02/01/2021

Miguel Delibes: "Señora de rojo sobre fondo gris"; análisis y propuesta didáctica

 

Pajares (León-Asturias), XII-2020 © SVM

Miguel Delibes - “Señora de rojo sobre fondo gris” (1991)


1. ANÁLISIS

1. Resumen

Habla un pintor prestigioso y afamado, de nombre Nicolás. Es un monólogo dirigido a su hija Ana. En el momento de escribir está viudo, pues su mujer, también llamada Ana, ha muerto unos meses antes a causa de un cáncer; tiene 48 años. En su monodiálogo, el pintor se dirige a su hija Ana; trabaja en un laboratorio universitario; está casada con Leo, profesor en la universidad. Los detienen a ambos por actividades de protesta contra “el 1001”, un decreto represor franquista, se entiende, y los envían a la cárcel de Carabanchel. La pareja tiene un niño. Leo ocupa un cargo en el “Frente Revolucionario”, lo que complica su proceso judicial. El pintor y su esposa se instalan una semana y media en casa de Ana, para cuidar del nieto. Pablo, Alicia (ya casada con Juan), Gustavo, Paula  y Mar son otros hijos del matrimonio.

El narrador imparte un curso sobre Velázquez en la Universidad de Washington, en 1964. Se rompe una pierna en 1961 por unas fuertes heladas. Su esposa admira a Primitivo Lasquetty, “escritor maldito”. Ella es una mujer sensible, con un don natural hacia la belleza y la perfección artística. No acaba la carrera, pero su cultura es muy basta. Posee grandes dotes sociales y se relaciona con la crema artística de España. Anima a su marido a que entre en la Academia de Bellas Artes para rejuvenecerla. 

El marido nunca acierta en sus regalos, lo que le fastidia. Ella cuenta historias y anécdotas con gracia y maña, pero nunca quiere ser escritora. Visitan a Leo en la cárcel de Carabanchel. Ella muere antes de que él lea el discurso de entrada en Bellas Artes. Escribe desde una casona en propiedad, en un páramo; al principio del matrimonio, viven de alquiler y reforma los pisos, con lo que les doblan la renta. Se lleva bien con las personas mayores, a las que cuida, como al pintor García Elvira. Es quien la retrata en un cuadro, que da título a la novela. En una gira por Norteamérica, diez años antes, toca las castañuelas en Yale, entre profesores, con gran éxito, dada su gracia y desenvoltura. Es maestra en el juego social de los cócteles; trata a todo el mundo con gracia. 

Tras un viaje a Bélgica (donde vende bastantes cuadros), a ella le duele un hombro; es el primer síntoma de su enfermedad. Él obtiene la medalla del Salón de Otoño. El pintor y narrador tiene una gran dependencia de ella; si su mujer no está animosa y activa, él tampoco pinta. Escribe cuando ella lleva sobre medio año muerta; el verano anterior fue el último más o menos activo. Óscar es el médico que la atiende y le diagnostica amnesia, pero sin total convicción. Durante la enfermedad, él toma valium para sobrellevar el decaimiento. Ella cae en un profundo insomnio. Ella piensa que es una muela mal empastada. 

Al poco, le diagnostican un tumor cerebral. Prepara la boda de su hija, a pesar de la enfermedad. Él renuncia a conferencias. La nieta cumple once meses y ya anda. El Dr. Gil confirma neurinoma en el nervio acústico. Les recomienda el Dr. Calvo, neurocirujano. Alicia y Juan interrumpen la luna de miel. Recibe confesión con el cura Julio Bartolomé. Lee poemas de Ungaretti para aliviar su tensión y la expectativa de la operación. Aplazan la operación; se dedican a recorrer Madrid y recordar su pasado. Operan a la esposa; la intervención es exitosa. Al poco, sufre un infarto del tronco cerebral. La operan, entra en coma. Coincide con la muerte de Franco. “Cuida de la niña”, son las últimas palabras que le dirige a su marido. Muere al día siguiente. El marido y narrador queda devastado.

2. Temas de la novela

Evocación dolorida de una relación amorosa truncada por la muerte. La novela es, en efecto, una elegía. 

Homenaje a una mujer vital, sensible, equilibrada y activa que muere a media vida por un cáncer. 

Expresión de la amargura por la ausencia de la esposa, cuyo vacío el narrador no logra llenar.

3. Apartados temáticos 

No es posible distinguir apartados temáticos en esta novela. Se trata de un desarrollo continuado en el que se relata el proceso de la enfermedad, unas pinceladas de la vida anterior a esa enfermedad y el estado de desolación emocional en que se sume el pintor-narrador, que es el marido. Se cierra con el fallecimiento de Ana. Formalmente, no hay divisiones en capítulos o secciones, lo que refuerza la idea de la unidad temática esencial del texto. 

Personajes

Ana, la esposa del pintor, es la protagonista, si bien ausente, pues ya ha fallecido. Es una mujer de la que se recoge su edad adulta, desde que se casó con el pintor y narrador. Se trata de una mujer atractiva y elegante. Sobresale por su energía, sus ideas estéticas propias (no acabó sus estudios universitarios por aburrimiento), su capacidad organizativa en la vida social, su don de gentes y su manejo del hogar, con cinco hijos (si hemos contado bien), de manera práctica y resolutiva. Es optimista y cristiana, así que acepta su enfermedad con entereza y resignación.

Nicolás, el marido, pintor y, para nosotros, el narrador, es un artista reconocido y reputado. Su mujer es su sustento anímico y vital. Poseen una gran compenetración, se respetan y se aman. El pintor, sensible y poco organizado, sin ella se siente naufragar sin remedio. No puede pintar sin su presencia.

Al lado aparecen los hijos, que no llegan a perfilarse. Ana, a quien se dirige la intervención del pintor, su padre, posee algo más de identidad. Trabaja en la Universidad, tiene un hijo con su marido Leo, también encarcelado. Pablo, Alicia (ya casada con Juan), Gustavo, Paula  y Mar son otros hijos del matrimonio.

4. Lugar y tiempo narrativos

La acción está repartida entre una casa de campo, en un páramo castellano; no aparece el nombre del pueblo. Ahí vive el matrimonio con el hijo pequeño. Los mayores ya están emancipados. También se desarrollan algunas escenas en el hospital de Madrid donde la operan y en la capital de provincias donde acuden a resolver sus asuntos. El ritmo de vida es tranquilo y rutinario. No se aprecian rasgos especialmente llamativos. 

El tiempo de la escritura se remonta a 1990 y el año siguiente, cuando se publica la novela. El tiempo de la acción narrada se sitúa en 1973 principalmente, pues se alude a los momentos finales de la vida de Franco y al procedimiento judicial 1001, contra los sindicalistas opositores al franquismo. Este proceso judicial ocupó el año 1973. La acción no tiene una duración bien definida. Genéricamente, se ocupa del matrimonio del pintor y su esposa, es decir, son sobre treinta años de una relación feliz. Concretando la mirada, se puede afirmar que se concentra en la enfermedad y muerte de Ana, la esposa; dura entre medio año y un año.

5. Figura del narrador

La novela es un monodiálogo (habla una persona, como en un soliloquio; se dirige a alguien, pero este no puede contestar, o no se manifiestan sus palabras). El pintor viudo se dirige a su hija Ana, que ha estado en la cárcel de Carabanchel, Madrid, por sus actividades opositoras al franquismo; hace una hora que ha llegado a casa. El padre le cuenta  a la hija cómo falleció su madre, pero aprovecha para recrear su vida común durante tres décadas, aproximadamente. Lógicamente, el foco es su esposa, pero el narrador, o interlocutor en un diálogo trunco, deja ver su intimidad. Habla (o cuenta a su hija) lo feliz que fue su vida con su esposa y el tremendo desgarrón que ha supuesto su muerte. Es un hombre sensible e impresionable.

6. Notas estilísticas

Delibes es un auténtico maestro en el manejo de la lengua española. En esta obra predomina el registro formal, con cierta tendencia coloquializante. Como el texto es una elegía, predomina un ritmo tranquilo, grave, serio. No hay espacio para chistes, bromas o juegos verbales humorísticos. El léxico, muy bien seleccionado, es apropiado y ajustado a un tono serio y elegíaco. Un ejemplo tomado del principio de la novela ilustra muy bien estas notas estilísticas:

 

Hace una hora, cuando llegaste, miraba, como cada día, el camino de grava desde el escañil. Vi cruzar tu coche ante el tragaluz. Te estaba esperando. Alicia me lo comunicó ayer. Me dijo: Ha terminado la pesadilla. Los han soltado. Ana irá a verte mañana. A través de ese cristal llega hasta mí la apagada vida del pueblo: la hornillera, la actividad de las huertas, el monótono runrún del tractor del señor Balbio; el pastor con las ovejas… Todo lo que conforma mi vida actual se recorta cada mañana en el tragaluz. Lo miro todo; lo veo todo. Soy como Dios. La claraboya ya es otra cosa. Es ella la que me mira a mí, me ofusca con su luminosidad excesiva. Pero tu madre la quiso de esta menera: grande e inclemente para que no pudiera atribuir mis limitaciones a las deficiencias de instalación. El problema era armonizar el gran chorro de luz con una casa campesina del XVIII. Había que insertar lo moderno en lo rural sin recurrir a la violencia. Una tarea adecuada para ella, puesto que uno de sus talentos radicaba en eso, en restaurar viejas mansiones sin afrentar al entorno; sin menoscabar la limpia estructura de la piedra y la madera.

De esta vieja casa, con dos siglos a cuestas, se enamoró hace años. Observaba apesadumbrada su ruina progresiva, su desmoronamiento. Desconocía a su dueño, pero un día alguien le informó que el último ocupante había sido un funcionario del Ministerio de Agricultura, un guarda forestal. Le desagradó la noticia. Las entidades la intimidaban. Prefería tratar con personas físicas. La burocracia la cohibía un poco seguramente porque la burocracia se mostraba insensible a su encanto personal.

 

 7. Contextualización

Miguel Delibes Setién (Valladolid, 1920 - 2010) es un formidable novelista de la posguerra española. Dueño de un estilo propio, logró que el rural castellano, la gente humilde y sencilla, pasara a primer plano narrativo. Novelas como El camino (1950), Viejas historias de Castilla la Vieja, Las ratas, etc. son ejemplo de este tipo de narrativa. También la ciudad provinciana, en este caso con una crítica muy dura a la burguesía acomodaticia, egoísta y avulgarada, forma parte de su arco novelístico. El príncipe destronado, Cinco horas con Mario, Mujer de rojo sobre fondo gris, que ahora comentamos, y La hoja roja son algunos ejemplos de este tipo de relato. Su última obra, El hereje es una novela histórica de gran aliento y significación; recrea los tristes episodios en torno al auto de fe de Valladolid, contra los luteranos, en 1559.

8. Interpretación y valoración

Estamos ante una obra estupenda. Es un homenaje de Delibes a su mujer Ángeles de Castro, fallecida en 1975 a causa de un cáncer. Nótese que el escritor vallisoletano necesitó casi quince años para asimilar y dar forma artística la muerte de su esposa. El golpe emocional fue profundo y duradero. Existe el cuadro que da título a la novela. Se trata de un retrato de cuerpo entero de Ángeles de Castro realizado por el pintor García Benito, propiedad de la familia (se puede observar en una búsqueda en internet).

Esta obra elegíaca es de gran hondura y delicadeza. Delibes escribe sobre un recuerdo dolorido, acaso irreparable y homenajea a su esposa Ángeles de Castro. Es un texto sensible, aunque emocionalmente contenido y sobrio en la expresión. El narrador, bien identificable con Delibes (ambos son artistas, la edad es similar, la estructura familiar es parecida, etc.), realiza un ejercicio de contención expresiva, evitando el desbordamiento. La lectura nos deja un sabor melancólico y algo amargo. La felicidad y la vida finalizan de forma abrupta por un zarpazo del destino imprevisto. La memoria, de algún modo, mantiene viva a la persona muerta

2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora 

1) Resume el contenido de la novela (150 palabras, aproximadamente). 

2) Señala su tema principal y los secundarios. 

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido. 

4) Analiza los personajes, tanto ricos como pobres.

5) ¿Qué tono tiene la novela: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario? 

6) Señala el lugar y el tiempo en el que transcurre la acción narrativa. 

7) Observa y señala las características del narrador.

8) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado. 

2.2. Interpretación y pensamiento analítico 

1) ¿Qué tipo de vida llevan Nicolás y Ana? ¿Coinciden mucho o poco en sus afinidades? 

2) Analiza los rasgos de la personalidad de Ana y contrástalos con los de su marido Nicolás.

3) ¿Existe un diálogo entre Ana hija y su padre, el narrador a lo largo de la obra? ¿Qué sentido le podemos atribuir a ese hecho?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto la importancia del compromiso con los valores de concordia y apertura mental? 

5) ¿Por qué esta novela es una elegía? 

6) ¿Qué significación se encierra en el final de la  novela?  

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un texto literario, en prosa, en verso, o en forma dramática que exprese un “diálogo” o monólogo con una persona recién fallecida, con la que se quiera despedirse. Puedes imprimir un ritmo coloquial y familiar, como ha realizado Miguel Delibes.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y el novelista Miguel Delibes a propósito de su poema y de su vida. 

3) Realiza una exposición sobre Miguel Delibes, su narrativa y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc. 

4) Aporta o crea imágenes de momentos donde se aprecie una revisión de una relación entre personas en un momento crítico, como la muerte, siguiendo el ejemplo de Miguel Delibes.

2.4. Comentario de texto específico

Al día siguiente, Óscar me leyó el diagnóstico: “Proceso expansivo del ángulo ponto-cerebeloso del lado izquierdo. Necesidad de una exploración endocraneal más precisa”. Me le quedé mirando como si se expresara en chino. Su voz se afelpó como cuando hablaba del campo, de sus excursiones al aire libre: Apunta la posibilidad de un tumor, dijo blandamente. ¿Un tumor? ¿En la cabeza? Asintió. Me ericé ante lo irremediable. Ella era ahora la razón de mi miedo y el miedo mismo no podía proporcionarme el antídoto. Óscar jugueteaba con los objetos de la escribanía, muy pulcros, con toda seguridad regalo de algún enfermo. Apresuró la frase esperanzadora: Los tumores en esa zona suelen ser benignos. Había caído tan hondo que cualquier otro juicio, el menor gesto, necesariamente habían de impulsarme hacia la superficie. No era posible hundirse más. ¿Operable?, dije con una punta de voz. Sí, claro, hoy se operan con éxito en un alto porcentaje. Hizo una pausa y se incorporó como indicándome que en lo sucesivo ya no íbamos a depender de él: lo que urge ahora es encontrar el neurólogo adecuado.

Cuando tu madre me abrió la puerta, no me atreví a mirarla a los ojos. Estaba ofuscado y me encaminé derecho a la librería. ¿Qué buscas? Venía detrás de mí, pero yo callaba. Sabía que en cuanto me mirara a los ojos, lo descubriría todo (veía detrás de los ojos, detrás de las palabras, en particular de los míos, tan transparentes). Había decidido no revelarlo hasta el día siguiente, con la nueva luz, pero ella, consciente de mi esfuerzo por eludirla, se apiadó de mí. Mi debilidad, como de costumbre, terminó por prevalecer. De modo que cuando me aparté de la librería y nos miramos de frente, se lo dije. Me asombró su respuesta: Hoy estas cosas tienen arreglo, dijo. En el peor de los casos, yo he sido feliz 48 años; hay quien no logra serlo cuarenta y ocho horas en toda una vida.

Al día siguiente, avisé a tus hermanos para que regresaran. Había concluido el veraneo. Óscar nos recomendó al doctor Gil, en Madrid: un hombre pálido, sumido, muy eficaz: Un experto ojo clínico. Sin embargo, su casa --con muebles demasiado grandes, libros encuadernados, mala pintura--, me produjo una impresión desapacible. Interrogó largamente a tu madre. Luego jugaron a los despropósitos, conmigo de espectador. Le tiraba una pelotita blanca que ella había de atrapar al vuelo, ora con mano ora con la otra. Le ordenaba asirse la oreja derecha con la mano izquierda y a la inversa; tocar con un dedo la punta de la nariz.








ACTIVIDADES DEL COMENTARIO DE TEXTO O EXÉGESIS TEXTUAL

 

1) Resume el texto recogiendo su contenido esencial (100 palabras aprox., equivalentes a 10 líneas); 2) Indica los temas tratados en breves enunciados sintéticos; 3) Señala los apartados temáticos o secciones de contenido; 4) Localiza el lugar y tiempo en el que transcurre la acción (no en poesía lírica); 5) Analiza la figura del narrador (no en poesía lírica, donde aparece un sujeto lírico), ni en teatro; 6) Describe los personajes (no en poesía lírica); 7) Analiza la métrica, la rima y señala la estrofa empleada (solo en poesía o teatro en verso); 8) Analiza cómo los recursos estilísticos crean significado (12, mínimo); 9) Contextualiza al autor y su obra según su entorno social, histórico, cultural y personal; 8) Interpreta y discierne la intención y sentido del texto; 9) Valora personalmente tu apreciación lectora; 10) Transforma el texto con un lenguaje y en un contexto actual manteniendo su esencia, o escribe un texto literario inspirado en el original (optativo).

 

 

 


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