Ourense (XI-2020) © SVM |
Roque, el Moñigo, Germán, el Tiñoso, y
Daniel, el Mochuelo, solían sentarse con él en el banco de piedra rayano a la
carretera. A Quino, el Manco, le gustaba charlar con los niños más que con los
mayores, quizá porque él, a fin de cuentas, no era más que un niño grande
también. En ocasiones, a lo largo de la conversación, surgía el nombre de la
Mariuca, y con él el recuerdo, y a Quino, el Manco, se le humedecían los ojos
y, para disimular la emoción, se propinaba golpes reiteradamente con el muñón
en la barbilla. En estos casos, Roque, el Moñigo, que era enemigo de lágrimas y
de sentimentalismos, se levantaba y se largaba sin decir nada, llevándose a los
dos amigos cosidos a los pantalones. Quino, el Manco, les miraba estupefacto,
sin comprender nunca el motivo que impulsaba a los rapaces para marchar tan
repentinamente de su lado, sin exponer una razón.
Jamás Quino, el Manco, se vanaglorió con
los tres pequeños de que una mujer se hubiera matado desnuda por él. Ni aludió
tan siquiera a aquella contingencia de su vida. Si Daniel, el Mochuelo, y sus
amigos sabían que la Josefa se lanzó corita al río desde el puente, era por
Paco, el herrero, que no disimulaba que le había gustado aquella mujer y que si
ella hubiese accedido, sería, a estas alturas, la segunda madre de Roque, el
Moñigo. Pero si ella prefirió la muerte que su enorme tórax y su pelo rojo, con
su pan se lo comiera.
Lo que más avivaba la curiosidad de los
tres amigos en los tiempos en que en la taberna de Quino se despachaba un gran
vaso de sidra de barril por cinco céntimos, era conocer la causa por la que al
Manco le faltaba una mano. Constituía la razón una historia sencilla que el
Manco relataba con sencillez.
—Fue mi hermano, ¿sabéis? —decía—. Era
leñador. En los concursos ganaba siempre el primer premio. Partía un grueso
tronco en pocos minutos, antes que nadie. Él quería ser boxeador. La vocación
del hermano de Quino, el Manco, acrecía la tentación de los rapaces.
Quino proseguía:
—Claro que esto no sucedió aquí. Sucedía
en Vizcaya hace quince años. No está lejos Vizcaya, ¿sabéis? Más allá de estos
montes —y señalaba la cumbre fosca, empenachada de bruma, del Pico Rando—. En
Vizcaya todos los hombres quieren ser fuertes y muchos lo son. Mi hermano era
el más fuerte del pueblo, por eso quería ser boxeador; porque les ganaba a
todos. Un día, me dijo: "Quino, aguántame este tronco, que voy a partirlo
de cuatro hachazos". Esto me lo pedía con frecuencia, aunque nunca
partiera los troncos de cuatro hachazos. Eso era un decir. Aquel día se lo
aguanté firme, pero en el momento de descargar el golpe, yo adelanté la mano
para hacerle una advertencia y ¡zas! —las tres caritas infantiles expresaban,
en este instante, un mismo nivel emocional.
Quino, el Manco, se miraba cariñosamente
el muñón y sonreía—: La mano saltó a cuatro metros de distancia, como una
astilla —continuaba—. Y cuando yo mismo fui a recogerla, todavía estaba
caliente y los dedos se retorcían solos, nerviosamente, como la cola de una
lagartija.
El Moñigo temblaba al preguntarle: —¿Te...
te importa enseñarme de cerca el muñón, Manco?
Quino adelantaba el brazo, sonriente:
—Al contrario —decía.
Miguel Delibes: El camino (1950)
- ANÁLISIS
- Resumen
Este texto recoge una vivencia de los tres niños rurales que protagonizan la novela: Daniel, el Mochuelo, y sus amigos, Germán, el Tiñoso, y Roque, el Moñigo. Conversan con Quino, el Manco, un hombre del pueblo castellano innominado, que regenta un bar. A los chicos les intriga cómo Quino perdió su mano y un buen día se lo cuenta. Un movimiento involuntario cuando sujetaba un leño provocó que un terrible hachazo por parte de su hermano le llevara por delante la extremidad. El Moñigo le pidió ver el muñón y Quino accedió voluntariamente.
- Tema
El asunto central de este texto se puede enunciar así: la fatalidad inesperada puede provocar una desgracia irreparable a las personas. También lo podemos expresar de otro modo: la personalidad amable de Quino, que lleva con paciencia y buen ánimo la pérdida de una mano en un accidente involuntario.
- Apartados temáticos
El texto está centrado en
el personaje de Quino, el Manco; en este sentido, se puede considerar una
unidad homogénea todo él, pues ofrece rasgos físicos y psicológicos del
personaje y su impacto en las mentes infantiles. Sin embargo, se aprecia una
modulación temática clara que divide el texto en dos secciones:
-Los dos primeros párrafos
se centran en ciertos aspectos sentimentales. Una mujer del pueblo, Josefina,
estuvo enamorada de Quino, pero este no le correspondió. Ella se suicidó
arrojándose al río.
-La segunda parte ocupa los ocho siguientes párrafos; desde “Lo que más avivaba la curiosidad de los tres amigos...” hasta su cierre. Quino relata en estilo directo cómo perdió su mano en un infortunado accidente con su hermano, cortador de leña y aspirante a boxeador.
- Personajes
Como en muchas partes de
este maravilloso libro, el protagonismo está distribuido entre los tres niños
amigos: Daniel, Roque y Germán. Son personalidades distintas entre sí. Aquí
apreciamos que Roque, el hijo del herrero, es más frío, poco sentimental, aunque
también curioso. Germán y Daniel no
intervienen el fragmento; sólo escuchan la historia que Quino les cuenta sobre
la pérdida de su mano. En esta ocasión, sin embargo, solo escuchan y pierden el
papel principal en favor de Quino, que cuenta una terrible historia que él
mismo había protagonizado, bien que involuntariamente.
Quino es el auténtico protagonista de este fragmento. Lo percibimos como un hombre sencillo y noble, amigo de los niños y animoso para aceptar y sobrellevar la pérdida de una mano. Aplica una gran discreción a un pasaje triste de su vida, cuando una mujer se quitó la vida, contrariada por no ser correspondida por Quino.
- Figura del narrador
En este fragmento, como en el resto de la obra, el narrador aparece en tercera persona, omnisciente, externo, más bien objetivo y algo distante respecto de la narración. Se percibe, sin embargo, su simpatía por el pueblo y sus habitantes, su cercanía emocional, su respeto y su admiración por el pueblo y sus habitantes. En el fragmento circula una cierta corriente de estima, por parte del narrador, hacia esas personas y su modo de vida, como si le hubiera gustado ser partícipe de ese mundo sencillo, pobre y auténtico.
- Marco espacial y temporal donde se
desenvuelve la acción
El lugar en el que se
desarrollan los hechos es el mismo de toda la novela: un pueblo castellano
(aunque en realidad hoy diríamos cántabro) bastante humilde, algo aislado y con
ciertas rémoras del pasado. Con su escuela, su iglesia, su farmacia, conforma
una localidad mediana sumida en una existencia tranquila.
El tiempo de la escritura corresponde con los años previos a 1950, que es el momento de su publicación. El tiempo de la acción narrada coincide con el de la escritura: recrea la vida rural de un pueblo en la primera década después de la guerra civil española. Las secuelas de dolor y miseria se perciben aquí y allá, aunque no en este fragmento. La duración de la acción no está definida. En la primera parte del texto se evocan situaciones pasadas en distintos momentos, acaso años. La segunda parte, concreta y corta, ocupa el relato de Quino dirigido a los niños explicándoles cómo perdió su mano. Frente a una primera parte temporalmente difusa e indeterminada, la segunda contrasta por su corta duración.
- Procedimientos narrativos y recursos estilísticos
Delibes utiliza con gran
acierto los tres procedimientos narrativos al uso: la narración, la descripción
y el diálogo. Los combina en orden a aumentar la eficacia artística, lo que
logra de modo muy visible y satisfactoriamente, desde la perspectiva lectora.
Conviene recordar que casi todos los nombres propios se acompañan de una
aposición explicativa caracterizadora (“Daniel, el Mochuelo”). Además de imitar
el modo de nombrar en los pueblos de España, aportan una información
suplementaria sobre el personaje en cuestión; suelen ser metafóricos, como el
caso de Daniel, o metonímicos (“German, el Tiñoso”). Sobre las figuras
retóricas, nuestro novelista las emplea con mucho tino y acierto. A
continuación recogemos algunos ejemplos:
-Bimenbración: “enemigo de
lágrimas y de sentimentalismos”. Estas estructuras gemelas aportan enorme
expresividad y potencia la imaginación lectora.
-Metáfora hiperbolizante: “Llevándose a los dos amigos cosidos a los
pantalones”. Es un modo de expresar la influencia de Roque, el Moñigo, sobre
sus dos amigos; si uno abandonaba un lugar, los otros lo seguían de cerca.
-Metonimia: “su enorme
tórax y su pelo rojo”. Aluden a Paco el herrero, ese hombretón forzudo que
regentaba la herrería del pueblo.
-Empleo de frases hechas,
modismos y expresiones populares: “que con su pan se lo comiera”, “eso era un
decir”. Este empleo nos remite al estilo indirecto libre; el narrador se
apropia del pensamiento y las palabras del personaje, pero lo expresa en
tercera persona, como si fueran de él, sin serlo.
-Derivación o políptoton:
“sencilla - sencillez”. El efecto expresivo, por ser casi redundante, cala en
el lector e insiste en la significación reiterada.
-Interrogación retórica:
aparece en boca de Quino, que la emplea como muletilla: “¿sabéis?”. Este
procedimiento reafirma el mensaje y mantiene atenta la atención tanto del
personaje como del lector.
-Elipsis: dado el modo
lacónico y sobrio tanto del narrador como de Quino, cuando cuenta la historia
de la pérdida de su mano, es un recurso muy esperable. Los ejemplos son
abundantes y las partes elididas o suprimidas varían; puede ser el sujeto, un
verbo, un complemento, etc. La última línea del texto es muy aclaratoria en
este sentido: “-Al contrario”; crea un efecto antitético muy interesante y
sorprendente.
-Onomatopeya (“¡zas!”),
símil o comparación (“saltó a cuatro metros de distancia, como una astilla”),
paradoja (“un niño grande”) y suspensión con repetición (“Te... te importa”)
son otros recursos que contribuyen a crear una atmósfera narrativa llena de
verdad, vida y significación.
-La adjetivación, exacta,
precisa y muy expresiva atrae la atención y crea imágenes sorprendentes:
“cumbre fosca, empenachada de brumas” del Pico Rando, Josefa “se lanzó corita
al río”, etc.
Por supuesto, no hemos agotado el catálogo de recursos; los aquí aportados nos sirven muy bien para comprender la intensa elaboración literaria del texto de Delibes y el efecto estético, bello y profundo, que crea en la imaginación lectora.
- Contextualización autorial y cultural
Miguel Delibes (Valladolid,
1920 – 2010) es uno de los principales novelistas de la primera generación de
posguerra, también conocida como Generación del 36 (junto con otros creadores
de indudable valía como G. Torrente Ballester, C. José Cela y Álvaro
Cunqueiro). Delibes es bien conocido por su interés por novela la vida de gente
humilde en ambientes rurales castellanos (pero también atiende al marco urbano
y a otras regiones, como Extremadura en Los
santos inocentes). Nuestro novelista se ocupa de los niños y su mundo de
miedos, ilusiones, temores, etc. en bastantes novelas (El príncipe destronado, por ejemplo).
El escritor vallisoletano
posee un estilo muy depurado, laboriosamente sencillo, podríamos decir: la
predilección por un léxico depurado, rural y muy apropiado, ajustándose a lo
que se quiere comunicar da como resultado unos textos limpios, claros y de una
precisión asombrosa. Los personajes hablan como se hace en la calle, con
naturalidad, cierta concisión y un sí es no es de laconismo.
Delibes crea mundos
novelescos en los que las gentes y los pueblos de una Castilla pobreta, algo
aislada, un poco amodorrada y con un el ritmo de vida lento (pero no desidioso
ni holgazán) dan el tono al conjunto. Los personajes están muy perfilados,
tanto física como psicológicamente. Muestran claramente su rudeza natural y su
peculiar estilo de comunicación, parca y algo desconfiada, a cada paso.
Esto se aprecia en el texto que comentamos. Quino no desea hablar de la muerte de una mujer por despecho de amor; acaso alguno lo podría tomar como motivo de orgullo, pero para él no lo es. Cuenta con detalle cómo perdió una mano en un fatal accidente, pero ni se le ocurre buscar culpables, ni piensa que por eso el mundo se haya acabado.
- Interpretación
El
camino relata
los recuerdos y pensamientos de Daniel, el Mochuelo, en su última noche en el
pueblo antes de ir a un internado para continuar los estudios. Su padre, el
quesero del pueblo, comprende que el futuro de su hijo, en ese ambiente
paralizante, no puede ser muy halagüeño. De ahí que le imponga ir a la ciudad a
formarse y seguir con su educación. El niño sufre enormemente porque para él es
como una amputación, como ser arrancado de lo que más ama en el mundo. Sin
embargo, calla y obedece, pues lo que deciden los padres ha de ser bueno per se. Claro que el sufrimiento nadie
se lo va a quitar al muchacho, que, casi de modo preventivo, repasa su vida en
el pueblo con sus amigos y, antes de marchar, ya ha recibido el zarpazo de la
nostalgia.
Este texto nos sirve muy
bien para comprobar el inmenso respeto y amor con que Delibes se acerca al
mundo rural castellano. Los personajes poseen una nobleza natural y una
autenticidad que los hace sólidos, creíbles y llenos de verdad. Todos los que
aquí aparecen son de extracción humilde y su suerte en la vida no ha sido
precisamente buena. Llevan una vida esforzada, cada uno según sus
circunstancias. Los niños se sumergen en la naturaleza y hacen su aprendizaje
vital en pequeño grupo, creciendo al unísono y maravillándose juntos de las
sorpresas que deparan el mundo natural y las personas.
No es un mundo bucólico en
absoluto. No todo va bien, ni mucho menos. La escasez de recursos materiales
casi se palpa. Una mujer se quita la vida por amor, pero parece que no
impresiona a nadie, ni siquiera a Paco, el herrero, padre de Roque, que lo
encaja como actos individuales de difícil explicación que se deben aceptar sin
darle muchas vueltas. Quino pierde el brazo, pero no hace de ello una tragedia;
son avatares de la vida que obligan a enfocar la vida de otro modo, pero no es
el fin ni nada parecido. Estos personajes, con algo de estoicos, un tanto
escépticos y con una inmensa resignación ante los sinsabores, secretamente
admirados por el narrador, impactan de lleno en el lector, que casi se ve
obligado a adoptar la postura cercana y empática del narrador.
Un aspecto especialmente llamativo de este texto es la precisión y naturalidad expresivas. Quino habla con un aire coloquial, bellamente simple y transparente, con una cadencia en las oraciones que envuelven y arrastran al lector. El párrafo muestra un ritmo narrativo y lingüístico suave, preciso, natural y cercano, bajo una sobriedad y contención que imprimen un modo de ser (visible en los personajes) y de escribir (perceptible en el narrador).
- Valoración
Este delicioso texto es una
muestra genuina del arte narrativo de Delibes: personajes sobrios y robustos,
dotados de una dignidad indudable, dentro de su rudeza y escepticismo vital. El
texto revela cómo es el aprendizaje de la vida de los niños: experimentando por
sí mismos cómo los errores se pagan, cómo los extravíos conducen a la
desgracia, cómo hay que afrontar con entereza los reveses de la vida, como
perder un brazo.
El estilo aparentemente
sencillo, pero extraordinariamente trabajado es muy cautivador y envolvente: el
lector se ve transportado a un universo rural merced a un lenguaje del campo,
preciso y apropiado en todo momento. Las construcciones sintácticas revelan un
uso de la lengua que se acerca a un modo de hablar natural y espontáneo, pero
sobrio y contenido siempre.
En definitiva, lenguaje y
personajes nos ayudan a recrear un magnífico mundo rural, en este caso
infantil, lleno de autenticidad y verdad.
- PROPUESTA DIDÁCTICA
(Estas actividades se pueden desarrollar y realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o herramientas complementarias, como las TIC).
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el texto (100 palabras, aproximadamente).
2)
Señala su tema principal y los secundarios.
3)
Delimita los apartados temáticos o secciones de contenido.
4)
Analiza los personajes y establece su relevancia argumental.
5)
Explica los aspectos de lugar y tiempo en los que se desenvuelve la acción
narrada.
6)
Describe la figura del narrador en este fragmento.
7)
Explica por qué este texto pertenece a la literatura contemporánea.
8) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.
2.2. Interpretación y pensamiento
analítico
1)
¿Qué rasgos propios de la novela moderna aparecen en este texto?
2)
¿Se puede decir que el destino opera realmente sobre las personas, a tenor de
lo que leemos en el texto? Razona la respuesta.
3)
¿Qué importancia posee el amor en este cuento?
4)
¿Cómo se aprecia en el texto la casualidad y el azar?
5)
En el texto aparece una cierta tensión entre el mundo de los adultos y el de
los niños. Explica cómo se percibe en cuanto a personajes y acciones.
6)
¿Aparece idealizado el mundo rural en este texto? Razona la respuesta con
ejemplos.
7) Explica la importancia
de la amistad en este fragmento y deduce su papel en el resto de la novela.
8) Compara la reacción de Quino ante su desgraciado accidente, y la de Quino y de Paco el herrero ante la de Josefina: ¿es común la aceptación resignada, estoica y conformista de los sinsabores, tal como ellos lo hacen? ¿Es el modo de actuar común hoy entre las personas? Razona tu respuesta.
2.3. Fomento de la creatividad
1)
Escribe un cuento, en prosa o en verso, con un contenido más o menos inspirado
en el fragmento de El camino.
2)
¿Es común el estilo de vida infantil que se desprende del fragmento? Razona tu
respuesta y narra el tipo de vida de un niño o joven como tú hoy. Puedes
cambiar el final del cuento para hacerlo, a tu juicio, más verosímil.
3)
Realiza una exposición sobre Miguel Delibes, sus obras y su tiempo, para ser
presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o
pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.
4)
Aporta o crea imágenes de la vida rural castellana (lugares, ambientes, etc.),
en los que se pudo desarrollar este cuento.
5) Leed el texto, de forma dramatizada, en grupos, ante la clase, acompañada la declamación de música e imágenes apropiadas.
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