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Nigrán, Pontevedra (VIII-2020) © SVM |
JUAN
DE TIMONEDA- EL PATRAÑUELO
Patraña novena
Ceberino
cautivaron
Y
fue llevado a Turquía;
Después
con mucha alegría,
Rosina
y él se casaron.
Un
mercader de Barcelona llamado Hilario, envió a Nápoles a un hijo suyo,
Ceberino, para que le cobrase cinco mil ducados que allí le debían. Cobrado que
los hubo, diose tan buena diligencia, que en breve tiempo se los ganaron otros
mercaderes de la misma tierra. Quedando sin blanca y sabiendo que estaba una
nave que hacía vela para Barcelona, embarcóse en ella, y surgida después de su
navegación en el puerto que deseaba, desembarcó Ceberino y entróse en la ciudad
de Barcelona; y como fuese muy de noche y no hallase posada, determinó de
recogerse debajo de un banco que estaba cerca de casa de su padre, porque no le
quitasen la capa, si por caso se durmiese. Estando allí puesto, sintió que de
la calle tiraron una piedra a una ventana de la misma casa, y salió una mujer
que dijo:
--Señor,
a las doce vendrá vuestra merced, que ahora no hay sazón.
Ido
el hombre que tiró la piedra, cerca de las doce salió Ceberino debajo el banco
donde estaba, y tirando su piedra, salió la mujer a su ventana, y dijo:
--Tome,
señor.
Él,
parando la capa, echole un lío de ropa con riquísimas joyas revueltas con él, y
diciendo:
--Ya
bajo.
A
cabo de rato viola salir por la puerta, y no fue salida tan presto cuanto se
abrazó con él diciendo:
--Vamos,
señor mío.
Tomándola
de la mano, saliéronse de la ciudad caminando hacia Valencia. Cuando fueron
bien lejos y ella viese con la claridad del día que no era el que pensaba,
maldecíase, haciendo grandísimos extremos, a lo cual respondió Ceberino:
--No
os maldigáis, señora, antes os habéis de tener por dichosa en haber caído en mi
poder, porque sabed que soy hijo de Hilario, mercader riquísimo de esta ciudad.
Conociéndole,
y que ya no había remedio en lo hecho, siguieron su camino, y por la presencia
del día, por no ser descubiertos, metieronse en un bosque adonde se dieron
palabra y fe de marido y mujer, y efectuaron con mucho regocijo el matrimonio.
Pues,
como en el bosque no hubiese agua para beber, determinó Ceberino de llegarse a
la marina, tanto por buscar agua como por si vería algún bajel para poderse
embarcar con Rosina, que asina se decía. Fue su desdicha tan grande que, en
llegando a la mar, fue preso de moros. Ella, conociendo que se tardaba, subióse
sobre un recuesto y vio cómo se lo llevaban cautivo. Conociendo que la Fortuna
la perseguía, usó de ánimo varonil, y es que se hizo un talegoncillo, en el
cual puso todas las joyas que llevaba, y cosido, se lo ciñó junto a la carne, y
mirando a qué parte la guiaría la ventura, vio muy lejos de allí una casa, y
aguijando hacia ella, por estar cerrada y llamar y nadie no responder,
determinó de entrar dentro por una pared bajuela que había.
Entrada,
halló (por ser majada de ganaderos) en un retrete todo un aderezo de pastor,
por donde luego, en un instante se despojó de sus ropas y se vistió a modo de
zagal y determinando de llamarse Ceberino, el nombre propio de su amado marido,
caminó para la ciudad de Valencia, y allegándose al Grau para holgarse algunos
días, dijole un mesonero que si quería estar con él. Contenta, preguntóle que
cómo se llamaba; diciendo que Ceberino, hicieron su afirmamiento.
Dejemos
ahora a Rosina en hábitos de hombre, y vamos a Ceberino, el cual, como se viese
cautivo, dijo que se llamaba Rosino, el nombre de su señora. Traído en
Constantinopla, por ser los moros cosarios de Turquía, vino por parte al Gran
Turco, el cual, por parecerle bien, le hizo ataviar y que sirviese en su
palacio. Rosino, como fuese muy servicial, y que en extremo trabajaba de
agradar a todos, y gran músico de vihuela, de muchos era querido y amado, especialmente
del Turco, porque las más noches le hacía tañer y cantar en su presencia.
Y
con esta conversación la hija del Gran Turco, que Madama se llamaba, se enamoró
de él, y no sabiendo de qué modo manifestarle su deseo, suplicó al padre que a
Rosino se lo diese por maestro, para que le mostrase de tañer. Contento el Gran
Turco, en la conversación y tratamiento tuvo noticia Rosino cómo Madama estaba
presa de amores de él, el cual disimulaba sabia y discretamente por no perder
lo que hasta entonces había ganado, no dejando de recibir algunos dones y
mercedes que de cada día le hacía en cuenta de maestro. En este tiempo llegó
una nave de Barcelona en Constantinopla, sobre seguro. Sabiéndolo Rosino fuese
a los marineros de ella, rogándoles que, si les preguntaban de quién era hijo,
que dijesen que era de gran linaje, que no perderían nada por ello.
Pues
como Madama supiese que aquella nave era de la ciudad de su maestro,
secretamente envió que se informasen de Rosino su maestro, de qué linaje y
estado era. Habida relación que era hombre de estado, muy más se le acrecentó
el amor que le tenía, y sabiendo que estaba la nave de partida, diole Madama a
Rosino una cajuela de riquísimas joyas, para que enviase a su padre y madre, y
más, un anillo, para que desechase el que llevaba, el cual era el que Rosina le
dio en señal de casamiento en el bosque, y trajese aquel en su servicio.
Recibidas
las joyas, y vistas cuán riquísimas y sin precio eran, estuvo muy maravillado
de su liberalidad, y cerrando la cajuela, puso juntamente con ella el anillo de
Rosina, y cerrada y sellada cual convenía, diola a los marineros, entrenándoles
muy bien, diciéndoles que diesen aquella cajuela de bálsamo en Barcelona a su
padre Hilario. Despedidos los marineros, hicieron su viaje bueno y salvo, sino
que no pudiendo tomar puerto en Barcelona, los trajo la fortuna a la playa de
Valencia, y aun allí hubieron de echar ropa en mar, y por salvar la cajuela tan
encomendada, salió un marinero a tierra con ella, la cual dio a guardar a un
mesonero del Grau, y por dicha vino a caer en manos de Rosina, que Ceberino se
llamaba.
Pasado
el mal tiempo, adobaron su nave los marineros, y teniendo viento natural de su
navegación, hicieron vela, olvidándose la cajuela. Rosina, viendo que se habían
descuidado, hizo leer un albarán que estaba escrito y fijado en ella que decía:
“Sea
dada a Hilario en Barcelona”.
Calló,
y disimuladamente a la noche, viniendo a abrirla por ver lo que podía haber
dentro, a la primera vista que vio fue el anillo que había dado a su querido
Ceberino, por donde, maravillada de tal cosa y más de las riquísimas joyas que
con él venían, dijo:
--¡Santa
María, Señora! ¿Qué señal o vestigio puede ser este? ¿Es quizá, por desdicha
mía, muerto mi amado y esposo Ceberino?
Y
cuanto pudo de presto, tornó a cerrar la cajuela, y continuando sus oraciones,
que Dios le diese nuevas de su vida o de su muerte, pasaba sus días y noches
tristes, con mil sobresaltos que la combatían.
Volviendo
a Ceberino, de cómo era molestado de los amores de Madama, y él no queriendo
conceder en ellos, proveyó Dios de remedio, y fue que llegó en Constantinopla
una nave española, y, habiendo despedido toda su mercadería con el
salvoconducto que tenía del Gran Turco, y estando para hacerse a la vela,
Madama suplicó a Rosino que los dos se fuesen con aquella nave que estaba de
partida, que ella le daría gran cantidad de dineros y joyas. Fingiendo que era
contento, recibido que hubo lo que le había prometido, embarcóse sin ella, y
tuvieron tan buen tiempo, que en breves días llegaron en España y vino a
aportar a la playa de Valencia, adonde desembarcado con todas sus riquezas,
vino a posar adonde estaba Rosina en hábitos de hombre.
Y
como sintiese que se llamaba Ceberino y estuviese muy ahincadamente mirándola
estaba dudando si era o no era ella, y por mejor certificarse de ello, apartóla
en puridad, por donde se vinieron a conocer y a abrazarse del gozo que
concibieron. Y ella le manifestó cómo la cajuela estaba en su poder, de las
joyas que enviaba a su padre con el anillo que ella le había dado en el bosque.
Ceberino,
muy alegre de ello, manifestó al mesonero cómo Ceberino se llamaba Rosina por
otro nombre, y era su mujer y esposa amada suya, y que por haberle hecho tan
buen tratamiento en su casa, se lo agradecía en grandísima manera; y sin eso le
dio algunas joyas. Y ataviando a Rosina de riquísimas ropas y joyas, se
embarcaron para Barcelona, adonde, dándose a conocer a sus padres, fueron muy
bien recibidos, y de allí a pocos días celebradas sus bodas con alegre y
suntuoso regocijo.
De El Patrañuelo, 1567
- ANÁLISIS
- Resumen
Ceberino y Rosina son dos jóvenes
barceloneses que se conocen por casualidad. Ceberino es hijo de un comerciante
adinerado de la ciudad, aunque manirroto, pues dilapida una deuda que había
cobrado en Nápoles. Se hace pasar, casi en broma, por el novio de Rosina en un
encuentro nocturno. Se enamoran de veras, se casan informalmente y hacen un
viaje a Valencia. A él lo secuestran unos piratas turcos y lo llevan,
supuestamente, a Constantinopla. Por su apostura y habilidad para tañer la
vihuela con virtud, Madama, la hija del Gran Turco, se aficiona y, finalmente,
se enamora perdidamente de Ceberino, que ahora se hace llamar Rosino. A todo
esto, Rosina vive disfrazada de chico en Valencia bajo el nombre de Ceberino.
Este introduce el anillo de compromiso con su amada en una caja con joyas que
acaba en manos de Rosina, quien inmediatamente reconoce el anillo que le había
entregado a su novio. Al fin, Ceberino se embarca para Valencia sin Madama;
allí coincide con Rosina, se reconocen, confirman su amor, sus familias lo
ratifican y se casan, ahora sí, con todas las de la ley, felizmente.
- Tema
La casualidad y la
perseverancia colaboran para que un amor espontáneo termine felizmente. También
lo podemos enunciar de otra manera: los caprichos del amor juegan malas
pasadas, subsanables con astucia y firmeza de ánimo. Otro modo de enunciarlo:
si aceptas el juego de la casualidad, ésta puede acarrear buenas y malas
consecuencias para tu vida.
- Apartados temáticos
El cuento mantiene un ritmo
vivaz; va derecho al asunto central, sin digresiones ni meandros. Presenta una
estructura lineal, temporalmente ordenada y lógica, dando la alternativa en la
acción, unas veces en Valencia, cuando Rosina es la protagonista; otras veces
en Estambul, si Ceberino es el foco de la acción. De este modo, tenemos:
-Redondilla inicial donde
Timoneda comprime el contenido aguda y llanamente.
-Introducción o
planteamiento: se presentan los personajes en un marco espacio-temporal
determinado (Barcelona, de noche, al lado de la casa de ella) y una acción que,
producto del azar, promete sorpresas agradables. Ocupa los ocho primeros
párrafos, desde el comienzo hasta “Vamos, señor mío”.
-Nudo o desarrollo: aquí se
despliegan las aventuras que viven ambos juntos y, luego, separados, en
Valencia y Estambul. Ocupa desde el párrafo noveno hasta el penúltimo, que se
cierra con “Vino a posar donde estaba Rosina en hábitos de hombre”.
-Desenlace o resolución:
ocupa los dos últimos párrafos. La trama encuentra un final, feliz para todos,
y la totalidad los hilos narrativos convergen en una solución satisfactoria.
- Personajes
Los personajes principales,
es decir, los protagonistas, son Ceberino y Rosina. Al muchacho se le pinta
como joven, guapo, atrevido y un sí es no es irresponsable (dilapida el dinero
de su padre, engaña a Rosina haciéndose pasar por su novio, deja que Madama se
enamore de ella y luego la manipula, manda las joyas y el anillo en condiciones
poco seguras, etc.). Rosina, por el contrario, aparece ante nosotros como
determinada, firme y consecuente con sus decisiones (abandona la casa de sus
padres a hurtadillas para huir con el novio, acepta su enamoramiento súbito de
Ceberino, se disfraza de hombre para sobrevivir sin perder su virtud, etc.). Es
evidente que ella alcanza una talla moral superior a la de él, que solo se
libra de las calamidades gracias a la suerte.
El resto de los personajes
son secundarios y, en general, les toca bailar con la más fea: Madama, que
queda sin novio de mala manera, los marineros de Valencia y el tabernero de la
misma ciudad, con apenas papel que desarrollar.
- Lugar y tiempo de la acción narrativa
Este cuento es puramente
mediterráneo: Barcelona, Valencia y Constantinopla –lugar donde reside el Gran
Turco-- son las tres ciudades en las que transcurre la acción. Dos grandes
urbes, antes y ahora, españolas, y una euro-asiática. Le proporciona al relato
un sabor europeo e internacional, en un marco marítimo meridional a la vez
familiar y agradable al lector. Dentro de estos entornos, la acción discurre
tanto en un ambiente puramente urbano –Barcelona--, como de arrabales, casi
campo -–Valencia--, como palaciego y de lujo –en el caso de Constantinopla--.
El tiempo de la escritura
se sitúa en los años previos a 1567, momento de la publicación de la obra en
Valencia. El tiempo de la acción narrada es contemporáneo al de la escritura.
El rapto de cristianos por piratas berberiscos y de otros lugares para pedir
recompensa y así lucrarse era una práctica común en el Mediterráneo por esa
época. Recordemos, a modo de ejemplo, la terrible suerte de Cervantes sólo unos
años después de publicada la obra de Timoneda, cuando fue secuestrado por los
piratas berberiscos y pasó cinco años de su vida cautivo en Argel (1575 –
1580). La duración de la acción está difuminada porque no interesa al núcleo
narrativo. Bien se puede deducir que ocupa un año o más, pues un secuestro por
piratas y los consiguientes viajes no es cosa que se despache en días ni meses.
- Narrador
El narrador aparece en
tercera persona, externo, objetivo y con omnisciencia total. Conoce a sus
personajes en su totalidad y expone sus entresijos emocionales. Sin embargo, en
varias ocasiones renuncia a ese conocimiento completo. Por ejemplo, al
principio, cuando Ceberino se hace pasar por el novio de Rosina, prefiere
omitir pensamientos y sentimientos de ambos y se centra en los hechos: se
conocen, se gustan, se aman y se prometen fidelidad. El lector ha de deducir lo
que los personajes sentían y pensaban. En la parte final de la obra la
omnisciencia del narrador pesa más y se hace más visible: cuenta en el último
párrafo el desenlace feliz con la aquiescencia de las familias.
También se le puede ver
cuando anuncia el cambio de lugar donde ocurre la acción: “Dejemos ahora...”.
Involucra al lector para crear un lazo afectivo y una complicidad literaria
entre ambos.
- Figuras retóricas o recursos
estilísticos
Timoneda emplea los tres
procedimientos narrativos al uso: la descripción (poco presente, sólo cuando se
enumeran las joyas del arca enviada a Barcelona), la narración (ocupa casi la
totalidad del cuento) y el diálogo (bien visible al principio, en la primera
conversación entre Ceberino y Rosina).
A Timoneda le gusta el
relato corto, rápido, reconcentrado y desarrollo breve. La limitada extensión
de los cuentos exige una limitación importante del lenguaje retórico. Con todo,
nuestro autor valenciano, muy diestro en el uso de la lengua castellana, emplea
bastantes procedimientos narrativos que, a continuación, ejemplificamos y
explicamos:
-Ironía: “Cobrado que los hubo, diose tan buena
diligencia, que en breve tiempo se los ganaron otros mercaderes de la misma
tierra”. Para anunciarnos que Ceberino era un tanto manirroto o torpe en los
negocios, emplea esta ironía acerca de la “buena diligencia” que tuvo en perder
el dinero que poco antes había cobrado. La ironía provoca humor casi
instantáneamente.
-Metáfora: “y efectuaron
con mucho regocijo el matrimonio”. Es un modo de afirmar que se dieron palabra
solemne de amor eterno y lo consumaron.
-Elipsis: es muy común en
el cuento, lo cual resulta lógico con la tendencia a la brevedad que el autor
impone en todo momento. Se aprecia bien en: “Fue su desdicha tan grande que, en
llegando a la mar, fue preso de moros”. Se suprime el sujeto y otras
circunstancias colaterales de la acción narrada.
-Repetición retórica
(“conociendo”), derivación o políptoton (“saber”-”sabía”) y otros recursos de
repetición aportan expresividad narrativa.
-Empleo de diminutivos
afectivos (“talegoncillo”, “bajuela”, “cajuela”). Aportan un sabor familiar,
espontáneo y cercano al lector.
-Personificación o
prosopopeya: “y mirando a qué parte la guiaría la ventura”, “los trajo la
fortuna a las playas de Valencia”. Este procedimiento imprime alas a la
imaginación lectora y aviva las imágenes.
-Bimembraciones y
paralelismo: “tañer y cantar”, “dones y mercedes”. Este tipo de procedimientos
aportan expresividad y fuerza narrativa.
-Polisíndeton: aunque
ligeramente atenuado, sobrevuela todo el texto: “para que enviase a su padre y
madre, y más un anillo...”. El efecto de acumulación y, en este caso, de
énfasis de la liberalidad de Madama es bien evidente.
-Interrogaciones y
exclamaciones retóricas aportan énfasis expresivo, como cuando Rosina habla
para sí al abrir la caja con las joyas: “--¡Santa María, Señora! ¿Qué señal o
vestigio puede ser este? ¿Es quizá, por desdicha mía, muerto mi amado y esposo
Ceberino?”.
-Antítesis: “días y noches”,
“vida o muerte”. Estamos ante una herramienta que, en su polarización, imprime
dramatismo y viveza a la acción narrada.
-Hipérbole: “con mil
sobresaltos que la combatían”. La exageración es un procedimiento que aporta
expresividad y aviva la imaginación lectora; en este caso, no hace comprender
la angustia en la que vivía Rosina pensando que Ceberino la buscaba y no debía
de andar muy lejos.
-Epíteto o adjetivo
embellecedor: “con alegre y suntuoso regocijo”. No es muy abundante; este
ejemplo, con que se cierra el texto, resulta especialmente llamativo porque
crea un efecto sinestésico muy agradable al lector, que puede imaginar la boda
oficial de los jóvenes con más viveza.
Del breve recorrido que
hemos realizado, se puede comprender cómo Timoneda utiliza con mano diestra y
buen tiento los procedimientos retóricos para crear un cuento muy agradable,
vivaz y apacible, como ellos gustaban de decir.
- Contextualización autorial y
socio-cultural
Juan de Timoneda (Valencia,
hacia 1518 – 1583) es un escritor muy importante en el contexto de la
literatura española renacentista. Sus mayores aportaciones caen en el campo del
teatro, pero como narrador tampoco es desdeñable sus tres libros de relatos
cortos, cuentos propiamente, y a veces solo facecias. Los dos primeros títulos,
curiosos en sí mismos, son Sobremesa y
alivio de caminantes (1563) y Buen aviso y portacuentos (1564) El
texto que estamos comentando procede del tercer título El Patrañuelo (Valencia, 1567), una veintena de cuentos de origen
diverso, sobre todo italiano, pero también latino y de otros ámbitos. Timoneda
los adaptó al castellano en cuanto a ambientación, estilo y lenguaje. La obra
tuvo bastante éxito, haciendo honor a la segunda acepción de la palabra
“patraña”: relato corto de carácter novelesco.
Introduce pequeñas
novedades argumentales, los reescribe en un castellano familiar, propio de un
estilo humilde y rebaja la carga retórica notablemente. Estos rasgos, unidos a
la brevedad, dan como resultado historias amenas, divertidas, entretenidas y
con un cierto fondo reflexivo interesante. El relato corto, la “novella”
italiana, ejerció un notable influjo en la literatura española. Los cuentos de
Boccaccio en el Decameron se
tradujeron, adaptaron e imitaron en muchas ocasiones a lo largo de los siglos,
a partir del Renacimiento.
La ambientación local
aporta un plus de verosimilitud que enriquece el relato notablemente. En el
cuento vemos, por ejemplo, que en Barcelona roban las capas a los desavisados,
que un ventero contrata de inmediato a Rosina disfrazada de hombre porque
necesita sus servicios, que los barcos comerciales surcaban en Mediterráneo,
que la piratería era un asunto cotidiano, peligroso y desagradable en las
costas españolas, etc.
- Interpretación
La principal finalidad de
esta “patraña” es la de entretener o deleitar al lector, para que disfrute de
un texto literario lleno de imaginación, buen estilo e ingenio. También se deja
entrever cierta carga moral, pero bastante atenuada. Timoneda escribe este
cuento desde unos presupuestos totalmente estéticos. La lectura reconforta al
lector, lo evade y le hace admirar la inventiva del autor.
La ambientación local
aporta un plus de verosimilitud que seguro que complacía a los lectores de la
época. Todo el relato goza de una familiaridad de fondo y forma, contenido y
expresión que contribuye, sin duda, a una lectura entretenida y provechosa. La
dosificación de la intriga, la ligereza de estilo y la brevedad argumental son
valores que enriquecen notablemente el texto de Timoneda.
El hecho de que Rosina se
disfrace de hombre y se llame como su prometido, y él, a su vez, también se
cambie de nombre y adopte el de ella, convenientemente masculinizado, es un
rasgo original y divertido que aporta intriga y variedad argumental.
- Valoración
Esta patraña novena es un
buen ejemplo del cuento español renacentista. Timoneda cuaja un relato fresco,
familiar, entretenido y de composición armónica y equilibrada. El conjunto de
peripecias, variadas y sorprendentes, junto con un final feliz bastante
aleccionador conforman un cuento de hermosa factura.
- PROPUESTA DIDÁCTICA
(Estas actividades se pueden desarrollar y
realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en
grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o
herramientas complementarias, como las TIC).
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el cuento o patraña (100 palabras, aproximadamente).
2)
Señala su tema principal y los secundarios.
3)
Delimita los apartados temáticos o secciones de contenido.
4)
Analiza los personajes y establece su relevancia argumental.
5)
Explica los aspectos de lugar y tiempo en los que se desenvuelve la acción
narrada.
6)
Describe la figura del narrador en este cuento.
7)
Explica por qué este texto es un cuento renacentista.
8)
Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean
significado.
2.2. Interpretación y pensamiento
analítico
1)
¿Qué rasgos propios del cuento aparecen en este texto?
2)
¿Se puede decir que el amor marca el destino de las personas? Razona la
respuesta.
3)
¿Qué importancia posee la perseverancia en este cuento?
4)
¿Cómo se aprecia en el texto el engaño y la traición?
5)
En el cuento aparece el juego de una mujer que se disfraza de hombre y un joven
que cambia de nombre. ¿Te parece adecuado desde el punto de vista racional y
literario? Razona la respuesta.
6)
¿Cómo podemos juzgar la actitud de Ceberino con Madama?
7) Explica el papel del
azar y la suerte en este relato, aportando ejemplos.
8) Compara el modo de
actuar de los jóvenes en sus relaciones amistosas y amorosas tal como aparecen
en el cuento y se viven hoy. Señala las diferencias y similitudes e indica las
ventajas e inconvenientes de cada uno.
2.3. Fomento de la creatividad
1)
Escribe un cuento, en prosa o en verso, con un contenido más o menos inspirado
en la patraña novena.
2)
¿Es razonable creer en el amor y los vaivenes del destino tal como aparece en
este cuento? Razona tu respuesta e imagina cómo pueden afectar a las personas.
Puedes cambiar el final del cuento para hacerlo, a tu juicio, más verosímil.
3)
Realiza una exposición sobre Juan de Timoneda, sus obras y su tiempo, para ser
presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o
pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.
4)
Aporta o crea imágenes de la vida renacentista (lugares, ambientes, etc.), en
los que se pudo desarrollar este cuento, conociendo las tres ciudades en las
que se ambienta.
5) Leed el cuento, de forma dramatizada, en grupos, ante la clase, acompañada la declamación de música e imágenes apropiadas.
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