León (X-2020) © SVM |
RUBÉN DARÍO: “SALUTACIÓN DEL
OPTIMISTA”
(1) Ínclitas razas ubérrimas, sangre de
Hispania fecunda, 1
espíritus fraternos, luminosas almas,
¡salve!
Porque llega el momento en que habrán de
cantar nuevos himnos
lenguas de gloria. Un vasto rumor llena
los ámbitos;
mágicas ondas de vida van renaciendo de
pronto; 5
retrocede el olvido, retrocede engañada la
muerte;
se anuncia un reino nuevo, feliz sibila
sueña
y en la caja pandórica de que tantas
desgracias surgieron
encontramos de súbito, talismática, pura,
riente,
cual pudiera decirla en su verso Virgilio
divino, 10
la divina reina de luz, ¡la celeste Esperanza!
(2) Pálidas indolencias, desconfianzas
fatales que a tumba
o a perpetuo presidio, condenasteis al
noble entusiasmo,
ya veréis el salir del sol en un triunfo
de liras,
mientras dos continentes, abonados de
huesos gloriosos, 15
del Hércules antiguo la gran sombra
soberbia evocando,
digan al orbe: la alta virtud resucita,
que a la hispana progenie hizo dueña de
los siglos.
(3) Abominad la boca que predice
desgracias eternas,
abominad los ojos que ven sólo zodiacos
funestos, 20
abominad las manos que apedrean las ruinas
ilustres,
o que la tea empuñan o la daga suicida.
Siéntense sordos ímpetus en las entrañas
del mundo,
la inminencia de algo fatal hoy conmueve
la Tierra;
fuertes colosos caen, se desbandan
bicéfalas águilas, 25
y algo se inicia como vasto social
cataclismo
sobre la faz del orbe. ¿Quién dirá que las
savias dormidas
no despierten entonces en el tronco del
roble gigante
bajo el cual se exprimió la ubre de la
loba romana?
¿Quién será el pusilánime que al vigor
español niegue músculos 30
y que al alma española juzgase áptera y
ciega y tullida?
No es Babilonia ni Nínive enterrada en
olvido y en polvo,
ni entre momias y piedras que habita el
sepulcro,
la nación generosa, coronada de orgullo
inmarchito,
que hacia el lado del alba fija las
miradas ansiosas, 35
ni la que tras los mares en que yace
sepulta la Atlántida,
tiene su coro de vástagos, altos, robustos
y fuertes.
(4) Únanse, brillen, secúndense, tantos
vigores dispersos;
formen todos un solo haz de energía
ecuménica.
Sangre de Hispania fecunda, sólidas,
ínclitas razas, 40
muestren los dones pretéritos que fueron
antaño su triunfo.
Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el
espíritu ardiente
que regará lenguas de fuego en esa
epifanía.
Juntas las testas ancianas ceñidas de
líricos lauros
y las cabezas jóvenes que la alta Minerva
decora, 45
así los manes heroicos de los primitivos
abuelos,
de los egregios padres que abrieron el
surco prístino,
sientan los soplos agrarios de
primaverales retornos
y el rumor de espigas que inició la labor
triptolémica.
(5) Un continente y otro renovando las
viejas prosapias, 50
en espíritu unidos, en espíritu y ansias y
lengua,
ven llegar el momento en que habrán de
cantar nuevos himnos.
(6) La latina estirpe verá la gran alba
futura,
en un trueno de música gloriosa, millones
de labios
saludarán la espléndida luz que vendrá del
Oriente, 55
Oriente augusto en donde todo lo cambia y
renueva
la eternidad de Dios, la actividad
infinita.
Y así sea Esperanza la visión permanente
en nosotros,
¡Ínclitas razas ubérrimas, sangre de
Hispania fecunda!
Rubén Darío, marzo de 1905
- ANÁLISIS
- Resumen
El
poema “Salutación del optimista” fue compuesto el 5 marzo de 1905. Se conocen
las circunstancias concretas de su composición: una noche en Madrid, entre
amigos, en un momento de inspiración, el gran Rubén Darío, compuso esta pieza
para ser leída a modo de discurso en el Ateneo madrileño. Se trataba de un
homenaje que la Unión Intelectual Hispanoamericana había organizado en honor de
Rubén Darío y el también escritor colombiano José María Vargas Vila.
El
poema es un saludo en forma de discurso de agradecimiento por la acogida que se
le ha dispensado. El poema posee un léxico culto o desusado, de ahí que optemos
por un resumen largo, a veces literal o parafrástico, para esclarecer su
contenido con precisión y propiedad.
Estrofa
I: el yo poético saluda entusiásticamente a las personas de España, afamadas o
ilustres (es el significado de “ínclitas”), que percibe como generosas
(expresado con el vocablo metaforizado “ubérrimo”, que significa literalmente
muy abundante y fértil). Expresa su creencia de que ha llegado un momento de
gloria y honor para las razas hispanas. Ha renacido la esperanza en un tiempo
nuevo, feliz y dichoso; las desgracias retroceden y los males de la caja de
Pandora quedan enterrados; de ella solo surge una luz celestial, símbolo de la
esperanza, que nuestro poeta escribe con mayúscula, para resaltar su
importancia y entidad.
Estrofa
II: la ilusión de los hispanos quedó abatida por desconfianzas mutuas y abulia
compartida. La unión de España y los países hispanoamericanos se hará notar en
el mundo, brillará de nuevo sus viejos esplendores gracias a la virtud
resucitada, como hicieron los antepasados compartidos. Se realizarán nuevas
hazañas, evocando las de Hércules, que llegó hasta la Hispania antigua.
Estrofa
III: no es bueno hacer caso a los agoreros y los destructores de la historia
ilustre porque nos condenará a la inacción. El mundo está sometido a tensiones,
guerras, enfrentamientos, etc. Y en ese fragor algo nuevo está renaciendo, de
modo que nadie podrá negar el despertar de la energía hispana, como la savia de
un gran roble con la llegada de la primavera. Nadie podrá decir que la fuerza
española es escasa, o que su alma está desvalida, como un insecto sin alas (es
la significación de “áptero”) y es tullida. España no es un conjunto de ruinas,
como las antiguas civilizaciones mesopotámicas encarnadas en la destruida
Babilonia. Los nobles y recios hijos de esa nación pueblan América, dispuestos
a pasar a la acción con esperanza, como ante un nuevo amanecer.
Estrofa
IV: el yo poético a que se unan las razas célebres hispanas para que el vigor
ahora perdido o extraviado camine en la misma dirección, para mostrar su
generosidad. Reclama que se recupere el entusiasmo y el ardor para realizar
grandes hechos, que será como una revelación. Ancianos y jóvenes, muertos y
vivos, dioses antiguos y modernos, sentirán la presencia de una nueva energía,
con frutos agrícolas e intelectuales visibles.
Estrofa
V: España y los países hispanoamericanos, ya unidos y renovados sus espíritus,
podrán celebrar sus triunfos gracias a la unidad espiritual, vocacional y
cultural, a través de la lengua compartida.
Estrofa
VI: Los hispanoamericanos disfrutarán de un nuevo amanecer brillante, próspero
y feliz gracias a la inspiración que vendrá de España, la fuente noble y
renovada. La laboriosidad incansable, junto con la fe en Dios, ayudará al
cambio y renovación. Exhorta a españoles e hispanoamericanos a no perder nunca
la esperanza.
- Tema
El
tema del poema se puede enunciar así: saludo efusivo y exhorto a la unión de
España e Hispanoamérica para renovar la antigua prosperidad y prestigio.
- Apartados
temáticos
El
poema presenta seis apartados temáticos o secciones de contenido, uno por cada
estrofa. En cada una de ellas se modula o matiza el asunto principal. De este
modo, tenemos:
-El
primer apartado coincide con la primera estrofa. El yo poético saluda, al modo
latino (“¡Salve!”, que significa “tener salud”) a los españoles y anuncia un
nuevo tiempo próspero, feliz, dichoso y lleno de esperanza.
-El
segundo apartado abarca la segunda estrofa. El yo poético busca la causa del
declive hispano e hispanoamericano y lo encuentra en la abulia y la
desconfianza mutua, pues anularon el entusiasmo. Pero como un nuevo amanecer,
así resurgirán los nuevos éxitos, pues los antepasados ya mostraron el camino.
-El
tercer apartado, que coincide con la tercera estrofa, es la más extensa. Pide
que se desechen pensamientos derrotistas y pesimistas y que todos se concentren
en un futuro brillante y próspero. Existe vigor bastante en la sangre española
y ánimo recio en su alma para renacer con energía, como los hijos de los
antiguos hispanos esperan desde Hispanoamérica.
-El
cuarto apartado es una solicitud o incitación a la unión entre españoles e
hispanoamericanos para recuperar el “antiguo entusiasmo” y la voluntad férrea.
Incluso percibirán la subsiguiente renovación y prosperidad en todos los campos
el espíritu de los antiguos, pues recorrerá los campos como un aire suave.
-El
quinto apartado, coincidente con la quinta estrofa, es el más breve. Consumada
la unión (física, cultural y espiritual, representada por la lengua común) y la
renovación, que traerá felicidad, la gente cantará los nuevos triunfos.
-El
sexto y último apartado se recoge en la sexta estrofa. Como en una visión, el
yo poético anuncia un futuro espléndido para la “latina estirpe”, que se
iniciará en España, bajo los designios divinos. Solicita de nuevo que no
decaiga la esperanza y expresa su admiración por España.
- Aspectos
métricos, de rima y estrofa
La
estructura métrica del poema es muy original y, al mismo tiempo, extraña, lo
que está en consonancia con la renovación formal que Darío aportó a la poesía
en español. El poema está compuesto de 59 versos de arte mayor. Predomina el de
dieciséis sílabas, pero algunos son de catorce sílabas (v. 57, por ejemplo) y
otros de dieciocho (v. 41, por ejemplo). Existe una cesura en mitad del verso,
pues la lectura o recitado exige una pausa en ese lugar para pautar el ritmo y
facilitar el entendimiento.
No
existe una rima reconocible, aunque de vez en cuando se perciben asonancias
romanceadas (vv. 30-35, por ejemplo). Sin embargo, lo más importante es el
ritmo creado con la distribución acentual. Darío adopta los pies grecolatinos
al castellano, haciendo equivaler las sílabas largas o breves en tónicas y
átonas. Usa los pies binarios (yámbico o yambo --sílaba átona más sílaba
tónica--; y trocaico o troqueo --sílaba tónica más sílaba átona--) y los
ternarios (dactílico o dáctilo --sílaba tónica seguida de dos átonas--;
anfibráquico o anfíbraco --sílaba tónica entre dos átonas--; y anapéstico o
anapesto –dos sílabas átonas más una tónica--) como fórmula métrica de
composición del poema. El resultado, como se puede comprobar en una lectura en
voz alta, es, sencillamente, maravilloso: una cadencia melodiosa y suave se
extiende por todo el poema y convierte la lectura en una melodía, en una
canción eufónica, expresiva, dulce y matizada.
- Análisis
estilístico
“Salutación
del optimista” constituye un poema riquísimo en el empleo diestro y acertado de
muy diferentes recursos estilísticos. Reseñarlos todos sería tedioso y de
lectura farragosa, por lo que nos limitaremos a enumerar y explicar los más
importantes a efectos poéticos.
-La
apóstrofe inicial, que ocupa dos versos, es de una expresividad viva y
apelativa. Invoca y convoca a a las “ínclitas razas ubérrimas” españolas para
desearles salud.
-En
esos dos primeros versos observamos varias metonimias y una maravillosa
metáfora, cargada de efectos sinestésicos: “luminosas almas” (v. 2).
-De
nuevo en los versos 3 y 4 una metáfora y una metonimia embellecen el mensaje:
“nuevos himnos” expresa que una nueva realidad está por llegar; “lenguas de
gloria” expresa que serán canciones que expresarán éxitos hispanoamericanos.
-En
“vasto rumor” (v. 4) observamos una metonimia entreverada con una sinestesia
que desea expresar el nacimiento de una nueva canción, a su vez metáfora de una
nueva realidad más esplendorosa que la presente. Lo mismo se puede decir de
“mágicas ondas de vida”, ahora con supresión del adjetivo y nominalización de
la cualidad, aportando gravedad a la significación.
-La
repetición retórica de “retrocede” (v. 6) indica la pujanza de las fuerzas
optimistas emergentes que ocupan todo el “ámbito”.
-Las
alusiones mitológicas abundan bastante. Aquí comentaremos la “caja pandórica”,
ese estuche o ánfora, la caja de Pandora, en el que se encerraban los males y
desgracias y no se podía abrir so pena de sufrir dolorosas consecuencias. Ahora
el poeta enuncia que dentro se halla la Esperanza, “luminosa”, “reina de luz”
(v. 11); son metáforas de las bondades y beneficios que la esperanza trae
consigo. Este carácter casi milagroso del surgimiento de la esperanza se ve
reforzado por la exclamación retórica y por el adjetivo metaforizado “celeste”,
que acompaña al sustantivo.
-El
quiasmo que abre la segunda estrofa es muy significativo: “Pálidas indolencias,
desconfianzas fatales” (v. 12); desea expresar con viveza las causas del
declive hispano, en esos momentos muy visible y generalizado, pues unos años
antes España había perdido las últimas colonias de Ultramar (Cuba, Puerto Rico,
Filipinas y las Islas Guam), lo que significó un rudo golpe en el ánimo de la
nación.
-De
nuevo una metáfora visual, “al salir el sol” (v. 14), desea expresar un futuro
más próspero y feliz. Le sigue una metonimia metaforizada muy original: “en un
triunfo de liras”, es decir, cánticos expresando el renacer hispanoamericano.
-La
anáfora con que se abre la tercera estrofa, con el verbo en imperativo
“abominad” (vv. 19-21) manifiesta la apóstrofe muy vivamente; se completa con
tres metonimias admirables, a través de “boca”, “ojos” y “manos”, miembros del
cuerpo, referido al de los agoreros, que preven desgracias y males futuros.
-En
el verso 22 aparece una metáfora, entremezclada con una sinestesia y paradoja:
“Siéntense sordos ímpetus”; con ella se quiere expresar la fuerza telúrica que
nace de las entrañas de la tierra hispana.
-Las
interrogaciones retóricas que ocupan los versos 27-31 encierran metáforas y
metonimias de viva expresividad. “El tronco del roble gigante” (v. 28) se
refiere a España entera, un árbol milenario y fuerte que resiste como puede los
embates del tiempo. En los versos siguientes, “vigor” y “alma” aluden a la
fuerza y la determinación de ánimo de los españoles en la consecución de sus
empresas. Ahí mismo aparecen tres metáforas, expresadas a través de tres
adjetivos, de significación sensitiva y, por ello, más incisiva: “áptera, y
ciega y tullida” (v. 31); el polisíndeton aumenta la impresión de acumulación
negativa.
-Son
altamente significativas las elipsis de los versos 32-37. El poeta ha suprimido
verbos, a veces sujetos, para referirse a España. Así se adensa el significado
y se crea una sensación de intensidad significativa. La adjetivación en estos
versos es vivaz y expresiva. Así, a la “nación generosa” se la figura coronada
de “orgullo inmarchito” (v. 34). Del mismo modo, los “vástagos” españoles en
América son calificados de “altos, robustos y fuertes” (v. 37).
-En
esos mismos versos, existe un circunloquio muy expresivo: “hacia el lado del
alba mira las miradas ansiosas” (v. 35); el poeta desea reflejar el nuevo
amanecer, que además coincide con el lugar de España visto desde
Hispanoamérica. Está aludiendo, obviamente, a los momentos de prosperidad y
felicidad que pronto nacerán en España y volarán hasta el otro lado del mar.
-La
apóstrofe es un recurso central en la cuarta estrofa. Se logra a través de ocho
verbos en forma imperativa (o su equivalente en subjuntivo). A veces los verbos
aparecen seguidos, en una secuencia enumerativa, para lograr más expresividad:
“Únanse, brillen, secúndense” (v. 38); el yo poético apremia a las personas
para que actúen al unísono. Repite el sujeto a través del primer verso, pero
cambiando el orden de los sintagmas, creando un efecto de sorpresa, pero con
continuidad. En el mismo sentido opera la repetición de “vuelva” (v. 42).
-Aquí
el poema alcanza su cima de contenido, pues presenta el futuro como una
aparición o revelación, a través de la metáfora contenida en “epifanía” (v.
43). Refuerza su significado la alusión evangélica contenida en “lenguas de
fuego”. Una brisa “primaveral”, es decir, renaciente y vivificadora, recorrerá
los territorios para extender el nuevo tiempo de felicidad y prosperidad. Lo
expresa muy bellamente a través de la metáfora “los soplos agrarios de
primaverales retornos” (v. 48).
-De
la penúltima estrofa nos interesa destacar la metáfora musical contenida en
“nuevos himnos” (v. 52), significando la nueva realidad brillante y feliz. El
poeta hace una alusión al español como lengua de unidad y fraternidad, como se
percibe muy bien en la repetición retórica de “espíritu” (v. 50), reforzada por
el polisíndeton consecuente.
-La
última estrofa se abre con una metáfora ya bien conocida, “la gran alba futura”
(v. 53), expresión de los nuevos tiempos de prosperidad y felicidad para los
hispanos de uno y otro lado del océano. A continuación, pasa a una metáfora
musical también empleada en varias ocasiones; la “música gloriosa” será un
“trueno”, es decir, su potencia y alcance serán ilimitados.
-El
penúltimo verso del poema expresa un deseo del yo poético, dirigido a un
nosotros, los hispanos, de carácter generalizante y envolvente: “Y así sea
Esperanza la visión permanente en nosotros” (v. 59). Le concede entidad propia
al emplear el sustantivo con mayúscula; es un modo de enfatizar su importancia
nuclear.
-El
cierre del poema es asombroso: repite el verso inicial, un enunciado que no
llega a oración, pues carece de verbo, por lo que se adensa su sentido. Pero lo
expresa en una oración exclamativa, pasando de mero enunciado circular a un
epifonema de hondísimo sentido, conmovedor y expectante. Deja en el aire
vibrando los últimos sonidos, que son metáfora de los deseos del yo poético, un
mundo mejor para los hispanos de ambas orillas. Es un mensaje muy positivo y
optimista, casi a contracorriente de la realidad humana y social, pero Rubén
Darío no engaña a nadie: el título del poema lo expresa con claridad meridiana:
“Salutación del optimista”.
Por
supuesto, no hemos agotado ni con mucho la enorme cantidad del arsenal retórico
que Rubén Darío emplea con una maestría suprema en esta célebre composición.
Solo hemos querido mostrar la punta del iceberg para que se considere la
deslumbrante habilidad literaria del nicaragüense, un poeta clásico y
perdurable de la literatura en español.
- Contextualización
Rubén
Darío (Metapa, hoy rebautizada como Ciudad Darío en honor del poeta, Nicaragua,
1867 - León, Nicaragua, 1916) es el máximo representante del movimiento
literario y artístico conocido como Modernismo; se desarrolló en el mundo
hispano entre 1890 y 1920, aproximadamente. En concreto, la publicación de su
libro Azul... (1888) en Valparaíso,
Chile, se considera el nacimiento o irrupción de tal corriente en las letras
españolas. Supuso una renovación interesante del lenguaje poético (métrica,
léxico, modos de expresión, etc.) y una aportación importante de temas y
símbolos poéticos. Recordemos que la poesía previa de 1860 y décadas
posteriores, fuera de los tardorrománticos, era de corte realista, ceñida a
asuntos cotidianos, digamos que vulgares, expresada con un lenguaje corriente
en formas clásicas que sonaban muy repetidas; Campoamor, Núñez de Arce, etc.
La
propia poesía de Rubén Darío evolucionó desde un estilo más aparatoso y
deslumbrante, a tono con temas más intrascendentes, a otro más denso y sobrio,
en correspondencia con una poesía de contenido más intimista, existencial,
cívico y de tono grave. Muy influido por la poesía francesa, sobre todo la
simbolista encarnada en Paul Verlaine, poeta que Darío veneraba, el poeta
nicaragüense impulsó los aspectos musicales de la poesía, la importancia de lo
sensitivo, el cromatismo, la creación de imágenes con una correspondencia
natural muchas veces oculta, etc.
Rubén
Darío rescató del olvido metros y léxico antiguos que habían sido arrumbados,
como el verso alejandrino y el lenguaje más sofisticado y culto de ámbito
poético. La importancia que concede al ritmo, creando poemas con la
distribución acentual del latín adaptada al castellano (en base al pie yámbico
y trocaico), es una aportación de enorme importancia.
El
poema que estamos analizando, “Salutación del optimista” (1905) es una intensa
y bellísima composición del poeta nicaragüense. Debe tenerse en cuenta el
momento y las circunstancias en que lo escribió; habían pasado solo siete años
de la debacle definitiva del imperio español y los ánimos de la nación estaban
por los suelos. La fecha también nos indica que estamos en una fase de su
producción más meditada, reflexiva y existencialista. Es un paso adelante en la
consecución de una poesía más densa en fondo y forma, dejando atrás las
piruetas verbales y los temas agradables, pero intrascendentes previos (faunos,
princesas, damas, jardines versallescos, jugueteos amorosos...). Darío contaba
con 38 años en el momento de su composición, momento de plena madurez
literaria, como se percibe en este poema.
Conviene
notar también el carácter de poesía cívica que se desprende el poema; existe
una reflexión sobre los problemas históricos y sociales de la comunidad
hispanoamericana y se interpela a sus habitantes a reaccionar. Darío habla con
la gente, con los hispanos y los hispanoamericanos, y les pide, casi suplica,
un esfuerzo de entendimiento y unidad para alcanzar metas comunes de
prosperidad y felicidad. Y eso en un momento nada propicio para ello, pues no
habían pasado ni cien años desde la independencia de la mayoría de las
colonias, y España estaba sumida en el duro sabor de la derrota tras la pérdida
de las últimas colonias. En ese ambiente, Rubén Darío saluda a los hispanos con
un vibrante poema cargado de fe, de ilusión, de esperanza en un futuro mejor
para todos; los anima, incita y casi compele a reaccionar con ilusión y energía
para alcanzar la felicidad de la “latina estirpe”, las “ínclitas razas
ubérrimas”.
- Interpretación
“Salutación
del optimista” es un poema muy bello y sugerente; su tono apelativo, de raíz
sentimental y cultural llega al lector gracias a las enormes cualidades
musicales que contiene. Desde el punto de vista estético, Rubén Darío alcanza
altas cotas de perfección poética porque armoniza fondo y forma de un modo
perfecto y maravilloso.
El
poema se sostiene en una reflexión previa del yo enunciador sobre la historia
de España y de Hispanoamérica. El balance de la historia compartida entre
España y las nuevas repúblicas hispanoamericanas es positivo, a juicio del
poeta. Sin embargo, en el asunto en que más se insiste es la necesidad de
recuperar la unión, la concordia y el compartir proyectos comunes para alcanzar
nuevas metas. Para eso, la esperanza es el factor fundamental y en el que el
poema insiste en varias ocasiones.
Rubén
Darío no entra en cuestiones políticas e ideológicas, sino que se mueve en el
campo de los ideales y de los sentimientos. La composición, en este sentido,
apela a los corazones, no a las ideologías. Por otro lado, ciertos aspectos
religiosos también insinúan un ferviente deseo de unión entre ambas orillas.
En el necesariamente breve recorrido que hemos realizado de los recursos expresivos, hemos podido comprobar el dominio maestro que Rubén Darío posee de la lengua española. Aborda un asunto muy serio y lo hace, del mismo modo, con toda la gravedad del poeta que es consciente de la implicación de su arte. El título sugiere que el poeta era muy consciente de que su posición iba contracorriente y que sus reclamos de unidad cultural panhispánica no iban a ser bien recibido por todos. No obstante, expresa con gran valentía y sinceridad sus pensamientos más hondos. A Darío, como a sus amigos españoles de la Generación del 98, también le dolía España, de ahí su vigorosa llamada de atención e interpelación para reaccionar positiva y constructivamente.
- Valoración
“Salutación
del optimista” es un poema que, a primera vista, podría resultar un poco
altisonante. Sin embargo, a medida que reparamos en su contenido, podemos
comprobar cómo se va adensando y cómo va configurando una red de significación
honda y comprometida. Rubén Darío nos invita a unirnos a la comunidad hispana
para alcanzar nuevas metas, para lo que se necesita una esperanza
inquebrantable. Las alusiones mitológicas y al mundo grecolatino y el tipo de
métrica utilizada imprimen una gravedad inusitada. Por otro lado, el manejo
acertado de todo tipo de recursos estilísticos permite la creación de imágenes
sensitivas (sobre todo, musicales y visuales, relacionadas con la luz) que
impactan profundamente sobre el lector. A ello hay que añadir los magníficos efectos
producidos a través de recursos acumulativos o de elisión y alusión, pues crean
un efecto lector realmente sorprendente.
El
poema es muy apelativo. La alta cantidad de verbos en modo imperativo son una
muestra de que el yo poético busca una reacción del lector sobre el asunto que
aborda. La adjetivación también es una herramienta muy eficaz en este sentido.
El efecto musical del poema es un valor muy positivo y destacado. Aporta una
belleza fónica que envuelve al contenido en su conjunto. Unido a la adjetivación
sensitiva, auditiva, cromática y sinestésica, hacen del poema una verdadera
joya de la literatura en español.
- PROPUESTA DIDÁCTICA
(Estas
actividades se pueden desarrollar y realizar de modo oral o escrito, en el aula
o en casa, de modo individual o en grupo. Algunas de ellas, sobre todo las
creativas, requieren material o herramientas complementarias, como las TIC).
2.1.
Comprensión lectora
1) Resume el poema (aproximadamente, 100 palabras).
2) Señala su tema y sus apartados temáticos. Para ello, contesta
a la cuestión ¿de qué se habla y cómo se expresa?
3) Establece la métrica, la rima y la forma estrófica utilizada.
4) ¿Cuál es la palabra clave del poema, que se repite varias
veces, visible porque es un sustantivo común y lo trata como propio al
escribirlo con mayúscula? Interpreta su sentido en el poema.
5) Localiza una docena de recursos estilísticos y explica su eficacia significativa y estética.
2.2.
Interpretación y pensamiento analítico
1) ¿Se puede concretar el contenido de la esperanza que el poeta
anhela en varias ocasiones?
2) La música y la luminosidad poseen una especial significación
en este poema. Localiza las alusiones que se hacen a ambas e interprétales,
respecto de su sentido positivo o negativo, pesimista u optimista, etc.
3) El poema comienza y acaba de la misma manera, pero al final
entre signos de exclamación. Interpreta este procedimiento y explica por qué el
poeta lo ha querido hacer así.
4) Indica los rasgos de la poesía de Rubén Darío, principal representante del Modernismo en español, perceptibles en este poema.
2.3. Fomento
de la creatividad
1) Documéntate sobre el poeta Rubén Darío y realiza una exposición
en la clase con ayuda de medios TIC, creando un póster, etc.
2) La mitología y la historia grecolatina están muy presentes en
el poema. Aclara todas las apariciones y su sentido. Puedes tomar alguno de los
personajes mitológicos o históricos y escribir un texto creativo más o menos
inspirado en el poema de Rubén Darío. Puedes hacerlo en papel, por imagen
–dibujo, fotografía--, con música, o todos los medios combinados a la vez.
3) Escribe un relato literario basado en el contenido del poema,
con personajes concretos y ambientación determinada. Puedes reunir jóvenes hispanoamericanos
en torno a una acción, donde manifiestan su opinión sobre el tema del poema, o
pasan a la práctica algún proyecto común.
4) Se puede realizar un recital poético o una declamación de poemas de Rubén Darío, acompañado de imágenes alusivas y música, ante la clase o la comunidad educativa. Ahí se pondrá de manifiesto la enorme hondura expresiva y la gran musicalidad de los poemas de nuestro poeta nicaragüense.
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