Nigrán, Pontevedra (VIII-2020) © SVM |
ANTONIO MACHADO: “RECUERDO INFANTIL”
(1) Una tarde parda y fría 1
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
(2) Es la clase. En un cartel 5
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
(3) Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
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mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
(4) Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
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mil veces mil, un millón».
(5) Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales. 20
Antonio Machado: “Recuerdo
infantil”, en Soledades, galerías y otros
poemas (1907); ya se había incluido en Soledades,
libro inicial de la poesía machadiana, publicado en 1903.
- ANÁLISIS
1. Resumen
Antonio Machado Ruiz (Sevilla,
1875 – Colliure, Francia, 1939) es uno de los más altos y profundos poetas en
lengua española. Aborda en su poesía, casi siempre teñida de gravedad y
melancolía, temas transcendentes como el hombre y su destino, el mundo de los
sueños y la dicotomía entre las ilusiones y las frustraciones, tanto de orden
individual como colectivo. En cuanto a la forma, Machado mantiene una
preferencia por la sencillez elaborada, la musicalidad de la poesía popular y
folclórica, la transparencia significativa y la eficacia comunicativa.
El poema que ahora abordamos
procede de su primer poemario, Soledades (1903).
Estamos en la fase modernista, muy teñida de simbolismo, de nuestro poeta, que
cuenta con 28 años cuando sale a la luz este libro. Estamos en una fase de
aprendizaje, de tanteos y de exploraciones. El título del texto, “Recuerdo
infantil”, nos advierte ya que el tono de evocación simbólica será el
predominante en todo él. Cierta melancolía, añoranza por la infancia perdida y
una cierta amargura por los momentos menos felices de sus años infantiles.
El poema está compuesto como
escenas de “travelling” de una película. Primero, un marco temporal: una tarde;
luego, dos sensaciones, una cromática y otra táctil: una tarde “parda y fría”.
A continuación se presentan los actores: los estudiantes, en un momento de
estudio. Se cierra la primera estrofa con una sensación, la de los estudiantes,
donde seguramente se incluye el yo poético: “monotonía lluvia tras los
cristales”. La sensación de aburrimiento de los niños predomina en la escena,
dominada por el frío y la penumbra.
La segunda estrofa presenta el
escenario: “es la clase” (v. 5). La vista del yo poético que observa, o de la
cámara que recorre el escenario, se desplaza hacia una pared y describe un
cartel con una escena bíblica truculenta: Caín acaba de matar a Abel, al lado
de un charco de sangre, y huye. La pelea y muerte entre hermanos aportan ahora
un toque trágico a la escena.
La tercera estrofa focaliza a
la única persona que se mueve: el maestro. Nos lo presenta con rasgos lúgubres:
anciano alto y delgado, desaliñado, con voz cavernosa y gritona, con un libro
en la mano, que no se sabe si es fuente de conocimiento o arma arrojadiza. Este
personaje está visto desde los ojos de los niños, o del yo poético niño, más
exactamente. Aparece distante, tenebroso y macabro. Como si hubiera saltado del
cartel a la clase. Los aspectos físicos presentan una prosopografía vivaz e
intensa.
La cuarta estrofa focaliza a
los niños. Una sensación auditiva domina la escena: los niños cantan a coro la
cartilla, la tabla de multiplicar. Repiten como autómatas, atentos a no perder
el ritmo. ¿Entienden lo que dicen? No lo sabemos, probablemente no, pero eso no
parece importar a nadie en ese momento.
La última estrofa
prácticamente repite la primera. La cámara se aleja y nos deja ver en la
lejanía el plano general que nos había presentado al principio. La estructura
circular del poema cierra así el círculo de significación: repetición de una
lección apenas comprendida, entre la monotonía, seguramente el miedo y la rutina
de los niños.
2. 2. Tema
El poema es una evocación del
paso por la escuela del sujeto lírico, cuando era niño. Recuerdos tristes y
melancólicos de una educación memorística y coral.
3. 3. Apartados temáticos
El poema presenta una
estructura circular cerrada: comienza y acaba igual, recreando la clase física:
fría, inhóspita, triste y desangelada. En el centro, aparecen tres estrofas,
una dedicada a la descripción del decorado siniestro (estrofa 2), otra al
maestro pobremente vestido, con aire de cansancio y severidad (estrofa 3), y
otra al coro infantil recitando la lección de matemáticas (estrofa 4).
4. 4. Métrica, rima y estrofa
El poeta sevillano ha elegido
la cuarteta como forma estrófica (8a, 8b, 8a, 8b), bastante sencilla y común en
la poesía española clásica y popular. Se trata de cuatro versos octosílabos con
rima consonante según la estructura del esquema previo.
5. 5. Comentario estilístico
La estructura circular del
poema también llama la atención: la primera y la última estrofa son
prácticamente iguales (sólo cambia la preposición “tras” del verso 4 por “en”
el verso 20). Este tono redundante expresa muy bien la monotonía repetitiva de
los días de escuela, en un ambiente bastante gris y plano. La evocación expresa
tristeza y esconde una crítica a una educación memorística y colectiva, sin
análisis ni personas.
El poema está dominado por los
elementos metonímicos: son partes por el todo (la tarde, la lluvia, la falta de
luz, el cartel, el maestro enjuto, la repetición coral, etc.) que nos
transmiten un mensaje desolador: los niños memorizan mecánicamente algo que no
probablemente entienden, pero el temor al castigo les hace repetir la
cantinela. También son importantes los elementos sinestésicos, aplicados a la
tarde, a la lluvia, al maestro y al cartel siniestro. Estos mismos elementos
pueden ser vistos como símbolos de un estado del alma del yo poético, tanto de
niño como de adulto, en el momento de la escritura: tristeza, abatimiento, como
desesperanza ante el pasado y el presente.
El poema es muy elíptico. Del
conjunto del escenario se han seleccionado cinco elementos (el marco
crono-espacial, el maestro, los niños, la repetición y la monotonía lluviosa)
que sirven perfectamente para componer un cuadro rico, lleno de matices. Es
como si estuviéramos viendo la escuela ante nosotros, como si el yo poético nos
permitiera recorrer la clase en su propia mirada.
6. 6. Contextualización
Antonio Machado Ruiz (Sevilla, 1875 - Colliure, Francia, 1939)
es uno de los más profundos y sublimes poetas en lengua española. Se casó con
Leonor Izquierdo en 1909, profundamente enamorados a pesar de los casi veinte
años de diferencia entre los cónyuges. Sin embargo, el fallecimiento fulminante
de Leonor, por tuberculosis, en 1912, truncó esa felicidad. Machado cayó en una
duradera y honda etapa de dolor y melancolía. Su muerte en el exilio por la
Guerra Civil puso fin a una vida realmente sobrecogedora, llena de
tribulaciones y desgracias, que Machado supo encajar con paciencia y
sabiduría.
Su poesía, delicada, grave, armónica y dotada de una hermosura
sobrecogedora, figura entre los frutos más granados de la poesía española.
Citaremos, de entre sus obras, su primer libro de poesía, Soledades
(1903), el bellísimo y profundo Campos de Castilla (1912); es, en
nuestra opinión, uno de los libros más hermosos de creación poética en
cualquier lengua, momento y lugar. Las siguientes composiciones poéticas se
fueron sumando a las distintas ediciones de Poesías completas (1928, la
primera edición). Machado también escribió teatro poético al alimón con su
hermano Manuel (por ejemplo, la primera pieza compuesta: Desdichas de la
fortuna, o Julianillo Valcárcel, 1926). En los últimos años de su vida,
Machado se entregó a la prosa poética, filosófica y reflexiva, utilizando dos
heterónimos, Abel Martín y Juan de Mairena. Los dos títulos más importantes son
Juan de Mairena (1936) y el póstumo Los complementarios
(1957).
7. 7. Interpretación y valoración
La interpretación sociológica
de este poema es inevitable y enriquece poderosamente su significación: un hato
de niños dirigidos por un maestro pobreto y hambriento en un ambiente lúgubre y
luctuoso nos presentan la escuela española de hacia 1880. Tristeza,
memorización sin comprensión, repetición mecanizada y miedo, mucho miedo a
meter la pata y recibir un castigo.
Afortunadamente, la educación
española ha cambiado sustancialmente y para bien. Por lo demás, el poema es un
pequeño prodigio literario: en apenas veinte versos octosílabos se presenta una
penosa situación educativa y se incita al lector a una reflexión profunda sobre
ese asunto, apremiándolo a una respuesta, bien emocional, bien intelectiva.
- PROPUESTA
DIDÁCTICA
2.1. Comprensión lectora
1) Resume el poema, anota su
tema y sus apartados temáticos.
2) ¿Quiénes son los
protagonistas de la escena?
3) Realiza un estudio de la
métrica y la rima del poema y establece la estrofa utilizada.
4) Localiza media docena de
recursos estilíticos y explica cómo crean significado y belleza.
2.2. Interpretación y pensamiento analítico
1) ¿Crees que el poema refleja
la experiencia del poeta siendo niño? Aporta razones.
2) ¿Podemos decir que los
niños muestran miedo? Aporta razones.
3) El retrato que se presenta
del maestro es muy vivaz: destacas los aspectos físicos y los psicológicos.
2.3. Fomento de la creatividad
1) Trasforma el texto en un
relato en prosa, acompañado de alguna anécdota, en el que aprecie la atmósfera
opresiva del original. Puedes continuar la historia según te parezca oportuno.
2) Escribe una breve pieza
literaria sobre tu experiencia escolar, inspirándote más o menos en el poema de
Machado.
3) Realiza una presentación
ante la clase o la comunidad educativa, ayudándote de medios TIC, sobre la vida
y la obra de Antonio Machado.
4) Intenta pasar el escenario
de la clase a una escena plástica, de dibujo o pintura, en la que se capten
detalles sugestivos e interesantes.
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