02/11/2020

Gerardo Diego: "Al ciprés de Silos"; análisis y propuesta didáctica

 

Ribera del Bernesga, León (XI-2020) © SVM


Gerardo Diego: "El ciprés de Silos"

 

A Ángel del Río

Enhiesto surtidor de sombra y sueño                1
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño,                    5
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme                     10
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

 

  1. ANÁLISIS

 1. Resumen

Aquí comentaremos el impresionante poema "El ciprés de Silos", de Gerardo Diego, procedente del poemario Versos humanos (1925). Conviene advertir que el título encierra información certera: se trata de una contemplación de un ciprés único, el que crece en el claustro del monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos (Burgos). Es una mirada estupefacta, primero sobrecogida y asombrada, después envolvente e inspiradora para el yo poético.

Como en todo soneto clásico, los cuartetos presentan y explican una situación o un estado, sea físico o emocional. En este caso, se mezclan las dos circunstancias: el poeta visita el claustro y contempla el ciprés. Le provoca una conmoción tan honda que necesita nueve imágenes (resueltas a través de metáforas) para transmitirnos su visión emocionada: "surtidor" –"chorro" alude al mismo término imaginario--, "lanza", "mástil", "prodigio", "flecha" y "saeta". En el verso 13 aparecen otras dos: "torre" y "delirios". Estas imágenes presentan elementos materiales que comparten una característica: verticalidad o elevación. De este modo, el yo poético expresa su vértigo por la altura y la esbeltez del ciprés. Es importante comprender que a lo largo del poema sólo aparece el término imaginario de las metáforas. El real lo encontraremos en el último verso ("mudo ciprés en el fervor de Silos"). Todas las imágenes se entienden pensando en el ciprés, que nos comunica muchas cosas, materiales, emocionales y espirituales, a pesar de ser "mudo". La paradoja final es, simplemente, asombrosa.

2. Métrica, rima y estrofa

El poema presenta la estructura de un soneto: dos cuartetos y dos tercetos. La estructura resultante es: ABBA, ABBA, CCD, EFE. Los versos son endecasílabos y la rima consonante; nótese que los tercetos no son los usuales, sino que adopta una estructura distinta.

3. Comentario estilístico

En muchas ocasiones, cada término va cargado de una densa significación. En el verso 1, "Enhiesto surtidor de sombra y sueño" nos informa del carácter un poco irreal del ciprés. Brota del suelo, pero no es agua, sino algo incorpóreo y onírico, como del mundo del espíritu (a eso se refiere "sombra y sueño"). En el verso 2, ("que acongojas al cielo con tu lanza") a través de una metáfora hiperbolizada, con prosopopeya o personificación incluida, nos permite ver que su altura parece causar temor al mismo cielo. Continúa en el verso 3 la metáfora del agua que sube con fuerza, pero con una metonimia nueva: el chorro casi alcanza las estrellas, es decir, la bóveda celeste, la más alta de las esferas. El verso 4 introduce un movimiento: el ciprés gira sobre sí mismo, pues eso significa "devanado". La intención del árbol es insensata, pues se trata de un "loco empeño" inalcanzable, quizá por eso más admirable.

El segundo cuarteto nos ofrece cuatro imágenes yuxtapuestas en los dos primeros versos. Todas insisten en la misma idea: verticalidad, singularidad, rareza, milagro. "Mástil de soledad" nos informa que es el único árbol del claustro, cuya altura seguramente sobrepasa el tejado del edificio, de ahí que lo califique de "prodigio isleño"; es como un milagro, algo sobrenatural que surge inesperadamente. Las metáforas "Flecha de fe, saeta de esperanza" (v. 6) introduce por primera vez el elemento espiritual: la fe y la esperanza, que suben al cielo disparadas, veloces, hacia el encuentro con la divinidad celestial. En el verso 7 se presenta una acotación temporal, "Hoy", lo que nos permite situarnos en un momento (que realmente ocurrió, cuando Diego visitó el monasterio con un amigo en 1924). El yo poético se presenta a sí mismo a través de una hermosa metonimia: "mi alma sin dueño" (v. 8); frente a la firmeza inamovible del ciprés, el poeta errático y acaso extraviado; es una antítesis honda de bellísima factura. También añade una referencia geográfica, "riberas del Arlanza", lo que nos permite ir ubicando el lugar y el tiempo de la experiencia física o real que dio lugar al poema.

Los tercetos imprimen un giro inesperado de naturaleza intimista y subjetiva, pues el verbo en primera persona, "vi", nos coloca ante la reacción emocional y espiritual del yo poético ante la contemplación del ciprés. Lo aprecia como "señero, dulce, firme" (v. 9). La sinestesia que crean estos tres adjetivos acuña una imagen definitiva en el lector: estamos ante un árbol noble y acogedor que tiene algo que contarnos. El yo poético anhela diluirse con el árbol para "ascender como tú, vuelto en cristales" (v. 11). El ansia de elevación, es decir, de transcendencia, invade al yo poético, que aspira a fusionarse en la transparencia diáfana de la belleza arbórea para subir y subir.

El último terceto apura el éxtasis contemplativo. Comienza con la concatenación "como tú", que no expresa sino el deseo del yo poético de compartir algo de su naturaleza secreta, acaso divina que posee el ciprés. La metáfora "negra torre de arduos filos" insiste en la altura y esbeltez del ciprés, al que ahora se añade su color oscuro y a sus bordes más bien afilados y poco fáciles. La ascensión que propone no es fácil y hay que ganársela con paciencia y dedicación, parece querer decir. La metáfora final, "ejemplo de delirios verticales" (v. 13) conecta inmediatamente con el "loco empeño" (v. 4) y remacha la sensación del yo poético de que el ciprés está inmerso en una aventura vertical tan irracional como noble: llegar al cielo con su altura. El último verso, "mudo ciprés en el fervor de Silos" aporta el referente real de todas las imágenes para que el lector comprenda cabalmente todo el sentido del poema: es el ciprés silencioso (pero con tanto que decir para quien sabe escuchar), en el monasterio de Silos, aludido a través de una bella metonimia, "el fervor": el celo ardiente ante Dios y el entusiasmo del yo poético ante el ciprés en ese lugar tan especial: el claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos.

4. Contextualización 

Gerardo Diego Cendoya (Santander, 1896 – Madrid, 1987) es uno de los más importantes poetas españoles del siglo XX. Miembro de la Generación del 27, cultivó la poesía tradicional y la vanguardista (especialmente, la creacionista) con gran éxito de crítica y público. No olvidemos que su Poesía española. Antología 1915-1931 (1932) y Poesía española. Antología (Contemporáneos) (1934) fueron títulos fundamentales para dar a conocer los nuevos poetas de la Generación del 27, en el primero; y ofrecer una amplia mirada histórica-literaria sobre la poesía española del primer tercio del siglo XX, en el segundo.

  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (aproximadamente, 100 palabras).

2) Señala su tema y sus apartados temáticos. Fíjate en qué persona están conjugados los verbos para delimitar de quién se habla.

3) Establece la métrica, la rima y la forma estrófica utilizada.

4) Existen muchas imágenes que aluden a la verticalidad: señala las más expresivas e indica su sentido.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Por qué el poeta desea diluirse con el ciprés?

2) ¿Qué tipo de emociones se despiertan en el interior del poeta? ¿Por qué?

3) Establece una comparación antitética entre el ciprés y el yo poético: firme/errático, por ejemplo.

2.3. Fomento de la creatividad

1) Documéntate sobre el poeta Gerardo Diego y realiza una exposición en la clase con ayuda de medios TIC, creando un póster, etc.

2) El ciprés, árbol humilde y común, ha inspirado sentimientos intensos al poeta. Elige un árbol y expresa las emociones que despiertan en ti. Puedes hacerlo en papel, por imagen –dibujo, fotografía--, con música, o todos los medios combinados a la vez.

3) Escribe un relato basado en la visita a un lugar distinto, solo en compañía.


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