04/03/2021

Tomás de Iriarte: "El elefante y otros animales"; análisis y propuesta didáctica

 

Ourense (III-2021) © SVM


Tomás de Iriarte - El elefante y otros animales 

Prólogo: El elefante y otros animales

Ningún particular debe ofenderse de lo que se dice en común

 

Allá, en tiempo de entonces                1

y en tierras muy remotas,              

cuando hablaban los brutos            

su cierta jerigonza,            

notó el sabio elefante                         5     

que entre ellos era moda               

incurrir en abusos              

dignos de gran reforma.                 

Afeárselos quiere               

y a este fin los convoca.                    10     

Hace una reverencia                      

a todos con la trompa                    

y empieza a persuadirlos                

en una arenga docta                      

que para aquel intento                      15     

estudió de memoria.                      

Abominando estuvo,                       

por más de un cuarto de hora,                   

mil ridículas faltas,            

mil costumbres viciosas:                    20     

la nociva pereza,               

la afectada bambolla,                    

la arrogante ignorancia,                 

la envidia maliciosa.                      

   Gustosos en extremo                      25     

y abriendo tanta boca,                  

sus consejos oían               

muchos de aquella tropa:               

el cordero inocente,                       

la siempre fiel paloma,                     30     

el leal perdiguero,             

la abeja artificiosa,            

el caballo obediente,                     

la hormiga afanadora,                   

el hábil jilguerillo,                            35     

la simple mariposa.            

   Pero del auditorio                       

otra porción no corta,                    

ofendida, no pudo              

sufrir tanta parola.                           40     

El tigre, el rapaz lobo                    

contra el censor se enojan.            

¡Qué de injurias vomita                  

la sierpe venenosa!            

Murmuran por lo bajo,                      45     

zumbando en voces roncas,            

el zángano, la avispa,                    

el tábano y la mosca.                    

Sálense del concurso,                     

por no escuchar sus glorias,                          50     

el cigarrón dañino,             

la oruga y la langosta.                   

La garduña se encoge,                   

disimula la zorra,              

y el insolente mono                           55     

hace de todo mofa.           

   Estaba el elefante                       

viéndolo con pachorra,                  

y su razonamiento              

concluyó en esta forma:                   60     

«A todos y a ninguno                      

mis advertencias tocan:                 

quien las siente, se culpa;             

el que no, que las oiga».               

 

   Quien mis fábulas lea,                   65     

sepa también que todas                 

hablan a mil naciones,                   

no sólo a la española.                    

Ni de estos tiempos hablan,                       

porque defectos notan                     70      

que hubo en el mundo siempre,                 

como los hay ahora.                      

Y, pues no vituperan                      

señaladas personas,                       

quien haga aplicaciones,                   75      

con su pan se lo coma.                  

 

  1. ANÁLISIS
  2. Resumen

El poeta presenta una situación concreta. Un grupo de animales se reúne en asamblea para tratar de corregir “abusos” que se observan en el comportamiento. El elefante, como personaje noble, ecuánime y sereno. Critica ásperamente la pereza, la bambolla (fatuidad), la ignorancia y la envidia. Los animales más nobles (cordero, paloma, perdiguero, abeja, caballo, hormiga, jilguerillo y mariposa)  no se sienten aludidos, pues por su recto y leal proceder no tienen nada de qué arrepentirse o por qué molestarse. Por otro lado, existe un grupo de animales que se sienten aludidos y molestos (son el tigre, lobo, sierpe, zángano, avispa, tábano y mosca; cigarrón, oruga y langosta; garduña, zorra y mono) que reaccionan abandonando la reunión, mofándose --como el mono-- o sintiéndose molestos. El elefante observa pacientemente esta situación. Les comunica que habla genéricamente, sin concretar; quien se sienta aludido, advierte, acaso es porque realmente no lo está haciendo bien. Una línea en blanco señala que finaliza la fábula y comienza la moraleja de boca del yo lírico, o del poeta, pues ya no hay ficción lírica. Es una explicación de la fábula: aclara que se habla genéricamente, para todo tipo de público, en cualquier época. Nadie en particular tiene por qué darse por aludido, aunque si eso ocurre, será porque tiene defectos o vicios que debería corregir.

2. Tema

El tema del poema se puede enunciar así: advertencia a los lectores para que no se den personalmente por aludidos en cuanto al contenido de las fábulas. Desliza también el pensamiento de que si alguien se siente insultado o aludido por sus textos, será porque hay razones para ello; es decir, en román paladino, “quien se pica, ajos come”. Recomienda espíritu deportivo y buen talante para no perder los papeles. Por otro lado, obsérvese el título que Iriarte le asigna, pues también es el tema: “Ningún particular debe ofenderse de lo que se dice en común”. La intención didáctico-moral es evidente; es lo esperable en este tipo de literatura, las fábulas.

3. Apartados temáticos

El poema presenta una estructura tripartita bien reconocible. Tenemos:

-La primera parte (vv. 1-24) presenta a los personajes en su contexto y el conflicto que han de resolver.

-La segunda parte (vv. 25-36) se centra en la reacción de los animales más nobles y “buenos” a las críticas del elefante sobre el mal comportamiento de algunos.

-La tercera parte (vv. 37-56) focaliza la reacción de los animales “malos” o dañinos, o muy egoístas. Protestan, abandonan la reunión o ridiculizan al elefante.

-La cuarta parte (vv. 57-64) se centra en la reacción del elefante ponente. Con paciencia y tranquilidad, advierte a los asistentes que no él no individualiza, sino que se dirige a todos. Quien se sienta aludido, por algo será, desliza.

-La quinta y última parte (vv. 65-76) ya no está en el orden de la ficción previo. El yo lírico habla directamente y se dirige a su auditorio, no al del elefante. Se aplica la analogía de los animales a la conducta humana y, de nuevo, advierte que él no critica a nadie en concreto, pues habla genéricamente; ahora bien, quien se dé por aludido, será mejor que se pregunte por qué.

4. Aspectos métricos y de rima

Este poema está compuesto por setenta y seis versos agrupados en dos secciones, separadas por un espacio en blanco. La medida de los versos y la rima se mantiene en ambos apartados. Los versos son octosílabos (ocho sílabas; arte menor, por tanto). La rima es asonante en ó-a, en los versos pares; los impares quedan libres. Se trata, pues de un romance; es una estrofa tradicional castellana, de pervivencia oral, anónima y colectiva.

5. Comentario estilístico

El poema es de una elaboración cuidada, pero orientada a la claridad y la sencillez. No vamos a encontrar grandes conceptos desarrollados, ni sutiles aplicaciones retóricas. La intención educativa no es compatible con esas manifestaciones. La personificación o prosopopeya sistemática de los animales es el recurso clave. De vez en cuando aparecen rasgos de humor, como en el arranque del poema: “Allá, en tiempo de entonces” (v. 1) y los versos sucesivos. Se trata de generar distensión, esto es, la creación de un tono amable y distendido; por tanto, agradable para el lector. La adjetivación es muy intencionada, expresiva y ligeramente irónica. La arenga del elefante es “docta” (v. 14); es un claro sarcasmo. Las palabras “mil( VV. 19 y 20) y “la” (vv. 21-24) crean una anáfora intencionada, recalcando los vicios de algunos animales; en este sentido opera el paralelismo de los mismos versos señalados.

Del verso 29 al verso 36 se sucede una magnífica enumeración de los animales nobles  leales que escuchan la arenga; todos con su correspondiente adjetivo (casi siempre, epíteto)y formando paralelismos cadenciosos. La supresión del sintagma verbal de cada elemento enumerado (cada animal) crea un inmediato efecto de acumulación. Es como si los viéramos apretujados en su asamblea.

Los animales que se muestran contrarios a las enseñanzas del elefante aparecen enumerados, pero dentro de oraciones completas. El tigre y el lobo “contra el censor se enojan” (v. 42).La “sierpe venenosa” (v. 44) no hace compañía con nadie y va sola. Sin embargo, los insectos sí aparecen enumerados: zángano, avispa, tábano y mosca, que “Murmuran por lo bajo (v. 44). El efecto lector es magnífico; está muy próximo a la aliteración.

La ironía aparece otra vez en las “glorias” (v. 50) --en realidad, sus fealdades-- que no quieren escuchar ciertos animales: cigarrón, oruga y langosta. Los versos aplicados a la garduña y a la zorra (vv. 53-54) forman un perfecto quiasmo; aporta frescura y variedad. El cierre del discurso del elefante es algo humorístico y sentencioso. Comienza con una paradoja: “A todos y a ninguno / mis advertencias toca” (vv. 61-62). El paralelismo final, con sus elipsis y sus antítesis, refuerzan (vv. 63-63) el tono epigramático y sentencioso del conjunto, además de su componente didáctico.

El yo lírico aparece en la sección final de la fábula. En cierto modo, repite lo dicho por elefante, solo que amplificado: no se habla a nadie en concreto, ni siquiera a la nación “española” (v. 68), sino a un público general. Siempre hubo defectos y se deben corregir. Si alguien se ofende, “con su pan se lo coma” (v. 76); este cierre con una expresión coloquial muestra muy bien el tono como familiar entre el yo lírico y sus lectores.

Vemos, pues, que se trata de una historia protagonizada por animales en las que se contiene una enseñanza moral. Esta, en concreto, funciona como prólogo al conjunto de las fábulas de Iriarte; también como advertencia de personalizar la lectura; el poeta y el yo lírico se desentienden de las consecuencias que alguien pueda sufrir por ser mala persona.  

6. Contextualización

Tomás de Iriarte (Tenerife, 1750 - Madrid, 1791) es, junto con Samaniego, el más importante fabulista neoclásico español. No limitó su talento a la poesía didáctica, sino que compuso varias obras teatrales de mérito, como Hacer que hacemos (1770), El señorito malcriado (1788), etc. Tradujo atinadamente el Arte poética de Horacio y compuso piezas musicales, pues su talento musical era elevado. Su poema didáctico La música (1779), en cinco cantos compuestos por silvas, obtuvo gran resonancia en España y fuera de ella.

Como fabulista, Iriarte se consagró con la importante obra Fábulas literarias (1782). Se atiene al gusto de la época de recoger la tradición grecolatina, seguir sus postulados y realizar una literatura didáctica, clara, sencilla y que sirviera para la mejora de la educación ciudadana.

7. Interpretación y valoración

Este poema inicial, a modo de prólogo, que antecede a las fábulas, tiene una gran importancia porque es una declaración de intenciones del autor. Iriarte explicita su propósito reformador; es cierto que sin molestar a nadie en concreto, pues él se dirige al público general. Y si alguien se molesta, será porque tiene motivos para ello.

El prólogo está compuesto bajo las mismas pautas del resto de los animales: antropomorfización de los animales, moraleja final, un poco de humor, algo de sátira y un tono amable. La facilidad expresiva es muy elevada. El dominio del verso y la capacidad para crear una historia sencilla, muy bien contextualizada en el mundo animal hacen de la lectura una experiencia agradable, como ya lo fue hace más de doscientos años, cuando se compusieron. En efecto, las fábulas de Iriarte han resistido muy bien el paso del tiempo. Bajo una aparente sencillez, que esconde una cuidadosa elaboración, Iriarte nos ha dejado una poesía, bajo la fórmula de la fábula, de primer orden.

 

2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?

6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas a las percepciones sensoriales, y cómo impactan en el poeta.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) Haz un recuento de los animales que aparecen. ¿Conocía bien el mundo animal el fabulista Iriarte?

2) El poeta, ¿desea solo divertir a sus lectores?

3) Localiza los adjetivos que se asignan a los animales. ¿Son epítetos?

4) ¿Con qué tipo de hombre podemos identificar al elefante? ¿De qué es imagen, entonces?

5) ¿Tiene miedo Iriarte de las posibles críticas? ¿Podemos decir que intenta “aplicar la venda antes de la herida”?

6) ¿Dónde aparece la moraleja? A juzgar por su claridad, ¿se puede afirmar que el poema posee intención didáctica?

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un poema o texto en prosa que exprese una situación social criticable. Utiliza animales antropomorfizados u otra fórmula de tu creación, para dotarlo de un sentido didáctico. Puedes imprimir un tono aleccionador y algo humorístico, como ha realizado Tomás de Iriarte.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y el poeta Tomás de Iriarte a propósito de su poema y de su vida.

3) Realiza una exposición sobre Tomás de Iriarte, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes que sirvan para expresar una situación social rechazable porque uno o varios vicios estén muy extendidos. La ironía suele ser muy expresiva para mostrar con humor este tipo de situaciones, siguiendo el ejemplo de Tomás de Iriarte.

 

 


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