31/01/2021

Emilia Pardo Bazán: "La dama joven"; análisis y propuesta didáctica

 

Ourense (I-2021) © SVM

Pardo Bazán - “La dama joven” (1885)

1. ANÁLISIS

1) Resumen

Dolores y Charo son dos hermanas costureras o modistas. Viven en Marineda (trasunto de La Coruña); llevan una vida esforzada y humilde, pues sus ingresos apenas dan para comer; viven juntas, compartiendo una buhardilla pequeña y oscura. Son huérfanas desde tierna edad. Dolores es engañada por un hombre, años atrás; da a luz un crío, que muere al poco por enfermedades y falta de cuidados. La diferencia de edad con su hermana es importante: doce años. Las monjas de San Vicente de Paul le ayudan económicamente; salvan del hambre a su hermana y ella logra trabajar en un taller de costura. Dolores lleva a su hermana Charo siempre consigo, para protegerla, como si fuera una hija. Se confiesa con un jesuita que la orienta espiritualmente. Su única afición es el teatro, donde Charo disfruta; se aprende de memoria pasajes enteros. 

Charo es elegida para interpretar el papel principal de protagonista en el Casino de Industriales. Se ha organizado para recaudar fondos que libren de la mili a un hijo del intendente del casino, donde tienen su propio salón de actos. La obra es la muy aclamada Consuelo (1878), de Adelardo López de Ayala (Guadalcanal, Sevilla, 1828 - Madrid, 1879). La selecciona Manuel Gormaz, un antiguo actor de fama, ahora ya mayor, de vida tranquila y ordenada. Un ebanista, Ramón, se declara a Concha; establecen un noviazgo formal, férreamente vigilado por Dolores. Eligen a Concha para el papel y avanza rápidamente en los ensayos. Sufre las envidias de otras chicas de la ciudad, de mejor posición económica y, por tanto, más estatus social. El propio día de la representación consiente que su novio le dé un beso en la mejilla, cosa peligrosa. A la representación acude Estrella, un antiguo actor de gran prestigio, que regenta su compañía y está actuando en Marineda.

A pesar de los nervios y las tensiones, pues Ramón se va a media representación para no escuchar comentarios soeces de los hombres sobre Concha, que lleva escote en el tercer acto, la representación es un gran éxito. Le va a regalar una corona como símbolo de su éxito, pero la rompe. Estrella le propone un contrato de un año de aprendiz como de “dama joven”, un prototipo de personaje que se repite en los dramas. Dolores acude a su confesor, que le recomienda que deje a solas a los novios un buen rato, para que clarifiquen sus sentimientos. Llegan a casa a la vez Dolores y los dos actores. Ramón y Charo están en casa, solos desde hace un buen rato. Finalmente, Concha rechaza el trabajo; se entiende que pronto se casará con Ramón, a pesar de que ella no pensaba en el matrimonio. La estratagema del confesor ha dado resultado. Los dos viejos actores le adivinan a Charo un futuro cargada de hijos y, acaso, alguna paliza del marido.

2) Temas de la novela

Los temas más importantes de La Tribuna son:

Arduo dilema entre la vocación, peligrosa e incierta, aunque tentadora, como actriz dramática, y la vida tranquila, rutinaria, de costurera y madre de hijos en una familia pobre y tradicional.

Mirada crítica de las clases sociales, muy rígidas, y los abusos económicos sobre los humildes por parte de los ricos en la Galicia urbana. 

Exposición satírica y feroz, aunque suavizada, de una sociedad muy clasista, segregacionista y rígida. Apenas se producen mejoras sociales que hagan la vida más tolerable para los pobres. Los ricos, muy egoístas, se preocupan, sobre todo, de exhibir lo que tienen y amasar más todavía.

Encontronazo entre el instinto natural y las normas sociales (la relación entre Charo y Ramón), entre la tradición y la ruptura. Charo puede tener un futuro brillante como actriz, pero su entorno la conduce a continuar con su oficio y su destino humilde: formar una familia con el ebanista Ramón. 

Reflexión amarga y pesimista sobre las posibilidades de desarrollo personal, a pesar de poseer talento, de las personas pobres. Además de la hostilidad de los poderosos, su propio entorno social la conduce al acatamiento de un destino sufrido y, acaso, poco feliz. 

3) Apartados temáticos 

La novela corta presenta una disposición bastante clásica; se atiene a una lógica temporal de avance cronológico sucesivo. No posee división en  capítulos, así que todo el texto forma un continuo apretado y denso. Por eso, encontramos:

Una introducción (en las dos primeras páginas, pero en analepsis) en la que conocemos a los personajes principales, sus vidas, sus contextos. Dolores y Charo llevan una vida humilde de costureras, pero todo cambia por el teatro.

Un desarrollo o nudo (el resto del texto, excepto la página final) permite avanzar la acción hacia objetivos insospechados y peligrosos para los personajes. Se crea un conflicto amoroso y personal, en la persona de Charo.

La resolución o final (última página) es muy breve. Charo opta por una vida tranquila y rutinaria de pobre, pues, al parecer, ha descubierto el amor y su prometedor futuro en la charla a solas con su novio Ramón. Estamos ante un desenlace  pesimista y desalentador, muy típico de Pardo Bazán; la protagonista, una mujer, paga los platos rotos.

4) Personajes

Charo es la protagonista. Una joven guapa y con talento teatral; se gana la vida de modista, tutelada por su hermana Dolores. Aquella es soñadora y de talante abierto, pero la manipulación de su hermana y el descubrimiento del amor la inducen a optar por una vida poco halagüeña. Dolores, su hermana, refleja en ella su odio a los hombres y su miedo a ser deshonrada, como a ella le ocurrió. Sigue las directrices de su confesor, que la maneja en la sombra y acierta con la fórmula para que Charo no opte por el teatro.

Ramón es su novio. Un joven ebanista de ideas claras y actitud conservadora. Le importa mucho la honra, es decir, la opinión de los demás sobre su novia. Lo mortifica mucho, de ahí que abandone la representación de Consuelo a la mitad. Es un hombre clásico y rudo, pero leal a sí mismo y a su novia. Es trabajador y formal, de modo que el pronóstico de Estrella sobre la desgraciada futura vida de Charo parece excesivo y poco fundado.

Manuel Gormaz, el director de escena, es un personaje interesante. Confiesa las duras presiones que recibe de los poderosos y ricos de la ciudad para que elija a sus hijas para los mejores papeles. Ha de mantener un equilibrio delicado entre sus convicciones teatrales y la satisfacción de los adinerados, que al fin y al cabo lo mantienen en su puesto de trabajo.

5) Lugar y tiempo narrativos

La acción se desarrolla en Marineda, una ciudad costera del norte de España, en la cornisa cantábrica. Tradicionalmente, se ha identificado esa urbe con La Coruña, pues Pardo Bazán vivió en ella su infancia, juventud y primera madurez. Es una ciudad de provincias bastante clasista e inmovilista. Esto provoca las dificultades de progreso de la gente humilde. La vida aparece como tranquila y rutinaria, con bastante control eclesiástico.

La dama joven se publicó en 1885; podemos deducir que Pardo Bazán la escribió en los años previos. Es algo posterior a La tribuna, lo que explica que el marco espacial sea el mismo. Por la representación de la obra de López de Ayala, podemos concluir que la acción se desarrolla hacia 1880. La acción dura solo un día, pero las analepsis nos remiten a diez o quince años atrás.  

6) Figura del narrador

La materia narrativa está contada por un narrador omnisciente, externo, poco objetivo y en tercera persona. A menudo, se deja ver, sobre todo en los juicios sobre el comportamiento de los personajes y del contexto político y social español de la segunda mitad del siglo XIX. En general, focaliza a través de Dolores o de Charo, las hermanas. Renuncia a una visión total.

A duras penas el narrador mantiene la objetividad sobre la materia narrativa. Adopta posiciones muy críticas contra los defectos, los vicios y la estolidez general. Si con alguien es comprensivo, es con el pueblo llano, las humildes costureras que trabajan de firme para poder mantenerse. 

Charo recibe las simpatías del narrador por su frescura, su belleza y su talento teatral. Sin embargo, no comparte la decisión de la protagonista de continuar con su vida de costurera, como deja ver en el diálogo final de Gormaz y Estrella. 

Se percibe claramente a la autora real, Pardo Bazán, detrás de ese narrador que no duda en ridiculizar los comportamientos individuales y colectivos, tanto de los humildes, como de los poderosos. Lamenta el papel de la mujer, relegada y maltratada:

Dolores, la mayor, cavilaba. Tenía doce años más que su hermana, y contaba apenas trece cuando quedaron huérfanas. Se veía tan chiquilla aún, calentando el biberón por la mañanita, antes de salir para el taller donde trabajaba, y metiendo el pezón artificial, tibio y blando, en la boca del pobre angelito, para que no llorase. Los domingos era dichosa, porque podía tener en brazos todo el día á la nené. Por fin, el rollo de carne con patas echaba á andar, y Dolores, hecha ya una mujer, un tanto relevada de sus tempranas obligaciones maternales, empezaba á dejarse tentar, alguna vez qué otra, á ir á los bailes de los Circos. En Carnaval asistía á tres seguidos, con flores en el pelo y guantes prestados. Después... un episodio que Dolores no quería recordar, pero cuyos menores detalles tenía grabados, como en bronce, allá en no sé qué rincones del cerebro donde habita la memoria de las cosas tristes... Unos amoríos breves, la seducción, la deshonra, el desengaño... Historia vulgar y tremenda. La enfermedad trajo de la mano la miseria; el fruto de las entrañas de Dolores, mal nutrido por una leche escasa y pobre, languideció y sucumbió pronto, dejando contagiada á la niña de cuatro años, á Concha, con la horrible tos ferina, tos que arrancaba de sus tiernos pulmones estrías de sangre. No tuvo Dolores tiempo de llorar á su hijo: era preciso cuidar á su hermana, hacerla mudar de aires en seguida... Y no poseía un céntimo, y había empeñado hasta sus botas de salir á la calle y su único mantón. No olvidaría, no, la tarde en que á cuerpo, tiritando de frío, entró en la iglesia de San Efrén, á rezar una salve á la Virgen del Amparo. Al lado del camarín clareaba la reja de un confesonario: tras de la reja un sacerdote. Arrodillada, con inexplicable consuelo, refirió todas sus cuitas. Al otro día la visitaban dos socias de san Vicente de Paul: al final de la semana le daban bonos de pan, chocolate y carne: de allí á medio mes le colocaban á Concha en casa de una lechera que vivía á dos leguas, en una aldehuela alegre y sana: al mes y medio, la niña regresaba robustecida, curada de su tos y acostumbrada á comerse una libra de pan de maíz en un cuartillo de leche. Dolores la adoraba: ya no tenía más pensamiento que aquella criatura. Anhelaba borrar lo pasado y proteger á Concha. Aborrecía á los hombres: que no la hablasen de bailes ni de jaleos. Confesábase primero cada mes, luégo cada domingo. Ya no necesitaba el socorro de los paúles, y se había apresurado á decírselo, redimiéndose, no sin cierto vanidoso contentamiento, de una protección que el artesano laborioso juzga siempre humillante, por lo que trasciende á limosna. Mas le restaba el auxilio moral, la recomendación de las socias, que jamás la consintió carecer de trabajo. Prefería las casas al taller, porque en las cocinas le permitían dar de comer á Concha, y aun le rogaban que la llevase, enamorados de la hermosura y despejo de la rapaza. Así que ésta fué creciendo y pudo coser también, se hizo preciso mudar de sistema y volver á los talleres: no era fácil que en las casas facilitasen labor á dos modistas á un tiempo, y antes se dejaría Dolores cortar una mano, que apartarse una pulgada de su chiquilla, alta ya y formada, tentadora como el fruto que empieza á madurar. ¡Eso sí que no! Para desgraciada bastaba ella: á Concha que no la tocase ni el aire: corría de su cuenta defenderla con dientes y uñas. Todo cuidado era poco en aquella ciudad de Marineda, donde chicos del comercio, calaveras y señoritos ociosos no pensaban más que en seguir la pista á las muchachas guapas. Temía Dolores, en particular, á los señoritos: ¿por qué no se dedicaban á las de su clase? ¡Tanta señorita sin novio, y las artesanas obsequiadas, perseguidas, cazadas como perdices!

7) Notas estilísticas

Pardo Bazán es una magnífica escritora realista; nos ha dejado memorables novelas, como esta que ahora comentamos, compuesta bajo el marco estilístico del realismo y del naturalismo. Se trata de ofrecer una fotografía interpretativa de la realidad de un modo completo y minucioso. 

La mirada no es exactamente objetiva y distante, sino teñida de crítica moral y social. Las descripciones son minuciosas y exactas, reflejo de un realismo observador. Las narraciones se atienen a una expresividad que busca la penetración psicológica y la ejemplificación. El dominio de la lengua castellana es altísimo. Se manifiesta muy bien en el empleo de un léxico variado, preciso y adecuado, tanto del registro formal , como del informal. Coloquialismos y vulgarismos, en boca de los humildes, salpican la narración.

El manejo de los recursos estilísticos también es muy afortunado. Metáforas, símiles, antítesis, sinestesias, personificaciones, bimembraciones y otros recursos aparecen con frecuencia, aportando belleza, potencia de imágenes y un significado más hondo del texto, mucho más allá de la anécdota narrativa. He aquí un ejemplo:

Era una declaración amorosa, y al través de las frases, tomadas indudablemente de algún libro de fórmulas epistolario-amatorias, de los volcanes que ardían en el corazón , las amorosas llamas y otras simplezas por el estilo, percibió Dolores así como un olor de honradez, que se exhalaba de la gruesa letra, del tosco papel y sobre todo del párrafo final, que contenía una proposición de casamiento y una afirmación de limpios y sanos propósitos. Respiró. Al menos, no era un señorito, sino un artesano, un igual suyo, resuelto á casarse. ¡Casar á Concha, ante el cura, con un hombre de bien, era el ensueño de Dolores! Creyó no obstante que su dignidad le imponía el deber de enojarse un poco, y de exclamar:   

—¿Y cuándo te han dado este papelito, vamos á ver? 

—Hoy... Cuando pasé al cuarto para vestirme, allí detrás de la decoración me lo dió. 

—¡Valiente papamoscas! ¿Y tú, qué dices? 

—Mujer... ¿y qué he de decir? Si me pide que le conteste, le diré que hable contigo antes. 

—Eso es, eso es, las cosas derechitas —murmuró Dolores del todo satisfecha. 

Y así sucedió. Dolores no cabía en sí de júbilo. Fué á contar al confesor el caso, y le ponderó las prendas del mozo, un chico honrado, formal, ebanista, que tardaría en casarse lo que tardase en poder establecer por cuenta propia un almacén de muebles. Nadie le conocía una querida: ni jugador, ni borracho. Vivía con su madre, muy viejecita. En fin, sin duda la Virgen del Amparo había oído las oraciones de Dolores. Otras andaban tras de los señoritos, de los empleaditos, de los dependientes de comercio: ¿y para qué? Para salir engañadas, como había salido ella.

—Cada oveja con su pareja, hija, confirmó tranquilamente el Padre.—¿Sólo que... á pesar de todas las bondades del novio... conviene no descuidarse, eh? Tu obligación es no perderlos de vista, hasta que tengan encima las bendiciones.

 

8) Contextualización

Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851 - Madrid, 1921) es una de las más significadas escritoras realistas españolas. Tras una fase de aprendizaje, asumió pronto las tesis artísticas del realismo; introdujo y divulgó el debate sobre el naturalismo (defendido en Francia por el novelista Émile Zola). El determinismo biológico y el peso de la herencia y del medio sobre el destino de las personas es uno de los pilares de este movimiento, también propenso a fijarse en los individuos más sórdidos y miserables de la sociedad; no ahorran en sus relatos las acciones más escabrosas y miserables del ser humano. Provocó controversia en toda Europa y muchos detractores lo atacaban. Pardo Bazán propugnaba un naturalismo español, heredero de la novela picaresca y de Cervantes; introducía una visión más humana y compasiva. El relato de las maldades se frena e insinúa más que explicita.

Nuestra escritora asumió y defendió con ardor en público las tesis de la defensa de los derechos de la mujer. Contribuyó eficazmente al reconocimiento de la aportación de las féminas a la sociedad, lo que es un aspecto muy importante. Escribió novelas, cuentos, artículos periodísticos, ensayos, etc. Sus obras completas suponen muchos tomos de buena literatura, seguramente no suficientemente reconocida.

Escribió, entre otros muchos textos importantes, tres novelas de gran calidad: La tribuna (1883), Los pazos de Ulloa (1886-1887) y La madre naturaleza (1887), continuación de la anterior. En ellas se manifiestan muy bien sus ideas sobre la novela y la sociedad, innovadoras y críticas, respectivamente. En los ensayos que componen La cuestión palpitante (1883) plantea, analiza y reflexiona sobre el realismo y el naturalismo en literatura y su acomodación en España. Creó gran controversia y le proporcionó fama, además de contribuir a la renovación de las letras españolas. También compuso cuentos de gran calidad y hondura, como “El fondo del alma”, unos de los mejores textos cortos del realismo español. Este texto que ahora comentamos, más novela corta que cuento, es un buen ejemplo de su calidad literaria, realmente elevada.

9) Interpretación y valoración

La dama joven es una magnífica y potente novela corta que no ha perdido un ápice de su actualidad e interés desde su publicación. El argumento es bastante original y distinto. Aborda la materia política y el conflicto social con determinación y claridad, en un ámbito urbano, casi de ambiente proletario. Pardo Bazán se centra en una muchacha joven y bella, Concha.

Pardo Bazán crea un fuerte contraste entre la clase favorecida y los humildes. Crea relaciones entre ellas, casi con la intención de demostrar que no es fácil el entendimiento y que el fracaso es la conclusión más esperable. La novelista presenta un análisis algo melancólico y doliente, cargado de ironía y sátira, sobre una sociedad medio enferma.

Los aspectos psicológicos del relato son de gran relevancia. La personalidad de Concha (la ironía de su nombre es clara; en realidad, está desamparada; lo mismo ocurre con Dolores) es el eje temático dominante. Lo crea con cariño y respeto, pero es implacable respecto de las debilidades sentimentales de los humildes: son los que pagan los platos rotos, y doblemente si es mujer. Pardo Bazán realiza un dibujo certero y verosímil de esta mujer cigarrera, utópica e idealista, pero poco  práctica para manejar sus sentimientos amorosos. Renunciar a los sueños es un camino igual de peligroso que seguirlos.

El conjunto de la novela es una lección de vida, una fotografía verosímil, honda y crítica, de una sociedad deficiente. El análisis de los sentimientos y su desarrollo en un ambiente urbano, algo industrial y degradado es magistral.  El estilo ágil, ceñido al detalle verosímil y la narración certera, contribuye también a la consecución de una novela magnífica. Sin duda, debe figurar entre lo mejor del realismo español, en su casilla del naturalismo.

 

2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).


2.1. Comprensión lectora 

1) Resume el contenido de la novela (150 palabras, aproximadamente). 

2) Señala su tema principal y los secundarios. 

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido. 

4) Analiza los personajes, tanto ricos como pobres.

5) ¿Qué tono tiene la novela: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario? 

6) Señala el lugar y el tiempo en el que transcurre la acción narrativa. 

7) Observa y señala las características del narrador.

8) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado. 

2.2. Interpretación y pensamiento analítico 

1) ¿Qué tipo de vida lleva Concha y Dolores? ¿Existe mucho contraste? ¿Por qué? 

2) Analiza los rasgos de la personalidad de Concha. ¿Qué significa su hermana para ella?

3) ¿Cómo aparece el mundo del teatro en la segunda mitad del siglo XIX)? ¿Es importante en el conjunto de la misma?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto la importancia del amor? ¿Cómo se relaciona con la honra? 

5) ¿Por qué esta novela es una fotografía verosímil de la España de la segunda mitad del siglo XIX? 

6) ¿Qué significación se encierra en el final de la  novela, con la elección de Charo?  

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un texto literario, en prosa, en verso, o en forma dramática que exprese una situación sentimental y laboral complicada y de difícil solución. Acaso alguien intente rebelarse y  acaba en fracaso. Puedes utilizar la narración realista y la descripción pormenorizada, como ha realizado Pardo Bazán.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y la novelista Emilia Pardo Bazán a propósito de su poema y de su vida. 

3) Realiza una exposición sobre Emilia Pardo Bazán, su narrativa y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc. 

4) Aporta o crea imágenes de momentos donde se aprecie un dilema entre el deseo y la obligación, entre la esperanza y el miedo. Puedes colocar a un individuo pobre en una situación de elección de un nuevo destino prometedor, pero incierto, en el contexto una sociedad cerril y violenta, en los aspectos espirituales, educativos, culturales, políticos, etc., siguiendo el ejemplo de Pardo Bazán con la protagonista Concha.

2.4. Comentario de texto específico

Aquí la sorpresa de Ramón se convirtió en pasmo. ¡Dolores encargaba que le esperasen los dos en casa! ¡Le permitía subir al cuarto de Concha, ella que jamás le consintió pasar del primer tramo de la escalera! Como el permiso era grato y cuadraba de todo en todo con los deseos de Ramón, guardóse bien de protestar, y murmuró haciéndose el resignado: 

—Corriente. 

Dolores se remangó el traje, apretó el manto y salió del portal. Al poner el pié en la calle, sintió un escrúpulo de devota, y medio volviendo la cabeza, dijo al novio: 

—¡Que haya juicio! Vuelvo en seguida. 

Echó á correr, lo mismo que si alguien la apremiase. Tomó por una calle retirada, la estrecha de San Efrén, y para entretener el tiempo y divertir la impaciencia, metióse en una tienda de zarazas y pañolería, é hizo que le enseñasen todas las variedades de madapolán, llagostera y grano de oro, distintas encarnaciones de un solo algodón verdadero. Frotó las telas á ver si tenían poca ó mucha cal; revolvió también las percalinas para forros, y escogió entre varias docenas de carretes, de hilo, todos del mismo número, uno que era idéntico á los restantes. Molió á la tendera pidiéndole agujas de las más finas, y retractándose después, eligió unas medianas. 

Se quejó del lodo y del agua, y acarició á un chiquillo sucio y mocoso que criaba la tendera. En todas estas ocupaciones no pudo invertir más de un cuarto de hora á lo sumo, y le parecía poco tiempo. ¿Para qué? Ni ella misma lo sabía. Otras veces se le figuraba, al contrario, que había transcurrido mucho. ¿Mucho? ¿Y porqué? No se lo explicaba tampoco. Sin embargo, esta última idea prevaleció, y envolviendo en un papel sus compras, tomó hacia su casa. 

Para llegar á ella tenía que cruzar por delante de la iglesia de San Efrén: allá en lo alto del pórtico, vió vagamente la figura de piedra del santo: recordó los consejos del confesor, y, tranquilizada, anduvo más despacio, y aun se paró en otro tenducho á comprar cera para la plancha y no sé qué otras fruslerías. Cuando llegó á su lóbrego portal habría pasado cosa de una hora. Al empezar á apechugar con la escalera, que ya por costumbre recorría á oscuras, oyó, un tramo más arriba, el restallido de un fósforo, y le pareció que delante de ella subían dos personas. 

Aceleró el paso á fin de aprovechar la luz, y un ejemm! muy caracterizado le reveló inmediatamente la presencia de Gormaz, que solícito y quemándose los dedos, alumbraba aquellas tenebrosidades para que los setenta y pico de años del insigne Estrella no se estrellasen contra un escalón. En seguida conoció Gormaz á Dolores, mas no había olvidado el episodio de la mañana. Dirigióse á la modista con dignidad, y procurando sostener la cerilla quieta un momento, le preguntó si estaba su hermana, como dándole á entender que sólo á Concha correspondía el honor de aquella visita. Fiel á su sistema de diplomacia, Dolores contestó que ya debía Concha estar de vuelta, porque era muy hora de que hubiese regresado del taller; y añadió unas cuantas frases de sentimiento por lo oscuro de la escalera, la molestia que se tomaban, y lo cansado que era subir tanto. Añadió por vía de consuelo: 

—Ya faltan sólo dos pisos. 

Subiéronlos como pudieron, á puñados, á fuerza de cerillas y de ejemm! cada vez más fatigosos por parte de Gormaz: Estrella no revelaba el peso de la vejez, sino en la resonancia del pié, tardo en volver á alzarse después de que se sentaba en un peldaño. Á la puerta de las modistas, Dolores dijo á Gormaz que buscaba la campanilla á tientas: 

—No hay necesidad... Aún está puesto el llavín. 

En efecto, la llave olvidada en la cerradura probaba una distracción notoria en la persona que había entrado primero. Bastó con hacer girar el picaporte para que pudieran entrar los visitantes, y encontrarse al punto en el único salón de aquel palacio modistil. El quinqué, bien despabilado, ardía con clara luz sobre la mesilla de la máquina: la habitación arregladita, con sus dos camas limpias, revelaba cierto bienestar humilde; y en el sofá, libre á la sazón de todo estorbo de trajes, una pareja se hablaba muy de cerca, casi al oído, en esa estrecha proximidad que sólo origina un estado del alma; actitud elocuente, que con ninguna otra se confunde. 

Separáronse y levantáronse de pronto al ver entrar gente, ella confusa, encendida y casi sin habla, él serio y sorprendido. No era Gormaz hombre de pararse en tales fruslerías, ni menos Estrella; y ambos, en su agitada vida de comediantes, habían visto hartas cosas, para que les asustase un coloquio amoroso, así es que Gormaz, haciendo caso omiso de Ramón, se adelantó hacia la chica, y sin preámbulos. 

—Conchita —dijo— aquí está el señor Estrella en persona, y viene á saber la respuesta de lo que hablamos esta mañana. 

No sabía Concha qué cara poner, y se desvivía ofreciendo á los dos actores sitio en el sofá, y balbuciendo mil disculpas por recibirlos de aquel modo, como si ella pudiese recibirlos de otro. Gormaz cortó el hilo de sus cumplimientos, repitiendo: 

—No se moleste Vd., hija... Estamos perfectamente... Sólo queremos saber la contestación, nada más. 

—Eso es— añadió Estrella con su campechana cortesía…

—Hable Vd., hija, porque sentiríamos mucho molestarla. 

Concha lanzó á Dolores una mirada oblicua, implorando socorro: pero Dolores, firme en la senda emprendida, no pestañeó. 

—Qué sé yo...— murmuró la niña—. Lo que quiera mi hermana. 

Ramón, de pié, presenciaba la escena sin comprenderla. 

—Tome Vd. asiento, joven— indicó Gormaz. 

—Mil gracias, estoy bien. 

Dolores, haciéndose la desentendida, contestó apaciblemente: 

—No, hija, quien debe decidir eres tú... Yo no tengo vela en este entierro. Al fin se trata de una cosa para toda la vida... Me lavo las manos. 

—Su hermanita de Vd. piensa muy acertadamente— afirmó Gormaz…

—Con que Vd., Conchita, Vd. ha de resolver... Sea Vd. franca. Concha miró al suelo, retorció la mano izquierda con la derecha, exhaló un leve suspiro, y al fin declaró: 

—Pues yo... á la verdad... confieso que... que no me gusta, vamos, que no pienso... trabajar... para el teatro. No señor, he reflexionado, y no me resuelvo á eso. 

Estrella y Gormaz se levantaron, á un tiempo, algo mohínos. Los dos comprendían que era ocioso y desairado insistir. Pidieron mil disculpas, como gente cortés que eran, y no tardaron en bajar la escalera que tan trabajosamente habían subido, alumbrándoles esta vez, con un encendido cabo de vela, Dolores, que no los soltó hasta verlos en el portal. 

Cuando ambos actores salieron á la calle, la hermana mayor, que acababa de murmurar un «vayan Vds. con Dios» muy melifluo, alzó la mano y les hizo enérgicamente la cruz, diciendo entre dientes:

—Y que nunca más parezcáis por aquí, amén. Gormaz y Estrella caminaron silenciosos breves instantes: de pronto, volviéndose, se encararon el uno con el otro, seguros de expresar un mismo pensamiento. Gormaz meneó la cabeza: 

—Con el novio hemos tropezado, Juanillo. 

—No hay peor tropiezo— afirmó Estrella sacando la petaca…

—¡Y qué lástima de chica! Decir que tiene la voz de Concepción Rodríguez! Voto á sanes! no se vería dentro de un año otra dama joven como ella! Juraría que se le pasaban ganas de venirse... Ahí se queda para siempre, sepultada, oscurecida... 

—Bah! —murmuró Gormaz—. ¡Y quién sabe si la acierta, hijo! Á veces en la oscuridad se vive más sosegado... Acaso ese novio, que parece un buen muchacho, le dará una felicidad que la gloria no le daría. 

—¿Ese? —exclamó Estrella cortando con los dientes la punta del puro—. Lo que le dará ese bárbaro será un chiquillo por año... y si se descuida, un pié de paliza





ACTIVIDADES DEL COMENTARIO DE TEXTO O EXÉGESIS TEXTUAL

 

1) Resume el texto recogiendo su contenido esencial (100 palabras aprox., equivalentes a 10 líneas); 2) Indica los temas tratados en breves enunciados sintéticos; 3) Señala los apartados temáticos o secciones de contenido; 4) Localiza el lugar y tiempo en el que transcurre la acción (no en poesía lírica); 5) Analiza la figura del narrador (no en poesía lírica, donde aparece un sujeto lírico), ni en teatro; 6) Describe los personajes (no en poesía lírica); 7) Analiza la métrica, la rima y señala la estrofa empleada (solo en poesía o teatro en verso); 8) Analiza cómo los recursos estilísticos crean significado (12, mínimo); 9) Contextualiza al autor y su obra según su entorno social, histórico, cultural y personal; 8) Interpreta y discierne la intención y sentido del texto; 9) Valora personalmente tu apreciación lectora; 10) Transforma el texto con un lenguaje y en un contexto actual manteniendo su esencia, o escribe un texto literario inspirado en el original (optativo).

 

 

 


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