31/10/2020

Jaime Gil de Biedma: "No volveré a ser joven"; análisis y propuesta didáctica

 

Monte San Isidro, León (X-2020) © SVM


JAIME GIL DE BIEDMA – “No volveré a ser joven"


No volveré a ser joven


Que la vida iba en serio                                1

uno lo empieza a comprender más tarde

-como todos los jóvenes, yo vine

a llevarme la vida por delante.


Dejar huella quería                                      5  

y marcharme entre aplausos

-envejecer, morir, eran tan solo

las dimensiones del teatro.

 

Pero ha pasado el tiempo

y la verdad desagradable asoma:                 10

envejecer, morir,

es el único argumento de la obra.

 

                                    Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos, 1968)

  1. ANÁLISIS
  2. Resumen

Jaime Gil de Biedma y Alba (Barcelona, 1929 - 1990) es uno de los más importantes poetas de la Generación del 50. Su poesía alcanza inusitadas cotas de transparencia expresiva, de fuerza conmovedora y de belleza verbal. Su escasa producción es producto de una tremenda autoexigencia y rigor creativo. Influido por la poesía inglesa de la primera mitad del siglo XX, imprimió a sus textos una coloquialidad que apela al lector y un cierto aire dialogante y conversacional que aporta frescura y profundidad a partes iguales.

El poema “No volveré a ser joven” presenta una reflexión melancólica sobre la existencia del yo poético. En la primera estrofa presenta dos perspectivas, desde la adultez, en los dos primeros versos; y los de la juventud, en los dos últimos versos. Admite y advierte que la vida es algo más que un juego y que los ímpetus de juventud suelen acabar en un fracaso más o menos discreto. La segunda estrofa recuerda los sueños de juventud sobre el triunfo y el éxito duradero. En esos ensueños de gloria, el envejecimiento y la muerte era algo accesorio, irrelevante, como las “dimensiones del teatro” donde se representa una obra. La tercera estrofa advierte que el tiempo del yo poético ha pasado y se vislumbra la “verdad desagradable”, que no es otra que la llegada de la vejez y la muerte son inevitables y el punto esencial de la vida, es decir, “el único argumento de la obra”.

Como se puede apreciar, el poeta identifica su vida con una obra teatral y su estreno exitoso. Sin embargo, desde la perspectiva de la vejez, comprende que todo fue un espejismo. Solo queda el paso del tiempo y la muerte como realidad inexcusable.

2. Tema

El tema de este poema se puede enunciar así: reflexión introspectiva, melancólica y desengaña sobre la existencia humana, determinada por el paso del tiempo y la certeza de la muerte. El título del poema, “No volveré a ser joven”, indica a las claras el tema: lamento por la juventud perdida y acercamiento inevitable de la muerte.

3. Apartados temáticos

Las tres estrofas delimitan los apartados temáticos de esta composición:

-En la primera estrofa establece un axioma general, de procedencia popular: “la vida va en serio”. Pero eso no lo comprendemos cuando somos jóvenes, producto del frenesí y la falta de reflexión en esa edad, momento en que se está dispuesto a “llevar la vida por delante”.

-La segunda estrofa presenta, como en la primera, un resumen de los ideales juveniles: triunfar, “dejar huella”. En ese momento, la vejez y la muerte solo son elementos accesorios al éxito vital.

-La tercera y última estrofa imprime un sesgo hacia el presente; ha pasado el tiempo y, ya en la vejez se aprecia la auténtica “verdad”: el envejecimiento y la muerte es la esencia de la vida, “el argumento de la obra”.

4. Aspectos métricos y de rima

Estamos ante un poema compuesto por tres estrofas de cuatro versos cada una. Los versos son heptasílabos (7) o endecasílabos (11), excepto el verso 9, que es eneasílabo. En cada estrofa, los versos pares riman entre sí en asonante, quedando lo impares libres. Estamos, pues, ante una rima romanceada, y el poema entero se mueve entre el romance y el verso libre.

5. Recursos estilísticos

El poema entero pivota sobre una metáfora central: la vida del yo poético es como una obra teatral de la que se espera un gran triunfo, pero todo queda en un discreto pasar que lo aproxima a la vejez y a la muerte. El lenguaje coloquial, pero muy estilizado, de la primera estrofa, adquiere un aire de confesión del yo poético a sus lectores: la vida “va en serio”, a pesar de que vino a “llevarme la vida por delante”. El deseo de triunfo eclipsa a todo lo demás; el apetito de gloria y el optimismo desbordante oscurece todo lo demás. El elemento perturbador en ese pensamiento es que todo eso no es verdad, aunque se comprende en la adultez. La construcción sintáctica es muy reveladora: los dos primeros versos enuncian el pensamiento general y los dos siguientes funcionan como una interpolación explicativa que justifica la afirmación anterior.

La segunda estrofa continúa con el relato de la confesión iniciada previamente. De nuevo incide en el deseo de éxito duradero, expresado a través de la metáfora “dejar huella”, de indudable sabor popular. “Marcharse entre aplausos” es una metáfora de doble significación, pues se refiere al triunfo existencial y al mundo del teatro, en su primera referencia. La interpolación de los dos últimos versos de la estrofa (en riguroso paralelismo constructivo con la primera) expresa con dos infinitivos muy contundentes el meollo de la vida humana: “envejecer, morir” (v. 7). Estas dos acciones, más padecidas que realizadas, eran el “las dimensiones del teatro”. Esta hermosa metáfora expresa la inconsciencia juvenil, que no se interesa por lo que pasará en un futuro más o menos lejano.

La última estrofa posee una estructura conclusiva inapelable. El primer verbo, “ha pasado” (v. 9), nos introduce en el presente; el pretérito perfecto compuesto advierte que “ha pasado el tiempo”; el tiempo de la juventud quedó atrás. En el verso 10, una oración en presente nos permite comprender que el yo poético reflexiona desde el momento de la escritura: “la verdad desagradable asoma”. Jugando con la anticipatio, y es la tercera vez que lo hace (en cada estrofa aparece una anticipación de lo que luego se explicita en la interpolación), el yo poético nos prepara para conocer y tragar la verdad definitiva: “envejecer, morir / es el único argumento de la obra” (vv. 11-12). La repetición retórica de los dos infinitivos, en el mismo verso (tercero de cada estrofa), formando un paralelismo anafórico de mucha eficacia poética, recalcan la esencial significación del argumento de la obra: envejecer, morir. El asíndeton sirve para adensar la significación. La metáfora final, suspendida hasta este momento de la lectura, adquiere un pleno sentido en la mente lectora: la vida se equipara a una obra teatral y su representación; el argumento de la misma se resume en esas dos acciones, más sobrevenidas que vividas: la llegada de la senectud y la muerte. Esa es la “verdad desagradable”, y no hay más. Se despoja de todo dramatismo al asunto mismo del poema con el adjetivo “desagradable” y se desliza la conveniencia de aceptarlo con discreción resignada.

Podemos ver que el poema está sometido a una altísima elaboración poética en el que destacaríamos la metáfora central, repetida o anticipada en varias ocasiones (a modo de alegoría), el coloquialismo confesional y la gravedad de pensamiento teñida de suavidad expresiva.

6. Contextualización

Jaime Gil de Biedma y Alba (Barcelona, 1929 - 1990) es uno de los más significativos poetas de la Generación del 50. Con una producción poética escasa, nos dejó intensos y hermosísimos poemas. Junto con los compañeros de su generación o grupo literario, imprimieron un giro a la poesía española de los años sesenta, dotándola de nueva frescura y hondura. Podemos resumir brevemente las características literarias del grupo:

-Atmósfera coloquial y antirretórica: frente a la poesía anterior, clasicizante y esperable, los nuevos poetas acercan la poesía a la vida y a la experiencia del poeta.

-Tono confesional: el poema es el molde donde el yo poético vierte deseos, temores, anhelos y miedos que flotan en el ambiente de la sociedad española de la época, recordemos que bajo la égida franquista.

-Aire coloquial y de compañerismo: el poeta compone textos que, de algún modo, imitan una plática entre amigos en un ámbito distendido.

-Valor de la amistad y del compañerismo: a tono con lo anterior, el poeta exalta la alegría de la comunicación entre iguales, pues todos van en el mismo barco.

-Reivindicación de la vida cotidiana, de la realidad concreta diaria y de la experiencia de la persona como fuente de conocimiento y de la composición poética.

La poesía de Gil de Biedma se adensa en tres títulos muy importantes en la literatura española de los sesenta: Compañeros de viaje (1959),  Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968). Como podemos ver fijándonos en el último título, Gil de Biedma compuso su obra como pensando en una publicación post mortem. Por otro lado, fuera de alguna excepción que aquí no nos interesa, abandonó la escritura y publicación de sus obras veintidós años antes de su muerte. He aquí un buen misterio literario: el poeta no quiso, no pudo, o ambas cosas a la vez, indagar en otros caminos poéticos que acaso solo fueran repetición de lo ya escrito.  En estas tres obras se adensa toda una trayectoria vital y poética de uno de los más grandes e intensos poetas del siglo XX español.

7. Interpretación y valoración

Gil de Biedma es uno de los más sobresalientes poetas españoles de posguerra. Su poesía nos ofrece una sorprendente originalidad, tanto temática como compositiva. El choque entre un coloquialismo quintaesenciado y un trabajo verbal muy intenso provoca sorprendentes sentidos y dejan una agradable sensación de lectura. Para reflexionar sobre asuntos muy serios y graves, como es el paso del tiempo, la llegada de la vejez y el fin de la vida, el poeta le imprime un aire coloquial y confesional, como de una experiencia personal sencilla y cotidiana. Este choque es enriquecedor y hermoso. Aporta al poema autenticidad y originalidad.

Frente a los caminos trillados del retoricismo clasicista anterior, Gil de Biedma nos aporta frescura, espontaneidad y confidencialidad con el lector. Pero no nos engañemos: todo ello como producto de un intenso trabajo de lima y depuración poética.


2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).

2) Señala su tema principal y los secundarios.

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario?

6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas al dolor y la angustia, y cómo impactan en el poeta.

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado.

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Dónde y en qué momento de su vida se halla el poeta en su poema?

2) ¿Está satisfecho con su vida el poeta, a juzgar por sus palabras?

3) ¿Qué importancia poética posee la obra teatral y el teatro en el poema?

4) ¿Cómo se aprecia en el texto el tópico de tempus fugit?

5) Fijándonos en los tiempos verbales, ¿qué deducimos de la vida y pensamientos del yo poético?

6) ¿Es importante la subjetividad del poeta en el conjunto de la significación del poema?

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un poema o texto en prosa que exprese la preocupación por el paso del tiempo, el fin de las ilusiones juveniles y la presencia de la muerte en la vida de las personas.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y el poeta Gil de Biedma.

3) Realiza una exposición sobre Gil de Biedma, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.

4) Aporta o crea imágenes de paisajes, teatrales o no, que sirvan de metáfora del paso del tiempo, siguiendo el ejemplo de Gil de Biedma.

 

 

 

 

 


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