Parque del Bernesga, León (IV-2019) ® SVMA |
DELMIRA AGUSTINI - La
esperanza
LA ESPERANZA
Soy el dulce consuelo del
que sufre, 1
Soy bálsamo que alienta al
afligido,
Y soy quien muchas veces
salva al hombre
Del crimen o el suicidio.
Yo le sirvo al mortal que
me alimenta 5
Contra el dolor de sin
igual muralla,
Soy quien seca su llanto
dolorido
Y calma su pesar ¡Soy la
Esperanza!
- ANÁLISIS
1. Resumen
Delmira Agustini (Montevideo, Uruguay,
1886 - 1914) es una de las voces poéticas más relevantes de la poesía en lengua
española en la primera mitad del siglo XX. En un ambiente de postromanticismo y
de modernismo, supo encontrar un tono lírico propio, innovando en temas y en
tonos de un modo sorprendente. En su poesía se percibe un intimismo apasionado,
en una atmósfera de celebración del amor, pero bajo la sombra de la pérdida, de
lo efímero y de la muerte.
El poema que ahora analizamos, “La
esperanza”, es breve y sentencioso. Se trata de una personificación o
prosopografía de la esperanza, que toma la voz para definirse a sí misma. El
poema está compuesto en forma de suspensión, pues hasta la última palabra del
último verso no sabemos quién nos está hablando. El monólogo (pues solo ella
habla) de la Esperanza (con mayúscula, personalizada) se basa en su presencialidad, generosidad y
permanencia. Cambian las cosas, las personas y las circunstancias, pero ella
sigue ahí, ofreciendo ilusión a los desesperados.
Su intervención se basa en un juego de
antítesis o contraposiciones conceptuales que aportan variedad y dinamismo,
reforzando así el mensaje poético. Así, en la primera estrofa la Esperanza
ofrece consuelo al sufriente, medicina al doliente y soluciones a los
desesperados trágicos (ella misma murió asesinada por uno de estos, su marido,
en el proceso de disolución de su matrimonio).
En la segunda estrofa continúa con su
autodefinición: ofrece al hombre una defensa infranqueable contra el dolor,
consuelo en el llanto y calma ante el dolor. Ella es, pues, una solución
sencilla y de orden espiritual ante las tribulaciones humanas, que nunca han
faltado ni faltarán.
2.
Tema
El tema del poema es el dibujo o
definición positiva de la Esperanza. De otro modo: la autopresentación de la
Esperanza como una pieza esencial que ofrece soluciones al hombre en sus
momentos más dolientes.
3.
Apartados temáticos
El poema presenta una fuerte unión
semántica y temática. No es posible distinguir secciones temáticas porque todo
él, en su brevedad, es compacto, muy coherente y anudado en su desarrollo. La
Esperanza habla, se define a sí misma en pares de antónimos, tres en la primera
estrofa y otros tantos en la segunda; en total, seis características de la
Esperanza agrupadas bajo el común denominador de ser lenitiva para los males
humanos.
4.
Aspectos métricos y de rima
Este poema está compuesto por ocho versos
endecasílabos agrupados en dos estrofas de cuatro versos cada una. Se presenta
una rima en asonante en los versos pares, quedando los impares libres. Estamos,
pues, ante la estrofa del romance heroico. Este tipo de combinación métrica y
de rima ha sido muy utilizado en la poesía española desde el Renacimiento hasta
nuestros días por todo tipo de poetas, adaptado a cualquier tema y tono, pues
se trata de una estrofa versátil y plástica.
5.
Comentario estilístico
Desde el propio comienzo se advierta la
presencialidad, la permanencia y el diálogo trunco que articula todo el poema.
La primera palabra del primer verso, “Soy”, nos indica que alguien habla en
este momento. Se repetirá anafóricamente (vv. 1, 2, 3 y 7), lo que expresa el
carácter sentencioso del poema. Como ya indicamos, el poema descansa en pares
de palabras antónimas, formando oxímoron de viva expresividad. El primer
término es el positivo, pues la Esperanza ofrece una solución, es positiva y
constructiva; el segundo término es negativo, y se refiere al hombre atribulado
y sufriente; en esa situación, la Esperanza es una solución para superar la
situación negativa del hombre.
El primero es “dulce consuelo” (referido
a Esperanza) frente a “sufre” (v. 1) (referido al hombre). Nótese la hermosa
sinestesia de “dulce consuelo”, potenciando la significación positiva de la
Esperanza. El segundo par antitético es “bálsamo” y “afligido” (v. 2). El
primer sustantivo es concreto y el segundo, abstracto; el contraste es más
visible, digamos. El tercer par --último de la primera estrofa-- se desarrolla
perifrásticamente. La palabra eludida es “salvadora” y “homicida o suicida”. Es
el par más violento, pues implica a la muerte; por él podemos ver que la
Esperanza tiene tan potencia curativa que incluso se sobrepone a la muerte,
realidad cruel donde las haya.
La segunda estrofa desarrolla otros tres
pares antitéticos. Son “servidora defensiva” (desarrollado también
perifrásticamente, a través de la metáfora hiperbólica de “sin igual muralla”,
v. 6) y mortal, referido genéricamente al hombre. El segundo par es
“consoladora” (desarrollado metonímicamente a través de “soy quien seca su
llanto dolorido”) frente a “lloroso”, aludido metafóricamente con “dolorido”
(v. 7). El tercer par se presenta elípticamente, y se refiere a “lenitivo” y
“pesaroso”, aludidos metafóricamente caso a través de “Y calma” y “pesar” (v. 8).
Se cierra el poema con un epifonema, ese
recurso tan efectivo para potenciar los valores expresivos de la palabra o
concepto clave del poema. En este caso, solo tres palabras: “¡Soy la
Esperanza!” (v.8). Posee una fuerza significativa formidable, por la propia
exclamación y porque es la primera vez que se nombra esa misteriosa medicina que
cura los males del alma. La suspensión contenida hasta la última palabra del
último verso potencia enormemente la significación de Esperanza, personalizada
como si fuera un nombre propio, escrita, entonces, con mayúscula.
Como vemos, es un poema breve pero de
intensa y profunda significación. Trasciende la mera dimensión intelectual para
adentrarse en otra más existencial, metafísica o espiritual. En muy pocas
palabras, Agustini ha realizado un hermoso y denso poema de significación
positiva. En efecto, no debemos perder la esperanza, pues siempre es una gran
tabla de salvación.
6. Contextualización
Delmira Agustini (Montevideo, Uruguay,
1886 - 1914) es una de las voces poéticas más relevantes de la poesía en lengua
española en la primera mitad del siglo XX. Recibió una educación esmerada, lo
que unido a su talento natural y a su vocación poética, dio como resultado una
de las voces líricas más originales y sugestivas de la poesía en lengua
española en los albores del siglo XX. En 1900 ya aparecieron sus primeras
colaboraciones en prensa, índice de su don natural en el manejo de la palabra.
Su vida, sin embargo, fue muy accidentada
y con un final trágico. Su matrimonio en 1913 con Enrique Job Reyes resultó un
fracaso al poco tiempo. En los pasos finales de su separación legal, en 1914,
él la mató y luego se suicidó. Apenas contaba con 27 años y ya había alcanzado
una gran madurez poética. Fue una terrible pérdida para la poesía en lengua
española.
Escribió y publicó tres poemarios en vida
(desde los 21 años hasta el año previo a su muerte; en una cadencia de uno cada
tres años, lo que es asombroso): El libro
blanco (1907), Cantos de la mañana
(1910) y Los cálices vacíos (1913).
Se recogieron en varios libros póstumos otros poemas, prosa y correspondencia
particular en el que se desvelan sus sentimientos más íntimos, teñidos de
erotismo y sexualidad. Desgraciadamente, esta faceta se ha impuesto sobre sus
otros méritos literarios, en claro perjuicio de su formidable calidad poética.
Agustini posee un mundo poético propio:
percibe el mundo y lo interioriza con extraordinaria sensibilidad, analiza sus
emociones, sus filias y fobias y las vierte en hermosos poemas que rezuman
sentimientos ahogados, ansias de felicidad y miedo a lo desconocido y
misterioso, aunque también la atraen poderosamente. Destacamos cuatro notas
compositivas de su poesía, que fue evolucionando de un tardorromanticismo
becqueriano a un modernismo avanzado, casi a las puertas de las vanguardias, lo
que se aprecia muy bien en su último libro Los
cálices vacíos:
-Mirada intimista hacia el mundo: todo lo
exterior lo contempla con mucho cuidado, atenta a los mínimos detalles; e
inmediatamente lo interioriza y vierte en su poesía su reacción emocional y
espiritual ante lo contemplado, sea una mera flor, a la gente pasar, el mar,
los usos sociales, como el carnaval, etc.
-Expresión plástica y visual: sus poemas
nos permiten crear imágenes en nuestra mente sobre lo que está escribiendo, sea
de tono más narrativo, o más lírico, no importa. Se imbrican en armonía los
aspectos externos del contenido y los elementos sentimentales, reflexivos o
espirituales que los acompañan.
-Preferencia por las formas poéticas
sencillas y la expresión transparente. Siguiendo la huella de Bécquer, de
Machado, de Juan Ramón Jiménez, algo mayores que ella, opta por una expresión
más natural, lejos de la sofisticación, más cercana a la poesía popular. Es
algo más que un capricho compositivo, pues se acerca más a una expresión
esencialista, honda, popular en el más genuino sentido de esta palabra (ella lo
expresó muy bien en el poema donde reflexiona sobre su herencia española y
germánica).
-Lirismo comunicativo subjetivo: Agustini
se centra en la recepción interior del mundo, en su asimilación y en cómo
determina su modo de vivir. La naturaleza, la sociedad, la historia mitificada
son elementos que la conmueven. En sus poemas, nos transmite con un gran deseo
de comunicación por qué ha observado y vivido de una determinada manera.
Agustini desea contarnos sus pliegues íntimos más recónditos con el fin de
entenderse y de ser entendida. Muchos de estos poemas están al borde de lo
dialógico, pues establecen un diálogo sutil entre el yo lírico y el mundo,
entre el emisor y el receptor, o entre aquel y algún protagonista de sus
versos.
7.
Interpretación y valoración
El poema “La esperanza” es una pequeña
joya lírica. Su brevedad obliga a una extremada condensación semántica.
Agustini comprime las bondades de poseer la esperanza como un vector principal
de la vida humana. En los momentos más trágicos y dolorosos, mantener la
ilusión de una curación de las llagas emocionales o espirituales es ya una
medicina que nos sacará la postración.
La composición es aparentemente sencilla,
pero guarda una delicada y meditada arquitectura. Los tres pares antitéticos de
cada estrofa nos deja ver matices de la vida humana, con sus penalidades; también,
afortunadamente, con su rayo de luz esperanzador de su curación a través de la
esperanza.
Estamos ante un poema grave y optimista al
mismo tiempo. No elude los sufrimientos que la vida inflige; al contrario, los
enumera casi machaconamente; pero para todos ellos existe un camino de salida
si practicamos la esperanza.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las siguientes actividades
se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en
clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las
circunstancias lo aconsejen).
2.1. Comprensión lectora
1) Resume el poema (100 palabras,
aproximadamente).
2) Señala su tema principal y los
secundarios.
3) Delimita los apartados temáticos,
atendiendo a las modulaciones de sentido.
4) Analiza los aspectos métricos y de
rima; deduce la estrofa empleada.
5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo,
optimista, esperanzado, o todo lo contrario?
6) Señala las imágenes más importantes que
jalonan el poema, sobre todo referidas a las percepciones sensoriales al mar, y
cómo impactan en el poeta y, después, en el lector.
7) Localiza y explica media docena de
recursos estilísticos y cómo crean significado.
2.2. Interpretación y
pensamiento analítico
1) ¿Qué palabra clave es la que sirve para
nuclear el sentido del poema? ¿Dónde aparece? ¿Qué efecto crea su disposición
formal?
2) La poeta, ¿qué pensamientos muestra
hacia la vida, positivos o negativos?
3) Localiza las imágenes naturales con las
que se explica la fuerza de la esperanza en los hombres. ¿Qué sensación
aportan?
4) ¿Cuántos pares antitéticos se
desarrollan en cada estrofa? ¿Casualidad?
5) ¿En qué tiempo verbal están los verbos?
¿Qué sentido adquieren?
6) El primer verso dice: “Soy el dulce
consuelo del que sufre”. Al hablar de algo que no nombra, ¿qué efecto crea? De
algún modo, ¿se puede decir que los pares antitéticos se refieren a lo mismo?
Razona tu respuesta.
2.3. Fomento de la
creatividad
1) Elabora un poema o texto en prosa que
exprese las ventajas de practicar cualidad o virtud como la esperanza (por
ejemplo, ilusión, resiliencia, flexibilidad, compasión, caridad, tenacidad,
etc.). Señala las ventajas de practicarla frente a los problemas de la vida.
Puedes imprimir un sentido trascendente y existencial, como ha realizado
Delmira Agustini.
2) Imagina y transcribe una conversación o
plática entre la clase y la poeta Delmira Agustini a propósito de su poema y de
su vida.
3) Realiza una exposición sobre Delmira
Agustini, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la
comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña
exposición bibliográfica, etc.
4) Aporta o crea imágenes
que sirvan para expresar las ventajas de practicar una cualidad positiva en el
camino de la vida, siguiendo el ejemplo de Delmira Agustini con la esperanza.
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