29/10/2020

Antonio Machado: "Sueño infantil"; análisis y propuesta didáctica

 


León (IV-2020) © SVM


ANTONIO MACHADO - LXV (“Sueño infantil”, de “Galerías”)

 

Sueño infantil

 

[1] Una clara noche               1

de fiesta y de luna,

noche de mis sueños,

noche de alegría

 

[2] —era luz de mi alma,       5

que hoy es bruma toda,

no eran mis cabellos

negros todavía—,

 

[3] el hada más joven

me llevó en sus brazos   10

a la alegre fiesta

que en la plaza ardía.

 

[4] So el chisporroteo

de las luminarias,

amor sus madejas          15

de danzas tejía.

 

[5] Y en aquella noche

de fiesta y de luna,

noche de mis sueños,

noche de alegría,           20

 

[6] el hada más joven

besaba mi frente...,

con su linda mano

su adiós me decía...

 

[7] Todos los rosales            25

daban sus aromas,

todos los amores

amor entreabría.

 

                           Antonio Machado: Soledades, galerías y otros poemas, 1907

 

  1. ANÁLISIS

1)   Resumen

Antonio Machado es uno de los más excelsos poetas en lengua española. La profundidad y deslumbrante belleza de su poesía alcanza cotas muy altas. En este poema se nos presenta una ensoñación del yo poético; se ve a sí mismo siendo niño, de la mano de un hada en una noche de fiesta, con una hoguera que iluminaba la plaza. Allí el niño danzó de la mano del hada más joven, de quien también recibió sus besos al tiempo que esta desaparecía despidiéndose con la mano. El yo poético recuerda la fragancia de los rosales y el estado de felicidad porque el amor (palabra repetida tres veces, nótese su importancia) inundaba su alma.

2. Tema

El poema aborda tres temas principales:

-El amor, sinónimo de felicidad, que embarga el alma infantil, para luego desaparecer.

-La ensoñación como un modo de vivir experiencias íntimas perdurables.

-El contraste entre la felicidad infantil frente a los días sombríos de la madurez.

3. Apartados temáticos

El poema cuenta una historia, recrea un episodio soñado, acaso vivido, del yo poético siendo un niño. Como todo relato, presenta tres apartados temáticos. De este modo, tenemos:

-Primer apartado (tres primeras estrofas, vv. 1-12): se presenta el marco crono-espacial donde se desarrolla la acción: una noche hermosa en la plaza de una población. Aparecen los dos personajes: el yo poético niño y un hada, la más joven.Existe una interpolación en la que el yo poético advierte que era solo un niño, no como cuando recuerda, que es adulto en cuya vida existen tinieblas e infelicidad (“brumas”).

-Segundo apartado (estrofas 4-6, vv. 13-24): en esta sección se narran los acontecimientos: hada y niño bailan, cantan y se sienten unidos por el amor, lo que llena todo de dicha. Finalmente, el hada besa y se despida del niño.

-Tercer apartado (séptima estrofa, vv. 9-11): el yo poético, ya solo, recuerda el ambiente emocional de ese momento: amor y felicidad, metaforizado en el olor a rosas que inundaban el ambiente.

4. Aspectos métricos y de rima

Este poema está compuesto por veintiocho versos hexasílabos agrupados en siete estrofas. No existe una rima coincidente con una estrofa reconocida. Sin embargo, el último verso de cada estrofa rima entre sí en ía asegura una cadencia muy hermosa, hasta el punto que el conjunto se asemeja a un romancillo. Nótese también que los dos últimos versos de la primera estrofa (“noche de mis sueños / noche de alegría”) se repiten en la misma posición en la estrofa número cinco.

5. Comentario estilístico

El poema evoca una ensoñación; esto nos indica que estamos en el plano de los recuerdos, de las imágenes y de las emociones soterradas, acaso vividas, acaso solo deseadas o imaginadas. La evocación, ¿es del yo poético niño, o del adulto? No lo sabemos, hasta podría ser de los dos, es decir, el yo poético adulto sueña que el niño sueña… La primera estrofa sitúa la acción en un marco temporal idílico y apacible, lo que se transmite a través de una paradoja (“clara noche”, v. 1). La repetición de la palabra “noche” tres veces en esta estrofa insiste en que es de noche, pero es como si fuera de día por la “alegría” (v. 4) que inunda al yo poético. Es una noche para soñar, pues se siente “de fiesta” (v. 2), es decir, contento y optimista. Todo lo bueno puede pasar, pues los sueños se materializan, a lo que ayuda la presencia de la luna, símbolo de luz misteriosa.

La segunda estrofa es toda ella una interpolación, como indican las rayas. Ahora comprendemos que parte de esa luz procede del “alma” (v. 5) del yo poético, pues flotaba en felicidad. Inmediatamente se contrasta con el tiempo presente del yo poético (comprendemos que todo ha sido una evocación de un tiempo pasado, lo cual ya sabíamos por los verbos en tiempo pasado). En el momento de la escritura, el sujeto lírico está dominada por la “bruma”, metáfora de negatividad y amargura. También viene reforzada esta idea por los cabellos “negros” (v. 8), metáfora --también antítesis-- de tristeza y de adultez, pues de niño los cabellos son rubios o claros.

En la tercera estrofa, cuya oración procede de la primera (hasta ahora todo ha sido un complemento circunstancial de tiempo respecto del verbo principal, “llevó”, v. 10) aparecen los sujetos actantes del “relato”: un hada que toma y lleva en brazos al sujeto lírico, y se dirige con él a la plaza donde se celebra una “alegre fiesta” (v. 11). El epíteto “alegre” expresa el ambiente de felicidad y celebración. El verbo “ardía” (v. 12) forma una metáfora del ambiente alegre y optimista.

La cuarta estrofa transmite imágenes, a través de varias metáforas que casi forman una alegoría, sobre la idea del amor intenso que anida en el corazón del sujeto lírico, también compartido por el hada. Es un “chisporroteo” (v. 13) que surge de las trenzas del hada, y que se confunde con el de la hoguera. La metonimia contenida en “danzas” (v. 16) nos comunica que bailan y se mueven al compás de la música. El amor está personificado; un sofisticado encabalgamiento con hipérbaton nos explica que es él el causante del baile y del amor creciente. Hasta aquí, toda una oración para comunicarnos de un tirón la ensoñación de ese niño arrebatado por el hada a un estado de felicidad asombrosa.

La estrofa quinta estira el estado de felicidad (la conjunción “Y”, v. 17, así lo sugiere) en “aquella noche”; la repetición del marco temporal insiste en ese momento preciso, que revela la felicidad del sujeto lírico. También se refuerza esta significación con el sintagma “de fiesta y de luna” (v. 18), que es una repetición exacta del verso 2. La anáfora formada por “noche” y el paralelismo correspondiente refuerza la idea de “sueño” cumplido y de “alegría”, palabra que forma derivación o políptoton con “alegre” (v. 11), y que hace hincapié en la felicidad exultante del yo poético. Estos dos versos (19 y 20) son los mismo que cierran la primera estrofa. Forman así una suerte de estribillo que recalca la idea de exultación plena.

La sexta estrofa vuelve a introducir al sujeto de las acciones, el “hada” (v. 21), que es la “más joven”, metáfora de inocencia y expectativas. El sentimiento amoroso llega a su culmen con el beso que el hada le da al sujeto lírico. Justo ahí una suspensión indica lo inefable: felicidad, empatía mutua, etc. Pero acto seguido, sin transición, el hada se va, sin ofrecer grandes explicaciones. La suspensión que cierra la estrofa indica muy bien el estado de incertidumbre y confusión del sujeto lírico, todavía embriagado de amor.

La séptima y última estrofa presenta una significación más ambigua, extrañamente optimista, como si fuera una premonición de algo negativo a punto de desencadenarse. Son dos oraciones en construcción paralelística que cierran el marco físico y el emocional. Es un momento perfecto y extático, lo que se transmite a través de dos metáforas, una sensitiva y exterior, cual es “Todos los rosales / daban sus aromas” (vv. 25-26); la otra es intelectual e interior: “todos los amores / amor entreabría” (vv. 27-28); aquí el hipérbaton, unido al encabalgamiento se unen para anunciar el clímax amoroso, la felicidad en su cenit. No es exactamente un cierre optimista, sino ambigua y algo inquietante. Parece querer transmitir que muy pronto se acabará todo ello, como la fragancia de las rosas.    

6. Contextualización

Antonio Machado Ruiz (Sevilla, 1875 - Colliure, Francia, 1939) es uno de los más profundos y sublimes poetas en lengua española. Se casó con Leonor Izquierdo en 1909, profundamente enamorados a pesar de los casi veinte años de diferencia entre los cónyuges. Sin embargo, el fallecimiento fulminante de Leonor, por tuberculosis, en 1912, truncó esa felicidad. Machado cayó en una duradera y honda etapa de dolor y melancolía. Su muerte en el exilio por la Guerra Civil puso fin a una vida realmente sobrecogedora, llena de tribulaciones y desgracias, que Machado supo encajar con paciencia y sabiduría. 
Su poesía, delicada, grave, armónica y dotada de una hermosura sobrecogedora, figura entre los frutos más granados de la poesía española. Citaremos, de entre sus obras, su primer libro de poesía, Soledades (1903), luego ampliado a  Soledades, galerías, otros poemas (1907), libro del que procede el poema que ahora comentamos; le sigue el bellísimo y profundo Campos de Castilla (1912); es, en nuestra opinión, uno de los libros más hermosos de creación poética en cualquier lengua, momento y lugar. Las siguientes composiciones poéticas se fueron sumando a las distintas ediciones de Poesías completas (1928, la primera edición). Machado también escribió teatro poético al alimón con su hermano Manuel (por ejemplo, la primera pieza compuesta: Desdichas de la fortuna, o Julianillo Valcárcel, 1926). En los últimos años de su vida, Machado se entregó a la prosa poética, filosófica y reflexiva, utilizando dos heterónimos, Abel Martín y Juan de Mairena. Los dos títulos más importantes son Juan de Mairena (1936) y el póstumo Los complementarios (1957).

7. Interpretación y valoración

Estamos ante un hermoso poema que expresa muchos de los sentimientos que Machado anhelaba. Y lo hace a través de un deseo entrevisto, acaso imaginado, es decir, una ensoñación en la que el anhelo se funde con la nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue. Machado adulto se ve niño, descubriendo el amor puro, la belleza ideal, la vivencia de sentimientos naturales, espontáneos y dichosos. El responsable de conducir esta fiesta es un hada, un ser mitológico con poderes mágicos que actúa buscando la belleza, el amor y la pureza. Así lo vivió el niño, o el yo poético adulto quiso imaginar que el niño así lo pudo haber vivido. Por ello, el poema exhala nostalgia, cierto dolor por la infancia perdida que ya no regresará porque se fue con el hada.

Este hermoso poema parece solo un “sueño infantil”, pero es mucho más: anhelo de amor, nostalgia por la niñez ya pasada, cierto amargor por un presente insatisfactorio, etc. De una mera anécdota se levanta un edificio literario de firmes y sencillos cimientos verbales, pues en absoluto existe artificiosidad. Muchos poemas de Machado, como este que ahora nos ocupa, resultan intuiciones conmovedoras que aspiran a rescatar lo mejor de nosotros mismos, a insuflar una ráfaga de experiencia estética convertida en idea transcendente.

2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?

6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas a los elementos de la naturaleza, y cómo impactan en el poeta.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Qué sentimientos  nuclean el sentido del poema?

2) El poeta, ¿dónde ubica la acción? ¿Es especial para él?

3) ¿Quiénes son los protagonistas? ¿Qué sensaciones experimentan?

4) ¿Cómo se aprecia en texto la importancia de la alegría y el baile? ¿De qué es metáfora?

5) El tiempo, ¿discurre bajo una norma rígida e inflexible? ¿Por qué será así?

6) La fragancia de las rosas, en la estrofa final ¿de qué es metáfora? ¿Qué podemos deducir del estado de ánimo de la poeta?

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un poema o texto en prosa que exprese una ensoñación sobre un deseo infantil vivido, o acaso solo imaginado. Puedes imprimir un sentido intimista, como ha realizado Antonio Machado.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y el poeta Antonio Machado a propósito de su poema y de su vida.

3) Realiza una exposición sobre Antonio Machado, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes de momentos o lugares, que sirvan de metáfora de un sentimiento especialmente relevante para ti, con intervención de la memoria, siguiendo el ejemplo de Antonio Machado.

 

 


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