Cudillero, Asturias (X-2020) © SVM |
ALFONSINA STORNI - "Frente al mar"
[1] Oh Mar, enorme mar,
corazón fiero 1
de ritmo desigual, corazón
malo,
yo soy más blanda que ese
pobre palo
que se pudre en tus ondas
prisionero.
[2] Oh mar, dame tu cólera
tremenda, 5
yo me pasé la vida
perdonando,
porque entendía, mar, yo me
fui dando:
"Piedad, piedad para
el que más ofenda".
[3] Vulgaridad, vulgaridad
me acosa.
Ah, me han comprado la
ciudad y el hombre. 10
Hazme tener tu cólera sin
nombre:
Ya me fatiga esta misión de
rosa.
[4] ¿Ves al vulgar? Ese
vulgar me apena,
me falta el aire y donde
falta quedo,
quisiera no entender, pero
no puedo: 15
es la vulgaridad que me
envenena.
[5] Me empobrecí porque
entender abruma,
me empobrecí porque
entender sofoca,
¡Bendecida la fuerza de la
roca!
Yo tengo el corazón como la
espuma. 20
[6] Mar, yo soñaba ser como
tú eres,
allá en las tardes que la
vida mía
bajo las horas cálidas se
abría...
Ah, yo soñaba ser como tú
eres.
[7] Mírame aquí, pequeña,
miserable, 25
todo dolor me vence, todo
sueño;
mar, dame, dame el inefable
empeño
de tornarme soberbia,
inalcanzable.
[8] Dame tu sal, tu yodo, tu
fiereza,
¡Aire de mar!... ¡Oh
tempestad, oh enojo! 30
Desdichada de mí, soy un
abrojo,
y muero, mar, sucumbo en mi
pobreza.
[9] Y el alma mía es como
el mar, es eso.
Ah, la ciudad la pudre y
equivoca
pequeña vida que dolor
provoca, 35
¡Que pueda libertarme de su
peso!
[10] Vuele mi empeño, mi
esperanza vuele...
La vida mía debió ser
horrible,
debió ser una arteria
incontenible
y apenas es cicatriz que
siempre duele. 40
- ANÁLISIS
1)
Resumen
Alfonsina Storni (Sala Capriasca, Suiza,
1892 - Mar del Plata, Argentina, 1938) es una excelente y original poeta que
vertió en sus poemarios con autenticidad y originalidad sus sentimientos
--especialmente el amoroso-- y pensamientos de carácter existencial, en un tono
tardorromántico, postmodernista y algo existencialista, sobre todo en sus
textos finales.
El poema del que ahora realizamos una
exégesis posee un marcado tono intimista y existencial. A mismo tiempo, el
carácter dialógico del mismo determina el contenido. El yo lírico realiza
dialoga con el mar; como este no habla, imagina las respuestas y, a su modo,
replica y aduce lo que desea, en torno a una gran insatisfacción con su vida,
pues no ha alcanzado la dicha en ninguna de sus formas. Ante la contemplación
del mar, el yo lírico reflexiona sombríamente sobre su vida, su pasado, su
presente y su futuro, todo teñido de frustración y dolor causado por la derrota
y la claudicación del individuo ante la sociedad avulgarada y sórdida. En la
primera estrofa admira al mar y lo llama para que charle con ella. Admite que,
frente a la fortaleza del mar, ella es blanda como un palo mecido por las olas.
En la segunda estrofa le ruega al mar que le conceda “cólera”, es decir, rabia,
furia, con el fin de enfrentarse a los malvados y a los que le han hecho daño.
En la tercera estrofa se declara ahogada
ante tanta vulgaridad y le suplica al mar que le dé la cólera suficiente para
enfrentarse a un mundo falso y edulcorado. La cuarta estrofa identifica la raíz
de su malestar: la vulgaridad del mundo y de la sociedad que la rodea.
La quinta estrofa indaga en las causas de
su desmoronamiento o caída en la falsedad, y la encuentra en haber sido
demasiado blanda y compasiva con quienes no merecían tanta conmiseración. En la
sexta estrofa se entrega al recuerdo de sus años juveniles. Por aquel entonces
pensaba ser como el mar: fuerte, brioso, salvaje. Ahora se percibe, ya en la
séptima estrofa, como “pequeña y miserable”, en contraste con sus sueños
juveniles, lo que le provoca dolor; le ruega al mar que le dé soberbia para no
sufrir más.
La octava estrofa es un reconocimiento de
su poca valía, pues se ve como un “abrojo”, una mala hierba; por eso le ruega
otra vez al mar que le conceda furia y vida. En la novena estrofa se justifica:
identifica su persona con el mar, llena de vida y energía, pero la ciudad se la
ha ahogado. En la décima y última estrofa se obliga a sí misma a volar más
alto, a ser libre y dejar toda atadura. Imagina así su vida como un torrente
salvaje de vida y fuerza, pero ahora solo es, lo reconoce, una cicatriz que
duele constantemente, lo que establece un duro choque entre el sueño y la
realidad.
2.
Tema
El tema del poema es la petición al mar
para que le traspase su fuerza e ímpetu, dada su débil e infravalorada posición
en el mundo. También se desarrollan otros subtemas, como son: la infelicidad
que rodea la vida del yo lírico, pues no ha encontrado su posición en el mundo;
el rechazo de la sociedad por su sordidez y vulgaridad; un tercer subtema es el
ansia de libertad y soberanía personal, cualidades hasta ahora negadas.
3.
Apartados temáticos
El poema presenta una estructura
tetrapartita bien reconocible. Tenemos:
-Las dos primeras estrofas (vv. 1-8)
forman un primer apartado. Posee un tono declarativo; el yo poético admite que
es un ser frágil y vulnerable; por eso le pide al mar que transmita algo de su
ímpetu y su fuerza.
-Las estrofas 3-7 (vv. 9-28) constituye el
segundo apartado temático. En él se explica por qué el yo poético ha llegado a
su lamentable estado: la vulgaridad de la sociedad la ha aplastado y su deseo
de comprender y ayudar le han perjudicado. Muestran la frustración con todo lo
que lo rodea, pues se siente “pequeña, miserable”.
- La octava estrofa (vv. 29-32) forma un
núcleo de significación independiente. Se resuelve en una petición, o más bien
súplica, al mar para que la vivifique con su aire, su yodo, sal y fiereza para
no sucumbir a la muerte. En el mar está la energía que necesita para
sobrevivir.
-Las novena y décima estrofas (vv. 33-40)
conforman el último apartado. Posee un carácter conclusivo; el yo poético
admite que su alma se identifica con el mar, de ahí que necesita fuerza y
libertad para desarrollarse. Si así hubiese sido desde el principio, acaso su
vida hubiera sido “horrible”, pero al menos no sería un ser doliente y
derrotado como es ahora.
4.
Aspectos métricos y de rima
Este poema está compuesto por treinta
versos agrupados en diez estrofas de cuatro versos cada una. Los versos son
endecasílabos (once sílabas; arte mayor, por tanto, con su cesura o pausa
intermedia y la correspondiente división en dos hemistiquios de cada uno de los
versos). La rima consonante (coinciden vocales y consonantes desde la última
vocal tónica de la última palabra de cada verso) queda establecida así: ABBA.
Storni ha empleado el serventesio como estrofa de composición; posee una larga
tradición en la poesía española desde el Renacimiento; es apta para la
expresión de los sentimientos más variados, en los que se introducen aspectos reflexivos,
dialógicos, etc.
5.
Comentario estilístico
El
poema posee un tono dialógico muy importante. El yo lírico habla con el mar; es
cierto que un diálogo trunco, pues el mar no responde. La exclamación retórica
inicial, reforzada por la repetición de “mar” en el verso 1 aclaran muy bien
dónde está el foco temático: el yo poético mira, admira, habla y suplica al
mar. De él admira su “corazón fiero” (v. 1), metáfora de su valentía y fiereza;
pero también destaca su “corazón malo” (v. 2), es decir, su falta de compasión.
Eso contrasta vivamente con la antítesis de la esencia de la poeta, que se
considera “blanda” (v. 3). Para enfatizar esa blandura, se compara con “ese
pobre palo” que se deshace en la superficie del mar, “en tus ondas prisionero”
(v. 4). Queda establecido el vivo contraste entre la fiereza y maldad del mar
frente a la blandura de la poeta.
En
la segunda estrofa el yo lírico le pide al mar que le dé su “cólera tremenda”.
Quiere reaccionar ante su actitud compasiva, que es la que ha mantenido hasta
este momento. De nuevo repite la palabra “mar” dos veces (vv. 5 y 8), para
implorar su ayuda; quiere abandonar su actitud de piedad y de perdón frente al
que “más ofenda” (v. 8). El adjetivo “tremenda” (v. 5) aplicado a “cólera”
expresa muy bien la admiración que la poeta siente por la fiereza marina.
En
la tercera estrofa comienza la explicación de su vida; el yo poético se siente
acosado por la “vulgaridad” (v. 9); su importancia se revela en la repetición
retórica y en la prosopografía de ese verso 9. Reconoce la poeta que se ha
vendido a los intereses mundanos más prosaicos (lo expresa a través de una
metáfora y metonimia doble: “la ciudad y el hombre” (v. 10). Le suplica al mar
su “cólera” (v. 11) porque está cansada de su vida suave y quizá delicada; lo
expresa a través de la metáfora “misión de rosa” (v. 12). Esa cólera marina la
califica como “sin nombre” (v. 11), es decir, ciega, salvaje y misteriosa.
La
cuarta estrofa se abre con una interrogación dirigida al mar: le ruega que
repare en “el vulgar” (repetido dos veces, v. 13); y lo considera culpable de
sus males, porque “es la vulgaridad que me envenena” (v.16). La personificación
es muy expresiva, y la repetición de “falta”(v. 14) hace hincapié en su
angustia vital.
La
quinta estrofa presenta una realización muy hermosa. Los dos primeros versos
forman un paralelismo perfecto, junto con una anáfora (“me empobrecí”, vv.
17-18) que expresan vivamente el estado de indigencia del sujeto lírico por
darse demasiado a los demás. Exclama alabando la “fuerza de la roca” (v. 19),
pues la desea para ella. Sigue inmediatamente una antítesis reconociendo que su
corazón es “como la espuma” (v. 20); el símil, similar al del palo de la
primera estrofa, es un reconocimiento de su debilidad.
La
sexta estrofa es un ejercicio de evocación del pasado juvenil del yo lírico.
Reconoce que quiso ser tan impetuoso como el mar, a quien se dirige en un
vocativo situado estratégicamente como primera palabra de la estrofa. La
suspensión de verso 23 indica que su ilusión abarcaba toda su vida. La
repetición paralelística de “yo soñaba ser como tú eres” (vv. 21 y 24) indica
muy bien que eso es una acción pasada, pero muy repetida, con repercusiones en
el presente.
La
séptima estrofa crea una antítesis conceptual (no de palabra) frente a la
anterior. El yo poético vuelve del pasado al presente, lo que se percibe a
través del tiempo verbal (“Mírame”, v. 25) y el deíctico espacial “aquí” (v.
25). El sujeto lírico se describe a sí misma como “pequeña, miserable” (v. 25):
se percibe como poca cosa, vencida. Y busca las causas: “todo dolor me vence,
todo sueño” (v. 26); observamos ahí una metonimia en “dolor”, una
personificación, incidiendo en el aspecto de batalla existencial que posee su
vida y, finalmente, una elipsis intensa para resaltar la imposibilidad de
enderezar su vida como ella quiere. De nuevo se dirige al mar nombrándolo y le
pide que la transforme en “soberbia, inalcanzable”, es decir, despiadada y
dura. Esa polisemia intensifica su disconformidad con su vida y su anhelo por
cambiarla.
La
octava estrofa se abre con una petición, a través de una enumeración de
elementos marinos. El yo lírico le pide al mar su “sal, yodo y fiereza” (v.
29); forman una sinestesia al combinar elementos percibidos por sentidos
distintos. Lo comprime en la exclamación suspendida “¡Aire de mar!”, que es
como el elemento vivificante. Sigue una exclamación doble, muy elíptica,
alabando la violencia despiadada del mar: “¡Oh tempestad, oh enojo!” (v. 20).
Forma un paralelismo interno muy eficaz para expresar la fuerza marítima. Y
acto seguido viene la antítesis, como ya habíamos visto en otras estrofas,
viéndose a sí misma como un “abrojo” (v. 31), metáfora de mala hierba
inservible. Admite que se está muriendo. Es pobre, acaso de espíritu, y eso le hace morir en vida. El contraste con
la fuerza marina es muy vivo.
La
novena estrofa comienza con un símil, recordatorio de su línea discursiva en
todo el poema: el alma del sujeto lírico es “como el mar” (v. 33). E insiste en
ello con el sintagma “es eso”, redundante, pero expresivo. De nuevo encuentra
al culpable en “la ciudad” (v. 34), metáfora de la civilización y los valores
inservibles en los que se mueve. Esa sociedad lo “pudre” todo, lo “equivoca” y
“dolor provoca” (v. 35), por eso quiere sacudirse su influencia
definitivamente. Ese anhelo lo expresa en la exclamación retórica que ocupa el
verso 36: busca la libertad personal que la libere del “peso”, metáfora de su
frustración vital.
La
décima y última estrofa expresa su deseo de liberación. Lo expresa muy bien la
metáfora personificada, con el quiasmo y la suspensión, del verso 237: “Vuele
mi empeño, mi esperanza vuele…”. Concluye con unas metáforas corporales
vivamente expresivas. Su vida debió ser “horrible” (v. 38) (acaso para los
demás, acaso para ella misma, no se explicita); aquí “horrible” significa
salvaje, imparable, como se deduce de la metáfora “arteria incontenible”
referida a su vida; es decir, un flujo de exaltación vital. Pero, de nuevo otra
antítesis para significar cómo su vida es miserable, todo ha quedado en
“cicatriz que siempre duele” (v. 40). Esta metáfora alude a la insignificancia
de su vida y al dolor existencial incurable que arrastra como una condena.
El
poema es reflexivo, angustioso y vehemente. La poeta considera que su vida ha
sido un fracaso y pide al mar, acaso inútilmente, como ella sospecha, pues ya
es tarde para toda solución. Localiza en el mar todas las cualidades que le
gustaría tener (nada humanistas, más bien lo contrario: ferocidad, violencia
despiadada, etc.) para así poder sentir la vida y, acaso, sentirse feliz. El
poema es un tanto oscuro porque alude a un pasado frustrado y a un presente
miserable. El pesimismo inunda sus versos y, una vez más, nos llega el grito de
un alma atormentada, frustrada y amargada, la de Alfonsina Storni. Mucho debió
de sufrir en vida para escribir estos versos tan amargos y, de alguna manera,
rencorosos contra su propio destino.
6.
Contextualización
Como ya afirmamos, Alfonsina Storni (Sala
Capriasca, Suiza, 1892 - Mar del Plata, Argentina, 1938) es uno de los más
sugestivas y originales poetas de las primeras décadas del siglo XX en el
ámbito hispanoamericano. Estamos ante una voz original que expresa sus deseos y
temores más profundos de forma clara y dramática. Por la época en que
desarrolló su poesía, se puede apreciar su carácter de pionero en la
reivindicación de la mujer, su desenvuelta expresión, nada acomplejada, de su
naturaleza y sus rasgos de carácter. Sus tormentas emocionales las traslada de
modo directo, subjetivizadas y asumidas sin complejos. En este sentido,
recuerda mucho a los mejores poetas románticos españoles, Bécquer y Rosalía de
Castro, y también al modernista Rubén Darío. Diríamos que es la evolución
poética natural de los poetas citados.
Algunos
de sus poemarios más importantes son: Languidez
(1920), Ocre (1925), Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938).
7.
Interpretación y valoración
Este poema combina a partes iguales una
súplica al mar para que le ayude a salir de su frustración vital y una amarga
reflexión existencial sobre su vida, por parte de Alfonsina Storni. El poema
muestra un descontento muy profundo porque la poeta ha seguido los dictados de
los demás, en concreto, la necesidad de ser compasivo y bueno para con los
demás, incluso aunque no lo merezcan. Pero lo que ella ha encontrado es
“vulgaridad”, es decir, soecidad, zafiedad. La gente no merece todo eso. Su
espíritu es débil, flojo y alicaído. No está preparado para asumir metas
superiores sin pensar en los demás.
Al llegar a esta conclusión, la poeta se
siente profundamente frustrada y rabiosa. Solo encuentra un interlocutor válido
en el mar; como este no responde sino indirectamente, con el oleaje, la brisa y
la sal marina. La poeta reflexiona, dialoga, pregunta y solicita al mar la
fuerza suficiente para romper con su vida anterior, dolorosa e infeliz, y
empezar a volar por otros territorios inexplorados, siendo despiadada, brutal y
feroz. No especifica en qué aspectos de la vida va a actuar así, pero se
entiende que, sobre todo, afecta a su interior, a sus vivencias emocionales,
como las amorosas.
El
poema expresa con sinceridad un interior angustiado, caótico y al borde del
colapso. Lo peor de todo es que lo que ansía tampoco garantiza la felicidad,
pues ella misma habla --en el penúltimo verso-- de una vida de “dolor”. El tono
es violento y sufrido. Se repite la palabra “mar” en todas las estrofas menos
en la última, signo inequívoco de que ha depositado en este elemento natural
todas sus ansias de renovación y su anhelo de abandonar una vida anterior
fracasada. En ese sentido, el poema es
un poco repetitivo, imagen de la angustia de la poeta. Las imágenes naturales
(asociadas a la contemplación del mar) son de gran belleza y viveza y colaboran
eficazmente en la significación global del poema.
En fin, estamos ante un hondo y bastante
dramático poema cuya lectura deja ecos de nostalgia dolorida en el lector,
reflejo de los sufrimientos sentimentales y existenciales de Alfonsina Storni.
Sencillez, originalidad y claridad enfática crean un texto poético magnífico y
perdurable.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las siguientes actividades se pueden
realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en
casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias
lo aconsejen).
2.1.
Comprensión lectora
1) Resume el poema (100
palabras, aproximadamente).
2) Señala su tema principal
y los secundarios.
3) Delimita los apartados
temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.
4) Analiza los aspectos
métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.
5) ¿Qué tono tiene el
poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?
6) Señala las imágenes más
importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas a las percepciones
sensoriales al mar, y cómo impactan en el poeta y, después, en el lector.
7) Localiza y explica una
docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.
2.2.
Interpretación y pensamiento analítico
1) ¿Qué palabra es la que
más se repite en el poema y sirve para nuclear el sentido del poema?
2) La poeta, ¿qué
sentimientos existenciales y espirituales muestra?
3) Localiza las imágenes
naturales con las que se explica la fuerza del mar y la debilidad del yo
lírico. ¿Qué sensación aportan?
4) ¿Cómo se aprecia en el
texto la importancia de la sociedad? ¿Ejerce una influencia positiva o
negativa?
5) ¿Cuáles son los
componentes del mar? ¿De qué son imagen?
6) Observa detenidamente la
última estrofa. ¿Cuál es el anhelo por que suspira? ¿Cómo sería su vida si se
cumpliera su deseo final? ¿Y si no?. ¿Qué podemos deducir del estado de ánimo
de la poeta?
2.3.
Fomento de la creatividad
1) Elabora un poema o texto
en prosa que exprese el estado interior de una persona, real o imaginaria a
través de la contemplación de un paisaje o elemento natural concreto. Puedes
imprimir un sentido intimista, como ha realizado Alfonsina Storni.
2) Imagina y transcribe una
conversación o plática entre la clase y la poeta Alfonsina Storni a propósito
de su poema y de su vida.
3) Realiza una exposición
sobre Alfonsina Storni, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la
clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías,
pequeña exposición bibliográfica, etc.
4) Aporta o crea imágenes que sirvan para
expresar un estado espiritual o existencial a través de una contemplación (por
ejemplo: el mar, un árbol, un paisaje, el sol, etc.); serán reflejo de un sentimiento especialmente relevante para
ti, siguiendo el ejemplo de Alfonsina Storni.
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