26/10/2020

Historia de la Literatura Española (7). El Neoclasicismo o la Ilustración. El ensayo en el siglo XVIII.

 

Río Miño en Tui, Pontevedra (VIII-2020) © SVM

 

TEMA 1: EL ENSAYO EN EL SIGLO XVIII. JOVELLANOS

 

1. CONTEXTO CULTURAL 

 

Con el siglo XVIII comienza la Edad Contemporánea. Europa revisa críticamente el orden establecido con el deseo de conseguir un mundo más justo y feliz. Entra en crisis el denominado Antiguo Régimen. Se afianza en toda Europa un movimiento cultural denominado Ilustración, cuyas características son:

a) La razón es la única fuente de conocimiento, en lugar de Dios, las costumbres o lo dicho por los antiguos. Se rechaza el criterio de autoridad, se impulsan las ciencias y el método experimental (Descartes, Newton). Por este motivo se denomina al periodo Siglo de las Luces.

b) El fundamento racional del saber favorecerá el avance técnico y científico (Revolución industrial) y una concepción materialista y burguesa del mundo que busca la utilidad. En literatura esto influye en el predominio de géneros didácticos –ensayo, fábula- y la decadencia de los géneros de ficción.

c) Se impone la tolerancia religiosa y una religión natural, basada en la bondad del ser humano. Se extienden el deísmo (creencia en un ser superior, pero no en una religión determinada) y el ateísmo.

d) El sistema político es el Despotismo ilustrado. Se debe buscar el bien para los ciudadanos (“todo para el pueblo, pero sin el pueblo”).  Se impulsan las instituciones culturales, como la Real Academia de la Lengua (1714).

Francia es el país que impulsa el pensamiento ilustrado. Allí se edita la Enciclopedia (es una obra que pretendía recoger y divulgar todos los saberes de la época, defendiendo la libertad y el uso de la razón). Posteriormente, se iniciará (1789) la Revolución Francesa.

           

2. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL S. XVIII

 

El movimiento que se identifica con el s. XVIII es el Neoclasicismo. A pesar de ello, durante esta centuria se suceden varias tendencias artísticas y literarias:

a) El postbarroquismo: los últimos coletazos del Barroco, reducido a un arte puramente formal, extravagante y sin contenido, perdurarán hasta que a mediados de siglo los sectores más cultos impongan los nuevos criterios neoclásicos.

b) El Neoclasicismo: sigue los postulados de la Ilustración (independencia intelectual, criticismo, finalidad práctica...). Es la corriente más importante e influyente, por lo que se le prestará especial atención. Se vuelve al clasicismo francés y a los modelos clásicos grecolatinos. El arte debe someterse también a la razón y a las normas, de ahí que se destaque por:

- Búsqueda de la verosimilitud. La obra literaria debe ser creíble y razonablemente realista.

- Estricta distinción de géneros y unidad de estilo, evitando la mezcla de lo trágico y lo cómico, el verso y la prosa, el tono elevado con el familiar...

- Imitación de los modelos clásicos, vistos como modelos, pues ellos habían alcanzado la cima de la perfección.

- Finalidad moral y educativa. La obra no sólo debe entretener, sino también enseñar.

Todo ello dificultará el desarrollo de una literatura imaginativa y la expresión de sentimientos sinceros, dando lugar a una literatura formalmente correcta, pero carente de emoción y espontaneidad. Por ello, la prosa divulgativa y el ensayo serán los géneros preferidos.

c) El Prerromanticismo: algunas ideas de la Enciclopedia (fraternidad, humanitarismo...) y de Rousseau (el hombre como ser naturalmente bondadoso, pero frecuentemente corrompido por la civilización y el progreso) alientan la expresión sensible y melancólica de los sentimientos. Se revaloriza el individualismo, la Naturaleza, el instinto y el sentimiento, y que anticipa el Romanticismo del XIX.

 

3. LA POESÍA NEOCLÁSICA

 

Se pueden distinguir tres tendencias poéticas dentro del siglo XVIII:

a) Poesía rococó: Sus temas preferidos son el amor y la belleza femenina, en ambiente ligero y juguetón, de coquetería y fiesta, con tendencia a la frivolidad. La naturaleza amable, sensual y placentera ejerce de marco poético. Juan Meléndez Valdés es el poeta más representativo de esta corriente. La anacreóntica es la expresión poética más utilizada: breves poemas heptasílabos con rima asonantada que trata asuntos sensuales y amables.

b) Poesía ilustrada: Suele ser una poesía de tema social e intención satírica (censura la vida desordenada y la inmoralidad de ciertas conductas). Las fábulas de Esopo fueron objeto de imitación pues servían para enseñar buenas costumbres y transmitir sentimientos nobles. Los fabulistas más notables fueron el canario Tomás de Iriarte y el riojano Félix M.ª Samaniego (Laguardia, Álava, 1745-1801) (texto 1).

c) Poesía prerromántica: En la parte final del siglo surgió una poesía emocional, subjetiva y atenta a transmitir los sentimientos personales de los poetas, preludio del Romanticismo. El mismo Jovellanos, Meléndez Valdés, etc.

 

4. EL TEATRO NEOCLÁSICO

 

El teatro neoclásico era entendido como un instrumento educativo: tanto de la moral como de la estética. Son obras en prosa, que siguen las reglas de las tres unidades (lugar, tiempo y acción), verosímiles y realistas. El dramaturgo más importante es Leandro Fernández del Moratín (Madrid, 1760-París, 1828). En La comedia nueva o El café critica el teatro exagerado, gesticulante y deformado del posbarroquismo.

Su pieza más célebre es El sí de las niñas; critica la educación servil que recibían las mujeres de la época, junto con el abuso de autoridad de los padres. Doña Irene, viuda algo pobreta, quiere casar a su bella hija doña Francisca con el viejo don Diego, acaudalado; así, se acabarían sus problemas económicos. La hija, recluida en un convento, sale para conocer a su pretendiente, pero conoce a don Carlos, sobrino de su futuro marido; ambos se enamoran perdidamente. Enterado don Diego, comprende la aberrante situación personal y arregla la situación de modo natural, a pesar de la oposición de la madre de la chica: permite y favorece el matrimonio de su sobrino con doña Francisca. La trama resulta fluida y muy bien engarzada; los diálogos y los ambientes son realistas y cotidianos.

 

5. LA PROSA DIDÁCTICA Y EL ENSAYO

 

5.1. La intención instructiva y propedéutica de los escritores neoclásicos

 

El carácter pragmático y de intencionalidad educativa de la cultura neoclásica favorece el predominio de autores que manifiestan su intención didáctica y de crítica social. Entre los temas que trataron estos escritores ocupa un lugar preferente la decadencia del país: analizaban sus causas y las posibles soluciones al estado de postración en España. La educación fue otro tema importante porque se creía que la educación constituía el instrumento para remediar los males de la sociedad. Los ilustrados contribuyeron también a revalorizar la importancia de la función social de la mujer reclamando para ella un papel más activo dentro de la sociedad. Otros temas tratados fueron la necesidad de la dignificación del trabajo, la religión, las costumbres...

 

5.2. Caracterización del ensayo y su cultivo en el S. XVIII

 

En el siglo XVIII, la prosa de ideas recurre a modalidades literarias muy diversas: algunas ya cultivadas anteriormente como la carta, el diálogo o los discursos; otros son nuevos como los informes, las memorias o las reflexiones. Todo este conjunto de manifestaciones puede reunirse bajo la etiqueta de ensayo, género que se caracteriza por expresar, con afán divulgador, una opinión personal sobre algún tema de actualidad, a menudo escrito en primera persona, accesible para la mayoría del público.

El ensayo se identifica, pues, con un texto generalmente de corta extensión, de carácter sugeridor e interpretativo, dirigido a lectores no especializados, que aborda, con pretensiones de originalidad, desde un punto de vista personal y con decidida voluntad de estilo, asuntos muy diversos (políticos, sociológicos, históricos, morales, religiosos, estéticos...) para lo cual adopta una estructura flexible.

Los aspectos más relevantes del género ensayístico son los siguientes:

a) Tiene un carácter didáctico y divulgativo y suele estar dirigido a un lector no especializado. Busca la persuasión del lector. Por eso su desarrollo es libre. El ensayo no presenta una ordenación rigurosa y el pensamiento puede fluir sin un orden lineal, aunque el autor busca una organización interna que refuerce su argumentación y potencie el estilo.

b) La estructura es abierta, tanto en el plano formal como en el conceptual. Alternan la estructura analítica (presentación de la tesis seguida de su argumentación), sintética (exposición de casos concretos que llevan a una conclusión) y la paralela (combinación de las dos anteriores). Con todo, un ensayo normal sigue la estructura de: presentación de la tesis, argumentación y conclusión.

c) Presenta un estilo cuidado, con intencionalidad estética. El ensayista cultiva una prosa con características literarias (función estética del lenguaje). La exposición y la argumentación son las formas de elocución que con mayor frecuencia se utilizan.

 

6. PRINCIPALES ENSAYISTAS DEL S. XVIII

 

6.1. Benito Jerónimo Feijoo (Pereiro de Aguiar, Orense, 1676- Oviedo, 1764)

 

Feijoo fue un teólogo y fraile benedictino que enseñó, entre otras instituciones, en la universidad de Oviedo. Su labor fue eminentemente crítica. Luchó por la modernización de la mentalidad española y quería acabar con los errores, las supersticiones y los prejuicios del pueblo. La experiencia, la observación y la crítica eran para él las bases del progreso humano. Estos ideales se aplican en sus ensayos, dotados siempre de una estructura muy sencilla, para que puedan ser entendidos por un público amplio. En el terreno de la ciencia, Feijoo afirmaba que la física experimental constituía la única disciplina útil y procuraba siempre comprobar sus teorías mediante la experimentación.

Sus dos obras fundamentales fueron Teatro crítico universal (1726-1739 ) y Cartas Eruditas. Ambas están compuestas por artículos que tocaban los temas más diversos: medicina, ciencias naturales, geografía e historia, literatura, etc. Como la mayoría de los intelectuales de su tiempo, condena rotundamente el estilo demasiado adornado e ingenioso (como los juegos de palabras, característicos de la prosa quevedesca) y defiende la naturalidad y la espontaneidad: el arte debe ser sencillo y no forzado. En cualquier caso, su intención es más científica y docente que estética.

 

6.2. José de Cadalso (Cádiz, 1741-San Roque, Cádiz, 1782)

 

La vida de José Cadalso está marcada por su condición de militar y por la amplia formación humanística y cosmoplita que recibió durante su juventud. Por la publicación de una obra satírica sufrió destierro temporal y murió a causa de heridas de combate, en el asedio español a Gibraltar (que acabó, infructuosamente, en 1783).

Su primera obra relevante son las Noches lúgubres; están protagonizadas por un sepulturero y un joven que acude al cementerio para intentar suicidarse junto a la tumba de su amada. La situación da pie a reflexiones sobre la naturaleza del hombre, la razón y la sinrazón, la justicia o la licitud del suicidio. Por su tono desesperado y algo morboso esta obra ha sido considerada una de las primeras manifestaciones del espíritu romántico en la literatura española.

Pero la obra principal de Cadalso son las Cartas marruecas; se recoge el intercambio epistolar entre el joven moro Gazel, de visita en España, su maestro Ben Beley, que se encuentra en Marruecos y el español Nuño Núñez. En sus cartas, estos personajes discuten críticamente sobre las costumbres y las creencias de los españoles. Presenta la realidad del país desde los ojos de un extranjero.

En las Cartas, Cadalso defiende la libertad de expresión, o la de los hijos para casarse sin el consentimiento de los padres; critica a los políticos que abusan de su posición social y no se preocupan de las necesidades del pueblo. Contempla con irónico distanciamiento muchas de las innovaciones culturales de su época, al tiempo que critica la España tradicional.

 

6.3. Ignacio Luzán (Zaragoza, 1702-Madrid, 1754) y Juan Pablo Forner (Mérida, 1756-Madrid, 1797)

 

 

Luzán es recordado, sobre todo, como autor de la Poética más importante del siglo XVIII español. En ella establece las normas que deben cumplir las obras que deseen ajustarse a los nuevos ideales clasicistas. 

Forner sobresalió sobre todo por su vena satírica. Destaca su obra Exequias de la lengua castellana, donde repasa la historia de la literatura española y lamenta la situación de nuestra lengua en su tiempo. También escribió Oración apologética por la España y su mérito literario en que defiende la tesis de que España ha realizado importantísimas aportaciones a la cultura europea.


 

7. GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS (Gijón, 1744 - Puerto de Vega, Asturias, 1811)

 

7.1. Biografía

 

Jovellanos fue el décimo de los doce hijos de una familia noble asturiana. Estudió Leyes y ejerció como magistrado en Sevilla y en Madrid. En la capital y durante el reinado de Carlos III desarrolló una intensa actividad reformista, llegando a ser ministro. Ingresó en la Real Academia Española, en la de Bellas Artes de San Fernando y en la de la Historia, así como en la Sociedad de Amigos del País. Con la Revolución Francesa, al trono de Carlos IV, se produjo un freno en la renovación ilustrada, y Jovellanos fue desterrado a Gijón; allí fundó el Instituto Asturiano y puso en práctica sus ideas pedagógicas avanzadas. Sufrió un duro destierro en  el castillo de Bellver (Mallorca) de 1801 1 1807. Se negó a ser ministro bajo el reinado del francés José I (hermano de Napoleón). Representó a Asturias en la Junta Central, durante la resistencia a la ocupación gala.

 

7.2.  Obras

 

Jovellanos escribió muchas y densas obras bajo el prisma ilustrado y movido siempre por el amor a su patria. Las propuestas de Jovellanos para solucionar los serios problemas sociales de su época obedecen a un profundo y reflexivo análisis de la situación. Su producción se centra en la preocupación por los problemas de España. Las obras del autor que mejor reflejan sus pensamientos son las siguientes:

1) Informe sobre la Ley Agraria (1784-1787). Es un tratado de economía política en que analiza las causas del estancamiento de la agricultura y propone soluciones, a veces en contra de los nobles y la Iglesia. En él, Jovellanos pide la derogación de las leyes que impiden la creación de un marco de libertad para el desarrollo de la economía agraria. Señala como causas del atraso imperante en el campo la concentración de la propiedad en manos de la nobleza y de la Iglesia, la ausencia de los dueños de sus tierras, las malas comunicaciones y la presión fiscal. Es, pues, todo un programa de reforma agraria que influyó en los reformistas del S. XIX que la llevaron a cabo. Asimismo, rechaza la excesiva intromisión del Estado en los asuntos económicos, porque la ideología económica de Jovellanos es cercana a lo que luego se llamará liberalismo. Opina que es necesario enseñar bien al labrador todos los recursos y todos los nuevos adelantos para el trabajo en el campo.

2) Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas (1790). En esta obra señala el origen y la evolución de los espectáculos públicos en España y analiza la cuestión a la luz del bien público: el pueblo necesita diversiones, pero no hay que programárselas, porque sin libertad no puede haber diversión verdadera. Jovellanos pretende que los espectáculos sean un medio de educación popular, es decir que cumpla el cometido ilustrado de “enseñar deleitando”. Entre otros aspectos, rechaza la fiesta de los toros por cruel y poco popular. Pretende reformar el teatro dignificando el género y con medidas como la creación de una escuela de actores, la puesta en escena de obras didácticas y un ambiente teatral que eleve la cultura del público. Lo mejor para el pueblo son las fiestas familiares y vecinales, tales como romerías, paseos y meriendas en el campo. 

3) Elogio de Carlos III (1788) en realidad, es una alabanza de la política reformista y del rey, como su principal impulsor. Además, analiza las causas de la decadencia española (falta de educación práctica, leyes arbitrarias…) y enumera los principios ilustrados que rigen el reinado de Carlos III.

4) Memoria del castillo de Bellver (1805): no sólo refleja minuciosa y bellamente la arquitectura del edificio en el que estuvo confinado, en la isla de Mallorca, sino que elabora, con una prosa tersa y limpia, un relato de ficción sobre la vida medieval que se había desarrollado en la fortaleza mallorquina.

5) Cartas o epístolas dirigidas a sus amigos ilustrados y familiares. En ellas versa tanto sobre asuntos personales de la vida cotidiana como sobre temas serios (literatura, política, etc.). Aquí incluimos también sus Diarios (1790-1810); en ellos elude la confesión íntima y son un recordatorio de sus recuerdos, acontecimientos, etc..

6) Su Discurso de ingreso en la Academia de la Historia (1780). Versa sobre la necesidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y antigüedades. Es partidario de la evolución, no de la revolución, es decir, apoya las mejoras y las reformas progresivas, pero no los saltos en el vacío.  Muestra gran interés por los problemas lingüísticos, es decir, por la exactitud en el uso del lenguaje que se consigue con la lectura y el estudio de la Literatura, no simplemente estudiando Gramática.

7) Memoria sobre la educación o Tratado teórico-práctico de enseñanza  (1802). En esta obra deja claro su lema como ilustrado: felicidad y cultura para todos. Él defendía que la educación fuese pública y para todos. Piensa que debe existir un equilibrio entre las ciencias y las letras en los programas de estudio.

8) Aunque su producción literaria es muy escasa, además de sus ensayos, compuso algunos poemas y dos piezas teatrales (Pelayo (1769) y El delincuente honrado (1774).

 

7.3. Estilo

 

Su prosa se caracteriza por cierta elegante sencillez y una cuidadosa claridad, acordes con la intención expositivo-argumentativa de los textos. En ocasiones utilizó un lenguaje técnico, obligado por la materia que trataba. En textos como las cartas o las descripciones se observa cierta subjetividad que anticipa muchas veces el romanticismo: el paisaje, lo exterior, se muestra desde la perspectiva de la propia percepción del autor.

 

 

 

 

 

 

SELECCIÓN DE TEXTOS LITERARIOS



1)                 FÉLIX M. SAMANIEGO: FÁBULA DEL ASNO Y EL COCHINO (1781)



Envidiando la suerte del Cochino,

un Asno maldecía su destino.

«Yo, decía, trabajo y como paja;

él come harina, berza, y no trabaja:

a mí me dan de palos cada día;

a él le rascan y halagan a porfia.»

Así se lamentaba de su suerte;

pero luego que advierte

que a la pocilga alguna gente avanza

en guisa de matanza,

armada de cuchillo y de caldera,

y que con maña fiera

dan al gordo Cochino fin sangriento,

dijo entre sí el jumento:

“si en esto para el ocio y los regalos,

al trabajo me atengo y a los palos”.


 

2)            FRAY JERÓNIMO FEIJOO: TEATRO CRÍTICO UNIVERSAL

 

Estos discursos contra las mujeres son de hombres superficiales. Ven que por lo común no saben sino aquellos oficios caseros, a que están destinadas; y de aquí infieren (aun sin saber que lo infieren de aquí, pues no hacen sobre ello algún acto reflejo) que no son capaces de otra cosa. El más corto Lógico sabe, que de la carencia del acto a la carencia de la potencia no vale la ilación; y así, de que las mujeres no sepan más, no se infiere que no tengan talento para más.

Nadie sabe más que aquella facultad que estudia, sin que de aquí se pueda colegir, sino bárbaramente, que la habilidad no se extiende a más que la aplicación. Si todos los hombres se dedicasen a la Agricultura(…) de modo que no supiesen otra cosa, ¿sería esto fundamento para discurrir que no son los hombres hábiles para otra cosa? Entre los Drusos, Pueblos de la Palestina, son las mujeres las únicas depositarias de las letras, pues casi todas saben leer, y escribir; y en fin, lo poco, o mucho que hay de literatura en aquella gente, está archivado en los entendimientos de las mujeres, y oculto del todo a los hombres; los cuales sólo se dedican a la Agricultura, a la Guerra, y a la Negociación. Si en todo el mundo hubiera la misma costumbre, tendrían sin duda las mujeres a los hombres por inhábiles para las letras, como hoy juzgan los hombres ser inhábiles las mujeres. Y como aquel juicio sería sin duda errado, lo es del mismo modo el que ahora se hace, pues procede sobre el mismo fundamento.

 

3)            JOSÉ CADALSO: CARTAS MARRUECAS (CARTA LXIX, DE GAZEL A NUÑO)

 

Como los caminos son tan malos en la mayor parte de las provincias de tu país, no es de extrañar que se rompan con frecuencia los carruajes, se despeñen las mulas y los viajantes pierdan las jornadas. El coche que saqué de Madrid ha pasado varios trabajos; pero el de quebrarse uno de sus ejes, pudiendo serme muy sensible, no sólo no me causó desgracia alguna, sino que me procuró uno de los mayores gustos que pude haber en la vida, a saber: la satisfacción de tratar aunque no tanto tiempo como quisiera, con un hombre distinto de cuantos hasta ahora he visto y pienso ver (…).

Los labradores a quienes arrienda sus campos lo miran como a un ángel tutelar de sus casas. Jamás entra en ellas sino para llenarlas de beneficios, y los visita con frecuencia (…). La mitad de su caudal se emplea en colocar las hijas huérfanas de estos contornos con mozos honrados y pobres de las mismas aldeas. Ha fundado una escuela en un lugar inmediato, y suele por su misma mano distribuir un premio cada sábado al niño que ha empleado mejor la semana. De lejanos países ha hecho traer instrumentos de agricultura y libros de su uso que él mismo traduce de extrañas lenguas, repartiendo unos y otros de balde a los labradores. (…). En fin, en los pocos años que vive aquí, ha mudado este país de semblante. Su ejemplo, generosidad y discreción ha hecho de un terreno áspero e inculto una provincia deliciosa y feliz.

La educación de sus hijos ocupa mucha parte de su tiempo. Diez años tiene el uno y nueve el otro, los he visto nacer y criarse; cada vez que los oigo y veo, me encanta tanta virtud e ingenio en tan pocos años Estos sí que heredan de su padre un caudal superior a todos los bienes de fortuna. En éstos sí que se verifica ser la prole hermosa y virtuosa el primer premio de un matrimonio perfecto (…).

¿Qué te parece de la vida de este hombre? Es de las pocas que pueden ser apetecidas. Es la única que me parece envidiable.

                                                                              

4)            GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS: INFORME SOBRE LA LEY AGRARIA

 

Dígnese, pues, Vuestra Alteza de derogar de un golpe las bárbaras leyes que condenan a perpetua esterilidad tantas tierras comunes; las que exponen la propiedad particular al cebo de la codicia y de la ociosidad; las que, prefiriendo las ovejas a los hombres, han cuidado más de las lanas que los visten que de los granos que los alimentan; las que, estancando la propiedad privada en las eternas manos de pocos cuerpos y familias poderosas, encarecen la propiedad libre y sus productos y alejan de ella los capitales y la industria de la nación; las que obran el mismo efecto encadenando la libre contratación de los frutos, y las que, gravándolos directamente en su consumo, reúnen todos los grados de funesta influencia de todas las demás. Instruya Vuestra Alteza a la clase propietaria en aquellos útiles conocimientos sobre que se apoya la prosperidad de los Estados, y perfeccione en la clase laboriosa el instrumento de su instrucción para que pueda derivar alguna luz de las investigaciones de los sabios. Por último, luche Vuestra Alteza con la naturaleza, y si puede decirse así, oblíguela a ayudar a los esfuerzos del interés individual, ó por lo menos a no frustrarlos. Así es como Vuestra Alteza podrá coronar la grande empresa en que trabaja tanto tiempo ha; así es como corresponderá a la expectación pública y como llenará aquella íntima y preciosa confianza que la nación tiene y ha tenido siempre en su celo y sabiduría; y así es, en fin, como la Sociedad (…) podrá tener la gloria de cooperar con Vuestra Alteza al restablecimiento de la agricultura y a la prosperidad general del Estado y de sus miembros.

 

5)            JOVELLANOS: MEMORIA DE ESPECTÁCULOS

 

Así corrió la suerte de este espectáculo [de los toros], más o menos asistido o celebrado según su aparato, y también según el gusto y genio de las provincias que le adoptaron, sin que los mayores aplausos bastasen a librarle de alguna censura eclesiástica, y menos de aquella con que la razón y la humanidad se reunieron para condenarle. Pero el clamor de sus censores, lejos de templar, irritó la afición de sus apasionados, y parecía empeñarlos más y más en sostenerle, cuando el celo ilustrado del piadoso Carlos III lo proscribió generalmente, con tanto consuelo de los buenos espíritus como sentimiento de los que juzgan las cosas por meras apariencias.

Es por cierto muy digno de admiración que este punto se haya presentado a la discusión como un problema difícil de resolver. La lucha de toros no ha sido jamás una diversión, ni cotidiana, ni muy frecuentada, ni de todos los pueblos de España, ni (…) aplaudida.

Y sostener que en la proscripción de estas fiestas, que por otra parte puede producir grandes bienes políticos, hay el riesgo de que la nación sufra alguna pérdida real, ni en el orden moral ni en el civil, es ciertamente una ilusión, un delirio de la preocupación. Es, pues, claro que el Gobierno ha prohibido justamente este espectáculo y que cuando acabe de perfeccionar tan saludable designio, aboliendo las excepciones que aún se toleran, será muy acreedor a la estimación y a los elogios de los buenos y sensatos patricios.

 

6)            JOVELLANOS:  MEMORIA SOBRE LA EDUCACIÓN PÚBLICA (1802)

 

¿Es la instrucción pública el primer origen de la prosperidad social? Sin duda. Esta es una verdad no bien reconocida todavía, o por lo menos no bien apreciada; pero es una verdad. La razón y la experiencia hablan de su apoyo. Las fuente de la prosperidad social son muchas; pero todas nacen de un mismo origen, y este origen es la instrucción pública. Ella es la que las descubrió, y a ellas todas están subordinadas. La instrucción remueve los obstáculos que pueden obstruir o extraviar sus aguas. Ella es la matriz, el primer manantial que abastece estas fuentes. Abrir todos sus senos, aumentarle, conservarle, es el primer objeto de la solicitud de un buen gobierno, es el mejor camino para llegar a la prosperidad. Con la instrucción todo se mejora y florece; sin ella, todo decae y se arruina en un Estado.

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