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JOSÉ ZORRILLA: DON JUAN TENORIO
- ANÁLISIS
José Zorrilla (Valladolid, 1817 – Madrid,
1893) es uno de los más destacados y célebres escritores españoles del período
romántico. Tocó todos los géneros literarios con gran fortuna y acierto, pues
sus dotes creativas eran impresionantes. Sin embargo, ha sido en el ámbito de
las leyendas históricas --en verso— y en el teatro donde dejó sus frutos más
granados y populares.
Aquí analizaremos Don Juan Tenorio (1844), su obra más célebre y reconocida. Este
drama en verso –por eso se le denomina también poema dramático-- recrea el mito
de don Juan, creado por otro insigne dramaturgo barroco, Tirso de Molina, con
su obra El burlador de Sevilla y
convidado de piedra (1630). Zorrilla no es original en la temática
abordada, pero sí en el tono y el tratamiento del asunto principal: ¿tiene
derecho a la salvación divina un crápula desvergonzado? Tirso de Molina,
aplicando estricta justicia poética, piensa que no; Zorrilla, más convencional,
opina que sí. De ahí la diferencia diametralmente opuesta en los desenlaces: Tirso
lo manda a los infiernos; Zorrilla lo envía al cielo con doña Inés. El lector
puede elegir el desenlace más razonable, aunque siempre será polémico.
El mito de don Juan es una aportación
mayor y sustanciosa de la literatura española al arte universal. Atrae y
fascina a creadores y público como un imán; parece como si todos quisiéramos
compartir un poco de su personalidad; como si fuera una tentación irresistible
abrazar una vida licenciosa, sin límites morales de ningún tipo y vociferando a
los cuatro vientos sus atropellos y crímenes de toda laya. Pero la esencia del
mito no es tan fácil de sustanciar y su tratamiento artístico puede caer
fácilmente en la convencionalidad, la superficialidad o la intrascendencia,
como ha ocurrido muchas veces, sobre todo en el teatro español de principios
del S. XX. El novelista y ensayista Gonzalo Torrente Ballester (Ferrol, 1910 –
Salamanca, 1999) ha dedicado certeros e iluminadores artículos a este asunto; y
él mismo aborda el mito con enorme originalidad y coherencia en su novela Don Juan (Barcelona: Destino, 1963).
La ambientación de la acción es muy
cautivadora: Sevilla, 1545; un lugar y un momento en plena ebullición, con el
tráfico de personas y el comercio de Indias en pleno desarrollo. Don Luis Megía
y don Juan Tenorio quedan en la taberna de Butarelli para hacer balance, según
habían convenido un año antes, de sus tropelías contra hombres y mujeres. Don
Juan es claro vencedor numérico en cuanto a hombres muertes y mujeres burladas,
deshonradas o engañadas. También asisten, embozados, el padre de don Juan y de
doña Inés, joven recluida en un convento y destinada a ser esposa del
conquistador. Este, con engaños y trampas, seduce a la futura esposa de don
Luis y luego, con la ayuda de monjas venales, le hace llegar una carta a doña
Inés declarándole su amor y su intención de raptarla y llevársela a su finca a
orillas del Guadalquivir. En efecto, realiza este plan; de noche, a la orilla
del río, ambos se declaran enamorados. Pero don Luis y don Gonzalo de Ulloa, el
comendador, padre de doña Inés, lo siguen hasta allí con ánimo de venganza.
Luchan y don Juan mata a ambos contendientes, al primero de un pistoletazo y al
segundo de una estocada. Le echa la culpa a los cielos para buscar alivio a su
conciencia. Acto seguido huye a Italia para escapar de la justicia. Hasta aquí,
la primera parte del drama, desplegada en cuatro actos.
La segunda parte tiene lugar en el mismo
lugar, cinco años después. Don Juan ha regresado y se encuentra que su finca se
ha convertido en un cementerio donde yacen a los que él mató más doña Inés, lo
que lo turba profundamente. El escultor que talla las estatuas de los muertos
lo explica lo que ha pasado. Don Juan invita a una cena a sus viejos amigos el
capitán Centellas y Avellaneda, personajes tronados más cercanos al miles gloriosus que a hombres decentes.
Las sombras y las estatuas de las tumbas cobran vida y también desean
participar en ese convite. Don Juan, temerario y con público, lo acepta.
Centellas y don Juan discuten, de modo que
este mata al bravucón y su amigo; son sus últimas víctimas. Todo se complica
cuando el espíritu de don Gonzalo, a través de la estatua, toma a don Juan para
enviarlo a los infiernos. Justo en ese instante interviene el espíritu de doña
Inés, que ha implorado a la divinidad la salvación del alma del conquistador,
comprometiendo ella su propio destino para garantizar el arrepentimiento de él;
en efecto, así ocurre en el último momento. Esta segunda parte despliega la
acción en tres actos tan trepidantes como en la primera.
La pieza, escrita en verso con una
perfección más que notable, posee un ritmo sostenido y frenético. Los diálogos,
sustanciosos y muy expresivos, cautivan al oyente de principio a fin. Su éxito
inmediato se ha sostenido, con sus altibajos, hasta nuestros días.
Los personajes están dibujados con
nitidez. A cambio, son planos por completo. Desde su primera intervención hasta
la última, hacen lo que se supone que deben realizar, sin titubeos ni
melindres; acaso se escapa un poco el capitán Centellas de este baile
preestablecido de personajes. En este sentido, todo es algo previsible, lo que
le resta sorpresa al argumento.
La personalidad de don Juan es cautivadora
para el público, entre lo repulsivo y lo atractivo. ¿A quién no le apetece
hacer lo que le da la gana sin reparar en daños ni consecuencias de ningún
tipo? ¿Que unas quedan deshonradas y engañadas? Poco importa. ¿Que otros
pierden su hacienda, su reputación o su vida? Es lo mismo. Don Juan hace lo que
le apetece de un modo u otro. Ciutti, su criado, le aplaude y cubre sus
fechorías.
Don Juan también blasfema y vocifera que
no teme a Dios, hasta el último momento, que se arrepiente e implora ayuda para
salvar su alma de las llamas del infierno. Este acto de cobardía final, de
inconsecuencia con sus baladronadas vociferadas a los cuatro vientos en la
taberna de Butarelli, simplemente, lo descalifican. Don Juan, en fin, no es tan
temerario y blasfemo como había voceado. Su actuación cobardica final lo rebaja
a poco más que un bufón rico, un impostor, eso sí, guapo, con buena labia y
habilidoso con la espada.
La interpretación de don Juan y el mito
que encarna ha recibido decenas de interpretaciones: desde que arrastra traumas
infantiles a que sus tendencias sexuales son más bien ambiguas, pasando por su
carácter blasfemo y arrojado, etc. La verdad es que, bien mirado, no es para
tanto. Sin embargo, desde el punto de vista artístico el mito es fascinante e
inagotable.
En el caso de Zorrilla, el manejo tan
habilidoso y virtuoso del lenguaje y los procedimientos expresivos hacen de su
pieza una obra tremendamente atractiva, entretenida y, por momentos,
fascinante. Los personajes hablan con una honda expresividad y soltura, lo que
contribuye mucho al gusto por esta pieza romántica de arriba abajo. La construcción
dramática es perfecta: el ritmo es sostenido, in crescendo, la intriga perfectamente dosificada, los espacios y
el tiempo de desarrollo de la acción contribuyen a la creación de una atmósfera
inquietante, y por ello mismo sugerente.
Tabernas, conventos, finca al lado del
Guadalquivir, cementerio, etc., son espacios intencionadamente lúgubres y
desazonadores; los momentos nocturnos, las sombras que se mueven, las estatuas
que hablan y buscan venganza, etc., contribuyen a esa ambientación romántica y
un poco aparatosa. No por casualidad, el romanticismo español puso sus ojos en
el drama clásico barroco como fuente de inspiración: personajes heroicos y un
poco desenfrenados, ambientes lúgubres e inquietantes, y una pregunta
existencial y metafísica que planea sobre toda la obra --¿qué pasará con este
individuo cuando muera? ¿Logrará salvar su alma?-- son los rasgos compartidos
por los artistas barrocos y románticos.
- PROPUESTA
DIDÁCTICA
2.1. Comprensión
lectora
1) ¿Sobre qué habían apostado don Luis y
su contrincante don Juan? ¿Quién "vence"?
2) ¿Quiénes y por qué asisten embozados,
en la taberna de Butarelli, al inquietante diálogo entre los dos
conquistadores?
3) ¿Qué papel juega Brígida en el asunto
del convento?
4) ¿Cómo logra seducir don Juan a doña
Ana? ¿Qué consecuencias acarrea?
5) ¿Cómo reacciona doña Inés cuando se
topa con don Juan cara a cara?
6) ¿Qué ocurre en la finca de don Juan al
lado del Guadalquivir?
7) La antigua finca de don Juan, ¿qué es
ahora? ¿Qué ha ocurrido para que pase eso?
8) Don Gonzalo, en estatua, ¿qué pretende?
9) Explica el papel del capitán Centellas
en el banquete final.
10) ¿Quién salva el alma de don Juan? ¿Por qué?
2.2. Interpretación y pensamiento analítico
1) Don Juan, ¿posee principios morales?
2) Explica cuáles son las víctimas
directas de los atropellos del conquistador.
3) La apuesta con don Luis, ¿es lógica? ¿Cómo
podemos calificar la conducta de estos dos bravucones?
4) Don Juan, ¿llega a sentir auténtico
amor por alguien a lo largo de la obra?
5) ¿Cómo apreciamos el papel de la honra
en los personajes del drama?
6) Analiza la psicología de doña Inés y
valora su comportamiento.
7) Explica los posibles rasgos de dominio del hombre sobre la mujer en este drama.
2.3 Comentario de texto específico
(Escena
X del acto IV de la 1.ª parte)
DICHOS y DON LUIS, soltando una carcajada
de burla
D.
LUIS.- Muy bien, don Juan. 1
D.
JUAN.- ¡Vive Dios!
D.
GONZALO.- ¿Quién es ese hombre?
D.
LUIS.- Un testigo
de
su miedo, y un amigo,
Comendador,
para vos. 5
D.
JUAN.- ¡Don Luis!
D.
LUIS.- Ya he visto
bastante,
don
Juan, para conocer
cuál
uso puedes hacer
de
tu valor arrogante;
y
quien hiere por detrás 10
y
se humilla en la ocasión,
es
tan vil como el ladrón
que
roba y huye
D.
JUAN.- ¿Esto más?
D.
LUIS.- Y pues la ira soberana
de
Dios junta, como ves,
15
al
padre de doña Inés
y
al vengador de doña Ana,
mira
el fin que aquí te espera
cuando
a igual tiempo te alcanza,
aquí
dentro su venganza 20
y
la justicia allá fuera.
D.
GONZALO.- ¡Oh! Ahora comprendo... ¿Sois vos
el
que...?
D.
LUIS.- Soy don Luis Mejía,
a
quien a tiempo os envía
por
vuestra venganza Dios. 25
D.
JUAN.- ¡Basta, pues, de tal suplicio!
Si
con hacienda y honor
ni
os muestro ni doy valor
a
mi franco sacrificio
y
la leal solicitud
30
con
que ofrezco cuanto puedo
tomáis,
¡vive Dios!, por miedo
y
os mofáis de mi virtud,
os
acepto el que me dais
plazo
breve y perentorio, 35
para
mostrarme el Tenorio
de
cuyo valor dudáis.
D.
LUIS.- Sea; y cae a nuestros pies,
digno
al menos de esa fama
que
por tan bravo te aclama. 40
D.
JUAN.- Y venza el infierno, pues.
Ulloa,
pues mi alma así
vuelves
a hundir en el vicio,
cuando
Dios me llame a juicio,
tú
responderás por mí. 45
(Le da un pistoletazo.)
D.
GONZALO.- ¡Asesino! (Cae.)
D.
JUAN.- Y tú, insensato,
que
me llamas vil ladrón,
di
en prueba de tu razón
que
cara a cara te mato.
(Riñen, y le da una estocada.)
LUIS.-
¡Jesús! (Cae.)
D.
JUAN.- Tarde tu fe ciega 50
acude
al cielo, Mejía,
y
no fue por culpa mía;
pero
la justicia llega,
y a
fe que ha de ver quién soy.
CIUTTI.-
(Dentro.)
¿Don
Juan?
D.
JUAN.- (Asomando al balcón.)
¿Quién es? 55
CIUTTI.- Por aquí;
salvaos.
D.
JUAN.- ¿Hay paso?
CIUTTI.-
Sí;
arrojaos.
D.
JUAN.- Allá voy.
Llamé
al cielo y no me oyó,
y
pues sus puertas me cierra,
de
mis pasos en la tierra 60
responda
el cielo, y no yo.
(Se arroja por el balcón, y se le oye caer
en el agua del río, al
mismo tiempo que el ruido de los remos
muestra la rapidez del
barco en que parte; se oyen golpes en las
puertas de la
habitación, poco después entra la justicia, soldados, etc.)
a)
Comprensión lectora
1) Resume el texto (100 palabras).
2) Analiza física y psicológicamente a los
personajes.
3) Determina el lugar y el tiempo en que
ocurre la acción.
4) Explica la métrica del fragmento.
5) Localiza y explica los recursos
estilísticos que aparecen en la obra.
6) ¿A quién le echa la culpa don Juan de sus crímenes?
b)
Interpretación
1) ¿Por qué estos personajes han llegado a
esa situación?
2) ¿Cómo podemos calificar el
comportamiento de don Juan?
3) ¿Qué papel juega la venganza en estos
personajes?
4) Ciutti, ¿ocupa un papel relevante en
este fragmento?
5) Don Juan, ¿tiene remordimientos por sus crímenes?
2.4. Fomento de la creatividad
1)
Elabora un póster o presentación con medios informáticos sobre la vida y
la obra de Juan Zorrilla, o sobre las distintas versiones del Don Juan.
2) Inventa una historia de un don Juan
moderno, con el desarrollo y el final que estimes justo.
3) Realizar una lectura dramatizada o
poner en escena toda o parte de la obra es un excelente ejercicio creativo.
4) Si tú fueras don Juan, o doña Inés,
¿cómo reaccionarías ante la actitud del otro o la otra?
5) Analiza si en nuestro mundo actual son
posibles y toleradas o tolerables actitudes como la de don Juan.
6) ¿Por qué el personaje del mito ejerce
tanta fascinación entre la gente? Escribe un ensayo sobre el asunto.
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