30/10/2020

Alfonsina Storni: "Alma desnuda"; análisis y propuesta didáctica

 

Monte San Isidro, León (X-2020) © SVM


ALFONSINA STORNI - “Alma desnuda”

 

Alma desnuda

 

[1] Soy un alma desnuda en estos versos,       1

Alma desnuda que angustiada y sola

Va dejando sus pétalos dispersos.

 

[2] Alma que puede ser una amapola,

Que puede ser un lirio, una violeta,               5

Un peñasco, una selva y una ola.

 

[3] Alma que como el viento vaga inquieta

Y ruge cuando está sobre los mares,

Y duerme dulcemente en una grieta.

 

[4] Alma que adora sobre sus altares,            10

Dioses que no se bajan a cegarla;

Alma que no conoce valladares.

 

[5] Alma que fuera fácil dominarla

Con sólo un corazón que se partiera

Para en su sangre cálida regarla.                   15

 

[6] Alma que cuando está en la primavera

Dice al invierno que demora: vuelve,

Caiga tu nieve sobre la pradera.

 

[7] Alma que cuando nieva se disuelve

En tristezas, clamando por las rosas              20

con que la primavera nos envuelve.

 

[8] Alma que a ratos suelta mariposas

A campo abierto, sin fijar distancia,

Y les dice: libad sobre las cosas.

 

[9] Alma que ha de morir de una fragancia    25

De un suspiro, de un verso en que se ruega,

Sin perder, a poderlo, su elegancia.

 

[10] Alma que nada sabe y todo niega

Y negando lo bueno el bien propicia

Porque es negando como más se entrega.      30

 

[11] Alma que suele haber como delicia

Palpar las almas, despreciar la huella,

Y sentir en la mano una caricia.

 

[12] Alma que siempre disconforme de ella,

Como los vientos vaga, corre y gira;              35

Alma que sangra y sin cesar delira

Por ser el buque en marcha de la estrella.

 

                            (De Irremediablemente, 1919)

  1. ANÁLISIS
  2. Resumen

Alfonsina Storni (Sala Capriasca, Suiza, 1892 - Mar del Plata, Argentina, 1938) es una excelente y original poeta que vertió en sus poemarios con autenticidad y originalidad sus sentimientos --especialmente el amoroso-- y pensamientos de carácter existencial, en un tono tardorromántico, postmodernista y algo existencialista, sobre todo en sus textos finales.

Este poema es una confesión de la intimidad del yo poético, trasunto literario de Alfonsina Storni. Realiza una auténtica radiografía de su intimidad más recóndita y presenta sin velos ni disimulos sus creencias, dudas, anhelos y miedos. En cada estrofa realiza una declaración de suyo más personal. Para aligerar y ordenar la exposición, iremos comprimiendo el sentido de cada estrofa, numerándolas.

[1] En la primera estrofa confiesa que procede a desvelar su intimidad, su alma, su yo más recóndito, por completo. Inmediatamente describe su estado de ánimo: se siente desasosegada y en soledad porque sus vivencias o esfuerzos no han dado fruto alguno; dejó sus “pétalos” (metáfora de sus esfuerzos más nobles) esparcidos por el mundo, pero no fueron apreciados.

[2] Ahora el yo poético destaca su versatilidad, su ternura y belleza natural (identificándose con distintas flores, todas hermosas). Pero también advierte de su fortaleza y fiereza salvaje (hace analogía de su interior con elementos naturales duros, fuertes y violentos: “peñasco”, “selva” y “ola”).

[3] En la tercera estrofa expresa su desnortamiento; anda de un lugar para otro sin idea ni rumbo fijo. También desea destacar una contradicción paradójica de su interioridad: puede reaccionar con furor o con dulzura según lo aconsejen las circunstancias.

[4] Aquí confiesa su dimensión espiritual; reza a los dioses, quienes, al menos, no le hacen daño. Tal vez por eso se siente libre y fuerte como para no reconocer barreras (“valladares”, v. 12) que la constriñan.

[5] Continúa confesando su sed de amor. No ha encontrado a la persona con quien compartir su vida y sus inquietudes y entregar su corazón, es decir, su entrega. Esto le provoca cierta tristeza.

[6] En la sexta estrofa desea asumir sus contradicciones de carácter. Añora justo lo que no tiene a su alcance. Por eso, en primavera apremia al invierno que venga cuanto antes. No tiene reparos en dejar ver cierta volubilidad de carácter.

[7] Aquí sigue con el tema anterior, por eso, en invierno, añora las rosas; muestra su tendencia a ir a la contra.

[8] En la octava estrofa expresa su amor a la libertad y a que todo ser vivo alcance su felicidad por sus propios miedos. Por ejemplo, las mariposas han de libar en las flores que desean.

[9] Ahora declara su delicadeza espiritual y su amor a la belleza. Presta atención a las percepciones sensitivas, bellas en sí mismas, como una “fragancia” (v. 25) o de un “suspiro” (v. 26).

[10] Esta estrofa contiene varias paradojas. Por un lado, confiesa su ignorancia de las cosas, y su propensión negativa. Sin embargo, al actuar así, “el bien propicia” (v. 29), es decir, provoca consecuencias positivas. Justamente en la negación encuentra su camino para la “entrega” (v. 30).

[11] Aquí confiesa su modo de ser feliz: alcanzar cierta comunicación sensitiva con los demás (“Palpar las almas”, v. 32), ignorar el modo de vida rutinario y trillado y disfrutar de la autenticidad compartida (“Y sentir en la mano una caricia”, v. 33).

[12] Finalmente, la duodécima estrofa sintetiza el contenido anterior. Vuelve a confesar sus contradicciones internas, su necesidad de libertad, casi caótica y su búsqueda de la felicidad, muchas veces dolorosa (“Alma que sangra”, v. 36). Cierra el poema expresando su deseo irreprimible de recorrer su ruta, acaso ignorada, que conduce a la dicha, todavía un misterio, pues eso es “la estrella” (v. 37), bella imagen con que se cierra este bellísimo texto poético.

2. Tema

El tema del poema se puede enunciar así: retrato interior (etopeya) de un yo poético sensible, confuso e impetuoso, en búsqueda de su camino espiritual en la vida, jalonado por sus contradicciones.

3. Apartados temáticos

El poema presenta una estructura abierta y continua, sin posibilidad de distinguir secciones de contenido claramente discernibles. En cada estrofa se aborda un rasgo concreto del alma del yo poético. Se observa en la primera estrofa una presentación; continúa un desarrollo y se cierra, con la estrofa final, con el deseo del yo poético de que su alma sea “el buque en marcha”, es decir, quien abre brecha para nuevos modos de vivir.

4. Aspectos métricos y de rima

Este poema está compuesto por treinta y siete versos agrupados en doce estrofas. Los versos son endecasílabos (once sílabas; arte mayor, por tanto). La rima consonante (coinciden vocales y consonantes desde la última vocal tónica de la última palabra de cada verso) queda establecida así: ABA; rima el primero con el tercero, quedando el segundo libre. Esta estrofa recibe el nombre de terceto. Como el segundo verso de cada terceto coincide en su rima con el primero y tercero del siguiente, estamos ante tercetos encadenados. Es una estrofa de larga tradición castellana, dentro de la poesía italianizante; su cultivo ha sido muy amplio. Sin embargo, existe una excepción: la última estrofa es un cuarteto (11 ABBA); parece que tiene una significación en sí mismo; como si la poeta hubiera necesitado algo más de expansión para cerrar con contundencia su poema.

5. Comentario estilístico

Este poema exhibe una extraordinaria riqueza de imágenes, creadas a través de metáforas, metonimias, símiles y personificaciones, principalmente. La primera estrofa nos presenta el alma como el todo del yo poético; estamos ante una metonimia que alude a lo más recóndito y esencial del ser humano: su interior intelectivo, moral y sentimental, conocido también popularmente como “alma”. El hecho de que acompañe este sustantivo con el adjetivo “desnuda” señala metafóricamente que se desnuda ante el lector. La repetición retórica de “alma desnuda” (vv. 1 y 2) hace hincapié en que se ha despojado de ropajes; por eso afirma que está “angustiada y sola” (v. 2); vive en soledad y zozobra, lo que le provoca malestar. El último verso de la primera estrofa crea una bella imagen a través de una metáfora donde “pétalos” equivale a sus acciones y sentimientos positivos y acaso amorosos que va dispersando en su trayectoria vital.

La segunda estrofa conecta estupendamente con la primera porque alude a tres flores de las que proceden los pétalos: amapola (su color rojo parece indicar su carácter pasional), lirio o azucena (su color blanco, en general, puede aludir a su ingenuidad y sencillez) y violeta (sus cinco pétalos morados o lilas podrían sugerir aspectos negativos u obscuros de su naturaleza). El último verso de esta estrofa confirma cierta pulsión salvaje e indomable, al señalar metafóricamente que su alma puede ser “Un peñasco, una selva y una ola” (v. 6). La enumeración intensifica este aspecto.

La tercera estrofa emplea un símil entre el alma y el viento; puede ser fuerte y dañino, o suave y acogedor. Las personificaciones que acompañan a este viento muestran su imprevisibilidad. La cuarta estrofa se ocupa de aspectos religiosos o espirituales; su alma cree en unos dioses, a los que reza para que no le hagan daño. Pero al mismo tiempo expresa su espíritu indómito a través de la metáfora “no conoce valladares” (v. 12); no hay muro que la detenga, desea expresar.

La quinta estrofa establece una viva contradicción con la anterior, pues reconoce que podría ser fácilmente dominada, con tal de que alguien la amara, pues le entregaría su corazón. El sentimiento de amor lo expresa con una viva metáfora y metonimia: “Con solo un corazón que se partiera / Para en su sangre cálida regarla” (vv. 14-15).

Ya en el camino de la contradicciones internas del alma del yo poético, en la sexta estrofa admite que en primavera añora el invierno, al que le pide que vuelva pronto y que la nieve cubra los prados. Pero en la octava ocurre lo contrario: cuando es invierno, grita exigiendo la llegada del buen tiempo para que las rosas florezcan y envuelva todo con su fragancia.

La octava estrofa es un canto a la libertad y la espontaneidad. Las “mariposas” (v. 22) son metáfora de lo bello y espontáneo que surge del alma, que debe prevalecer en el mundo, “sobre las cosas” (v. 24). La novena estrofa adquiere un tono más intimista y recogido; el alma prevé su propia muerte, provocada por un acto de belleza (“una fragancia”, v. 25) o de delicadeza (“un suspiro”, v. 26), hermosas metáforas de esos conceptos.

En la décima estrofa aparecen antítesis y paradojas, como la del primer verso: “nada sabe y todo niega” (v. 27); en ella se cruza el quiasmo para expresar vivamente la contradicción interna en que vive el alma. Siguen otras dos entre negar / propiciar y negando /entrega. Son expresiones colmadas de viveza y expresividad que significan qué confusión reina en el alma de la poeta. La undécima estrofa reinvindica sus aspectos espirituales y la tendencia a la autenticidad y sencillez: la paz se encuentra sintiendo “en la mano una caricia” (v. 33), metonimia del amor, verdadero objeto de deseo del alma desnuda.

La última estrofa es un bello cuarteto de carácter sintético: reconoce que está disconforme con ella misma, por eso busca activamente a alguien o algo en la que encuentra respuestas a su zozobra. El símil repetido de compararse con “los vientos” se ve intensificado con la enumeración de su frenética búsqueda: “vaga, corre y gira” (v. 35). El paralelismo entre los versos 34 y 36 también inciden en este movimiento inagotable. Se cierra el poema con una bella metáfora, doble, en la que el alma se ve como un “buque” marchando por un mar ignoto en busca de, o guiado por, una “estrella” (v. 37), enigmática imagen de la felicidad que se le resiste. Pero su búsqueda sigue, incansable, convencida el alma de que, al fin, dará con la estrella de la dicha.

El tono reflexivo y sereno del poema esconde una intensa zozobra y malestar interno. El yo poético persigue su felicidad, su sentido de la vida, pero no logra encontrarlo. El inteligente empleo de los recursos estilísticos (la anáfora de la palabra “alma”, al principio de cada estrofa, posee una intensa significación y centra muy bien el tema del poema) contribuyen a la transmisión de una honda frustración existencial y espiritual del yo poético, y de una agitación de fondo muy violenta y penosa.        

6. Contextualización

Como ya afirmamos, Alfonsina Storni (Sala Capriasca, Suiza, 1892 - Mar del Plata, Argentina, 1938) es uno de los más sugestivas y originales poetas de las primeras décadas del siglo XX en el ámbito hispanoamericano. Estamos ante una voz original que expresa sus deseos y temores más profundos de forma clara y dramática. Por la época en que desarrolló su poesía, se puede apreciar su carácter de pionero en la reivindicación de la mujer, su desenvuelta expresión, nada acomplejada, de su naturaleza y sus rasgos de carácter. Sus tormentas emocionales las traslada de modo directo, subjetivizadas y asumidas sin complejos. En este sentido, recuerda mucho a los mejores poetas románticos españoles, Bécquer y Rosalía de Castro, y también al modernista Rubén Darío. Diríamos que es la evolución poética natural de los poetas citados.

Algunos de sus poemarios más importantes son: Ocre (1925), Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938).

7. Interpretación y valoración

Este poema nos presenta un retrato desvelado del alma del yo poético, es decir, de Alfonsina Storni. Expresa con sinceridad y hasta crudeza verbal sus ansias de amor, sus miedos y sus contradicciones irresolubles. El tono cadencioso, un poco repetitivo, señala cierta angustia existencia y desnortamiento de la poeta. Las imágenes naturales son de gran belleza y viveza y colaboran eficazmente en la significación global del poema.

En fin, estamos ante un hondo y bastante dramático poema cuya lectura dejos ecos de nostalgia dolorida en el lector, reflejo de los sufrimientos sentimentales y existenciales de Alfonsina Storni. Sencillez, originalidad y claridad enfática crean un texto poético magnífico y perdurable.

2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?

6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas a los elementos de la naturaleza, y cómo impactan en el poeta.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Qué palabra se repite al principio e cada verso y sirve para nuclear el sentido del poema?

2) La poeta, ¿qué sentimientos existenciales y espirituales muestra?

3) Localiza las imágenes naturales con las que se explica cómo es el alma. ¿Qué sensación aportan?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto la importancia del viaje? ¿De qué es metáfora?

5) ¿Aparece el amor en este poema? ¿Qué importancia posee?

6) Observa detenidamente la última estrofa. Habla de un buque guiado o buscando una estrella. ¿Qué podemos deducir del estado de ánimo de la poeta?

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un poema o texto en prosa que exprese el estado interior de una persona, real o imaginaria.  Puedes imprimir un sentido intimista, como ha realizado Alfonsina Storni.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y la poeta Alfonsina Storni a propósito de su poema y de su vida.

3) Realiza una exposición sobre Alfonsina Storni, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes que sirvan para expresar un estado espiritual o existencial; serán reflejo de  un sentimiento especialmente relevante para ti, siguiendo el ejemplo de Alfonsina Storni.

 

 

 


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