24/05/2022

Carlos Ruiz Zafón: «El príncipe de la niebla» (novela, 1993); análisis y propuesta didáctica

 C. Ruiz Zafón - El príncipe de la niebla (Edebé, 1993) 

Esta edición: Barcelona, Planeta, 2016


  1. Resumen

Uno

Estamos en junio de 1943. El día en que Max cumple trece años, su padre, relojero y algo inventor, anuncia que se van a vivir a un pueblo costero, con playa y tranquilo. Le regala un reloj de plata a su hijo con la luna en las horas y el sol en el centro. Al día siguiente parten en tren al pueblo. Le regala un libro sobre Copérnico. Forman la familia el padre Maximilian Carver, la madre, Andrea, Alicia, de quince años, e Irina, de ocho. Llegan al pueblo. Irina adopta un gato callejero. Max observa que el reloj de la estación anda al revés.

Dos

El padre había comprado la casa ocho meses antes.  Tiene dos pisos, está en el extremo de una playa; un pequeño patrio trasero; al fondo, un jardín abandonado con estatuas y luego, un bosque. La casa había sido construida por el cirujano de Londres Richard Fleischmann y su esposa Eva Gray en 1928. El 23 de abril de 1929 nace su hijo Jacob. Muere ahogado en agosto de 1936, enfrente de su casa. El matrimonio entra en barrena. Muere en la primavera de 1938 el doctor y la viuda pone a la venta la casa. El Sr. Carver pasa por allí en un viaje comercial, se entera que está a la venta y la compra. La familia pone la casa en orden. El gato come de un bocado arañas enormes. 

Tres

Max despierta de un sueño como si alguien le susurrara algo al oído. Son las seis de la mañana. Va al jardín abandonado; rompe la cadena, entra y observa las estatuas; son payasos, miembros de un grupo cirquense. En el centro, un gran payaso, con el puño cerrado. Ocupan las estatuas los vértices de una estrella de seis puntas. Ve que la mano del payaso se ha abierto. Sale corriendo y vuelve a casa. Desayuno familiar. El padre encuentra en la caseta dos bicicletas y un proyector de cine, junto con películas.

Cuatro

Max da una vuelta hasta el espigón del pueblo, con algunas barcas de pescadores. Usa una de las bicicletas arreglada por su padre. Allí conoce a Roland, que se acerca también en bici. Es un joven de pelo largo y ojos verdosos que se le presenta, unos diecisiete años. Dan una vuelta por el pueblo; Roland está en mejor forma física que Max. Se refresca la cabeza en la fuente de la plaza principal del pueblo. El chico le dice que es un pueblo aburrido, que en un año lo movilizan al ejército, que sus padres mueren en un accidente de tráfico años atrás y lo recoge el farero; este es el sobreviviente de un naufragio de un barco de 1918, cerca de la costa. Roland va allí a bucear; quedan para el día siguiente para bucear juntos. A mediodía hay una tormenta, que lo atrapa camino de casa.

Cinco

Su padre Maximilian restaura el proyector. Ponen un carrete esa misma noche, con toda la familia reunida. Es una grabación de aficionado por un bosque. Llega al jardín de las estatuas, muy cuidado. Enfoca a los pasayos, uno por uno, y al gran payaso central, que Max no percibe como lo había visto el día anterior. A solas, su hermana Alicia le dice que la noche antes de venir a la casa ha soñado con ese payaso, pero era algo distinto. Su hermana le sonríe, por primera vez en muchos meses. Se crea un lazo de afecto entre los hermanos.

Seis

Max y Roland bucean y ven el barco “Orpheus” hundido en el fondo del mar. Max ve la bandera del barco, la estrella de seis puntas en círculo, la misma del portón del jardín abandonado. Se le cae el sextante que tenía en la mano y asciende a la superficie rápidamente. Descansan en una caseta rehabilitada por Roland, donde duerme en verano y pasa los días. Roland le cuenta la historia de su “abuelo”, el farero. Es un ingeniero que ha subido de polizón al “Orpheus”, pues quiere saldar una vieja cuenta con su capitán, un holandés bribón  corrupto.  El barco tiene mala fama. En 1918 accede a llevar de Southampton a Francia a una compañía de circo, propiedad de  Míster Caín, también turbia; es el pago por una deuda de juego del holandés con Mr. Caín. Ocurre el naufragio el 23 de junio de 1918. Solo se salva el abuelo porque iba de polizón en una barca salvavidas. En agradecimiento, construye el faro y lo nombran farero vitalicio, para que no se repita. Irina está sola en casa y oye ruidos. La llave del armario gira por sí misma; la puerta de la habitación se cierra sola. Abre el armario y ve a su gato, pero detrás ve la sombra de una persona. Va a coger al gato, pero bufa. Sale corriendo de la habitación; oye risas de alguien. Cae por la escalera y se accidenta; su madre la recoge. El gato, desde arriba, contempla con sus ojos fríos, implacables y siniestros la escena.

Siete

Llevan a Irina al hospital con una conmoción. Los padres la acompañan. Max, Roland y Alicia quedan solos en casa. Roland y  Alicia se van a bañar a la playa, entre risas. Max nota que ha surgido algo entre ellos. Luego charlan los tres sobre el payaso siniestro. Comprenden que hay cosas que no entienden. Max les confiesa que ha visto otra vez la película y que las estatuas están en otra posición respecto de como él las ha visto dos días atrás. Roland confiesa que sueña mucho con el payaso, y que tiene algo de miedo.

Ocho

Víctor Kray, el farero, tiene una grave preocupación porque no le ha contado toda la verdad a su nieto Roland. Hablan en el desayuno; Roland le dice que Max ha visto el jardín de las estatuas; el abuelo le pide a Roland que convoque a sus amigos en su casa, al lado del faro, a mediodía. Llama el padre, Maximilian, del hospital. Irina mejora lentamente, pero al menos no va a peor. Alicia le confiesa a su hermano que le gusta Rolando.

Nueve

Víctor Kray les cuenta la historia de cómo, siendo niño, conoce a Caín, un hombre de mediana edad, bien parecido y mejor vestido; le llaman en el barrio de la ciudad pobre el Príncipe de la Niebla. Viste una capa con un bordado de una estrella de seis pico metida en un círculo de oro. Concede cualquier favor a los muchachos a cambio de lealtad absoluta. Angus, su mejor amigo, le pide que su padre sea admitido en la fábrica siderúrgica de donde fue despedido. El padre es readmitido. Se les aparece una noche de niebla el Príncipe, con su capa bordada con la estrella de seis picos metida en un círculo y le pide a Angus que incendie el almacén de comidas del polaco Skolimoski, el más rico del barrio. El chico aparece muerto dos días después, como si convertido en hielo azul. El almacén del placo arde. La familia de Kray se muda a otra ciudad; se olvida de Caín, pero todo no hace más que empezar.

Diez

Víctor Kray, viviendo en otra ciudad, se encuentra con Caín ejerciendo de vidente en una carpa de una feria. Entra y habla con él; el mago medio lo amenaza, pero el chico se va; un reloj parece andar al revés. Entra en la universidad y se hace amigo de Richard Fleischmann; se enamoran de la misma mujer, Eva Grey, hija de un catedrático de la universidad. El día en que se gradúan, se emborrachan mucho. Llegan a una feria, medio fantasmal, y allí tiene la carpa Caín. Fleischmann entra y a los dos meses se casa con Eva. No los vio en muchos años, pues no fue ni a la boda. Un día, Richard lo visita y le confiesa que le pide el amor de Eva; le debe entregar el primer hijo; él le da una medicina a su mujer para que no quede embarazada; esta entra en crisis. Caín monta un circo siniestro y Kray descubre que, en realidad, son una banda de estafadores, ladrones y criminales; se hace acompañar de un gato de ojos brillantes. Caín sube con su tropa al barco para ir a Francia, pero una gran tormenta los devuelve a la costa, con el naufragio. Kray piensa que se ha salvado él solo, pero no es verdad; lo comprueba cuando Jacob, el hijo de los Fleischmann, muere.  

Once

Vuelven a casa los hermanos. No saben qué pensar de la historia. Max ve una película que ha filmado el Fleischmann. Son las estatuas de los payasos en el jardín; un reloj de cadena, en la mano del payaso central, Caín, anda hacia atrás. La cámara se acerca y se ve que la estatua tiene vida. Abre la boca y se ven unos colmillos como de lobo. Un gato dibujado en el suelo le recuerda la mascota de su hermana Irina; hace dos días que no lo ve, y le da igual. Sus padres no llaman esa tarde. Se va a dormir; la niebla surge del jardín de las estatuas.

Texto:


“Cuando el viejo farero hubo finalizado su relato, el reloj de Max indicaba que apenas faltaban unos minutos para las cinco de la tarde. Afuera, una débil llovizna había empezado a caer sobre la bahía y el viento que venía del mar golpeaba con insistencia los postigos de las ventanas de la casa del faro.—Se acerca una tormenta —dijo Roland, oteando el horizonte plomizo sobre el océano.

—Max, tendríamos que volver a casa. Papá llamará pronto —murmuró Alicia.

Max asintió sin demasiada convicción. Necesitaba considerar cuidadosamente todo lo que el anciano había explicado y tratar de encajar las piezas del rompecabezas. El hombre, al que el esfuerzo por recordar su historia parecía haber sumido en un silencio apático, miraba el vacío desde su butaca, ausente.

—Max... —insistió Alicia.

Max se incorporó y dirigió un saludo silencioso al anciano, que le correspondió con un mínimo asentimiento. Roland observó al viejo farero durante unos segundos y luego acompañó a sus amigos al exterior.

—¿Y ahora qué? —preguntó Max.

—Yo no sé qué pensar —afirmó Alicia, encogiéndose de hombros.

—¿No crees la historia del abuelo de Roland? —inquirió Max.

—No es una historia fácil de creer —repuso Alicia—. Tiene que haber otra explicación.

Max dirigió una mirada inquisitiva a Roland.

—¿Tú tampoco crees a tu abuelo, Roland?

—¿Quieres que te sea sincero? —respondió el muchacho—. No lo sé. Venga. Os acompaño antes de que la tormenta se nos eche encima.

Alicia montó en la bicicleta de Roland y, sin más palabras, ambos emprendieron el camino de vuelta. Max se volvió un instante a contemplar la casa del faro y trató de imaginar si era posible que los años de soledad en aquel acantilado hubiesen podido llevar a Víctor Kray a urdir aquella siniestrahistoria que él parecía creer a pies juntillas. Dejó que la llovizna fresca le impregnase el rostro y montó en su bicicleta, cuesta abajo.


La historia de Caín y Víctor Kray permanecía viva en su mente mientras enfilaba la carretera que bordeaba la bahía. Pedaleando bajo la lluvia, Max empezó a ordenar los hechos del único modo que le resultaba plausible. Suponiendo que todo lo relatado por el anciano fuera cierto, lo cual no acababa de resultar fácil de aceptar, la situación quedaba sin aclarar. Un poderoso mago sumido en un largo letargo parecía volver lentamente a la vida. Según ese principio, la muerte del pequeño Jacob Fleischmann había sido el primer signo de su retorno. Sin embargo, había algo en toda aquella historia que el farero había mantenido oculta largo tiempo que no encajaba en la mente de Max.”


Doce

Max despierta tarde y encuentra una nota de su hermana Alicia, diciendo que estará con Roland en la playa. Su reloj, regalo de su padre, no va bien. Va allá; los ve besándose; no quiere estropear el momento y se va. Visita el cementerio del pueblo; hay un mausoleo con la tumba de Jacob Fleischmann, el niño ahogado hace mucho; en la lápida ve la estrella en el círculo de Caín. Entra; todo da sensación de abandono. Se le cae el reloj; ve una sombra andar por el techo, al revés; es una de las estatuas de los ángeles de piedra que custodian la entrada; se transforma en el rostro de Caín. Queda paralizado cinco segundos; logra huir. Visita a Víctor Kray; le dice que se olvide de todo, que es peligroso. Vuelve a casa y su hermana no ha regresado. Lee a Copérnico, el libro regalo de su padre.

Trece

Van a la playa y en un viejo bote se acercan al pecio del “Orpheus”. Bajan buceando Roland y Alicia. A la vuelta, una sombra alargada se acerca; los jóvenes nadan a la desesperada a la barca. Max ayuda a subir a su hermana; la sombra se lleva a Roland. Max se pone las gafas de buceo y desciende. Ve una luz tenue en un camarote del barco. Toma aire y baja otra vez; entra y ve la sombra amarrando a Roland. Max se enfrenta a ella, pero no es nada, es transparente. La sombra adopta el rostro del payaso y el cuerpo del ángel del mausoleo. Logra agarrar a su amigo y lo sube a la barca. Le aplica respiración artificial y lo salvan. Los tres se duermen en la cabaña de la playa que Roland posee.

Catorce

Víctor Kray visita el jardín de las estatuas, con un revolver y una linterna. Cae la tarde; entra y las estatuas han desaparecido. No da crédito. Mientras, Max despierta en la cabaña donde su hermana y Roland duermen cerca. Sale sin hacer ruido, coge la bici y vuelve a casa. Pone una película. Ve la proyección de su propia casa, donde él está en ese momento. Sube al piso de arriba y, dentro del armario de la habitación de Irina, sale una luz y luego la figura de Caín, con su reloj en la mano; va al revés y al final arde. Quien filma se proyecta en un espejo es Roland. Max comprende que Roland y Jacob Fleischmann son el mismo. Kray llama a la ventana y entra en la casa. Una gran tormenta surge en el mar y se acerca a la costa.


CAPÍTULO CATORCE


“Al caer el crepúsculo, Víctor Kray se detuvo a cien metros de la casa de la playa, donde los Carver habían fijado su nuevo hogar. Aquélla era la misma casa donde la única mujer a la que había amado realmente, Eva Gray, había dado a luz a Jacob Fleischmann. Ver de nuevo la fachada blanca de la villa reabrió heridas en su interior que creía cerradaspara siempre. Las luces de la casa estaban apagadas y el lugar parecía vacío. Víctor Kray supuso que los muchachos debían de estar todavía en el pueblo con Roland.


El farero recorrió el trayecto hasta la casa y cruzó la cerca blanca que la rodeaba. La misma puerta y las mismas ventanas que recordaba perfectamente relucían bajo los últimos rayos del sol. El anciano cruzó el jardín hasta el patio trasero y salió al campo que se extendía tras la casa de la playa. A lo lejos se alzaba el bosque y, en su umbral, el jardín de estatuas. Hacía mucho tiempo que no volvía a aquel lugar y se detuvo de nuevo a observarlo de lejos, temeroso de lo que se ocultaba tras sus muros. Una densa niebla se esparcía en dirección a la vivienda a través de los oscuros barrotes de la verja del jardín de estatuas.

Víctor Kray estaba asustado y se sentía viejo. El miedo que le carcomía el alma era el mismo que había experimentado décadas atrás en los callejones de aquel suburbio industrial, donde oyó por vez primera la voz del Príncipe de la Niebla. Ahora, en el ocaso de su vida, aquel círculo parecía cerrarse y, a cada jugada, el anciano sentía que ya no le quedaban ases para la apuesta final.


El farero avanzó con paso firme hasta la entrada del jardín de estatuas. Pronto, la niebla que brotaba del interior lo cubrió hasta la cintura. Víctor Kray introdujo la mano temblorosa en el bolsillo de su abrigo y extrajo su viejo revólver, cargado concienzudamente antes de partir, y una potente linterna. Con el arma en la mano, se adentró en el recinto, encendió la linterna y alumbró el interior del jardín. El haz de luz reveló un panorama insólito. Víctor Kray bajó el arma y se frotó los ojos, pensando que estaba siendo víctima de alguna alucinación. Algo había ido mal o, al menos, aquello no era lo que esperaba encontrar. Dejó que el haz de la linterna rebanase de nuevo la niebla. No era una ilusión: el jardín de estatuas estaba vacío.


El anciano se acercó a observar desconcertado los pedestales yermos y abandonados. Al tiempo que trataba de restablecer el orden en sus pensamientos, Víctor Kray percibió el murmullo lejano de una nueva tormenta que se aproximaba y alzó la vista hacia el horizonte. Un manto amenazador de nubes oscuras y turbias se extendía sobre el cielo como una mancha de tinta en un estanque. Un rayo escindió el cielo en dos y el eco de un trueno llegó a la costa como el redoble premonitorio de una batalla. Víctor Kray escuchó la letanía del temporal que se fraguaba mar adentro y, finalmente, recordando haber contemplado aquella misma visión a bordo del Orpheus veinticinco años atrás, comprendió lo que iba a suceder.


* * *


Max despertó empapado en sudor frío y tardó unos segundos en averiguar dónde se encontraba. Sentía su corazón palpitar como el motor de una vieja motocicleta. A pocos metros de él, reconoció un rostro familiar: Alicia, dormida junto a Roland; y recordó que estaba en la cabaña de la playa. Hubiera jurado que su sueño apenas había durado más de unos minutos, aunque en realidad había dormido por espacio de casi una hora. Max se incorporó sigilosamente y salió al exterior en busca de aire fresco, mientras las imágenes de una angustiosa pesadilla deasfixia en la que él y Roland quedaban atrapados en el interior del casco del Orpheus se desvanecían en su mente.


La playa estaba desierta y la marea alta se había llevado el bote de Roland mar adentro, donde muy pronto la corriente lo arrastraría consigo y el pequeño esquife se perdería en la inmensidad del océano irremisiblemente. Max se aproximó hasta la orilla y se humedeció la cara y los hombros con el agua fresca del mar. Luego se acercó hasta el recodo que formaba una pequeña cala y se sentó entre las rocas, con los pies hundidos en el agua, con la esperanza de recobrar la calma que el sueño no había podido proporcionarle.


Max intuía que tras los acontecimientos de los últimos días se escondía alguna lógica. La sensación de un peligro inminente se palpaba en el aire y, si se detenía a pensar en ello, podía trazarse una línea ascendente en las apariciones del doctor Caín. A cada hora que pasaba, su presencia parecía adquirir mayor poder. A los ojos de Max, todo formaba parte de un complejo mecanismo que iba ensamblando sus piezas una a una y cuyo centro convergía en torno al oscuro pasado de Jacob Fleischmann; desde las enigmáticas visitas al jardín de estatuas que había presenciado en las películas del cobertizo a aquella criatura indescriptible que había estado a punto de acabar con sus vidas aquella misma tarde.


Habida cuenta de lo sucedido aquel día, Max comprendía que no podían permitirse el lujo de esperar un nuevo encuentro con el doctor Caín para actuar: era preciso anticiparse a sus movimientos y tratar de prever cuál sería su próximo paso. Para Max sólohabía un modo de averiguarlo: seguir la pista que Jacob Fleischmann había dejado años atrás en sus películas.


Sin molestarse en despertar a Alicia y a Roland, Max montó en su bicicleta y se dirigió hacia la casa de la playa. A lo lejos, sobre la línea del horizonte, un punto oscuro emergió de la nada y empezó a expandirse como una nube de gas letal. La tormenta se estaba formando.” 


Quince

Kray le cuenta toda la verdad, ahora sí, a Max. Jacob es el niño. Se ahoga en la playa en una gran tormenta. Pero vuelve a la vida después de que Richard Fleischmann ofrezca su vida por la de su hijo. El mausoleo aparece en el cementerio sin explicación plausible. No hay nadie enterrado; espera a Jacob, que es Roland. A este o cría Kray contando la mentira del accidente de los padres, pero ni el niño sabe la verdad. En la tormenta surge una silueta fantasmal y se lleva a Alicia. Roland trata de rescatarla, pero el oleaje se lo impide. El “Orpheus” emerge; en el centro, Caín, como una sombra fantasmal. Le dice al chico que si quiere salvar a Alicia, él debe ir al barco, pues Caín lo busca a él. Kray y Max comprenden lo que pasa y salen corriendo a buscarlos. Es un 23 de junio, como el día que “muere” Jacob, y se hunde el “Orpheus”.

Dieciséis

La sombra, Caín, se lleva a Alicia al barco. Llega Max y ve a Roland, le dice que no vaya a buscarla, pero se echa al agua y entra al barco por el orificio que lo hunde muchos años antes. Max se echa tras él. Una gran ola estrella el barco contra las rocas; se rompe el mástil; Max lo utiliza de camino y llega al barco. Caín lo espera, lo agarra y casi lo asfixia. Caín estruja el reloj de Max, regalo de su padre. Al fin, lo arroja con furia al mar; el chico nada hasta las rocas y salva su vida. Caín busca a Roland, porque es su deuda que debe ser pagada. Este busca a Alicia, que grita desde el camarote donde Caín la encierra. Kray llega a la cabaña, pero una estatua le da un golpe y cae inconsciente.

Diecisiete

Caín hace un trato con Roland: su vida por la de Alicia. Logra liberarla, pero el barco se hunde. Roland queda aprisionado por una barra de hierro muy grande. Le pasa el oxígeno que le queda en un beso. Alicia sale a flote; su hermano la saca a la orilla. El viejo Kray pregunta por su nieto, pero Max le dice que no volverá. La tormenta amaina.

Dieciocho

La tormenta deja graves destrozos en el pueblo. Víctor Kray abandona el pueblo del faro para siempre. Se despide de Max en la estación del tren. El viejo le da un regalo: las llaves del faro.

Epílogo

Irina cura. El padre sabe que no puede preguntar. Abre la relojería en el pueblo, con cierto éxito. Max sube cada tarde al faro a encender la luz. Alicia pasea por la playa, pero los hermanos no hablan de lo sucedido.

Final literal:

extraviando su mirada en el mar y dejando pasar las horas en silencio. Ya nunca hablaban como lo habían hecho durante los días que habían compartido con Roland, y Alicia nunca mencionaba lo sucedido aquella noche en la bahía. Max había respetado su silencio desde el primer momento. Al llegar los últimos días de septiembre, que presagiaban el principio del otoño, el recuerdo del Príncipe de la Niebla parecía haberse desvanecido definitivamente de su memoria como un sueño a la luz del día.


“A menudo, cuando Max observaba a su hermana Alicia abajo en la playa, evocaba las palabras de Roland cuando su amigo le había confesado el temor de que aquél fuera su último verano en el pueblo si era reclutado. Ahora, aunque los hermanos apenas cruzaban una palabra al respecto, Max sabía que el recuerdo de Roland y de aquel verano en que descubrieron juntos la magia permanecería con ellos y los uniría para siempre”.


  1. Tema

Los temas más destacados que afloran en esta novela son:

-Los misterios envuelven la existencia, pues es más lo desconocido que lo sabido.

-La muerte está presente en la vida, formando parte de esta.

-La curiosidad nos puede atrapar en un círculo peligroso, por lo que conviene refrenarla.

-La fidelidad y la honestidad personales salvan a las personas del naufragio existencial.


  1. Apartados temáticos

Se trata de una novela de estructura clásica.

-Introducción: los tres primeros capítulos; un lugar, un tiempo, unos personajes y un elemento perturbador o desequilibrante.

-Nudo: del capítulo 3 hasta el diecisiete, ambos inclusive. Peripecias, aventuras y descubrimiento de una realidad envuelta en un halo de misterio y niebla.

-Desenlace: capítulo 18 y epílogo. Encontramos las respuestas a los elementos de intriga planteados y se llega al restablecimiento del equilibrio perdido. Gray se va de la ciudad, Roland ha muerto para salvar a la chica, Alicia; esta y su hermano entran en una vida serena, pero nostálgica.


  1. Personajes

Ruiz Zafón crea personajes singulares, muy bien caracterizados, a veces por un rasgo físico, a veces por una característica psicológica. Un padre meticuloso, manitas y optimista; una hermana disconforme y distante, un protagonista curioso y atrevido, etc. son ejemplos de esta técnica. Incluso los antagonistas (el Príncipe de la Niebla) se prefiguran en nuestra mente lectora con precisión. El narrador no carga las tintas contra este, sino que lo presenta con sus razones y su lógica para actuar de un determinado modo.

Perfilamos a continuación los personajes más importantes: 

  • Max: es el protagonista; a través de él focaliza el narrador. Es un adolescente de trece años aparentemente anodino, pero es un chico lleno de curiosidad y principios firmes, como la amistad y el amor fraternal. Evoluciona a lo largo de la novela y madura a marchas forzadas. Arriesga la vida para salvar la de Roland y se preocupa por la de su hermana, respetando su privacidad.

  • Alicia: la hermana mayor de Max, también cambia hacia la profundidad a lo largo de la novela. Primero es una joven descontentadiza y desnortada, algo disgustada consigo misma y con la familia. Sin embargo, descubre el amor y se hace comprensiva y alegre. Al morir Roland, objeto de su amor, adquiere una visión reflexiva, algo triste y melancólica de la existencia.

  • Roland: estamos ante un joven atrevido, un poco impulsivo y de pensamiento transparente. Parece el único chico del pueblo, aburrido de su soledad. Es amigo de las actividades físicas y se siente unido al mar. Su acto de generosidad final, al entregar su vida para que Alicia viva, lo dignifica enormemente, por un lado; por el otro, vemos que se cumple su destino, marcado desde muy atrás, a causa de la irresponsabilidad de su padre. Intrépido y valiente, asume con resignación y dignidad su trágico destino.

  • Víctor Kray, el farero: es un hombre mayor que lleva una vida retirada y enigmática. Comprendemos su comportamiento solo en la fase final de la novela; se ha dedicado a perseguir a lo que él considera un farsante y criminal, aunque luego resulte otra cosa. El hecho de que consagre su vida, tras el naufragio, a cuidar del niño Roland lo dota de un sentido más profundo y atrae la simpatía del lector.

  • El Príncipe de la Niebla: no es otro que la Muerte, disfrazado de adivino, vidente, u otras formas algo inquietantes, como payaso siniestro. Conoce el pasado y el futuro de las personas y realiza pactos con ellas; concede favores a cambio de que les entregue su vida en algún momento que solo él conoce. No es malvado, solo justiciero; obliga a cumplir los tratos con quien negocia con él. Pero esto no lo saben ni los personajes con que se cruza, ni el lector, hasta que no llega el final de la novela. Se alimenta de la muerte de personas, a ser posible jóvenes, pues es su razón de ser.

  • El resto de la familia Carver: los padres y la hermana pequeña son personajes secundarios necesarios, pero de menor trascendencia en el desarrollo argumental. Cumplen su papel con convicción, sobre todo el padre, Maximilia Carver; Andrea e Irina, la hermana pequeña, son convincentes y tienen peso específico propio. 

  • El gato de mirada ardiente: no es más que otra transformación de la muerte. Siniestro y cínico, casi mata a la hermana pequeña, a modo de aviso, sobre sus poderes.


  1. Lugar y tiempo

  1. Lugar: la acción se desarrolla en una población costera inglesa, en el sur de ese país. No se cita ningún topónimo; es una villa marinera típica, con su faro, puerto pesquero y playa. Se ofrecen dos topónimos en la novela: Londres y Southampton, de modo que podemos, aproximadamente, ubicar la localización de la acción narrativa en el sur de Inglaterra, próxima al paso de Calais. La “casa de la playa” es el foco de la acción, pues ahí vive la familia. Sin embargo, la playa con su caseta, el faro y el propio mar, donde descansa el pecio del barto “Orpheus” tienen mucha relevancia en el desarrollo argumental.

  2. Tiempo: El tiempo de la escritura corresponde al año 1993 (momento de la primera edición) y, acaso, años previos. El tiempo de la acción narrada se precisa exactamente en la novela: junio de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial. El 23 de junio es el día en que ocurre la acción más dramática (y de años distintos). La duración de la acción, en sentido estricto, también lo conocemos: cuatro días alrededor de la fecha señalada. En un sentido amplio, existen analepsis que remontan la acción a muchos años atrás, como cuando Víctor Kray cuenta su infancia y juventud; ocurre lo mismo con la muerte y “resurrección” de Roland cuando es un niño.


6) Figura del narrador

Un narrador omnisciente, en tercera persona, es el responsable del relato. Posee una omnisciencia parcial, pues no conoce, o prefiere no dar a saber, muchos de los datos que, a medida que avanza el relato, sirven para entender el sentido. La gran incógnita sobre Caín es el ejemplo mayor, claro está.

Es bastante objetivo, en el sentido de que cuenta sin valorar demasiado lo que pasa y ve. Sin embargo, su acercamiento a Max lo vuelve en subjetivo. El texto está focalizado desde Max; eso implica que las apreciaciones subjetivas de este personaje son las que nos llegan a nosotros.

Nunca se manifiesta en primera persona, pero su decisión de “ver” a través de los ojos de Max (y, a veces, de otros, como Alicia en el ejemplo del punto siguiente, sobre el estilo) lo transforman en un contador más subjetivo, pero sin perder nunca del todo la objetividad.


7) Comentario estilístico

Esta primera novela de Ruiz Zafón muestra un alto dominio de la lengua española y de las técnicas narrativas. El lenguaje metafórico aparece con bastante frecuencia, pues es un modo de potenciar la significación del texto. Procedimientos retóricos como metáforas, metonimias, símiles, epítetos y personificaciones aparecen con bastante frecuencia. Crean un inmediato efecto poético, y de profundidad de significación. Veamos un ejemplo extraído del capítulo XV:


“El embate de las olas que rompían en la playa despertó a Alicia. Ya había caído la noche y, a juzgar por el intenso repiqueteo del agua sobre el tejado de la cabaña, una fuerte tormenta se había desencadenado sobre la bahía mientras dormían. Alicia se incorporó, aturdida todavía, y comprobó que Roland seguía tendido en el catre, murmurando palabras ininteligibles en su sueño. Max no estaba allí y Alicia supuso que su hermano estaría afuera, contemplando la lluvia sobre el mar; a Max le fascinaba la lluvia. Se dirigió hasta la puerta y la abrió, echando un vistazo a la playa.

Una densa niebla azulada reptaba desde el mar hacia la cabaña como un espectro acechante y Alicia pudo percibir docenas de voces que parecían susurrar desde su interior. Cerró la puerta con fuerza y se apoyó contra ella, decidida a no dejarse llevar por el pánico. Roland, sobresaltado por el ruido del portazo, abrió los ojos y se incorporó trabajosamente, sin comprender muy bien cómo había llegado hasta allí.

—¿Qué está pasando? —consiguió murmurar Roland.

Alicia despegó los labios para contestar, pero algo la detuvo. Roland contempló estupefacto cómo una densa niebla se filtraba por todas las junturas de la cabaña y envolvía a Alicia. La muchacha gritó y la puerta en la que había estado apoyada salió despedida hacia el exterior, arrancada de sus goznes por una fuerza invisible. Roland saltó del catre y corrió hacia Alicia, que se alejaba en dirección al mar envuelta en aquella garra formada por la niebla vaporosa. Una figura se interpuso en su camino y Roland reconoció al espectro de agua que le había arrastrado a las profundidades. El rostro lobuno del payaso se iluminó.

—Hola, Jacob —susurró la voz tras los labios gelatinosos—. Ahora sí que vamos a divertirnos.

Roland golpeó la forma acuosa y la silueta de Caín se desintegró en el aire, dejando caer en el vacío litros y litros de agua. Roland se precipitó al exterior y recibió el golpe de la tormenta. Una gran cúpula de espesas nubes purpúreas se había formado sobre la bahía. Desde su cima, un rayo cegador cayó sobre uno de los picos del acantilado ypulverizó toneladas de roca, esparciendo una lluvia de briznas incandescentes sobre la playa.

Alicia gritó, luchando por zafarse del abrazo letal que la aprisionaba y Roland corrió sobre las piedras hasta la orilla. Intentó alcanzar su mano hasta que una fuerte sacudida del mar lo derribó. Cuando se puso en pie de nuevo, toda la bahía temblaba bajo sus pies y Roland oyó un enorme rugido que parecía ascender desde las profundidades. El muchacho retrocedió unos pasos, luchando por mantener el equilibrio y pudo ver que una gigantesca forma luminosa emergía desde el fondo del mar hacia la superficie, levantando olas de varios metros en todas direcciones. En el centro de la bahía, Roland reconoció la silueta de un mástil surgiendo de entre las aguas. 

Lentamente, ante sus ojos incrédulos, el casco del ”Orpheus” salió a flote, envuelto en un halo espectral.

Sobre el puente, Caín, envuelto en su capa, alzó un bastón plateado al cielo y un nuevo rayo cayó sobre él, prendiendo de luz resplandeciente todo el casco del Orpheus. El eco de la cruel carcajada del mago inundó la bahía mientras la garra fantasmal soltaba a Alicia a sus pies.

—Es a ti a quien quiero, Jacob —susurró la voz de Caín en la mente de Roland—. Si no quieres que ella muera, ven a buscarla…”.

 . 

Podemos apreciar la creación completa y convincente de una atmósfera de tensión, miedo e incertidumbre. La selección léxica resulta muy acertada; las palabras van cargadas de connotaciones que aumentan la tensión (“cruel carcajada”, “garra fantasmal”, etc.).


8) Contextualización

Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964 — Los Ángeles, EE.UU., 2020) es un magnífico novelista, original y con una voz propia en la literatura española. Su potencia verbal y estilística y su capacidad de invención de tramas singulares, mezcla de realismo y fantasía son proverbiales. Su capacidad imaginativa es deslumbrante, lo que, unido a un manejo sabio de la intriga, deriva en novelas de calidad atractivas para cualquier lector.

Su producción es la siguiente (tomada de Wikipedia):

Narrativa juvenil

Trilogía de la niebla (2007, Planeta), recopilación en un volumen de las tres siguientes obras:

-El príncipe de la niebla (1993, Edebé),

-El palacio de la medianoche (1994, Edebé),

-Las luces de septiembre (1995, Edebé),

Marina (1999, Planeta; fuera de la trilogía),

Narrativa adulta

Tetralogía El cementerio de los libros olvidados (2001-2016):

-La sombra del viento (2001, Planeta),

-El juego del ángel (2008, Planeta),

-El prisionero del cielo (2011, Planeta),

-El laberinto de los espíritus (2016, Planeta),

Relatos

La ciudad de vapor (2020, Planeta), recopilación de todos los cuentos del autor: «Blanca y el adiós», «Sin nombre», «Una señorita de Barcelona», «Rosa de fuego», «El Príncipe de Parnaso», «Leyenda de Navidad», «Alicia, al alba», «Hombres de gris», «La mujer de vapor», «Gaudí en Manhattan» y «Apocalipsis en dos minutos», donde explica algunos aspectos de sus novelas.

Como se puede apreciar, ahora presentamos un análisis de la primera de sus novelas. La madurez estilística y compositiva que muestra es muy alta, aunque llegará a cotas superiores en obras posteriores.


9) Interpretación y valoración

Esta novela posee una fuerte carga de intriga narrativa. La dosificación del misterio y la suspensión está muy lograda y aviva el deseo lector. Por otro lado, el tema de fondo que se plantea, la presencia del diablo (o el mal, Mefistóteles, el Príncipe de la Niebla, Luzbel, Belcebú, el demonio, etc.) en nuestra vida diaria es un tanto inquietante y poco tranquilizador.

En el fondo, se plantea la cuestión de la responsabilidad de nuestros actos, pues toda acción tiene una consecuencia; buena o mala, ya es otra cuestión. A veces, el azar nos conduce, con buenas intenciones, a nefastos resultados. Todo cuidado es poco, nos viene a decir el autor. Y, en efecto, tiene razón.

El príncipe de la niebla es un texto fresco, dotado de gran potencia narrativa y de mucha garra verbal. La sucesión de imágenes muy expresivas jalonan un relato original e incitador a una reflexión seria sobre nuestro modo de actuar. 


II. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las actividades pedagógicas que se ofrecen a continuación pueden ser realizadas de modo individual o en grupos; en el ámbito de la clase, o en casa; y con o sin la ayuda de herramientas TIC; nótese que poseen un componente de comprensión lectora y otro de expresión oral).


  1. Comprensión lectora

-Resume el contenido de la novela (400 palabras).

-Delimita el lugar y el tiempo donde ocurre la acción.

-Traza un retrato (con aspectos físicos y psicológicos) de los cinco personajes más importantes.

-Explica cómo se manifiesta la figura del narrador.

-Indica una docena de recursos estilísticos que crean connotaciones originales y belleza verbal.


  1. Interpretación y análisis del contenido

-¿Qué simboliza el reloj en esta novela?

-¿Cómo podemos deducir del contenido que todo acto tiene sus consecuencias?

-La figura del Príncipe de la Niebla, ¿es la encarnación del mal?

-Podemos afirmar que conocemos la realidad de lo que nos rodea?

-¿Cómo se aprecia en la novela que el amor es una fuerza potente y, paradójicamente, letal?

-Las promesas asumidas, ¿tienen peso en la vida de las personas, a juzgar por lo que vemos en esta novela?

-Analiza el concepto de  familia que aparece en la novela. 

-¿Cómo se manifiesta la muerte en este texto?


3) Fomento de la creatividad

  1. Dota de un final distinto al relato, conforme a tus gustos e inclinaciones.

  2. Crea un texto literario (relato, pieza dramática o poesía) sobre un asunto más o menos inspirado en la novela leída.

  3. Imagina una entrevista de tu clase con el autor. ¿Qué preguntas le harías?

  4. Escribe un ensayo sobre la necesidad de ser conscientes sobre las decisiones que tomamos en cada momento, a propósito de la novela leída.

  5. Realiza una exposición sobre la vida y la obra de Carlos Ruiz Zafón, con apoyo gráfico y medios TIC, si fuera necesario.






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