06/11/2020

Las TIC en la educación

 LAS TIC EN EL AULA

El monográfico de Cuadernos de Pedagogía dedicado a las TIC en la escuela (Nº 462, diciembre de 2015) me ha inducido a una serie de reflexiones que desearía plasmar aquí. Una vez más, mis pensamientos se sustentan en mi experiencia docente y en una serie de lecturas.

Como marco general, he de afirmar que, en los últimos veinte años, las TIC han inundado los centros docentes en tres esferas importantes: todos los procesos administrativos (de las autoridades educativas y de la dirección del centro hacia los docentes, y viceversa); las relaciones interprofesionales entre profesores (elaboración de la Programación didáctica, exámenes comunes, listados de lecturas, etc.); y, finalmente, una parte importante de la actividad de aprendizaje del alumno (realización de trabajos, búsqueda de información, diccionarios, alguna actividad en el aula de informática, etc.). Pero los pros y contras han surgido inevitablemente. Veamos una síntesis de ambos.

Las ventajas han sido enormes, que paso a enumerar:

  1. Velocidad de intercambio de información de todo tipo.
  2. Accesibilidad a fuentes de conocimiento antes difíciles o escasas.
  3. Mayor fluidez en el diálogo profesional.
  4. Más transparencia en los datos administrativos.

Pero también han surgido inconvenientes importantes, que señalo:

  1. Un porcentaje significativo de profesores (muy en relación con la edad, por ejemplo, de cincuenta años para arriba) no está capacitado –ni desea estarlo-- para un uso diario e insustituible de las TIC ni en el aula ni fuera de ella. Muchos, simplemente, las han orillado deliberadamente. Otros no poseen los conocimientos ni habilidades para alcanzar un buen dominio.
  2. La banalización en los trabajos escritos de los alumnos ha aumentado alarmantemente. Todos sabemos que se ha generalizado el “corta y pega”, que se copia en los exámenes con los distintos artilugios electrónicos, que con algunas imágenes, un par de vídeos capturados de cualquier página y unos textos con tipografía llamativa y letra rimbombante se cubre el expediente de trabajos escolares de toda laya.
  3. Está surgiendo una fractura peligrosa entre profesores (y alumnos, aunque menos) que utilizan las TIC como eje fundamental y los que prefieren métodos más tradicionales.

Volviendo al monográfico de Cuadernos de pedagogía, hay que señalar que la calidad de los artículos es elevada. La contribución más interesante, a mi entender, es la firmada por Manuel Area Moreira, “La escuela en la encrucijada de la sociedad digital”. Señala este profesor que la tecnología digital “está revolucionando los formatos, los procesos, las escenografías y las estructuras culturales del presente” (p. 27). Indica también que las nuevas tecnologías deben venir acompañadas de nuevas pedagogías, lo cual está por ver. Finalmente, realiza una propuesta muy sugerente que titula “Del aprender repitiendo al aprender creando”.

Creo que aquí radica el núcleo duro de su propuesta: sería positivo superar el aprendizaje memorístico, repetitivo y conceptualista, para pasar a otro más intuitivo, activo y “experiencial”. Advierte de la necesidad de “Potenciar que la escuela ofrezca a los estudiantes experiencias culturales variadas, valiosas y entremezcladas en lo presencial y lo virtual” (p. 31). Estamos totalmente de acuerdo con su propuesta porque beneficiaría el aprendizaje significativo y la educación equilibrada de nuestros estudiantes. Es verdad que estos cambios afectan, sobre todo, al papel del profesor. Ahora bien, me gustaría presentar varios matices:

-Este cambio pedagógico se puede realizar también sin TIC, aunque seguramente en menor medida. Las TIC no son el gran tótem ante quien debamos inclinarnos sólo con oír su nombre. Ciertamente, son una herramienta necesaria, pero no suficiente.

-El motor del cambio lo constituye principalmente el profesorado. Si éste asumiera por convicción un nuevo papel en el aula, las dinámicas de enseñanza-aprendizaje cambiarían para bien y rápido. No creo que el papel de liderazgo que muchas propuestas les asignan a los equipos directivos sea tan decisivo. El ejemplo de Finlandia muestra bien que si el conjunto del cuerpo docente asume una dirección pedagógica, el cambio es real y efectivo. Por el contrario, creo que los cambios por decreto o imposición de la dirección de un centro  están condenados muchas veces al fracaso.

-Las modificaciones necesarias, en el plano de las mentalidades y estrategias, han de iniciarse desde los años de formación universitaria de los docentes, no después. A un docente que se le obliga a aprender y practicar, durante años, un determinado camino educativo es difícil que luego adopte otro por decisiones legislativas o teorías pedagógicas de moda si no hay razones muy poderosas (¿Acaso cambian tan alegremente esos teóricos de la pedagogía en su práctica escolar diaria?). Eso ocurre en cualquier actividad humana, de la agricultura a la abogacía, por ejemplo.

-Me gustaría advertir sobre la enorme presión a la que está sometida el docente hoy en día. Burocracia, resultados, pautas estrictas de protocolos de todo tipo, rendición de cuentas, etc. están creando una atmósfera agobiante en el ejercicio profesional. Acaso esto explique, en parte, que los jóvenes no contemplen la profesión docente como una de sus salidas laborales preferidas cuando finalizan la universidad.

-A modo de colofón, una amarga y triste reflexión: algo no hacemos bien. Los muchachos comienzan su trayectoria en secundaria bastante animosos, alegres y confiados; sin embargo, acaban tristes, amargados y, en general, con un aversión (si no odio) al centro docente. ¿Qué pasó en el camino? Eso es lo que tenemos que averiguar y erradicar, para que los años de educación secundaria (no sólo, claro está) no sean un calvario, sino una experiencia feliz y enriquecedora. Las TIC son imprescindibles, pero el meollo de la buena educación es otro…

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