A Limia, Ourense (IV-2019) © SVM |
FEDERICO
GARCÍA LORCA – "Romance sonámbulo"
[1] Verde que te quiero verde. 1
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura 5
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana, 10
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.
*
[2] Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
15
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias. 20
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
*
[3] Compadre, quiero cambiar
25
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
30
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
35
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
40
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo, 45
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
50
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
*
[4] Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
55
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.
60
*
[5] Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto 65
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara, 70
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
*
[6] Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde, 75
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza. 80
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar. 85
Y el caballo en la montaña.
Federico García Lorca, Romancero gitano (1928)
- ANÁLISIS
1)
Resumen
Este poema es de naturaleza narrativa (mas relatado a la manera lírica, es decir, incidiendo en los sentimientos y no tanto en los hechos): cuenta una historia, protagonizada por unos personajes situados en un marco espacio-temporal concreto, sometidos a una situación de tensión máxima por un enfrentamiento mortal. Nadie aparece con su antropónimo, así que hemos de referirnos a ellos de modo algo impreciso. Una mujer gitana, novia, espera a su novio en la terraza de su casa; como no viene, o piensa que no vendrá, o acaso cree que ya no vive, acaba con su vida, acaso dejándose caer en el aljibe lleno de agua. El novio llega a la casa, contra la madrugada, herido gravemente. Habla con el padre de la novia y le pide que le ayude, pues se siente morir. Le pregunta por la novia y el padre le informa que esta ha muerto; todavía su cuerpo yace en el aljibe (depósito de agua en la terraza o techo). En ese momento, las fuerzas del orden llegan, ebrios, a la puerta de la casa. Podemos intuir un final trágico para el novio.
2)
Tema
Los
temas que aborda el poema se pueden enunciar así:
-La
muerte trágica de una pareja de novios perseguidos por el infortunio, visible a
través de la fuerza del orden.
-Amor
apasionado y frustrado de una joven pareja, destinada al sacrificio o inmolación
a causa de las adversidades.
3)
Apartados temáticos
Como
el poema posee una naturaleza narrativa bien clara, podemos fijar sus secciones
de contenido como si fuera un relato en prosa. Tenemos:
-Las
dos primeras estrofas (vv. 1-20) presentan los personajes, su contextualización
y el conflicto.
-Las
tres siguientes (vv. 21-72) equivalen a un desarrollo argumental y explicativo
de por qué se ha llegado a esa situación.
-La
última estrofa (vv. 73-86) es el cierre o conclusión de la trama: la novia está
muerta, como se supone que constata con sus ojos el novio, que tampoco está
mucho mejor.
4. Personajes
Por
orden de aparición, nos encontramos:
La
novia, chica joven, que podemos suponer bella y apasionada. Su final trágico
marca el desarrollo argumental. Con todo, su papel en el poema está eludido,
escamoteado, pues en la primera aparición ya está muerta. El novio posee un rol
muy activo; se acerca a la casa de la novia a galope, en la noche, herido.
Pregunta por ella, pues es lo único que le importa; cuando recibe la respuesta,
se cierra el relato; de ahí podemos suponer su inmediato fin. El padre de la
novia posee un papel menos relevante; actúa como de comparsa. Los tres son de
etnia gitana, como se aclara en la expresión (“Bajo la luna gitana”, v. 10).
Los dos guardias civiles, retratados muy negativamente, aparecen al final con
una función de antagonistas poco relevante. En general, Lorca se atiene al
tópico de tipos sociales reconocibles por cualquier lector; tiene sus peligros,
pero aumenta la comprensión lectora.
5. Rima y métrica
En
esta primera madurez literaria, Lorca utiliza fórmulas estróficas clásicas. En
este caso, se trata de un romance, fórmula estrófica tradicional española de
cultivo muy intenso, popular, oral, colectivo y de transmisión oral desde el
siglo XV. Se trata de una tirada o serie de versos octosílabos con rima
asonante en los pares (2, 4, 6…), quedando libres los impares. La rima en á-a se mantiene igual en todas las
estrofas.
6. Análisis estilístico
Lorca
imita la lírica popular y toma los recursos típicos de esta, como son los de
repetición. De ahí que los paralelismos, las anáforas, los quiasmos, las
aliteraciones, etc. aparezca con bastante frecuencia. Los combina con las
metáforas y los símbolos, propios de su genio creador. La combinación es
asombrosamente hermosa y estéticamente eficaz.
Los
dos primeros versos se repiten, enteros o por separado, cuatro veces a lo largo
de la composición. En la poesía lorquiana, el color verde simboliza la muerte,
lo mismo que la luna y que el color de la plata, o el mismo metal, frío, blanco
y siniestro; ambos elementos auguran la desaparición (casi siempre, violenta)
de un personaje. Lorca personifica elementos naturales para aumentar el
dramatismo. Es lo que ocurre en el verso 2 (“Verde viento. Verdes ramas”),
dando a entender que todo está ocupado por una atmósfera lúgubre y mortal.
Las elipsis son muy frecuentes; es un modo de concentración de la significación, pues las palabras omitidas transfieren su significación a las que se mantienen; se puede apreciar muy bien en ese mismo verso 2, donde aparecen dos oraciones sin verbo. La epanadiplosis del primer verso (repetición del mismo vocablo al principio y final del mismo verso) también aporta expresividad y dramatismo.
Se introduce un marco geográfico general (mar y montaña, ocupado por elementos obvios: un barco y un caballo; este segundo tendrá luego importancia, porque en él cabalga el novio). Del verso 5 al 11 se presenta a la novia; a través de algunos circunloquios y varias metáforas se da a entender que está muerta; de ella solo queda una “sombra” (v. 5), no su cuerpo.
La novia “sueña” (v. 6); es un término ambiguo; luego veremos que, en
realidad, está muerta, como declaran las metonimias, en forma de enumeración,
referidas a partes de su cuerpo (carne, pelo, ojos), todos ellos fríos, verdes
o blancos, colores de muerte. Solo aparece una acción, mirar; y ahí se repite
la personificación (“las cosas la están mirando”, v. 11) y una antítesis (“pero
ella no puede mirarlas”, v. 12). Es un circunloquio para expresar que la novia
está muerta. Lorca emplea frecuentemente la alusión. No se dice quién es “ella”
(v. 6), ni su nombre, ni sus circunstancias; solo sabemos que está recién
fallecida. Esta presentación es dramática e impactante.
La segunda estrofa comienza con la repetición del primer verso de la primera; es un modo de reforzar la atmósfera lúgubre, a través del color verde. La acción se desplaza de la azotea de la casa de ella al campo, por donde alguien que primero vino en un barco, ahora se acerca a caballo.
El sujeto lírico declara
que no sabe quién se acerca (lo que es un mero recurso para aumentar la
intriga, pues en el fondo sí lo conoce). Es de noche, las frías estrellas (“de
escarcha”, v. 14) cobijan un “pez de sombra” (v. 15), metáfora de la oscuridad
y lo tétrico. En el monte todo es hostil, el ruido del viento, las ramas de la
higuera y las pitas. Es una enumeración cuyos miembros metaforizan el miedo y
la muerte.
Las
dos interrogaciones retóricas del verso 21 (la segunda, con suspensión
incluida) nos dejan ver al narrador, reservándose la información sobre la
persona que se acerca en este ambiente lúgubre. Contrasta con el estatismo frío
y mortal de ella, elemento con el que se cierra la estrofa.
La tercera estrofa posee carácter dialogado. El novio ha regresado a casa y expresa su deseo de abandonar su vida errante, acaso de furtivo; tres metonimias en construcción paralelística (vv. 26-28) sirven para manifestar su estilo de vida; deja el caballo, la montura y el cuchillo, por la casa, el espejo y la manta: de la vida a salto de mata a otra más hogareña. Los dos interlocutores se conocen de atrás, pues se tratan de “compadre” palabra que establece una anáfora (vv. 25 y 29) que aporta cierta familiaridad entre los hablantes. El padre de la chica le responde que eso no es posible, tratándolo de “mocito” (v. v. 31), porque la joven está muerta y él, en consecuencia, tiene su vida destrozada.
El joven le responde (vv. 31 y ss.) que se está
muriendo y desea fallecer en paz, pues se desangra por una enorme herida; lo
expresa a través de una interrogación retórica y una hipérbole, “¿No ves la
herida que tengo / desde el pecho a la garganta?” (vv. 39-40). El padre le
replica que todo eso no es posible (vv. 41-46), manifestando su admiración
dolorida por él, pues puede ver “trescientas rosas morenas / lleva tu pechera
blanca” (vv. 41-42); pero su muerte es manifiesta, pues su sangre “rezuma y
huele” (v. 43); es una sinestesia en forma de bimembración que declara la
inminencia trágica. El joven le pide que, al menos, lo deje subir hasta donde
está ella, en la azotea; lo expresa a través de varias repeticiones retóricas
que aportan dramatismo (“dejadme” y “barandas” se repiten tres veces cada una).
La
cuarta estrofa presenta a ambos protagonistas subiendo a las “altas barandas”
(v. 54); tras ellos, queda dolor y muerte, expresado por dos metonimias de
“sangre” y “lágrimas”, respectivamente. A lo lejos, alguien se acerca, pues se
oyen “mil panderos de cristal” (v. 59), identificable con el galope de
caballos, justo cuando está amaneciendo. En esta estrofa la acción adquiere más
dramatismo a través de los tiempos verbales, que pasan del pasado al presente
en su primera parte. No hay diálogo en ella.
En la quinta estrofa se recupera el diálogo. El “mocito” pregunta por ella, temiéndose lo peor, pues la adjetiva de “niña amarga” (v. 68). La exclamación y las dos interrogaciones inciden en el dramatismo de la escena. La réplica del padre, con dos exclamaciones y la repetición del verbo “esperar” conjugado indican la fatalidad del momento; ella fue fiel, pero no pudo más y la muerte la alcanzó.
Dos metonimias realzan la belleza pretérita de la joven, formando
un quiasmo muy hermoso: “cara fresca, negro pelo” (v. 71). El adjetivo “verde”
se repite cinco veces en esta estrofa; además de en los dos versos iniciales
del poema, que ahora se repiten para abrir la estrofa, también aparece en el
último verso, aplicado a “baranda” (v. 72). Es un modo de recordar que la
muerte ha triunfado.
La sexta y última estrofa aclara las ambigüedades previas. Ahora sabemos que la chica es una gitana; que, en efecto, su cuerpo yerto flota en el aljibe y que la luna, la misma muerte, se la ha llevado con ella. La atmósfera es de recogimiento sobrecogido, para los protagonistas y para el lector; se expresa con la personificación de la noche: “La noche se puso íntima / como una pequeña plaza” (vv. 79-80).
Este ambiente se rompe abruptamente con la llegada de
“guardias civiles borrachos” (v. 81), metáfora de la arbitrariedad violenta,
más o menos. Se cierra el poema con los cuatro versos que lo habían abierto. Se
cierra el sentido en un círculo de muerte y desolación.
7. Contextualización
F. García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 1898 – ¿Víznar?, Granada, 1936) es uno de los grandes poetas y dramaturgos en lengua española del siglo XX. Dotado de un gran talento literario, supo captar lo mejor de la poesía tradicional española sometiéndola a una fresca y sugerente renovación.
Tras una etapa de
aprendizaje, pronto accedió a una madurez creativa original y personal; el
poema que hemos comentado, procedente de su Romancero
gitano (1928) procede de esta época. Luego accederá a la poesía surrealista
(Poeta en Nueva York, escrito entre
1929 y 1930, pero no publicado, póstumamente, hasta 1940) y a una depuración de
las formas clásicas de carácter intimista y doloroso (Sonetos del amor oscuro).
Su
faceta dramatúrgica es tan importante o más que la de poeta. Aparte de piezas
de carácter infantil, compuso obras de gran calidad como La zapatera prodigiosa, Mariana Pineda, El público y la celebérrima
trilogía rural andaluza Bodas de sangre,
Yerma y La casa de Bernarda Alba.
Adapta los molde clásicos a las tendencias modernas, actualizando de modo
perfecto viejos temas y pasiones al tiempo que le tocó vivir; su maestría
compositiva es, ciertamente, suprema.
Su
prematura y terrible muerte al comienzo de la guerra civil española cortó una
trayectoria literaria asombrosa e hizo de una Lorca una imagen de santo laico.
Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que Lorca domina las formas literarias
con enorme maestría, expresa todo tipo de sentimiento, sobre todo los trágicos,
con una honda expresividad y capacidad conmovedora y, finalmente, crea obras
dramáticas o poemas llenos de vida y belleza. Equilibrio compositivo, aparente
sencillez que esconde un serio trabajo verbal, poetización del lenguaje y
creación de imágenes impactantes y originales son algunas de las
características de sus obras literarias.
8. Interpretación y valoración
El
título de “Romance sonámbulo” expresa apropiadamente el contenido del poema:
una situación dolorosa, mortal y agónica protagonizada por un hombre próximo a
su muerte. Todo junto es como una pesadilla que lo envuelve y acaba de mala
manera. Lorca cuenta una historia, pero desde una óptica lírica. Mezcla
elementos narrativos con otros propios de la poesía más subjetiva; el resultado
es un poema extraño, lleno de encanto, por sus constantes expansiones de
significado, pero sin perder el hilo de relato clásico.
El
exotismo es un rasgo bien visible. Personajes, circunstancias, enfrentamientos
y, sobre todo, la presencia inevitable de la muerte crean una atmósfera
extraña, lejana y, en cierto modo, cercana. El relato más sencillo de una trama
no tan lejana se entreveran a la perfección con el manejo atinado de recursos
estilísticos embellecedores. El resultado es una lectura sorprendente, original
y armónica.
- PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las
siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de
manera
oral
o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC,
según
las
circunstancias lo aconsejen).
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).
2)
Señala su tema principal y los secundarios.
3)
Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.
4)
Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.
5)
¿Qué tono tiene el poema: festivo, narrativo, ligero o denso?
6)
Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas
a
cómo
la poesía se asentó en el yo poético.
7)
Localiza y explica media docena de recursos estilísticos y cómo crean
significado.
2.2. Interpretación y
pensamiento analítico
1)
¿Quiénes protagonizan el poema?
2)
¿Qué sentido tiene el título del mismo?
3)
Explica el sentido del color verde, la luna y el agua en el poema.
4)
¿Quiénes hablan en estilo directo? ¿Se conocen previamente? ¿Cómo lo sabemos?
5)
Explica el sentido del movimiento que posee el poema. ¿Qué efecto produce?
2.3. Fomento de la
creatividad
1)
Elabora un poema o texto en prosa que cuente una historia o un hecho, real o
ficticio, de un modo lírico. Puedes utilizar símbolos, como ha realizado García
Lorca.
2)
Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y el poeta
García Lorca a propósito de su poema y de su vida.
3)
Realiza una exposición sobre Federico García Lorca, su poesía y su tiempo, para
ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o
pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.
4)
Aporta o crea imágenes de paisajes, situaciones, etc. que cuenten una historia
de modo poético, siguiendo el ejemplo de García Lorca.
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