León (IV-2020) © SVM |
Gabriela
Mistral - "Doña Primavera"
Doña Primavera 1
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.
Lleva por sandalias 5
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.
Salid a encontrarla
por esos caminos. 10
¡Va loca de soles
y loca de trinos!
Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas 15
las penas del mundo...
No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines? 20
¿Cómo va a encontralas
junto de las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?
De la tierra enferma 25
en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.
Pone sus encajes,
prende sus verduras, 30
en la piedra triste
de las sepulturas...
Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida 35
derramemos rosas:
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación. 40
Desolación (1922)
- ANÁLISIS
- Resumen
Gabriela Mistral (Vicuña, Chile, 1889 -
Nueva York, EEUU, 1957) es una magnífica poeta que nos dejó un legado literario
hondo y profundo en nuestra lengua española. La intensidad y fuerza de su
poesía no ha perdido un ápice de actualidad a lo largo de los años. Sus textos
se caracterizan por la emotividad, la atención a las personas humildes, la
denuncia del sufrimiento, una total empatía con la naturaleza y la
transparencia verbal.
El hermoso poema que comentamos, “Doña
Primavera”, nos presenta una visión intimista y emocional de esta estación del
año. Se abre el poema describiendo el aspecto externo, lo que viste y calza la
primavera: naranjos y limoneros en flor, y hojas anchas a modo de calzado. La
sigue una caravana de fucsias o pendientes de la reina, flor de intensos y
vivos colores; coincide con las dos primeras estrofas.
En la tercera invita a los lectores a
salir al encuentro de esa estación llena de música, por el canto de los
pájaros, y de luz, por el sol más luminoso de esos días. La cuarta estrofa
señala otra nota sensorial de esa estación: sus agradables fragancias,
producidas por los aromas de plantas y flores. Y ahí comienza una
caracterización psicológica: esa estación es alegre y desenfadada, pues “se ríe
de todas / las penas del mundo”.
En la quinta estrofa se insiste y razona
por qué en ella no hay penas; estas no pueden crecer entre jazmines, entre la
belleza exquisita reflejada en “espejos dorados” y música apasionada; lo afirma
a través de dos interrogaciones retóricas muy expresivas. La séptima y octavas
estrofas muestran los milagros de la primavera: en los terrenos baldíos e
improductivos hace que nazcan rosas; incluso alegra las sepulturas con sus
verduras. Lleva alegría y vida a los lugares más insospechados.
Las dos últimas estrofas manifiestan el ruego del yo poético, expresado en un plural envolvente, a la primavera, para que seamos personas mejores, llenas de alegría y bondad, ofreciendo a los demás estos dones, como hace la primavera con el mundo.
2. Tema
El tema del poema se puede enunciar así: descripción admirativa de la primavera, con la que se desea identificarse en sus aspectos más positivos de belleza, alegría y bondad. De otro modo expresado: contemplación asombrada de la primavera, a la que se ruega que nos haga mejores personas.
3. Apartados temáticos
El contenido del poema se modula en cuatro
secciones temáticas. Así, encontramos:
-Primera parte (vv. 1-8, dos primeras estrofas): Se describe
la primavera en sus aspectos externos, cómo viste y calza. Todo evoca alegría,
colores y olores vistosos y agradables.
-Segunda parte (vv. 9-12, tercera
estrofa): invitación al lector implícito o receptor a salir al encuentro de “doña Primavera” pues
contagia su alegría y su locura de luz y música.
-Tercera parte (vv. 13-32, estrofas 4-8):
se detallan los rasgos psicológicos de esta estación del año: alegre, bella y
viva, rechaza la tristeza, la fealdad y la muerte, pues son incompatibles en su
entorno.
-Cuarta parte (vv. 33-40): el yo poético ruega a la primavera que nos contamine de su esencia optimista, alegre y positiva, para que, como ella, las personas “derramemos” por el mundo “alegría, perdón, cariño y exultación” o contento.
4. Métrica y rima
El poema está compuesto por cuarenta versos hexasílabos (seis sílabas), distribuidos en diez estrofas de cuatro versos cada una; al cambiar la estrofa, cambia la rima. Los versos pares riman en asonante (coincidencia solo de las vocales desde la última vocal tónica de la última palabra de cada verso); los impares quedan libres. Cada estrofa forma por sí misma un romancillo. Posee una curiosidad métrica interesante: la rima de la primera y la última estrofa coincide en ó. Esto le proporciona una estructura métrica --y, en parte, temática-- circular y cerrada.
5. Análisis estilístico
El poema es muy rico en el empleo de
figuras retóricas de embellecimiento expresivo. Las dos primeras estrofas
ofrecen una descripción física de la primavera --una suerte de prosopografía--,
a base de metáforas y personificaciones. El primer verso, posición central del
poema, está ocupado por el personaje y objeto poético: “Doña Primavera”; la
fórmula de tratamiento y la mayúscula indican claramente la personificación y
singularización de esta estación del año. Dos metáforas construidas con el
“limonero” (v. 3) y el “naranjo en flor” (v. 4) expresan el colorido y el aroma
de esta singular señora. La anáfora creada con “viste” (vv. 2 y 3) incide en la
imagen de sus atuendos alegres y vistosos. En la segunda estrofa se profundiza
en la prosopografía, al indicar que su calzado son “anchas hojas”, metáfora del
mundo vegetal, exultante en primavera; detrás de ella la siguen “caravanas / de
fucsias rojas” (vv. 7 y 8). Esta bella metáfora crea una imagen muy poderosa
sobre el poder de atracción y de belleza que envuelve la primavera. El adjetivo
“rojas” funciona como un epíteto embellecedor aplicado a la hermosa flor fucsia
o pendiente de la reina.
La tercera estrofa se abre con una
apóstrofe o invocación dirigida al lector implícito, esto es, a los lectores,
para que acudan a contemplar la belleza primaveral; el encabalgamiento de los
versos 9-10 refuerzan la idea de que vale la pena contemplar el prodigio de la
primavera. Una exclamación retórica que contiene nada menos que cuatro
metáforas hacen hincapié en la luminosidad y en la música primaveral, hasta el
punto que la estación va “loca” (se repite dos veces, vv. 11 y 12), tal es su
contento. La estrofa cuarta comienza como la primera, con el sujeto de la
oración y objeto poético: “Doña Primavera”. Ahora resalta, con una bella
sinestesia, su aroma: “aliento fecundo” (v. 14), vivificador. No tiene en
cuenta las penas del mundo, metáfora de que su alegría y felicidad sobrepasa
todas las angustias. Se cierra esa estrofa con una suspensión muy llamativa,
expresando que nadie ni nada podrá detener su paseo dichoso entre las “penas
del mundo” (v.16), metáfora de lo negativo y doloroso de nuestra vida
cotidiana.
La quinta estrofa comunica su alegría, que
no tolera la ruindad de los maliciosos, a los que no cree; es una metáfora de
su fortaleza anímica, que nunca sucumbe. La interrogación retórica de los
versos 19-20 da la razón de su ánimo: entre la belleza, la fragancia y la
vistosidad de los jazmines (metáfora de la alegría ingenua) no puede crecer la
maldad. La sexta estrofa repite anafóricamente la interrogación retórica, y nos
remite metafóricamente entre “fuentes” (v. 22), “espejos” (v. 23) y “cantos”
(v. 24) a un mundo de amor y dicha, aludidos con el adjetivo “ardientes” (v.
24).
La séptima estrofa cambia el tono y emplea
principalmente la antítesis para transmitir la idea de la fecundidad
primaveral, de su poder regenerador de la vida y de la belleza. Primero presenta
un paisaje desolador y triste, a través de metáforas sinestésicas, de
significación negativa, muy expresivas: “tierra enferma” (v. 25) y “pardas
grietas” (v. 26). Ahí, la primavera “enciende”, metáfora de insuflar vida y
amor, la belleza y la alegría, expresadas por una doble metáfora (“rosales” y
“piruetas”), acompañadas de un epíteto, “rojas” (v. 28), que alude al color de
la pasión y la intensidad emocional. El hipérbaton que forma la única oración
de toda la estrofa significa el desorden alegre y espontáneo que los rosales
introducen.
La octava estrofa comienza con un
paralelismo que contiene dos metáforas; a través de “encajes” (v. 29) y
“verduras” (v. 30) se insiste en la explosión vegetal que ocurre en la
primavera. Establece un vivo contraste con “piedra triste” (v. 31) de los
cementerios, metáfora de la muerte y el dolor. El adjetivo “triste” es una
metáfora insistente de la amargura “de las sepulturas” (v. 32); la suspensión
de esta estrofa nos comunica que el poder vivificador de la primavera podría
seguir hasta allí donde la imaginación del lector pueda llegar.
Las dos últimas estrofas contienen un
ruego o súplica del yo poético a “Doña Primavera” (tercera vez que aparece,
ahora casi deificada con la expresión “de manos gloriosas”, v. 34); le pide que
las personas repartamos por el mundo, como ella, “rosas” (v. 36). Esa flor es
metáfora de lo que se explica en bellas anáforas, paralelismos y elipsis de la
última estrofa; se explica en la palabra final de cada verso de la última
estrofa, firmemente enlazada con la anterior con una concatenación o
anadiplosis de “rosas”. Los cuatro vocablos son: alegría, perdón, cariño y
exultación (vv. 37, 38, 39 y 40, respectivamente). Son metonimias de felicidad,
piedad o misericordia, amor y celebración alegre de la dicha de estar vivo. El
cierre del poema es muy bello, emotivo e intenso. El yo poético nos descubre su
emoción profunda y su identificación con la primavera, inspiradora de los más
nobles sentimientos y actitudes del ser humano. La primavera nos invita a una
ética de celebración de la dicha de la existencia bajo parámetros de amor,
respeto y afecto.
Como hemos podido comprobar, la riqueza literaria del poema es sorprendente y altísima. Lo que parece una mera celebración primaveral adquiere una gran intensidad y densidad significativa con implicaciones éticas y existenciales de gran relieve. El texto alcanza un delicado equilibrio entre una ligereza festiva y un pensamiento más grave sobre la naturaleza, el hombre y la vida, además de las relaciones que se establecen entre ellos
6. Contextualización
Gabriela Mistral (Vicuña, Chile, 1889 -
Nueva York, EEUU, 1957) es una de las más grandes poetas iberoamericanas de
todos los tiempos. En su poesía se combina emoción, contemplación y misterio a
partes iguales. Mistral extiende su mirada hacia los niños y las personas
desvalidas, de las que se conduele en su sufrimiento y su soledad. Como poeta,
ni crea una torre de marfil, ni se entrega a denuncias de poesía social más o
menos ideologizada. Antes al contrario, asume con gran lirismo el sufrimiento
ajeno y lo transmite con gran hondura y perfección poética. Sus formas métricas
se amoldan muy bien a su contenido: no busca la sofisticación, sino la
intensidad y la autenticidad de fondo y de forma.
Sus poemarios más importantes son Desolación (1922), libro del que procede el poema que hemos comentado, Tala (1938) y Lagar (1954). En todos ellos, su voz se eleva potente, limpia y honda, expresando ideas y sentimientos de ternura, dolor y angustia ante la vida y sus avatares
7. Interpretación y valoración
Este poema transmite dos mensajes muy
claros: la celebración de la primavera, por su belleza, alegría y explosión de
vida, por un lado; por el otro, la petición a la Primavera, con mayúscula,
percibida como un ser vivo, una diosa, para que nosotros, los hombres,
siguiendo su ejemplo, seamos alegres,
bondadosos, cariñosos y festivos. La estructura métrica es sencilla y
transparente; sin embargo, el engranaje verbal es muy denso y hermoso porque
las connotaciones expresivas, de naturaleza metafórica, nos adentran en un
mundo natural y humano de belleza y amor que está ahí, delante de nosotros,
pero que parece que esquivamos o rehuimos.
El texto exhibe una gran musicalidad, casi
en acordancia con un mundo natural bello y armonioso, poseedor de una melodía
secreta. Es por eso que podemos concluir que el conjunto desprende
autenticidad, transparencia y belleza literaria.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las siguientes actividades
se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en
clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las
circunstancias lo aconsejen).
2.1. Comprensión lectora
1) Resume el poema (100 palabras,
aproximadamente).
2) Señala su tema principal y los
secundarios.
3) Delimita los apartados temáticos,
atendiendo a las modulaciones de sentido.
4) Analiza los aspectos métricos y de
rima; deduce la estrofa empleada.
5) ¿Qué tono tiene el poema: festivo,
narrativo, ligero o denso?
6) Señala las imágenes más importantes que
jalonan el poema. Presta atención a las metáforas visuales y a los recursos de
repetición relativos a la naturaleza y a la estación del año celebrada.
7) Localiza y explica media docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.
2.2. Interpretación y
pensamiento analítico
1) Explica razonadamente en qué tiempo se
desarrolla la acción poética.
2) ¿Está personificada y deificada la primavera?
Razona la respuesta.
3) ¿Qué importancia poética posee la
naturaleza en el poema? Argumenta tu respuesta.
4) La primavera, ¿es alegre o triste?
¿Poderosa o débil?
5) Las dos últimas estrofas, ¿qué
expresan? ¿Es la primavera un modelo de comportamiento?
6) ¿La primavera es vida? Razona la respuesta y localiza las alusiones a la muerte y a la esterilidad, por contraposición.
2.3. Fomento de la
creatividad
1) Elabora un poema o texto en prosa que
tome una estación del año, o un momento del día, para expresar un estado de
ánimo, o un modo de vivir, o una petición de orden ético. Puedes imprimir un
sentido real o imaginario, individual o colectivo, como ha realizado Gabriela
Mistral.
2) Imagina y transcribe una conversación o
plática entre la clase y la poeta Gabriela Mistral a propósito de su poema y de
su vida.
3) Realiza una exposición sobre Gabriela
Mistral, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la
comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición
bibliográfica, etc.
4) Aporta o crea imágenes
que sirvan de metáfora sobre el modo de vivir o, de una manera de entender la
vida y afrontar la existencia, resaltando algún elemento fundamental, siguiendo
el ejemplo de Gabriela Mistral. Aquí el apoyo musical y pictórico pueden ser
muy enriquecedores.
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