26/10/2020

Gaspar Melchor de Jovellanos: "Memoria sobre la educación pública"; análisis y propuesta didáctica

 


Monte San Isidro, León (X-2020) © SVM

GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS - Memoria sobre la educación pública


Primera cuestión

 

¿Es la instrucción pública el primer origen de la prosperidad social? Sin duda. Esta es una verdad no bien reconocida todavía, o por lo menos no bien apreciada; pero es una verdad. La razón y la experiencia hablan en su apoyo.

Las fuentes de la prosperidad social son muchas, pero todas nacen de un mismo origen, y este origen es la instrucción pública. Ella es la que las descubrió y a ella todas están subordinadas. La instrucción dirige sus raudales para que corran por varios rumbos a su término; la instrucción remueve los obstáculos que pueden obstruirlos o extraviar sus aguas. Ella es la matriz, el primer manantial que abastece estas fuentes. Abrir todos sus senos, aumentarle, conservarle es el primer objeto de la solicitud de un buen gobierno, es el mejor camino para llegar a la prosperidad. Con la instrucción todo se mejora y florece; sin ella todo decae y se arruina en un Estado.

¿No es la instrucción la que desenvuelve las facultades intelectuales y la que aumenta las fuerzas físicas del hombre? Su razón sin ella es una antorcha apagada; con ella alumbra todos los reinos de la Naturaleza y descubre sus más ocultos senos y la somete a su albedrío. El cálculo de la fuerza oscura e inexperta del hombre produce un escasísimo resultado, pero con el auxilio de la Naturaleza, ¿qué medios no puede emplear?, ¿qué obstáculos no puede remover?, ¿qué prodigios no puede producir? Así es cómo la instrucción mejora el ser humano, el único que puede ser perfeccionado por ella, el único dotado de perfectibilidad. Este es el mayor don que recibió de la mano de su inefable Criador. Ella le descubre, ella le facilita todos los medios de su bienestar, ella, en fin, es el primer origen de la felicidad individual.

Luego lo será también de la prosperidad pública. ¿Puede entenderse por este nombre otra cosa que la suma o resultado de las felicidades de los individuos del cuerpo social? Defínase como se quiera, la conclusión será siempre la misma. Con todo, yo desenvolveré esta idea para acomodarme a la que se tiene de ordinario acerca de la prosperidad pública.

Sin duda que son varias las causas o fuentes de que se deriva esta prosperidad: pero todas tienen en origen y están subordinadas a él; todas lo están a la instrucción. ¿No lo está la agricultura, primera fuente de la riqueza pública y que abastece todas las demás?  ¿No lo está la industria, que aumenta y avalora esta riqueza, y el comercio, que la recibe de entrambas, para expenderla y ponerla en circulación, y la navegación, que la difunde por todos los ángulos de la tierra? ¡Y que! ¿No es la instrucción la que ha criado estas preciosas artes, la que las ha mejorado y las hace florecer?  ¿No es ella la que ha inventado sus instrumentos, la que ha multiplicado sus máquinas, la que ha descubierto e ilustrado sus métodos?  ¿Y se podrá dudar que a ella sola está reservado llevar a su última perfección estas fuentes fecundísimas de la riqueza de los individuos y del poder del Estado?

Se cree de ordinario que esta opulencia y este poder pueden derivarse de la prudencia y de la vigilancia de los gobiernos; pero ¿acaso pueden buscarlos por otro medio que el de promover y fomentar esta instrucción, a que deben su origen todas las fuentes de la riqueza individual y pública? Todo otro medio es dudoso, es ineficaz; este solo es directo, seguro a infalible.

¿Y acaso la sabiduría de los gobiernos puede tener otro origen? ¿No es la instrucción la que los ilumina, la que les dicta las buenas leyes y la que establece en ellas las buenas máximas?  ¿No es la que aconseja a la política, la que ilustra a la magistratura, la que alumbra y dirige a todas las clases y profesiones de un estado? Recórranse todas las sociedades del globo, desde la más bárbara a la más culta, y se verá que donde no hay instrucción, todo falta, que donde la hay, todo abunda, y que en todo, la instrucción es la medida común de la propiedad,

Pero ¿acaso la prosperidad está cifrada en la riqueza? ¿No se estimarán en nada las calidades morales en una Sociedad? ¿No tendrán influjo en la felicidad de los individuos y en la fuerza de los Estados? Pudiera creerse que no, en medio del afán con que se busca la riqueza y la indiferencia con que se mira la virtud. Con todo, la virtud y el valor deben contarse entre los elementos de la prosperidad social. Sin ella toda riqueza es escasa, todo poder es débil, Sin actividad ni laboriosidad, sin frugalidad y parsimonia, sin lealtad y buena fe, sin probidad personal y amor público; en una palabra: sin virtud ni costumbres, ningún estado puede prosperar, ninguno subsistir. Sin ellas el poder más colosal se vendrá a tierra, la gloria más brillante se disipará como el humo.

Y bien: esta otra fuente de prosperidad, ¿no tendrá su origen en la instrucción? ¿Quién podrá dudarlo? ¿No es la ignorancia el más fecundo origen del vicio, el más cierto principio de la corrupción? ¿No es la instrucción la que enseña al hombre sus deberes y la que lo inclina a cumplirlos? La virtud consiste en la conformidad de nuestras acciones con ellos, y solo quien los conoce puede desempeñarlos. Es verdad que no basta conocerlos, y que también es un oficio de la virtud abrazarlos; pero en esto mismo tiene mucho influjo la instrucción, porque apenas hay mala acción que no provenga de algún artículo de ignorancia, de algún error o de algún falso cálculo en su determinación. Si bien es de suyo apetecible: conocerle es el primer paso para amarle. Salva, pues, siempre la libertad de nuestro albedrío, y salvo el influjo de la divina gracia en la determinación de las acciones humanas, ¿puede dudarse que aquel hombre tendrá más aptitud, más disposición, más medios de dirigirlas al bien, que mejor conozca este bien, esto es, que tenga más instrucción?



  1. ANÁLISIS

1. Resumen

Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 1744 - Puerto de Vega, Navia, Asturias, 1811) es uno de los más importantes pensadores, políticos y escritores de la España del siglo XVIII. Su contribución al pensamiento y a las letras españolas es de primer orden.

En esta ocasión analizamos un texto extraído de una de sus obras más importantes, Memoria de la educación pública (1802). Jovellanos defiende que la base de la “prosperidad social” es una buena educación pública. La instrucción es el primer manantial del que se nutre el cuerpo social. Y ello es así porque la educación potencia las facultades intelectuales y físicas de los hombres, ayudándole a resolver problemas de todo tipo. Eso incrementa la felicidad individual y colectiva. La agricultura, la industria y el comercio se desarrollan y crecen deprisa cuando los ciudadanos están bien instruidos. Los buenos gobiernos son los que favorecen la instrucción de los ciudadanos, pues los dotan de herramientas para prosperar. Tanto la riqueza como la calidad moral de las personas procede y depende de la instrucción recibida; cuanta más fuerte sea este, más abundan las otras dos. La educación conduce al hombre a la virtud, porque, al conocer el mal y el error, los evitará. Muchos de los vicios proceden de la ignorancia; si evitamos esta, habrá menos de aquellos.


2. Tema

El tema de este texto es la defensa de la educación generalizada de la población porque es el mejor camino de la prosperidad, de la felicidad, la riqueza y la rectitud moral. 

Otro tema que se toma, relacionado con el anterior, es que el primer deber de todo gobierno es el fomento de la instrucción entre sus ciudadanos, con el objeto de favorecer la prosperidad general. 


3. Apartados temáticos

Este ensayo se ordena en cuatro apartados de contenido bien discernibles: 

  • Una presentación, que ocupa el primer párrafo, con la exposición general de sus tesis: la educación avala la prosperidad;

- Un primer desarrollo o nudo argumentativo, con ejemplos y argumentos (párrafos 2-5); defiende la idea de la educación como fuente de la prosperidad;

- Un segundo desarrollo argumentativo (párrafos 6-9) sobre los efectos positivos intelectuales y morales de la educación sobre las personas; y

- Un desenlace o conclusión (último párrafo) en el que refuerza la idea de los beneficios morales de la educación.

Se trata de un despliegue lógico para un texto expositivo-argumentativo; el pensamiento está secuenciado con orden y claridad, en aras de la persuasión.


4. Características formales

Este texto es de naturaleza ensayística, es decir, no presenta rasgos propios de los escritos de ficción o narrativos (lugar, tiempo, narrador, etc.). El autor vierte su pensamiento ordenado con una intención persuasiva. La cohesión, coherencia y adecuación textual al público lector determinan la disposición formal. 


5. Comentario estilístico

El estilo de Jovellanos, posee amplias similitudes con el de Cadalso y el de fray Jerónimo Feijoo; ello no es de extrañar, pues comparten temas, intenciones, género y época cultural. Por eso podemos aplicar las características que ya explicamos de esos a aquel. En síntesis, tenemos:

  1. Naturaleza instructiva o persuasiva: el autor escribe para convencer al lector sobre la validez o bondad de las ideas u opiniones expuestas. En este caso, Jovellano alecciona a sus lectores sobre la importancia de la educación pública para aumentar la prosperidad y el avance de una sociedad o nación.

  2. Tono conversacional, de diálogo implícito, entre autor y lector. Aquel se dirige a este para apelar a su experiencia lectora y asumir sus postulados. Jovellanos crea una atmósfera de cordialidad entre él, emisor, y el lector, receptor. No se distancia exhibiendo saberes inalcanzables o una abrumadora experiencia, sino que se acerca al lector con un tono coloquializante y conversacional, como si ambos estuvieran presentes en la interlocución.

  3. Naturaleza subjetiva de las opiniones vertidas. El autor no se oculta; vemos a Jovellanos en su escrito; está detrás de las opiniones vertidas; el carácter personal e individual del texto no se disimula, aunque es comedido, casi con un poco de timidez.

  4. Empleo de argumentos de todo tipo para aumentar la capacidad de convicción de las ideas expuestas: de experiencia (las naciones educadas son más prósperas y están más cohesionadas), de mayoría (los individuos educados yerran menos), de evidencia (la educación aporta bienestar material a sus poseedores) y de analogía (la educación es como una fuente nutricia), etc. El procedimiento inferencial es constante, variando de las deducciones a las inducciones según la materia tratada.

  5. Equilibrio dinámico entre la subjetividad y la objetividad como método persuasivo. Cadalso alterna entre la exposición objetiva y distante y la subjetiva, personal y cercana; cada una de ellas colabora eficazmente para aumentar la persuasión textual.

  6. Estilo cuidado, elegante y altamente elaborado. La selección léxica es muy acertada; Cadalso emplea vocablos claros, apropiados y precisos, entendible por cualquier lector de instrucción media; se percibe también su variedad, evitando repeticiones enojosas. Las oraciones son de extensión moderada; como corresponde a este tipo de escrito, las oraciones compuestas, coordinadas y subordinadas, y, dentro de estas, las causales, condicionales, consecutivas y comparativas son bastante frecuentes. La longitud de las cláusulas es la adecuada para asegurar una exposición precisa y una comprensión lectora exacta. Los conectores aseguran una construcción argumentativa exacta y convincente; alternan los textuales y los argumentales con un empleo eficaz y apropiado. El nivel lingüístico es medio, estándar o de la lengua común, con cierta tendencia al culto; el registro, por tanto, es formal. En este sentido, conviene destacar la importancia de la interrogación retórica como recurso clave; es una forma distinta de afirmar; los paralelismos, las metáforas y las enumeraciones son frecuentes.

  7. Disposición textual sometida a un orden claro y una estructura precisa que facilite el entendimiento lector. La estructura general se somete a una ordenación de presentación (primer párrafo), desarrollo (del segundo al quinto párrafo, ambos inclusive) y conclusión (sexto apartado). Cadalso emplea una estructura argumentativa paralela, con tendencia a lo sintetizante, en la exposición textual: comienza y termina afirmando su tesis general, con más carga expresiva en el final, de ahí lo sintético. 

              

6. Contextualización

Como ya expresamos, Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 1744 - Puerto de Vega, Navia, Asturias, 1811) es uno de los más importantes pensadores, políticos y escritores de la España del siglo XVIII. Su contribución al pensamiento y a las letras españolas es muy significativa.

Tras completar sus estudios universitarios en Derecho, ejerció de juez en varias ciudades españolas. Ocupó cargos políticos en los distintos gobiernos de la Corona de España; la cima fue el ministerio de Gracia y Justicia (que ejerció durante casi un año, en 1791). Sus tiras y aflojas con el poderoso Godoy lo llevaron al destierro en la isla de Mallorca (primero en la cartuja de Valldemosa y luego en el castillo de Bellver). Formó parte de la Junta Central (órgano de gobierno legítimo durante la ocupación napoleónica).

Jovellanos compuso muchas obras, todas de gran calidad. En ficción, se recuerda su drama El delincuente honrado (1774). Pero es en el campo del ensayo donde desplegó su agudo pensamiento en un estilo apacible, elegante y preciso. Elogio de Carlos III (1788) es una loa a las dotes reformistas del rey ilustrado. Memoria de la educación pública (1802), obra de la que procede el texto que ahora comentamos, es un argumentario a favor del fomento de la educación extendida a toda la juventud del país. Informe sobre el expediente de la Ley Agraria (1794) es un alegato a favor de las reformas necesarias en la agricultura y ganadería para impulsar su crecimiento. En Memoria para el arreglo de la política de espectáculos (1796) defiende la cultura popular, sana y limpia de vulgaridades y excesos, pues sirve para el esparcimiento y educación de la gente; aquí se manifiesta en contra de las corridas de toros por sangrientas y violentas. Memoria del Castillo de Bellver (1805) es una descripción artística e histórica del castillo mallorquín donde estuvo prisionero; ahí muestra una gran sensibilidad artística y un agudo sentido de la observación. Compuso muchas obras de carácter jurídico, influyentes en su momento. 

7. Interpretación y valoración

Jovellanos defiende con fuerza y convicción la importancia de la educación generalizada a todos los niños y jóvenes españoles. Comprende muy bien las enormes ventajas que aporta la educación, desde el punto de vista económico, social y cultural. Más allá de la estrechez de miras de muchas personas de su época, supo elevar la mirada y comprender que la prosperidad y la felicidad de los individuos se ligaban directamente a su grado de instrucción. Jovellanos defiende plausiblemente en este texto las ventajas de una sociedad educada.

El ilustrado gijonés emplea un estilo directo y claro, reforzando su argumentación a través de ejemplos y analogías y empleando la interrogación retórica como recurso clave para aportar elegancia y convicción. Su tendencia a la enumeración y a los efectos de repetición aportan frescura y elegancia a su texto.

El léxico empleado es variado y expresivo, lo que contribuye a una lectura amena y entretenida. Acaso lo más importante sea la preocupación del autor por la falta de una educación pública que aporte prosperidad y decencia al cuerpo social. Aquí podemos apreciar muy bien cómo Jovellanos es adelantado de su tiempo; supo ver muy bien la importancia nuclear de la instrucción para el fomento de la cohesión social y el cultivo de los talentos individuales. Esto tardaría casi un siglo en ser comprendido y aceptado en Europa. 

Como suele ocurrir con los escritores perspicaces, su reflexión no ha perdido un ápice de actualidad, a lo que contribuye un estilo fluido y fresco. Sus argumentos casi se pueden emplear hoy con la misma eficacia, pues el poder de la instrucción pública y su capacidad transformadora es muy elevado. 


2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora 

1) Resume el texto (100 palabras, aproximadamente). 

2) Señala su tema principal y los secundarios. 

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido. 

4) Analiza los aspectos propios del género literario al que pertenece, teniendo en cuenta que aparece una carta y que se trata de exponer persuasivamente un tema de actualidad. 

5) ¿Qué tono tiene el texto de Jovellanos: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario? 

6) ¿Qué tipo de argumento es el más empleado? Recuerda la metáfora de los primeros párrafos.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado. 

 

2.2. Interpretación y pensamiento analítico 

1) ¿Por qué afirma que la educación pública es eficaz para vivir mejor? 

2) ¿Qué relación establece entre la educación y la rectitud moral? ¿Por qué?

3) En un momento dado, afirma Jovellanos que “donde no hay instrucción, todo falta”. Explica su sentido más profundo.

4) ¿Cómo divide la actividad económica? ¿Favorece por igual la educación a los tres sectores?

5) ¿Contribuye la ignorancia a la generalización de los vicios? ¿Qué se deduce de aquí? 

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un poema o texto en prosa de ficción, o  ensayística que exprese una situación social negativa como la planteada por Jovellanos; puedes sugerir soluciones. Puedes hacerlo imitando el tono discursivo, como Jovellanos. 

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y el escritor Gaspar Melchor de Jovellanos a propósito de su obra y de su vida. 

3) Realiza una exposición sobre Gaspar Melchor de Jovellanos, su literatura y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc. 

4) Aporta o crea imágenes que sirvan para expresar la importancia de la educación, o de otro elemento social (equidad, sanidad, cortesía, etc.). Arguméntalo con ejemplos y otras razones convincentes, siguiendo el ejemplo de Gaspar Melchor de Jovellanos.


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