Río Miño en Tui, Pontevedra (VIII-2020) © SVM |
TEMA 1: EL
ENSAYO EN EL SIGLO XVIII. JOVELLANOS
1. CONTEXTO
CULTURAL
Con el siglo
XVIII comienza la Edad Contemporánea. Europa revisa críticamente el orden
establecido con el deseo de conseguir un mundo más justo y feliz. Entra en
crisis el denominado Antiguo Régimen. Se afianza en toda Europa un movimiento
cultural denominado Ilustración, cuyas características son:
a) La razón es
la única fuente de conocimiento, en lugar de Dios, las costumbres o lo dicho
por los antiguos. Se rechaza el criterio de autoridad, se impulsan las ciencias
y el método experimental (Descartes, Newton). Por este motivo se denomina al
periodo Siglo de las Luces.
b) El
fundamento racional del saber favorecerá el avance técnico y científico
(Revolución industrial) y una concepción materialista y burguesa del mundo que
busca la utilidad. En literatura esto influye en el predominio de géneros
didácticos –ensayo, fábula- y la decadencia de los géneros de ficción.
c) Se impone
la tolerancia religiosa y una religión natural, basada en la bondad del ser
humano. Se extienden el deísmo (creencia en un ser superior, pero no en una
religión determinada) y el ateísmo.
d) El sistema
político es el Despotismo ilustrado. Se debe buscar el bien para los ciudadanos
(“todo para el pueblo, pero sin el pueblo”).
Se impulsan las instituciones culturales, como la Real Academia de la
Lengua (1714).
Francia es el
país que impulsa el pensamiento ilustrado. Allí se edita la Enciclopedia (es
una obra que pretendía recoger y divulgar todos los saberes de la época,
defendiendo la libertad y el uso de la razón). Posteriormente, se iniciará
(1789) la Revolución Francesa.
2. LA
LITERATURA ESPAÑOLA EN EL S. XVIII
El movimiento
que se identifica con el s. XVIII es el Neoclasicismo. A pesar de ello, durante
esta centuria se suceden varias tendencias artísticas y literarias:
a) El
postbarroquismo: los últimos coletazos del Barroco, reducido a un arte
puramente formal, extravagante y sin contenido, perdurarán hasta que a mediados
de siglo los sectores más cultos impongan los nuevos criterios neoclásicos.
b) El
Neoclasicismo: sigue los postulados de la Ilustración (independencia
intelectual, criticismo, finalidad práctica...). Es la corriente más importante
e influyente, por lo que se le prestará especial atención. Se vuelve al
clasicismo francés y a los modelos clásicos grecolatinos. El arte debe
someterse también a la razón y a las normas, de ahí que se destaque por:
- Búsqueda de
la verosimilitud. La obra literaria debe ser creíble y razonablemente realista.
- Estricta
distinción de géneros y unidad de estilo, evitando la mezcla de lo trágico y lo
cómico, el verso y la prosa, el tono elevado con el familiar...
- Imitación de
los modelos clásicos, vistos como modelos, pues ellos habían alcanzado la cima
de la perfección.
- Finalidad
moral y educativa. La obra no sólo debe entretener, sino también enseñar.
Todo ello
dificultará el desarrollo de una literatura imaginativa y la expresión de
sentimientos sinceros, dando lugar a una literatura formalmente correcta, pero
carente de emoción y espontaneidad. Por ello, la prosa divulgativa y el ensayo
serán los géneros preferidos.
c) El
Prerromanticismo: algunas ideas de la Enciclopedia (fraternidad,
humanitarismo...) y de Rousseau (el hombre como ser naturalmente bondadoso,
pero frecuentemente corrompido por la civilización y el progreso) alientan la
expresión sensible y melancólica de los sentimientos. Se revaloriza el
individualismo, la Naturaleza, el instinto y el sentimiento, y que anticipa el
Romanticismo del XIX.
3. LA POESÍA
NEOCLÁSICA
Se pueden
distinguir tres tendencias poéticas dentro del siglo XVIII:
a) Poesía
rococó: Sus temas preferidos son el amor y la belleza femenina, en ambiente
ligero y juguetón, de coquetería y fiesta, con tendencia a la frivolidad. La
naturaleza amable, sensual y placentera ejerce de marco poético. Juan Meléndez
Valdés es el poeta más representativo de esta corriente. La anacreóntica es la
expresión poética más utilizada: breves poemas heptasílabos con rima asonantada
que trata asuntos sensuales y amables.
b) Poesía
ilustrada: Suele ser una poesía de tema social e intención satírica (censura la
vida desordenada y la inmoralidad de ciertas conductas). Las fábulas de Esopo
fueron objeto de imitación pues servían para enseñar buenas costumbres y
transmitir sentimientos nobles. Los fabulistas más notables fueron el canario
Tomás de Iriarte y el riojano Félix M.ª Samaniego (Laguardia, Álava, 1745-1801)
(texto 1).
c) Poesía
prerromántica: En la parte final del siglo surgió una poesía emocional,
subjetiva y atenta a transmitir los sentimientos personales de los poetas,
preludio del Romanticismo. El mismo Jovellanos, Meléndez Valdés, etc.
4. EL TEATRO
NEOCLÁSICO
El teatro
neoclásico era entendido como un instrumento educativo: tanto de la moral como
de la estética. Son obras en prosa, que siguen las reglas de las tres unidades
(lugar, tiempo y acción), verosímiles y realistas. El dramaturgo más importante
es Leandro Fernández del Moratín (Madrid, 1760-París, 1828). En La comedia
nueva o El café critica el teatro exagerado, gesticulante y deformado del
posbarroquismo.
Su pieza más
célebre es El sí de las niñas; critica la educación servil que recibían las
mujeres de la época, junto con el abuso de autoridad de los padres. Doña Irene,
viuda algo pobreta, quiere casar a su bella hija doña Francisca con el viejo
don Diego, acaudalado; así, se acabarían sus problemas económicos. La hija,
recluida en un convento, sale para conocer a su pretendiente, pero conoce a don
Carlos, sobrino de su futuro marido; ambos se enamoran perdidamente. Enterado
don Diego, comprende la aberrante situación personal y arregla la situación de
modo natural, a pesar de la oposición de la madre de la chica: permite y
favorece el matrimonio de su sobrino con doña Francisca. La trama resulta
fluida y muy bien engarzada; los diálogos y los ambientes son realistas y
cotidianos.
5. LA PROSA
DIDÁCTICA Y EL ENSAYO
5.1. La
intención instructiva y propedéutica de los escritores neoclásicos
El carácter
pragmático y de intencionalidad educativa de la cultura neoclásica favorece el
predominio de autores que manifiestan su intención didáctica y de crítica
social. Entre los temas que trataron estos escritores ocupa un lugar preferente
la decadencia del país: analizaban sus causas y las posibles soluciones al
estado de postración en España. La educación fue otro tema importante porque se
creía que la educación constituía el instrumento para remediar los males de la
sociedad. Los ilustrados contribuyeron también a revalorizar la importancia de
la función social de la mujer reclamando para ella un papel más activo dentro
de la sociedad. Otros temas tratados fueron la necesidad de la dignificación
del trabajo, la religión, las costumbres...
5.2.
Caracterización del ensayo y su cultivo en el S. XVIII
En el siglo
XVIII, la prosa de ideas recurre a modalidades literarias muy diversas: algunas
ya cultivadas anteriormente como la carta, el diálogo o los discursos; otros
son nuevos como los informes, las memorias o las reflexiones. Todo este
conjunto de manifestaciones puede reunirse bajo la etiqueta de ensayo, género
que se caracteriza por expresar, con afán divulgador, una opinión personal
sobre algún tema de actualidad, a menudo escrito en primera persona, accesible
para la mayoría del público.
El ensayo se
identifica, pues, con un texto generalmente de corta extensión, de carácter
sugeridor e interpretativo, dirigido a lectores no especializados, que aborda,
con pretensiones de originalidad, desde un punto de vista personal y con
decidida voluntad de estilo, asuntos muy diversos (políticos, sociológicos,
históricos, morales, religiosos, estéticos...) para lo cual adopta una
estructura flexible.
Los aspectos
más relevantes del género ensayístico son los siguientes:
a) Tiene un
carácter didáctico y divulgativo y suele estar dirigido a un lector no
especializado. Busca la persuasión del lector. Por eso su desarrollo es libre.
El ensayo no presenta una ordenación rigurosa y el pensamiento puede fluir sin
un orden lineal, aunque el autor busca una organización interna que refuerce su
argumentación y potencie el estilo.
b) La
estructura es abierta, tanto en el plano formal como en el conceptual. Alternan
la estructura analítica (presentación de la tesis seguida de su argumentación),
sintética (exposición de casos concretos que llevan a una conclusión) y la
paralela (combinación de las dos anteriores). Con todo, un ensayo normal sigue
la estructura de: presentación de la tesis, argumentación y conclusión.
c) Presenta un
estilo cuidado, con intencionalidad estética. El ensayista cultiva una prosa
con características literarias (función estética del lenguaje). La exposición y
la argumentación son las formas de elocución que con mayor frecuencia se
utilizan.
6. PRINCIPALES
ENSAYISTAS DEL S. XVIII
6.1. Benito
Jerónimo Feijoo (Pereiro de Aguiar, Orense, 1676- Oviedo, 1764)
Feijoo fue un
teólogo y fraile benedictino que enseñó, entre otras instituciones, en la
universidad de Oviedo. Su labor fue eminentemente crítica. Luchó por la
modernización de la mentalidad española y quería acabar con los errores, las
supersticiones y los prejuicios del pueblo. La experiencia, la observación y la
crítica eran para él las bases del progreso humano. Estos ideales se aplican en
sus ensayos, dotados siempre de una estructura muy sencilla, para que puedan
ser entendidos por un público amplio. En el terreno de la ciencia, Feijoo
afirmaba que la física experimental constituía la única disciplina útil y
procuraba siempre comprobar sus teorías mediante la experimentación.
Sus dos obras
fundamentales fueron Teatro crítico universal (1726-1739 ) y Cartas Eruditas.
Ambas están compuestas por artículos que tocaban los temas más diversos:
medicina, ciencias naturales, geografía e historia, literatura, etc. Como la
mayoría de los intelectuales de su tiempo, condena rotundamente el estilo
demasiado adornado e ingenioso (como los juegos de palabras, característicos de
la prosa quevedesca) y defiende la naturalidad y la espontaneidad: el arte debe
ser sencillo y no forzado. En cualquier caso, su intención es más científica y
docente que estética.
6.2. José de
Cadalso (Cádiz, 1741-San Roque, Cádiz, 1782)
La vida de
José Cadalso está marcada por su condición de militar y por la amplia formación
humanística y cosmoplita que recibió durante su juventud. Por la publicación de
una obra satírica sufrió destierro temporal y murió a causa de heridas de
combate, en el asedio español a Gibraltar (que acabó, infructuosamente, en
1783).
Su primera
obra relevante son las Noches lúgubres; están protagonizadas por un sepulturero
y un joven que acude al cementerio para intentar suicidarse junto a la tumba de
su amada. La situación da pie a reflexiones sobre la naturaleza del hombre, la
razón y la sinrazón, la justicia o la licitud del suicidio. Por su tono
desesperado y algo morboso esta obra ha sido considerada una de las primeras
manifestaciones del espíritu romántico en la literatura española.
Pero la obra
principal de Cadalso son las Cartas marruecas; se recoge el intercambio
epistolar entre el joven moro Gazel, de visita en España, su maestro Ben Beley,
que se encuentra en Marruecos y el español Nuño Núñez. En sus cartas, estos
personajes discuten críticamente sobre las costumbres y las creencias de los
españoles. Presenta la realidad del país desde los ojos de un extranjero.
En las Cartas,
Cadalso defiende la libertad de expresión, o la de los hijos para casarse sin el
consentimiento de los padres; critica a los políticos que abusan de su posición
social y no se preocupan de las necesidades del pueblo. Contempla con irónico
distanciamiento muchas de las innovaciones culturales de su época, al tiempo
que critica la España tradicional.
6.3. Ignacio
Luzán (Zaragoza, 1702-Madrid, 1754) y Juan Pablo Forner (Mérida, 1756-Madrid,
1797)
Luzán es
recordado, sobre todo, como autor de la Poética más importante del siglo XVIII
español. En ella establece las normas que deben cumplir las obras que deseen
ajustarse a los nuevos ideales clasicistas.
Forner
sobresalió sobre todo por su vena satírica. Destaca su obra Exequias de la
lengua castellana, donde repasa la historia de la literatura española y lamenta
la situación de nuestra lengua en su tiempo. También escribió Oración
apologética por la España y su mérito literario en que defiende la tesis de que
España ha realizado importantísimas aportaciones a la cultura europea.
7. GASPAR
MELCHOR DE JOVELLANOS (Gijón, 1744 - Puerto de Vega, Asturias, 1811)
7.1. Biografía
Jovellanos fue
el décimo de los doce hijos de una familia noble asturiana. Estudió Leyes y
ejerció como magistrado en Sevilla y en Madrid. En la capital y durante el
reinado de Carlos III desarrolló una intensa actividad reformista, llegando a
ser ministro. Ingresó en la Real Academia Española, en la de Bellas Artes de
San Fernando y en la de la Historia, así como en la Sociedad de Amigos del
País. Con la Revolución Francesa, al trono de Carlos IV, se produjo un freno en
la renovación ilustrada, y Jovellanos fue desterrado a Gijón; allí fundó el
Instituto Asturiano y puso en práctica sus ideas pedagógicas avanzadas. Sufrió
un duro destierro en el castillo de
Bellver (Mallorca) de 1801 1 1807. Se negó a ser ministro bajo el reinado del
francés José I (hermano de Napoleón). Representó a Asturias en la Junta
Central, durante la resistencia a la ocupación gala.
7.2. Obras
Jovellanos
escribió muchas y densas obras bajo el prisma ilustrado y movido siempre por el
amor a su patria. Las propuestas de Jovellanos para solucionar los serios
problemas sociales de su época obedecen a un profundo y reflexivo análisis de
la situación. Su producción se centra en la preocupación por los problemas de
España. Las obras del autor que mejor reflejan sus pensamientos son las
siguientes:
1) Informe
sobre la Ley Agraria (1784-1787). Es un tratado de economía política en que
analiza las causas del estancamiento de la agricultura y propone soluciones, a
veces en contra de los nobles y la Iglesia. En él, Jovellanos pide la derogación
de las leyes que impiden la creación de un marco de libertad para el desarrollo
de la economía agraria. Señala como causas del atraso imperante en el campo la
concentración de la propiedad en manos de la nobleza y de la Iglesia, la
ausencia de los dueños de sus tierras, las malas comunicaciones y la presión
fiscal. Es, pues, todo un programa de reforma agraria que influyó en los
reformistas del S. XIX que la llevaron a cabo. Asimismo, rechaza la excesiva
intromisión del Estado en los asuntos económicos, porque la ideología económica
de Jovellanos es cercana a lo que luego se llamará liberalismo. Opina que es
necesario enseñar bien al labrador todos los recursos y todos los nuevos
adelantos para el trabajo en el campo.
2) Memoria
sobre espectáculos y diversiones públicas (1790). En esta obra señala el origen
y la evolución de los espectáculos públicos en España y analiza la cuestión a
la luz del bien público: el pueblo necesita diversiones, pero no hay que
programárselas, porque sin libertad no puede haber diversión verdadera.
Jovellanos pretende que los espectáculos sean un medio de educación popular, es
decir que cumpla el cometido ilustrado de “enseñar deleitando”. Entre otros
aspectos, rechaza la fiesta de los toros por cruel y poco popular. Pretende reformar
el teatro dignificando el género y con medidas como la creación de una escuela
de actores, la puesta en escena de obras didácticas y un ambiente teatral que
eleve la cultura del público. Lo mejor para el pueblo son las fiestas
familiares y vecinales, tales como romerías, paseos y meriendas en el
campo.
3) Elogio de
Carlos III (1788) en realidad, es una alabanza de la política reformista y del
rey, como su principal impulsor. Además, analiza las causas de la decadencia
española (falta de educación práctica, leyes arbitrarias…) y enumera los
principios ilustrados que rigen el reinado de Carlos III.
4) Memoria del
castillo de Bellver (1805): no sólo refleja minuciosa y bellamente la
arquitectura del edificio en el que estuvo confinado, en la isla de Mallorca,
sino que elabora, con una prosa tersa y limpia, un relato de ficción sobre la
vida medieval que se había desarrollado en la fortaleza mallorquina.
5) Cartas o
epístolas dirigidas a sus amigos ilustrados y familiares. En ellas versa tanto
sobre asuntos personales de la vida cotidiana como sobre temas serios
(literatura, política, etc.). Aquí incluimos también sus Diarios (1790-1810);
en ellos elude la confesión íntima y son un recordatorio de sus recuerdos,
acontecimientos, etc..
6) Su Discurso
de ingreso en la Academia de la Historia (1780). Versa sobre la necesidad de
unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y antigüedades. Es
partidario de la evolución, no de la revolución, es decir, apoya las mejoras y
las reformas progresivas, pero no los saltos en el vacío. Muestra gran interés por los problemas
lingüísticos, es decir, por la exactitud en el uso del lenguaje que se consigue
con la lectura y el estudio de la Literatura, no simplemente estudiando
Gramática.
7) Memoria
sobre la educación o Tratado teórico-práctico de enseñanza (1802). En esta obra deja claro su lema como
ilustrado: felicidad y cultura para todos. Él defendía que la educación fuese
pública y para todos. Piensa que debe existir un equilibrio entre las ciencias
y las letras en los programas de estudio.
8) Aunque su
producción literaria es muy escasa, además de sus ensayos, compuso algunos
poemas y dos piezas teatrales (Pelayo (1769) y El delincuente honrado (1774).
7.3. Estilo
Su prosa se
caracteriza por cierta elegante sencillez y una cuidadosa claridad, acordes con
la intención expositivo-argumentativa de los textos. En ocasiones utilizó un
lenguaje técnico, obligado por la materia que trataba. En textos como las
cartas o las descripciones se observa cierta subjetividad que anticipa muchas
veces el romanticismo: el paisaje, lo exterior, se muestra desde la perspectiva
de la propia percepción del autor.
SELECCIÓN DE
TEXTOS LITERARIOS
1)
FÉLIX
M. SAMANIEGO: FÁBULA DEL ASNO Y EL COCHINO (1781)
Envidiando la
suerte del Cochino,
un Asno
maldecía su destino.
«Yo, decía,
trabajo y como paja;
él come
harina, berza, y no trabaja:
a mí me dan de
palos cada día;
a él le rascan
y halagan a porfia.»
Así se
lamentaba de su suerte;
pero luego que
advierte
que a la
pocilga alguna gente avanza
en guisa de
matanza,
armada de
cuchillo y de caldera,
y que con maña
fiera
dan al gordo
Cochino fin sangriento,
dijo entre sí
el jumento:
“si en esto
para el ocio y los regalos,
al trabajo me
atengo y a los palos”.
2)
FRAY
JERÓNIMO FEIJOO: TEATRO CRÍTICO UNIVERSAL
Estos
discursos contra las mujeres son de hombres superficiales. Ven que por lo común
no saben sino aquellos oficios caseros, a que están destinadas; y de aquí
infieren (aun sin saber que lo infieren de aquí, pues no hacen sobre ello algún
acto reflejo) que no son capaces de otra cosa. El más corto Lógico sabe, que de
la carencia del acto a la carencia de la potencia no vale la ilación; y así, de
que las mujeres no sepan más, no se infiere que no tengan talento para más.
Nadie sabe más
que aquella facultad que estudia, sin que de aquí se pueda colegir, sino
bárbaramente, que la habilidad no se extiende a más que la aplicación. Si todos
los hombres se dedicasen a la Agricultura(…) de modo que no supiesen otra cosa,
¿sería esto fundamento para discurrir que no son los hombres hábiles para otra
cosa? Entre los Drusos, Pueblos de la Palestina, son las mujeres las únicas
depositarias de las letras, pues casi todas saben leer, y escribir; y en fin,
lo poco, o mucho que hay de literatura en aquella gente, está archivado en los
entendimientos de las mujeres, y oculto del todo a los hombres; los cuales sólo
se dedican a la Agricultura, a la Guerra, y a la Negociación. Si en todo el
mundo hubiera la misma costumbre, tendrían sin duda las mujeres a los hombres
por inhábiles para las letras, como hoy juzgan los hombres ser inhábiles las
mujeres. Y como aquel juicio sería sin duda errado, lo es del mismo modo el que
ahora se hace, pues procede sobre el mismo fundamento.
3)
JOSÉ
CADALSO: CARTAS MARRUECAS (CARTA LXIX, DE GAZEL A NUÑO)
Como los
caminos son tan malos en la mayor parte de las provincias de tu país, no es de
extrañar que se rompan con frecuencia los carruajes, se despeñen las mulas y
los viajantes pierdan las jornadas. El coche que saqué de Madrid ha pasado varios
trabajos; pero el de quebrarse uno de sus ejes, pudiendo serme muy sensible, no
sólo no me causó desgracia alguna, sino que me procuró uno de los mayores
gustos que pude haber en la vida, a saber: la satisfacción de tratar aunque no
tanto tiempo como quisiera, con un hombre distinto de cuantos hasta ahora he
visto y pienso ver (…).
Los labradores
a quienes arrienda sus campos lo miran como a un ángel tutelar de sus casas.
Jamás entra en ellas sino para llenarlas de beneficios, y los visita con
frecuencia (…). La mitad de su caudal se emplea en colocar las hijas huérfanas
de estos contornos con mozos honrados y pobres de las mismas aldeas. Ha fundado
una escuela en un lugar inmediato, y suele por su misma mano distribuir un
premio cada sábado al niño que ha empleado mejor la semana. De lejanos países
ha hecho traer instrumentos de agricultura y libros de su uso que él mismo
traduce de extrañas lenguas, repartiendo unos y otros de balde a los
labradores. (…). En fin, en los pocos años que vive aquí, ha mudado este país
de semblante. Su ejemplo, generosidad y discreción ha hecho de un terreno
áspero e inculto una provincia deliciosa y feliz.
La educación
de sus hijos ocupa mucha parte de su tiempo. Diez años tiene el uno y nueve el
otro, los he visto nacer y criarse; cada vez que los oigo y veo, me encanta
tanta virtud e ingenio en tan pocos años Estos sí que heredan de su padre un
caudal superior a todos los bienes de fortuna. En éstos sí que se verifica ser
la prole hermosa y virtuosa el primer premio de un matrimonio perfecto (…).
¿Qué te parece
de la vida de este hombre? Es de las pocas que pueden ser apetecidas. Es la
única que me parece envidiable.
4)
GASPAR
MELCHOR DE JOVELLANOS: INFORME SOBRE LA LEY AGRARIA
Dígnese, pues,
Vuestra Alteza de derogar de un golpe las bárbaras leyes que condenan a
perpetua esterilidad tantas tierras comunes; las que exponen la propiedad
particular al cebo de la codicia y de la ociosidad; las que, prefiriendo las
ovejas a los hombres, han cuidado más de las lanas que los visten que de los
granos que los alimentan; las que, estancando la propiedad privada en las
eternas manos de pocos cuerpos y familias poderosas, encarecen la propiedad
libre y sus productos y alejan de ella los capitales y la industria de la
nación; las que obran el mismo efecto encadenando la libre contratación de los
frutos, y las que, gravándolos directamente en su consumo, reúnen todos los
grados de funesta influencia de todas las demás. Instruya Vuestra Alteza a la
clase propietaria en aquellos útiles conocimientos sobre que se apoya la
prosperidad de los Estados, y perfeccione en la clase laboriosa el instrumento
de su instrucción para que pueda derivar alguna luz de las investigaciones de
los sabios. Por último, luche Vuestra Alteza con la naturaleza, y si puede
decirse así, oblíguela a ayudar a los esfuerzos del interés individual, ó por
lo menos a no frustrarlos. Así es como Vuestra Alteza podrá coronar la grande
empresa en que trabaja tanto tiempo ha; así es como corresponderá a la
expectación pública y como llenará aquella íntima y preciosa confianza que la
nación tiene y ha tenido siempre en su celo y sabiduría; y así es, en fin, como
la Sociedad (…) podrá tener la gloria de cooperar con Vuestra Alteza al
restablecimiento de la agricultura y a la prosperidad general del Estado y de
sus miembros.
5)
JOVELLANOS:
MEMORIA DE ESPECTÁCULOS
Así corrió la
suerte de este espectáculo [de los toros], más o menos asistido o celebrado
según su aparato, y también según el gusto y genio de las provincias que le
adoptaron, sin que los mayores aplausos bastasen a librarle de alguna censura
eclesiástica, y menos de aquella con que la razón y la humanidad se reunieron
para condenarle. Pero el clamor de sus censores, lejos de templar, irritó la
afición de sus apasionados, y parecía empeñarlos más y más en sostenerle,
cuando el celo ilustrado del piadoso Carlos III lo proscribió generalmente, con
tanto consuelo de los buenos espíritus como sentimiento de los que juzgan las
cosas por meras apariencias.
Es por cierto
muy digno de admiración que este punto se haya presentado a la discusión como
un problema difícil de resolver. La lucha de toros no ha sido jamás una
diversión, ni cotidiana, ni muy frecuentada, ni de todos los pueblos de España,
ni (…) aplaudida.
Y sostener que
en la proscripción de estas fiestas, que por otra parte puede producir grandes
bienes políticos, hay el riesgo de que la nación sufra alguna pérdida real, ni
en el orden moral ni en el civil, es ciertamente una ilusión, un delirio de la
preocupación. Es, pues, claro que el Gobierno ha prohibido justamente este
espectáculo y que cuando acabe de perfeccionar tan saludable designio,
aboliendo las excepciones que aún se toleran, será muy acreedor a la estimación
y a los elogios de los buenos y sensatos patricios.
6)
JOVELLANOS: MEMORIA SOBRE LA EDUCACIÓN PÚBLICA (1802)
¿Es la
instrucción pública el primer origen de la prosperidad social? Sin duda. Esta
es una verdad no bien reconocida todavía, o por lo menos no bien apreciada;
pero es una verdad. La razón y la experiencia hablan de su apoyo. Las fuente de
la prosperidad social son muchas; pero todas nacen de un mismo origen, y este
origen es la instrucción pública. Ella es la que las descubrió, y a ellas todas
están subordinadas. La instrucción remueve los obstáculos que pueden obstruir o
extraviar sus aguas. Ella es la matriz, el primer manantial que abastece estas
fuentes. Abrir todos sus senos, aumentarle, conservarle, es el primer objeto de
la solicitud de un buen gobierno, es el mejor camino para llegar a la prosperidad.
Con la instrucción todo se mejora y florece; sin ella, todo decae y se arruina
en un Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario