06/03/2021

Francisco de Quevedo: "Amor constante más allá de la muerte" (soneto); análisis y propuesta didáctica

 

Pajares, León (I-2021) © SVM



FRANCISCO DE QUEVEDO: “AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE”

 

Cerrar podrá mis ojos la postrera                       1

Sombra que me llevare el blanco día,

Y podrá desatar esta alma mía

Hora, a su afán ansioso lisonjera;

 

Mas no de esotra parte en la ribera                     5

Dejará la memoria, en donde ardía:

Nadar sabe mi llama el agua fría,

Y perder el respeto a ley severa.

 

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,

Venas, que humor a tanto fuego han dado,         10

Médulas, que han gloriosamente ardido,

 

Su cuerpo dejará, no su cuidado;

Serán ceniza, mas tendrá sentido;

Polvo serán, mas polvo enamorado.

 

1.      ANÁLISIS

1)   Resumen

Francisco de Quevedo (Madrid, 1580 – Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645) es el máximo ejemplo del conceptismo barroco español. Este poema es un ejemplo de ello en sus múltiples facetas, formales o del plano de la expresión, y de significación o del plano del contenido. En otras palabras, nos sirve muy bien para entender la mentalidad y los presupuestos estéticos barrocos.

El yo lírico admite que la muerte acabará con su vida; todos sus afanes y preocupaciones también morirán. Sin embargo, hay algo que perdurará, más allá de la muerte: el amor que siente por una persona. De este modo, burlará las leyes naturales. En las dos últimas estrofas explica por qué ocurrirá eso: su amor es tan intenso y profundo que no es posible que se extingan por el hecho de que le sobrevenga la muerte física. Su amor es, pues, eterno; por tanto, seguirá presente incluso en un puñado de polvo al que se reduzca toda su existencia.

2)   Tema

El propio título enuncia de maravilla el contenido: su amor burla a la muerte y seguirá con vida tras la extinción de la vida física del yo lírico. En otras palabras: la intensidad y autenticidad del amor que el yo lírico siente por la persona amada es perdurable.

3)   Apartados temáticos

Como es de esperar por la estructura estrófica empleada, el soneto, se distinguen muy bien dos secciones de contenido:

-      Las dos primeras estrofas (vv. 1-8) forman la primera sección temática: se expone, declara o enuncia realidades incontrovertibles: la muerte lo alcanza todo, también la del sujeto lírico; con ella se extingue todo, aunque algo queda: el fuego de su amor. Nótese los verbos en tiempo futuro: aclara lo que pasará indudablemente.

-      Las dos últimas estrofas (vv. 9-14) conforman la segunda sección temática: explica por qué ocurrirá eso y aporta la consecuencia inmediata (es, pues, una estructura lógica causal-consecutiva). La intensidad y profundidad de ese amor es tan elevada que, aun reducido el cuerpo a un puñado de polvo, no se extinguirá.

4) Análisis métrico y de la rima

Quevedo ha elegido el soneto como forma estrófica (ABBA, ABBA, CDC, DCD). Lógicamente, los versos son endecasílabos, la rima consonante y las estrofas se distribuyen en dos cuartetos y dos tercetos; estos tienen una rima cruzada. Es una opción típica de Quevedo, al fin y al cabo deudor de la tradición garcilasiana y petrarquista.

5) Comentario estilístico

El poema se teje a base de metáforas y oxímoros (entre vida y amor, frente a muerte y extinción) de honda significación. En el primer cuarteto, “la postrera / sombra” (vv. 1-2) es imagen de la muerte, que acabará con el “blando día” (v. 2), metáfora de la vida del yo lírico. Ya antes había utilizado una metáfora personificada: “Cerrar podrá mis ojos” (v. 1), indicando que la muerte envía al yo lírico al sueño eterno.  La muerte puede liberar a su alma de su “afán ansioso lisonjera” (v. 4), es decir, del constante amor que ha sentido por alguien, una dama, presumiblemente, a quien ha deleitado o agradado (es el sentido de “lisonjera”) a  lo largo de toda su vida.

El segundo cuarteto introduce una advertencia o salvedad a la afirmación general previa. Es cierto que la muerte acaba con todo, pero su alma no perderá el recuerdo (“la memoria”), incluso en el reino de los muertos (“esotra parte en la ribera”, v. 5), es decir, al otro lado de la laguna Estigia, según la mitología clásica, donde vagan las almas tras la muerte de la persona. El recuerdo es amoroso, eso significa “ardía” (v. 6). Esa pasión es tan fuerte que el amor podrá nadar sobre la laguna de la muerte y volver al mundo de los vivos, para seguir amándola. En efecto, burlará las leyes físicas (se expresa con la metáfora “ley severa”, v. 8) que enuncian que, con la muerte, todo se acaba: vida física, emocional y espiritual.

Los tercetos presentan una construcción muy particular, con unos paralelismos bellísimos y asombrosos. En los tres versos del primer terceto aparecen los predicados de los tres verbos de los tres versos del segundo terceto. Todos ellos son metafóricos, formando casi una alegoría, sobre la eternidad del amor que el yo lírico ha sentido, siente y sentirá por la persona amada. Los sujetos están acompañados por una oración subordinada adjetiva con verbos en pretérito perfecto compuesto; enuncia que la acción comenzó en el pasado y sigue hasta el presente de la enunciación. Los sujetos son tres partes de la persona del sujeto lírico, metonimias de todo su ser: “alma”, “venas” y “médulas” (vv. 9, 10 y 11, respectivamente). Se refieren a las partes más íntimas, esenciales y vitales del ser humano.

La oración subordinada adjetiva aplicada a alma es “a quien todo un Dios prisión ha sido” (v. 9). Se trata de una metáfora amorosa doble. El dios es la mujer amada; la prisión se corresponde con la lealtad amorosa. La oración asignada a venas, “que humor a tanto fuego han dado” (v. 10) se refiere a que la llama del amor ha insuflado vida al yo lírico. La tercera, aplicada a médulas (“sustancia blanda del interior de los huesos”, según el DLE), alude otra vez a la metáfora del amor como una hoguera que arde. Las tres forman una alegoría, insistiendo en la idea del intenso e inagotable amor del yo lírico por la mujer amada.

Los correspondientes predicados se hallan en el terceto final del poema. A alma le corresponde “su cuerpo dejará, no su cuidado” (v. 12). Vuelven los verbos en tiempo futuro; admite que aquella abandonará el cuerpo, pero el “cuidado”, el amor, seguirá vivo. De las venas se admite que “serán ceniza, mas tendrá sentido” (v. 13), pero no será un fin inútil, pues su significación perdurará. Finalmente, las médulas acabarán reducidas a polvo, “mas polvo enamorado” (v. 14). Es la confirmación suprema de que el amor vence a la muerte. Materialmente reducido a nada, espiritualmente, el yo lírico sigue amando, pues su latido amoroso sigue en ese montón de polvo.

Es muy interesante comprobar el efecto de los paralelismos de los tres predicados; forman una significación in crescendo que intensifican notablemente la fuerza expresiva de los dos tercetos. Las tres oraciones son adversativas; primero se afirma la fatalidad del fin de la vida material para, inmediatamente, corregirse y reafirmar que incluso en la reducción a la nada sigue vivo el amor. Nótese también la gradación descendente de “ceniza” a “polvo”. Parece que todo acabará pulverizado, pero no es así, sino, justamente, lo contrario.

Este es uno de los más bellos y sublimes poemas de amor en lengua castellana (como en su día afirmó Dámaso Alonso). Su construcción es armoniosa; su estructura sintáctica y semántica es de una belleza y originalidad increíbles. Finalmente, el sentido total del soneto alcanza la expresión perfecta de su contenido, expresado en el título: “Amor constante más allá de la muerte”. Estamos ante el poema más excelso de la poesía amorosa en lengua española.

El poema posee un tono afirmativo y asertivo de enorme eficacia comunicativa. Sí, reconoce el yo lírico, la muerte nos destruye, pero no podrá con el amor incondicional, que es indestructible y ajeno a las leyes biológicas. También se percibe una fuerte tensión interna, soterrada, expresada a base de antítesis, a veces antinomias o contradicciones: muerte frente a vida, ley natural frente a anhelo de amor, reducción a la nada frente al pálpito amoroso indestructible, etc.

6) Contextualización

Francisco de Quevedo y Villegas (Madrid, 1570 - Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645) es uno de los más grandes escritores de la literatura española y universal. Su versatilidad es asombrosa, junto con enorme capacidad expresiva sobre temas y formas muy distintas entre sí. Es el ejemplo más firme de la literatura conceptista barroca: expresión reconcentrada, anfibología o doble sentido en los enunciados,densidad significativa, juegos verbales y mentales que exigen un notable esfuerzo del lector para descubrir el ingenio del escritor, etc.

La producción poética es de gran envergadura y calidad. Se calcula que compus sobre 875 poemas, bajo el molde de casi todos los subgéneros de su época: poesía satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral, religiosos (donde se incluyen sus célebres Salmos) y fúnebres. Se incluyen  poemas metafísicos y filosóficos de carácter neoestoico. En vida circularon de forma manuscrita muchos poemas. En forma impresa se recogieron póstumamente en dos obras: El Parnaso español (1648, al cuidado de sus amigo José Antonio González de Salas) y Las Tres Musas Últimas Castellanas (1670, al cuidado de su sobrino Pedro Alderete).

Sus obras en prosa también son muy abundantes. Según su contenido, se clasifican en varios grupos. Primero, veremos las obras literarias.

 

Entre las obras satírico-morales, sobresale Sueños y discursos, donde critica oficios, personajes y tipos sociales de su época; su estilo es mordaz, casi cínico, satírico y un punto escéptico. Toma el modelo de escritor griego Luciano de Samósata.
Escribió dos «fantasías morales», el Discurso de todos los diablos y de La hora de todos. Ambas son también sátiras lucianescas de característico tono tragicómico; alcanza gran elegancia y virtuosismo. La diosa Fortuna da a cada uno lo que merece; el desbarajuste es tal que es mejor volver al desorden previo. Su  novela picaresca Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, apareció impresa en Zaragoza en 1626. Alcanzó fama en su época por su estilo expresionista y su homor negro, esperpéntico y corrosivo; la hipérbolización, cosificación y animalización de los inmorales personajes es el procedimiento continuo de degradación de la realidad.
Premática y aranceles, hechas por el fiel de las putas, Consejos para guardar la mosca y gastar la prosa, Premática del tiempo, Capitulaciones matrimoniales y Capitulaciones de la vida de la Corte son sátiras burlescas de los géneros burocráticos-administrativos habituales en las secretarías del gobierno.

En Cartas del caballero de la Tenaza (1625), en forma epistolar, cuenta las argucias y pretextos de un hidalgo tacaño que evita que su enamorada le extraiga dinero.

El Libro de todas las cosas y otras muchas más. Compuesto por el docto y experimentado en todas materias. El único maestro malsabidillo. Dirigido a la curiosidad de los entremetidos, a la turbamulta de los habladores, y a la sonsaca de las viejecitas.

Otro título chocante es Gracias y desgracias del ojo del culo. Se trata de una obra breve en el que describe detalladamente, con humor negro, corrosivo y escatológico, las vicisitudes alegres y tristes relacionadas con el ano y sus aledaños.

Quevedo también escribió teatro. No existe un catálogo definitivo de sus obras, pero  destacan Cómo ha de ser el privado y un conjunto de entremeses, como  La polilla de Madrid, El marido pantasma, El marión, El caballero de la Tenaza, El niño y Peralvillo de Madrid, La ropavejera y Los refranes del viejo celoso.

Entre las obras no literarias, algunas son de naturaleza política. Destaca España defendida… Argumenta a favor de la calidad y virtudes de las letras españolas y de su cultura humanista, además de la historia hispana, ya por entonces atacada a través de la “leyenda negra”. En Política de Dios, gobierno de Cristo defiende un gobierno regido por los principios cristianos. Defiende la aparición del Apóstol y su patronazgo de España en Memorial por el patronato de Santiago. Su defensa, agresiva y fuerte, de la política económica del valido Conde-Duque de Olivares en El chitón de las tarabillas (1630) es tan mordaz que se retiró al poco de publicarse. Su antijudaísmo lo vertió por escrito en Execración contra los judíos (1633); ahí desliza críticas al Conde-Duque, lo que luego pagaría con su encarcelamiento en San Marcos de León. Critica la revuelta catalana de 1640 en La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero. La Vida de Marco Bruto, recrea la vida del hijo y homicida de Julio César.

También compuso obras de contenido religioso y de consejos de una vida cristiana. Son sus obras ascéticas, como Vida de Santo Tomás de Villanueva, ​Providencia de Dios (es un tratado contra los ateos, compuesto bajo el principio de un cristianismo estoico), Vida de San Pablo y La constancia y paciencia del santo Job.

Entre las obras filosóficas sobresale por su densidad, su estilo limpio y su estoicismo un tanto escéptico La cuna y la sepultura para el conocimiento propio y desengaño de las cosas ajenas.

Escribió varios volúmenes de crítica literaria, dirigidos a vituperar el estilo culterano y al propio Luis de Góngora, por quien sentía mucha antipatía. El título más célebre es La aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día. La culta latiniparla es un libro burlesco y satírico, con “consejos” para dominar el estilo gongorino.

También dejó un jugoso epistolario y muchas traducciones del latín (Propercio y Séneca, a quienes admiraba) y del griego (criticadas por flojas).

 

7) Interpretación y valoración

El poema “Amor constante más allá de la muerte” es muy bello, profundo e inspirador. La correspondencia entre fondo y forma es absoluta, de modo que el contenido avanza conforme a un sistema poético (el soneto), refrenado y exigente. La concepción del amor, es de raíz petrarquista. Se trata de un sentimiento que justifica la vida y la muerte. Su perdurabilidad puede ser eterna, según manifiesta el yo lírico.

No se trata tanto de una demostración racional, cuanto de una creencia que insufla ánimos para seguir amando a la persona elegida. La construcción sintáctica y el sistema de imágenes (que reposan en la del amor como fuego inextinguible y como una prisión voluntaria de la que no se puede salir) es de una belleza abrumadora.

Es chocante que un gran misógino impenitente, como lo fue Quevedo, nos haya legado el más sublime poema amoroso. La confrontación de las ideas y la literatura con la vida real a veces nos deja estas chocantes paradojas. Ciertamente, entre la realidad y el deseo, como diría Cernuda, hay un abismo difícil de salvar. Solo el puente que tiende la literatura puede congraciarlos de manera armónica, siquiera sea en el universo literario.

 

2.      PROPUESTA DIDÁCTICA

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema.

2) Expresa su tema y sus apartados temáticos.

3) Estudia la medida de los versos y la rima, indica las estrofas y la composición estrófica empleada por Quevedo.

4) Explica los recursos estilísticos más interesantes que nos permitan comprender el poema en su intención emocional, existencial y filosófica.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) Indica los rasgos propios de la cultura barroca visibles en el poema.

2) ¿Cómo apreciamos la presencia de la mitología clásica en el poema?

3) La visión de la vida que se desprende, ¿es optimista o pesimista? Aporta razones.

4) A qué se refiere la expresión “ley severa” (v. 8). El contenido del poema, ¿es una realidad o un deseo? Razona la respuesta.

2.3. Fomento de la creatividad

1) Explica en un texto creativo, en prosa o en verso, el contenido del poema.

2) Imagina una entrevista de tu clase con Francisco de Quevedo. ¿Qué preguntas harías?

3) Redacta un diálogo teatral más o menos fiel al poema. Tendrá dos personajes, el yo lírico y alguien con un pensamiento contrario. ¿Es posible la conciliación de los puntos de vista?

4) Prepara una exposición o presentación ante la clase o la comunidad educativa, con un cartel, o con medios TIC, sobre Francisco de Quevedo y su tiempo barroco.


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