02/02/2021

Emilia Pardo Bazán: "El fondo del alma"; texto, análisis y propuesta didáctica

 

Ourense (I-2021) © SVM

Pardo Bazán - “El fondo del alma” (1907)
El día era radiante. Sobre las márgenes del río flotaba desde el amanecer una bruma sutil, argéntea, pronto bebida por el sol.
Y como el luminar iba picando más de lo justo, los expedicionarios tendieron los manteles bajo unos olmos, en cuyas ramas hicieron toldo con los abrigos de las señoras. Abriéronse las cestas, salieron a luz las provisiones, y se almorzó, ya bastante tarde, con el apetito alegre e indulgente que despiertan el aire libre, el ejercicio y el buen humor. Se hizo gasto del vinillo del país, de sidra achampañada, de licores, servidos con el café que un remero calentaba en la hornilla.
La jira se había arreglado en la tertulia de la registradora, entre exclamaciones de gozo de las señoritas y señoritos que disfrutaban con el juego de la lotería y otras igualmente inocentes inclinaciones del corazón no menos lícitas. Cada parejita de tórtolos vio en el proyecto de la excelente señora el agradable porvenir de un rato de expansión; paseo por el río, encantadores apartes entre las espesuras floridas de Penamoura. El más contento fue Cesáreo, el hijo del mayorazgo de Sanín, perdidamente enamorado de Candelita, la graciosa, la seductora sobrina del arcipreste.
Aquel era un amor, o no los hay en el mundo. No correspondido al principio, Cesáreo hizo mil extremos, al punto de enfermar seriamente: desarreglos nerviosos y gástricos, pérdida total del apetito y sueño, pasión de ánimo con vistas al suicidio. Al fin se ablandó Candelita y las relaciones se establecieron, sobre la base de que el rico mayorazgo dejaba de oponerse y consentía en la boda a plazo corto, cuando Cesáreo se licenciase en Derecho. La muchacha no tenía un céntimo, pero… ¡ya que el muchacho se empeñaba! ¡Y con un empeño tan terco, tan insensato!
--Allá él, señores… --así dijo el mayorazgo a sus tertulianos y tresillistas, otros hidalgos viejos, que sonrieron aprobando, y hasta clamando «enhorabuena», fácilmente benévolos para lo que no les «llegaba el bolsillo»… Al cabo, ellos no habían de dar biberón a lo que naciese de la unión de Cesáreo y Candelita.
La felicidad del noviazgo la saboreó Cesáreo desatadamente. Loco estaba antes de rabia, y loco estaba ahora de júbilo; las contadas horas que no pasaba al lado de su novia las dedicaba a escribirle cartas o a componer versos de un lirismo exaltado. En el pueblo no se recordaba caso igual: son allí los amoríos plácidos, serenos, con algo de anticipada prosa casera entre las poesías del idilio. Envidiaron a Candelita las niñas casaderas, encubriendo con bromas el despecho de no ser amadas así; y cuando, al preguntarle chanceras qué hubiese sucedido si Candelita no le corresponde, contestaba Cesáreo rotundamente: «me moriría», las muchachas se mordían el labio inferior. ¡Qué tenía la tal Candelita más que las otras, vamos a ver!…
En la jira a Penamoura estuvo hasta imprudente, hasta descortés, el hijo del mayorazgo: de su proceder se murmuraba en los grupos. Todo tiene límite; era demasiada cesta. Aquellos ojos que se comían a Candelita; aquellos oídos pendientes del eco de su voz; aquellos gestos de adoración a cada movimiento suyo… francamente, no se podían aguantar. Mientras la parejita se aislaba, adelantándose castañar arriba, a pretexto de coger moras, el sayo se cortó bien cumplido; sólo el viejo capitán retirado, don Vidal, que dirigía la excursión, opinó con bondad babosa que eran «cosas naturales», y que si él se volviese a sus veinticinco, atrás se dejaría en rendimiento y transporte a Cesáreo…
Habían decidido emprender el regreso a buena hora, porque, en otoño, sin avisar se echa encima la noche; pero ¡estaba tan hermoso el pradito orlado de espadañas! ¡Si casi parecía que acababan de comer! ¡Si no habían tenido tiempo de disfrutar la hermosura del campo! Daba lástima irse… Además, tenían luna para la navegación. Fue oscureciendo insensiblemente, y con la puesta del sol coincidió una niebla, suave y ligera al pronto, como la matinal, pero que no tardó en cerrarse, ya densa y pegajosa, impidiendo ver a dos pasos los objetos. Don Vidal refunfuñó entre dientes:
--Mal pleito para embarcarse. Vararemos.
Y ello es que no había otro recurso sino regresar a la villa…
Al acercarse a la barca los expedicionarios, no parecían ni patrón ni remeros. La registradora empezó a renegar:
--¡Darles vino a esos zánganos! ¡Bien empleado nos está si nos amanece aquí!
Por fin, al cabo de media hora de gritos y búsqueda, se presentaron sofocados y tartajosos los remerillos. Del patrón no sabían nada. Se convino en que era inútil aguardar al muy borrachín; estaría hecho un cepo en alguna cueva del monte; y el remero más mozo, en voz baja, se lo confesó a don Vidal:
--Tiene para la noche toda. No da a pie ni a pierna.
--¿Sabéis vosotros patronear? --preguntó Cesáreo, algo alarmado.
--Con la ayuda de Dios, saber sabemos --afirmaron humildemente. Se conformaron los expedicionarios, y momentos después la embarcación, a golpe de remo, se deslizaba lentamente por el río. Asía don Vidal la caña del timón y guiaba, obedeciendo las indicaciones de los prácticos.
Hacía frío, un frío sutil, pegajoso. La gente joven empezó a cantar tangos y cuplés de zarzuela. El boticario, para lucir su voz engolada, entonó después el Spirto. Las señoras se arropaban estrechamente en sus chales y manteletas, porque la húmeda niebla calaba los huesos. Cesáreo, extendiendo su ancho impermeable, cobijaba a Candelita, y confundiendo las manos a favor de la oscuridad y del espeso tul gris que los aislaba, los novios iban en perfecto embeleso.
--Nadie ha querido como yo en el mundo --susurraba el hijo del mayorazgo al oído de su amada.
--Esto no es cariño, es delirio, es enfermedad. ¡Soy tan feliz! ¡Ojalá no lleguemos nunca!
--¡Ciar, ciar, pateta! -gritó, despertándole de su éxtasis, la voz vinosa de un remero--. ¡Que vamos cara a las peñas! ¡Ciar!
Don Vidal quiso obedecer… Ya no era tiempo. La barca trepidó, crujió pavorosamente; cuantos en ella estaban, fueron lanzados unos contra otros. La frente de Cesáreo chocó con la de Candelita. En el mismo instante empezó a sepultarse la barca. El agua entraba a borbollones y a torrentes por el roto y desfondado suelo. Ayes agónicos, deprecaciones a santos y vírgenes, se perdían entre el resuello del abismo que traga su presa. Era el río allí hondo y traidor, de impetuosa corriente. Ningún expedicionario sabía nadar, y se colaban apelotados en los abrigos y chales que los protegían contra la penetrante niebla, yéndose a pique rectos como pedruscos.
Aturdido por el primer sorbo helado, Cesáreo se rehízo, braceó instintivamente, salió a la superficie, se desembarazó a duras penas del impermeable y exclamó con suprema angustia:
--¡Candela! ¡Candelita!
Del abismo negro del agua vio confusamente surgir una cara desencajada de horror, unos brazos rígidos que se agarraron a su cuello.
--¡No tengas miedo, hermosa! ¡Te salvo!
Y empezó a nadar con torpeza, a la desesperada. Sentía la corriente, rápida y furiosa, que le arrastraba, que podía más.
--Suelta… No te agarres… Échame sólo un brazo al cuello… Que nos vamos a fondo…
La respuesta fue la del miedo ciego, el movimiento del animal que se ahoga: Candelita apretó doble los brazos, paralizando todo esfuerzo, y por la mente de Cesáreo cruzó la idea: «Moriremos juntos».
El peso de su amada le hundía, efectivamente; el abrazo era mortal. Se dejó ir; el agua le envolvió. Su espinilla tropezó con una piedra picuda, cubierta de finas algas fluviales. El dolor del choque determinó una reacción del instinto; ciegamente, sin saber cómo, rechazó aquel cuerpo adherido al suyo, desanudó los brazos inertes; de una patada enérgica volvió a salir a flote, y en pocas brazadas y pernadas de sobrehumana energía arribó a la orilla fangosa, donde se afianzó, agarrándose a las ramas espesas de los salces. Miró alrededor: no comprendía. Chilló, desvariando:
--¡Candelita! ¡Candela!
La sobrina del arcipreste no podía responder: iba río abajo, hacia el gran mar del olvido.
1. ANÁLISIS
1) Resumen
Un grupo de gente elegante y de buen pasar económico, jóvenes en general, se van de excursión al campo, a Penamoura, un lugar apartado, agradable y con mucha vegetación; ha organizado la salida la registradora. Entre las parejas de jóvenes está la formada por Cesáreo, heredero del mayorazgo de Sanín, y Candela, la sobrina del arcipreste. Han de cruzar un río bastante caudaloso, con rápidos. La pareja de Cesáreo y Candela es célebre en la comarca por sus amores románticos, acaso exagerados. Él confiesa que si ella la hubiera rechazado, acariciaba la idea de la muerte. Ahora, él confirma públicamente su felicidad. A la vuelta de la excursión llega la niebla y algo de lluvia. El barquero se duerme, borracho, y ya no lo esperan. Los remeros afirman que saben dirigir la barca. En un momento, esta se dirige contra unas peñas y se destroza. Todos van al agua. Cesáreo distingue a Candela y la coge, con la intención de salvarla, pero van los dos al fondo. El novio se desase de los brazos de la novia y, con un fuerte impulso, emerge y se dirige a la orilla. Allí grita el nombre de ella, como para ayudarla; pero Candela no puede contestar; su cuerpo yerto lo arrastra el río, corriente abajo.
2) Temas del cuento
Los temas más importantes de El fondo del alma son:
- La felicidad se esfuma rápidamente por imprevistos dramáticos de la vida. 
- Las ideas de amor y entrega, cuando se ponen a prueba, pueden resultar falsas. 
- De las palabras a la realidad, del dicho al hecho, hay un gran trecho, que incluso nosotros mismos ignoramos. 
- La cobardía, el miedo y el instituto de supervivencia nos empujan a tomar decisiones terribles, para uno mismo y para los demás. 
3) Apartados temáticos 
Este cuento presenta una disposición clásica; se atiene a una lógica temporal de avance cronológico sucesivo. Al principio, aparece una pequeña analepsis, donde se aclara cómo surge la idea y la planificación de la excursión a Penamoura. El resto del cuento se somete a un hilo temporal lógico y coherente, que coincide con un día, desde el amanecer hasta el anochecer. 
4) Personajes
El protagonista es Cesáreo, un joven de buena familia, estudiante de Derecho, locamente enamorado de Candela, la sobrina del arcipreste. Él cree que no puede vivir sin el amor de ella, pero cuando la vida lo somete a una prueba mortal, decide salvarse, mientras ella muere al no recibir ayuda. Sus gritos finales muestran la desesperación que lo invade.
Candela es una joven que corresponde al amor de su novio. Muy poco sabemos de ella, salvo su normalidad de dama de pueblo, en un ambiente gallego. El resto de los personajes no llegan a adquirir protagonismo relevante; acaso el barquero, por su borrachera, responsable indirecto de la catástrofe, posee una cierta importancia, irónica, pues es ajeno al mundo romántico y elegante de sus transportados. 
5) Lugar y tiempo narrativos
La acción se desarrolla en un entorno rural, cerca de una villa o pueblo grande, del que no se facilita el nombre Penamoura es el único topónimo que aparece, lo que lo sitúa en un ámbito gallego. 
El fondo del alma se publicó en 1907; podemos deducir que Pardo Bazán la escribió ese mismo año o en los años previos. La acción narrativa se sitúa en esa época: principios del siglo XX. Un joven estudia Derecho; su novia es sobrina del arcipreste; la excursión es organizada por la registradora, etc., son datos de la vida de esa época. La acción dura un día exactamente, desde la mañana a la noche. Algunas analepsis explican hechos pasados, como quién organiza la excursión y cómo surgió el noviazgo de Cesáreo y Candela.
6) Figura del narrador
La materia narrativa está contada por un narrador omnisciente, externo, bastante objetivo y en tercera persona. Focaliza a través de Cesáreo, aunque se muestra externo y objetivo. 
Al fondo, se percibe una intencionalidad crítica por parte de la autora real, Pardo Bazán. Incita a una reflexión ardua y comprometida: ¿qué haríamos nosotros, lectores, en una situación semejante?
7) Notas estilísticas
Pardo Bazán es una magnífica escritora realista; nos ha dejado memorables novelas y cuentos, como este que ahora comentamos, compuesto bajo el marco estilístico del relato infantil tradicional y ancestral. La mirada narrativa y autorial no es exactamente objetiva y distante, sino teñida de cierta lección moral y social. 
Las descripciones son minuciosas y exactas, reflejo de su realismo observador. Las narraciones se atienen a una expresividad que busca la penetración psicológica y la ejemplificación. El dominio de la lengua castellana es altísimo. Se manifiesta muy bien en el empleo de un léxico variado, preciso y adecuado, tanto del registro formal , como del informal. Coloquialismos y vulgarismos, en boca de los humildes, salpican la narración. 
El manejo de los recursos estilísticos también es muy afortunado. Metáforas, símiles, antítesis, sinestesias, personificaciones, bimembraciones y otros recursos aparecen con frecuencia, aportando belleza, potencia de imágenes y un significado más hondo del texto, mucho más allá de la anécdota narrativa.
 8) Contextualización
Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851 - Madrid, 1921) es una de las más significadas escritoras realistas españolas. Tras una fase de aprendizaje, asumió pronto las tesis artísticas del realismo; introdujo y divulgó el debate sobre el naturalismo (defendido en Francia por el novelista Émile Zola). El determinismo biológico y el peso de la herencia y del medio sobre el destino de las personas es uno de los pilares de este movimiento, también propenso a fijarse en los individuos más sórdidos y miserables de la sociedad; no ahorran en sus relatos las acciones más escabrosas y miserables del ser humano. Provocó controversia en toda Europa y muchos detractores lo atacaban. Pardo Bazán propugnaba un naturalismo español, heredero de la novela picaresca y de Cervantes; introducía una visión más humana y compasiva. El relato de las maldades se frena e insinúa más que explicita.
Nuestra escritora asumió y defendió con ardor en público las tesis de la defensa de los derechos de la mujer. Contribuyó eficazmente al reconocimiento de la aportación de las féminas a la sociedad, lo que es un aspecto muy importante. Escribió novelas, cuentos, artículos periodísticos, ensayos, etc. Sus obras completas suponen muchos tomos de buena literatura, seguramente no suficientemente reconocida.
Escribió, entre otros muchos textos importantes, tres novelas de gran calidad: La tribuna (1883), Los pazos de Ulloa (1886-1887) y La madre naturaleza (1887), continuación de la anterior. En ellas se manifiestan muy bien sus ideas sobre la novela y la sociedad, innovadoras y críticas, respectivamente. En los ensayos que componen La cuestión palpitante (1883) plantea, analiza y reflexiona sobre el realismo y el naturalismo en literatura y su acomodación en España. Creó gran controversia y le proporcionó fama, además de contribuir a la renovación de las letras españolas. También compuso cuentos de gran calidad y hondura, como “El fondo del alma”, que ahora comentamos, unos de los mejores textos cortos del realismo español. Este texto que ahora comentamos es de magnífica calidad. Su impresionante perfección y hermosura revelan una novelista muy bien dotada; es un buen ejemplo de su calidad literaria, realmente elevada.
9) Interpretación y valoración
El fondo del alma es un magnífico y delicioso cuento realista; no ha perdido un ápice de su actualidad e interés desde su publicación. El argumento es original y distinto, dentro del molde del cuento de hadas. Aborda un asunto capital, vigente hoy como entonces: la reacción imprevisible del hombre ante una situación mortal.
El cuento plantea una situación terriblemente angustiosa: ¿a quién salvar, a la persona amada, o a uno mismo? La construcción es perfecta: el dibujo de los personajes es muy intencionado, el ritmo de la intriga asciende, el desenlace es trágicamente sorprendente e inesperado.
Pardo Bazán realiza un dibujo certero y verosímil; la vida rural de la clase acomodada se deja entrever en su rutina de molicie y diversión.  El lector, infantil o adulto, entra en su mundo posible con rapidez y avanza con la lógica interna bien cohesionada y firme en todo momento.  
El conjunto del cuento es una incitación a la reflexión sobre la realidad y la apariencia, la vigencia de ciertos sentimientos amorosos exacerbados, en los que aparentamos creer hasta que la dura realidad nos somete a una prueba decisiva. Tras la máscara, aparece la miseria.  El estilo ágil, ceñido al detalle verosímil y la narración certera, contribuye también a la consecución de un cuento realmente magnífico. Sin duda, debe figurar entre lo mejor del cuento literario español. Una pequeña joya, lamentablemente desconocida para el público general.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).
2.1. Comprensión lectora 
1) Resume el contenido de la novela (150 palabras, aproximadamente). 
2) Señala su tema principal y los secundarios. 
3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido. 
4) Analiza los personajes, tanto ricos como pobres.
5) ¿Qué tono tiene la novela: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario? 
6) Señala el lugar y el tiempo en el que transcurre la acción narrativa. 
7) Observa y señala las características del narrador.
8) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado. 
2.2. Interpretación y pensamiento analítico 
1) ¿Qué tipo de vida lleva el protagonista, Cesáreo y sus acompañantes? ¿Es feliz? ¿Por qué? 
2) Analiza los rasgos de la personalidad de Cesáreo y Candela.
3) ¿Por qué el amor apasionado de él se somete a una dura prueba? ¿Existe algún responsable del naufragio?
4) ¿Cómo se aprecia en el texto la importancia del compromiso moral? ¿Cómo se relaciona con el amor? 
5) ¿Por qué este cuento es una reflexión sobre los duros dilemas que se plantean en la vida? 
6) ¿Qué significación se desprende del personaje de Cesáreo?  
2.3. Fomento de la creatividad
1) Elabora un texto literario, en prosa, en verso, o en forma dramática que expresa una dura decisión ante un dilema mortal, donde se puede perder la vida. Puedes utilizar el formato del cuento literario, como ha realizado Pardo Bazán.
2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y la novelista Emilia Pardo Bazán a propósito de su obra literaria y de su vida. 
3) Realiza una exposición sobre Emilia Pardo Bazán, su narrativa y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc. 
4) Aporta o crea imágenes de momentos donde se aprecie una situación donde se ha de elegir entre salvarse o morir por una causa, un sentimiento, una idea, etc. Puedes colocar a un individuo en una situación crítica donde se aprecie la angustia de la situación, siguiendo el ejemplo de Pardo Bazán con el protagonista Cesáreo.
2.4. Comentario de texto específico
Se puede realizar un comentario de texto de un fragmento del cuento conforme a la plantilla de exégesis textual que se ofrece a continuación.
ACTIVIDADES DEL COMENTARIO DE TEXTO O EXÉGESIS TEXTUAL

1) Resume el texto recogiendo su contenido esencial (100 palabras aprox., equivalentes a 10 líneas); 2) Indica los temas tratados en breves enunciados sintéticos; 3) Señala los apartados temáticos o secciones de contenido; 4) Localiza el lugar y tiempo en el que transcurre la acción (no en poesía lírica); 5) Analiza la figura del narrador (no en poesía lírica, donde aparece un sujeto lírico), ni en teatro; 6) Describe los personajes (no en poesía lírica); 7) Analiza la métrica, la rima y señala la estrofa empleada (solo en poesía o teatro en verso); 8) Analiza cómo los recursos estilísticos crean significado (12, mínimo); 9) Contextualiza al autor y su obra según su entorno social, histórico, cultural y personal; 8) Interpreta y discierne la intención y sentido del texto; 9) Valora personalmente tu apreciación lectora; 10) Transforma el texto con un lenguaje y en un contexto actual manteniendo su esencia, o escribe un texto literario inspirado en el original (optativo).

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