27/10/2020

Fray Luis de León: "Oda III; a Francisco Salinas"; análisis y propuesta didáctica

 

Nigrán, Pontevedra (VIII-2020) © SVM


FRAY LUIS DE LEÓN - Oda III (1577) A Francisco Salinas

[1] El aire se serena                                     1

y viste de hermosura y luz no usada,

Salinas, cuando suena

la música estremada,

por vuestra sabia mano gobernada.               5


[2] A cuyo son divino

el alma, que en olvido está sumida,

torna a cobrar el tino

y memoria perdida

de su origen primera esclarecida.                 10


[3] Y como se conoce,

en suerte y pensamientos se mejora;

el oro desconoce,

que el vulgo vil adora,

la belleza caduca, engañadora.                   15


[4] Traspasa el aire todo

hasta llegar a la más alta esfera,

y oye allí otro modo

de no perecedera

música, que es la fuente y la primera.         20


[5] Ve cómo el gran maestro,

aquesta inmensa cítara aplicado,

con movimiento diestro

produce el son sagrado,

con que este eterno templo es sustentado.   25


[6] Y como está compuesta

de números concordes, luego envía

consonante respuesta;

y entrambas a porfía

se mezcla una dulcísima armonía.                30


[7] Aquí la alma navega

por un mar de dulzura, y finalmente

en él ansí se anega

que ningún accidente

estraño y peregrino oye o siente.                  35


[8] ¡Oh, desmayo dichoso!

¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido!

¡Durase en tu reposo,

sin ser restituido

jamás a aqueste bajo y vil sentido!               40


[9] A este bien os llamo,

gloria del apolíneo sacro coro,

amigos a quien amo

sobre todo tesoro;

que todo lo visible es triste lloro.                 45


[10] ¡Oh, suene de contino,

Salinas, vuestro son en mis oídos,

por quien al bien divino

despiertan los sentidos

quedando a lo demás amortecidos!              50




  1. ANÁLISIS

  1. Resumen

Este hermosísimo poema de fray Luis de León (Belmonte, Cuenca, 1527 – Madrigal de las Altas Torres, Ávila, 1591) recrea los efectos emocionales y espirituales de la música ejecutada por Francisco Salinas, al escucharla. El aire y la luz entran en un estado de purificación tranquila. En la segunda estrofa se describen los efectos de esa música en el alma del oyente; se transporta a sus orígenes más genuinos. La tercera estrofa expresa los efectos sobre el alma que vuelve a sus orígenes primeros: rechaza las riquezas y la belleza física como algo caduco y falso. El alma, estamos en la cuarta estrofa, guiada por la música de Salinas, inicia un viaje espiritual hacia la esfera más alta, la divina, donde escucha la melodía divina, que es la auténtica y primera en existir, pues procede de Dios. En la quinta estrofa se describe como una visión: es el propio Dios tocando una cítara, de la que emana una música maravillosa y tan potente que sustenta el orden y armonía de la creación entera. En la sexta estrofa explica que ambas melodías se entremezclan, pues proceden del mismo espíritu divino, creando un efecto balsámico sobre el escuchante. En la séptima estrofa, se explica que el alma de este se sumerge en un viaje placentero de armonía divina, olvidándose de las tribulaciones y penurias humanas. La octava estrofa explica que este viaje es un éxtasis arrebatador, una estado de felicidad absoluta que ojalá no acabara nunca. La novena estrofa se resuelve en una apelación a los amigos del sujeto lírico para que escuchen esta música, apreciada como un tesoro, y se dejen embriagar por sus efectos benéficos. La décima y última estrofa apostrofa al músico Salinas para que continúe tocando su melodía constantemente, porque lo transporta a la esfera divina, dejando a un lado las miserias humanas.


  1. Tema del poema

Los temas que plantea el poema son:

-La escucha de la música calma el ánimo y permite acceder a un nivel de entendimiento espiritual superior.

-Las melodías inspiradas son un camino de superación de los afanes materiales y conocimiento de las verdades eternas.

-Invitación al músico Salinas para que no cese en su ejecución musical y a los amigos para que escuchen con atención y poder comprender la arquitectura religiosa de la existencia.


  1. Apartados temáticos

El poema, atendiendo a su contenido, se estructura en tres partes:

-Estrofas 1-7 (vv. 1-35): descripción de la música de Salinas, imbricación con la divina y efectos sobre los sentidos del oyente.

-Estrofa 8 (vv. 36-40): exposición exaltada de los efectos benéficos de orden espiritual de la música de Salinas.

-Estrofas 9-10 (vv. 41-50): exhorto a los amigos y al profesor y músico Salinas para que aquellos escuchen y este ejecute su música, pues es una vía de purificación espiritual.


  1. Rima, medida de los versos y estrofa empleada

Cada estrofa está compuesta por cinco versos; el primero, tercero y cuarto son heptasílabos; el segundo y el quinto, endecasílabos; la rima es consonante, y se establece así: 7a, 11B, 7a, 7b, 11B. Forman la estrofa denominada lira; es de procedencia italiana. El genial poeta Garcilaso de la Vega la introdujo en la poesía española en la segunda y tercera décadas del siglo XVI, en pleno Renacimiento.


  1. Comentario estilístico

El poema se abre, en la primera estrofa, con una personificación metaforizada de enorme plasticidad: “el aire se serena / y viste de hermosura y luz no usada” (vv. 1-2). La melodía de la música de Salinas transforma la atmósfera entera, como da a entender la palabra “aire”; este entra en una situación de calma, de belleza y de una especial y rara luminosidad. Vemos el efecto sinestésico producido por los sustantivos que afectan a distintos sentidos o modos de captar el ambiente. La apóstrofe dirigida al músico, “Salinas” (v. 3), expresa muy bien cierto carácter coloquial que aparece en el poema; es como una conversación de amigos. Los dos últimos versos de esta lira aclaran las circunstancias particulares de la acción que provoca tal cambio en la naturaleza: es la música “estremada” (v. 4), es decir, perfecta, exquisita, ejecutada, o dirigida, por el propio Salinas. “Sabia mano” (v. 4) es una metáfora del conocimiento y la experiencia musical de Salinas; también en ella encontramos una metonimia referida al dominio profundo del arte musical del catedrático salmantino.

En la segunda estrofa se describe el primer efecto benéfico del “son divino” de la música de Salinas: el alma del oyente despierta y comienza a recordar su origen claramente. La melodía se eleva a una categoría superior a la meramente humana. El hombre vive perdido en las telarañas de la ignorancia y recupera el sentido de las cosas, metaforizado a través de “tino” (v. 8). Los encabalgamientos e hipérbatos sirven para dotar de una sensación de continuidad y coherencia.

En la tercera estrofa, el hombre, al que se refiere a través de la metonimia de “alma” en estas tres primeras estrofas, reconoce su primera y auténtica identidad, purificándose y mejorándose. Se percibe en que rechaza las riquezas, al que se alude por la metonimia de “oro” (v. 13) y la belleza externa, “caduca” (v. 15), efímera en todo caso; abandona los elementos materiales por los que la gente común, valorado negativamente a través de la expresión “vulgo vil” (v. 14), suspira. Podemos observar el proceso de ascensión y purificación del hombre escuchando la música de Salinas.

La cuarta estrofa profundiza en los efectos positivos de la escucha de esta música tan especial. La elevación llega al territorio de lo divino, al que se alude a través de la metáfora de “la más alta esfera” (v.17). En ese lugar metafórico, el alma escucha la música celestial, a la que nombra por una lítote, “no perecedera” (v. 19). Ya antes se había aludido a que es el manantial de origen y la que ostenta la primacía; ahora se recuerda con una bella elipsis y bimembración: “que es la fuente y la primera” (v. 20).

La quinta estrofa profundiza y describe lo que encuentra en la “alta esfera”: el gran maestro, circunloquio metaforizado para referirse a Dios, el Creador, es quien toca una “inmensa cítara” (v. 22) y produce la música divina (se refiere a ella a través de la metáfora “son sagrado” (v. 24), con un bello efecto de aliteración de la /s/) que sustenta, armoniza y embellece “este templo” (v. 25), es decir, el universo entero. Esto es, justamente, lo que el alma entiende en su despertar cuando, a través de la música de Salinas, accede a un conocimiento superior. Hemos pasado de un plano sensitivo a otro espiritual.

La sexta estrofa expresa la concordancia que existe entre la música divina y la humana; aquella encuentra eco en esta, pues corresponde a la misma partitura (alude a ello con la metáfora “números concordes”, v. 27). Las dos melodías se fusionan casi en una competición juguetona (“a porfía”, v. 29 alude a ello) en una sola, con total concordancia y belleza, a lo que se refiere la metáfora “dulcísima armonía” (v. 30); la sinestesia contenida en la expresión aumenta la expresividad de esa música.

El oyente se zambuye en esa melodía con efectos benéficos. Se identifica con una navegación por un “mar de dulzura” (v. 32), metáfora de un estado extático. Llega a tal punto que los sentidos se suspenden. Dos hermosos paralelismos expresan ese estado de entrega: “estraño y peregrino”, por un lado; “oye o siente” (v. 35), por el otro. Refuerzan el sentido de entrega a un estado de felicidad absoluta.

La octava estrofa transmite el arrobamiento producido por la música de Salinas, ya no humana, sino divina, o eco de ella. Son cuatro metáforas, de naturaleza espiritual, para expresar esa situación, identificada con “desmayo” (v. 36), “muerte” (v. 37), “olvido” (v. 37) y “reposo” (v. 38); aluden al arrobamiento que produce en el alma la melodía de Salinas. Cada uno de esos cuatro sustantivos se acompañan de un adjetivo o sintagma adjetivado que provoca una sinestesia y una paradoja. El desmayo es “dichoso”, la muerte “da vida”, el olvido es “dulce” y el reposo es restituyente. Todos ellos provocan que el ama abandone el “bajo y vil sentido” (v. 40), metáfora de la materialidad o corporeidad del hombre, de sustancia negativa, como recuerda la bimembración de los adjetivos negativos en posición sinestésica: “bajo y vil”. En resumen, esta estrofa expresa el estado de felicidad suprema en la que el alma está suspendida, fuera de sí, en las esferas espirituales de orden divino.

La novena estrofa posee un carácter apelativo o apostrófico dirigido a los amigos. Desea compartir con ellos el “bien” (v. 41) y la “gloria” (v. 42) provocada por la audición de la música, ahora sí, divina (así lo recuerda la metáfora “sacro coro”, v. 42), que envuelve el universo entero. Tal es la felicidad o amor provocados que la ambiciones materiales quedan en nada, pues la existencia se resume en dolor y pena, como nos recuerda la metáfora “triste lloro” (v. 45).

La décima y última estrofa también posee naturaleza invocativa o exhortativa; apostrofa a Salinas, su amigo, para que continúe ejecutando sin cesar esa música que hace que el alma se comunique con la divinidad y la bondad infinitas, como declara la metáfora “al bien divino” (v. 48). Es tal su poder salutífero que los aspectos materiales o sensitivos de la existencia quedan anulados o “amortecidos” (v. 50). La música de Salinas se revela, pues, como un camino de ascensión espiritual, desprendiéndose de los embarazos materiales, hasta alcanzar un arrobamiento espiritual de orden superior, identificable con la felicidad absoluta. Se trata de saber escucharla y comprenderla, pues en ella se contiene la música celestial que sustenta el universo; solo los humildemente sabios saben llegar ahí. El epifonema que cierra el poema recoge muy bien esta idea final.

Hemos podido apreciar un estilo contenido, armónico y transparente. En toda la oda, se aprecia la búsqueda de un equilibrio y armonía entre el fondo y la forma. El léxico es llano, preciso y tremendamente apropiado. El tono oscila entre lo discursivo, un leve coloquialismo dialogante y el razonamiento apasionado.


  1. Contextualización

Fray Luis de León (Belmonte, Cuenca, 1527 – Madrigal de las Altas Torres, Ávila, 1591) es uno de los más importantes poetas españoles de todos los tiempos, a pesar de su breve obra. Hombre de una inteligencia y formación superior, miembro de la orden religiosa  agustina, ejerció la cátedra de Sagradas Escrituras en la Universidad de Salamanca. Sus posiciones aperturistas y tolerantes le costaron un largo y doloroso proceso inquisitorial que incluyó una estancia en la cárcel. Su grandeza de espíritu se aprecia muy bien en la famosa anécdota que recoge su saludo a los alumnos tras abandonar la prisión: “como decíamos ayer…”.

Tradujo al castellano, con glosa explicativa el libro bíblico Cantar de los cantares. En De los nombres de Cristo explica eruditamente todos los vocablos usados para referirse a Jesucristo. La perfecta casada deviene en un tratado del perfecto y cristiano comportamiento dentro del matrimonio de la mujer cristiana; sus posiciones son de total respeto y consideración hacia la mujer; y también prescribe las correspondientes reglas de respeto para el hombre, en justa reciprocidad. En Forma de vivir de los frailes agustinos descalzos realiza una síntesis del modo, usos y costumbres más convenientes para su orden religiosa, buscando la autenticidad y el modelo de vida monástica más sencillo y acorde con la religión cristiana. Sus poseías gozaron de amplia divulgación en manuscritos ya en vida del autor. La primera edición impresa se debe a Francisco de Quevedo, en el año 1631; las publicó como modelo que contrarrestara la influencia culterana en la literatura española.


  1. Interpretación y valoración

Este maravilloso poema nos permite comprender los efectos benéficos de la música en la persona. Establece una elevación del espíritu hacia “esferas” superiores donde la armonía, la belleza y la tranquilidad dominan el marco. Para vidas tan agitadas como las que vivimos hoy, suponen un oasis de paz y sosiego. 

Por otro lado, el poema nos dice mucho de su autor: busca el sosiego y concentrarse en los valores espirituales, lejos de los afanes materiales de la vida común. Fray Luis de León dialoga con sus amigos y con el autor de esa música que le entusiasma. Les comunica su entusiasmo y los exhorta a que compartan con él esa experiencia entre la purificación y el alejamiento de los afanes cotidianos a través de la música. 

Ciertamente, el poema contiene un mensaje fácilmente compartible por la mayoría de los lectores, de ayer y de hoy: la música, cuando es auténtica y hermosa, ayuda a sobrellevar los problemas y proporciona momentos de felicidad a través del transporte a otras dimensiones perceptivas. Fray Luis de León lo expresa con gran belleza, basada en la autenticidad y el manejo muy diestro de la lira; la selección léxica parece contemporánea, lo que nos da una idea del acierto en la selección de vocablos que siguen siendo apropiados para expresar emociones concretas.


  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las actividades que se presentan a continuación pueden ser de realización individual o en grupos, en clase o en casa, de forma oral o escritas, según la dinámica y conveniencia de la clase; el empleo de medios TIC es conveniente para alcanzar mejores resultados).


2.1. Comprensión lectora

1) Resume el contenido del poema.

2) Señala sus apartados temáticos y su tema.

3) Analiza la rima y la medida de los versos y establece el tipo de estrofa y de composición

utilizada.

4) Localiza y analiza algunos recursos estilísticos y explica sus efectos estéticos sobre el

poema.

5) Indica cómo apreciamos el tono comunicativo, casi dialogado, en este poema.


2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) Explica con tus palabras los efectos de la música en la persona.

2) ¿Qué tipo de valores y estilo de vida propicia la buena música?

3) ¿A quién se dirige el poeta de modo explícito? ¿Qué les ruega?

4) ¿Cómo apreciamos su sentido espiritual de la vida a lo largo del poema?


2.3. Fomento de la creatividad

1) Transforma el contenido del poema en un relato, o pequeña pieza teatral, respetando más o menos el contenido, aclimatado a nuestros días.

2) Realiza un póster o presentación TIC con la vida y la obra literaria de fray Luis de León en el que se aprecie su potente originalidad y capacidad intelectual y artística.

2) Imagina una entrevista de la clase con fray Luis de León. ¿Qué preguntas le dirigirías? ¿Por qué?

4) Organiza un recitado de este poema, o de otros del mismo autor, con imágenes o con música, ante la clase o la comunidad educativa, en la que se aprecie su belleza. 


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