01/11/2020

Gonzalo de Berceo: "El clérigo ignorante" (relato IX de "Milagros de Nuestra Señora"); análisis y propuesta didáctica

 

Monbuey, Zamora (VIII-2020) © SVM


Gonzalo de Berceo: El clérigo ignorante (milagro X), de Milagros de Nuestra Señora

 

Era un simple clérigo,          pobre de clerecía

dicié cutiano missa          de la Sancta María;

non sabié decir otra,          diciéla cada día,

más la sabié por uso          que por sabiduría.

 

Fo est missacantano          al bispo acusado,

que era idïota,          mal clérigo provado;

«Salve Sancta Parens»          sólo tenié usado,

non sabié otra missa          el torpe embargado.

 

Fo durament movido          el obispo a sanna,

dicié: «Nunqua de preste          oí atal hazanna.»

Disso: «Diçit al fijo          de la mala putanna

que venga ante mí,          no lo pare por manna.»

 

Vino ante el obispo          el preste peccador,

avié con el grand miedo          perdida la color,

non podíe de vergüenza          catar contra'l sennor,

nunqua fo el mesquino          en tan mala sudor.

 

Díssoli el obispo:          «Preste, dime la verdat,

si es tal como dizen          la tu necïedat.»

Díssoli el buen omne,          «Sennor, por caridat,

si disiesse que non,          dizría falsedat».

 

Díssoli el obispo:          «Quando non as cïencia

de cantar otra missa          nin as sen nin potencia,

viédote que non cantes,          métote en sentencia,

vivi como merezes          por otra agudencia.»

 

Fo el preste su vía          triste e dessarrado,

avié muy grand vergüenza,          el danno muy granado;

tornó en la Gloriosa,          ploroso e quesado,

que li diesse consejo          ca era aterrado.

 

La madre pïadosa          que nunqua falleció

a qui de corazón          a piedes li cadió,

el ruego del su clérigo          luego gelo udió:

no lo metió por plazo,          luego li acorrió.

 

La Virgo glorïosa,          madre sin dicïón,

apareció'l al obispo          luego en visïon;

díxoli fuertes dichos,          un brabiello sermón,

descubrióli en ello          todo su corazón.

 

Díxoli brabamientre:          «Don obispo lozano,

¿contra mí por qué fust          tan fuert e tan villano?

Yo nunqua te tollí          valía de un grano,

e tú ásme tollido          a mí un capellano.

 

El que a mí cantava          la missa cada día,

tú tovist que facié          yerro de eresía;

judguéstilo por bestia          e por cosa radía,

tollisteli la orden          de la capellanía.

 

Si tú no li mandares          decir la missa mía

como solié decirla,          grand querella avría,

e tú serás finado          hasta el trenteno día,

¡Desend verás qué vale          la sanna de María!»

 

Fo con estas menazas          el bispo espantado,

mandó envïar luego          por el preste vedado;

rogó'l que'l perdonasse          lo que avié errado,

ca fo él en su pleito          durament engannado.

 

Mandólo que cantasse          como solié cantar,

fuesse de la Gloriosa          siervo del su altar;

si algo li menguasse          en vestir o calzar,

él gelo mandarié          del suyo mismo dar.

 

Tornó el omne bueno          en su capellanía,

sirvió a la Gloriosa,          madre Sancta María;

finó en su oficio          de fin qual yo querría,

fue la alma a gloria          a la dulz cofradría.

 

Non podriemos nos tanto          escrivir nin rezar,

aun porque podiéssemos          muchos annos durar,

que los diezmos miraclos          podiéssemos contar,

los que por la Gloriosa          denna Dios demostrar.

 

Fuente: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/milagros-de-nuestra-senora--1/html/fedb56be-82b1-11df-acc7-002185ce6064_3.html#I_10_

 

Versión modernizada

 

 (1) Era un simple clérigo,          pobre de clerecía           1

Decía a diario misa          de Santa María;

no sabía decir otra,          la decía cada día,

más la sabía por uso          que por sabiduría.

 

(2) Fue este misacantano          ante el obispo acusado,    5

que era idiota,          mal clérigo probado;

«Salve Santa Madre»,          solo tenía usado,

no sabía otra misa          el torpe embargado.

 

(3) Fue duramente movido          el obispo a saña,

decía: «Nunca de preste          oí tal hazaña.»                  10

Dijo: «Decid al hijo          de la mala prostituta

que venga ante mí,          no lo alargue con maña.»

 

(4) Vino ante el obispo          el preste pecador,

Tenía con él gran miedo          perdida la color,

non podía de vergüenza          catar contra el señor,        15

nunca fue el mezquino          en tan mal sudor.

 

(5) Le dijo el obispo:          «Preste, dime la verdad,

si es tal como dicen          sobre tu necedad.»

Le dijo el buen hombre,          «Señor, por caridad,

si dijese que no,          diría falsedad».                            20

 

(6) Le dijo el obispo:          «Si no tienes ciencia

de cantar otra misa          ni tienes mayor sapiencia,

te prohíbo que digas misa,          te pongo esta sentencia,

vive de otra cosa, como mereces          con tu inteligencia.»

 

(7) Siguió el cura su camino          triste  y desnortado,    25

Tenía mucha vergüenza,          el daño muy granado;

tornó en la Gloriosa,          lloroso y aquejado,

que le diese consejo          porque estaba aterrado.

 

(8) La madre piadosa          que nunca falló

a quien de corazón          a sus  pies le cayó,                     30

el ruego de su clérigo          luego se lo oyó:

no lo dejó para después,          luego lo socorrió.

 

(9) La Virgen gloriosa,          madre sin comparación,

apareció ante el obispo          luego en visión;

Le dijo palabras fuertes,        y  un bravo sermón,              35

Le descubrió en ello          todo su corazón.

 

(10) Le dijo bravamente:         «Don obispo lozano,

¿contra mí por qué fuiste          tan fuerte y tan villano?

Yo nunca te cogí          valía de un grano,

y tú me has cogido          a mí un capellano.                       40

 

(11) El que a mí cantaba          la misa cada día,

tú pensaste que hacía          error de herejía;

Lo juzgaste por bestia          y por cosa sin valía,

Le quitaste el oficio          de la capellanía.

 

(12) Si tú no le mandares          decir la misa mía             45

como solía decirla,          gran disgusto tendría,

y tú morirás sin duda         en el plazo de treinta días,

¡Por ahí verás qué vale          el enfado de María!»

 

(13) Fue con estas amenazas          el obispo espantado,

mandó enviar luego          por el preste vedado;               50

le rogó que lo perdonase          pues se había equivocado,

porque fue él en su pleito          duramente engañado.

 

(14) Le mandó que cantase          como solía cantar,

que fuese de la Gloriosa          siervo de su altar;

si algo le faltase          en vestir o calzar,                         55

él se lo mandaría          de lo suyo mismo dar.

 

(15) Tornó el buen hombre          a su capellanía,

sirvió a la Gloriosa,          madre Santa María;

terminó en su oficio          del modo que yo querría,

fue su alma a la gloria          y a la dulce cofradía.             60

 

(16) Nosotros no podríamos tanto          escribir ni rezar,

incluso si pudiésemos          muchos años durar,

ni un décimo de los milagros           pudiésemos contar,

los que por la Gloriosa          del mismo Dios demostrar. 

                        Gonzalo de Berceo (Versión modernizada de Simón Valcárcel Martínez)

  1. ANÁLISIS
  1. Resumen

Gonzalo de Berceo nos regala aquí otro de sus “milagros”, cuentos de contenido religioso, con intención didáctica y moralizante, procedente de sus Milagros de Nuestra Señora (compuesta entre 1246 y 1252). El contenido de la historia es sencilla y lineal: un clérigo de pocas entendederas sólo sabía oficiar la misa de Santa María, la Virgen, de la cual era un fiel y constante devoto. Cuando el obispo del lugar se entera de que ese cura era algo ceporro, lo hace llamar a su presencia. Le recrimina su ignorancia, lo insulta gravemente y lo expulsa de la vida religiosa. El sacerdote corto implora ayuda a la Virgen, que inmediatamente actúa: se le presenta al obispo y le da un mes para que repare el atropello e injusticia que ha cometido en la persona de su devoto clérigo. El obispo, atemorizado, le pide perdón a aquel, lo repone en su oficio y le ofrece toda la ayuda material necesaria para que lleve una vida buena. El clérigo retomó su oficio hasta el final de sus días; después, se fue al cielo con los buenos cristianos, fin que también desearía para él el propio Berceo, bajo el disfraz del narrador. También nos advierte que los devotos de la Virgen siempre reciben su ayuda y protección. Este milagro no es más que una pequeña muestra de los infinitos que hace Dios ayudando a los buenos creyentes cristianos.

  1. Tema

Siendo un texto de contenido religioso, intención didáctica y afán moralizante, el tema lo podemos enunciar así: los buenos creyentes cristianos y devotos de la Virgen siempre reciben su protección y, al fin de sus días, gozarán de su presencia en el cielo por la eternidad.

  1. Apartados temáticos o secciones de contenido

Berceo escribe para el pueblo llano, analfabeto en casi su totalidad, de ahí que opte por un estilo claro, sencillo y fácilmente entendible. Dispone la materia narrativa según un orden cronológico y lógico secuenciado:

-Introducción: presentación de los personajes y un conflicto (estrofas 1 y 2). El cura ceporro es pillado en falta y el obispo lo llama a rendir cuentas.

-Desarrollo o nudo: se despliegan los pormenores y vicisitudes de la historia (estrofas 3 – 12). El clérigo ignaro no sabe qué hacer, le reza a la Virgen pidiendo ayuda y esta se la presta apretando al obispo, que solicita la presencia de aquel.

-Conclusión o desenlace: Se alcanza una solución al problema; el clérigo retorna a su capellanía y allí siguió hasta su muerte. La estrofa final (14) forma una unidad temática propia: Berceo, disfrazado de narrador, habla en primera persona del plural y en presente. Nos da un consejo, a nosotros, lectores: si somos piadosos y devotos de la Virgen, alcanzaremos la gloria eterna y la protección virginal, pues los milagros de Dios son infinitos.

  1. Personajes

Aunque la historia es corta, no deja de estar poblada por curiosos personajes con fuerte sabor local: el clérigo lerdo, el obispo soberbio, la impetuosa Virgen María y, allá al fondo, Dios. Son personajes planos, pero no simples. El clérigo es de pocas luces, pero devoto, piadoso y obediente con la superioridad; el obispo es colérico y soberbio, aunque luego se arrepiente; la Virgen es celosa de sus devotos y resolutiva en sus decisiones. Más al fondo, Dios gobierna los cielos y la tierra con mano diestra y bondadosa.

  1. Narrador

El milagro lo cuenta un narrador en tercera persona omnisciente, externo y objetivo hasta la penúltima estrofa. En la última pasa a ser más bien testigo y se incluye, junto con los lectores u oyentes, en un “nosotros” generalizante que abarca a las personas. En esa última estrofa ya no es objetivo, sino subjetivo y parcial. Se ve conmovido por la historia y quiere que nosotros, lectores, nos sintamos igual, de ahí su advertencia de que caminemos por la senda de la piedad y la devoción cristiana.

  1. Lugar y tiempo

Como es lo esperable en los milagros (al fin y al cabo, de difusión en toda la Cristiandad), no aparece una localización geográfica concreta y singular. Lo mismo ocurre con el tiempo, pues carece de especificación suficiente. El lector u oyente medieval había de entender que un lugar no tan lejano y en momento bastante cercano ocurrieron los hechos que se narran.

Es un modo de darle validez atemporal y a la vez cierta cercanía: ocurrió este milagro, y puede volver a pasar en cualquier momento porque la gracia divina es imprevisible y contundente en sus manifestaciones. Como se trata de potenciar la fe, se desliza el mensaje de: si ya ha ocurrido en otras ocasiones, ¿por qué no ahora mismo entre nosotros?

  1. Análisis métrico, de la rima y de la estrofa empleadas

Gonzalo de Berceo es el más eximio representante del “mester de clerecía”, lo que significa que aplica sus características formales de modo claro, consciente y orgullosamente. Por eso emplea la estrofa de la cuaderna vía (o tetrástrofo monorrimo); recordemos que se trata de cuatro versos tetradecasílabos o alejandrinos (por haber sido empleada por primera vez en español para componer la Vida de Alexandre) que riman todos entre sí en consonante (en esquema, 14 A, 14A, 14A, 14A).

  1. Recursos estilísticos

Nuestro narrador riojano utiliza los tres procedimientos narrativos para armar su milagro: narración (estrofa 13), descripción (estrofa 1) y diálogo (estrofas 10, 11 y 12), disponiendo de ellos según el momento de la narración.

Berceo se mueve por una intención moralizante y didáctica de naturaleza religiosa. Por tanto, emplea los recursos más idóneos para indoctrinar a unos oyentes (seguramente, en lectura en voz alta y colectiva) faltos de tiempo, recursos, letras y cultivo para realizar una lectura personal y sosegada. De ahí que los recursos más comunes son:

-Hipérbole: la última estrofa forma toda ella una exageración cuando afirma que ni viviendo muchísimos años se podrían contar ni una décima parte de los milagros divinos.

-Paralelismo: “ni escribir ni rezar” (v. 61): este recurso de repetición --de una estructura—enfatizan el contenido semántico del sintagma u oración correspondiente.

-Repetición retórica (a veces, mezclada con la derivación o políptoton): “no sabía decir otra, la decía cada día (v.3). Estamos ante el típico procedimiento de insistencia en un contenido específico en el que el autor desea llamar la atención al lector. Lo mismo ocurre con el verbo saber en las dos primeras estrofas.

-Comparación o símil: “más la sabía por uso que por sabiduría” (v. 4). Con este tipo de herramienta explicita con más colorido y viveza el contenido.

-Perífrasis o circunloquio, junto con la sinonimia: si nos fijamos en las palabras utilizadas por Berceo para nombrar al clérigo lerdo, tenemos: clérigo, misacantano, torpe embargado, preste, buen hombre, mezquino, cura, capellano y el que a mí cantaba. Todos estos vocablos aportan variedad, colorido y amenidad.

-Ironía: la “hazaña” (v. 10) del cura lerdo de no saber más que un tipo de misa quiere indicar, justamente, lo contrario, su ignorancia supina.

-Bimembración: “triste y desnortado” (v. 25). Esta figura, muy empleada, sirve para aportar expresividad y viveza a la narración.

-Epíteto caracterizador, aplicado a los personajes que intervienen: al sacerdote se le llama “preste pecador”, al obispo se le califica de “obispo lozano” y, finalmente, a la Virgen, de “Madre Santa María”. Como se ve, insisten en las características definitorias de cada personaje.

-Interrogación retórica: ¿contra mí por qué fuiste tan fuerte y tan villano?” (v. 38). Este modo de afirmar aporta variedad lectora y expresividad muy llamativa.

-El vocativo, la invocación o la apóstrofe también abundan en el cuento. El obispo lozano cuando riñe y castiga al clérigo lerdo, este cuando reza a la Virgen, esta cuando regaña al obispo. Las expresiones son coloquiales, populares y de gran viveza: “Preste, dime la verdad” (v. 17); “señor, por caridad” (v. 19).

-Metáfora y metonimia: aunque no de un modo abrumador, aparecen de vez en cuando para dotar al texto de más profundidad significativa. “Fue su alma a la gloria y a la dulce cofradía” (v. 60) es un ejemplo expresivo que nos indica el destino del alma devota: la felicidad eterna, en compañía de las personas (“almas”) que supieron vivir conforme a los dictados cristianos.

-Antítesis: “yo” / “tú” (vv. 39 y 40). Estos contrastes aportan viveza expresiva e impacto lector. Como además aparecen en posición inicial del verso, forman una anáfora llamativa que aportan dramatismo y expectación narrativa.

Esta serie de recursos, a veces repetidos, no agotan la nómina. El muestrario aquí expuesto nos da una idea cabal de la destreza literaria y la habilidad narrativa de Berceo, de cómo sabe captar la atención de los lectores con una expresión llana, fluida, viva, colorista y hábilmente intrigante. Si consideramos que este cuento fue compuesto hace casi 700 años, podemos comprender por qué Berceo es uno de nuestros clásicos más cercanos, familiares y admirables.

  1. Contextualización

Gonzalo de Berceo (Berceo, La Rioja, hacia 1198 – antes de 1264) es el máximo representante en las letras españolas medievales del mester de clerecía. Dotado de una rara habilidad para contar historias religiosas con intención didáctica y finalidad moral, cada uno de sus “milagros” constituyen verdaderos relatos novelescos llenos de vida, color y verdad.

Ateniéndose a las reglas de su mester, muestra su orgullo de escribir “a sílabas contadas, ca es gran maestría”. La elección de la temática religiosa e histórica tampoco es casual: se trata de enseñar al pueblo ignaro rudimentos de la religión cristiana y ciertos pasajes o personajes de la historia universal. Para ello, Berceo comprende muy bien y tiene muy presente a quién se dirige: “amigos y señores”, según la fórmula que emplea a menudo para interpelar a los oyentes o lectores.

  1. Interpretación

“El clérigo ignorante” es uno de los veinticinco relatos de los Milagros de Nuestra Señora, ese soberbio ejemplo de literatura medieval española. El relato en sí mismo emana una enorme ingenuidad positiva. No hay afeites retóricos, no existe un deseo autorial de abrumar al oyente o lector con una sabiduría (religiosa, literaria, histórica, etc.) que no viene al caso. Berceo quiere contar una historia admirable y milagrosa para que escarmentemos en cabeza ajena y enderecemos nuestros pasos según la ética cristiana.

El “milagro” que hemos leído, como narración, es una pequeña joya literaria: en 64 versos se crea un relato denso, creíble, muy bien ambientado, con personajes estupendamente caracterizados y con un desarrollo y un desenlace atractivos y, al menos para el público del siglo XIII, gratificante. La sencillez compositiva no tiene nada que ver con la pobreza. Antes al contrario, se percibe el esfuerzo de nuestro fraile por ser claro y transparente, didáctico y moralizador. No tiene nada que ocultar a sus paisanos; todos vamos en el mismo barco y al final de nuestros días se nos juzgará en la misma balanza: seamos buenos y la vida eterna será nuestro premio.

Con este mensaje de fondo se presenta ante sus lectores; no juega con las cartas marcadas. Les cuenta una historia con gracia, amenidad, belleza y dramatismo. Y les advierte que, detrás de las palabras bonitas, hay un mensaje más denso al que interesa atender.    

  1. Valoración

“El clérigo ignorante” es un ejemplo perfecto para entender las pautas de composición narrativa de la literatura medieval. Ocio y negocio (religioso, se entiende) se maridan perfectamente para dar lugar a un cuento o “milagro” fresco, llamativo, colorista y vivaz: la vida de la Edad Media se nos representa ante nosotros tal cual era. Listos y tontos, pobres y ricos, hombres y mujeres, ancianos y niños desfilan por las narraciones de Berceo como si estuvieran ante nuestros ojos.

Aquí radica precisamente la médula de la belleza de este relato: frescura, verosimilitud cotidiana, vida esforzada de todos los días, esto es lo que vemos y entendemos en su “milagro”. Berceo es un inconmensurable hacedor de historias que acerca al lector como si recién acabaran de suceder, en el mismo pueblo del lector. La cercanía --literaria y afectiva-- que logra crear es asombrosa. ¿Quién no conoce a un cura medio lerdo? ¿Y a un obispo ensoberbecido y duro? Pues la Virgen sabe dar a cada uno lo suyo porque, después de todo, si falla la justicia divina, entonces sí que estamos acabados de verdad. El suave mensaje de optimismo, el hálito que insufla fe, firmeza ética y resistencia ante las calamidades es el mensaje que planea en la lectura, o así la hemos percibido.

 

  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Estas actividades se pueden desarrollar y realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o herramientas complementarias, como las TIC).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el milagro (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos o secciones de contenido.

4) Analiza los personajes y establece su relevancia argumental.

5) Explica los aspectos de lugar y tiempo en los que se desenvuelve la acción narrada.

6) Explica por qué este texto es un cuento medieval, del tipo conocido como “milagro”.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Qué rasgos propios del cuento aparecen en este texto?

2) ¿Se puede decir que la fe es positiva para las personas? Razona la respuesta.

3) ¿Qué importancia posee la honradez en este cuento?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto la soberbia y la destemplanza?

5) En el cuento aparece la Virgen María como un personaje, obrando un milagro. ¿Te parece verosímil desde el punto de vista racional y literario? Razona la respuesta.

6) ¿Qué importancia posee la fe cristiana en esta leyenda?

7) En la conclusión se dice que “Nosotros no podríamos tanto escribir ni rezar, / incluso si pudiésemos muchos años durar, / ni un décimo de los milagros pudiésemos contar, / los que por la Gloriosa del mismo Dios demostrar”. Explica minuciosamente las causas y consecuencias de esta reacción de los protagonistas.

8) Compara el modo de recibir o “leer” la literatura en la Edad Media y hoy. Señala las diferencias y similitudes e indica las ventajas e inconvenientes de cada uno.

2.3. Fomento de la creatividad

1) Escribe un cuento, en prosa o en verso, con un contenido más o menos inspirado en “El clérigo ignorante”.

2) ¿Es razonable creer en milagros e intervenciones divinas como lo hacían los hombres de la Edad Media? Razona tu respuesta e imagina cómo pueden afectar a las personas.

3) Realiza una exposición sobre Gonzalo de Berceo, sus obras y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes de la vida medieval (lugares, ambientes, etc.), en los que se pudo desarrollar esta leyenda.

5) Recita el poema, de forma dramatizada, en grupos, ante la clase, acompañada la declamación de música e imágenes apropiadas.

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