Nigrán, Pontevedra (VIII-2018) © SVM
CÉSAR
VALLEJO: “TAHONA ESTUOSA…” (POEMA XXIII DE TRILCE)
Tahona
estuosa de aquellos mis bizcochos
1
pura
yema infantil innumerable, madre.
Oh
tus cuatro gorgas, asombrosamente
mal
plañidas, madre: tus mendigos.
Las
dos hermanas últimas, Miguel que ha muerto
5
y
yo arrastrando todavía
una
trenza por cada letra del abecedario.
En
la sala de arriba nos repartías
de
mañana, de tarde, de dual estiba,
aquellas
ricas hostias de tiempo, para
10
que
ahora nos sobrasen
cáscaras
de relojes en flexión de las 24
en
punto parados.
Madre,
y ahora! Ahora, en cuál alvéolo
quedaría,
en qué retoño capilar,
15
cierta
migaja que hoy se me ata al cuello
y
no quiere pasar. Hoy que hasta
tus
puros huesos estarán harina
que
no habrá en qué amasar
¡tierna
dulcera de amor, 20
hasta
en la cruda sombra, hasta en el gran molar
cuya
encía late en aquel lácteo hoyuelo
que
inadvertido lábrase y pulula ¡tú lo viste tánto!
en
las cerradas manos recién nacidas.
Tal
la tierra oirá en tu silenciar, 25
cómo
nos van cobrando todos
el
alquiler del mundo donde nos dejas
y
el valor de aquel pan inacabable.
Y
nos lo cobran, cuando, siendo nosotros
pequeños
entonces, como tú verías,
30
no
se lo podíamos haber arrebatado
a
nadie; cuando tú nos lo diste,
¿di,
mamá?
- ANÁLISIS
1)
Resumen
Este poema es una evocación de la figura
de la madre. Se trata de un recuerdo de la madre, vista ya en la lejanía, pero
traída al presente e incluso proyectada al futuro. El yo poético rememora su
infancia con sus hermanos, que parece haber sido cuatro,bajo el cobijo de su
madre. En la segunda estrofa narra cómo los alimentaba y los cuidaba de la
mejor manera posible. La madre también sufría porque algunos de sus hijos murió
siendo niño. La tercera estrofa señala que la felicidad de los niños, al cobijo
de su madre, duraba todo el día, como un alimento espiritual, aunque no fuera
mucho lo que la madre podía ofrecer. La cuarta estrofa, que se sitúa en un
tiempo presente, evoca a la madre ya muerta hace tiempo, reducida a polvo.
El yo poético se ha atragantado con una miga de pan y eso es lo que le trae a su cabeza la imagen de su madre. Aún siente el pálpito del amor que su madre siempre le dio, desde bebé hasta su separación definitiva, tal era la unión amorosa entre ellos, que llegaba hasta el último rincón de su cuerpo y de su alma. La última estrofa presenta un duro contraste entre la sociedad en la que vive el yo poético, áspera, egoísta y mercantilizada, pues los demás desean recibir el precio del alimento, del pan, que ella les dio de niño. Como si pasaran al cobro una factura vieja de algo que parecía gratis, como es el alimento amoroso de la madre a sus hijos. El yo poético no entiende lo que está pasando y, casi como un niño, le pregunta a su madre para que le aclare o le ayude a comprender su situación de orfandad, de miseria, de abandono en un mundo hostil.
2)
Apartados temáticos
El poema presenta cuatro apartados de
contenido bien diferenciados:
-El primer apartado coincide con la
primera estrofa (vv. 1-2); es muy breve; resulta un marco temático y conceptual
en el que se contiene el desarrollo posterior; se destacan dos rasgos de la
madre: proveedora de alimento material y emocional, como un obrador de pan del
que salen nuevas piezas para alimentar. También se la invoca, en la última
palabra de esa estrofa.
-El segundo apartado está constituido por
la segunda y tercera estrofas (vv. 3-13); el yo poético recuerda con añoranza
cómo la madre alimentaba a los cuatro hermanos, de los que él era el menor. La
madre proveía de pan físico y emocional a los niños; era tan nutritivo que
duraba todo el día, de la mañana a la noche.
-El tercer apartado abarca la cuarta
estrofa (vv. 14-24); el poeta se sitúa en un tiempo presente. Desde su “aquí” y
su “ahora” evoca a la madre, y la llama también. Siente una gran carencia del
alimento que su madre le daba, por eso la recuerda insistentemente. Sabe que
está muerta, pero la siente hasta en el último rincón de su cuerpo; el amor que
los unió aún no está extinguido.
-El cuarto y último apartado temático se expresa en la quinta estrofa, que cierra el poema (vv. 25-33); le cuenta a su madre que “todos” le piden que pague el precio del “alquiler” del mundo; por el mero hecho de vivir, los demás exigen un pago. Es el egoísmo generalizado, en vivo contraste con la generosidad de la madre. Interpela a esta pidiéndole unas palabras de consuelo, acaso una explicación de la crueldad del mundo.
3)
Tema
El tema de este poema se resuelve en una evocación amarga de la madre. Su recuerdo, identificado con el amor generoso, contrasta con el egoísmo y avaricia del mundo en el que el sujeto lírico ha de vivir, huérfano de su madre.
4)
Aspectos métricos y de la
rima
El poema está compuesto por treinta y tres versos de medida variable. Van de los pentadecasílabos (v. 21) al tetrasílabo (v. 33). Aunque predominan los de arte mayor, se combinan aleatoriamente. No existe una rima reconocible; en la primera estrofa se aprecia una asonancia en é; en la segunda y sucesivas se vislumbra una asonancia en á. Deducimos que estamos ante un poema en verso libre. El ritmo del poema, establecido por el tipo de verso, la rima y la distribución acentual, es lento, triste, por momentos abrupto e irregular, a tono con el contenido; la melodía creada en el poema suena a canto fúnebre y grave.
5)
Comentario estilístico
Que el poema es una evocación de la madre
y su sentido en la vida del poeta lo revela muy bien que la palabra “madre” se
repite tres veces y “mamá” una más. Siempre aparece aislada, al principio o al
fin de un verso o estrofa; se interpela a su figura, se la llama, es decir se
apostrofa a la madre para que, de algún modo, proteja a su hijo, el yo poético,
como lo hizo cuando aquel era un niño.
El poema es de naturaleza vanguardista, lo
que implica que tanto la gramática como la construcción literaria está
distorsionada o violentada en bastantes ocasiones. Encabalgamientos abruptos,
sintaxis descoyuntada, hipérbatos, neologismos, palabras deformadas, etc.
aparecen de vez en cuando. Por otro lado, metáforas y símbolos truncados, sin
desarrollar, o de significación muy personal o confusa son bastante comunes.
Son las características típicas de la poesía vanguardista de las primeras
décadas del siglo XX, algunas de ellas heredadas por la poesía actual. Su
eficacia estética es discutible.
La primera estrofa es toda ella una
metáfora: la madre es un taller de pan y dulces (“tahona”, primera palabra del
poema, v. 1): bizcochos y yemas son dos comidas que ella produce y sacia el
hambre infantil. La palabra “yema” aparece en un doble sentido (es una
dilogía), pues se puede referir al dulce o la parte del dedo de la madre que
acaricia a su hijo, el yo poético de niño. La madre nutre material y
espiritualmente a sus vástagos. “Estuosa”, que significa “ardiente” o
“encendida” es un epíteto que remite al calor del horno, pero también al amor
materno.
Los cuatro hijos son aludidos
metonímicamente a través de la palabra “gorga” (comida para las aves de
cetrería). Tienen hambre, pero eso lloran (a eso alude la metáfora “mal
plañidas”, v. 4). Los hijos son cuatro, y son presentados como “mendigos” de la
madre: a ella le suplican que los sacie. Uno de los hijos, cuyo nombre es
Miguel, ya ha fallecido; luego existen dos hermanas, al parecer más jóvenes. El
yo poético está en edad escolar temprana, a lo que alude la metáfora
“arrastrando todavía / una trenza por cada letra del abecedario” (vv. 6-7). La
segunda estrofa continúa con la rememoración de la vida infantil del yo poético
en torno a la madre. Su sentido es más oscuro: la madre repartía “ricas hostias
de tiempo” (v. 10); parece una metáfora sobre la felicidad que la madre proveía
a sus hijos, tanta que semejaba que nunca iba a faltar, hasta el fin de la
vida, a lo que parece aludir la metáfora misteriosa “cáscaras de relojes en
flexión de las 24 / en punto parados” (vv. 12-13); pero el hecho de que los
relojes solo fueran “cáscaras” deja entrever que era una ilusión vana y vacía.
La cuarta estrofa repite la palabra
“ahora” en su primer verso, lo cual nos transporta al presente del yo poético.
Deja la remembranza y se analiza en su actualidad. Existe algo pequeño, como
“alveolo” (v. 14), como un trocito de pelo recién nacido (“retoño capilar”, v. 15);
se identifica con “cierta migaja” (v. 16) que atraganta al yo poético. Es una
sucesión de tres metáforas, una enumeración de imágenes que aluden a su
malestar o incomodidad actual; de momento, no ofrece las claves
interpretativas. La palabra “hoy” (v. 17), metonimia del presente, nos recuerda
que el sujeto lírico habla de su actualidad. Admite que su madre hace mucho que
murió, aunque, de algún modo, no está ausente del todo. Y de nuevo vuelven las
metáforas del obrador de pan, identificado con la madre; sus huesos son
“harina”; ella misma es “dulcera de amor” (v. 20), es decir, repostera de
sentimientos, como ya habíamos interpretado en la segunda estrofa.
La madre amasó en el “molar” (v. 21), la
rueda de arenisca que muele el cereal en el molino; es otra metáfora de la
madre como gran nutridora de alimento espiritual a sus crías. Los tres
oraciones exclamativas, la primera trunca porque se abre el signo, pero no se
cierra, expresan la emoción creciente que siente el yo poético ante la figura
de su madre. Alude a su madre y a él mismo a través de dos metonimias, a través
del pecho de la madre (eso parece significar “lácteo hoyuelo”, v. 22), y del
niño que acaba de venir al mundo (“cerradas manos recién nacidas”, v. 24). Su
unión es firme y fuerte desde el inicio de la propia vida, y llega hasta hoy,
aunque la madre esté muerta.
La quinta estrofa enuncia acciones
presentes y futuras, signo inequívoco de la atemporalidad o la duración más
allá del presente de las acciones aludidas. En esta estrofa se ofrecen las
claves interpretativas que antes fueron eludidas o confusamente aludidas. El yo
poético, junto con otros, englobados en un nosotros (como lo expresan los
pronombres “nos”, vv. 26 y 27), acaso referido al yo poético y sus hermanas se
siente acosado o agobiado por “todos” (v. 26), los cuales exigen el pago del
“alquiler del mundo” (v. 27).
Parece un acto absurdo e injusto, pues
consiste en pedirles cuentas por el mero hecho de vivir y de amar (a lo que
alude “el valor de aquel pan inacabable”, v. 28). La iniquidad de esta
exigencia de pago la razona el yo poético recordando que aquel “pan”, metáfora
del amor, de cuando eran niños, no se lo quitaron a nadie, sino que surgió del
amor materno-filial. El verso final es una oración interrogativa de puntuación
irregular y ambigua, como si hablara un niño. El yo poético parece que se ha
transformado él mismo en un niño que reclama a su madre para que lo nutra con
su amor, pues en el mundo solo encuentra egoísmo y maldad.
Existe una antítesis profunda que recorre el poema entre infancia, madre, amor, generosidad, pasado, enfrentados a madurez, egoísmo, avaricia y presente. Es el dilema en el que vive el sujeto lírico.
6)
Contextualización
César Vallejo (Santiago de Chuco, Perú,
1892 - París, 1938) es uno de los poetas fundamentales de la poesía en lengua
española en el siglo XX. Comenzó su andadura literaria con el poemario Los heraldos negros (Lima, 1919), del
que procede el poema objeto de esta exégesis; se suele considerar un libro
posmodernista, en la estela de Rubén Darío; desde el punto de vista formal es
evidente, pero el contenido es mucho más oscuro, intimista y desgarrador que
los temas normales del modernismo; también se observa una evolución formal más
compleja y meditada.
Le siguió el poemario Trilce (Lima, 1922), texto de impronta vanguardista, es decir,
experimental, innovador, rupturista y explorador de los recovecos del alma
humana, con un lenguaje descoyuntado, caótico, impactante y nada convencional;
el poema que ahora comentamos procede de este volumen. Poemas humanos (París, 1939) es un libro póstumo en el que se
recoge la poesía de los últimos años de vida de Vallejo; dentro de él merece
especial mención el bloque de poemas agrupados bajo el título de España, aparta de mí este cáliz; se
trata de un canto a la España republicana que agoniza en la guerra civil, desde
un punto de vista entre político y humanitario.
Vallejo también compuso cuentos, obras teatrales y ensayos varios, que publicó accidentalmente a lo largo de su vida. En 1923 viajó a Europa y ya nunca más regresó a su patria (de hecho, sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse, París); su vida europea osciló entre España y Francia. La poesía de Vallejo posee una impronta religiosa inconfundible. Hablando del amor, de la vida cotidiana, de la vida y de la muerte, un cierto sentido trascendente, de fuente cristiana, circula por sus versos. Parece como si la sombra de Dios planeara por su vida entera, infiltrándose en sus rimas; el sentido es ambiguo, difuso e inquietante.
7)
Interpretación y valoración
El poema XXIII de Trilce es un emocionado
recuerdo de la madre del yo poético. Pero es también un grito desesperado
contra el egoísmo y el dolor de sentirse maltratado por “todos”. El poeta
anhela recuperar a su madre para que le proporcione el amor que ya no puede
tener. La madre era como una tahona donde se producía el alimento necesario
para la vida de los hijos.
Existe un duro enfrentamiento entre el
pasado y el presente, la felicidad pasada y la desgracia actual. En este sentido,
el poema es una súplica dirigida a la madre para que vuelva y distribuya el
amor que tanto necesita y del que el mundo lo priva. Tras una sucesión de
imágenes bastante caóticas y rayanas en lo ilógico, se esconde una rememoración
de la figura de la madre y un grito agónico del hijo, es decir, del yo poético,
para que no lo maltraten ni le pidan cuentas por haber sido un niño feliz.
El poema nos revela un hombre solo, amargado y perdido. En este sentido, la sintaxis desconyuntada y la falta de lógica gramatical en muchas partes del poema, son metáforas en sí mismas de la situación absurda y desesperada del yo poético.
2.
PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).
2.1.
Comprensión lectora
1) Resume el poema (100 palabras,
aproximadamente).
2) Señala su tema principal y los
secundarios.
3) Delimita los apartados temáticos,
atendiendo a las modulaciones de sentido.
4) Analiza los aspectos métricos y de
rima; deduce la estrofa empleada.
5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo,
optimista, esperanzado, o todo lo contrario?
6) Señala las imágenes más importantes que
jalonan el poema y cómo afectan al contenido.
7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.
2.2.
Interpretación y pensamiento analítico
1) ¿De quién habla el poeta y recuerda
insistentemente?
2) El poeta, ¿qué sentimientos
existenciales muestra y en qué situación personal se halla?
3) Localiza la tensión temporal entre
pasado, presente que aparece en el poema a través del uso de los tiempos
verbales. ¿Qué sensación aportan?
4) ¿Cómo se aprecia en el texto la
importancia de la madre y del amor?
5) Relaciona este poema con la biografía
de César Vallejo ¿Qué relevancia posee en este sentido? ¿Tuvo una vida fácil y
satisfactoria?
6) Observa detenidamente el verso final. ¿Es correcto gramaticalmente? ¿Qué expresa o a qué se refiere?
2.3.
Fomento de la creatividad
1) Elabora un poema o texto en prosa que
exprese el estado interior de una persona que añora a otra, real o imaginaria.
Puedes imprimir un sentido intimista, como ha realizado César Vallejo, o más
externo y general.
2) Imagina y transcribe una conversación o
plática entre la clase y el poeta César Vallejo a propósito de su poema y de su
vida.
3) Realiza una exposición sobre César
Vallejo, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la
comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña
exposición bibliográfica, etc.
4) Aporta o crea imágenes que sirvan para
expresar un estado espiritual o existencial, como el de la nostalgia; serán
reflejo de un sentimiento especialmente
relevante para ti, siguiendo el ejemplo de César Vallejo.
5) ¿Fue importante la figura de la madre
en la vida de Vallejo? Investiga este asunto y llega a conclusiones. Se puede
crear una personalidad, o una imagen, más o menos acorde con el contenido del
poema.
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