29/10/2020

Delmira Agustini: "La violeta"; análisis y propuesta didáctica

 


Violeta (V-2020) © SVMA

DELMIRA AGUSTINI - "La violeta"

 

LA VIOLETA

 

Hay belleza en el lirio inmaculado                    1

De majestad emblema,

Hay belleza en el cáliz nacarino

De la blanca azucena,

Hay belleza en la rosa purpurina                      5

Y en el albo reseda,

Hay belleza en la nítida corola

De la nívea camelia,

Hay belleza en el pálido junquillo

Y en la suave diamela,                                   10

Hay belleza en el triste pensamiento

Y no hay flor en la cual no haya belleza,

Pero hay una que es flor entre las flores

Con ser la más modesta,

Una flor de fragancia incomparable,               15

Delicada y pequeña,

Una flor que en un lecho de esmeraldas

Oculta su belleza,

Una flor que un encanto misterioso

En su cáliz encierra,                                       20

Un encanto ideal, indefinible,

Que no hay flor que contenga,

Una flor para mí como ninguna,

Una flor que se llama ¡la violeta!

 

 

 

 

  1. ANÁLISIS

1. Resumen

Delmira Agustini (Montevideo, Uruguay, 1886 - 1914) es una de las voces poéticas más relevantes de la poesía en lengua española en la primera mitad del siglo XX. En un ambiente de postromanticismo y de modernismo, supo encontrar un tono lírico propio, innovando en temas y en tonos de un modo sorprendente. En su poesía se percibe un intimismo apasionado, en una atmósfera de celebración del amor, pero bajo la sombra de la pérdida, de lo efímero y de la muerte.

El poema al que ahora nos acercamos, “La violeta”, es un hermosísimo y alegre poema en el que celebra la belleza sencilla de la violeta, la flor más hermosa de la creación según la opinión del yo poético. La compara con el lirio, la azucena, la rosa, el albo (o begonia), la camelia, el junquillo, la diamela (o jazmín) y el pensamiento. De su flor preferida destaca su fragancia, delicadeza, color y armonía, que se traduce en un “encanto” insuperable.

 

2. Tema

El tema del poema es la celebración de la violeta como la flor más hermosa de la naturaleza. Ciertamente, existen otras hermosas y atractivas, pero, en conjunto, ninguna llega a la belleza sencilla de la violeta.

 

3. Apartados temáticos

El poema presenta dos apartados temáticos bien reconocible. Tenemos:

-Primera sección (vv. 1-12). Enumera una serie de flores naturales bellas y elegantes, destacando una característica de cada una: el color, el porte, la fragancia, etc.

-Segunda sección (vv. 13-24). Enumera las características positivas de la violeta, de modo que la hacen única: fragancia, humildad, pequeño tamaño, forma de sus hojas y alveolos y conjunto armónico.

 

4. Aspectos métricos y de rima

Este poema está compuesto por veinticuatro versos. Los impares son endecasílabos; lo pares, heptasílabos. Existen dos excepciones: los versos 11-3 y los versos 20-24; todos ellos son endecasílabos. El poema forma una sola estrofa. Los versos pares riman en asonante y los impares quedan libres. Estamos, pues, ante una rima romanceada. Este tipo de combinación métrica y de rima ha sido muy utilizado en la poesía española desde el Romanticismo (Bécquer la emplea con gran maestría) hasta nuestros días.

 

5. Comentario estilístico

El poema presenta una composición muy original. Posee un tono alegre, festivo, celebratorio de la belleza natural de las flores. De cada una de las ocho flores que enumera en la primera parte destaca una o dos características. Los versos impares comienzan con el sintagma “Hay belleza en…”, aunque no siempre se respeta esta estructura. La enumeración, combinada con la anáfora y el paralelismo,  pues, es el recurso más importante en esta primera parte. De cada flor destaca un rasgo hermoso, generalmente a través de un adjetivo epíteto (casi siempre, cromático). El lirio es “inmaculado”; la azucena es “blanca”; la rosa es “purpurina”; el albo (o begonia) es “reseda”; la camelia es “nívea”; el junquillo es “pálido”; la diamela (o jazmín) es “suave”; y el pensamiento es “triste”. A veces, la sinestesia se combina con el epíteto para formar significaciones expandidas, como el caso de los dos últimos, la diamela y del pensamiento. Por supuesto, el hipérbaton y el encabalgamiento son dos recursos constantes que aportan variedad y frescura en la construcción sintáctica y en sus correspondientes evocaciones en imágenes en la mente del lector.

La conjunción “Pero” (v.13) marca un cambio en la lógica del poema. Ahora se presenta, escamoteando su nombre, a través de una larga alusión (llega hasta la palabra final del poema, momento en que se desvela el nombre de la flor más bella: la violeta), la flor más hermosa de la naturaleza. Lo recalca a través de una repetición: “la flor entre las flores”. A partir de ese momento, realiza una alabanza, una exaltación, a través de símiles más o menos explícitos sobre la belleza superior de la violeta. Emplea la repetición de “Una flor” (vv.14, 17 y 19), en forma de anáfora, para aumentar la tensión de significación. Repite siete veces la palabra “flor” a partir del verso 13; de este modo se incrementa la elipsis, al eludir el nombre de la flor, solo señalada por el hiperónimo.

La belleza trasciende lo sensorial a través de la metáfora “lecho de esmeraldas” (v. 17); señala que su pureza y su valor son incomparables. Esta significación se refuerza con la repetición de “encanto” (vv. 19 y 21); una vez acompañada con “misterioso” y otra con “ideal, indefinible”. Estos adjetivos forman sinestesias evocadoras de una belleza superior, misteriosa, más allá de lo mero físico.

El poema se cierra con un epifonema: “¡la violeta!” (v. 24) realmente hermoso. Ha ido conteniendo la identidad de la flor que lo apasiona hasta el ultimísimo momento; y de pronto, lo desvela con una exclamación que refleja la admiración ante esa flor. El penúltimo verso aclara muy bien el tono subjetivo del poema: “Una flor para mí como ninguna” (v. 23). Nos desvela su subjetivismo, del que es consciente; y, al mismo tiempo, señala, con una hipérbole, la belleza suprema de la violeta.

 

6. Contextualización

Delmira Agustini (Montevideo, Uruguay, 1886 - 1914) es una de las voces poéticas más relevantes de la poesía en lengua española en la primera mitad del siglo XX. Recibió una educación esmerada, lo que unido a su talento natural y a su vocación poética, dio como resultado una de las voces líricas más originales y sugestivas de la poesía en lengua española en los albores del siglo XX. En 1900 ya aparecieron sus primeras colaboraciones en prensa, índice de su don natural en el manejo de la palabra.

Su vida, sin embargo, fue muy accidentada y con un final trágico. Su matrimonio en 1913 con Enrique Job Reyes resultó un fracaso al poco tiempo. En los pasos finales de su separación legal, en 1914, él la mató y luego se suicidó. Apenas contaba con 27 años y ya había alcanzado una gran madurez poética. Fue una terrible pérdida para la poesía en lengua española.

Escribió y publicó tres poemarios en vida (desde los 21 años hasta el año previo a su muerte; en una cadencia de uno cada tres años, lo que es asombroso): El libro blanco (1907), Cantos de la mañana (1910) y Los cálices vacíos (1913). Se recogieron en varios libros póstumos otros poemas, prosa y correspondencia particular en el que se desvelan sus sentimientos más íntimos, teñidos de erotismo y sexualidad. Desgraciadamente, esta faceta se ha impuesto sobre sus otros méritos literarios, en claro perjuicio de su formidable calidad poética. Agustini  posee un mundo poético propio: percibe el mundo y lo interioriza con extraordinaria sensibilidad, analiza sus emociones, sus filias y fobias y las vierte en hermosos poemas que rezuman sentimientos ahogados, ansias de felicidad y miedo a lo desconocido y misterioso, aunque también la atraen poderosamente. Destacamos cuatro notas compositivas de su poesía, que fue evolucionando de un tardorromanticismo becqueriano a un modernismo avanzado, casi a las puertas de las vanguardias, lo que se aprecia muy bien en su último libro Los cálices vacíos:

-Mirada intimista hacia el mundo: todo lo exterior lo contempla con mucho cuidado, atenta a los mínimos detalles; e inmediatamente lo interioriza y vierte en su poesía su reacción emocional y espiritual ante lo contemplado, sea una mera flor, a la gente pasar, el mar, los usos sociales, como el carnaval, etc.

-Expresión plástica y visual: sus poemas nos permiten crear imágenes en nuestra mente sobre lo que está escribiendo, sea de tono más narrativo, o más lírico, no importa. Se imbrican en armonía los aspectos externos del contenido y los elementos sentimentales, reflexivos o espirituales que los acompañan.

-Preferencia por las formas poéticas sencillas y la expresión transparente. Siguiendo la huella de Bécquer, de Machado, de Juan Ramón Jiménez, algo mayores que ella, opta por una expresión más natural, lejos de la sofisticación, más cercana a la poesía popular. Es algo más que un capricho compositivo, pues se acerca más a una expresión esencialista, honda, popular en el más genuino sentido de esta palabra (ella lo expresó muy bien en el poema donde reflexiona sobre su herencia española y germánica).

-Lirismo comunicativo subjetivo: Agustini se centra en la recepción interior del mundo, en su asimilación y en cómo determina su modo de vivir. La naturaleza, la sociedad, la historia mitificada son elementos que la conmueven. En sus poemas, nos transmite con un gran deseo de comunicación por qué ha observado y vivido de una determinada manera. Agustini desea contarnos sus pliegues íntimos más recónditos con el fin de entenderse y de ser entendida. Muchos de estos poemas están al borde de lo dialógico, pues establecen un diálogo sutil entre el yo lírico y el mundo, entre el emisor y el receptor, o entre aquel y algún protagonista de sus versos.

 

7. Interpretación y valoración

El poema “La violeta” se publicó por primera vez en setiembre de 1902, sin firma, en La Petite Revue (Montevideo, año I, N.º 12); luego se recogió en su primer poemario. Agustini tenía dieciséis años cuando escribió el poema; es asombroso que con esa edad poseyera un conocimiento del mundo natural tan amplio y preciso, y, simultáneamente, la madurez intelectual y literaria para plasmar de modo tan armónico y melodioso su visión natural de la flores desde una perspectiva estética y subjetiva.

Delmiri repasa el mundo de las flores, admira su belleza, destaca una nota cromática de cada una y, finalmente, se decanta por la violeta. Ciertamente, es una flor muy bella, pero la elegida podía haber sido otra. Esto lo admite la poeta cuando escribe “para mí”. Se trata, pues, de una visión personal del mundo de las flores, sin arrogancia, sin grandilocuencia. Expresa con naturalidad y espontaneidad su gusto. Y es aquí donde radica la gracia y frescura del poema: parece que este es parte de una charla espontánea sobre qué flor es la más bella. El yo lírico comunica con franqueza y sencillez su preferencia por una flor. Al lector se le acumulan las nueve imágenes de las nueve flores citadas como en una película.

El epifonema final recalca la belleza de la violeta, pero lo hace sin estridencias, simplemente reivindicando la hermosura escondida de una humilde flor. El poema es muy eficaz a efectos comunicativos porque, sin negar el encanto de otras flores, reivindica, en suspensión, pues el nombre no aparece hasta el final, la sencillez armónica de la flor elegida: la violeta. No importa que el lector esté de acuerdo con esa elección; lo significativo es la empatía que el lector establece con el yo lírico en su proceso intelectivo y expresivo que despliega el poema.

 

2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?

6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas a las percepciones sensoriales al mar, y cómo impactan en el poeta y, después, en el lector.

7) Localiza y explica media docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

 

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Qué palabra es la que más se repite en el poema y sirve para nuclear el sentido del poema?

2) La poeta, ¿qué sentimientos muestra hacia las flores?

3) Localiza las imágenes naturales con las que se explica la belleza de las flores individualmente. ¿Qué sensación aportan?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto la importancia del “encanto”? ¿Ejerce una influencia positiva o negativa sobre el yo lírico?

5) ¿Cuáles son las flores que enumera?

6) Observa detenidamente los adjetivos que acompañan a cada flor. ¿Qué tipo de cualidad resaltan? ¿Por qué sentido se percibe esas características? ¿Qué podemos deducir de la capacidad de observación de la poeta?

 

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un poema o texto en prosa que exprese la predilección por un elemento natural determinado; insiste en su contemplación atenta y minuciosa. Puedes imprimir un sentido intimista, como ha realizado Delmira Agustini.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y la poeta Delmira Agustini a propósito de su poema y de su vida.

3) Realiza una exposición sobre Delmira Agustini, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes que sirvan para expresar un elemento natural, como una flor, por ejemplo, a través de una contemplación intimista; serán reflejo de  un sentimiento especialmente relevante para ti, como el de admiración por la belleza, siguiendo el ejemplo de Delmira Agustini.

 

 

 

 

 

 



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