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Ribera del Bernesga, León (X-2019) © SVM |
VALLE-INCLÁN: LUCES DE BOHEMIA
- ANÁLISIS
- Resumen
Valle-Inclán no divide su
obra teatral Luces de bohemia en
actos y escenas, al modo clásico, sino que lo hace en “cuadros”; son escenas
largas con bastantes personajes y en lugares distintos y distantes entre sí.
Esta es una de las razones de por qué la obra tardó bastante en ser
representada en España. Al inicio de cada párrafo, entre paréntesis, aparece
numerado el cuadro correspondiente.
(1) La acción discurre en
Madrid, al atardecer. Latino de Hispalis, literato apenas conocido, acude a
casa de Max Estrella para saldar ciertas cuentas por la venta de sus libros,
recogerlo y salir juntos. Max Estrella también es escritor, pero de más
prestigio. Vive con su esposa francesa, Madama Collet y con la hija de ambos,
Claudinita, que odia a don Latino porque lo considera farsante y taimado. No
está conforme con la liquidación de la venta por parte de Zaratustra, el
librero.
(2) Llegan a la de librería
de Zaratustra y Max quiere recuperar sus libros y devolver las tres pesetas.
Sin embargo, el librero engaña a Max, con la connivencia de don Latino; le hace
creer que ya ha revendido los libros, de los que apenas ha obtenido beneficio,
cuando no es así. Aparece por allí el escritor Peregrino Gay, recién llegado de
Londres; esta alaba la vida londinense. Max y don Latino critican ásperamente
la forma de vivir la religión en España, superficial, atávica y ritual, sin
sustancia.
(3) Max y don Latino se
introducen en la taberna de Pica Lagartos, cerca de la puerta del Sol. La
florista Enriqueta la Pisa Bien le reclama la devolución de un décimo de
lotería que le había vendido a Max, pero no había pagado; el poeta se lo
devuelve. Manda al chico de la taberna a empeñar su capa, cosa que hace de
inmediato. Max invita a beber a los presentes, incluido el Rey de Portugal,
compañero de Enriqueta. En la calle hay tumultos por manifestaciones políticas,
convocadas por Acción Ciudadana, a cuyos miembros un borracho les llama
“maricas”. Enriqueta se va con el décimo a la buñolería Modernista y Max no lo
puede recuperar, así que decide seguirla.
(4) En la buñolería, Max y
don Latino se reúnen con poetas modernistas. Recupera el décimo de lotería, que
es capicúa. Max critica la situación de pobreza y abandono de la cultura
española y se proclama poeta del pueblo, en tanto que los modernistas
manifiestan cierto prurito de superioridad y distinción respecto de la cultura
popular. Alguien informa de choques entre policías y manifestantes. Cargados de
alcohol, todos cantan una canción. Max se burla de un capitán de la policía, lo
que le cuesta un arresto; lo conducen al Ministerio de la Gobernación.
(5) Max presta declaración
ante la autoridad. Entre burlas, ironías y sarcasmos, especialmente dirigidos
contra Serafín el bonito, lo conducen a los calabozos por desacato y desorden.
Los poetas modernistas protestan, pero no pueden hacer nada.
(6) En prisión y
descalabrado, Max comparte celda con un obrero anarquista catalán, Mateo,
encarcelado por no querer enrolarse en el ejército; este expone la necesidad de
una revolución inmediata para acabar con las injusticias, hambre y abusos de
todo tipo. Mateo teme que lo maten a traición, simulando ser un accidente.
Llegan unos carceleros y se lo llevan, lo que apena profundamente a Max.
(7) Los poetas amigos de
Max se dirigen a la redacción del periódico “El Popular”. Su intención es que
se publique un artículo al día siguiente denunciando la detención arbitraria de
Max. Filiberto, el periodista de turno, se niega a hacerlo sin el visto bueno
del director. Lamentan la libertad de expresión y las represalias
gubernamentales por decir la verdad. Don Filiberto hace gestiones telefónicas
con Gobernación para liberar a Max; parece que van a dar sus frutos, lo que
alivia a todos.
(8) El secretario del
ministro libera a Max, pero éste protesta airadamente por la violencia y la
iniquidad que ha visto y vivido. Al fin lo recibe el ministro, Paco, antiguo
compañero de estudios y aficiones literarias. Recuerdan los buenos momentos
pasados, aunque Paco optó por la vía política y pragmática para enderezar su
vida. Le propone a Max asignarle un dinero mensual para que viva dignamente, lo
que Max acepta entre bromas y befas.
(9) Tras abandonar la
cárcel, se dirige con don Latino al café Colón. Allí coinciden con el poeta
nicaragüense Rubén Darío. Conversan sobre temas filosóficos y religiosos. Max
muestra su agnosticismo y Rubén su creencia firme. Recita algunos versos para
deleitar a sus amigos.
(10) Cenan y salen al Paseo
del Prado para airearse. Es una zona frecuentada por prostitutas. Don Latino se
enreda con una de ellas inmediatamente. En tanto, Max habla con la Lunares sobre
la perra vida que ambos llevan.
(11) Ambos literatos se ven sorprendidos por
altercados callejeros. Una mujer en el suelo llora con su hijo pequeño en
brazos, muerto en los choques, con el cráneo atravesado de un balazo. La madre
está desesperada y desea que la maten a ella también. Se oyen tiros a lo lejos
y Max piensa que el obrero anarquista catalán pudo haber sido aniquilado. Los
presentes discuten, con división de opiniones, quiénes son los culpables, si
los obreros que claman por la justicia social, o las fuerzas del orden que
tratan de mantener la paz en las calles.
(12) Ambos personajes
llegan al portal de Max. Este expone su teoría del esperpento: la realidad
española es dura y áspera; solo se puede pasar a literatura a través de una
deformación grotesca de la realidad. Es como si se reflejaran en los espejos
cóncavos del callejón del Gato: la deformación fea y repelente es la auténtica
realidad. Max está exhausto, tiene frío, le pide el abrigo a su amigo, que no
se lo deja. Se desploma y don Latino, creyéndolo dormido, le sustrae la cartera
para que no se la roben, dice él.
(13) En la madrugada
siguiente, la portera del inmueble encuentra a Max muerto, en el mismo lugar
donde lo había dejado don Latino. Avisa a Madame Collet y se organiza el
velatorio en su buhardilla. Aparecen los modernistas y don Latino, embriagado,
que le lanza piropos y lo pone en los cuernos de la luna por su talento
literario. Un amigo polaco, Basilio Soulinake, defiende que no está muerto,
sino en estado cataléptico. Al fin, el coche fúnebre se lo lleva camino del
camposanto entre el llanto desgarrado de su esposa y de su hija, desvalidas y
abandonadas.
(14) Este cuadro se
desarrolla en el cementerio, donde Max recibe sepultura. Dos sepultureros
lamentan la corrupción política y el egoísmo de las personas. Rubén Darío y el
Marqués de Bradomín (personaje valleinclanesco procedente de sus Sonatas; es un hombre estrambótico y
contradictorio en sus ideas y modo de vida) conversan sobre la injusticia de la
muerte y la lamentable situación cultural de España; se despiden y se van del
camposanto, donde se sienten amedrentados y tristes.
(15) El último cuadro se desenvuelve en la taberna de Pica Lagartos. Don Latino, ebrio, alaba la persona de Max y lamenta su muerte; anuncia que le ha tocado la lotería (es el décimo que le robó a Max), así que invita a todo el mundo. Los presentes tratan de cobrar supuestas deudas pendientes con Max. Pronto surgen discusiones acaloradas, que quedan interrumpidas cuando don Latino lee en el periódico que en la calle de Bastardillos una mujer y su hija han aparecido muertas al parecer “por el tufo de un brasero”. Don latino informa que son Madama Collet y Claudinita; al parecer, se han suicidado. Don Latino afirma que él las hubiera ayudado, dado su buen corazón. Pero el mundo es un esperpento, a lo que el borracho le responde que es un “cráneo privilegiado”, frase que ha repetido una decena de veces a lo largo de la pieza dramática.
- Temas del drama
Valle-Inclán aborda varios
temas, casi en el mismo orden de importancia, a lo largo de la pieza; los más
importantes son los siguientes:
-La inmoralidad, el egoísmo
y el extravío ético de las personas, sin distinción de clases o de educación,
en un Madrid encanallado, violento y vulgar.
-La ironía del destino y la
tragedia que se cierne sobre los pocos individuos buenos que existen, que acaban trágicamente, en tanto
que los cínicos y vividores salen adelante. Max y su familia frente a don
Latino ejemplifican muy bien este aserto.
-La muerte es absurda,
irónica y, sin embargo, liberadora: Max Estrella (nombre muy irónico para un
poeta abandonado y preterido injustamente) así la concibe, la prepara y la
acepta.
-La violencia que se cierne
sobre la gente por intentar llevar una vida mejor. Todo acto de protesta se
paga caro, antes o después.
-La situación calamitosa de
la gente de cultura, especialmente los escritores. Pasan hambre y, en general,
la gente los ignora o los desprecia, en parte bien merecido por su inmoralidad
y su majadería.
-Todo intento de nobleza espiritual y moral acaba mal porque en un país tan vulgar y despiadado como la España de la época no hay posibilidad de tener éxito.
- Lugar y tiempo de la acción dramática
La acción se desarrolla
íntegramente en Madrid, en varios lugares: el humilde hogar de Max, la taberna
de Pica Lagartos, la redacción de “El Popular”, la cárcel de Gobernación, el
paseo del Prado, la buñolería modernista, etc. En realidad, cada cuadro se
desenvuelve en un lugar distinto, aunque se repiten la casa de Max y la taberna
de Pica Lagartos. Son escenarios de interior, excepto los cuadros 10 y 11; se
desenvuelven en la calle, en el Paseo del Prado y alrededores. Es un ambiente
urbano madrileño, en general hostil, violento y algo siniestro. Valle-Inclán
afirma en la acotación: “Un Madrid absurdo, brillante y hambriento”; se
comprime muy bien en estos tres adjetivos las características madrileñas de
esta pieza.
El tiempo de la escritura queda delimitado por la fecha de publicación de la obra: 1920 (por entregas) y 1924 (edición íntegra y definitiva). Es de creer que nuestro dramaturgo compuso su obra alrededor o algo previamente a 1920. El tiempo de la acción dramática es contemporánea al de la escritura: las protestas callejeras, la agitación política, el malestar social, la aparición de Rubén Darío (vivió en España, principalmente en Madrid, por largas temporadas entre 1900 y 1914) así lo atestiguan. La acción dramática está muy comprimida: apenas dura veinticuatro horas; además, el meollo de la acción se desarrolla de noche, entre tugurios y la calle. Esto crea la sensación de que todo pasa muy deprisa, casi atropelladamente, lo cual es cierto. Sin embargo, todo es consecuencia de acciones y decisiones pasadas, de tiempo atrás; ahora asistimos al resultado final.
- Personajes
Se dice que Valle-Inclán
quiso retratar en esta obra la bohemia madrileña de las dos primeras décadas
del siglo XX. Ciertamente, así parece, pues los personajes escritores son los
más abundantes, junto con la gente de la noche de dudosa catadura. Se da por
averiguado que Valle-Inclán se inspiró en el estimable escritor modernista
Alejandro Sawa (Sevilla, 1862 – Madrid, 1909) para crear a Max Estrella.
Realizamos un breve recorrido por el dramatis
personae:
-Max Estrella (Mala Estrella,
le llama Valle-Inclán en algunas ocasiones): en la primera acotación,
Valle-Inclán lo presenta como “El hombre ciego es un hiperbólico andaluz, poeta
de odas y madrigales, Máximo Estrella”. En el conjunto del drama observamos que
sus colegas artistas lo estiman y reconocen su superioridad intelectual y
artística, pero no ha tenido suerte y está postergado. Por su comportamiento,
percibimos a Max como una persona decepcionada y desesperada, pues carece de
los recursos económicos mínimos para vivir, producto de su ostracismo
inmerecido, según opinan sus colegas. Posee un robusto sentido moral (no acepta
la subvención del ministro de Gobernación) y un instinto de solidaridad con los
necesitados que ennoblecen su persona. Inteligente y brillante, expone la teoría
del esperpento como único modo de plasmar estéticamente la realidad española,
fea, grosera y deforme. Su muerte parece que es buscada deliberadamente: empeña
su capa en pleno invierno madrileño, se embriaga de mala manera y se fía de don
Latino, un bribón taimado. De hecho, anuncia su muerte en varias ocasiones, ya
desde el cuadro primero.
-Don Latino de Hispalis: es
su lazarillo, pero de muy mala catadura moral, mucho peor que nuestro antihéroe
renacentista que da nombre a la profesión. Se conchaba con Zaratustra para
robarle dinero, se emborracha y cena a su costa, visita a las prostitutas, etc.
Pero el acto más abominable es el robo de la cartera con el décimo de lotería
que luego saldrá premiado; tampoco comparte con la viuda y la huérfana el premio,
lo que las llevará al suicidio. La bajeza moral y la propensión a la traición
es permanente, combinado con su cobardía, pues rápidamente se repliega cuando
las cosas se ponen feas. Para el espectador, se hace un personaje odioso por
mezquino. Él se justifica a sí mismo proclamando, en la escena final, que la
vida es un esperpento, a lo que el borracho le replica irónicamente: “¡Cráneo
privilegiado!”. Precisamente él, con su desvergüenza traidora, es el que más
contribuye a que la vida sea esperpéntica.
-Madama Collet y
Claudinita: son, respectivamente, la esposa francesa de Max y su hija. Aunque
no tienen un papel principal, son las víctimas colaterales de la lamentable
situación económica de Max. Llevan con paciencia y sentido común el calvario de
la pobreza, con momentos de desesperación. Claudinita, en concreto, muestra en
el primer cuadro que conoce muy bien a don Latino: taimado, cínico, mentiroso y
muy egoísta. Se lo llama a la cara, pero el otro lo echa a broma o se escurre
vilmente.
-Del mundo noctámbulo y
tabernario de Madrid, destacan Enriqueta la Pisa Bien y su amante el Rey de
Portugal. Ella es florista y él, simplemente, majadero. La Pisa Bien muestra
rasgos de nobleza amarga y lealtad en su trato con Max. El borracho de la
taberna de Pica Lagartos es un personaje curioso; solo repite la expresión
“¡Cráneo privilegiado!”, con lo que da muestras de querer entender la amargura
del vivir de personas como Max, inteligentes e íntegras, pero maltratadas por
la vida; o, por el contrario, su estado de embriaguez sólo le permite repetir
una frase, como el loro de Zaratustra.
-El grupo de artistas
modernistas es caracterizado con cierta crueldad. Aparecen como borrachines,
vocingleros y cobardes. Los periodistas, con don Filiberto a la cabeza, no
salen mejor parados. Entre todos ellos sobresale Rubén Darío, que pasa de
persona a personaje. Valle-Inclán lo trata con respeto y cariño, sin faltar
alguna sorna a cuenta de la tendencia al discurso altisonante y ostentoso del
nicaragüense, aunque algo vacuo, a fin de cuentas.
-Dos personajes secundarios de presencia efímera merecen atención específica. Se trata de Mateo, el obrero anarquista catalán. Representa a la clase trabajadora, politizada y dispuesta a luchar en la calle por sus derechos laborales y de justicia social para poder vivir con cierta holgura; es probable que muera algo después. El otro personaje humilde es la madre con el niño muerto en brazos, Romualda: representa el dolor desesperado y la injusticia arbitraria del poder, que ejerce su autoridad con la fuerza de las armas; por eso los califica de “¡Maricas, cobardes!” casi sin parar.
- Aspectos estilísticos
Los rasgos estilísticos de
Valle-Inclán son muy caracterizadores y originales. A continuación, presentamos
los más llamativos:
1) Esta es una de las
primeras obras concebida y desarrollada bajo la teoría del esperpento: se trata
de presentar la realidad en sus aspectos grotescos, feos, deformes e hirientes
a los sentidos. Por boca de Max, Valle-Inclán expone su teoría estética de la
deformación sistemática de la realidad (como si viéramos a los personajes
reflejados en espejos cóncavos y convexos del callejón del Gato, en Madrid). El
autor trata a los personajes como muñecos de guiñol, deformados, desfigurados
física y moralmente. En este sentido, son personajes bastante planos, sin
apenas evolución. El autor los utiliza para denunciar una realidad sórdida y
fea en sí misma, además de injusta y egoísta. La fórmula y su presentación
literaria tuvo tanto éxito que ahora “esperpento” es un sustantivo de uso
normal en la lengua española.
2) Las acotaciones (sobre todo, las iniciales de cada cuadro) son verdaderos textos literarios en sí mismos. Casi podrían pasar por relatos independientes, pues se presenta con una precisión estética un marco y unos personajes que quedan totalmente dibujados en la mente lectora. Veamos, a modo de ejemplo, la que presenta el cuadro X:
Paseo con jardines. El cielo raso y remoto. La luna lunera. Patrullas de caballería. Silencioso y luminoso, rueda un auto. En la sombra clandestina de los ramajes, merodean mozuelas pingonas y viejas pintadas como caretas. Repartidos por las sillas del paseo, yacen algunos bultos durmientes. MAX ESTRELLA y DON LATINO caminan bajo las sombras del paseo. El perfume primaveral de las lilas embalsama la humedad de la noche.
La selección de objetos que
aparecen en el cuadro nos pinta una realidad total, denotada y connotada con
gran precisión poética. La adjetivación ciñe los objetos, los dota de ecos
sinestéticos muy impactantes. La naturaleza, viva y variada, juega un papel muy
relevante con personificaciones audaces que expanden la significación total.
3) Los recursos estilísticos se emplean con un acierto total. Una enorme cantidad de procedimientos retóricos felizmente usados crean un texto muy bello, connotativo, sorprendente y original. Veamos un ejemplo extraído del cuadro XII, en el que Max expone la teoría del esperpento:
MAX:
Échame el aliento. ¿Adónde te has ído, Latino?
DON
LATINO: Estoy a tu lado.
MAX:
Como te has convertido en buey, no podía reconocerte. Échame el aliento,
ilustre buey del pesebre belenita. ¡Muge, Latino! Tú eres el cabestro, y si
muges vendrá el Buey Apis. Lo torearemos.
DON
LATINO: Me estás asustando. Debías dejar esa broma.
MAX:
Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los
héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.
DON
LATINO: ¡Estás completamente curda!
MAX:
Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El
sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética
sistemáticamente deformada.
DON
LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX:
España es una deformación grotesca de la civilización europea.
DON
LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.
MAX:
Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON
LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del
Gato.
MAX:
Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática
perfecta, Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo
las normas clásicas.
DON
LATINO: ¿Y dónde está el espejo?
MAX:
En el fondo del vaso.
DON
LATINO: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
MAX:
Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y
toda la vida miserable de España.
DON
LATINO: Nos mudaremos al callejón del Gato.
MAX:
Vamos a ver qué palacio está desalquilado. Arrímame a la pared. ¡Sacúdeme!
DON
LATINO: No tuerzas la boca.
MAX:
Es nervioso. ¡Ni me entero!
DON
LATINO: ¡Te traes una guasa!
MAX:
Préstame tu carrik.
DON
LATINO: ¡Mira cómo me he quedado de un aire!
MAX:
No me siento las manos y me duelen las uñas. ¡Estoy muy malo!
DON
LATINO: Quieres conmoverme, para luego tomarme la coleta.
MAX: Idiota, llévame a la puerta de mi casa y déjame morir en paz.
Son evidentes las metáforas
(espejos cóncavos, el fondo del vaso, el buey Apis), metonimias (“me quito el
cráneo”), paralelismos (“No me siento las manos y me duelen las uñas”), ironías
(“vamos a ver qué palacio está desalquilado”), interrogaciones y exclamaciones
retóricas, elipsis, animalizaciones y personificaciones (“¡Miau!”, “¡Muge,
Latino”), etc. Todas estas figuras literarias contribuyen a la creación de una
red de significado muy rica, connotativa y de gran expansión imaginativa. El
acierto de Valle-Inclán es, efectivamente, indiscutible.
4) Valle-Inclán mezcla deliberadamente distintos registros de la lengua, desde el culto, en su modalidad literaria, al vulgar, propio de la taberna alcoholizada; las jergas o argots, del lumpen en este caso, también tiene cabida. Coloquialismos, vulgarismos, gitanismos, modismos, etc. se emplean con agudeza y oportunidad. Veamos un ejemplo extraído del cuadro X, en un divertido diálogo entre Max y la prostituta acerca del modo de hablar de cada uno:
LA
LUNARES: Pálpame el pecho... No tengas reparo... ¡Tú eres un poeta!
MAX:
¿En qué lo has conocido?
LA
LUNARES: En la peluca de Nazareno. ¿Me engaño?
MAX:
No te engañas.
LA
LUNARES: Si cuadrase que yo te pusiese al tanto de mi vida, sacabas una
historia de las primeras. Responde: ¿Cómo me encuentras?
MAX:
¡Una ninfa!
LA
LUNARES: ¡Tienes el hablar muy dilustrado! Tu acompañante ya se concertó con la
Cotillona. Ven. Entrégame la mano. Vamos a situarnos en un lugar más oscuro.
Verás cómo te cachondeo.
MAX:
Llévame a un banco para esperar a ese cerdo hispalense.
LA
LUNARES: No chanelo.
MAX:
Hispalis es Sevilla.
LA
LUNARES: Lo será en cañí. Yo soy chamberilera.
MAX:
¿Cuántos años tienes?
LA
LUNARES: Pues no sé los que tengo.
MAX:
¿Y es siempre aquí tu parada nocturna?
LA
LUNARES: Las más de las veces.
MAX:
¡Te ganas honradamente la vida!
LA
LUNARES: Tú no sabes con cuántos trabajos. Yo miro mucho lo que hago. La Cotillona
me habló para llevarme a una casa. ¡Una casa de mucho postín! No quise ir...
Acostarme no me acuesto... Yo guardo el pan de higos para el gachó que me sepa
camelar. ¿Por qué no lo pretendes?
MAX:
Me falta tiempo.
LA
LUNARES: Inténtalo para ver lo que sacas. Te advierto que me estás gustando.
MAX:
Te advierto que soy un poeta sin dinero.
LA
LUNARES: ¿Serías tú, por un casual, el que sacó las coplas de Joselito?
MAX:
¡Ése soy!
LA
LUNARES: ¿De verdad?
MAX:
De verdad.
LA
LUNARES: Dilas.
MAX: No las recuerdo.
Del conjunto de esta breve exposición, se evidencia muy bien que estamos ante una obra estilísticamente densa, feliz y de gran eficacia artística.
- Contextualización cultural y autorial
Ramón María del
Valle-Inclán (Vilanova de Arousa, 1866 – Santiago de Compostela, 1936) es uno
de los más destacados escritores del Modernismo y de la Generación del 98. Su
creación literaria abarca la narrativa, la lírica y el teatro, género este
donde alcanzó cotas de gran calidad y originalidad. Su prosa preciosista, a
veces exótica, a veces retoricista, lo acerca a la corriente modernista, que
Rubén Darío había traído a España a principios del siglo XX; lo mismo ocurre
con los temas, que avanzan del estudio de personajes y ambientes decadentes,
aislados, rurales, donde la trama descansa en escaramuzas sentimentales del
Marqués de Bradomín, a una observación aguda y acerada de la realidad social y
política española de las primeras décadas del siglo XX. Posteriormente,
evoluciona hacia un estilo más depurado y temas de contenido actual, social y
cultural.
Valle-Inclán muestra un
dominio profundo de la lengua castellana en sus distintos registros y niveles.
En sus obras, los personajes hablan como en la calle, en la taberna, en la
oficina, etc. Su prosa, depurada extraordinariamente, es una extensión natural
del español en sus diversos ámbitos de uso, principalmente el tabernario y el
literario-modernista.
Valle-Inclán evoluciona
notablemente en su concepción artística, no solo teatral: comienza con tanteos
modernistas bajo la impronta de Rubén Darío; luego se centra en ambientes y
caracteres gallegos, en su etapa mítica; comienza a perfilar personajes
risibles y tragicómicos en su etapa de la farsa; luego sucede la etapa del
esperpento, en la que se ubica la obra que comentamos: personajes casi
guiñolescos en un mundo violento y egoísta; sigue la etapa final, en la que
apura la estética esperpéntica en personajes, temas y tratamientos: figuras
ridículas, acartonadas, como de retablo, actuando irreflexiva y estúpidamente,
con consecuencias trágicas.
Supo encontrar un camino artístico propio en el que confluyen una mirada crítica y satírica de la realidad social con la creación de personajes grotescos y desfigurados. Los hace hablar y actuar con una gran precisión y desaliento: siguen causas perdidas, hacen cuestión de honor de asuntos menores, etc. El manejo del lenguaje, conviene insistir, es magistral; alcanza una gran originalidad con su combinación de registros y niveles, con una expresión concisa y sintética, pero de gran poder evocador. Por todo ello, estamos ante uno de los grandes escritores del siglo XX español.
- Interpretación de la obra
Luces
de Bohemia
nos ofrece una reflexión satírica, irónica y amarga sobre la España de la
década de 1910. Frente a la anécdota casi vulgar y cotidiana de la trama
(fallece, medio alcoholizado, un escritor respetado pero poco conocido; al día
siguiente, se repite lo mismo con su esposa y su hija), se levanta una
contemplación muy crítica de la situación social y política de la época.
Valle-Inclán nos recuerda
que existe: la explotación laboral de los obreros, la sexual de las mujeres
desprotegidas, la arbitrariedad del poder político que usa la fuerza sin
contemplaciones, la corrupción política de un ministro que quiere acallar a un
crítico, etc. Al lado, vemos artistas fracasados que se engañan entre ellos,
libreros tramposos, un lazarillo cruel y egoísta, etc. Existen destellos de
inteligencia y rectitud aquí y allá, pero los inocentes cargan con todo el
dolor: Max y su familia, el obrero anarquista y la madre con el niño. Nadie es
mejor que su vecino; el propio Max, de inteligencia superior, cae en la
embriaguez más sórdida en vez de atender las necesidades familiares; en cierto
modo, contribuye al terrible final de su esposa y su hija.
La pieza resulta, pues,
amarga y desesperanzada. Más que Luces de
bohemia, título a todas luces irónico, debería haberse titulado “Sombras de
miseria”, pues es lo que realmente aparece en escena. La visión terriblemente
pesimista de Valle-Inclán también tiene que ver con su situación personal:
penurias económicas, poco reconocimiento a su talento literario, etc.
Evidentemente, toda en la obra resulta exagerado, aunque con mucha sutileza. Si Madrid fuera eso a la altura de 1920, ahí no se podría vivir y las cosas hubieran ido mucho peor de lo que fueron. El esperpento exagera, deforma, ridiculiza, guiñoliza y trata como a un guiñapo a las personas y a la sociedad en la que viven. Es como un aldabonazo a la conciencia lectora, que no puede permanecer impasible y se le pide una reacción para enderezar el rumbo de una sociedad egoísta y moralmente deficitaria. En este sentido, su eficacia artística y su vigencia literaria se mantienen totalmente, y eso es lo que justifica su valoración de clásico moderno.
- Valoración
Luces
de bohemia es
una profunda y magnífica pieza tragicómica que nos introduce en una época
agitada de la historia de España. La lectura provoca una sensación agridulce de
pena, dolor y rabia. Los personajes son patéticos, realizan acciones poco
justificadas, guiados por la desesperación o por el egoísmo. Se expresan con
una frescura y una propiedad asombrosas, lo que contribuye a una lectura
significativa y fluida.
La lectura resulta
sorprendente lingüísticamente porque transmite la sensación de que el autor ha
salido a la calle con un micrófono para recoger el modo de pensar y hablar de
las clases populares y más desfavorecidas. Por otro lado, el autor desliza una
reflexión permanente sobre aspectos negativos de la vida cotidiana. El egoísmo
cerril de casi todos provoca un ambiente inhóspito e irrespirable. Los pocos
buenos, o menos malos, sucumben ante la fuerza de una sociedad un tanto
embrutecida.
Desde luego, el
acercamiento a esta magnífica pieza deja una memoria indeleble sobre Max, sobre
don Latino y otros. Su complemento es un paseo por la historia más dura de la
España de las dos primeras décadas del siglo XX. Esto es justamente lo que hace
que Luces de bohemia pertenezca a la
categoría de los clásicos: una lección de arte literario plena y significativa
que nos hace disfrutar y nos obliga a reflexionar sobre nuestra historia y
nuestra alma, incluso aunque sea doloroso.
- PROPUESTA DIDÁCTICA
(Estas actividades se pueden desarrollar y realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o herramientas complementarias, como las TIC).
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume la obra en su trama principal (300 palabras, aproximadamente).
2)
Señala su tema principal y los secundarios.
3)
Delimita los apartados temáticos o secciones de contenido.
4)
Analiza los personajes y establece su relevancia argumental.
5)
Explica los aspectos de lugar y tiempo en los que se desenvuelve la acción
narrada.
6)
Analiza las acotaciones y resúmelas brevemente.
7)
Explica por qué esta pieza pertenece a la literatura contemporánea y a la
Generación del 98 de modo más específico.
8) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.
2.2. Interpretación y pensamiento
analítico
1)
¿Qué rasgos propios de la tragicomedia moderna aparecen en este texto?
2)
¿Se puede decir que existían muchas injusticias y poca moral, a juzgar por lo
que leemos en Luces de bohemia?
Razona la respuesta.
3)
¿Qué importancia posee el hambre y la inmoralidad, en sus distintas variantes,
en este drama?
4)
Analiza el comportamiento de Max Estrella y de don Latino de Hispalis.
Exprésalo en enunciados antitéticos cuando sea posible.
5)
El egoísmo es atroz en toda la pieza. Explica cómo se percibe en cuanto a
personajes y acciones.
6) La muerte juega un papel interesante en el texto.
Señala las personas que mueren, sus causas y consecuencias.
7) Explica la importancia
de la literatura, real y ficticia, en esta tragicomedia.
8) Compara y contrasta la vida de una persona como Max en la época recreada por Valle-Inclán y en la actualidad. Establece los pros y contras y valora cuál es mejor.
2.3. Comentario de texto específico
Noche. MÁXIMO ESTRELLA y DON LATINO DE HISPALIS tambalean asidos del brazo por una calle enarenada y solitaria. Faroles rotos, cerradas todas, ventanas y puertas. En la llama de los faroles un igual temblor verde y macilento. La luna sobre el alero de las casas, partiendo la calle por medio. De tarde en tarde, el asfalto sonoro. Un trote épico. Soldados Romanos. Sombras de Guardias: Se extingue el eco de la patrulla. La Buñolería Modernista entreabre su puerta, y una banda de luz parte la acera. MAX y DON LATINO, borrachos lunáticos, filósofos peripatéticos, bajo la línea luminosa de los faroles, caminan y tambalean.
MAX:
¿Dónde estamos?
DON
LATINO: Esta calle no tiene letrero.
MAX:
Yo voy pisando vidrios rotos.
DON
LATINO: No ha hecho mala cachiza el honrado pueblo.
MAX:
¿Qué rumbo consagramos?
DON
LATINO: Déjate guiar.
MAX:
Condúceme a casa.
DON
LATINO: Tenemos abierta La Buñolería Modernista.
MAX:
De rodar y beber estoy muerto.
DON
LATINO: Un café de recuelo te integra.
MAX:
Hace frío, Latino.
DON
LATINO: ¡Corre un cierto gris!...
MAX:
Préstame tu macferlán.
DON
LATINO: ¡Te ha dado el delirio poético!
MAX:
¡Me quedé sin capa, sin dinero y sin lotería!
DON
LATINO: Aquí hacemos la captura de la niña Pisa-Bien.
LA NIÑA PISA-BIEN,
despintada, pingona, marchita, se materializa bajo un farol con su pregón de
golfa madrileña.
LA
PISA-BIEN: ¡5775! ¡El número de la suerte! ¡Mañana sale! ¡Lo vendo! ¡Lo vendo!
¡5775!
DON
LATINO: ¡Acudes al reclamo!
LA
PISA-BIEN: Y le convido a usted a un café de recuelo.
DON
LATINO: Gracias, preciosidad.
LA
PISA-BIEN: Y a Don Max, a lo que guste. ¡Ya nos ajuntamos los tres tristes
trogloditas! Don Max, yo por usted hago la jarra, y muy honrada.
MAX:
Dame el décimo y vete al infierno.
LA
PISA-BIEN: Don Max, por adelantado decláreme usted en secreto si cameló las
tres beatas y si las lleva en el portamonedas.
MAX:
¡Pareces hermana de Romanones!
LA
PISA-BIEN: ¡Quién tuviera los miles de ese pirante!
DON
LATINO: ¡Con sólo la renta de un día, yo me contentaba!
MAX:
La Revolución es aquí tan fatal como en Rusia.
DON
LATINO: ¡Nos moriremos sin verla!
MAX:
Pues viviremos muy poco.
LA
PISA-BIEN: ¿Ustedes bajaron hasta la Cibeles? Allí ha sido la faena entre los
manifestantes, y los Polis Honorarios. A alguno le hemos dado mulé.
DON
LATINO: Todos los amarillos debían ser arrastrados.
LA
PISA-BIEN: ¡Conforme! Y aquel momento que usted no tenga ocupaciones urgentes,
nos ponemos a ello, Don Latino.
MAX:
Dame ese capicúa, Enriqueta.
LA
PISA-BIEN: Venga el parné, y tenga usted su suerte.
MAX:
La propina, cuando cobre el premio.
LA
PISA-BIEN: ¡No mira eso la Enriqueta!
(Escena IV)
a) Comprensión lectora
1) Resume el texto, señala
el tema e indica los apartados temáticos o secciones de contenido.
2) Analiza brevemente los
personajes que intervienen y su papel en la obra.
3) ¿Qué ha ocurrido antes
de este fragmento? ¿Y después?
4) Indica el lugar y el
momento donde se desarrolla la acción.
5) Localiza y explica media docena de recursos estilísticos que embellecen el mensaje.
b)
Interpretación
1) Analiza la importancia
del décimo de lotería en este fragmento y en la pieza teatral en su conjunto.
2) ¿Qué opinan de la
revolución? ¿Piensan que es algo deseable? ¿Por qué?
3) ¿Podemos afirmar que la
sociedad de la época era humanitaria y solidaria?
4) Max le pide a don Latino
que lo conduzca a casa, pero este lo guía a la buñolería Modernista. ¿Qué
consecuencias tendrá? ¿Qué pensar de la actitud de don Latino?
5) ¿Qué sentimientos muestra Enriqueta la Pisa Bien por los dos hombres? ¿Qué podemos deducir de ello? Explica las consecuencias que tendrá.
2.4. Fomento de la creatividad
1)
Escribe un cuento, en prosa o en verso o forma dramática, con un contenido más
o menos inspirado en Luces de bohemia.
2)
¿Sigue existiendo el tipo de vida que se recrea en la tragicomedia? Razona tu
respuesta y narra el tipo de vida, focalizando en la vida literaria y
artística, que se lleva hoy.
3)
Realiza una exposición sobre Ramón del Valle-Inclán, sus obras y su tiempo,
para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios
TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.
4)
Aporta o crea imágenes de la vida urbana madrileña a finales del siglo XIX
(lugares, ambientes, etc.), en los que se pudo desarrollar esta novela y
comenta su significación. Lo mismo se puede realizar con la vida rural de
Alcolea del Campo.
5) Leed algún fragmento del texto, de forma dramatizada, en grupos, ante la clase, acompañada la declamación de música e imágenes apropiadas.
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