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JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: “VINO PRIMERO PURA” (DE ETERNIDADES, 1918)
“Vino primero
pura”
Vino primero
pura, 1
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes; 5
y la fui odiando sin saberlo.
Llegó a ser una reina
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!
Más se fue desnudando 10
y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica 15
y apareció desnuda toda.
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
Eternidades,
1918
- ANÁLISIS
- Resumen
Juan Ramón Jiménez (Moguer,
Huelva, 1881 – San Juan, Puerto Rico, 1958) es uno de los más completos poetas
en lengua española y la figura literaria más señera de la Generación del 14. El
poema “Vino primero pura” procede de Eternidades
(1918), uno de los poemarios más significativos e interesantes del poeta de
Moguer en su proceso de evolución poética hacia la esencialidad, la
reconcentración y el desprendimiento de lo ornamental y accesorio del poema.
Estamos, pues, en el corazón de la etapa intelectual, caracterizada por una
poesía más reflexiva, depurada en el fondo y en la forma y de carácter
meditativo e indagatorio sobre la esencia de las cosas, incluida la vida del
poeta.
“Vino primero pura” presenta una contemplación retrospectiva sobre el quehacer poético del propio poeta a lo largo del tiempo. Juan Ramón extiende una mirada hacia su pasado literario y encuentra tres fases: una primera de sencillez, transparencia y autenticidad; es el período inicial de la iniciación y los primeros tanteos. Sigue una segunda fase donde lo exterior, lo ornamental y la forma predominan sobre el contenido y el fondo; sin saberlo, el poeta detestaba este tipo de poesía vistosa. La tercera y última fase coincide con un retorno a la sencillez esencial, la autenticidad transcendente de la poesía como un camino de descubrimiento del mundo y de uno mismo. La celebra como la “pasión de mi vida”, es decir, el motivo principal de sus ocupaciones y preocupaciones, de sus acciones y de su pensamiento.
- Tema
El tema o asunto principal del poema es la mirada contemplativa sobre el quehacer poético del propio poeta. Enunciado de otro modo: repaso de su actividad artística y su proceso evolutivo, alcanzando un punto de satisfacción y dicha con la identificación de la poesía como “pasión” de su vida.
- Apartados temáticos
El poema presenta tres
apartados temáticos:
-En el primer apartado
(primera estrofa, vv. 1-3) se presenta la fase temporal de inicios y tanteos
artísticos. Ahí la poesía es auténtica, limpia y transparente; pronto se crea
un fuerte vínculo entre ella y el poeta.
-En el segundo apartado
(estrofas segunda y tercera, vv. 4-9) se explica la evolución poética del
artista hacia un arte emperifollado, ornamental, aparatoso y poco profundo.
Ello enfadó al poeta, que encuentra su poesía irritante por aparatosa y
superficial.
-El tercer apartado (estrofas cuarta, quinta y sexta, vv. 10-16) el poeta expresa la evolución de su poesía hacia la esencialidad, la transparencia significativa, la integridad transcendente del acto poético como forma de exploración y de conocimiento. Se cierra con una confesión exaltada de la fundamental importancia de la poesía en su vida.
- Aspectos métricos, de rima y estrofa
El poema consta de dieciocho versos predominantemente heptasílabos; sin embargo, también aparecen endecasílabos (vv. 6, 9, 17 y 18). No existe una rima reconocida, aunque sí una tendencia a la rima asonante dentro de cada estrofa; quizá se puede hablar de una cierta rima asonante romanceada en é-a para el conjunto del poema. En principio, podemos afirmar que estamos ante un poema en verso libre.
- Análisis estilístico
Este poema posee un
carácter introspectivo y metarreflexivo. El poeta analiza y conceptualiza su
propio quehacer poético. Para ello, personifica la poesía, pero sin llegar a
crear una imagen concreta, por ejemplo, de un ser humano, aunque el impulso
natural del lector es imaginarla como tal, puesto que se desnuda y se viste con
ropajes, actividad propia del hombre. Es importante destacar que el término real
de las metáforas, la poesía, no aparece sino en los dos últimos versos. Este
efecto de elisión crea tensión poética y suspensión de la significación,
adensando el sentido último del poema.
Este conjunto de imágenes y
de estados del alma se configuran ante el lector a través de procedimientos
estilísticos que a continuación explicamos. Comienza con una personificación,
presumiblemente de un ser humano, que parece desnudo ante el poeta, que la ama
“como un niño” (v. 3). Este símil alude a la afición que se establece entre
poesía y poeta: sincera y espontánea. “Vestida de inocencia” es una metáfora
que nos indica la naturaleza del primer acercamiento del poeta a la poesía: con
entusiasmo, sin mancha ni maldad, digamos. Se observa una cierta aliteración de
las vocales cerradas (i, u) que,
combinadas con la repetición del fonema /p/ crea un efecto de movimiento
rítmico, como de acercamiento a galope.
La segunda estrofa
representa a ese ser ricamente vestido; es la poesía ornamentada, florida y
adornada. Ignorante de ello, el poeta comenzó a detestarla, pues no sintonizaba
con ella. En la tercera estrofa se desarrolla la misma imagen que en la
segunda: la poesía adornada en exceso y bien emperifollada campa por sus
respetos. De nuevo el yo poético reacciona con ira, enfado y cólera. La
suspensión y la exclamación retórica posterior de los versos 8 y 9 transmiten
muy bien el enojo del poeta contra su manera de hacer poesía esta segunda fase:
florida, con trino, pero sin sustancia. La metáfora que se encierra en “¡Qué
iracundia de yel [hiel] y sin sentido!” refleja el hartazgo y cabreo del poeta
contra esa poesía del “ay trinar” que también detestaba Antonio Machado por
esos mismos años.
La cuarta estrofa es la más
breve, pues la componen solo dos versos, pero marca un cambio de rumbo en la
trayectoria poética: se vuelve a la esencialidad natural, que se representa en
la metáfora “Mas se fue desnudando” (v. 10). El segundo verso de esta breve
estrofa expresa la reacción del poeta a ese cambio: “yo le sonreía”, metáfora
de su agrado con este retorno a lo básico.
La quinta estrofa posee el
mismo movimiento semántico que la anterior: primero se señala cómo la poesía
vuelve a los esencial primigenio, auténtico y puro (“Se quedó con la túnica /
de su inocencia antigua”, vv.12-13) y luego se consigna la reacción del yo
poético: vuelve a creer en esta poesía que ahora crea, de nuevo con sentido y
esencialista.
La última estrofa
representa la culminación de la transformación de la poesía del poeta en el
momento de escribir. Al fin, aparece la poesía sin ornamentos fatuos ni
contenido de ganga. Se expresa con la imagen de ese cuerpo “desnudo”, sin
ornamentos. En ese instante, se cierra el poema con un epifonema largo y denso
(ocupa los dos últimos versos), en el que el poeta nos confiesa tres hallazgos:
la poesía es su pasión, pero ha de ser poesía “desnuda”, esencialista, digamos,
y, finalmente representa un largo proyecto de futuro, bellamente expresado con
el sintagma “para siempre”. Y en efecto, así ocurrió, Juan Ramón Jiménez se
entregó al quehacer poético con una perseverancia pasmosa y admirable, hasta el
final de sus días en el exilio portorriqueño.
Si pensamos que el poema fue escrito en 1918, podemos comprender que estamos en la cima de la poesía intelectual de nuestro poeta de Moguer. Resume su trayectoria poética con admirable precisión y concisión, sin paliativos y predicando con el ejemplo. Este poema lo es de la poesía “desnuda” que en esa época de su trayectoría le parecía la más auténtica. Sabemos que, en 1937, Juan Ramón pasó a una nueva y definitiva fase de producción poética, la “verdadera” o “suficiente”, lo que nos muestra un poeta en constante búsqueda de una poesía cada más prístina, transcendente, eterna, pdriamos decir.
- Contextualización
Juan Ramón Jiménez (Moguer,
Huelva, 1881 – San Juan, Puerto Rico, 1958), premio Nobel de Literatura en
1956, es uno de los más intensos y significativos poetas españoles del siglo
XX. Como miembro de la Generación del 14, aspira a una depuración verbal y conceptual
de la poesía para que adquiera una transcendencia y transparencia que, a su
juicio, se había perdido en las décadas anteriores, sobre todo a partir de
ciertos excesos románticos y modernistas.
Su producción poética se
divide en una etapa sensitiva (1898 – 1916), justamente bajo los efectos del
tardorromanticismo y del modernismo simbolista, sentimental, sensitiva y
simbolista; una etapa intelectual (1916 – 1936), dominada por una poesía más
esencialista, reconcentrada e intelectualizada; y, finalmente, una etapa
“suficiente o verdadera” (1936 – 1958), bajo el signo de una poesía metafísica,
autorreferencial e integradora de todos los aspectos humanos, incluyendo la
vida y la muerte.
El poema que hemos comentado se ubica en la etapa intelectual porque presenta una concepción esencialista de la expresión poética; los elementos más sensitivos están depurados, transcendidos. En este bellísimo texto metapoético Juan Ramón mira hacia atrás y nos aclara su camino de poeta, con sus comienzos, su primer período ornamental (más o menos coincidente con su poesía modernista y tardorromántica) y su primera madurez artística al logar una poesía intelectual, es decir, grave, llana, honda y esencialista.
- Interpretación
Estamos ante un poema
densamente significativo por su carácter metapoético, pues implica una
reflexión sobre qué es la poesía y cómo se alcanza su perfección. Se trata de
una mirada retrospectiva, exigente y limpia, de lo que Juan Ramón ha logrado
hasta entonces en su empeño poético. El tono admirativo final nos muestra su
satisfacción con sus hallazgos estilísticos y temáticos: la poesía
reconcentrada, limpia y sin concesiones a la frivolidad o la ornamentación. El
mismo poema es un ejemplo perfecto de este tipo de poesía.
En un poema muy breve, Juan
Ramón nos traza con pulso firme su trayectoria poética. Lo hace de un modo
sereno e implacable: detesta su poesía más emperifollada, modernista y con
adherencias románticas, para abrazar con entusiasmo la compuesta con honda
carga reflexiva, existencial y exploradora del mundo y del hombre.
El tono confesional del poema no oculta el enorme esfuerzo depurativo. Se trata de comprimir dieciocho años de producción literaria (su primer libro, Ninfeas, se publicó en 1900) con los logros y, a su juicio, los fracasos. Además de este carácter referencial del poema, quizá lo más interesante es que el propio poema es un bello y asombroso ejemplo de la poesía que describe como verdadera: escueta en la forma, esencial en el contenido, equilibrado y hermoso en su factura verbal.
- Valoración
Como suele ocurrir con la
lectura de la buena poesía, el texto expande su significación inicial para
ofrecer al lector un itinerario conceptual y estético nuevo y fascinante en sí
mismo. La apariencia de una mera anécdota rápidamente se ve superada por un
impacto estético de honda significación emocional y existencial. El tono
confesional y metapoético, expresado con bellas imágenes y una hábil
utilización de ciertos recursos estilísticos hacen de ese poema una auténtica
joya de la poesía española.
Juan Ramón Jiménez es un
poeta muy laborioso y exigente, como hemos podido ver en su teoría y práctica
mostradas en este poema. Depura sus textos hasta límites casi intolerables para
la lengua, buscando belleza y verdad. El resultado es un artefacto verbal que
parece que se abre en la mente del lector como una fruta madura. El acto de
lectura conlleva una exploración no solo estética, sino existencial y verbal.
He aquí el milagro de la poesía lograda, esperando ser degustada por un lector
atento.
[Este análisis es un
pequeño homenaje a este grandísimo poeta, en el centenario de la publicación Eternidades, libro señero de la poesía
española].
- PROPUESTA DIDÁCTICA
(Estas actividades se pueden desarrollar y
realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en
grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o
herramientas complementarias, como las TIC).
2.1. Comprensión lectora
1) Resume el
poema (aproximadamente, 100 palabras).
2) Señala su
tema y sus apartados temáticos. Para ello, contesta a la cuestión ¿de qué y
cómo se expresa el tema?
3) Establece
la métrica, la rima y la forma estrófica utilizada.
4) Existen
tres fases en el quehacer poético juanrramoniano. Explícalas y establece su
relevancia y la propia opinión del poeta.
5) Localiza una docena de recursos estilísticos y explica su eficacia significativa y estética.
2.2. Interpretación y pensamiento analítico
1) ¿Por qué
el yo poético afirma que “¡Qué iracundia de yel y sin sentido!” (v. 9)? ¿A qué
tipo de poesía se refiere?
2) Explica
cómo en cada estrofa, primero explica cómo “aparece” la poesía ante él y luego
reacciona con agrado o desagrado ante ella. ¿Tenemos la sensación de que ha
sido un camino literario fácil el de Juan Ramón Jiménez?
3) ¿Qué desea
transmitir aquí la expresión “¡Oh pasión de mi vida poesía / desnuda, mía para
siempre” (vv. 18)? Establece el grado de importancia que para Juan Ramon poseía
su trabajo poético.
4) Indica los rasgos de la poesía de Juan Ramón Jiménez, miembro de la Generación del 14, perceptibles en este poema.
2.3. Fomento de la creatividad
1)
Documéntate sobre el poeta Juan Ramón Jiménez y realiza una exposición en la
clase con ayuda de medios TIC, creando un póster, etc.
2) Inventa la
biografía de una persona, real o ficticia, y expresa con palabras e imágenes
vivas, las distintas etapas por las que ha pasado. Puedes hacerlo en papel, por
imagen –dibujo, fotografía--, con música, o todos los medios combinados a la
vez.
3) Escribe un
relato basado en la contemplación de tu propia biografía, que no tiene por qué
ser la real, donde se declare cuál es la “pasión de mi vida”. Trata de expresar
las emociones que te sugiere. Puedes darle forma poética, narrativa, dramática,
ensayística, etc.
4) Se puede
realizar un recital poético o una declamación de poemas de Juan Ramón Jiménez,
acompañado de imágenes alusivas y música, ante la clase o la comunidad
educativa. Ahí se pondrá de manifiesto la enorme hondura expresiva de los
poemas de nuestro poeta.
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