León (XI-2020) © SVM |
JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE
HITA: LIBRO DE BUEN AMOR
- ANÁLISIS
Juan
Ruiz, arcipreste de Hita es uno de los más notables autores de la literatura
española. Vivió en la primera mitad del siglo XIV (h. 1283 – h. 1351) y era
hombre de Iglesia; su cargo eclesiástico en Hita (Guadalajara), documentado, es
testimonio de ello. Estamos en la Edad Media tardía, lo que explica cierta
madurez temática y expresiva, tras un siglo XIII realmente prodigioso, gracias,
entre otras cosas, al inteligente trabajo de Alfonso X el Sabio.
Juan
Ruiz escribe un texto muy extenso, titulado en el siglo XX como Libro de buen amor, escrito en una
primera versión en 1330, luego corregida y ampliada en 1343. De la lectura se
deduce inmediatamente que Juan Ruiz era un hombre muy bien instruido en
literatura y música, además de sus saberes profesionales tocantes a teología y
filosofía. También se infiere su inteligencia despierta, traviesa, juguetona y
un tanto disconforme con muchos aspectos de la sociedad de su época. De hecho,
estuvo en la cárcel por rebelarse ante los mandatos del arzobispo de Toledo,
Gil de Albornoz.
¿Con
qué intención escribió su magnífica obra? Él mismo afirma que desea ofrecer un
muestrario práctico, como un manual, de todas las posibilidades de la poesía
castellana de la época. Es decir, ofrece un catálogo de todas las formas métricas
y temáticas que circulaban en su tiempo. Se trata de un libro-fuente donde
otros poetas o aficionados podían acudir a ilustrarse, con ejemplos concretos,
sobre los tipos de composiciones poéticas al uso. Al lado, invita a todo aquel
que lo desee de ampliar o añadir nuevos poemas a su libro. Parece que lo
concibió como un libro in fieri,
haciéndose, construyéndose permanentemente y sin fin. La idea, en efecto, es
prodigiosa, fascinante y profundamente original.
La
segunda intención es ofrecer una doctrina moral sobre la conveniencia de seguir
el "buen amor" y evitar el malo. Se ha discutido mucho sobre qué
entiende el autor por "buen amor": el amor religioso a Dios, a la
Virgen y a la corte celestial; acaso el amor humano sometido a los cánones de
comportamiento aceptables por la sociedad –y más en concreto, por la Iglesia—
de su tiempo; tal vez, el deseo sexual directo y franco que obedece a impulsos
primarios. El libro, en este y en otros aspectos, resulta, como siempre ocurre
en las grandes obras, ambiguo, polisémico y deliberadamente abierto, de modo
que admite distintos tipos de interpretación. Quien busque un código de
conducta moral y cívicamente regulado, lo encontrará; quien desee un modelo de
conducta heterodoxa y libertina, ahí tiene un buen ejemplo; quien quiera
entretenerse o fijarse sólo en los aspectos literarios, apartando toda
moralidad, el libro le dará una gran satisfacción, etc. Conviene aquí recordar
que la mayor parte del libro está compuesto empleando la estrofa de cuaderna
vía o tetrástrofo monorrimo (cuatro versos alejandrinos –14 sílabas-- con rima
consonante igual entre ellos: 14 A, 14 A, 14 A, 14 A).
La
tercera intención, a nuestro entender, es ofrecer un texto divertido, jovial,
entretenido, inteligente y lleno de gracia y humor. El autor no oculta su deseo
de componer su texto de modo alegre, vibrante, desenfadado y risueño. Que las
anécdotas argumentales acaben bien o mal para el protagonista casi es lo de
menos; el autor se ríe de sí mismo y de los demás con la misma franqueza, y
también celebra la vida con la misma alegría y jovialidad.
El Libro de buen amor, en esencia, es una
autobiografía ficticia. Juan Ruiz crea un personaje, con su propio nombre y
profesión, que protagoniza aventuras varias, sobre todo de tipo amoroso-erótico.
Ve a una mujer, dice que se enamora perdidamente de ella, busca la ayuda de
Trotaconventos (modelo de Celestina, medianera, alcahueta, etc.) para acceder a
ella y, excepto en una ocasión, fracasa en sus pretensiones. Pero le da igual,
él sigue tan alegre con su vida y sus afanes.
La
filología académica ha establecido, con gran brillantez, las fuentes que siguió
Juan Ruiz para componer su texto. No es este el lugar para sintetizarlas; baste
con recordar que son latinas y castellanas, antiguas y modernas, religiosas y
profanas, etc. Para su intención de recoger todos los modelos literarios al
uso, todo el material previo le viene bien y lo trata con habilidad y acierto.
No
tiene mucho objeto tratar de resumir el contenido general del libro, dada su
heterogeneidad. Habría que dividir las serranillas de las cantigas a la Virgen,
las fábulas morales de las andanzas del andariego arcipreste, y así un largo
etcétera. Nosotros hemos seleccionado un fragmento de la batalla de don Carnal
contra doña Cuaresma, uno de los pasajes más divertidos, chispeantes y amenos
del Libro de buen amor, para ilustrar
su poderoso atractivo literario y para desplegar nuestras actividades
didácticas.
El
fragmento aquí seleccionado relata la batalla de don Carnal (cuyas huestes son
animales de todo tipo, carne preparada para consumir, todo acompañado de buen
vino, por descontado, etc.) contra doña Cuaresma (cuyos soldados son vegetales
y peces, especialmente). El texto posee un valor simbólico y parabólico
evidente. El ejército de Doña Cuaresma está compuesto por los alimentos que la
Iglesia prescribía para el período cuaresmal; los de don Carnal son,
justamente, los prohibidos para esos cuarenta días antes del domingo de
Resurrección. La batalla es feroz y divertida a partes iguales. El hecho de que
venza doña Cuaresma parece indicar que el "bien", la Iglesia, el
orden social y religioso establecido, vencen al "mal", el desenfreno,
la francachela, la buena comida y bebida, etc. Pero como el tono de broma
preside la feroz guerra, todo sugiere que la cosa no fue para tanto, que la
vida sigue igual de divertida que siempre y que sí, claro, hay que cumplir los
preceptos, porque de lo contrario, las consecuencias podrían ser...
ridículamente graves.
El
realismo simbólico del fragmento es asombroso. Si se enumeran el número de
peces, de mar o de agua dulce, que aparecen en el fragmento, resulta
sorprendente los conocimientos de Juan Ruiz. Lo mismo ocurre con los animales y
los tipos de carne. Otro aspecto llamativo es la aparición de un buen número de
topónimos, referidos a poblaciones y ríos de España, desde Sevilla a Bermeo,
desde Bayona de Galicia a Valencia. El autor conocía muy bien la geografía
española de la época; hoy, casi setecientos años después, es sorprendente los
amplios conocimientos de Juan Ruiz sobre ciencias naturales, geografía
española, cocina, etc.
La
crítica ha visto en este enfrentamiento de don Carnal contra doña Cuaresma una
parodia de los cantares de gesta de los siglos anteriores. Bien puede ser,
porque el combate entre las carnes y los pescados, con la ayuda de los
vegetales es cruenta, feroz y... muy divertida. Se imitan las grandes
narraciones épicas para generar gracia y humor, con el fin de divertir al
lector.
Las 31 estrofas elegidas (124 versos)
desarrollan una parte de la batalla entre la fiesta y el desenfreno (don
Carnal) contra la contención y la severidad (doña Cuaresma). Vence esta última
tras una batalla "encarnizada" --nunca mejor dicho--. Las huestes se
enfrentan y luchan con denuedo, pero la superioridad del ejército de doña
Cuaresma es abrumadora, por lo que vencen. Finalmente, a Cecina y Tocino,
generales principales de don Carnal, los ejecutan con escarnio. A este lo
aíslan y lo someten a ayuno riguroso. El carácter festivo y el tono de sorna
circulan subliminalmente por el texto. Esto aumenta su naturaleza divertida.
El
realismo del relato es asombroso. Juan Ruiz conocía muy bien los aspectos
prácticos de la comida, de la bebida, de los animales y peces, de la guerra,
etc. Esto aumenta la viveza y encanto del relato. Por ejemplo, cita, si no
hemos contado mal, veintiocho animales acuáticos, de río y de mar. Le
corresponden otros tantos tipos de animales o de carne, y aun algún vegetal
("puerro") aparece en la contienda. La narración es rápida, vibrante,
realista y plástica. Usa el lenguaje bélico de los cantares de gesta para
introducir este verismo humorístico, alegórico y divertido.
El
uso de los recursos retóricos es muy acertado y expresivo. Comparaciones,
hipérboles, metáforas, personificaciones, etc. se ponen al servicio de una
construcción literaria plástica y vivaz. Su frescura perdura intacta a lo largo
de los siglos; podríamos decir que fue escrito ahora mismo, dada la fuerza del
lenguaje –coloquial, directo, gracioso--, el tono humorístico y burlesco, y la
dimensión alegórica del relato, tan pertinente en el siglo XIV como en el XXI.
2. PROPUESTA
DIDÁCTICA
[1097]
Desque vino la noche, mucho después de çena,
que tenía cada uno ya la talega
llena,
para entrar en fasienda con la dueña
serena,
adormiéronse todos después de la hora
buena.
[1098]
Esa noche los gallos con grand' miedo estovieron,
velaron con espanto, nin punto non
dormieron:
non avía maravilla, que sus mugeres
perdieron:
por ende se alborotaron del roído que
oyeron.
[1099]
Fasía la media noche en medio de las salas
vino doña Quaresma: «¡Dios Señor, tú me
valas!»
Dieron voses los gallos, batieron de las
alas,
llegaron a don Carnal aquestas nuevas
malas.
[1100]
Como avía el buen omen sobra mucho comido,
con la mucha vianda mucho vino ha
bebido,
estava apesgado e estava adormido,
por todo el su real entró el
apellido.
[1101]
Todos amodorrados fueron a la pelea,
pusieron las sus fases, ninguno non
platea,
la compaña del mar las sus armas
menea,
viniéronse a ferir desiendo todos:
«¡Ea!»
[1102]
El primero de todos que ferió a don Carnal,
fue el puerro cuello albo, e feriolo muy
mal,
físole escupir flema, ésta fue grand'
señal,
tovo doña Quaresma que era suyo el
real.
[1103]
Vino luego en ayuda la salada sardina,
ferió muy resiamente a la gruesa
gallina,
atravesósele en el pico, afogola
ayna,
después a don Carnal falsol' la
capellina.
[1104]
Viníen las grandes mielgas en esta delantera,
los berdeles e gibias guardan la
costanera:
vuelta es la pelea de muy mala
manera,
caía de cada cabo mucha buena
mollera.
[1105]
De parte de Valençia veníen las anguilas
salpresas e trechadas a grandes
manadillas,
daban a don Carnal por medio de las
costillas,
las truchas de Alberche dábanle en las
mexillas.
[1106]
Ay andaba el atún como un bravo león,
fallose con don Tosino, díxole mucho
baldón,
si non por doña Ceçina que l' desvió el
pendón,
diéranl' a don Ladrón por medio del
coraçón.
[1107]
De parte de Bayona veníen muchos caçones,
mataron las perdiçes, castraron los
capones,
del río de Enares venían los
camarones,
fasta en Guadalquivil ponían sus
tendejones.
[1108]
Allí con los lavancos lidian barvos et peçes,
dis' la pixota al puerco: «¿Dó estás, que
non paresçes?
»Si ante mí te paras, darte he lo que
mereçes,
»ençiérrate en la mesquita, non vayas a
las preses.»
[1109]
Allí vino la lija en aquel desbarato,
traía muy duro cuero con mucho
garabato,
et a costados e a piernas dávales negro
rato,
ansí trabava d'ellos como si fuese
gato.
[1110]
Recudieron del mar, de piélagos e charcos
compañas mucho estrañas e de diversos
marcos,
traían armas muy fuertes, e ballestas, e
arcos:
más negra fue aquésta que non la de
Larcos.
[1111]
De Sant Ander vinieron las bermejas langostas,
traían muchas saetas en sus aljabas
postas,
fasían a don Carnal pagar todas las
costas,
las plasas, que eran anchas, fasíansele
angostas.
[1112]
Fecho era el pregón del año jubileo,
para salvar sus almas avían todos
deseo,
quantos son en la mar vinieron al
torneo,
arenques et besugos vinieron de
Bermeo.
[1113]
Andava y la utra con muchos combatientes,
feriendo e matando de las carnosas
gentes,
a las torcasas matan las sabogas
valientes,
el delfín al buey viejo derribole los
dientes.
[1114]
Sábalos et albures et la noble lamprea
de Sevilla et de Alcántara venían a levar
prea,
sus armas cada uno en don Carnal
emprea,
non le valía nada de çeñir la correa.
[1115]
Bravo andava el sollo, un duro villanchón,
tenía en la su mano grand' maça de un
trechón,
dio en medio de la fruente al puerco e al
lechón,
mandó que los echasen en sal de
Villenchón.
[1116]
El pulpo a los pavones non les dava vagar,
nin a los faysanes non dexava volar,
a cabritos et a gamos queríalos
afogar,
como tiene muchas manos, con muchos puede
lidiar.
[1117]
Allí lidian las ostras con todos los conejos,
con la liebre justavan los ásperos
cangrejos,
d'ella e d'ella parte danse golpes
sobejos,
de escamas et de sangre van llenos los
vallejos.
[1118]
Allí lidia el conde de Laredo muy fuerte,
congrio, çeçial, e fresco mandó mala
suerte
a don Carnal seguiendo, llegándol' a la
muerte,
está mucho triste, non falla que l'
confuerte.
[1119]
Tomó ya quanto esfuerço e tendió su pendón,
ardís et denodado fuese contra don
Salmón.
De Castro de Urdiales llegaba esa
saçón,
atendiole el fidalgo, non le dixo de
non.
[1120]
Porfiaron grand' pieça, e pasaron grand pena,
si a Carnal dexaran, diéral' mal
estrena,
mas vino contra él la gigante
ballena,
abrazose con él, echolo en la arena.
[1121]
Las más de sus compañas eran ya fallesçidas,
muchas d'ellas murieron, et muchas eran
foídas,
pero ansí apeado fasía grandes
acometidas,
defendiose quanto pudo con manos enfraqueçidas.
[1122]
Como estaba ya con muy pocas compañas,
el jabalín et el çiervo fuyeron a las
montañas,
todas las otras reses fuéronle muy
estrañas,
los que con él fincaron, non valían dos
castañas.
[1123]
Si non fuese la çeçina con el grueso toçino,
que estaba amarillo de días
mortesino,
que non podía de gordo lidiar sin el buen
vino
estaba muy señero, çecado e mesquino.
[1124]
La mesnada del mar físose un tropel,
fincaron las espuelas, dieron todos en
él,
non lo quisieron matar, hobieron duelo
d'él,
a él e a los suyos metieron en un
cordel.
[1125]
Troxiéronlos atados porque non escapasen,
diéronlos a la dueña ante que se
aforrasen,
mandó luego la dueña, que a Carnal
guardasen,
et a doña Ceçina con el toçino
colgasen.
[1126]
Mandolos colgar altos bien como atalaya,
et que a descolgallos ninguno y non
vaya,
luego los enforcaron de una viga de
faya,
el sayón iba desiendo: «Quien tal fiso tal
haya.»
[1127]
Mandó a don Carnal, que guardase el ayuno,
et que lo toviesen ençerrado a do non lo
vea ninguno,
si non fuese doliente o confesor
alguno,
et que l' diesen a comer al día manjar
uno.
Como el texto es muy amplio, se pueden elegir sólo algunas estrofas para desarrollar una actividad didáctica. Esta puede ser oral o escrita, en clase o en casa, individual o en grupo.
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el texto e indica su tema.
2)
Enumera y describe los personajes que aparecen en la contienda.
3)
Indica un texto narrativo y otro descriptivo.
4)
Explica por qué es un texto alegórico, partiendo de las figuras de don Carnal y
doña Cuaresma.
5) Analiza el efecto estético de los recursos estilísticos.
2.2 Interpretación y
pensamiento analítico
1)
¿Qué valores morales o tipo de actitud representan don Carnal y doña Cuaresma?
2)
Cuando Juan Ruiz se refiere a tipos de peces de distintas ciudades costeras
españolas, ¿qué quiere significar con ello, que fue una batalla menor o de gran
envergadura?
3)
¿Existe crueldad en el relato? ¿De verdad o de bromas?
4) El hecho de que venza doña Cuaresma, ¿qué indica sobre la intención moral del autor?
2.3 Fomento de la
creatividad
1)
Transforma en prosa el texto objeto de análisis.
2)
Pasa a lenguaje plástico --dibujo o pintura— el texto o una escena de él.
3)
Inventa un relato alegórico como el de Juan Ruiz significando algo distinto
sobre valores morales, pero sin perder el tono festivo y alegre.
4)
Realiza una presentación, en cartel o con medios informáticos, sobre Juan Ruiz
y su obra Libro de buen amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario