27/10/2020

Fray Luis de León: "Oda en la ascensión"; análisis y propuesta didáctica

 

"Oda en la ascensión" (VIII-2020) © SVM


FRAY LUIS DE LEÓN - Oda en la Ascensión


[1] ¿Y dejas, Pastor santo,                                    1

tu grey en este valle hondo, escuro,

con soledad y llanto?;

y tú, rompiendo el puro

aire, ¿te vas al inmortal seguro?                           5


[2] Los antes bienhadados,

y los agora tristes y afligidos,

a tus pechos criados,

de ti desposeídos,

¿a dó convertirán ya sus sentidos?                       10


[3] ¿Qué mirarán los ojos

que vieron de tu rostro la hermosura,

que no les sea enojos?

Quien oyó tu dulzura,

¿qué no tendrá por sordo y desventura?              15


[4] Aqueste mar turbado,

¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto

al viento fiero, airado?

Estando tú encubierto,

¿qué norte guiará la nave al puerto?                   20


[5] ¡Ay!, nube, envidiosa

aun deste breve gozo, ¿qué te aquejas?

¿Dó vuelas presurosa?

¡Cuán rica tú te alejas!

¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!         25




1. ANÁLISIS


1. Resumen
    Este hondo poema de fray Luis de León (Belmonte, Cuenca, 1527 – Madrigal de las Altas Torres, Ávila, 1591) expresa el lamento por la ascensión, elevación o subida de Jesús a los cielos, tras su resurrección. Es una fiesta cristiana que se celebra cuarenta días después del Domingo de Resurrección. En la primera estrofa llora el ascenso de Jesús, presentado como un pastor, que deja detrás a su rebaño. En la segunda comunica el resultado inmediato: los hombres se quedan huérfanos, llorosos y perdidos. Ya no hay qué mirar ni qué oír que siquiera se asemeje a la belleza y bondad de Cristo, como se expresa en la tercera estrofa.
    En la siguiente presenta la vida humana como una frágil nao que ha de realizar una peligrosa travesía marítima por mal peligroso y tormentoso. En la quinta y última estrofa reprocha a una nube que se queje por la ausencia de Jesús, pues ella, después de todo, fue el último en verlo; su movimiento en el cielo sigue la estela dejada por Cristo, de ahí que el sujeto lírico vuelva a lamentar que el hombre quede solo, como huérfano, en el mundo terrenal. 2. Tema del poema     
    Los temas que plantea el poema son: -La ascensión de Cristo a los cielos deja a los hombres dolidos y huérfanos, sin nadie que los cuide o guíe.
El poema consta de veinticinco versos agrupados en cinco estrofas. Cada estrofa está compuesta por cinco versos; el primero, tercero y cuarto son heptasílabos; el segundo y el quinto, endecasílabos; la rima es consonante, y se establece así: 7a, 11B, 7a, 7b, 11B. Forman la estrofa denominada lira; es de procedencia italiana. El genial poeta Garcilaso de la Vega la introdujo en la poesía española en la segunda y tercera décadas del siglo XVI, en pleno Renacimiento.
-El sentimiento de abandono por el ascenso de Cristo convierte a la vida humana en algo oscuro y doloroso de sobrellevar. -La vida es oscuridad sin la luz irradiada por Jesús. 3. Apartados temáticos     
    El poema, atendiendo a su contenido, se estructura en dos partes: -Estrofas 1-4 (vv. 1-20): interpelación a Dios, “Pastor Santo”, por haber permitido que Jesús ascienda a los cielos y los hombres queden huérfanos de su amparo y luz. -Estrofa 5 (vv. 21-25): reproche a una nube, que puede seguir la estela de Cristo, y expresión dolorida y amarga del lamento por la ausencia de Jesús. 4. Rima, medida de los versos y estrofa empleada 

    El poema consta de veinticinco versos agrupados en cinco estrofas. Cada estrofa está compuesta por cinco versos; el primero, tercero y cuarto son heptasílabos; el segundo y el quinto, endecasílabos; la rima es consonante, y se establece así: 7a, 11B, 7a, 7b, 11B. Forman la estrofa denominada lira; es de procedencia italiana. El genial poeta Garcilaso de la Vega la introdujo en la poesía española en la segunda y tercera décadas del siglo XVI, en pleno Renacimiento. 5. Comentario estilístico

    El cielo o paraíso cristiano se alude a través de un hermoso circunloquio: “inmortal seguro” (v. 5); son dos adjetivos sin un sustantivo de referencia; el efecto elíptico adensa la significación poderosamente y aumenta su poder expresivo. La importancia de ese lugar elidido se ve potenciada por el adjetivo “puro”, referido al aire que atraviesa Cristo en su elevación. La anáfora de la conjunción “y” (vv. 1 y 4) expresa el estupor del sujeto lírico ante el sentimiento de orfandad. La bimembración de “soledad y llanto” (v. 3) metaforiza vivamente la angustia y desasosiego humano por la ida de Jesús.
    El poema presenta una construcción original y eficaz. El recurso esencial sobre el que se vertebra es el de la interrogación retórica (aparecen diez en el conjunto del poema). En la primera estrofa hay dos. Apela a Cristo a través de la metáfora bíblica “Pastor santo” (v. 1). Presenta a Dios como un pastor que abandona a su rebaño, formado pro la humanidad. El mundo se ve como un lugar siniestro y doliente; se expresa con la imagen de “este valle hondo, escuro” (v. 2).     La segunda lira solo tiene una interrogación retórica, pero, al situarse en el último verso, aumenta su efecto comunicativo. Se detectan dos antítesis que provocan una potente intensidad expresiva; “bienhadados” (v. 6) se contradice con “tristes y afligidos” (v. 7); así eran los hombres, así son ahora tras la ida de Jesús. “Criados” (v.8) se opone a “desposeídos (v. 9), generando la misma intensificación comunicativa. La interrogación retórica final contiene una metáfora algo sinestésica: los hombres no tienen dónde mirar ante su soledad.
    La tercera estrofa se concentra en dos atributos de Jesús: la mirada y la palabra. Ambos encarnan la “hermosura” (v. 12) espiritual y la sabiduría de la palabra de Dios. Todo lo escuchado posteriormente es “enojo”, pues carece de valor salvador. Existe una comparación hiperbólica en estos dos sentidos: nada es igualable a la belleza y poder de la mirada y la palabra emanadas de Cristo. Sin él, nada hay que mirar ni escuchar, pues todo es muy inferior, vil y despreciable. La anáfora cuádruple, acompañada de sus paralelismos, formada por “¿Qué…?”, interrogativo o no, crea un adensamiento significativo muy expresivo.
    La cuarta estrofa casi desarrolla una alegoría, a través de la metáfora del mundo y la vida como un “mar turbado” (v. 16), dominado por un “viento fiero, airado” (18); el hombre y su devenir es una “nave” que busca un “puerto” (v. 20) seguro; solo Cristo lo puede proporcionar, pero se ha ido y no hay “norte” (v. 20) o estrella polar que asegure su derrotero.    
    La quinta y última estrofa contiene tres exclamaciones retóricas, una al principio de la misma y dos, en posición paralelística, al final. También aparecen dos interrogaciones retóricas, pero no dirigidas a la divinidad, sino a la nube que contempló la ascensión de Cristo y ahora sigue su estela. El sujeto lírico le reprocha a la nube que se lamente de la ida de Jesús, pues peor ha quedado él. La repetición del ¡ay! aumenta el dramatismo de la escena. El oxímoron final doble, formado por “¡Cuán rica tú te alejas!” (v. 24) frente a “¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!” (v. 25) amplifica el tono dolorido y lastimero del estado espiritual del sujeto lírico, extensible a todos los humanos, pues habla en primera persona del plural. El epifonema que cierra el poema recoge muy bien esta idea final de desolación.  
    Hemos podido apreciar, a lo largo de este poema, un estilo contenido, armónico y transparente. En toda la oda, se aprecia la consecución de un equilibrio y armonía entre el fondo y la forma. La expresión del dolor se contiene y refrena, pero dejando una huella de intensidad expresiva. El léxico es llano, preciso y tremendamente apropiado. El tono oscila entre lo discursivo, un leve coloquialismo dialogante y el razonamiento apasionado. 6. Contextualización
    Fray Luis de León (Belmonte, Cuenca, 1527 – Madrigal de las Altas Torres, Ávila, 1591) es uno de los más importantes poetas españoles de todos los tiempos, a pesar de su breve obra. Hombre de una inteligencia y formación superior, miembro de la orden religiosa agustina, ejerció la cátedra de Sagradas Escrituras en la Universidad de Salamanca. Sus posiciones aperturistas y tolerantes le costaron un largo y doloroso proceso inquisitorial que incluyó una estancia en la cárcel. Su grandeza de espíritu se aprecia muy bien en la famosa anécdota que recoge su saludo a los alumnos tras abandonar la prisión: “como decíamos ayer…”.     Tradujo al castellano, con glosa explicativa el libro bíblico Cantar de los cantares. En De los nombres de Cristo explica eruditamente todos los vocablos usados para referirse a Jesucristo. La perfecta casada deviene en un tratado del perfecto y cristiano comportamiento dentro del matrimonio de la mujer cristiana; sus posiciones son de total respeto y consideración hacia la mujer; y también prescribe las correspondientes reglas de respeto para el hombre, en justa reciprocidad. En Forma de vivir de los frailes agustinos descalzos realiza una síntesis del modo, usos y costumbres más convenientes para su orden religiosa, buscando la autenticidad y el modelo de vida monástica más sencillo y acorde con la religión cristiana. Sus poseías gozaron de amplia divulgación en manuscritos ya en vida del autor. La primera edición impresa se debe a Francisco de Quevedo, en el año 1631; las publicó como modelo que contrarrestara la influencia culterana en la literatura española. 7. Interpretación y valoración      
 Este maravilloso poema nos permite comprender las firmes creencias religiosas de fray Luis de León y su sentimiento de orfandad por la ausencia de Cristo, el Dios encarnado en hombre. Los hombres necesitan un “norte” que guíe sus vidas con certeza, sabiendo que la muerte no es el final, sino el principio de otra existencia eterna y superior.    

    Por otro lado, el poema nos dice mucho de su autor: busca la certeza de la presencia de Cristo, refugio frente a las tormentas de la vida. Fray Luis de León dialoga con Cristo y con la nube; al primero, le pide que vuelva; a la segunda, le indica que ha tenido mucha suerte y no tiene nada de qué quejarse, no como él.

    Ciertamente, el poema contiene un mensaje claro: el sentimiento de pérdida y orfandad del creyente cristiano que anhela que Cristo permanezca entre los hombres para que sea refugio y luz en la travesía de la existencia. Fray Luis de León lo expresa con gran belleza, basada en la autenticidad y el manejo muy diestro de la lira; la selección léxica, a fuerza de pureza y propiedad, parece contemporánea, lo que nos da una idea del acierto en la selección de vocablos que siguen siendo adecuados para expresar emociones concretas.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA     (Las actividades que se presentan a continuación pueden ser de realización individual o en grupos, en clase o en casa, de forma oral o escritas, según la dinámica y conveniencia de la clase; el empleo de medios TIC es conveniente para alcanzar mejores resultados). 2.1. Comprensión lectora 1) Resume el contenido del poema. 2) Señala sus apartados temáticos y su tema. 3) Analiza la rima y la medida de los versos y establece el tipo de estrofa y de composición utilizada. 4) Localiza y analiza algunos recursos estilísticos y explica sus efectos estéticos sobre el poema. 5) Indica cómo apreciamos el tono comunicativo, casi dialogado, en este poema. 2.2. Interpretación y pensamiento analítico 1) Explica con tus palabras los efectos de la ascensión de Cristo en la persona. 2) ¿Qué tipo de valores y estilo de vida son los más convenientes para el cristiano? 3) ¿A quién se dirige el poeta de modo explícito? ¿Qué les ruega? 4) ¿Cómo apreciamos su sentido espiritual de la vida a lo largo del poema? 2.3. Fomento de la creatividad 1) Transforma el contenido del poema en un relato, o pequeña pieza teatral, respetando más o menos el contenido, aclimatado a nuestros días.
2) Imagina una entrevista de la clase con fray Luis de León. ¿Qué preguntas le dirigirías? ¿Por qué?
3) Realiza un póster o presentación TIC con la vida y la obra literaria de fray Luis de León en el que se aprecie su potente originalidad y capacidad intelectual y artística.
4) Organiza un recitado de este poema, o de otros del mismo autor, con imágenes o con música, ante la clase o la comunidad educativa, en la que se aprecie su belleza. 




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