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ÁNGEL GONZÁLEZ - “DONDE PONGO LA VIDA PONGO EL FUEGO”
Donde pongo la vida pongo el fuego
Donde pongo la vida pongo el fuego 1
de mi pasión volcada y sin salida.
Donde tengo el amor, toco la herida.
Donde pongo la fe, me pongo en juego.
Pongo en juego mi vida, y pierdo, y
luego 5
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura. 10
Si sale nunca, la esperanza es muerte.
Si sale amor, la primavera avanza.
Pero nunca o amor, mi fe segura:
jamás o llanto, pero mi fe fuerte.
Ángel González: Sin esperanza con convencimiento, 1961
- ANÁLISIS
- Resumen
Ángel González Muñiz (Oviedo, 1925 -
Madrid, 2008) es uno de los más sugestivos y originales poetas de la Generación
del 50 o del Medio Siglo. Se trata de un grupo de poetas nacidos entre 1930 y
1930; vivieron o padecieron la guerra de niños, “asombrados” (en expresión de
la extraordinaria novelista Ana María Matute). Su poesía combina con acierto la
coloquialidad, la confesión intimista y la franca confesión delicada, a veces
irónica, a veces nostálgica.
Este bellísimo poema expone la actitud
vital del yo poético ante la existencia y sus retos. Este reflexiona sobre su
modo de afrontar su existencia. Se declara una persona apasionada y fogosa, y
en sus pasiones se lo juega todo, sin amedrentarse ante los peligros. En
concreto, el amor es la pasión que le hace sufrir, pero no lo rehúye. Apuesta
todo por aquello en lo que cree, sin reparar en las posibilidades de fracaso;
este se repite una y otra vez, pues “vuelvo a empezar, sin vida, otra partida”.
Admite haber perdido sus apuestas pasadas y presentes, aunque no por ello
carece de “esperanza”. Se lo juega todo en un golpe de suerte, “Al siempre va”.
A veces pierde, lo que significa “muerte”, es decir, extinción de la ilusión.
Pero si sale “amor, la primavera avanza”; a veces gana y la dicha emocional
crece. Sea la que fuere su suerte, se mantiene firme en su esperanza, pues su
“fe” es firme y robusta.
Como hemos explicado, el poema reflexiona y reivindica la perseverancia del yo poético, incluso contra toda lógica, en la búsqueda y realización de sus esperanzas vitales: amor (palabra que se repite tres veces en el poema) y felicidad.
2.
Tema
El tema de este poema se puede enunciar así: reflexión reivindicativa sobre la actitud existencial del yo poético, que ha apostado todo a lo que realmente le ha importado, el amor y la felicidad. Dicho de otro modo: reafirmación en una actitud vital de apuestas sin reserva por conseguir la dicha a través del amor, aunque los fracasos se han repetido a menudo.
3.
Apartados temáticos
El poema presenta una apretada unidad de sentido. Todo el discurso poético fluye de un modo ordenado y cohesionado en el que no es posible distinguir secciones de contenido. Acaso podemos diferenciar los doce primeros versos del poema, de naturaleza más expositiva y declarativa, de los dos últimos versos, que presentan un tono sintético y conclusivo que, de algún modo, recoge todo lo dicho.
4.
Aspectos métricos y de rima
El poema está compuesto por catorce versos endecasílabos, formando una única estrofa. Los cuatro primeros versos forman un cuarteto (ABBA, con rima consonante). Lo mismo se debe decir de los versos 5-8, que forman un segundo cuarteto con la misma rima. Los seis últimos versos forman una sextilla en arte mayor (ABCABC), aunque sin pie quebrado y sin versos octosílabos, lo que es normal en esa estrofa. Como se puede apreciar, la estructura de rima es original, muy sugerente, musical y perfectamente adaptada al contenido.
5.
Recursos estilísticos
Este poema atesora una alta cantidad de
figuras retóricas que aportan significación y belleza. Lo primero que llama la
atención es el tono subjetivo, intimista y confesional de todo el discurso
poético, rasgo típico de la poesía de este grupo poético. El poema se abre con
una metáfora doble que indica el sentido general del poema “pongo la vida” se
identifica con los asuntos que al yo poético le importan; el “fuego” (v. 1),
evidentemente, se refiere a la entrega, generalmente amorosa. Lo cual viene
confirmado por la metáfora contenida en “pasión” (v. 2). El adjetivo “volcada”
y el sintagma “sin salida” califican dramáticamente a aquella: el yo poético se
entrega totalmente y sin vuelta atrás.
La palabra “amor” (v. 3) aclara toda duda
respecto del fuego y pasión de los versos previos. En un paralelismo muy
expresivo confiesa que el amor le hace sufrir, pues es una “herida” (v. 3). La
anáfora creada con la palabra “Donde” (vv. 1, 3 y 4) insiste en su tozudez
persiguiendo sus ideales amorosos. El verso
4 contiene una metáfora en la que confiesa que no repara en los efectos
negativos de su búsqueda: “me pongo en juego”, frase hecha que ahora adquiere
una significación más honda. Además, crea una paronomasia con “pongo el fuego”
(v. 1) musical y efectiva.
El segundo cuarteto comienza con una concatenación
o anadiplosis con la expresión “Pongo en juego” que ahora la acompaña un
complemento directo que aclara qué se juega el yo poético: “mi vida” (v. 5).
Acto seguido admite que pierde, pero que “vuelvo a empezar, sin vida, otra
partida” (v. 6), es decir, no renuncia a la búsqueda de su dicha y retoma sus
ilusiones, aunque exhausto. “Pierdo” (v. 5) y “perdida” (v. 7, dos veces)
forman una hermosa derivación o políptoton que insiste negativamente en el
fracaso continuado que cosecha el yo poético. La antítesis formada por “ayer” y
“hoy”, dentro de un quiasmo eufónico, advierten de los resultados nefastos de
su juego.
Sin embargo, “no me doy por vencido, y
sigo y juego” (v. 8). La perseverancia es una nota importante del carácter del
yo poético. El polisíndeton refuerza la idea de su tenacidad en el “juego” de
la vida. También apuesta lo único que le queda: “un resto de esperanza” (v. 9),
metáfora de la ilusión vital de alcanzar la felicidad. “Al siempre va” (v. 10)
es un giro coloquial metaforizado para expresar que en cada envite de la
partida se lo juega todo, sin reservas. Y, siguiendo con la metáfora del juego,
aclara a través de la metáfora “Mantengo mi postura” (v. 10) su perseverancia y
firmeza.
En los cuatro últimos versos indica las
consecuencias de su apuesta, como en juego de dados, a través de metonimias,
metáforas y elipsis muy concentradas. “Nunca” (v. 11) es metáfora de la mala
suerte en su apuesta; el resultado lo expresa con una paradoja fulminante: “la
esperanza es muerte” (v. 11), es decir, ha perdido hasta la vida. Si tiene
suerte “sale amor, la primavera avanza”
(v. 12), es decir, ha encontrado la felicidad, amorosa o no, y la vida se abre
camino tras un frío y oscuro invierno.
Recopila las dos metáforas de la mala y
buena suerte (“nunca o amor”, v. 13) para confesar que su creencia en sus
posibilidades de dicha no se han perdido, pues “mi fe segura” (v. 13) se
mantiene. Aquí la ausencia del verbo crea una elipsis expresiva. El último
verso, “jamás o llanto, pero mi fe fuerte” (v. 14) reivindica su resiliencia
frente a la adversidad. Aguanta en contra de todos los escollos. Esta
perseverancia se expresa con la repetición retórica de la palabra “fe”, con la
elipsis correspondiente, como en el verso anterior, y, finalmente con el paralelismo,
hermoso y expresivo creado con “mi fe segura” y “mi fe fuerte”. El yo poético
insiste hasta la machaconería que no piensa darse por rendido ante las
adversidades. En el sentido de que la mayoría de las metáforas están referidas
a los lances de los juegos de azar, podemos hablar de poema alegórico, es
decir, la vida es como una partida de cartas o un juego o golpe de dados (la
influencia del poeta simbolista francés Baudelaire también se hace visible).
El poema es muy denso y estéticamente feliz. El sabio y amplio empleo de las figuras retóricas para aumentar la eficacia comunicativa y la belleza literaria lo adensan en su significado. El equilibrio entre fondo y forma es asombroso, lo que revela la destreza verbal y poética de Ángel González.
6. Contextualización
Como ya afirmamos, Ángel González Muñiz
(Oviedo, 1925 - Madrid, 2008) es uno de los más sugestivos y originales poetas
de la Generación del 50 o del Medio Siglo. Su experiencia vital de niño
asombrado de la guerra civil española explica buena parte de sus trayectoria
poética. Un padre muerto cuando él tenía menos de dos años, un hermano
fallecido en la guerra civil y una tuberculosis que hubo de curar en Páramo del
Sil (León) son algunos detalles de su infancia dolorida y poco risueña. Aunque
por su formación y trabajo inicial de burócrata lo apartaban de la poesía,
renunció a ello y se desplazó a Madrid y Barcelona, donde entró en contacto con
los grupos y literatos de ese momento, incardinándose plenamente en las
inquietudes literarias e intelectuales de la posguerra española. Adquirió
prestigio al ser incluido en la célebre antología de Josep María Castellet Veinte años de poesía española (1939-1959) (1960)
Vivió
durante décadas en la ciudad de Albuquerque (EEUU), pues ejercía de profesor de
Literatura Española en la Universidad de Nuevo México. Como reconocimiento de
su excelencia poética, recibió numerosos premios literarios y fue miembro de la
Real Academia Española. Algunos de sus poemarios más importantes son: Áspero mundo (1956), Sin esperanza con convencimiento (1961),
Tratado de urbanismo (1967) y Deixis en fantasma (1992).
Algunas
notas de su poesía son:
-Contenido
social: preocupación por las pésimas condiciones de vida de un amplio
porcentaje de la población española después de la guerra civil. La crítica, a
veces, es clara y pasa a denuncia, también de tono político, contra la
dictadura franquista.
-Sesgo
subjetivo: nuestro poeta imprime una visión intimista y subjetiva sobre los
asuntos que trata. Personaliza las situaciones y las refiere a su propia
experiencia.
-Tono
conversacional: los poemas están construidos como si fueran un intercambio de
impresiones y recuerdos entre amigos, unidos en torno a una afición. De ahí
cierto coloquialismo y sencillez discursiva.
-Ironía y humor son partes consustanciales de sus poemas: incluso exponiendo los temas más dolorosos o graves, Ángel González introduce unas notas desdramatizadoras que suelen inducir a una risa, o sonrisa, por parte del lector. Es señal de cierto optimismo existencial y alegría contemplativa de la existencia.
7.
Interpretación y valoración
Este poema resulta una declaración de
intenciones sobre el modo de afrontar la vida por parte del poeta. Con otras
palabras, estamos ante una exposición sincera y a corazón abierto sobre la
actitud existencial del poeta. La alegoría que recorre todo el texto, al
referir la mayoría de las metáforas al mundo de los juegos de azar,
desdramatiza y, simultáneamente, insiste en la idea de la perseverancia en la
prosecución de la felicidad, del “amor”, entendido en sentido amplio.
El tono coloquial, sencillo y
conversacional sirve para exponer con transparencia e intrascendencia (pero no
es verdad) todo un decálogo de cómo afrontar la existencia con vigor y
perseverancia.
En el análisis hemos podido descubrir una
labor de lima poética de primer orden. La selección léxica es evidente y el uso
sutil y potente de las figuras retóricas nos permiten descubrir un texto
intimista, hondo y con una enorme autenticidad: fondo y forma, contenido y
expresión se alían para crear un hermoso poema grave y bello.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).
2.1. Comprensión lectora
1) Resume el poema (100 palabras,
aproximadamente).
2) Señala su tema principal y los
secundarios.
3) Delimita los apartados temáticos,
atendiendo a las modulaciones de sentido.
4) Analiza los aspectos métricos y de
rima; deduce la estrofa empleada.
5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo,
optimista, esperanzado, o todo lo contrario?
6) Señala las imágenes más importantes que
jalonan el poema, sobre todo referidas al dolor y la angustia, y cómo impactan
en el poeta.
7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.
2.2. Interpretación y pensamiento analítico
1) Las metáforas y metonimias que existen
en el poema, ¿a qué realidad remiten casi todas ellas? ¿Cómo se denomina este
recurso estilístico?
2) El poeta, ¿está acostumbrado a ganar o
a perder en sus apuestas personales de tipo existencial?
3) ¿Qué importancia poética posee el amor
en este texto? Razona tu respuesta.
4) Cuando el poeta habla de “fe”, ¿a qué
tipo de creencia se refiere?
5) Explica el sentido de “nunca o amor”
(v. 13). Observa la categoría gramatical de las palabras, ¿es la misma? ¿Qué
efecto produce?
6) ¿Es importante la confesionalidad en el conjunto de la significación del poema?
2.3. Fomento de la
creatividad
1) Elabora un poema o texto en prosa que
exprese una actitud vital ante una situación o ante la existencia entera, de
modo real o ficticio. Puedes imprimir un sentido algo desenfadado, como ha
realizado Ángel González.
2) Imagina y transcribe una conversación o
plática entre la clase y el poeta Ángel González a propósito de su poema y de
su vida.
3) Realiza una exposición sobre Ángel
González, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la
comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña
exposición bibliográfica, etc.
4) Aporta o crea imágenes
de paisajes, situaciones, etc. que sirvan de metáfora de una manera de afrontar
la existencia, como el juego en el poema, siguiendo el ejemplo de Ángel
González.
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