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León (II-2021) © SVM |
FRANCISCO DE QUEVEDO: A
Apolo, siguiendo a Dafne
Bermejazo Platero de las cumbres 1
A cuya luz se espulga la canalla:
La ninfa Dafne, que se afufa y calla,
Si la quieres gozar, paga y no alumbres.
Si quieres ahorrar de pesadumbres, 5
Ojo del Cielo, trata de compralla:
En confites gastó Marte la malla,
Y la espada en pasteles y en azumbres.
Volvióse en bolsa Júpiter severo,
Levantóse las faldas la doncella 10
Por recogerle en lluvia de dinero.
Astucia fue de alguna Dueña Estrella,
Que de Estrella sin Dueña no lo infiero:
Febo, pues eres Sol, sírvete de ella.
1.
ANÁLISIS
1)
Resumen
Francisco
de Quevedo (Madrid, 1580 – Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645) es el
máximo ejemplo del conceptismo barroco español. Este poema es un ejemplo de
ello en sus múltiples facetas, formales o del plano de la expresión, y de
significación o del plano del contenido. En otras palabras, nos sirve muy bien
para entender la mentalidad y los presupuestos estéticos barrocos.
El
poema que ahora analizamos es de naturaleza satírica y burlesca. Posee cierto
tono conversacional. El yo lírico se dirige a Apolo, el dios que se identifica
con el sol y le sugiere un procedimiento para que pueda “gozar” a Dafne. Según
la mitología clásica, Apolo se encapricha de Dafne, hasta el punto de que la
persigue con malas intenciones. Dafne huye y le pide socorro a Zeus. Este se
apiada de la joven y la transforma en el árbol del laurel. Cuando Apolo le da
alcance, ella ya está casi transformada en árbol y la separación es definitiva.
Llora su mala suerte, pero ella logra salvarse. Garcilaso de la Vega, cien años
antes, ya había tratado el tema desde una óptica más personal, intimista y
grave. Ahora, Quevedo ridiculiza al dios, tratándolo de un simple frecuentador
de los barrios bajos y de las peores compañías de la ciudad.
En
la primera estrofa, yo lírico comienza apostrofando a Apolo de modo
ridiculizante, calificándolo de “bermejazo”; el despectivo es evidente y
sarcástico. Aprovechan la luz del sol la “canalla”, la gente baja, para
“espulgarse”, limpiarse de pulgas. En el último verso le da un consejo
terrible, si es que desea estar con Dafne: pagar sus servicios, como si fuera
una mujer necesitada, o que comercia con su cuerpo; y así, se ahorra de perder
el tiempo alumbrando, iluminando con su luz el día.
En
la segunda estrofa le indica que pague por estar con Dafne. No sería el
primero, pues Marte gastó parte de sus bienes para estar con Afrodita, esposa
de Efecto.
En
la tercera estrofa le trae el ejemplo de Zeus, el dios de dioses. Se transforma
en una lluvia de oro para fecundar a Dánae. La escena es descrita por Quevedo
con todo detalle y claridad, así que no necesita aclaración.
En
la última estrofa, el yo lírico piensa que tal estratagema de Zeus fue obra de
una dama inteligente (acaso de vida poco virtuosa); no pudo ser de una
estrella, un astro, sin propietaria (o acaso quiera decir de una mujer que se
llama Estrella). Le aconseja a Apolo que, como es sol y vive cerca de ellas, se
sirva de ella (de la dueña, mujer que ya no es doncella) para que le monte una
estratagema como la de Zeus.
Vemos
que el poema es una pura ridiculización de un dios de la mitología
greco-latina, Apolo. Lo rebaja a categoría de rufián impulsivo y desvergonzado;
y como tal le aconseja, con mucho sarcasmo, que siga el ejemplo de las otras
divinidades y concierte un encuentro a través de una medianera; por supuesto,
ha de pagar los servicios.
2)
Tema
El
tema del poema se puede enunciar así: visión burlesca y ridiculizante de un
episodio de la mitología clásica protagonizado por Apolo persiguiendo a Dafne.
Lo podemos enunciar de otro modo: Reducción al sarcasmo grosero de Apolo
persiguiendo a Dafne, postrofando a aquel para que tome el consejo del yo
lírico: pagar por los servicios de Dafne.
3)
Apartados temáticos
Como
es de esperar por la estructura estrófica empleada, el soneto, se distinguen
muy bien dos secciones de contenido, en su distribución habitual:
- Las dos primeras estrofas forman la
presentación y exposición de una situación, un caso o un problema. En este
caso, Apolo se obsesiona con Dafne y la persigue con las peores intenciones.
- Las dos últimas estrofas conforman la
segunda sección temática; se ofrece algún ejemplo y se concluye cómo solucionar
esa situación: pagando los servicios de alguien que facilite el encuentro.
4) Análisis
métrico y de la rima
El
poema es un soneto. Está compuesto por dos cuartetos y dos tercetos, todos
ellos formados por versos endecasílabos, con rima consonante, conforme a la
estructura:
5) Comentario estilístico
Estamos
ante un soneto satírico-burlesco. Quevedo realiza un “contrafactum” de un tema
mitológico clásico que ya antes el gran poeta renacentista Garcilaso de la Vega
había tratado en tono serio y solemne y desde una perspectiva personal (la
pérdida de Dafne es análoga a la de la dama amada por Garcilaso, ya muerta; por
tanto, se puede dar por un amor definitivamente perdido).
Quevedo
aplica el sarcasmo, la burla, la ironía y la degradación a unos niveles
escandalosos. En el fondo, ridiculiza la mitología clásica. La recrea como una
historia sórdida de los bajos fondos de cualquier ciudad europea del siglo
XVII. Comienza con un epíteto degradatorio, con un morfema despectivo:
“Bermejazo”; Apolo ya no es amarillo, como corresponde al dios sol, sino solo
rojo, y un rojo avulgarado. Le llama “platero”, es decir, Apolo ya no se
identifica con el amarillo áureo, sino con el blanco de la plata; el oficio no
es muy noble que digamos; es un grado más en su ridiculización sistemática. Con
todo, emite luz, pero solo sirve para que la “canalla”, la gente baja, mate las
pulgas que pueblan su cuerpo. El acto es vulgar y sórdido. El yo lírico presenta
a la “ninfa Dafne”, que se va sin hablar, alejándose de Apolo. Pronto le suelta
su consejo, tratándolo de “tú”: “Si la quieres gozar, paga y no alumbres” (v.
4). Degrada a Dafne a la categoría de prostituta y le indica al dios el medio
de estar con ella: pagando en moneda sus servicios. como podemos ver, la
ordinariez de la escena es violenta y cruda.
En
el segundo cuarteto incide con el mismo razonamiento. El yo lírico llama “ojo
del cielo” (v. 6) a Apolo; es una metáfora que se puede considerar escatológica
sin echarle mucha imaginación. Apoya su argumento con el ejemplo de Marte; para
estar con Afrodita, tuvo que urdir estratagemas que no le salieron gratis.
Véase que la ridiculización es extrema y descendente. Marte, el dios de la
guerra y la virilidad, gasta su dinero en “confites”, “pasteles” y unos
“azumbres” de vino (vv. 7-8).
En
el primer terceto, el yo lírico utiliza otro ejemplo de otra divinidad, nada
menos que Zeus o Júpiter, el dios supremo. Narra la poco ejemplar
transformación en monedas de oro para poder unirse a Dánae. La expresión “Levantóse las faldas
la doncella” (v. 10) vulgariza al extremo la actitud de ella.
El
último terceto, de carácter conclusivo, continúa con la ridiculización. Utiliza
un retruécano (“Dueña Estrella” frente a “Estrella sin Dueña”, vv. 12-13), con
insinuación o alusión de tono vulgar. Si ya Júpiter hubo de acudir a una
alcahueta, no es ningún desdoro que Apolo también lo haga, como el yo lírico le
aconseja, en un tono coloquial y dicharachero, como en conversación de taberna.
Como
se ve, este soneto es el revés de la mitología clásica. Esta se había utilizado
en tono solemne durante el Renacimiento y el Barroco, incluso por el mismo
Quevedo en muchas de sus composiciones. Pero ahora, la decepción vital, el desengaño
existencial, las calamidades personales y colectivas (de España, se entiende),
lo empujan hacia una dirección de degradación de todo el montaje literario
greco-latino y seguido a pies juntillas, posteriormente, en el Renacimiento y
Barroco. Ahora, a Quevedo solo le queda un cristianismo estoico como único
asidero para enfrentar la vida y la muerte. Es el momento de ridiculizar y
degradar la cultura greco-latina hasta dejarla reducida a anécdotas risibles,
escabrosas y soeces. Ya no hay optimismo vital, ni respeto sacrosanto a la
tradición cultural grecolatina. Solo queda el sarcasmo agridulce que pulveriza
todo el montaje cultural greco-latino; solo se salva la filosofía estoica de
Séneca y Propercio, autores que admiraba profundamente y a quienes tradujo al
castellano.
6) Contextualización
Francisco
de Quevedo y Villegas (Madrid, 1570 - Villanueva de los Infantes, Ciudad Real,
1645) es uno de los más grandes escritores de la literatura española y
universal. Su versatilidad es asombrosa, junto con enorme capacidad expresiva
sobre temas y formas muy distintas entre sí. Es el ejemplo más firme de la
literatura conceptista barroca: expresión reconcentrada, anfibología o doble
sentido en los enunciados,densidad significativa, juegos verbales y mentales que
exigen un notable esfuerzo del lector para descubrir el ingenio del escritor,
etc.
La
producción poética es de gran envergadura y calidad. Se calcula que compuso
sobre 875 poemas, bajo el molde de casi todos los subgéneros de su época:
poesía satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral, religiosos (donde se
incluyen sus célebres Salmos) y
fúnebres. Se incluyen poemas metafísicos
y filosóficos de carácter neoestoico. En vida circularon de forma manuscrita
muchos poemas. En forma impresa se recogieron póstumamente en dos obras: El Parnaso español (1648, al cuidado de
sus amigo José Antonio González de Salas) y Las
Tres Musas Últimas Castellanas (1670, al cuidado de su sobrino Pedro
Alderete).
Sus
obras en prosa también son muy abundantes. Según su contenido, se clasifican en
varios grupos. Primero, veremos las obras literarias.
Entre las obras
satírico-morales, sobresale Sueños y
discursos, donde critica oficios, personajes y tipos sociales de su época;
su estilo es mordaz, casi cínico, satírico y un punto escéptico. Toma el modelo
del escritor griego Luciano de Samósata.
Escribió dos
«fantasías morales», el Discurso de todos
los diablos y de La hora de todos.
Ambas son también sátiras lucianescas de característico tono tragicómico;
alcanza gran elegancia y virtuosismo. La diosa Fortuna da a cada uno lo que
merece; el desbarajuste es tal que es mejor volver al desorden previo. Su novela picaresca Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de
vagamundos y espejo de tacaños, apareció impresa en Zaragoza en 1626.
Alcanzó fama en su época por su estilo expresionista y su homor negro,
esperpéntico y corrosivo; la hipérbolización, cosificación y animalización de
los inmorales personajes es el procedimiento continuo de degradación de la
realidad.
Premática y aranceles, hechas por el fiel de las putas, Consejos para
guardar la mosca y gastar la prosa, Premática
del tiempo, Capitulaciones
matrimoniales y Capitulaciones de la
vida de la Corte son sátiras burlescas de los géneros
burocráticos-administrativos habituales en las secretarías del gobierno.
En Cartas del caballero de la Tenaza
(1625), en forma epistolar, cuenta las argucias y pretextos de un hidalgo
tacaño que evita que su enamorada le extraiga dinero.
El Libro de todas las cosas y otras muchas más.
Compuesto por el docto y experimentado en todas materias. El único maestro
malsabidillo. Dirigido a la curiosidad de los entremetidos, a la turbamulta de
los habladores, y a la sonsaca de las viejecitas.
Otro
título chocante es Gracias y desgracias
del ojo del culo. Se trata de una obra breve en el que describe
detalladamente, con humor negro, corrosivo y escatológico, las vicisitudes
alegres y tristes relacionadas con el ano y sus aledaños.
Quevedo
también escribió teatro. No existe un catálogo definitivo de sus obras,
pero destacan Cómo ha de ser el privado y un conjunto de entremeses, como La
polilla de Madrid, El marido pantasma,
El marión, El caballero de la Tenaza, El
niño y Peralvillo de Madrid, La
ropavejera y Los refranes del viejo
celoso.
Entre las obras no literarias, algunas son de naturaleza
política. Destaca España defendida… Argumenta
a favor de la calidad y virtudes de las letras españolas y de su cultura
humanista, además de la historia hispana, ya por entonces atacada a través de
la “leyenda negra”. En Política de Dios,
gobierno de Cristo defiende un gobierno regido por los principios
cristianos. Defiende la aparición del Apóstol y su patronazgo de España en Memorial por el patronato de Santiago.
Su defensa, agresiva y fuerte, de la política económica del valido Conde-Duque
de Olivares en El chitón de las
tarabillas (1630) es tan mordaz que se retiró al poco de publicarse. Su
antijudaísmo lo vertió por escrito en Execración
contra los judíos (1633); ahí desliza críticas al Conde-Duque, lo que luego
pagaría con su encarcelamiento en San Marcos de León. Critica la revuelta catalana
de 1640 en La rebelión de Barcelona ni es
por el güevo ni es por el fuero. La
Vida de Marco Bruto, recrea la vida del hijo y homicida de Julio César.
También compuso obras de contenido religioso y de consejos
de una vida cristiana. Son sus obras ascéticas, como Vida de Santo Tomás de Villanueva, Providencia de Dios (es un tratado contra los ateos, compuesto bajo
el principio de un cristianismo estoico), Vida
de San Pablo y La constancia y
paciencia del santo Job.
Entre las obras filosóficas sobresale por su densidad, su
estilo limpio y su estoicismo un tanto escéptico La cuna y la sepultura para el conocimiento propio y desengaño de las
cosas ajenas.
Escribió varios volúmenes de crítica literaria, dirigidos a
vituperar el estilo culterano y al propio Luis de Góngora, por quien sentía
mucha antipatía. El título más célebre es La
aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día. La culta latiniparla es un libro
burlesco y satírico, con “consejos” para dominar el estilo gongorino.
Asimismo,
dejó un jugoso epistolario y muchas traducciones del latín (Propercio y Séneca,
a quienes admiraba) y del griego (criticadas por flojas).
7) Interpretación y
valoración
El
poema “A Apolo siguiendo a Dafne” es un ejemplo del espíritu barroco. Desengaño
y decepción es lo único que queda tras la fase optimista, abierta y triunfante
del Renacimiento.
Quevedo
toma un motivo mitológico y lo degrada hasta lo escatológico; lo reduce a una
anécdota escabrosa y chocarrera. Lo hace con gracia, muy mala leche y ganas de
poner patas arriba el armazón mitológico y cultural greco-latino. Para apreciar
este ejercicio de cierta rebeldía, conviene recordar que él mismo utilizó
muchísimo la mitología y la cultura greco-latina, en poemas y otros textos de
tono serio e intención grave. Se trata, entonces, como de un desahogo, como de
una broma que el lector sabe apreciar en su justa medida.
El
ingenio compositivo es, como siempre en nuestro clásico, apabullante. Utiliza
la lengua a su antojo para expresar una situación mitológica en un tono
sarcástico que desemboca en lo risible y despreciable. Tutea al dios, en un
tono coloquial y despectivo. Lo baja de su pedestal y lo trata de simple
frecuentador de lupanares.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el poema.
2)
Expresa su tema y sus apartados temáticos.
3)
Estudia la medida de los versos y la rima, indica las estrofas y la composición
estrófica empleada por Quevedo.
4)
Explica los recursos estilísticos más interesantes que nos permitan comprender
el poema. Es interesante explicar los ejemplos que el yo lírico le ofrece a
Apolo para que actúe como ellos.
5)
Indica la ironía, el sarcasmo y la parodia que existe en este texto.
2.2. Interpretación y
pensamiento analítico
1)
Indica los rasgos propios de la literatura barroca conceptista visibles en el
poema.
2)
¿Qué pretende Apolo? ¿Quién es Dafne?
3)
¿Cómo podemos inferir que Quevedo ridiculiza la actitud de Apolo?
4) La
visión de la sociedad, de la vida y de la cultura antigua que se desprende de
la lectura, ¿es optimista o pesimista? Aporta razones.
5)
¿Muestra Quevedo un conocimiento profundo de la mitología clásica? ¿Por qué se
ríe de ella, entonces?
2.3. Fomento de la
creatividad
1)
Explica o recrea en un texto creativo, en prosa o en verso, el contenido del
poema. Se trata de recoger una reflexión sobre ciertos comportamientos de los
dioses clásicos frente a los valores de nuestra sociedad contemporánea.
2)
Imagina una entrevista de tu clase con Francisco de Quevedo. ¿Qué preguntas
harías?
3)
Redacta un diálogo teatral más o menos fiel al contenido del poema. Tendrá tres
personajes, el yo lírico, Apolo y Dafne, si es que es posible en este
paradójico poema.
4)
Prepara una exposición o presentación ante la clase o la comunidad educativa,
con un cartel, o con medios TIC, sobre Francisco de Quevedo y su tiempo
barroco.
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