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CÉSAR VALLEJO: “Idilio muerto” (DE LOS HERALDOS NEGROS, 1918)
Idilio muerto
Qué estará haciendo esta
hora mi andina y dulce Rita 1
de junco y capulí;
ahora que me asfixia
Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo
cognac, dentro de mí.
Dónde estarán sus manos que
en actitud contrita 5
planchaban en las tardes
blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que
me quita
las ganas de vivir.
Qué será de su falda de
franela; de sus
afanes; de su andar;
10
de su sabor a cañas de mayo
del lugar.
Ha de estarse a la puerta
mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando:
"¡Qué frío hay... Jesús!".
Y llorará en las tejas un
pájaro salvaje.
- ANÁLISIS
1)
Resumen
Este poema es un recuerdo agridulce de una mujer. El yo poético rememora a Rita, una persona con la que mantiene una relación afectiva intensa y duradera. Frente a la situación de flojera y confusión del yo poético, inmerso en un ambiente sofisticado y artificioso, la imagen de Rita como una mujer joven, humilde, espontánea, trabajadora y dulce se impone sobre todo lo demás. La imagina planchando, vestida con ropas humildes, observando la calle desde su casa, sintiendo el frescor del ambiente, tanto que la obligará a retirarse a su interior. El emotivo recuerdo se cierra de modo sombrío porque Rita ya no está, pues acaso haya fallecido, lo que provoca el desconsuelo del yo poético.
2)
Apartados temáticos
El poema presenta tres apartados de
contenido bien diferenciados:
-El primer apartado, que coincide con las
dos primeras estrofas (vv. 1-8), presenta el tema, explica y enuncia las
acciones y sus sujetos; que no son otros que la “andina y dulce Rita” y el yo
poético. Este se acuerda de aquella, que está lejos de él. Se hallan en
ambientes opuestos; ella, en un lugar tranquilo, acaso rural, sencillo; él,
seguramente en una ciudad grande, de vida acelerada y artificiosa, lo que se da
a entender a través de “Bizancio”.
-El segundo apartado viene ocupa la
tercera estrofa y los dos primeros versos de la cuarta (vv. 9-13): se centra en
la mujer, Rita; describe su modo de vestir y narra sus acciones cotidianas,
además de su carácter, suave y cariñoso.
-El tercer apartado está constituido por el último verso del poema (v. 14): cambia el sujeto y el foco temáticos. Es un “pájaro salvaje”, imagen de la desolación del poeta que “llora” la ausencia de Rita. Probablemente, está muerta, o se ha olvidado del sujeto lírico definitivamente, lo que es lo mismo a efectos sentimentales.
3) Tema
El tema de este poema se resuelve en una evocación amarga de una mujer amada, y acaso desaparecida, por parte del yo poético en un contexto de tristeza irreparable.
4)
Aspectos métricos y de la
rima
El poema está compuesto por catorce versos
tetradecasílabos (alejandrinos) y heptasílabos, distribuidos en cuatro
estrofas. En cuanto a la rima, la
primera estrofa presenta la de un serventesio (AbAB); la segunda repite
la rima (ABAb); en la tercera encontramos un terceto algo irregular (CdD); en
la cuarta, y última, observamos un terceto (ECE). La medida de los versos no
siempre es regular.
En arte mayor predomina el verso alejandrino, como ya se dijo, y en menor, el heptasílabo (casi siempre con la licencia poética de suma de sílaba por palabra aguda al final del verso). La estructura se aproxima mucho a la del soneto, sin serlo del todo. Sin embargo, el ritmo del poema, establecido por el tipo de verso, la rima y la distribución acentual, es maravilloso; la melodía creada en el poema suena a música intensa; es tan melódica, suave y dulce que inunda la experiencia lectora.
5)
Comentario estilístico
Conviene fijarse en el título del poema:
“Idilio muerto”. En el título se encierra una antítesis, casi paradoja, que
llama poderosamente la atención: el poema recrea un “idilio”, es decir, una
relación amorosa intensa y perfecta, en un marco de armonía y felicidad, entre
dos personas; pronto sabremos que son Rita y el yo poético (este la llama “mi”,
v. 1). Pero al lado, aparece el adjetivo “muerto”: esa relación ha terminado,
ya no existe más. Bajo esta sombría sensación es como afrontamos la lectura del
poema.
El primer verso del poema nos presenta a
uno de sus protagonistas, una mujer llamada Rita, de la que pronto sabremos un
rasgo físico (es andina) y otro psicológico (es dulce). El sujeto lírico está
lejos de ella y se pregunta por cómo irá su vida. Es una forma metonímica de
expresar su nostalgia por su pérdida. Dos metáforas del mundo natural expresan
la belleza tradicional de Rita: está hecha “de junco y capulí” (v. 2); la
primera se refiere a la esbeltez y al talle; la segunda, a la frescura, el
color y la armonía del conjunto.
La siguiente metáfora, “Bizancio” (v. 3),
alude a la vida artificiosa y sofisticada en la que se ve inmerso el yo
poético. Dos personificaciones (“me asfixia”, v. 3, y “dormita la sangre”, vv.
3-4) insisten en que ese tipo de vida ahoga y anula al sujeto lírico, en
contraste o antítesis con la vida natural y rural de Rita. “Como flojo cognac”
(v. 4) es un símil potente que incide en la vida desalentada del sujeto lírico
lejos de Rita.
En esta primera estrofa, los verbos
conjugados en tiempo futuro expresan incertidumbre o deseo de saber, pero no se
refieren a hechos que sucederán en el futuro. Los verbos en presente de los dos
últimos versos, referidos al yo poético, inciden en la realidad factual de las
acciones a que se refieren (la vida insatisfactoria del yo poético, que se
siente ahogado en un entorno artificial y hostil). La repetición de las
bimenbraciones son hermosas y expresivas; “andina y dulce” (v. 1) crea una
sinestesia expresiva; lo mismo podemos decir de “de junco y capulí” (v. 2).
Contribuyen también a crear un ritmo musical suave y muy perceptible en la
lectura.
Los recursos estilísticos de repetición
añaden significación al poema. Por ejemplo, la segunda estrofa comienza con un
pronombre interrogativo, exactamente como se abría la primera estrofa. Las
metonimias adquieren relevancia en esta estrofa. Las “manos” (v. 5) de la mujer
aluden a su laboriosidad en algunas tareas domésticas, como planchar
“blancuras” (v. 6), metonimia de la ropa blanca. También es una metáfora de las
ilusiones optimistas sobre el futuro compartido que está “por venir” (v. 6).
También vamos conociendo rasgos del carácter de Rita: su “actitud contrita” (v.
5) alude a su humildad y sencillez de carácter. De nuevo, en la segunda parte
de esta segunda estrofa el yo poético habla de sí mismo; se presenta como
abatido y desalentado, pues no tiene “ganas de vivir” (v. 8). El causante es
“esta lluvia” (v. 7), metáfora de la soledad, la tristeza y el fracaso. Los
encabalgamientos abundan en estas dos primeras estrofas; sirven para crear una
sensación de sentimientos e imágenes sucesivas que se superponen desordenadamente.
La tercera estrofa se abre con una anáfora
de un paralelismo (“Qué será de…”, v. 9), lo que sirve para insistir en la
ignorancia en que vive el yo poético respecto de la mujer. Esta estrofa es muy
descriptiva, ya que ofrecen cuatro características de Rita: su humildad, pues
viste “falda de franela”; su laboriosidad, pues está llena de “afanes”; de su
elegancia natural, a la que se alude en “su andar” (v. 10); y, finalmente, su
belleza o atractivo, pues ella sabe “a cañas de mayo del lugar” (v. 11); el
efecto sinestésico es potente e inmediato.
Ahora ya podemos tener una imagen física y
psicológica completa de Rita: una mujer elegante en su sencillez y humildad
propias de la vida humilde de una persona rural. Las anáforas y los
paralelismos, dentro de oraciones con elipsis, producen una sensación de
acumulación de imágenes positivas, muy sinestésicas en sí mismas, de la mujer,
Rita, que es la causa de los desvelos del yo poético.
La última estrofa comienza como las
anteriores: evocando a Rita, pero ahora ya no describe, sino que narra acciones
que podría estar haciendo; en este caso, algo tan sencillo como mirar desde la
puerta de casa y temblar por el frío que hace. La viveza del recuerdo del
sujeto lírico es tan intensa que incluso oye las palabras de Rita: “¡Qué frío
hay… Jesús!” (v. 13). Ella habla coloquialmente, en un registro familiar. Solo
es una oración exclamativa, con una suspensión y una apóstrofe en su interior,
pero funciona toda ella como metáfora de su modo de ser y de pensar: sencilla,
natural, sin doblez.
Dice mucho sobre su carácter espontáneo y
transparente. Lo que ella siente es frío, parece que metáfora de algo negativo
que sucede o podría suceder: el alejamiento definitivo de él, acaso premonición
de su propia muerte, etc.; en realidad, no lo sabemos, pues el poema elude este asunto. El último verso es una metáfora
de interpretación más ambigua, aunque de contenido negativo y siniestro. El
hecho de que un pájaro llore en el tejado de la casa de Rita, pero podría ser
la del yo poético, u otra, parece señalar la presencia de la muerte. ¿De quién
o de qué? Acaso de la mujer, acaso del amor que sintió por el yo poético… No lo
sabemos, pero esta significación difusa crea una cierta analogía entre el
contenido del poema y el ánimo lector tras su lectura.
El poema presenta un movimiento del optimismo al pesimismo, de lo risueño a lo lúgubre, de la alegría a la tristeza. Empieza aparentemente bien; acaba definitivamente mal.
6)
Contextualización
César Vallejo (Santiago de Chuco, Perú,
1892 - París, 1938) es uno de los poetas fundamentales de la poesía en lengua
española en el siglo XX. Comenzó su andadura literaria con el poemario Los heraldos negros (Lima, 1919), del
que procede el poema objeto de esta exégesis; se suele considerar un libro
posmodernista, en la estela de Rubén Darío; desde el punto de vista formal es
evidente, pero el contenido es mucho más oscuro, intimista y desgarrador que
los temas normales del modernismo; también se observa una evolución formal más
compleja y meditada.
Le siguió el poemario Trilce (Lima, 1922), texto de impronta vanguardista, es decir,
experimental, innovador, rupturista y explorador de los recovecos del alma
humana, con un lenguaje descoyuntado, caótico, impactante y nada convencional. Poemas humanos (París, 1939) es un libro
póstumo en el que se recoge la poesía de los últimos años de vida de Vallejo;
dentro de él merece especial mención el bloque de poemas agrupados bajo el
título de España, aparta de mí este cáliz;
se trata de un canto a la España republicana que agoniza en la guerra civil,
desde un punto de vista entre político y humanitario.
Vallejo también compuso cuentos, obras teatrales y ensayos varios, que publicó accidentalmente a lo largo de su vida. En 1923 viajó a Europa y ya nunca más regresó a su patria (de hecho, sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse, París); su vida europea osciló entre España y Francia. La poesía de Vallejo posee una impronta religiosa inconfundible. Hablando del amor, de la vida cotidiana, de la vida y de la muerte, un cierto sentido trascendente, de fuente cristiana, circula por sus versos. Parece como si la sombra de Dios planeara por su vida entera, infiltrándose en sus rimas; el sentido es ambiguo, difuso e inquietante.
7)
Interpretación y valoración
“Idilio muerto” es un hermosísimo poema de
naturaleza emocional y evocador, pero bajo un signo pesimista. Posee una
intensa naturaleza nostálgica y triste, pues ese amor ya terminó
irremediablemente. Se establece como un diálogo mudo entre el yo poético y
Rita, la mujer amada, que concluye en el portazo de ella, del que no sabemos la
causa última.
En el poema se aprecia un movimiento
emocional de la esperanza a la desilusión, de la alegría a la pena, de la
posibilidad del reencuentro a la separación definitiva. Por otro lado, existe
un vivo contraste a lo largo del poema entre el mundo natural, primitivo,
originario y auténtico, frente al artificial, artificioso, frío y falso. El
primero es el mundo incaico y rural; el segundo está representado por Bizancio;
ella vive allí, en la naturaleza; él, aquí, en la ciudad. El enigmático pájaro
que llora en el tejado es un símbolo intrigante: ¿acaso es el propio poeta, que
lamenta la pérdida de su amada, o solo el recuerdo de la muerte? Las
interpretaciones legítimas son variadas y plausibles.
Este soneto, o casi soneto, posee una originalidad compositiva muy alta; desde la forma estrófica hasta el léxico, distinto, atrevido, chocante y contradictorio en sí mismo, contribuyen a una significación honda y fatalista. La originalidad formal es muy destacable y un hallazgo no menor de esta composición. El lenguaje natural, fresco, potente, y la disposición formal en serventesios y tercetos aportan una belleza y originalidad muy altas.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las siguientes actividades se pueden
realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en
casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias
lo aconsejen).
2.1.
Comprensión lectora
1) Resume el poema (100 palabras,
aproximadamente).
2) Señala su tema principal y los
secundarios.
3) Delimita los apartados temáticos,
atendiendo a las modulaciones de sentido.
4) Analiza los aspectos métricos y de
rima; deduce la estrofa empleada.
5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo,
optimista, esperanzado, o todo lo contrario?
6) Señala las imágenes más importantes que
jalonan el poema y cómo afectan al contenido.
7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.
2.2.
Interpretación y pensamiento analítico
1) ¿De quién habla el poeta?
2) El poeta, ¿qué sentimientos
existenciales muestra?
3) Localiza la tensión temporal entre
pasado, presente y futuro que aparece en el poema a través del uso de los
tiempos verbales. ¿Qué sensación aportan?
4) ¿Cómo se aprecia en el texto la
importancia del amor y la muerte?
5) Relaciona este poema con la biografía
de César Vallejo ¿Qué relevancia posee en este sentido? ¿Tuvo una vida fácil y
satisfactoria?
6) Observa detenidamente e interpreta el título “Idilio muerto”. ¿Qué expresan o a qué se refieren?
2.3.
Fomento de la creatividad
1) Elabora un poema o texto en prosa que
exprese el estado interior de una persona que añora a otra, real o imaginaria.
Puedes imprimir un sentido intimista, como ha realizado César Vallejo, o más
externo y general.
2) Imagina y transcribe una conversación o
plática entre la clase y el poeta César Vallejo a propósito de su poema y de su
vida.
3) Realiza una exposición sobre César
Vallejo, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la
comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña
exposición bibliográfica, etc.
4) Aporta o crea imágenes que sirvan para
expresar un estado espiritual o existencial, como el de la nostalgia; serán
reflejo de un sentimiento especialmente
relevante para ti, siguiendo el ejemplo de César Vallejo.
5) ¿Existiría Rita en la realidad?
Investiga este asunto y llega a conclusiones. Se puede crear una personalidad,
o una imagen, más o menos acorde con el contenido del poema.
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