear.

Cand'un-ha peste arrebata

Homes tras homes, n'hay mais

Qu'enterrar de presa os mortos,

Baixá-la frente, e esperar

Que pasen as correntes apestadas...

¡Que pasen!... qu'outras vendrán.

 * * *

[6] Ladraban contra min que camiñaba

Casi-que sin alento,

Sin poder c'o meu fondo pensamento

Y á pezoña mortal qu'en min levaba.

Y á xente que topaba

Ollandome á mantenta

D'o meu dor sin igual y á miña afrenta

Traidora se mofaba.

Y eso que nada mais qu'á adiviñaba.

Si á souperan ¡Dios mio!

Pensei tembrando, contra min volvera

A corrente d'o rio.

 

[7] Buscand'ó abrigo d'os mais altos muros,

N'os camiños desertos,

Ensangrentando ôs pés nos seixos duros,

Fun chegando ô lugar d'os meus cariños

Maxinando espantada:—os meus meniños

¿Estarán a despertos? 

¡Ay qu'ô verme chegar tan maltratada

Chorosa, sin alento e ensangrentada,

Darán en s'afrixir... mal pocadiños!

Por sua nay mal fadada.

 [8] Pouco á pouco fun indo

Y as escaleiras con temor subindo,

C'o triste corazon sobresaltado:

¡Escoitei!... nin as moscas rebullian

No berce ind'os meus anxeles dormian

C'a vir en ô seu lado.

* * *

[9] ¿Porqué, miña almiña,

Porqu'ora non queres

O qu'antes querias?

[10] ¿Porqué, pensamento,

Porqu'ora non vives

D'amantes deseyos?

[11] ¿Porqué, meu esprito,

Porqu'ora te humildas,

Cand'eras altivo?

[12] ¿Porqué, corazon,

Porqu'ora non falas

Falares d'amor?

[13] ¿Porqué a non bates

Co doce batido

Que calma os pesares?

[14] ¿Porqué, en fin, Dios meu

A un tempo me faltan

A terra y o ceu?

[15] ¡Ou ti! roxa estrela

Que din que comigo

Naciche, poideras

[16] Por sempre apagarte,

Xa que non pudeche

Por sempre alumarme...!

 

  1. ANÁLISIS
  1. Resumen

Estamos ante una sucesión de poemas unidos temática y estilísticamente. Cada poema está separado por una raya o una semilínea de astericos. Todos ellos se agrupan bajo el título de “¿Quen non xime?”, lo que asegura su unidad de intención y sentido. Es probable que todos los textos puedan considerarse modulaciones o estrofas del mismo poema. Sea de ello lo que fuere, las estrofas 9-16 conforman una unidad temática y formal muy clara: comparten la forma y el contenido, como a continuación expondremos. El resumen lo realizaremos de cada modulación separadamente, con el fin de ganar en claridad expositiva; en este mismo lugar anotaremos los elementos de rima y estrofa, junto con los recursos estilísticos empleados por Rosalía de Castro.

[1] Se establece un vivo contraste el exterior, representado por el progreso y la luz, que lo ocupan todo, frente a las “dudas en los corazones”. En el interior de las personas (los verbos y sustantivos están en plural) aparecen lágrimas y dolores de los que ignoramos la causa. Alegría ruidosa por fuera, tristeza y sufrimiento por dentro. Esta estrofa está formada por versos dodecasílabos (excepto el segundo, que es octosílabo). La rima es romanceada, en aguda (ó), en los versos pares. Sobresale el paralelismo y la anáfora de los dos últimos versos, que aportan significación connotativa a “vagoas” y “dores”. El enunciado es generalizante, como se aprecia en el sujeto del verbo “sabe”, “un”. El yo poético se sume en una colectividad que entiende que comparte un estado de tristeza, frente a un mundo de luz y progreso.

[2] Los individuos que se allegan al poema, es decir, a la reflexión subjetiva, no muestran gran interés por esa incitación. El yo poético los percibe como ciegos inquiriendo por lo que no existe. Es una crítica áspera a los impacientes y desnortados que no escuchan su interior. En este caso la rima y medida de los versos es: 8-, 12 A, 12-, 8A; la rima es asonante en aguda á. En este poema destaca la forma dialogada, aunque breve, señalada en cursiva y la propia introducción metonímica del poema, a través de “estribilo”. El poema se revela como un ámbito de reflexión, un paréntesis en el ruido del mundo.

[3] La imprecación inicial a los amigos de la duda y la razón es muy incisiva. La exclamación seguida de la suspensión expresa el enfado del yo poético porque esas personas preguntan a lo oculto, que se mantiene callado. Por el contrario, los apostrofa para que busquen la fe (aunque no explica si es de naturaleza religiosa, metafísica, existencial, etc.) como fuente de luz y lenitivo para su gemido de dolor del alma. Aquí la combinación estrófica es: 12-, 8 A, 12-, 8 A; la rimá es en í. Son variaciones sobre el mismo pie y rima asonantada que aparece en las estrofas previas.

[4] En la cuarta estrofa califica de “coitados” a esas personas que buscan sin encontrar, y que niegan la importancia de los sentimientos y de otros aspectos interiores del alma, como la fe. Siente cierta conmiseración ante ellos, pobrecillos engañados. Los percibe como errantes “sin paz, sin rumbo e sin fé”. Caminan perdidos por sendas que no los conduce a ningún lado. La estrofa en este caso es: 8-, 12 A, 8-, 12 A, con rima en aguda, é.

[5] El quinto poema es metapoético porque indaga sobre sí mismo, de qué y cómo habla. El yo poético admite que su “cantar” es triste y desesperanzador. La existencia oscila entre la mucha luz y el mucho desear y la peste que mata a los hombres. Toda esperanza es vana, porque tras una peste mortífera, vendrán otras. Una interrogación retórica, una exclamación y dos suspensiones expresan muy bien el estado de desesperanza angustiosa del yo poético. La metáfora central es la peste, el mal que se lleva a “homes tras homes”: no se sabe muy bien cómo y por qué se produce, pero sus efectos son devastadores. Y para toda esa desolación no se atisba solución. Esta estrofa está formada por diez versos, octosílabos en su mayoría, los cuales riman en en á los pares, quedando libres los impares; la rima resulta, pues, romanceada.

[6] El siguiente poema adquiere un matiz nuevo porque el yo poético asume el protagonismo. La separación por tres asteriscos entre el poema anterior y el actual parecen anunciar este cambio de tono y de contenido. Se presenta como caminante doliente, desfondado y con un veneno interior que le produce dolor. La gente se ríe y hace burla de su sufrimiento, sin conocer más que la punta del iceberg de su auténtico malestar. Ello es un alivio, porque si conocieran su verdadero pesar, todo iría contra él. El poema está formado por dos redondillas y una cuarteta, aunque de medida distinta a la habitual; son doce versos en conjunto. La estructura es la siguiente: 11A, 7b, 11B, 11A; 7a, 7c, 11C, 7a; 11A, 7d, 11A (con cierta irregularidad), 7d. La gente aparece animalizada: “ladraban”, como perros rabiosos, contra el yo poético, que avanza penosamente.

[7] Esta estrofa resulta de especial significación porque se nos aclara la naturaleza exacta del yo poético: es una madre que, agotada, ensangrentada, se dirige a su hogar. Llega con aprensión porque no sabe cómo estarán sus hijos y cómo la recibirán. Su estado físico y anímico es deplorable: llorosa, maltratada, piensa que a alarmará a los “meniños” cuando la contemplen tan estropeada. Esta estrofa nos permite también identificar a ese yo poético con nuestra poeta, Rosalía de Castro, madre de cinco niños más dos fallecidos en el nacimiento. La estrofa está compuesta de diez versos endecasílabos y heptasílabos (el 2, 6 y 10) con rima libre, aunque se percibe un terceto inicial, seguido de un pareado; se suceden otros pareados y un terceto final. Las imágenes que transmite el poema aluden al dolor, al agotamiento y al deterioro físico y mental. Una antítesis de fondo recorre el poema: el sufrimiento del yo poético frente a la inocencia y felicidad de los niños. Una interrogación y una exclamación retóricas enfatizan la viveza de los sentimientos dolorosos del yo poético, junto con una adjetivación plástica y cromática (“espantada, maltratada, ensangrentada, mal fadada”).

[8] La siguiente secuencia poética es una perfecta unidad temática con la anterior. La poeta llega a su casa y se dirige al cuarto de sus hijos, que duermen en silencio y en paz, con la virgen (sic) a su lado. Métricamente, observamos que se combinan versos heptasílabos (primero y último) con endecasílabos; la rima nos ofrece un pareado y un cuarteto, en este orden. El tono general lo expresa muy bien el verso “C´o triste corazon sobresaltado”: dos adjetivos, de significación negativa, para ofrecer una imagen del estado emocional del yo poético: tristeza y angustia a partes iguales.

[9-16] Estas ocho estrofas o secuencias poéticas poseen una unidad formal y temática muy fuerte. Las seis primeras comparten la misma estructura sintáctica: cada una forma una oración interrogativa dirigida a una parte de su cuerpo (alma, pensamiento, espíritu, corazón y Dios, respectivamente). La interrogación retórica, el apóstrofe, la anáfora y el paralelismo son los recursos que planean por sobre las cinco estrofas iniciales. El yo poético se dirige a cada uno de ellos y lamenta que no le ofrezcan el consuelo, la paz, el amor, etc., que necesita urgentemente; todas las oraciones son negativas y expresan ausencia de elementos emocionales esenciales. La sexta estrofa se dirige a Dios y le pide una explicación para entender su situación de angustia y carencia, a través de una paradoja (“A un tempo me faltan / A terra y o ceu”).  Las dos últimas estrofas, de carácter exclamativo, es una apóstrofe a la “roxa estrela”, acaso símbolo del ángel de la guarda, o de la suerte, o del destino; le solicita que, en vistas de que no puede iluminar su camino, se apague para siempre. Es un modo de expresar su cansancio, su colapso emocional, su rendición ante los pesares; parece que desea la muerte para acabar con todos esos males que la abruman. El contenido grave, amargo y pesimista se impone sin paliativos. Las exclamaciones y la suspensión final inciden en esta expresión de abatimiento desesperanzado. Todas ellas forman tercerillas en versos hexasílabos, con rima distinta en cada una de las estrofas. Las metáforas y una escasa feliz adjetivación (“doce batido”) inciden en la contraposición de fondo entre la felicidad pasada y la angustia presente, entre la alegría ida y la amargura actual.

El conjunto de esta composición estrófica es de gran emoción plástica. El yo poético aparece presa de una enorme abatimiento, soledad y amargura. Nadie lo entiende en la sociedad en la que vive; solo le queda el consuelo de sus hijos, pero ni siquiera su contemplación levantan su ánimo. Las ocho estrofas finales expresan un desaliento sin fin y un deseo de acabar de una vez con la amargura que todo lo cubre.

Métricamente, las estrofas son variadas, pero de composición cuidadísima y equilibrada. Rosalía innova sobre formas métricas clásicas. Nunca pierde la rima asonantada, próxima a modelos estróficos familiares. Las imágenes poseen un gran impacto lector; suelen implicar a alguno de los sentidos (sobre todo, el visual) y expresan con viveza casi dolorosa un alma triste, abatida, abandonada y próxima a la rendición definitiva.

  1. Contextualización

Rosalía de Castro es una de las más excelsas poetas en lengua castellana. Sus tres libros de poesía, los dos primeros en gallego y el último en español, marcan un hito en el Romanticismo español. Se trata de una expresión literaria romántica ya algo tardía, pues cuando ella publica sus poemarios, entre 1863 y 1884 –precisamente, el año en que Clarín publicó su gran obra realista, La Regenta--, la literatura realista irrumpe con fuerza en España. Precisamente por eso, su romanticismo es más depurado, contenido e intimista que el anterior de la primera mitad del siglo XIX.

Rosalía reivindica en su poesía el papel de las emociones, la importancia de la lengua y la cultura gallega y el papel de la mujer en la sociedad del momento. Reclama atención a esos tres componentes sin grandes alharacas, pero con claridad y contundencia. Lamenta su papel secundario y apela al respeto de todos ellos. En concreto, su reivindicación del gallego como lengua literaria es de fundamental importancia, pues su poesía es un puente entre la muy importante tradición de la poesía lírica galaico-portuguesa de la Edad Media y la época que le tocó vivir.

Por lo demás, en Rosalía se aprecia una maravillosa comunión espiritual del hombre con la naturaleza. El nivel de complicidad profunda, de naturaleza emocional, dialogante y dinámica, entre la poeta y la naturaleza alcanza asombrosos grados de expresión poética y de belleza quintaesenciada.

La poesía de Rosalía de Castro expresa una fuerte desazón existencial y espiritual. Un mal, un dolor, recorre su poesía. Es difuso, pero constante y angustioso. Nunca acaba de desvelar su causa originaria, aunque sí sus consecuencias: cierta inclinación a acabar con todo, aunque el miedo a la muerte también sobrevuela parte de su poesía.

  1. Interpretación

El poema que estamos comentando es un ejemplo perfecto de la mejor poesía romántica española. Resumimos sus elementos compositivos básicos:

-Subjetividad: ya el pronombre “yo” y el verbo conjugado en primera persona, junto con los correspondientes posesivos, nos advierte que el poema se centra y habla del yo poético, más o menos trasunto de Rosalía de Castro. Hay más personas, percibidos más bien como ajenos o incluso enemigos despiadados. La voz del poeta reclama toda la atención, sobre todo en las ocho estrofas finales, que poseen un tono angustioso y desesperado.

-Sentimentalismo: el poema se enfoca rápidamente en las emociones del yo poético. Lo exterior sirve para indagar en lo interior, que se presenta como un magma doliente y humillado. El estado del alma es lo que interesa; su preocupación por sus hijos hace que el yo poético emprenda un camino a casa vivido como un calvario.

-Intimismo: la dinámica del poema es interna, personal y refleja. Todo gira en torno a qué emociones y sentimientos posee el yo poético, enfrentados a los de la gente necia. Su estado de frustración lleva a la poeta a interpelar con dureza primero a la gente estupidizada, después a su propio yo, a través de distintas metonimias; continúa con Dios y finaliza con su estrella roja, su ángel custodio y protector; le recrimina su incomunicación, acaso su fracaso; por eso le ruega que acabe con todo ello.

-La naturaleza suele ser un componente principal en la poesía rosaliana; aquí, sin embargo, cede su papel al progreso, al mundo exterior, percibido como antagonista, ruidoso y cercenante. Acaso los niños toman un protagonismo especial, pues son la imagen del anhelo y la felicidad de la poeta, que no acaba de encontrar estos elementos ni en el mundo de fuera, del progreso, ni en el de dentro, en su corazón.

-Formalmente, Rosalía crea un artefacto poético nuevo, casi experimental, y muy hermoso. Opta por una composición en sí algo difusa: son dieciséis estrofas agrupadas por el tema y el tipo de verso, y también, aunque menos, el tipo de rima. La sensación lectora es de una gran densidad significativa. La naturaleza y la poeta hablan casi argumentando, razonando con toda la seriedad del mundo. Late de fondo una estructura dialógica entre el exterior y el interior, entre el mundo y la poeta, entre la frustración (partes de su ser, Dios y su estrella roja) y la esperanza (sus hijos y sus anhelos de felicidad). Queda claro, así, que ella necesita la naturaleza como fuente de ensoñación, es decir, de vida, ilusión y esperanza.

  1. Valoración

El poema que comentamos es un estupendo ejemplo de la mejor poesía romántica española. La transparencia significativa es tan alta que el lector pronto comprende la relación, necesaria pero tensa, entre el mundo exterior, hostil y cruel, y el yo poético.

En este poema sorprende cómo la poeta abre su corazón en canal: nos permite comprobar sus angustias, temores y anhelos con toda naturalidad. Teme el mundo exterior y sus engaños tramposos. Busca algo distinto, que parece encontrar en sus hijos, pero tras visitarlos, continúa su malestar. 

La disyuntiva final que la poeta le plantea a su su destino es terminante: si no le pudo proporcionar la felicidad, al menos que la deje en paz y acabar sus días cuanto antes. El poema posee un tono confesional, honesto y desgarrado que sorprende y asalta al lector.

 

  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Estas actividades se pueden desarrollar y realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o herramientas complementarias, como las TIC).

Dada la extensión de esta composición estrófica, se puede tomar una sola estrofa o varias, para trabajar con ella de modo más concentrado y accesible para los alumnos.

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (aproximadamente, 100 palabras).

2) Señala su tema y sus apartados temáticos. Fíjate en qué persona están conjugados los verbos para delimitar de quién se habla.

3) Establece la métrica, la rima y la forma estrófica utilizada.

4) Existen muchas imágenes que aluden al choque entre el mundo exterior, del progreso, y el interior del yo poético: señala las más expresivas e indica su sentido.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Qué busca el yo poético? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Lo tiene fácil?

2) ¿Qué tipo de emociones se despiertan en el interior del poeta cuando observa el mundo exterior y el interior? ¿Por qué?

3) Establece una relación de oposición, con términos extraídos del poema, entre vosotros/yo, amargura/felicidad, desilusión/esperanza.

4) Indica los rasgos de la poesía romántica perceptibles en este poema.

2.3. Fomento de la creatividad

1) Documéntate sobre la poeta Rosalía de Castro y realiza una exposición en la clase con ayuda de medios TIC, creando un póster, etc. sobre su vida y su obra.

2) La poeta se dirige a varios elementos internos pidiendo ayuda. Realiza un ejercicio similar, real o simulado, de modo que exprese un estado de ánimo concreto.

3) Pasa a dibujo o pintura el itinerario que sigue el yo poético en su búsqueda de la felicidad. Puedes hacerlo en papel, por imagen –dibujo, fotografía--, con música, o todos los medios combinados a la vez.

4) Escribe un relato basado en una colisión, ideológica, emocional o física, entre el mundo y un individuo, real o imaginario. Trata de expresar las emociones que te sugiere.

5) Se puede realizar un pequeño festival declamatorio en el centro escolar, o en el ámbito de la clase, acompañado de música e imagen, con poesías de Rosalía de Castro.

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