29/10/2020

Claudio Rodríguez: "Ajeno"; análisis y propuesta didáctica

 


Ribera del Bernesga, León (XII- 2018) © SVM


CLAUDIO RODRÍGUEZ - “Ajeno”

Ajeno

Largo se le hace el día a quien no ama   1

y él lo sabe. Y él oye ese tañido

corto y duro del cuerpo, su cascada

canción, siempre sonando a lejanía.

Cierra su puerta y queda bien cerrada;    5

sale y, por un momento, sus rodillas

se le van hacia el suelo. Pero el alba,

con peligrosa generosidad,

le refresca y le yergue. Está muy clara

su calle, y la pasea con pie oscuro,          10

y cojea en seguida porque anda

sólo con su fatiga. Y dice aire:

palabras muertas con su boca viva.

Prisionero por no querer, abraza

su propia soledad. Y está seguro,              15

más seguro que nadie porque nada

poseerá; y él bien sabe que nunca

vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,

¿cómo podemos conocer o cómo

perdonar? Día largo y aún más larga          20

la noche. Mentirá al sacar la llave.

Entrará. Y nunca habitará su casa.

                                                         
Alianza y condena
, 1965 (III)

 

  1. ANÁLISIS

1.1. Resumen

Vamos a realizar una exégesis de un denso y original poema del poeta Claudio Rodríguez (Zamora, 1934 - Madrid, 1999), miembro destacado de la Generación del 50, o del Medio Siglo. El poema se centra en una persona, un solitario que no desea integrarse en la sociedad ni compartir nada con nadie. Ese individuo solitario sale de su casa, con aire hostil y esquivo; evita el contacto con los demás, pero a duras penas puede tapar el hueco de su alma y la soledad de su persona. El yo poético apela al lector y admite que a ese tipo de personas es difícil conocerlas y más todavía perdonarlas, por su egoísmo. Piensa que en el pecado llevan la penitencia, pues los días se le harán eternos, que solo disimulará mintiéndose a sí mismo. 

1.2. Tema del poema

El poema denuncia el egoísmo cerril de un cierto tipo de personas que rechaza a sus semejantes, se mienten sobre su felicidad y transitan por la vida con aire de triunfadores, pero son perdedores que no merecen nuestro perdón.

1.3. Apartados temáticos o de contenido

El poema presenta tres apartados temáticos bien discernibles:

-Existe una introducción del personaje y de su característica esencial (vv. 1-4): la “lejanía” hacia los demás, que desprecia o ignora.

-Sigue un desarrollo de su vida cotidiana (vv. 5 - 1.ª parte del verso 18): nos presenta al personaje protagonista en un día cualquiera de su vida; sale a la calle, aparenta normalidad y plenitud, habla con seguridad y se siente seguro de sí mismo, en su castillo de soledad.

-Cierre o conclusión del poema (2, ª parte del verso 18 - v. 22 y final): se dirige al lector implícito para criticar enérgicamente esa actitud de egoísmo y aislamiento cerril, sin atisbos de empatía o de solidaridad. Ese individuo encastillado sufrirá días y noches en amargura solitaria, lo que parece justo castigo por su falta de generosidad.

1.4. Aspectos métricos, de la rima y estróficos

El poema está compuesto por veintiún versos agrupados en una sola estrofa. Los versos son de once sílabas, es decir, versos endecasílabos; es un verso noble, musical, amplio para expresar pensamientos y sentimientos completos, pero sometidos a cierta contención. Los versos impares riman en asonante (á-a) y los pares quedan libres. Nos recuerda la estructura del romance heroico, pero la rima es al revés, pues deberían ser los versos pares los que rimaran entre sí. Vemos que el poema es muy original y experimental en sus aspectos formales relativos a la rima. El efecto musical es extraño y contradictorio: se combinan una musicalidad bien perceptible y una sutil estridencia de fondo, como símbolo de la vida del protagonista del poema. 

1.5. Comentario estilístico

El poema exhibe una alta elaboración estilística, al servicio de un mensaje poético a medio camino entre la denuncia, la crítica acerba y la apóstrofe a los lectores para sumarse a la solidaridad entre las personas. El problema de la persona egoísta es su falta de amor, y tiene plena conciencia de ello. Lo expresa a través de una metáfora de uso coloquial: “Largo se hace el día” (v. 1). Algo dentro del organismo exige amor; esa llamada se expresa metafóricamente identificándola con “un tañido / corto y duro” (vv. 2-3), es decir, un golpe de campana, pero los adjetivos, que forman una formidable sinestesia, nos advierten que es desabrido y destemplado; dura poco y es desapacible. Esa llamada interior al amor es una “cascada / canción” (vv. 3-4) en el alma egoísta; la metáfora advierte, así, que no forma melodía, sino ruido desagradable; obsérvese la aliteración del sonido /k/ para subrayar lo desagradable de la canción rota. Su debilidad se muestra con otra bella imagen: “siempre sonando a lejanía” (v. 4). La personificación y la metáfora contenidas en esa expresión nos indican que el impulso amoroso es lejano y difuminado, como en trance de desaparecer.

El verso 5 presenta al personaje en acción en un día cualquiera de su vida. Sale a la calle con la puerta “bien cerrada”; la expresión es un juego de palabras, pues se refiere a la vez a la puerta de la casa y a la puerta del corazón del habitante solitario. Por dentro arrastra dolor, como manifiesta la metáfora “sus rodillas / se le van hacia el suelo” (vv. 6-7); está abatido, pero disimula. Tras la noche, al amanecer, ese individuo solitario se siente rejuvenecido y comienza el día aparentando energía. La personificación de “alba” (v. 7) como fuente de energía es bella y de larga tradición literaria, desde la poesía anónima amorosa medieval castellana y galaico-portuguesa.

Los encabalgamientos son constantes a lo largo de todo el poema, tanto en los versos comentados hasta aquí, como en los sucesivos; son muestras de la ruptura de la armonía natural y del estado de ruina emocional del protagonista del poema. Ahora toman protagonismo las antítesis. La calle es “muy clara” (v. 9), pero la pasea “con pie oscuro” (v. 10). Ambos conceptos son metáforas de la sociedad y la vida, frente al individuo y su obstinado egoísmo. Por eso no es feliz, y “cojea” (v. 11), metáfora del sufrimiento interior, en su discurrir por la vida; es el síntoma de la soledad, pues la única compañía de ese individuo es “su fatiga” (v. 12), metáfora de su lucha interior.

Luego lo sorprende hablando, buscando comunicación y vida, pero sus palabras están “muertas” (v.13), lo que contrasta con su “boca viva” (v. 13). De nuevo dos metonimias para referirse a la vida y a la muerte, que a su vez forman una viva antítesis, presentes en un individuo que se encastilla cerrilmente en su soledad. El poeta lo percibe como un cautivo de su egoísmo, así que, paradójicamente, solo le resta abrazar su propia soledad, hipérbole de su total aislamiento. Lo percibe “seguro” (vv. 15 y 16), palabra que se repite casi sin discontinuidad, pero es la certeza de que no poseerá “nada” (v. 16) de lo realmente importante: amor, compañía, etc. “Seguro”, que forma una concatenación o anadiplosis, figura en sentido irónico, dotado así de un valor más negro e hiriente. Tanto es su extrañamiento que ese individuo no vivirá en nuestro planeta, sino que será como un alienígena. De nuevo, otra hipérbole de las consecuencias de la soledad egoísta.

La parte final del poema ofrece un contenido más duro e involucra tanto al yo poético como a los lectores implícitos. A través de una interrogación retórica justifica que ni lo reconozcamos como un semejante ni le perdonemos su traición individualista. El paralelismo formado por los versos 18 y 19 expresa vivamente el rechazo a ese tipo de persona. Y a continuación recoge las consecuencias de la vida de esa persona: el tiempo se le hará eterno. Lo expresa con una doble metáfora en forma de quiasmo (“Día largo y aún más larga / la noche”, vv. 20-21). La elipsis, al suprimir el verbo y dejar un enunciado reconcentrado, insiste en la dureza de la vida árida de ese individuo solitario. Ahora el yo poético adivina los actos futuros del protagonista, que no son sino repetición de su vacío interior. Los tres verbos: “mentirá” (v. 21), “entrará” y “(nunca) habitará” (v. 22) presentan una acción física y dos de orden mental o intelectual. Las tres ratifican la farsa de la vida de ese ser vacío, egoísta, contumaz en su individualismo. La metáfora final “Y nunca habitará su casa” (v. 22) es de una extraordinaria dureza: significa el extrañamiento y la soledad extrema de este individuo estéril en su egoísmo. El final del poema casi ofrece un tono colérico e implacable: quien renuncia al amor, no tiene derecho a nada ni a ningún tipo de recompensa.

El poema ofrece una significación in crescendo de sentido negativo y áspero. Primero se describe y narra al solitario egoísta, pero pronto se pasa a un nivel de valoración descalificatoria.

1.6. Contextualización

Claudio Rodríguez (Zamora, 1934 - Madrid, 1999) es uno de los más sólidos y originales poetas españoles de la Generación del 50. Su poesía es reflexiva, meditativa y muy equilibrada entre el interior del poeta y el exterior del mundo, entre la emoción que impacta y la realidad que demanda una reacción. Utiliza formas clásicas sometidas a una puesta al día realmente original y acertada; el léxico, las figuras y el discurso poético nos ofrecen un mundo poético propio, intenso, vibrante, como un reflejo de la vida.

Don de la ebriedad (1953) constituye su primer poemario publicado y, seguramente, el más reconocido de su producción. Combina una mirada contemplativa de la naturaleza con una expresión contenida y honda de sentimientos humanos como el amor, la amistad, la intimidad que proporciona la amistad, el misterio de la vida, etc. Alianza y condena (1965), poemario del que procede el texto que comentamos, supone la consagración de un poeta con una expresión propia, con un contenido hondo, indagador y bastante desasosegante, a tono con la triste y limitada sociedad española de posguerra, aislada y empobrecida. 

1.7. Interpretación y valoración

El poema “Ajeno” presenta una conmovedora reflexión sobre la necesidad de la solidaridad, de la apertura del alma hacia los demás, etc. El tono es grave, casi áspero; los endecasílabos imprimen un ritmo solemne y serio, en correspondencia con el contenido. El yo poético critica y rechaza al ser solitario hundido en su egoísmo cerril y esterilizante.

Sin embargo, ¿quién es esa persona? ¿Es solo una imagen abstracta de un ser generalizante, o más bien es alguien de carne y hueso? En este caso, ¿se refiere al propio yo poético, o a un desdoblamiento o proyección de sí mismo? No lo sabemos, aunque a juzgar por el tono áspero y censorio, la respuesta parece que es afirmativa. El poema combina acciones y reflexiones, pensamientos y sentimientos, que se fusionan maravillosamente para crear un contenido denso, cerrado y como sin escapatoria. Es un modo de insistir sobre la necesidad de la apertura al amor, a la solidaridad, a la compartición de la vida con los demás; sin amor no hay felicidad, parece desprenderse de la lectura del poema.

En cierto modo, el poema parece un pasaje de una novela policiaca. El yo poético sigue --y persigue-- con su mirada la vida y las acciones de ese anónimo egoísta encerrado en su terquedad individualista. Sin embargo, no es una mirada neutral, ni objetiva: el yo poético lo rechaza por su negatividad y su esterilidad. El poema es equilibrado, denso y profundo, de ahí su impacto lector.

2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido, si ello es posible.

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada, si es posible.

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?

6) Señala las imágenes o recursos estilísticos más importantes que jalonan el poema, sobre todo los referidos a los sentimientos del hombre, y cómo impactan en el poeta.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

 

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿A qué se refiere el poema con la palabra del título, “Ajeno”?

2) Observa los efectos cromáticos, como el contraste entre luz /oscuridad. ¿Qué sentido metafórico adquieren?

3) Localiza las acciones que realiza el “protagonista” del poema. ¿Son positivas o negativas? ¿Qué sensación aportan, de felicidad o de amargura?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto la importancia de la solidaridad con otras personas?

5) Las interrogaciones retóricas destacan por su mensaje, fuerte y contundente. ¿Cómo es ese mensaje? ¿Qué reacciones suscitan en el lector?

6) Hay algunos verbos que aparecen en tiempo futuro: localízalos  y explica su sentido.

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un poema o texto en prosa que exprese tus pensamientos sobre la solidaridad, el amor y su relación con la felicidad. Puedes dotarlo de un sentido reflexivo, grave y meditativo, como ha realizado Claudio Rodríguez en su poema.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y el poeta Claudio Rodríguez a propósito de su poema y de su vida.

3) Realiza una exposición sobre Claudio Rodríguez, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes que sirvan para expresar la importancia de la solidaridad y el amor, o de otros valores éticos y sentimientos, y de cómo afectan a la felicidad de las personas. Puedes realizar uno y, al lado, su contrario, para contrastar los beneficios y perjuicios de cada uno. 

5) Transforma el contenido del poema en un relato o breve pieza teatral que recoja su esencia. Puedes cambiar los elementos que consideres necesarios.

 

 

 

 

 

 

 

 


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